Professional Documents
Culture Documents
versátil, flexible y creativo. Usaba lecciones objetivas (Mat. 6:25-33; 22:15--22), narraba historias
(Lucas 10:30:15:11), dramatizaba los temas (Mat. 8:26; 21:19-22). Usaba comparaciones y parábolas
para facilitar la comprensión.
Jesús conocía y entendía a la gente. Demostraba amor hacia las personas en lo que hacía. No
enseñaba porque le gustaba enseñar…enseñaba porque amaba a las personas. Él se interesaba en
las personas que conocía. Tenía algo nuevo que enseñarles, algo que ellos necesitaban y se
preocupaba lo suficiente como para entrar en acción. El amor era lo que impulsaba al Maestro de
maestros al ministerio.
Era un experto de la comunicación y hablaba en un lenguaje que el hombre común podía entender. Su
lenguaje fue rico en comparaciones fáciles de entender. Conocía la eficacia de atraer la atención y
mantenerla. Repetía las cosas importantes y hacía preguntas para asegurarse que la gente entendía.
El Señor preguntaba a menudo. No lo hacía por ignorancia, ni por tentar, sino porque deseaba
involucrar a sus oyentes en la conversación, haciéndolos reflexionar. Por ejemplo: ¿Quién dicen os
hombres que es el Hijo del Hombre? ¿Es lícito en los días de reposo hacer bien? ¿Qué te parece,
Simón? ¿Quién de estos tres parece que fue el prójimo?
Era pertinente. Su enseñanza tenía aplicación práctica a la vida. Jesús estimulaba a la participación.
Conocía el valor de aprender haciendo. Lo muestran las palabras activas que usaba con frecuencia:
“vengan, vayan hagan, sigan, prediquen”. Sabía que su enseñanza no era eficaz hasta que sus
oyentes empezaran a hacer algo con ella.
Jesús motivaba. Usaba de la motivación intrínseca y extrínseca. Hacía uso de la motivación intrínseca
cuando llamaba a la gente a responder a la verdad divina, a su amor, a sus propias conciencias y a los
impulsos del Espíritu Santo. Así también, usaba las motivación extrínseca al prometer beneficios y
recompensas a aquellos que le seguían.
Podemos imitar a Jesús en cada uno de estos aspectos para llegar a ser buenos maestros. Es posible
alcanzar más autoridad conociendo bien lo que enseñamos y viviendo vidas consecuentes con nuestra
enseñanza. Podemos ser tan creativos como deseemos. Debemos estudiar a la gente en general y
aprender acerca de aquellos a quienes vamos a enseñar. Podemos aprender acerca del proceso de
enseñanza y usarlo para provocar aprendizaje. Todo lo que necesitamos es el deseo de hacerlo y
voluntad para trabajar
CUALIDADES BÁSICAS DE UN BUEN MAESTRO.
- Ama a sus alumnos.
- Conoce a sus alumnos.
- Conoce su materia.
- Conoce cómo enseñar.
- Vive lo que enseña.
Ama a sus alumnos.- El amor del maestro hacia sus alumnos y a lo que enseña, invariablemente, lo
conduce a dedicarse con mayor pasión a la labor de enseñanza. El amor lleva al maestro a percibir y
entender las necesidades de sus alumnos, de tal modo que su enseñanza vaya dirigida a suplir dichas
necesidades. El amor del maestro también produce la respuesta de sus alumnos. La mente de ellos se
hace más receptiva en un ambiente de amor y amistad y los inspira a estudiar sus lecciones con más
gusto y los dispone a aprender con más facilidad.
3
Conoce a sus alumnos.- El maestro efectivo debe ser un estudioso de la naturaleza humana. La
comprensión de las necesidades de sus alumnos es el paso más decisivo para orientar la enseñanza
a la satisfacción de dichas necesidades. El conocimiento de sus alumnos le ayudará a comprender por
qué algunos se comportan de cierta manera, y así podrá ayudarlos mejor. También este conocimiento
ayuda al maestro a percibir o discernir el potencial de cada persona y podrá determinar lo que
entorpece a cada uno para desarrollar ese potencial.
Conoce su materia.- El maestro solo puede enseñar lo que sabe y no puede dar a nadie algo que no
posee. Es decir, no puede enseñar sin conocimiento. Por tanto, debe invertir tiempo en conocer la
Palabra de Dios como única fuente definitiva de sabiduría, comprensión y conocimiento de las
verdades supremas.
Conoce cómo enseñar.- El maestro debe procurar prepararse para saber cómo enseñar, conocer
métodos de enseñanza que faciliten el aprendizaje. El maestro debe tomar en cuenta los siguientes
factores para decidir que método utilizara.
La edad de los alumnos
El propósito de la lección
El contenido de la enseñanza
Los recursos disponibles
El tiempo disponible
Los antecedentes de los alumnos
Además, debe tomar en cuenta principios y metodología. Los principios nos ofrecen reglas básicas de
cómo llevamos a cabo nuestra labor docente.
Algunos de los principios a tomar en cuenta por el maestro que quiere ser efectivo en su enseñanza:
Los alumnos aprenden mejor cuando sus necesidades son satisfechas.
Cuando la clase es participativa facilita la enseñanza.
La enseñanza se centra en un propósito determinado.
El maestro establece la dirección de la clase desde un principio.
El hecho de tomar en cuenta las necesidades de los alumnos nos ayuda a establecer qué debemos
enseñar y cómo enseñarlo.
Cuando la clase es participativa se usan más sentidos en el aprendizaje y entre más sentido se usan
en la enseñanza el porcentaje del aprendizaje es mayor.
El tener un propósito ayuda al maestro dirigir su clase y su enseñanza aprendizaje. Estimula al
maestro a conocer lo más posible de métodos que faciliten la enseñanza aprendizaje.
El maestro diligente nunca deja de aprender y busca siempre los métodos que resulten en mayor
beneficio para sus alumnos.
Vive lo que enseña.- Cada maestro debe vivir y enseñar de tal manera que pueda testificar. Lo que el
maestro enseña y cómo lo enseña ha de armonizar con la manera en que vive para que su ministerio
pueda ser bíblico y dinámico.
Jesús encarnó su mensaje con fidelidad en la vida y el ministerio. Antes de mandar a sus discípulos a
servirse y amarse unos a otros Él les había amado, demostró la dimensión de su amor, humildad y
servicio al lavarles los pies. Luego llevó la demostración de su amor a un plano más elevado, al dar su
vida por sus amigos y hermanos. (Juan 13:12-17, 34-35; 15:12-13)
4
Por la delicada misión que ha recibido de parte de Dios, El Maestro debe estar dedicado a esa noble
causa de enseñar con altura, entendiendo siempre que la enseñanza más eficaz debe ser el ejemplo
de su vida, tal como lo enseñó el Apóstol Pablo: “Sean imitadores de mí como yo de Cristo”. No basta
con ser un letrado o un superdotado en teoría. “No me enseñes lo que sabes, más enséñame lo que
haces”
Enseñe con el ejemplo, nunca enseñe lo que usted no puede hacer, ni mande donde usted no puede
ir. Lo que usted enseñe, usted debe ser el primero en cumplirlo.
El Maestro Cristiano debe ser un ejemplo en todo los órdenes. Debe serlo en los siguientes
aspectos: oración, ayuno, asistencia al Templo, hora de llegada, forma de hablar, cooperación,
diezmos, visita a los hermanos, mansedumbre, etc...Como Maestro, en un momento dado tiene que
enseñar estos aspectos, entonces ¿Con qué fuerza moral lo enseñaría? Un ejemplo enseña más que
la palabra.
REQUISITOS DE UN MAESTRO CRISTIANO
- Debe tener una relación personal con Cristo Jesús, el Maestro de maestros.
- Debe ser conocedor de las Sagradas Escrituras y la buena doctrina bíblica. (2 Tim. 2:15, 3:15-4:2; 1
Ped. 2:2)
- Debe vivir la vida cristiana en obediencia a la palabra de Dios. No puede vivir en abierto desacuerdo
con los principios bíblicos.
- Debe ser sensible, tierno e interesado en las necesidades de los otros. Amar a sus alumnos.
- No debe temer el trabajo duro, ya que la enseñanza requiere horas de preparación y estudio, además
del desgaste emocional y espiritual al enseñar.
- Debe ser creativo con ideas originales, y saber buscar ideas de otras fuentes. Debe ser capaz de
adaptar las lecciones a los alumnos con pensamientos nuevos.
- Debe tener una actitud positiva y entusiasta. El carácter del maestro influye en la enseñanza. No
debe ser demasiado pasivo ni pesimista.
- Debe ser persona con autoridad. Esa cualidad puede desarrollarse cuando hay una auténtica
convicción de que estamos ocupados en un ministerio espiritual importante. La inseguridad es lo que
hace perder sus cualidades de líder a muchas personas.
LA LABOR DEL MAESTRO.
A lo largo y ancho de la historia de la humanidad, el Maestro ha tenido que jugar un papel titánico en el
desempeño de sus funciones: pobres y ricos; blancos y negros; esclavos y libres; grandes y pequeños
han pasado por las manos, buenas o malas del Maestro, el cual ha intervenido como el elemento de
cambio cuantitativo y cualitativo de los educandos bajo su autoridad.
El Maestro Cristiano dentro de sus atribuciones tiene roles determinantes en el proceso de enseñanza
aprendizaje: es un consejero, un guía, un instructor, un ejemplo, un espejo y un constructor del edificio
de la fe cristiana. No todo el mundo reúne estos dotes, sin embargo, el auténtico, el verdadero, el que
ha recibido el llamado de la enseñanza, el que está consciente de su rol, tiene que gemir, ayunar,
vigilar y hacer todo lo indecible para que el Señor le provea de esas cualidades y atributos
imprescindible para gozar del agrado absoluto de Dios y de su Iglesia. Efesios 4:11-16
5
EL ALUMNO