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Licenciatura en Psicopedagogía

Análisis Institucional
Documento de cátedra

APROXIMACIÓN AL CAMPO DE ESTUDIO DE LAS INSTITUCIONES

Adriana Encarnación Pérez

INTRODUCCIÓN

En la presente unidad, nos proponemos aproximarnos al conocimiento del campo


de estudio de lo institucional. Iniciar con este recorrido nos lleva a repasar, por un
lado, el abordaje de diferentes vertientes epistemológicas para tratar la
complejidad y paradoja que presentan las instituciones. Asimismo, analizaremos la
polisemia del vocablo Institución, en tanto es necesario avanzar y establecer
diferencias y relaciones con términos como organización, establecimiento y grupo.
Vocablos que generan un entramado de atravesamientos y transversalidad en los
anudamientos y lógicas que se conjugan cuando abordamos “el adentro”
institucional de su funcionamiento. Por su parte, “el afuera” también será abordado
a partir del juego de fuerzas constitutivas del proceso de institucionalización, es
decir, las fuerzas de lo instituido- instituyente, entendidos ambos componentes, no
como pares antitéticos, sino dialógicos, los cuales generan un proceso
constituyente en la construcción de saberes que aluden a la conformación del
campo de lo institucional.
Partiendo de la consideración de que las instituciones son objetos difíciles de
capturar, que nos causan extrañamiento y cuya materia esencialmente es
simbólica, al decir de Castoriadis (1991,p. 47)), pensar en ella es aludir a sentidos y
significados que nos acercan a lo institucional, es decir, aquella dimensión
simbólica e imaginaria que construyen los sujetos en una trama intersubjetiva
donde afloran sentidos, significados, representaciones, creencias e imágenes sobre
los lugares y no lugares. El concepto de trama simbólica, trama intersubjetiva y el
lugar de lo institucional en la vida de los sujetos nos acercan al cierre de esta
unidad. Explicitándose el por qué y el cómo la dimensión institucional es constitutiva
del comportamiento humano a partir de la cuestión de la necesariedad que
vincula al sujeto con la institución.
Esperamos que, al finalizar este primer tramo, se logre una aproximación a la
Institución desde la dimensión epistemológica. Esto posibilitará, en los próximos
módulos, ir construyendo un abordaje conjunto en la comprensión de la institución,
desde lo metodológico. Es decir, desde las prácticas de intervención en las
Instituciones Educativas (IE) con las herramientas del Análisis Institucional.

IDEAS CLAVE:

▪ Las Instituciones son formaciones sociales y culturales, con múltiples


registros, dimensiones y dinámicas de funcionamiento.
▪ Las Instituciones como objeto de conocimiento plantean obstáculos
epistemológicos y epistemofílicos.
▪ La Institución es producto de un proceso de institucionalización compuesto
por dos fuerzas institucionales: instituido-instituyente.
▪ Individuo e instituciones están ligados por lazos de necesariedad.
▪ Representan ámbitos cotidianos, espacios de socialización; también se
establece desde la obligatoriedad y la pertenencia voluntaria, son
espacios de construcción de la subjetividad, donde se pone en juego la
necesidad de pertenecer –que es vital para su proyecto personal y social- y
el deseo de irse.
▪ La comprensión de lo institucional y las instituciones nos exigirá un proceso

minucioso de develamiento de significados.

ACERCA DEL CONCEPTO INSTITUCIÓN


Como punto de partida señalamos que en el concepto de institución confluyen
una variedad de significados que varían según interpretaciones filosóficas,
científicas y políticas realizadas desde sus propios marcos conceptuales, los cuales
no son necesariamente coincidentes. Abordar las instituciones, preguntarnos qué
son y cómo definirlas, nos enfrenta ante su vocablo de carácter polisémico. Cuyo
abordaje se puede plantear desde dos cuestiones, por un lado, desde lo
epistemológico, dada la complejidad de su objeto de estudio, entendiéndose que
la indagación cognitiva de la realidad institucional no es sencilla; por otro, desde lo
epistemolofílico, remitiéndonos a los sujetos, a sus aspectos afectivos-libidinales
(tanto conscientes como inconscientes) de una subjetividad, enmarcada en
procesos de instauraciones normativas, que se correspondería a la relación sujeto-
institución. En otras palabras, nacemos, vivimos y morimos en ellas, sin poder pensar-
nos fuera de ella.

Una aproximación para tratar de entender, en sentido amplio y general, el


carácter fundante de la institución nos aproxima al planteo realizado por Fischer, G
(1992) quien consideraba que

Una institución es lo que da comienzo, lo que establece, lo que forma... posee un


valor fundador con relación al sistema social... como formaciones específicas de
las relaciones sociales y humanas (1992:167).

Tal definición nos permite pensar cómo la institución aparece como una idea
abstracta que se materializa bajo formas concretas y variadas en tanto
instituciones. Para entender mejor esto, aludiremos al siguiente ejemplo: Educación
(idea abstracta, en tanto institución) en cada sociedad se materializa mediante un
tipo de relación particular, la cual estructura la realidad a través del
funcionamiento de un sistema de normas y reglamentos que establecen un modo
de funcionamiento. La institución educativa (concreción material que se establece
desde la escuela).

Se relaciona con el concepto de organización, en tanto, su puesta en práctica


establece formas definidas, instituidas sobre el/los modo/s de funcionamiento y
relación, en tanto unidad social instituida. Constituyéndose en el lugar en el
que la educación como institución se expresa y ejerce con reglas propias y
determinantes en su funcionamiento (dinámicas).

Siguiendo con el planteo de Fischer (1992) en su texto Campos de


intervención en la psicología social, a continuación, aludiremos a la
caracterización de tres problemáticas que nos ayudan a entender la institución
desde varios aspectos de lo social:
❖ El vínculo social.

❖ La violencia.

❖ Lo imaginario.

¿A qué nos referimos cuando nos preguntamos por la problemática del vínculo
social?
Hacer referencia a ello nos aproxima a entender que las instituciones crean
prácticas para ordenar y relacionarnos a través de vínculos, los cuales se
construyen mediante la instauración de un sistema de normas y valores que
determinan una manera de relacionarnos y de actuar, con criterios donde se
reconoce un proceso de socialización, por medio del cual se transmite un ideal
propuesto por la institución. No obstante, tal idealización, puede convertirse en una
problemática cuando su criterio de homogeneidad es resistido, negado o
fantaseado por sus miembros.

¿Por qué hablamos de problemática de la violencia?


Referirnos a esta problemática desde las instituciones nos lleva a pensar, por
un lado, en la instauración de un sistema de jerarquías que funcionan bajo un
mandato de poder que oscila entre un orden establecido y un orden instituyente.
En esa lucha se instaura un régimen de prohibiciones que remite al sentimiento de
culpabilidad por parte del sujeto si osara transgredir algún límite, estableciéndose
una violencia legal que se invisibiliza al funcionar como “ley de estructura” que
establece las condiciones del “buen funcionamiento” (Fischer, 1992). Bajo esta
premisa, no obstante, se esconden procesos donde las relaciones vinculares se
convierten en prácticas de sumisión, de negociación, de conflictividad, de
violencia. Entendiendo que esta última no es algo innato o heredado, sino una
producción social que se construye en los procesos interactivos y reviste siempre un
carácter relacional. Allí donde están presentes los vínculos, emerge la fantasmática
de la violencia.

¿Cómo definimos la problemática del imaginario?


Siguiendo a Fischer (1992), podemos indicar que la institución, entre otros
aspectos que se han mencionado, también puede ser pensada como “un
tratamiento simbólico de los deseos que la penetran de diversas maneras”. Es
decir, los deseos que construyen sus miembros, ya sea, porque se la plantea como
un objeto ideal o porque aparecen como lugares de seguridad, enmarcando una
imagen sólida a través del rol que podrán desempeñar dentro y fuera de ella. Tal
sistema se convierte en proteccionista cuando ofrece la comodidad de una
identidad sin sorpresa, ni amenaza”. (Fischer, 1992, p.178).

LA INSTITUCIÓN COMO OBJETO EPISTÉMICO.

DIFERENTES PERSPECTIVAS

En primer lugar, recuperamos el aporte de Durkheim, quien le otorga a la


institución una particularidad desde su perspectiva Sociológica para entenderlas
en su comprensión social. Desde esta mirada, la institución es un hecho social que
regula el comportamiento de las personas. Pero no queda limitada en ella, ya que
las trascienden. Las instituciones constituyen un conjunto de normas que rigen
actividades consideradas básicas para la supervivencia de la sociedad. Buscan
reproducirse, legitimar, mantener el orden social y, además, estructuran las
relaciones sociales. Por lo cual podemos caracterizar que:

❖ Las instituciones están organizadas en torno a un sistema de normas que se

presentan bajo la forma de leyes.


❖ La institución es conservadora en la medida que mantiene y garantiza el

orden social de la que es portadora.


❖ Las instituciones determinan maneras de pensar y de actuar.

❖ Las instituciones tienden a controlar la conducta de sus miembros,


promueven y desarrollan un proceso de socialización.
❖ Buscan asegurar el orden y el equilibrio social.

En un segundo momento, nos remitimos a René Lourau (1994), representante


francés del Institucionalismo. Su trascendencia en este movimiento tiene que ver
con la formulación de una teoría, una metodología de lectura y una técnica de
intervención en instituciones. Desde los años 60, se interesa por la pedagogía
institucional, militando activamente en diversos movimientos de raigambre
anarquista. Es fundador, junto con G. Lapassade, de toda una corriente de
intervención institucional.

Para Lourau, la institución forma parte de la base social, que se constituye en


tres momentos:

❖ La universalidad de la institución: se refiere a la apreciación de un

concepto general-abstracto que actúa como norma universal de la


sociedad, entendida como una unidad positiva; ejemplo de ello son la
educación, el trabajo, la familia y la salud.

❖ La particularidad de la institución: alude a la aplicación de las condiciones

particulares en las que se desarrollarán, en cada sociedad, las normas


universales, estableciéndose modos de organización, sistemas de
funcionamiento que determinan una o varias funciones. De este modo,
nos encontramos con el sistema de salud, sistema educativo y sistema
productivo, entro otros.
❖ La singularidad de la institución es de base material mediante la cual se
busca la legitimación y perpetuación de las formas establecidas. Ejemplo
de ello son edificios como la escuela, el hospital, la fábrica, los que están
ubicados en un lugar determinado, con un nombre singular, etc.

Cuando aludimos a la perspectiva psicoanalítica, evocamos al pensamiento


de Sigmund Freud, quien considera a las instituciones como mediadoras de la
cultura, necesarias para regular las relaciones de los hombres entre sí. Podemos
distinguir tres componentes en las instituciones:

❖ La estructura libidinal que está íntimamente relacionado con los procesos de


identificación y transferencia.
❖ La organización (coercitiva) en sí misma que permite la entrada y la salida de
los miembros y regula las relaciones en el adentro y el afuera.
❖ La ideología que contribuye a la cohesión.
Finalmente, incluimos a modo de caracterización, la construcción abordada
por el término Institución desde Ida Butelman (1998), quien estable la siguiente
distinción:

Sistema de normas o regulaciones generales: Leyes, normas, pautas (escritas o no) que

regulan el comportamiento de los sujetos.

Estructura u organización social: Nivel concreto, el de la organización donde los actores


cumplen sus roles específicos.

Lugar de producción o de relaciones de producción: Son instituciones concretas, lugares

de producción de la sociedad.

Estos aportes nos permiten tener presente que, desde diferentes ángulos,
desde diferentes posicionamientos teóricos, se ha buscado “aprehender” a este
objeto de conocimiento llamado Institución atribuyéndole una multiplicidad de
significados. De ese modo, partimos de la multirreferencialidad como principio que
nos permite comprender diferentes lecturas y posiciones al momento de abordar
nuestro objeto de conocimiento: la Institución.

Ideas Claves:
❖ La institución es una norma, busca asegurar el orden y equilibrio social.
❖ Se distinguen tres dimensiones: universal, particular y singular

❖ Está compuesta por una estructura libidinal, coercitiva e ideológica.

❖ Puede ser comprendida como un sistema de regularidades, un lugar de

producción y relaciones de producción


}
INSTITUCIÓN, ORGANIZACIÓN, ESTABLECIMIENTO Y GRUPO

RELACIONES Y DIFERENCIAS

Existe una relación de interdependencia entre los conceptos de institución,


organización, establecimiento y grupo. No obstante, es importante poder distinguir
la especificidad que los caracteriza para entender cómo funcionan. Para ello
recuperaremos las definiciones que elabora Leonardo Schvarstein (1992) en su
texto Psicología social de las organizaciones.

❖ INSTITUCIÓN

Consideran que son cuerpos normativos jurídicos, culturales, compuestos de


ideas, valores, creencia, leyes, que determinan el modo de intercambio
social (Schvarstein 1992: 25). Podríamos señalar que mediatizan la relación
sujeto-sociedad. Al tomarla como un nivel de realidad social que se define
cuando está establecida, un ejemplo, es la institución salud. Ésta define roles
institucionales (ej.: médico-paciente) y también modos instituidos de
desempeño.

❖ ORGANIZACIÓN

Se caracterizan por ser un sustento material de las instituciones, expresa que


son unidades socialmente construidas para el logro de fines específicos
(Schvarstein 1992: 27). Mediatizan la relación sujeto-institución. Constituyen la
puesta en escena de un orden simbólico. Están atravesadas por muchas
instituciones que determinan verticalmente aspectos de las interacciones
sociales que allí se establecen (Schvarstein 1992: 28), en tanto determinan
modos de hacer y de pensar. No debemos olvidar que éstas presentan un
carácter de construcción social, definiendo una estructura social. Lo que
lleva a pensar en un lugar geográfico concreto donde las personas
responden a un organigrama y a las normas establecidas para la realización
de objetivos y donde se pone en acción un proyecto. Esto último nos
aproxima a la definición de Establecimiento que enunciaremos a
continuación.
INSTITUCIONES

organización

Figura 1.1 Atravesamiento Institucional. - Schvarstein (1992, pág. 33)

INSTITUCIÓN

ORGANIZACIÓN

Figura 1.2 Instituciones y organización. - Schvarstein. (1992, pág.33)

Entre la Institución y la Organización existe una determinación recíproca. Son


niveles/dominios diferentes, pero a su vez complementarios. Las organizaciones
materializan el orden social establecido por las instituciones. Ej. el hospital a la
Institución Salud. La Escuela a la Institución Educación.
Entre ellas existe una relación que se ensaya en tanto las organizaciones
materializan el orden social establecido por las instituciones. Son la puesta en
escena de un orden simbólico y muestran, también, que se complementan.
❖ ESTABLECIMIENTO

Son las unidades menores que componen una organización y que poseen
una finalidad social determinada por las instituciones. Poseen dispositivos
técnicos y equipamiento que es asumido por actores que van a llevar a
cabo prácticas específicas.

Un ejemplo de los conceptos que estamos mencionando se puede establecer


cuando pensamos en una escuela (establecimiento) organizada bajo un sistema
de pautas y funcionamiento que establece el Ministerio de Educación Provincial y
Nacional (organizaciones), al materializar las prescripciones normativas que le dan
visibilidad a las leyes que rigen el funcionamiento de la Educación (Institución
Educativa).

❖ GRUPO

La experiencia inmediata de la vida social se sitúa siempre en grupos: la


familia, el aula, los amigos. Centrándonos en la concepción de la Institución
como Proceso (proceso en movimiento). Son los grupos quienes pondrán en
juego este movimiento, a través de la interacción y la comunicación.
Encontramos en el escenario institucional dos tipos de grupos: grupos-sujetos,
grupos-objetos. Cabe mencionar que el grupo en sí constituye la unidad de
análisis que posibilita la indagación institucional.

El grupo sujeto operan con ciertos El grupo objeto es aquel que


desprendimientos de la está sometido a las consignas
jerarquización y pueden abrirse más instituidas y que soporta la
allá de sus propios intereses, aunque jerarquización institucional (la
no de los de la institución. Estos verticalidad). La acción que
presentan una clara posición despliega es lo que se espera
respecto a “poner en palabra”, que de él, satisfaga o no las
significa apropiarse de un discurso expectativas institucionales.
autónomo. Algunos se constituyen Tienden a repetir “al pie de la
en denunciantes y desnudan el letra el discurso institución.
síntoma, develando ideologías y
racionalidades que invisten las
producciones institucionales.
ATRAVESAMIENTO- TRANSVERSALIDAD

En las relaciones, la interdependencia e interjuego, entre las


instituciones y las organizaciones es necesario diferenciar las nociones de
Atravesamiento y Transversalidad.

La noción de atravesamiento institucional permite comprender


cómo determinados modos de hacer y pensar se producen y se
reproducen en una sociedad, impregnada por la conservación de
estructuras y formas que verticalizan las relaciones, imponiendo límites y
condiciones a la capacidad de la organización de darse sus propias
normas y pautas. Es decir, restringe la autonomía de la Organización.

Al referirnos a la transversalidad, debemos pensar en la oposición a


la “verticalidad”, es decir, en palabras de Lourau, como el fundamento de
la acción instituyente de los agrupamientos, en la medida en que toda
acción colectiva exige un enfoque dialéctico de la autonomía del
agrupamiento y de los límites objetivos de esa autonomía (Schvarstein
1992: 267). Tal definición remitiría a plantear, en las instituciones, el
atravesamiento social que se establecen en los grupos a través de las
relaciones y comunicaciones.

Tal posicionamiento se puede comprender en el uso del coeficiente


de transversalidad o producto de la ecuación verticalidad/horizontalidad,
éste se define por las formas que adopta la organización existiendo,
aquellas que se ajustan a una forma más verticalista según su organigrama
y jerarquías, como también están las que dan lugar a formas horizontales
de relación y de comunicación.

Siguiendo con el aporte de Gregorio Kaminsky (1990), el coeficiente


de transversalidad refiere al grado de optimización que una institución
puede alcanzar ante el complejo anudamiento y condensación de
relaciones de diferente carácter.

Cabe señalar que mejorar el coeficiente de transversalidad es uno


de los objetivos prácticos del Análisis Institucional. Creemos oportuno, incluir
como recurso metafórico, la parábola de los puercoespines, intentando
comprender mejor este concepto:

“Un día de invierno los puercoespines, que sufren mucho frío se


apretaron unos contra otros para darse calor entre sí, pero
desgraciadamente, incómodos por los pinchazos de sus púas, no
tardaron en separarse de nuevo unos de otros. Obligados a juntarse
nuevamente debido al frío persistente, padecieron otra vez el efecto
desagradable de los pinchazos. Esta alternativa desagradable de
acercamiento y separación duró hasta el momento en que se
encontraron a una distancia conveniente, en la que se sintieron al
abrigo de todos los males – ni demasiados pinchazos, ni demasiado
frío…”

EL PROCESO DE INSTITUIR.: categorías de análisis

❖ INSTITUIDO, INSTITUYENTE E INSTITUCIONALIZACION

Abordaremos ahora la lógica predominante en el funcionamiento


institucional, mediante algunas categorías de análisis, que nos permiten
comprender su dinámica, es decir, la dialéctica de las fuerzas que se
mueven en su interior, las cuales no puede entenderse una sin la otra. Tales
aportes han sido promovidos por las corrientes institucionalistas francesas,
instaurándose la dinámica de lo institucional.
Está dado por el interjuego permanente entre la articulación de un
proceso de institucionalización que oscila en dos dimensiones o planos: lo
instituido y lo instituyente. Esta relación, por un lado, no se la debe tomar
como sinónimo de actividad y pasividad; como también se debe tener
presente que los procesos que se desarrollan en las instituciones otorgados
por el movimiento y su dinámica implica conflictos, desajustes,
contradicciones, etc.

La dimensión de lo instituido está asociada a lo dado, a una


estructura ya establecida, determinada, y en este sentido presenta un
carácter de conservación de lo que socialmente está fundado. Mientras
que la dimensión de lo instituyente es una potencia organizante, que se va
conformando, tiene que ver con lo hablante, con lo deseado. ¿Cómo
aparece lo hablante? Aparece bajo la ruptura de lo habitual, las fracturas,
contradicciones, oposiciones, las situaciones paradojales de lo hablado. La
institución distingue en esta dimensión una potencia, un movimiento de
transformación constante que tiende a modificar, a operar mutaciones,
transformaciones en sus características. Estos momentos de transformación
institucional, estas fuerzas que tienden a transformar las instituciones o que
tienden a fundarlas (cuando aún no existen), se llaman instituyentes,
fuerzas instituyentes. Son fuerzas productivas de códigos institucionales.

Cabe mencionar, que lo instituido cumple un papel importante,


porque las leyes, las normas o pautas creadas regulan las actividades
sociales, esenciales de la vida de la sociedad. No es bueno ni malo son
necesarios ambos, puesto que, en la realidad, lo instituyente carece de
sentido si no se plasma, si no se materializa en lo instituido. Por lo cual, un
proceso de producción, de creación de instituciones tiene un producto,
genera un resultado y esto es lo instituido. Lo instituido es el efecto de la
actividad instituyente.

Siguiendo el postulado de Baremblit (1995), la institución se


compondría de un proceso virtual: el de las Potencias instituyentes que se
actualizan a través de un proceso de Institucionalización y dan un
resultado-efecto, lo instituido, lo que da cuenta de dos puntos centrales
tratados anteriormente, es decir, el momento fundacional o Constitutivo
(asociado a lo instituido) y otro de desarrollo transformacional (entendido
como lo instituyente).

Nos parece pertinente trabajar en esta instancia el concepto de


institucionalización, dado su impronta en el campo institucional, ante lo
cual nos preguntamos ¿qué se entiende por el proceso de
institucionalización? Para responder a dicha pregunta recurriremos, a
continuación, a diferentes definiciones para explicarlo.

Tomando los aportes de Lucia Garay (2000) en Análisis Institucional


de la Educación y sus Organizaciones, al referirnos a la institucionalización,
hacemos referencia a la lucha de fuerzas, movimientos que responderían a
la parte del proceso que realiza el traspaso de lo instituyente en instituido
(2000: 04). Desde este posicionamiento, la autora toma el aporte de Lourau
(1980) refiriendo a sentido que la institucionalización puede funcionar
como un proceso de desinstitucionalización, en tanto el sentido de
imposición, reforzamiento, también puede funcionar en el sentido de
disolución (2000: 04).

Poder pensar en este último planteo, resulta útil cuando acudimos,


por ejemplo, a las reformas de leyes que se establecen en las instituciones
sociales. De ese modo, en el sistema educativo, la implementación de un
proceso instituyente que traía consigo la modificación de lo establecido,
instituido en un modo de funcionamiento, pasa por un proceso de
institucionalización, al plasmar y debatir tales propuestas instituyentes
mediante la creación de documentos que se transforma cuando éstas han
sido aceptadas en un nuevo instituido, es decir, la puesta en marcha de un
nuevo instituido. En esta línea de pensamiento, René Lourau y Georges
Lapassade (1987), han establecido el proceso de institucionalización en la
confrontación entre lo instituido y lo instituyente. Para el institucionalismo, la
sociedad constituía una red, un tejido de instituciones, las cuales forman
parte de su base social en la cual se produce un permanente juego de
fuerzas que da cuenta del movimiento institucional: como lugar de un
conflicto entre las fuerzas instituyentes y las fuerzas instituidas en el proceso
de institucionalización.

Se debe mencionar, como lo planteo Garay (), el abordaje de este


proceso de institucionalización, no sólo nos sirve como una herramienta de
análisis para poder entender algunas modificaciones, sino que nos resulta
útil también para comprender los sentidos de una función directiva, de un
establecimiento, de equipo técnicos, etc. En tanto, la institución en su
sentido social está estrechamente vinculada a los valores que sustenta la
sociedad y los adopta en un momento determinado materializándolos en
sus dinámicas de funcionamiento institucional.

❖ FUNCION-FUNCIONAMIENTO

Se hacen presentes otras categorías de análisis: la función y el


funcionamiento. Lourau (1975,1994), en su texto “El Análisis Institucional”,
hace mención a ellas en su estudio introductorio. Para entender su aporte
a continuación caracterizaremos su enunciado:

Escuela-Fabrica-Hospital- Cárcel “Toda forma social posee por


consiguiente una unidad, un carácter
específico producido por su finalidad
Educar- Trabajar-Cuidar oficial… finalidad que, tomara en sí
misma y aisladamente, recibe el
nombre de función” (Lourau, 1994: 13)

Producción, gestión, protección, control, etc.


Se pone de manifiesto que en las instituciones, organizaciones,
establecimientos, sujetos y prácticas presentan una función, estar al
servicio de las formas históricas: instauración de normas sociales, procesos
de socialización, transmisión de conductas, de prohibiciones. Estas
funciones, entre otras, no se exterioriza en su real estado, sino que se
instauran como un objetivo natural, deseado y lógico de las instituciones y
de las organizaciones, es por ello por lo que tienden a ser conservadas, se
presenta como invariable. En ese sentido, tienden a la reproducción,
reiteración y perpetuación de lo ya existente, aquello que no es operativo
para acompañar las transformaciones sociales (lo productivo, lo
revolucionario, lo creativo).

Esta últimas se encontrarían al servicio de un funcionamiento


instituyente, que pretende transformar procesos que están instituidos, en
pos de generar nuevas formas de establecer un nuevo instituido. Desde
este posicionamiento, funcionamiento y producción funcionarían como las
caras de una misma moneda, girando en ambos lados, por separado,
pero en conjunto, existiendo un entrelazamiento, una articulación que
acontece a nivel de producción (instituyente) y de reproducción
(instituido).

Transversalidad Atravesamiento

Venimos planteando que una escuela es un establecimiento de las


organizaciones de la enseñanza, que a su vez concretizan o materializa la
educación como institución. No obstante, en ella, no sólo se transmiten los
saberes o contenidos limitando su función al proceso de enseña y al
proceso de aprendizaje, puesto que, ella está atravesada por objetivos
manifiestos de lo organizado y de lo instituido a nivel social, es decir, debe
preparar fuerza de trabajo, transmitiendo reglas de convivencia, de
comportamientos, de disciplinamiento. No obstante, también la escuela, se
presenta como un lugar de transversalidad en donde se pueden formar
otros modos de relacionarse a través del funcionamiento de prácticas
instituyentes, productivas que instauran otras prácticas, que permiten
generar movimientos alternativos en las estructuras oficiales y consagradas.
Un ejemplo de ello son las agrupaciones políticas-escolar.

En este sentido, la escuela tiene un funcionamiento articulado,


interpretado con muchas otras organizaciones, instituciones, con muchos
otros instituyentes y organizante de la sociedad que actúan en ella, a
través de ellas, por ellas y reside entre los diversos cuadros y segmentos del
mismo establecimiento.

❖ ORGANIZADO-ORGANIZANTE

A nivel organizacional, existe lo organizado como categoría que


refuerza su funcionamiento mediante un sistema instituido y caracterizado
por un organigrama de roles y funciones prestablecidas que se opone a
otros modos de funcionamiento. Pese a la negación, se producen
transformaciones que buscan la fluidez entre lo organizado y lo
organizante, como dialéctica entre lo instituyente y lo instituido y a este
proceso se denomina transversalidad. Reconocemos que los instituidos
organizados, ejercen una función general de selección, represión o
destrucción de las potencialidades de lo instituyente-organizante. Por su
parte lo organizante, al procurar instaurar una actividad
permanentemente crítica y transformación. De este modo podemos
comprender cómo se presenta la dialéctica entre fuerzas conservadoras y
transformadoras en la institución.
LO INSTITUCIONAL Y SUS REGISTROS: SIMBÓLICO E IMAGINARIO

Hemos señalado al comienzo de este recorrido que las


instituciones no resultan fáciles de poder definir, incluso pueden
parecernos, en expresiones de Garay, L (2000) “sombreados
laberinticos”, pero ¿qué queremos decir con esto? Que la Institución no
es sólo hechos, fenómenos, acontecimientos manifiestos, observables,
indicadores empíricos de la racionalidad y funcionalidad, sino que
además, en torno a ella, se construyen sentidos, significaciones que
develar, que descubrir, expresándose incluso su lado irracional o
disfuncional en tanto proceso institucional.

Desde este abordaje vamos a indagar en principio el orden


simbólico, para continuar con el orden imaginario.

Sostuvimos que las instituciones se inscriben en un orden social y


cultural, ahora añadimos lo simbólico. Hacer referencia a este
componente, es aproximarnos a una trama simbólica que funciona
como un elemento de perpetuación y de legitimación. Por un lado, se
construye mediante la función de los ritos, en tanto, sedimentan en la
acción de los miembros un sentido de pertenencia, siendo la institución
un objeto ideal a interiorizar. Tal aprehensión, sin embargo, no sólo se
construye desde la cohesión, sino que también puede ser reconocida en
la creación de los sujetos, cuando perciben y legitiman (o no) sus
posiciones, funciones, obligaciones, idealizaciones, necesidades. Ambos
postulados nos llevan a afirmar que la eficacia del orden simbólico se
legitima en la capacidad de determinar sentido. Pero esto también nos
lleva a preguntar: ¿dónde se origina la eficacia simbólica?
❖ En los valores, es decir, ideas que se presentan con carácter de
sagradas, trascendentes, pero también en los postulados científicos
y técnicos.
❖ En las instituciones educativas se encarnan en normas legitimadas
(contenida en reglamentos) que atribuyen un fundamento y un
sentido preestablecido a las prácticas educativas que allí se
despliegan, instituye maneras de pensar y sentir que se consideran
valiosas para la vida de sus actores.
❖ En la socialización de identidades sociales y culturales (ser estudiante
del colegio…; ser docente del instituto…; ser docente de la
Universidad…)

Con la intención de ampliar lo expuesto podemos decir que el orden


simbólico actúa al instituir, en los sujetos, una identidad que se
corresponde con la identificación de éstos con la institución de
procedencia, siendo potencialmente fuertes cuando confirman un orden
social y construyen tramas simbólicas institucionales.
Se debe enunciar que el orden de lo simbólico no ésta apartado de
las transformaciones que se producen en lo social, ante lo cual, la
construcción discursiva que se emite en lo social, respecto a las funciones
que les asignan a algunas instituciones, repercute en la construcción que
se realiza sobre ellas.
Al respecto planteaba Lucia Garay (2000), que los sujetos intervienen
activamente, a partir de su capacidad singular de producir sentido,
apareciendo el cómo se piensa, cómo se vivencia, cómo se atribuyen
significación a lo que se percibe, en los valores y afectos que adoptan, en
las intenciones y los deseos. Traemos a colación esta reflexión, para añadir
a la propuesta de la imagen una reflexión, la cual hace hincapié en la
participación que cada uno de nosotros construimos, mediada por el lugar
que cada sujeto a elaborado, a partir de posiciones sociales y
pedagógicas, las cuales se legitiman en un orden simbólico: el lugar del
alumno, del directivo, el enseñante.

Vamos a continuar con el orden de lo imaginario o lo que Garay


(2000) denominara “Registro Imaginario” en la institución. ¿a qué nos
referimos con ello?, al flujo de imágenes que circulan en la vida cotidiana
al interior de las instituciones. Partimos de la consideración que cada actor
de la institución se posiciona a partir de su trama imaginaria individual, no
obstante, las construcciones también pueden ser compartidas, generando
consensos o disensos en algunos posicionamientos.
De ese modo, cuando las personas se reúnen y comparten espacios,
tiempos y prácticas, esto está envestido de sentimientos, deseos, miedos,
entre otras vivencias que movilizan o paralizan diversas conductas, desde
retraimientos, enfermedades, ausencias. Actuando una fuerte pregnancia
de los imaginarios y los sentimientos que estos desencadenan.
El imaginario institucional puede facilitar u obstaculizar las
actividades de los grupos, en tanto su poder organizador, en las dinámicas
institucionales, se presente de un modo progresivo o regresivo. Esto se
puede observar en las construcciones discursivas que se elaboran entorno
a las instituciones, en las cuales, sus miembros consideran qué es la
institución, lo que debería ser, lo que falta, los presupuestos. A ello
debemos añadir los espacios vacíos que encuentran en la organización y
la falta de circulación de la información, en tanto la comunicación
funciona como un dispositivo que responde, por un lado, a las demandas,
expectativas y metas de los sujetos; pero también acoge las angustias, el
malestar, los conflictos, los fantasmas, los imaginarios.
Por lo tanto, podemos mencionar que las instituciones en tanto
sistemas culturales, simbólicos e imaginarios, se presentan como conjuntos
englobantes, que aspiran a dejar su sello distintivo en el cuerpo, el
pensamiento y la psique de cada uno de sus miembros; dejando de
pregonar un orden instituido sobre su imagen cuando en su lugar, se
instalan esquemas perceptuales desde los cuales reinstalan imaginarios
que irrumpen en la conformación de un proceso de significación e
identificación social, de pertenencia. Como planteará Kaës (1989), el otro
institucional precede al individuo singular y lo introduce en el orden de la
subjetividad, predisponiendo las estructuras de la simbolización (1989: 45).
Cada institución construye, reconstruye y resignifica tramas
simbólicas particulares que le otorgan singularidad en el perfil de cada
una. Éstas están compuestas por relaciones más o menos instituidas, en
tanto conjunto organizado de personas con localización espaciotemporal
que persiguen fines comunes (Fernández, 1994). Hacer referencia a la
trama institucional, nos aproxima a la metáfora del tejido, como aquel
proceso, construido por el entrecruzamiento de hilos, de líneas que forman
“la tela”. En el caso de la institución, nos referimos a un proceso, construido
por el entrecruzamiento de discursos, de vínculos, de posiciones que
pueden ser sanas y facilitan el crecimiento, la producción y hasta el placer.
No obstante, hay tramas menos sanas, informantes y tóxicas (complot,
conspiración) donde la conflictividad y el malestar están instalados en
forma crónica, naturalizada o poco percibida. Algunos institucionalistas a
este proceso lo han definido como la novela institucional (Fernández, 1994;
Corvalán de Mezzano,1998).
Se trata de una tarea simultánea de develamiento y objetivación;
de vínculos y relaciones con el trabajo, el conocimiento, los otros, la ley, la
autoridad, el aprendizaje y la formación, producto de formaciones
singulares que más allá de la infinita heterogeneidad y dispersión de las
contradictorias visiones del mundo y la institución que expresan, todas
están igualmente fundadas en causas sociales. Atendiendo la postura del
psicoanálisis, el sujeto no puede ser pensado sin las instituciones. La
realidad psíquica se apuntala en dos bordes: corporal e institucional. Por lo
cual, sujeto e institución forman parte de un vínculo de necesariedad.
El sujeto necesita el soporte de la institución y ésta configura su
trama a través de los sujetos. La contención y el vacío, el sufrimiento y el
goce juegan y se conjugan desde los sujetos en este vínculo.

A modo de síntesis

En la presente unidad no propusimos aproximarnos al campo institucional y la


multiplicidad de perspectivas que lo abordan.


Tuvimos presente algunas de las principales perspectivas de conceptualización
acerca de lo institucional, haciendo referencia a la complejidad que presenta
el conocer y comprender una institución; sus procesos y modos de producción,
que no son fácilmente visibles a los sujetos que transitamos por ellos
diariamente.

Se aludió a diferentes modos de definir una institución, vinculada a
posicionamientos teóricos en particular desde líneas más positivistas,
funcionalistas o psicoanalistas, tomado de los aportes de Fischer, G. (1992) y
Schvarstein (1992).

Presentamos conceptos desarrollados por los institucionalistas como Lourau
(1980), en tanto esto permite conocer comprender y adentrarnos al interior de
las instituciones por las que transitamos diariamente.

Planteamos que las instituciones son espacios que condensan lo social y lo
individual, en un juego de atravesamientos múltiples.

Exponemos conceptos relevantes para entender la institución como el
interjuego constante entre lo instituido y lo instituyente. Estos encuentran eco en
las categorías como lo organizado, lo organizante, la función y el
funcionamiento.

Destacamos las teorizaciones que realiza Lucia Garay (2000) respecto a que las
instituciones poseen un orden simbólico y se inscriben en ese orden social y
cultural.

Sostenemos que las instituciones se conjugan la complejidad y la paradoja. Son
objetos difíciles de capturar. Nos causan extrañamiento. Su materia es
esencialmente simbólica, al decir de Castoriadis (1993), se conforma de
sentidos y significados a ser develados, descifrados, en la búsqueda de lo que
realmente es y no solo de lo que aparenta o simulan ser.
Bibliografía consultada:

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…………………………………………………………………….………Setiembre 2017

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