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¿Quién es el tercero que siempre camina a tu lado?

Cuando cuento, no hay nadie más que tú y yo juntos


pero cuando miro hacia delante en el camino blanco
siempre hay otro que camina a tu lado
que se desliza cubierto por un manto marrón, encapuchado
no sé si hombre o mujer
- Pero ¿quién es ese que camina al otro lado?
T.S. Elliot, «La tierra baldía» (1922, Traducción de Costa Picazo p. 72)

La redefinición de la subjetividad en The Handmaid’s Tale


Anécdota
The Handmaid’s … es una serie británica que, hasta el momento cuenta con dos temporadas
estrenadas en los años 2017 y 2018, respectivamente. Sin embargo, el análisis que me gustaría
acercarles hoy se limita a proponer una lectura de los diez capítulos que conforman la primera de
las entregas. En lo que al nivel anecdótico se refiere, la historia se sitúa en un futuro distópico y se
desarrolla en la República de Gilead, nombre con el que se rebautiza a los EE.UU. después de que
un grupo religioso extremista derrocara al gobierno constitucional. La instauración de este régimen
implica la reducción de todas las libertades individuales y la supresión de los derechos humanos en
general y de los derechos de la mujer en particular. En este contexto, las mujeres fértiles son
obligadas a oficiar de criadas en los hogares de los miembros más poderosos del nuevo orden
social, con el único fin de gestar niños para esas familias. Los diez capítulos que hoy nos ocupan
relatan, precisamente, cómo June, una ciudadana norteamericana, se convierte en Offred, una
esclava del régimen y miembro activa de la resistencia a él.
Dicho esto, es momento de centrar nuestra atención en las operaciones que dan cuenta de esa
transformación, ya que, como afirmaba antes Daniel, el dinamismo de este tipo de narrativas está
dado, principalmente, por su configuración formal. Es decir que, en consonancia con las
propuestas de Agustina y Antonela, a los fines de problematizar el texto nos interesaremos de aquí
en más por la alteración o la complejización de los actores y las dimensiones espacio-temporales
que constituyen el relato.
Pregunta problema e hipótesis
Lo primero que podemos señalar acerca de esta serie es la identificación de una problemática
que se relaciona con la propuesta de Agustina. Esta es la de la articulación de la temporalidad con
la configuración de las subjetividades. Se trata de un relato donde los eventos no se presentan en
orden cronológico, sino a través de flashbacks o retrocesos con respecto al presente de la
enunciación y que remiten a un tiempo anterior en el que los sujetos viven en una sociedad
democrática, donde todos viven en libertad (trabajan, tienen relaciones amorosas diversas, son o
intentan ser madres, etc). Ahora bien, esta serie de anacronismos no solo reconfigura la
subjetividad de quien, en términos anecdóticos, podríamos denominar como el personaje principal
–Offred–, sino que además resignifica a otros sujetos: Moira (amiga), Lukas (su esposo), Nick
(chofer) o Serena (esposa del comandante), entre otros. Esto es, a medida que se suceden los
capítulos, los anacronismos no solo revelan e imponen nuevas intrigas en relación con la trama,
sino que, a su vez, operan alterarando las subjetividades, ya que ponen en tensión las distinciones
sometedores/sometidos, manipuladores/manipulados, sujetos/objetos que, en el nivel anecdótico,
parecerían estar muy claras. En consecuencia, esta observación nos permite formular el siguiente
interrogante: ¿a efectos de qué los anacronismos alteran las subjetividades y ponen en tensión
estas dicotomías? La conjetura que propongo para poner en discusión sostiene que la alteración de
las subjetividades y la puesta en tensión de estas dicotomías, a través de los anacronismos,
permite leer en The Handmaid’s… la aparición de un sujeto colectivo o intersubjetivo, que no
admite un análisis dicotómico.
Argumentos
Para dar cuenta de esta afirmación, me referiré a la manera en que se configura la subjetividad
de las criadas (a quienes llamaremos S1) frente a la de las señoras para quienes estas tienen hijos (a
quienes llamaremos S2). En un nivel superficial, diríamos rápidamente que son antagonistas; sin
embargo, los flaschbacks antes mencionados resignifican esta relación. A lo largo de los textos o
del gran texto que conforman todos los episodios juntos, podemos identificar numerosas
modificaciones en cuanto al tipo de relaciones que S 1 y S2 establecen entre sí. Entre ellos podemos
citar: S1 desea la libertad y S2 actúa como un oponente; S2 (manipulador) desea una familia y S 1
(manipulado) actúa como ayudante; S1 (manipulador) posee el objeto de deseo –la capacidad de
gestar- de S2 (manipulado) y ejerce poder como consecuencia de ello; S 1 actúa como oponente de
S2 al impedir su conjunción con el objeto de deseo; S 1 y S2 persiguen un mismo objeto de deseo
(sobrevivir) y se enfrentan a un oponente en común (el régimen), por lo cual podríamos incluso
hablar de un S3, que no emerge de la conjunción entre S 1 y S2, sino que de cierta manera los
envuelve, los abarca. Asimismo, podemos señalar cómo otro elemento formal contribuye a poner
en tensión la configuración de la subjetividad de las criadas y la de las señoras como antagonistas
entre sí. Este tiene que ver con la iteración en todos los episodios de dos tipos de toma en
particular, en relación también con una disposición particular de las figuras dentro de la diégesis.
Se repiten los planos generales y los planos medios que muestran a S 1 y S2 y a todo lo que las rodee
en disposiciones perfectamente simétricas, lo cual contribuye a producir un sentido de
igualdad/intercambiabilidad de funciones. [Aquí podría citar la secuencia del parto en el segundo
capítulo o la escena del espejo en el sexto]. Finalmente, debemos señalar cómo en la presentación
de este último razonamiento implícitamente hemos hecho referencia a otra operación que borra
los límites entre las subjetividades. Al ubicarnos en el nivel semántico identificamos solamente dos
sujetos que, en términos anecdóticos, se traducen en dos grandes grupos de personajes: las
criadas (S1) y las señoras (S2).
Conclusión
Todo esto nos permite hablar de la aparición de la intersubjetividad y, en consecuencia, de una
resistencia intersubjetiva en el texto, ya que el reconocimiento de estas relaciones conflictivas y
recíprocas entre los sujetos conduce, a su vez, al reconocimiento de los derechos propios en la
garantía de los derechos de los otros. Es decir que ya no alcanza con leer las subjetividades en
clave de individualidad: no es posible reconstruir la experiencia de ningún sujeto de manera
aislada, sino que por el contrario sus historias se cruzan, se completan, se superponen. Restaría,
entonces, preguntarse por la naturaleza de este nuevo tipo de sujeto, ¿cómo podemos pensar la
intersubjetividad si esta no se reduce –como puede deducirse del análisis- a una simple sumatoria
de individuos?
Esta pregunta final, entonces, nos plantea un reenvío hacia otros textos de la cultura. Si todos
los sujetos, pueden/podemos ocupar el lugar de los otros, ¿qué implicancias tienen los relatos que
cancelan formalmente esa posibilidad? Pensemos, por ejemplo, en los noticieros o en los
programas de actualidad, ¿cómo se configuran allí las alteridades? ¿Qué tipo de lecturas habilitan
esos textos en torno a los otros? ¿A fines de qué habilitan, práctiamente por norma, una lectura
dicotómica y no otra? En consonancia con Peirce, creemos que el “el objeto de razonar es
averiguar algo que no conocemos a partir de lo que ya conocemos” (1877:3) y tenemos la
convicción de que este también es un proceso necesariamente comunitario. Por eso, las lecturas
que hoy proponemos no se plantean como definitivas. Lejos de eso, lo que nos convoca es el deseo
de, a partir de un objeto en común, acercarles algunos interrogantes para propiciar espacios de
interacción y producción colectiva de conocimientos.

Trailer Temporada 1: https://www.youtube.com/watch?v=X9HO210HEz8

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