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Los alimentos transgénicos son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo

modificadomediante ingeniería genética y al que se le han incorporado genes de otro organismo


para producir las características deseadas.1 En la actualidad tiene mayor presencia los alimentos
procedentes de plantastransgénicas, como el maíz o la soja.

La ingeniería genética o tecnología del ADN recombinante es la ciencia que manipula secuencias
de ADN (que normalmente codifican genes) de forma directa, posibilitando su extracción de
un taxón biológico dado y su inclusión en otro, así como la modificación o eliminación de estos genes. En
esto se diferencia del mejoramiento genético clásico basado en la selección, que modifica los genes de una
población de forma indirecta, mediante cruces dirigidos.2 La primera estrategia, de la ingeniería genética, se
circunscribe en la disciplina denominada biotecnología vegetal. Cabe destacar que la inserción de grupos de
genes y otros procesos pueden realizarse mediante técnicas de biotecnología vegetal que no son
consideradas ingeniería genética, como puede ser la fusión de protoplastos.3

Ello tiene una explicación fundamental muy clara (más allá de la nube de webs “pro” o “contra” alimentos
transgénicos de dudoso rigor científico): la Unión Europea y Estados Unidos, dos de los principales actores
en el desarrollo de la política sobre control de transgénicos en la alimentación, tienen dos situaciones bien
distintas que favorecen la creación de mitos alrededor de este debate.

Maíz: En Estados Unidos, el 85% del maíz comercializado es transgénico

Soja: Se modifica genéticamente para resistir pesticidas y aumentar la producción

Calabaza: Se modifica genéticamente para resistir a los virus

Alfalfa: Es resistente al herbicida más utilizado

Canola: En Estados Unidos, más del 90 % de los cultivos están modificados genéticamente.

Leche: Las vacas son afectadas con la hormona de crecimiento bovino, un producto transgénico que
aumenta la producción de leche. Aunque se utiliza en Estados Unidos y otros países de América, la hormona
está prohibida en la Unión Europa y muchos otros territorios.

Existen enfermedades que son directamente causadas por el consumo de alimentos transgénicos, como las
mencionadas nuevas alergias. Por otro lado, en 2010 científicos franceses descubrieron que el consumo de
maíz transgénico causa enfermedades renales y hepáticas, y en general afectan el sistema metabólico.

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