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Sin voluntad forestal: Una Colombia Amargamente Verde

Daniel Fernando Florez Cortes


20131010071
Política Forestal
17/06/2019

INTRODUCCIÓN
Sin duda alguna y casi por consenso en variedad de artículos en temáticas diversas
(Ciencia, Salud, Investigación…) se llega a una conclusión contundente: El potencial existe
para un país como este, pero el desviar los recursos y atención a temáticas de las que solo
se aprovechan pocos, es el cáncer del progreso no solo colombiano, sino Latino Americano.
Mil y una veces es notorio ver en los canales de distribución de información más importantes
del país (Televisivos, Informáticos, Periodísticos…), que sus temáticas y contenidos
recurrentes carecen de debate y critica en los temas de actualidad y mas importante aún,
en los temas que competen a la mayoría de personas…. el ambiente en si mismo. Fuera
de la especulación y posibles deslumbramientos que descifran esta situación, es correcto
pensar que la voluntad de estos medios y de todos aquellos que se encuentran detrás no
es precisamente construir íntegramente información y que ésta sea relevante para la
sociedad.
Para nuestro caso es el ámbito forestal, donde a pesar de tener apoyo voraz y casi
incesante de actores internacionales que abogan por la calidad de vida de nuestros
bosques y sociedad, poco muestran nuestros dirigentes voluntad para crear políticas
publicas y leyes que representen una plataforma de construcción socio-ambiental.

ANÁLISIS CRÍTICO
Incontables elementos de temática forestal han sido, -aunque anunciados (con bombos y
“festividades”) y presentados como insumos al desarrollo de Colombia en tópicos “verdes”-
casi sepultados y no han salido a la luz ya sea porque la forma en la que fueron construidos
no contempló la integridad que estos requieren entre autoridades y sociedad (Esto en
referencia a la Ley Forestal la cual para el 2006 fue deconstruida por falta de consulta con
las comunidades – EL TIEMPO, 2006), o porque de facto y en desesperanza no existe
voluntad política y social para avanzar en estos temas.

Para el 2006 se hablaba incesantemente en el congreso sobre la Ley Forestal, la cual


permitiría unificar los temas de aprovechamiento y uso de los bosques en busca de
aumentar su productividad bajo un enfoque sostenible y consensuado.
Múltiples artículos de ésta se objetaron relata Eduardo Uribe como el artículo 2 el cual
definía el reconocimiento del aprovechamiento sostenible de los bosques por actores
regulares como estrategia fundamental para su conservación (EL TIEMPO, 2006) -Este
tópico es un debate recurrente en distintas instituciones, donde reiteradamente se habla de
si es posible aprovechar de manera “sostenible” aún conservando, cuando esto se
considera enteramente una actividad dirigida a las plantaciones-.

En la anterior tónica, se objetó dar potestad a las Corporaciones de Desarrollo Sostenible


de las mismas capacidades que las CAR, argumentando que nuevamente, el
aprovechamiento de los bosques naturales. También, se impidió la creación del concepto
de “Vuelo Forestal”, el cual permitía a una figura usar su bosque como garantía frente a un
préstamo bancario, por ejemplo. Sesiones y sesiones pasaron en debates incansables
sobre el que y que no hacer con el recurso boque en una ley que lo pretendía abarcar todo
y así, crear un centro unificado de reglamentación Forestal y el aprovechamiento sostenible
de los espacios verdes del país.
Como es expresado en un artículo del periódico Semana (2008), para el 23 de enero del
2008 la Corte Constitucional declaró inconstitucional la Ley General Forestal por violar el
derecho fundamental a la consulta previa con las comunidades indígenas y negras (Esto
de acuerdo al artículo 330 de la Constitución y el convenio 169 de la OIT), donde es
necesario crear espacios de debate y consenso si hay leyes que pueden afectar la calidad
de vida de éstas.
Existen diversos argumentos a favor y en contra de este suceso, pues la decisión de la
Corte implica que en efecto fueron protegidos los derechos fundamentales de los
Colombianos, frente a su participación en decisiones de carácter legal que puede afectar
seriamente su convivencia, pero por otro lado, fue “exagerado” el hecho de tumbar por
completo una ley de ese carácter pues esta hubiere permitido la expansión del flujo
económico forestal y al tiempo facilitar el uso del bosque por los actores dentro de este
(Bajo un marco legal). Fue así como una “oportunidad de oro” de unificar legalmente los
asuntos forestales fue destruida.
La Ley General Forestal no fue la única y menos la ultima en ser iniciativas que, aunque
anunciadas, no vieron la luz más allá de unas publicaciones que en papel digital quedaron.
Algunas de estas son: “Plan Nacional de Desarrollo Forestal”, “Mesa Nacional Forestal”, los
“PSA” … por nombrar algunos.
Como lo relata “Ernesto Guhl” y según Semana (2015), la distancia entre lo que dice el
papel y lo que se ha materializado (Hablando del Sistema Nacional Ambiental desde la Ley
99) es bastante preocupante. Sin duda alguna, siento esta ley un hito para Colombia y del
cual se dispondría todo un marco de acción y de estrategia para la gestión ambiental, este
no se ha aprovechado como es debido y mas bien, por contradicciones entre las políticas
ambientales y los esquemas de desarrollo del país, una subsecuente “privatización” de
iniciativas en gestión ambiental para apoyar a entes privados ha causado reiteradas veces
escenarios grises y tristes de manejo medio ambiental.
No solo esto, sino que, de acuerdo a su opinión personal, el escenario tendencial que se
plantea es mucho más trágico y caótico para todos los sectores del país, pues finalmente
todos los componentes de convivencia humana terminan relacionados al recurso natural y
sin voluntad política, instituciones débiles y “falta” de recursos, llevará a una catástrofe en
la que cientos de vidas se verán afectadas, incluyendo a los individuos detrás de
bambalinas.

Y frente al gobierno actual no es mucho de lo que se pueda esperar, pues ya de entrada


con su rimbombante y controversial Plan Nacional de Desarrollo, el panorama para para los
asuntos que en este escrito nos competen no muestran escenarios alentadores. Según
Rozo, V. (2019), ya de entrada en las bases del plan un elemento como lo es los Pagos por
Servicios Ambientales que pretende dotar económicamente a actores de zonas rurales con
el fin de evitar la perdida de bosque por necesidad de estos, presenta cuestionamientos en
su implementación pues ya que beneficia a tenedores de bastas áreas y bajo este esquema,
pocos acapararían mucho (Como suele suceder en este país).
Algo similar sucede de acuerdo a la misma autora con los bio-productos registrados en
Colombia Bio, donde los beneficios económicos por el desarrollo de estos no serán
distribuidos a las comunidades campesinas pues estas tienen poca representatividad en
este tipo de eventos. Una conclusión contundente en ese escrito refleja todo lo anterior
expuesto, pues “Los indicadores propuestos (…) tienen la posibilidad de ser cumplidos a
partir de acciones que no tienen un impacto real en la población”. ¿Es exitosa una política
que pretende minimizar la deforestación sin siquiera influir significativamente en los actores
que la producen?

CONCLUSIONES
Por fuera de este documento quedaron innumerables casos que demuestran la
incompetencia, falta de criterio y voluntad para accionar de manera racional, estratégica y
sosteniblemente sobre nuestros recursos naturales. Aún así, quiero resaltar que dentro de
lo expuesto, algunos autores y hechos históricamente registrados representan lo anterior
dicho y que amargamente este país tiene la responsabilidad -en mirada internacional- de
manejar sus espacios verdes (Amarga, pues sus dirigentes al parecer desearían no estar
en un territorio así).
El campo forestal teniendo un potencial de aportar al PIB con los productos y sub productos
de este teniendo en cuenta todo el espacio que abarca, tristemente debe verse imbuido en
políticas, iniciativas y estrategias que poco o nada tienen que ver con su real
aprovechamiento y conservación, pues sin voluntades fuertes de parte de los que toman
decisiones, el accionar de aquellos que no las pueden tomar se queda inevitablemente
corta.
También, siendo casi paradójico, aquellos elementos que pretendían desde varias miradas
aportar al mundo caótico que representa la relación sociedad-ambiente, han sido dejadas
en un segundo y casi tercer plano como si haber invertido recursos económicos, logísticos
y de tiempo hubiera sido una perdida de este (Que al parecer puede ser lo que piensan
nuestros dirigentes). Hay las bases, pero amargamente estamos viviendo en un espacio sin
voluntad forestal y más que eso, medio ambiental.

BIBLIOGRAFÍA
EL TIEMPO. (14 de enero, 2006). Así fue el resbalón de la Ley Forestal. El Tiempo.
Recuperado de: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1884340

SEMANA. (2 de agosto, 2008). ¿Por qué se cayó la Ley Forestal? .Semana. Recuperado
de: https://www.semana.com/on-line/articulo/por-que-cayo-ley-forestal/90896-3

SEMANA. (15 de octubre, 2015). “La política ambiental de Colombia es avanzada, el


problema es que no se pone en práctica”. Semana. Recuperado de:
https://sostenibilidad.semana.com/medio-ambiente/articulo/ernesto-guhl-la-politica-
ambiental-de-colombia-es-avanzada-el-problema-es-que-no-se-pone-en-practica/34351

ROZO, V. (2019). El plan Duque contra la deforestación ayuda poco a los campesinos.
Semana. Recuperado de: https://semanarural.com/web/articulo/deforestacion-en-
colombia-plan-nacional-de-desarrollo/819

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