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MALINCHE, EL MALINCHISMO O EL LADO FEMENINO DE LA SOCIEDAD MESTIZA* MILAGROS PALMA INTRODUCCION El malinchismo es un término que ha servido para nombrar la trai- cién femenina en América Central. Ese término reactualizado por escri- tores principalmente, traduce la tragedia histérica del hombre mestizo a causa de una mujer: Malinche, la india que recibié en ofrenda el con- quistador Hernan Cortés al llegar a tierra mexicana. A través de este andlisis, de la tradici6n y la historia, me propongo mostrar c6mo el pensamiento patriarcal utiliza una vez mas a la mujer para responsabilizar de su «tragedia» y en vista de su condicién maléfi- ca legitimar la dominaci6n y la opresién del mundo femenino. La «or- fandad del mestizo», sin madre digna de su heroicidad explica su bus- queda de una madre perfecta, De ahi cl culto a Marfa, la Inmaculada sin pecado carnal. 1, LA MUJER EN LOS MITOS FUNDADORES DEL ORDEN PATRIARCAL. En los mitos de creacién del mundo, del orden imperante, el pensa- miento patriarcal tiene siempre una mujer, responsable del sufrimiento de los hombres, sus guerras devastadoras, sus derrotas, sus males en ge- neral. Los mitos son una forma de codificar el pasado y explicar el pre- sente y como tal constituyen un instrumento de comprensién de la vi- + Comunicacién presentada en el 46 Congreso Internacional de Americanistas (4- 8.7.8, Amstcrdam, Holanda) en el Symposium: «La mujer en la simbélica rnitico-religio- sa del pensamiento indio y mestizo en América Latina.» 131 sién del mundo de una sociedad determinada. Los mitos tienen la diné- mica del pensamiento y de la materia que los expresa: la lengua. Los mi- tos se transforman, sus contenidos y formas cambian en funcién del tiempo y de la visién del mundo que les toca expresar. Los mitos son una forma de simbolizar el pasado. Los simbolos son la realidad. Por consiguiente, simbolo y realidad son dos cosas idénticas, las cos caras de una misma realidad.' E! pensamiento patriarcal tiene su modo de simbolizar la relacién entre los sexos. Este simbolismo se basa en una serie de oposiciones en- tre lo femenino y lo masculino conformados respectivamente de los ras- gos: vida/muerte, mal/bien, abajo/arriba, débil/fuerte, oscuridad/luz, ma- teria/espiritu, pasivo/activo, espacio/tiempo, naturaleza/cultura, Estas oposiciones de base son, entre otras, la materia prima del edificio sim- bélico del imaginario patriarcal. A propésito de la realidad de los mitos y los fantasmas del mundo mestizo Octavio Paz en «El laberinto de la soledad», dira con tono tragi- co: «luchamos con entidades imaginarias, vestigios del pasado o fantas- mas engendrados por nosotros mismos»...? «Esa lucha es atin mas dra- matica por tratarse de una lucha contra una realidad imaginaria, aun més viva que la misma realidad palpable, porque es fantasmagérica, in- tocable, invisible y que cada hombre Ileva en si mismo»? En efecto la tragedia de la conquista esté encarnada en el macho y la hembra mesti- za. 1 lleva la marca de la victoria y ella la de la derrota. El «macho» es el héroe legendario de la sociedad mestiza que ha mitificado el pasa- do de tal forma que legitime su superioridad incontestable sobre la hembra. Quien es Malinche Malinche es la herofna de la conquista espafiola en América que en- carna el mestizaje y como tal ha sido mitificada de muy diversas mane- ras. Malinche es el personaje idéneo de la mitologia mestiza para expli- car la derrota del mundo aborigen en México, En efecto, como lo predica la ideologia patriarcal: la perdicion de los hombres son las maldi- tas mujeres» (verse de una ranchera, muy popular). 1. Latouche, Pratique Economique et pratique symboliques. Actes du Colloque, JUIN 1974 LILLE, Discoussion, p. 43 2. O. Paz, Laberinto de la soledad, p. 61 3. 0. Paz, p. 63. 132 2. MACHO Y HEMBRA PAREJA PRIMORDIAL DEL MUNDO MESTIZO El mestizaje es vivido como una tragedia por el «macho», producto de un sacrificio, de la madre violada. La inestabilidad, la dualidad, inde- finicién, contradiccién y todos los términos con los que se ha querido de- finir la complejidad del mundo mestizo reside en su visién de lo femeni- no que resulta del hecho concreto de la conquista «que fue una violacién. no slo en el sentido hist6rico sino que también en la carne misma de las indias».‘ Este hecho primordial es el momento de partida de la construc- ci6n de la cultura de la violaci6n propia de la sociedad patriarcal. En esa hibridez original hunden su raiz y todo su ser, el «macho» y la «hem- bra», la pareja primordial del mundo latinoamericano. Sin embargo esta imagen ha atertado de tal manera el mestizo que ha buscado todos los medios posibles para evadirla, ocultarla. El la rechaza, «El mestizo niega su descendencia india. Se vuelve hijo de la nada», como diré Paz. El em- pieza en si mismo. Y quisiera haber nacido solo, sin el horror de esa ma- dre, y prefiere verse huérfano y por eso busca a la madre perfecta, a la virgen Maria: «La virgen es el consuelo de los pobres, el escudo de los dé- biles, el amparo de los oprimidos. En suma, es la madre de los Huérfa- nos. Todos los hombres han nacido desheredados y nuestra condicion verdadera es la orfandad, pero esto es particularmente cierto para los in- dios y los pobres de México. El culto a la virgen no sélo reflcja la condi- cién de desamparo del mestizo sino una situacién concreta de desgarro hist6rico frente la impureza original de su ser: «Por contraposici6n a Guadalupe, que es la madre virgen, la chingada es la Madre violada».5 La orfandad del macho o la finitud del hombre EI mestizo es un ser desarraigado, como todo hombre que toma con- ciencia de la finitud de su existencia. Esa finitud es su desgracia, Por eso «los hombres crean un dios tinico masculino» dice Lucy Irigaray y agrega que «el hombre no se ha dejado definir por el género femeni- no».® El mestizo reniega el lado femenino de su origen, siente verguienza y se esconde detras de una mascara y esconde su Ilaga que es su naci- miento, porque la imagen de su madre no satisface sus aspiraciones de ser superior, de nobleza paterna. Esa imagen no obedece al ideal feme- nino de sus valores miticos y religiosos. Hay en los origenes de] mestizo una vergtienza, una deshonra. Esta deshonra original sera tratada en término de traicién mas adelante. El mestizo nace con «mancha origi- Idem., p. 72 Idem., p. 71 Irigaray, Sexes et parenté, p. 47. ae 133

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