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UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO

FACULTAS CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA

Título:
LA ANSIEDAD EN EL ADULTO MAYOR

Monografía de la asignatura:

Psicología Social
Docente:
Fredilberto Castro Rodriguez

Integrantes:
Lozada Carlos David Luis
Quispe Muños Tatiana Lizeth
Salgado Pisfil Mariel de los Milagros
Zavala Levano Giancarlo

Pimentel ,21 de junio del 2019

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El hombre se complace en enumerar sus pesares, pero no
enumera sus alegrías

Fiódor Dostoyevsky

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ÍNDICE

1. Definición
1.1. Causas de la ansiedad en el adulto mayor
1.2 Tipos de ansiedad
1.3. Factores de riesgo
1.4. Manifestationes de la ansiedad en el adulto mayor
1.5 Diágnostico de la ansiedad en el adulto mayor
2. Abordaje farmácologico de los trastornos de ansiedad
2.1 Psicofármacos
2.2 Benzodiacepinas
2.3 Antidepresivos
2.4 Antipsicóticos
2.5 Pregabalina
3.Tratamientos psicológicos
4. Conclusiones
5. Referencias y Bibliografías

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INTRODUCCIÓN

Aunque los trastornos de ansiedad son menos


prevalentes en ancianos que en poblaciones más jóvenes, su
presencia, en muchas ocasiones de forma subclínica, es
elevada. Suelen pasar desapercibidos, incorrectamente
diagnosticados y no son tratados o lo son de forma
inadecuada. Clínicamente suelen expresarse como ansiedad
generalizada y con frecuencia se acompañan de síntomas
depresivos. Perturban notablemente la vida del paciente y de
su entorno, por lo que es obligado abordarlos de forma
terapéutica.
Estos pacientes son especialmente complejos y dicha
complejidad no puede ser contemplada en guías
generalizadas, sino que exige un juicio clínico basado en la
experiencia del terapeuta, que debe aplicar, según su leal
saber y entender, las recomendaciones generales.
La finalidad de este trabajo es poder brindar información es
describirr cómo se expresa la ansiedad en el adulto mayor
tomando en cuenta los factores biológicos y cómo este se
desarrrollará en el ambiente social.

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1.Definición

La Ansiedad es una emoción, que no es mala, como


habitualmente se suele pensar. Supone una activación del
organismo, que se prepara para hacer frente a una amenaza o
peligro, e implica factores cognitivos, fisiológicos y conductuales o
motores. Tanto las sensaciones físicas como los pensamientos y
conductas aparecen siempre, en mayor o menor medida una u otra,
pero interrelacionadas.

1.1 Causas de la ansiedad en el adulto mayor

Cambios bruscos en el estilo de vida.:

Alcanzada la tercera edad se experimentan diversos cambios


vitales como, por ejemplo, la jubilación. Disponer de demasiado tiempo
libre y tener que aprender a ocuparlo, genera ansiedad en algunas
personas.

Proximidad a la muerte:

Algunas personas mayores consideran que el final de la vida está


cerca. Este pensamiento puede generar altos niveles de ansiedad,
ocasionando tanatofobia en los casos en los que la obsesión por la
muerte, domina el pensamiento.

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Deterioro del estado de salud/ incapacidad física:
Con el envejecimiento, además del deterioro visible, por
ejemplo, de la piel, las funciones físicas y cognitivas también se
ven afectadas y ocasionan, en algunas situaciones, incapacidad
que priva a algunas personas del desarrollo de su ritmo de vida.

Soledad:

Pérdidas de amigos, familiares, compañeros


sentimentales, sentirse distanciado de los seres queridos…son
algunas de las situaciones que provocan falta de compañía.

Padecimiento de otra enfermedad:

Sufrir otro tipo de enfermedad como, por ejemplo, la


hipertensión, la artrosis o la depresión es considerado otro de los
motivos que pueden hacer que los ancianos experimenten síntomas de
ansiedad.

1.2 Tipos de ansiedad


Los trastornos de Ansiedad recogidos en el DSM-IV (criterios
diagnósticos según la Asociación Americana de Psiquiatría, 1994)
son los siguientes:

Trastorno de Pánico con y sin Agorafobia:


El Ataque de Pánico se caracteriza por la aparición
súbita de algunos de los siguientes síntomas: palpitaciones,
ahogo o dificultad para respirar, sudoración, opresión en el
pecho, sensación de atragantarse, mareo, naúseas,

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hormigueo, escalofríos, sensación de irrealidad, miedo a
morir o a volverse loco. Estas sensaciones pasan en unos
minutos, pero dejan el miedo a que vuelva a producirse, lo
que llevaría, en algunos casos, a la Agorafobia.
Agorafobia:
Aparece la ansiedad o el ataque de pánico en
determinadas situaciones o lugares en los que pueda ser
difícil recibir ayuda, o salir huyendo, como por ejemplo
estar solo en casa, en lugares muy concurridos, o viajar en
transporte público. Para evitar la ansiedad y las sensaciones
descritas antes, se comienza a evitar

Fobia Específica:
Miedo a perros,arañas a la sangre, las tormentas, los
ascensores, los aviones… con una respuesta de ansiedad
muy acusada que lleva a evitar esos estímulos o se soportan
con un gran malestar.
Fobia Social.:
Implica un miedo a situaciones sociales en las que la
persona teme hacer algo embarazoso, como hablar en
público o con personas del sexo opuesto, por ejemplo.
Trastorno Obsesivo-Compulsivo.:
Las obsesiones son pensamientos o imágenes
recurrentes que producen gran malestar. Las tensiones
surgen en respuesta a las obsesiones, y son conductas
(lavado de manos, comprobaciones) o “actos mentales”
(rezar, contar) de carácter y exagerado que pretenden

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prevenir el malestar o evitar alguna supuesta
consecuencia
Trastorno de Estrés Postraumático:
Aparece en algunas personas que han sufrido un
suceso traumático con riesgo o amenaza para su vida o
la de allegados. La persona reexperimenta el trauma a
través de imágenes persistentes, pensamientos, sueños,
alucinaciones… con un gran malestar y activación :
Iirritabilidad, hipervigilancia… y evitación de todo
aquello que le recuerde el suceso, con
bloqueo emocional y 8ension88, y sensación de
desesperanza y apatía.
Trastorno de Estrés Agudo:
Muy relacionado con el anterior, pero aparece
durante el acontecimiento traumático o durante el mes
siguiente.

Trastorno de Ansiedad Generalizada:


Preocupación excesiva por diferentes situaciones
o acontecimientos de la vida cotidiana, con problemas
de tension, irritabilidad, tension muscular, etc.

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1.3. Factores de riesgo

FACTORES BIOLÓGICOS
Un hecho aceptado es el papel de la herencia, ya que parece
existir cierta heredabilidad específica para determinados trastornos
como el trastorno obsesivo-compulsivo y el trastorno de angustia
y una inespecífica, a través de los rasgos de personalidad, que
confieren una vulnerabilidad para desarrollar síntoma de ansiedad
entre ellos tenemos:
 Ser mujer
 Tener fragilidad física y emocional
 Sufrir de algún tipo de enfermedad crónica
 Haber perdido soporte social
 Haber sufrido un trauma reciente
 Usar múltiples medicamentos
 Vivir solo
 Tener una baja educación formal
 Pensar que se tiene mala salud
 Tener limitaciones físicas que dificultan las actividades
diarias
 Haber sufrido eventos adversos en la infancia

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FACTORES PSICOLÓGICOS
Distintos estudios han identificado algunos
factores como de riesgo para la aparición de cuadros
ansiosos. Así, han demostrado su importancia determinados
rasgos de personalidad (como el neuroticismo), el locus de
control externo, la existencia de estrategias de afrontamiento
disfuncionales o la presencia de psicopatología previa a la
senectud. La asociación de estos factores se establece para la
aparición de síntomas y de trastornos y se observa en
estudios transversales y longitudinales, lo que indica que su
relación etiopatogénica se establece aumentando la
vulnerabilidad para éstos y facilitando la aparición y
expresión de la clínica.
FACTORES SOCIALES
Se ha señalado que la adversidad social (clase social
baja, escasos ingresos, malas condiciones de la vivienda,
etc.) incrementa los niveles de la dimensión de ansiedad en
la población anciana, pero su asociación con trastornos de
ansiedad (categoría) es menos potente. Posiblemente,
aunque favorezca la ansiedad, su valor etiológico para
trastornos mentales graves resulte menos relevante.
Los acontecimientos vitales más asociados a la emergencia
de psicopatología ansiosa en la vejez son los duelos, la
jubilación y la institucionalización, pero el valor patógeno
de cada uno de ellos debe establecerse para cada individuo
en función del impacto que genere y de las estrategias que el
anciano posea ante ellos.

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1.4 Manifestaciones de la ansiedad
Uno de las primeras cosas que debemos saber es que
la ansiedad es una respuesta emocional no esencialmente
problemática, aunque sí tiene una naturaleza displacentera.
Ha estado presente desde siempre en nuestro repertorio
conductual y en principio tiene un carácter adaptativo, es
decir, de alguna manera nos ha ayudado a sobrevivir como
especie.
Sin embargo, las peculiaridades de la vida moderna han
hecho que esta característica, innata en el hombre, se
desarrolle de forma patológica llegando a estructurar
enfermedades mentales.
Entre tales enfermedades mentales o psicopatologías que
tienen la ansiedad en su centro podemos mencionar al ataque
de pánico, al trastorno obsesivo compulsivo o las fobias.
Pero en adultos mayores la manifestación más frecuente es
el Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
Este consiste en una preocupación constante y a largo plazo
sin saber sus causas y que impide desempeñarse de manera
normal, ni concentrarse en actividades cotidianas. Desde el
punto de vista físico podría sentirse dolores de cabeza,
mareos, palpitaciones cardiacas o insomnio.

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1.5 Diagnóstico de ansiedad

Existe complejidad en el diagnóstico de TAG, ya que a


menudo se manifiesta con síntomas somáticos además de
relacionarse con varias condiciones médicas (comorbilidad),
deterioro cognoscitivo y cambios en las circunstancias de
vida. La evaluación clínica debe incluir una historia familiar
de sintomatología ansiosa, lista de medicamentos prescritos
y automedicados, y uso o abuso de sustancias, escalas de
tamizaje y estudios paraclínicos.
Los instrumentos de tamizaje para ansiedad son de utilidad
en la identificación de síntomas, siempre que se usen bajo
una evaluación clínica completa; proveen de información
con relación a severidad de los síntomas y permiten medir
efectividad de intervenciones farmacológicas y psicológicas.
El Inventario de ansiedad de Beck (BAI, Beck Anxiety
Inventory) es una herramienta útil para identificar la
severidad de síntomas de ansiedad en pacientes adultos
mayores. Permite medir cambios posteriores al inicio del
tratamiento, por lo que se recomienda aplicarse en toda
valoración integral del paciente. El punto de corte para
ansiedad es de 21 o más.
Las pruebas de laboratorio pueden ayudar en el diagnóstico
de condiciones médicas que producen síntoma y signos de
ansiedad. Se debe realizar biometría hemática completa,
niveles séricos de Vitamina B12, folatos,
electrocardiograma, pruebas de función tiroidea, glucosa
venosa, los cuales son de utilidad para excluir condiciones
clínicas comunes asociadas con TAG.

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2.Abordaje farmacológico de los trastornos de ansiedad

Sin duda, el problema más grave que se presenta es la alta


frecuencia con la que estos cuadros pasan desapercibidos,
son mal diagnosticados y, en consecuencia, no tratados.
Debe recordarse que la clínica ansiosa se vincula con
discapacidad funcional, deterioro en funciones cognitivas,
mala salud percibida y peor calidad de vida, que aún obliga
más a la intervención sanitaria. Previa a la misma, la
recomendación de una adecuada valoración psicopatológica,
somática y funcional es obligada.
La posibilidad de que el cuadro esté producido por una
patología somática, la presencia de patología intercurrente,
el hecho de la polimedicación y la accesibilidad a los
recursos sanitarios condicionarán el plan terapéutico que se
diseñe para el individuo. En comparación con la profusión
de estudios, publicaciones, guías y protocolos sobre el
tratamiento de la depresión del anciano, hay escasez de éstos
cuando se trata de la pauta que se debe seguir en los cuadros
ansiosos. La mayoría de las recomendaciones que se
emplean no son sino inferencias hechas desde las evidencias
que existen para el tratamiento de estos problemas en
poblaciones adultas de la vida y son válidas siempre que se
adapten y ajusten a las características del paciente anciano.

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2.1 Psicofármacos
Pocos estudios han evaluado el uso específico en ancianos
de los diferentes fármacos propuestos para el tratamiento de
los cuadros ansiosos. Para elegir la medicación más
adecuada deben tenerse en cuenta los efectos de la edad en
la farmacocinética y farmacodinamia, las interacciones
medicamentosas con otros medicamentos que pudieran
tomar y considerar, en todo momento, la seguridad, la
tolerabilidad y la adherencia de la medicación que se va a
prescribir.
2.2 Benzodiacepinas
Los benzodiacepinas están considerados como fármacos
seguros y eficaces en el tratamiento de la ansiedad del adulto
y se emplean, de forma habitual, en la ansiedad del anciano.
Se indican en asociación con otros recursos
psicofarmacológicos (como los antidepresivos) o como
único fármaco, lo que es una pauta de tratamiento poco
recomendable. Algunos autores han encontrado que los
benzodiacepinas se emplean en el 70% de los pacientes con
ansiedad y en todos los grupos de edades, pero, a medida que
aumenta el rango de edad, la proporción de pacientes que
sólo reciben tratamiento con benzodiacepinas se incrementa.
Las prescripciones de benzodiacepinas tienden a mantenerse
en el tiempo y se prolongan durante años. Estudios de
seguimiento a seis y a nueve años han mostrado que
alrededor de la mitad de pacientes ancianos a los que se les
prescribió continúa tomándolas. Este hecho se relaciona con
el alto riesgo presentado por esta población para desarrollar

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dependencia a estas sustancias, por lo que hay que estar
especialmente atentos y detectarla en los estadios más
iniciales.
Hay que mantenerlas el tiempo mínimo y sólo el preciso.
Debe recordarse que el empleo de benzodiacepinas para
tratar los trastornos de ansiedad del anciano sólo debe ser un
elemento más de un programa terapéutico complejo y que
requiere un control de seguridad mantenido con una
limitación en el tiempo de prescripción.

2.3 Antidepresivos
Los antidepresivos, especialmente los de nueva generación,
constituyen la primera línea en el tratamiento de los
trastornos de ansiedad. A su eficacia sobre el trastorno de
ansiedad se le añade su capacidad para reducir los síntomas
depresivos que, con frecuencia, aparecen asociados en la
clínica.

2.4 Antipsicóticos
En principio, no se recomienda la utilización de fármacos
antipsicóticos en trastornos ansiosos no complicados,
aunque se ha empleado, de forma eficaz y segura, en casos
específicos de trastornos de ansiedad que se han mostrado
refractarios al tratamiento convencional o en los cuadros
ansiosos que aparecen en trastornos orgánicos cerebrales
como las demencias. En caso de tener que indicarlos, los de
segunda generación como risperidona, quetiapina y
olanzapina son los más empleados. Se debe prestar atención

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a las interacciones medicamentosas, por ejemplo, con
fármacos que inhiben el citocromo P450.

2.5 Pregabalina
Recientemente se ha señalado la indicación, eficacia y
seguridad de la gabapentina y, sobre todo, de la pregabalina
en los cuadros de ansiedad. Esta última sustancia tiene
reconocida su indicación en estos trastornos y ha demostrado
su eficacia tanto en los síntomas psíquicos como somáticos
de ansiedad. Su inicio de respuesta aparece entre la primera
y segunda semanas, antes de lo que se observa con los
fármacos antidepresivos.
Es eficaz en los trastornos de ansiedad generalizada en
pacientes mayores de 65 años. En dosis de 150-600 mg
parece bien tolerada y segura, con efectos secundarios
escasos y auto limitados, aunque se ha comunicado algún
caso de alteración cardíaca. Su ventaja principal es la
ausencia de los efectos secundarios de los benzodiacepinas,
el escaso impacto sobre funciones cognitivas y su bajo riesgo
de abuso y dependencia.

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3. Tratamientos psicológicos
En general, las investigaciones sobre eficacia de la
psicoterapia en mayores han recibido poca atención. Sin
embargo, son un recurso de primer orden que puede
complementar al tratamiento psicofarmacológico o incluso
sustituirlo en aquellos casos en los que no sea posible
emplear fármacos o que el paciente se muestre reacio a
tratarse.

LAS TERAPIAS COGNITIVO-CONDUCTUALES


Han sido ampliamente empleadas. Sus
protocolos suelen incluir psicoeducación, autorregistros,
entrenamiento en relajación, exposición a pensamientos y
situaciones con desensibilización sistemática y
reestructuración cognitiva.
En ocasiones se han empleado otras técnicas como el
entrenamiento en la resolución de problemas, la historia vital
o incluso técnicas orientadas a facilitar la adherencia al
tratamiento farmacológico con llamadas de teléfono
recordatorias, terapias asertivas o terapia de apoyo, que
incluye la reflexión comprensiva y la validación de
sentimientos, y el entrenamiento en relajación también son
dos técnicas de interés en el tratamiento de estos pacientes.
Las terapias cognitivo-conductuales no sólo se han mostrado
claramente eficaces en la ansiedad, sino que también ejercen
un efecto beneficioso sobre los síntomas depresivos que
acompañan con frecuencia a estos cuadros. El entrenamiento

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en relajación ha mostrado su eficacia, sobre todo cuando se
mantiene la práctica en el tiempo.
Se ha demostrado que es útil tratando:
 Ansiedad
 Depresión
 Pánico
 Agorafobia y otras fobias
 Fobia social
 Bulimia
 Trastorno obsesivo compulsivo
 Trastorno de estrés postraumático
 Esquizofrenia
¿Cómo funciona la terapia conductal?
La TCC le puede ayudar a entender problemas complejos
desglosándolos en partes
más pequeñas. Esto le ayuda a ver cómo estas partes están
conectadas entre sí y cómo
le afectan. Estas partes pueden ser una situación, un
problema, un hecho o situación.

Aceptación de sensaciones
Se trata de centrarse en la sensación mas
desagradable que tengamos y entrar en contacto con ella.
Permanece en contacto como si fueras un foco de luz que no
empuja ni fuerza nada y que tampoco deja nada como está.
Se trata de hacernos amigos de nuestras sensaciones de ver

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como son y como evolucionan por si solas sin intervenir
nosotros. Dejando que la sensación evolucione como quiera,
si algo nos duele dejamos que el dolor se desarrolle, crezca
o disminuya sin intervenir. Al ser una sensación
desagradable tendemos de manera automática a intentar que
disminuya y desaparezca, ahora hay que dejarla que crezca,
si esa es su evolución natural. Contactar ligeramente, que
sean las sensaciones las que guíen nuestra conciencia no
intentemos sentir lo que queremos sino lo que el cuerpo nos
dice. Vamos a observar la sensación, ver sus características,
que parte del cuerpo está involucrada, si es aguda, sorda, si
siempre es igual o va cambiando con el tiempo, etc. Lo mas
importante es observar sin intervenir. Si alguna otra
sensación se hace mas fuerte que la que hemos contactado
nos vamos a ella. Vamos a dejar que todas las sensaciones
desagradables lleguen a nuestra conciencia.
Evitar los movimientos conscientes puesto que generalmente
intentan hacer desaparecer las sensaciones desagradables.
Vamos a trabajar desde la pasividad. Si algún movimiento
involuntario surge dejarlo que ocurra también pasivamente.

Exposición:
La ansiedad es una respuesta sujeta a la ley de la
habituación. Si se mantiene el estímulo un tiempo suficiente
la respuesta desaparece. Es una respuesta muy elemental y
responde a la ley del condicionamiento clásico (el paradigma
se explica como en los perros de Paulov).

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Se emplea la exposición en la imaginación, en vivo, la
implosión y la exposición graduada, que es la más emplead
Desensibilización sistemática:
Exposición al estímulo temido en la imaginación y en un
estado relajación. Los experimentos controlados y
contrastados científicamente han demostrado que estas
técnicas son el tratamiento psicológico adecuado para los
trastornos de ansiedad, otros métodos son menos eficaces o
ineficaces en absoluto.

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4.Conclusiones

Los trastornos ansiosos del anciano constituyen un reto


conceptual, asistencial y terapéutico que no ha recibido,
hasta el momento actual, la atención que requiere. Aunque
algunos aspectos específicos de la enfermedad y del
tratamiento de esta patología son aun escasamente conocidos
los recursos terapéuticos de los que dispfarmacológicos y
psicoterapéuticos, permiten abordarlos de forma eficaz y
segura, y esto redundará en una mejor calidad de vida del
paciente y de su entorno.

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5.Referencias y Bibliografía

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