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El modelo neoliberal en las ciencias y la educación

RAINER ENRIQUE HAMEL

E
l Plan de Restructuración Estratégica del Conacyt, presentado por María
Elena Álvarez-Buylla, su próxima directora, denuncia claramente el
modelo neoliberal y desarrolla una línea de acción sugerente en el
campo de las ciencias naturales y la ecología, su propia especialidad.
Habrá que enriquecer este texto con una visión crítica desde las
ciencias sociales y humanas, que analice cómo se ha instalado el
modelo neoliberal de gestión empresarial en el campo de las ciencias y
educación superior en México y qué efectos ha tenido.

Adelantemos algunos elementos específicos sobre la evaluación


relacionada con la política salarial. En las ciencias y educación superior
el modelo gerencial comenzó al crearse en 1984 el Sistema Nacional
de Investigadores (SNI), con el fin de pagarle un complemento salarial
a un pequeño grupo de investigadores cuando los ingresos de todos
iban en picada. Era concebido como una medida estrictamente
transitoria, mientras se recuperaba la economía. Pero no ocurrió así. El
sistema se perpetuó como régimen de control. Me consta, porque
ingresé al sistema en su primera generación, en un momento de mucho
debate. Como parte de un nuevo modelo impuesto desde afuera, el
gobierno empezó a congelar los salarios contractuales y a introducir
sistemas de pago complementario por productividad; primero el SNI, y
después diversos sistemas internos en cada institución. Hoy recibo 70
por ciento de mis ingresos por complementos y sólo 30 por ciento por
contrato en la UAM. Llama la atención que ningún otro país de buen
nivel académico practique tal fragmentación salarial. Ni en Europa, EU
o Canadá. Tampoco Brasil, Argentina o Colombia.

A escala internacional, el régimen neoliberal establece jerarquías


(rankings) entre universidades, disciplinas, revistas e investigadores. La
bibliometría ha colocado el concepto de factor de impacto (Garfield) en
el centro de su sistema de evaluación: el valor de un artículo científico
se establece exclusivamente por el número de citas que obtiene en la
pequeña selección de revistas del Citation index. Es incapaz de
describir el valor de un artículo basado en su calidad científica o en su
impacto social real (incluso en sus variantes más sofisticadas, e.g. el
factor Hirsch, etcétera). No hace falta leer un artículo para evaluarlo.
Esto lo hace un software. La investigación sobre el virus del zika, por
ejemplo, tan urgente para desarrollar una vacuna y quizás un
tratamiento, no tendrá impacto porque salve la vida o salud de muchos
seres humanos. Solamente alcanzará impacto científico si los
resultados son publicados y si engendran muchas citas en otros
artículos. Como hemos visto claramente en México, este sistema
enajena y distancia a las universidades de sus sociedades. Basta ya.

Para superar ese régimen podemos dar pasos iniciales que deberían
ser de obvia resolución. Propongo una tregua y suspensión por cinco
años de todos los sistemas de evaluación académica relacionados con
pagos adicionales a partir del primero de julio de 2019. Se disuelve el
SNI y se incorporan sus estímulos a los salarios. Lo mismo ocurre con
todos los sistemas estatales e intrauniversitarios correspondientes. Así
podremos ahorrarnos la costosa burocracia del SNI y de los demás
sistemas cuyos presupuestos se dedicarán a la investigación y
docencia. Más importante es que se ahorrarán miles y miles de horas
invertidas por los investigadores en la publicación de artículos
irrelevantes y en el llenado de reportes y formularios cada vez más
absurdos kafkianos, que premian la mediocridad y los simulacros. Sin
duda, mejorará la calidad de producción y también la calidad de vida de
los académicos.

Esto es exactamente lo que hizo el presidente Luiz Inacio Lula da


Silva en Brasil al comienzo de su mandato (2003-2011). Junto con un
fuerte incremento en la inversión, claro está, la academia brasileña
empezó entonces un ascenso meteórico, con salarios íntegros y la
fundación de 50 nuevas universidades federales y campos, que la
coloca hoy en el primer lugar en América Latina.

La tregua nos dará tiempo, libertad y energías para luchar por un


salario justo, y la suspensión del SNI nos permitirá crear, desde el
primer día, un nuevo sistema de jerarquías universitarias basado en
criterios cualitativos, la relevancia social y en salarios íntegros.
En cinco años nos volveremos a sentar en la mesa para ver cómo
estamos. Nos daremos cuenta de que el emperador de
los rankings andaba desnudo. Tanta evaluación, ¿para qué? Para
mejorar las estadísticas, nos escribe un subdirector del Conacyt. Esta
parafernalia sólo obnubila y desprestigia aquellas evaluaciones que sí
son legítimas e importantes, porque permiten mejor nuestra labor
académica y su organización. Algo parecido ocurrió en este sexenio con
la evaluación en la educación básica.

Pero hay que iniciar ese proceso ya y dar un golpe de timón certero;
de otro modo, todo seguirá igual. En México somos campeones de la
simulación. Habrá que crear rupturas precisas en varios campos para
preparar las rupturas mayores que tendrán que venir más adelante. El
tema propuesto podría parecer marginal, pero apunta al corazón del
sistema neoliberal en las ciencias y educación superior.

UAM-I. Departamento de Antropología.

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