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2.1 Introducción
Los modelos sistémicos comparten una teoría común, pero en cuanto a sus formas de intervenir y
pensar los problemas de la clínica difieren significativamente. El concepto básico que comparten los
distintos enfoques es la noción de “sistema”, esto pone el énfasis en las propiedades del todo o en las
propiedades “metasumativas” que resultan de la interacción de los distintos elementos del sistema.
La principal característica de los modelos sistémicos es que centran sus objetivos terapéuticos
específicamente en la modificación de patrones de interacción interpersonal.
La teoría general de los sistemas constituye un enfoque interdisciplinario y por lo tanto resulta aplicable
a cualquier sistema tanto natural como artificial. El objetivo principal de esta teoría es descubrir las
similitudes o isomorfismos en las construcciones teóricas de las diferentes disciplinas.
El concepto de sistema
“Un sistema es un conjunto de objetos y relaciones entre los objetos y entre sus atributos, entendiendo
que los objetos son componentes o partes del sistema; los atributos, las propiedades de los objetos y
las relaciones, son las instancias que mantienen unido al sistema” (Watzlawick)
Además del concepto de relación, Von Bertalanffy introdujo el concepto de interacción, al definir al
sistema como un conjunto de elementos que interactúan entre sí, presuponiendo la existencia de una
interdependencia entre las partes y la posibilidad de un cambio que puede ser logrado a través de la
reversibilidad de la relación.
Subsistema y supersistema
Cada una de las partes que comprende un sistema puede ser considerado un subsistema, es decir un
conjunto de partes e interrelaciones que se encuentran estructural y funcionalmente dentro de un
sistema (Ejemplo: sistema hombre, posee subsistemas como el sistema nervioso, circulatorio,
hormonal, etc). Varios sistemas pueden constituir un sistema más amplio, eso es un supersistema.
Sinergia
Un objeto posee sinergia cuando el examen de una o alguna de sus partes en forma aislada no puede
explicar o predecir la conducta del todo.
Recursividad
Lo esencial de la recursividad es que cada uno de estos objetos, más allá de su tamaño, tiene
propiedades que lo convierten en una totalidad, es decir, que lo constituyen en elemento
independiente.
La complejidad de los sistemas puede definirse, por un lado, en relación, con las interacciones entre
componentes y subsistemas del sistema, y por otro lado, con la variedad presente en cada uno de los
subsistemas. Entendemos por variedad al número de estados posibles que puede alcanzar un sistema
o un componente. Un sistema tiende a ser más complejo cuando tanto las interacciones como la
variedad aumentan. En la medida en que desintegramos, vamos pasando de una complejidad mayor
a una menor. A medida que integramos subsistemas en sistemas mayores, vamos ganando una mayor
comprensión del todo.
Niveles de complejidad
● Primer nivel: Formado por las estructuras estáticas, “marco de referencia”. Se trata del nivel de
los datos básicos o los componentes elementales, como la topografía para un sistema
geográfico o la anatomía del universo.
● Segundo nivel: Sistemas dinámicos simples que suponen movimientos predeterminados. Por
ejemplo el sistema solar.
● Tercer nivel: Aquí ubicamos a los mecanismos de control o los modelos cibernéticos. Difieren
de los sistemas con equilibrios estables por el hecho de que la transmisión e interpretación de
la información constituye una parte esencial de los mismos. La posición de equilibrio no se
encuentra simplemente determinada, sino que éste se moverá para mantenerse dentro de un
estado de equilibrio dado. Es el mecanismo de tipo “termostato”.
● Cuarto nivel: Sistemas abiertos. Intercambian información con el medio u otros sistemas.
● Quinto nivel: Denominado “genético-social”. Fenómeno de equifinalidad, es decir los sistemas
llegan a un mismo objetivo, aunque difieran sus estados iniciales y sus procesos. Ejemplo:
células.
● Sexto nivel: Se caracteriza por un aumento en la movilidad, por la conducta teleológica, y la
aparición de cierto grado de conciencia. Es el nivel de los animales. Encontramos aquí órganos
especializados para la recepción de información específica.
● Séptimo nivel: Propiamente humano. Hay una conciencia distinta a la animal, capacidad de
reflexión y utilizar imágenes y recuerdos. Hay lenguaje complejo, pueden establecerse
relaciones de tiempo, imaginar y proyectarse.
● Octavo nivel: Organizaciones sociales. Un conjunto de roles interconectados por canales de
comunicación.
● Noveno nivel: Sistemas trascendentales. Pueden incluir la noción de Dios, la naturaleza o las
preguntas filosófico-existenciales.
Algunos autores agregan un décimo nivel, que establece la interrelación de los nueve niveles descritos.
Se lo denomina “ecológico” y abarcaría todo lo que “es” y sus relaciones.
No existe un sistema completamente cerrado, ya que siempre existe algún tipo de intercambio. Serían
en general sistemas abiertos todos los sistemas vivos, mientras que los sistemas cerrados son
máquinas, elementos que no contienen materias vivas, etc.
● Totalidad: Las partes se encuentran en una relación tal que la modificación de un elemento o
alguna relación dentro del sistema provoca la modificación de todo el sistema.
● Retroalimentación o feedback: Base de la circularidad, característica propia de los procesos
interactivos de los sistemas abiertos. Hay dos tipos de retroalimentación, una positiva y otra
negativa, en función de los efectos. Se considera “retroalimentación negativa” a aquella que
rechaza el cambio, o sea que mantiene la estabilidad (homeostasis) del sistema. Se considera
“retroalimentación positiva” a aquella que provoca una pérdida de la estabilidad en el sistema,
por lo cual acepta el cambio. Es importante aclarar que lo de “positivo” y “negativo” no hace
referencia a si es beneficioso o no, sino a si acepta o rechaza el cambio. Si la autorregulación
del sistema falla, encontramos dos consecuencias: Que los procesos transformativos lleven a
la disolución del sistema o que se produzca un endurecimiento del sistema (rigidez).
● Equifinalidad: Hace referencia a los procesos y a cómo éstos fueron llevados a cabo. Los
mismos resultados pueden tener orígenes distintos, contrariamente a lo que ocurre en los
sistemas cerrados.
Elementos de un sistema
Dentro de los sistemas abiertos podemos identificar: Una corriente de entrada, un proceso de
conversión, una corriente de salida, y como elemento de control, la comunicación de retorno o
retroalimentación.
● Corriente de entrada: Los recursos que el medio importa para su funcionamiento o para
mantenerse vivo. (ejemplo: el hombre necesita agua, aire, luz, alimento, etc. de su medio)
● Procesos de conversión: Existe alguna función hacia la cual los sistemas abiertos tienden. La
energía que importan sirve para alcanzar los objetivos para los cuales fueron diseñados.
● Corriente de salida: Equivale a la “exportación” que el sistema hace al medio de su “producción”.
Generalmente no existe una sino varias corrientes de salida.
● La comunicación de retroalimentación: Todo sistema tiene algún propósito y la conducta que
desarrolla, una vez que posee la energía suficiente prevista por su corriente de entrada, tiende
a alcanzar ese propósito y objetivo. La comunicación de retorno es la que le permite al sistema
darse cuenta de si logró o no los objetivos o fines propuestos.
● Subsistemas de control: Los sistemas vivos en general poseen una característica que los lleva
no sólo a permanecer o sobrevivir, sino a crecer y expandirse. Esto es lo que se llama “principio
de organización”. Para poder llevar a cabo esta función, es indispensable que se desarrolle una
capacidad de adaptación al medio o entorno que rodea al sistema. El sistema debe estar
capacitado para observar ese medio, debe controlar su conducta, con el fin de regular de un
modo conveniente para su supervivencia.
2.1.2 Cibernética
Conceptos centrales:
El primer objeto de estudio de la cibernética fueron los procesos de comunicación y control en sistemas
naturales y artificiales. Bateson la reconoce como la nueva ciencia de la forma y los patrones de
organización.
Hay un primer y segundo momento dentro de esta, que llamaremos respectivamente Primera
Cibernética y Segunda Cibernética.
● Primera Cibernética: 1932. La información sobre los efectos retroactúa sobre las causas
convirtiendo el proceso de lineal en circular (dialéctica). Es necesario tener un sensor que brinde
información respecto de la posición actual del sistema en relación con el estado deseado, de
manera tal que los mecanismos de corrección de la desviación entre uno y otro puedan actuar.
El concepto predominante es el de homeostasis como proceso autocorrectivo.
● Segunda Cibernética: 1963. La definió Maruyama. Consideraba que todo sistema viviente
dependía para su supervivencia de dos procesos: “morfostasis” y “morfogénesis”. El primero se
refiere al mantenimiento de la constancia de un sistema a través de mecanismos de
retroalimentación negativa. El segundo, por el contrario, remite a la desviación, a la variabilidad
del sistema a través de mecanismos de retroalimentación positiva. Subrayando la dialéctica
estabilidad-cambio.
Las observaciones nunca son absolutas, sino relativas al punto de vista del observador. El acto de
observar influye sobre el objeto observado, al punto de anular toda expectativa de predicción por parte
del observador (o sea, la incertidumbre, la indeterminación se vuelve absoluta). La reintroducción del
observador, la pérdida de la neutralidad y de la objetividad, son requisitos fundamentales para una
epistemología de los sistemas vivientes.
La cibernética de segundo orden nos introduce en la observación del observador. El objeto de estudio
pasa a constituirse en el observador observando su propia observación. Comienzan los desarrollos de
las escuelas narrativistas o constructivistas en psicoterapia, y la relación terapéutica empieza a ser
entendida como una actividad dialógica.
Entienden la comunicación como uno de los procesos básicos de la vida individual y social de las
personas. “Comunicación” puede subdividirse en tres aspectos: los atenientes a las sintaxis, a la
semántica y a la pragmática, estos tres aspectos forman parte de la semiótica. Mientras que la sintaxis
se ocupa de los signos en cuanto tales y la semántica de su significado, la pragmática analiza la
relación entre los signos y quien los utiliza.
La comunicación y el contexto
Watzlawick llega a postular que la principal función de la comunicación no es comunicar, sino constituir
la identidad, el yo, posibilitando que seamos quienes somos. Por lo tanto la desconfirmación constituye
el mayor ataque a la identidad misma del ser.
Cambio 1 y Cambio 2
● Cambio 1: Es el cambio del no cambio, implica cambiar algo pero para que todo siga igual. Los
cambios no son sustanciales, aunque sí evidentes. (Ejemplo: pareja cuyo hijo tiene problemas
de conducta. Padres suelen decir “lo intentamos todo” pero “todo” implica apenas una variación
entre premio y castigo)
● Cambio 2: La modificación es más radical. Cambian las estructuras o las reglas de juego del
sistema; ya no son cambios aparentes, sino cambios en las pautas que conectan.
En 1950 comienza a pensarse que la conducta del individuo es el espejo de una patología familiar. Y
empiezan a delinearse tres tendencias: Escuela Inglesa; Escuela de Palo Alto; Escuela de Filadelfia.
En 1960 encontramos las tres grandes escuelas tradicionales dentro de la terapia sistémica: la Escuela
de Palo Alto, la Escuela Estructural (Minuchin) y la Escuela de Milán (Palazzoli)
Es entendida como un sistema abierto. Son aplicables las propiedades y características propias de
este tipo de sistemas. La familia es un grupo natural que en el curso del tiempo elabora pautas de
interacción. Estas pautas constituyen su estructura, y la estructura define la gama de conductas que
favorecen la interacción.
Puede situarse en el momento en que dos personas adultas se unen con el propósito de formarla.
Puede o no tener un acuerdo “legal”. Cada uno de los integrantes de la pareja aporta un conjunto de
valores que se vinculan con su familia de origen, sus costumbres. Es necesario que estas dos
perspectivas se concilien dando lugar al nacimiento de una nueva estructura. La primera etapa es la
transición del “yo” al “nosotros”, donde cada uno pierde individualidad pero gana pertenencia.
Pautas de interacción
Pueden o no ser objeto de reflexión, algunas se van dando espontáneamente, otras son producto de
acuerdos explícitos. En toda pareja las acciones no son independientes sino co-determinadas.
Jerarquías y roles
Remite a la función del poder dentro de la familia, apunta a la diferenciación de roles. Los roles están
vinculados a las expectativas de conducta que tiene una familia.
Límites y fronteras
Los límites internos sin identificables a través de las reglas de conducta que se aplican a los distintos
subsistemas familiares. En cada subsistema rigen reglas diferentes. Los límites separan subsistemas
dentro del sistema familiar o pueden también separar la totalidad del sistema respecto del exterior. En
este último caso estamos hablando de fronteras.
Perturbación
● Débil o difusa: Define a las familias aglutinadas. No se sabe cuál es el rol de cada uno de sus
miembros. Apego excesivo. Se dificulta el intercambio con el exterior.
● Rígida: Familias con desapego. Sus integrantes tienen poco en común, sus límites internos son
tan rígidos que exageran el sentido de independencia y tienden a hacer desaparecer el
sentimiento de pertenencia.
● Límites o fronteras generacionales: El desdibujamiento de los límites o fronteras generacionales
es una perturbación que se expresa de diferentes formas:
o Parentalización: Inversión de roles. Es disfuncional cuando se trata de niños pequeños
pero llega a ser legítima cuando los padres envejecen y necesitan ser cuidados.
o Tríada: Los límites entre el subsistema parental y el filial están difusos. Se utiliza al hijo
como medio para evitar o desviar el conflicto parental. Se puede dar de tres tipos:
▪ Conflicto de lealtades: Cada progenitor busca apoyo de su hijo.
▪ Desviación de conflictos: Se define a un hijo como “malo” y los padres a pesar de
sus diferencias, se unen para controlarlo.
▪ Alianza-Coalición: Uno de los padres respalda al hijo en un conflicto planteado
entre éste y el otro progenitor.
Doble vínculo
Es una comunicación que en un nivel puede expresar un requerimiento manifiesto, pero que en otro
se contradice o anula. Un individuo que haya sido sometido en varias oportunidades a este tipo de
interacción, le resultará muy difícil permanecer sano. Se producirá un derrumbamiento en la capacidad
de cualquier individuo para discriminar niveles lógicos. A menudo una persona comunica a otra que
debe hacer tal cosa y al mismo tiempo, pero en otro nivel, que no debe hacerla o que debe hacer otra
incompatible con la primera. Es el caso de las familias esquizofrénicas (la familia necesitaba una
persona que encarnara el síntoma).
Cuando el esquema de mandatos en pugna llega a niveles extremos, puede incluso ser reemplazado
por voces alucinatorias. Siempre que un sujeto es atrapado en una situación de doble vínculo,
responderá de un modo defensivo y en forma similar a la esquizofrenia. Esta modalidad de vinculación
no es un factor causal de esquizofrenia, sino tan sólo una pauta de relacionamiento que fue descripta
en familias con un miembro esquizofrénico, pero que puede encontrarse en otros casos de familias
con disfuncionalidades graves en su comunicación.
En el modelo sistémico los síntomas son entendidos como expresiones disfuncionales del sistema
familiar, de modo que el foco de análisis abarcará a todo el sistema. Al paciente que evidencia
manifestaciones sintomáticas se lo denomina “paciente identificado”. La solución de los problemas o
síntomas se encuentran en estrecha relación y pautas que establecen los miembros del sistema entre
sí, por eso se trabaja fundamentalmente con los patrones disfuncionales de interacción familiar.