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El libre acceso a las Escrituras se ha confundido con una libre interpretación.

El primer libro que Dios escribió no fue la Biblia, sino la creación. Sin embargo, la creación
no es igual de valorada y respetada por los cristianos como a la Biblia.
La cultura occidental está en pañales en conocer las estrellas.
Debemos volver a valorar la sabiduría ancestral que el mundo occidental aplastó en los
pueblos precolombinos.
Leer la naturaleza exige más sensibilidad que racionalidad. El problema es que el
pensamiento europeo cree que vale más la razón que percibir ciertas verdades divinas en
la naturaleza.
Hay que quitarnos el yugo europeo de creer que solo su pensamiento es el verdadero.
El mundo evangélico es hipócrita cuando dice amar a Dios, pero no respeta el medio por el
cual Él se revela: la creación.
Seguimos eligiendo a Barrabás y destruyendo al enviado de Dios mientras sigamos
irrespetando y destruyendo la creación que es un medio de revelación divina.
El mundo prefiere al dólar-Barrabás y sigue crucificando a la creación que es instrumento
de Dios para revelarse.

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