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penitenciarios femeninos.
Si bien es cierto, la libertad sexual ha sido un tema tabú por muchísimos años
de dominación eclesiástica, más aún en el ejercicio de este por parte de las
mujeres, ya que no podían expresar sus experiencias sexuales in que fueran
juzgadas y, en un tiempo, solo fueron vistas como objeto de satisfacción para los
hombres.
Por ello, es innegable que “el derecho del recluso a mantener relaciones
sexuales (…), tiene un ejercicio bastante limitado, incluso siendo este ejercicio
más restringido para las mujeres internas que para los varones” (Ramirez, 2012,
pp.152). Ahora, cabe cuestionarse por qué en un siglo donde se lucha por la
igualdad de la aplicación de la ley en grupos que han sido socialmente
discriminados, se sigue permitiendo factores de diferenciación indirecta.
Para el año 2001, la Defensoría del Pueblo emitió otro Informe3 titulado “El
sistema penitenciario: componente clave de la seguridad y la política criminal.
Problemas, retos y perspectivas” en el que se precisó:
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también tienen derecho a satisfacer dichas necesidades, además, que el
proceso para acceder al beneficio sea más complicado para las mujeres por el
riesgo de que puedan quedar embarazadas es un fundamento inconstitucional,
ya que, el hecho de que una mujer se encuentre en un centro penitenciario no
implica que no pueda ejercer su derecho al deseo de constituir una familia, para
ello la administración penitenciaria debe de brindar servicios de planificación
familiar, para que así, exista mayor orden y control, también con quienes no
quieren ser madres y para la orientación respecto al riesgo de contraer alguna
enfermedad de transmisión sexual.
No obstante, es sabido que los centros que brindan salud dentro de las
cárceles muchas veces no se abastece y no puede atender con diligencia las
necesidades femeninas, no están preparados para conducir a un embarazo
digno dentro de prisión y tampoco existen garantía de que las mujeres que estén
embarazadas cuenten con todos los sistemas de salubridad necesarios para que
pueda sobrellevar su estado.
Esto es, ya han pasado 20 años desde el informe emitido en el año de 1998
por parte de la Defensoría del Pueblo y en el mismo se sigue manifestando los
mismos problemas con respecto a la garantía del beneficio a la visita íntima a las
internas.
Existe aún discriminación, los esfuerzos han sido mínimos para mejorar en la
protección de derechos a mujeres que se encuentran en estado vulnerable
dentro de los centros penitenciarios.
Por tanto, es evidente que las políticas públicas deben estar orientadas a
erradicar cualquier tipo de desigualdad, no obstante el régimen penitenciario no
cuenta con un adecuado enfoque de género, puesto que aún hay brechas
diferenciadoras que representan la discriminación existente en estos centros.
Por otro lado, otro de los ejes interesantes materia de discusión es el aplicado
a las personas con diferente orientación sexual, detalle importante al momento
de acceder al beneficio de la visita íntima, puesto el hecho de que las mujeres
de la comunidad LGTBI busquen reunirse con sus parejas de manera privada,
así sean del mismo sexo, no debe ser un impedimento para poder satisfacer sus
necesidades sexuales y además, puedan recibir afecto.
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“Manteniendo el principio del derecho al libre desarrollo de la
personalidad, el Tribunal Constitucional afirma que no puede restringirse
la visita íntima, en razón de la opción sexual del privado de libertad. Así:
«28. En sentido similar este Tribunal estima que la permisión de la visita
íntima no debe sujetarse a ningún tipo de discriminación, ni siquiera
aquellas que se fundamenten en la orientación sexual de las personas
privadas de su libertad. En estos casos la autoridad penitenciaria, al
momento de evaluar la solicitud de otorgamiento, deberá exigir los
mismos requisitos que prevé el Código de Ejecución Penal y su
Reglamento para las parejas heterosexuales»”. (pp.47)
Para las mujeres existen trabas para que se ejerza la visita íntima, pero no
las hay para los varones, para ellos el trámite es más agilizado, sus centros
penitenciarios cuentan con venusterios en los que se realizan estas visitas, las
mujeres, en su mayoría, deben tenerlas dentro de su prisión; además no hay un
enfoque respecto a las actividades que se pueden realizar en la cárcel por las
internas, ya que son meramente domésticas, por otro lado, los internos poseen
talleres con mayor competencia económica.
Conclusiones
Propuestas
Mensaje personal
Cada año existen nuevos retos que exigen ser superados por la comunidad
jurídica femenina, muchas mujeres aún desconocen de que deben ser
protegidas, que tienen derecho a ser respetadas de igual forma que los varones
y que no por razón de su género tienen porque ser discriminadas, por tanto, es
labor de quienes pretendemos y ejercen, la abogacía el de informar, investigar y
colaborar con los grupos vulnerables de nuestra sociedad, para que así existan
menos abusos y una mirada más humanitaria del derecho.
Bibliografía