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Lucas 6:46-49
6:46 ¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?
6:47 Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las hace, os indicaré a
quién es semejante.
6:48 Semejante es al hombre que al edificar una casa, cavó y ahondó y puso
el fundamento sobre la roca; y cuando vino una inundación, el río dio con
ímpetu contra aquella casa, pero no la pudo mover, porque estaba fundada
sobre la roca.
6:49 Mas el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su cas a
sobre tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego
cayó, y fue grande la ruina de aquella casa.
6:46 “¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?” En este
verso Jesucristo les hace una pregunta a los que lo rodean en ese momento,
y no es una pregunta solo para ellos, sino también se aplica a nosotros (la
iglesia), pues así como esas gentes andan muchos hoy, asistiendo a la iglesia
cada domingo, escuchando o leyendo la palabra de Dios, “reunidos”
alrededor de Jesús, pero tristemente no obedecen a las palabras del Señor
Jesús.
Ese pueblo al que Jesús le pregunto eso, se sigue viendo hoy, en los
“cristianos” desobedientes, tibios, sin crecimiento en el conocimiento de
Dios y su palabra. Para el Señor Jesús lo más importante es ser obedientes a
su palabra!.
El Señor siempre ha sabido que a pesar de todo, siempre van a haber dos
grupos de gentes, los obedientes y los desobedientes, a su palabra, por eso
hace la distinción entre los dos grupos de gentes. Por eso lo menciona en los
versículos v.47 y v.48 “Todo aquel que viene a mí, y oye mis palabras y las
hace, os indicaré a quién es semejante. Semejante es al hombre que al
edificar una casa, cavó y ahondó y puso el fundamento sobre la roca; y
cuando vino una inundación, el río dio con ímpetu contra aquella casa, pero
no la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca”.
Y la última cosa que menciona este versículo es una inundación, que hizo que
el río creciera de manera tal que la casa fue golpeada fuertemente por las
aguas. Esa inundación representan los problemas “pequeños o grandes” que a
diario enfrentamos, pues la palabra igualmente nos dice que “en el mundo,
tendríamos aflicción” el ser creyentes de Cristo no nos hace inmune a los
problemas, la diferencia, es que como hemos levantado nuestra “casa o
vida” en la roca firme que es Cristo, aunque esa río venga con toda la
fuerza, no nos podrá derribar, pues sabemos en quien hemos creído y
confiado, en la roca fuerte y firme que es Jesucristo.
“Más el que oyó y no hizo, semejante es al hombre que edificó su casa sobre
tierra, sin fundamento; contra la cual el río dio con ímpetu, y luego cayó, y
fue grande la ruina de aquella casa” (Lucas 6:49).
Los problemas agobian a esta persona, este es el creyente que anda sin fe,
sin esperanza, angustiado, desesperado, es el hombre que al menor problema
se angustia, se refugia tal vez en el alcohol las drogas? Y como dice la
palabra de Dios, “la ruina de esa casa será grande”.
Dios lo bendiga.
Claudia Milunovich