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TEMA 1

LA MÚSICA COMO LENGUAJE Y COMO MEDIO DE EXPRESIÓN. VALOR


FORMATIVO DE LA MÚSICA. PERCEPCIÓN Y EXPRESIÓN. IMPORTANCIA DE LA
EDUCACIÓN MUSICAL EN LA EDUCACIÓN PRIMARIA. CONCRECIÓN DEL
CURRÍCULUM DE EDUCACIÓN MUSICAL EN UNIDADES DIDÁCTICAS
GLOBALIZADAS.

INTRODUCCIÓN

La finalidad de la educación es que el alumnado adquiera un desarrollo integral de su


persona. Partiendo de esta premisa, la LOE-LOMCE aboga por un currículum que
desarrolle al máximo las diferentes habilidades que contribuyen precisamente a alcanzar
ese desarrollo integral, a saber: la dimensión intelectual, la dimensión emocional o
afectiva, la dimensión física, así como las dimensiones sociales, éticas y morales. De
esta forma, conseguiremos formar personas autónomas conscientes de los valores de la
sociedad en la que viven y críticos con la misma.
En este sentido, la integración de la Educación Musical, dentro del área de Educación
Artística, en el currículum oficial viene a demostrar la importancia que se le da como
medio de expresión y representación, siendo considerada como un elemento más de
comunicación que todo individuo debe conocer para un mayor desarrollo personal.
A lo largo del tema, razonaré por qué la música es un Lenguaje y argumentaré su valor
formativo, exponiendo las capacidades y habilidades que desarrolla. Además, repasaré
cuáles son los fundamentos normativos y el desarrollo curricular de los mismos en la
Educación Primaria, así como su secuenciación lógica a lo largo de las Unidades
Didácticas.

1. LA MÚSICA COMO LENGUAJE Y COMO MEDIO DE EXPRESIÓN

1.1. La música como lenguaje

La música, como cualquier otro lenguaje, tiene una finalidad comunicativa que se
establece entre un emisor (quien envía el mensaje) y un receptor (quien lo capta). Sin
embargo, a diferencia de otros lenguajes como el verbal, el mensaje musical es
subjetivo, es decir, no presenta una clara correspondencia semiótica entre significante y
significado. Precisamente este carácter subjetivo de la música fue lo que hizo que
durante el siglo XIX, en el Romanticismo, fuera la más elevada de todas las artes, pues
era capaz de expresar sentimientos y emociones que ninguna otra podía transmitir. Todo
ello hace que el significado de la música sea relativo y no absoluto: es el sentido y la
intención estética, no el significado, lo que caracteriza el lenguaje musical en su
dimensión comunicativa.

La música como lenguaje tiene unos elementos particulares que son, según Guy
Maneveau (1993):
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- el ritmo, elemento primario de la música, es esencial tanto en la escuela como en la
organización de la vida diaria.
- la melodía, asociada a la emoción intelectual y afectiva del individuo.
- la armonía, concepto intelectual y abstracto creado por la mente humana con el fin
de enriquecer el resultado sonoro.
- y el timbre, elemento semántico en sí mismo pues de él depende la intención y el
sentido de la música.

Podemos establecer una relación directa entre estos elementos musicales y los
elementos del lenguaje hablado mediante las siguientes comparaciones:
Acento de la palabra: Ritmo musical
Entonación de la voz: Melodía de la música
Manifestación sonora de las leyes que rigen la naturaleza física: Armonía
Timbre de la voz: Timbre musical
Morfosintaxis del lenguaje: Formas musicales

También se pueden relacionar en cuanto al proceso de adquisición de ambos por parte


del niño:
- Todos los bebés muestran interés por los sonidos, los interpretan, los escuchan, los
reproducen hasta alcanzar un nivel medio de madurez común a los individuos adultos.
- El bebé capta antes la significación expresiva de la entonación del lenguaje que su
significación conceptual.
- El niño es capaz de reproducir inflexiones de la lengua antes que pronunciar los
fonemas con nitidez.

En este sentido, Edgar Willems afirma que la educación musical debe seguir las
mismas leyes psicológicas que las de la educación del lenguaje. Así, mientras que en el
lenguaje verbal, el niño escucha las voces, observa la boca del que habla, retiene
paulatinamente elementos del lenguaje para, posteriormente, retener ya palabras y
sílabas sintiendo su valor afectivo y terminar reproduciendo dichas palabras, en el
lenguaje musical se produce un paralelismo claro: el niño escucha los sonidos, observa
sus fuentes sonoras reteniendo los sonidos y sensibilizándose ante ellos para,
finalmente, reproducir él mismo sonidos y ritmos.

También otro pedagogo musical, Carl Orff, tiene en consideración la gran importancia
del lenguaje verbal con respecto al lenguaje musical. Para este autor, la palabra es
generadora por sí misma del ritmo musical. Por ello, su metodología aboga por el uso de
recitados, poesías, refranes, retahílas, etc. De esta forma, el niño a través de la música
refuerza y asegura ambos lenguajes.

Sin embargo, para Violeta Hemsy de Gainza, a pesar de coincidir con los anteriores
autores, explica que el proceso de alfabetización de ambos lenguajes ha de ser distinto;
mientras que aprender a leer y a escribir puede comenzarse a la edad de cuatro, cinco
años, no será hasta a partir de los ocho años cuando el niño comience a afirmar, por una
parte, y a ampliar, por otra, sus vivencias y conocimientos musicales mediante el
aprendizaje de los signos de notación musical.
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Dentro de la Educación Primaria, el Decreto 89/2014 señala en su Artículo 4 (Objetivos
de la Etapa) que dicha etapa contribuirá a desarrollar en los alumnos las capacidades
relacionadas, entre otros aspectos, con la participación, la cooperación y la
comunicación, fomentando así la formación de una personalidad completa y equilibrada.

1.2. La música como medio de expresión

A pesar de que autores como Hanslick o Stravinsky tuvieran una visión formalista de la
música, consistente en dejar claro que no expresa nada más allá de los propios sonidos,
lo cierto es que para nosotros, como educadores, la música resulta un medio de
expresión excelente. Justamente, el poder expresivo de la música reside en que los
sonidos no están sometidos a la significación denotativa de las palabras y carecen de
información semántica concreta, por lo que transmiten directamente la esencia de los
sentimientos.

Dentro de la Educación Musical, la expresión es una manifestación propia que hace el


alumno a través de diferentes formas: la expresión corporal, la expresión vocal, la
expresión instrumental o la expresión plástica, a través de la utilización de códigos no
convencionales como puede ser un musicograma.

El desarrollo de la expresión a través de estas formas ayudará al niño a desinhibirse, a


conocer su imagen y su esquema corporal, a dominar sus movimientos, a ser crítico con
las aportaciones de los demás y las suyas propias, así como a buscar nuevos ámbitos
de expresión a través de los distintos campos del conocimiento. A la hora de valorar esta
expresión, a nosotros, como docentes, no nos interesará tanto el resultado como el
proceso que ha llevado al niño a dicho resultado. Nos interesa más lo que expresa que
la corrección con que lo hace.

2. VALOR FORMATIVO DE LA MÚSICA

La música contribuye, como ya se ha visto, a la formación integral de nuestro alumnado.


En este sentido, el valor formativo de la música dentro del aula se nos antoja enorme:
- es un medio ideal para expresar ideas, sentimientos y experiencias,
- tiene un componente lúdico esencial dentro del aula que genera un alto grado de
motivación,
- utiliza códigos más abiertos y flexibles que el resto de lenguajes tradicionales de la
enseñanza (verbales y numéricos), permitiendo así una mayor libertad expresiva y
creativa, además de contribuir al equilibrio personal al fomentar la confianza, el
autocontrol y la desinhibición,
- impulsa la socialización pues, al ser el grupo la forma más habitual de trabajo, los
alumnos/as deben asumir responsabilidades compartidas, complementarias y diferentes,
- genera una cierta sensibilidad estética y buen gusto,
- permite un acercamiento crítico a las nuevas tecnologías y los medios de
comunicación y
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- promueve la transferencia de aprendizajes a otros ámbitos a través de las técnicas y
habilidades desarrolladas con la práctica musical, lo que contribuye al desarrollo de las
competencias básicas.

Willems destaca los valores formativos de la música dentro de las tres esferas del
individuo de la siguiente forma:
- en la esfera cognitiva, la educación musical proporciona un desarrollo del intelecto,
de la comprensión, de la síntesis, de la atención y memoria, del pensamiento lógico y de
la capacidad imaginativa y creadora en la resolución de problemas.
- en la esfera de la afectividad, la educación musical desarrolla la sensibilidad y el
interés por la música, contribuye a la formación de actitudes de esfuerzo y disciplina así
como de valores estéticos, haciendo al alumnado más sensible, afectivo y creativo.
- en la esfera motriz, potencia el ritmo interno y externo, desarrolla el esquema
corporal, favorece la coordinación dinámica general, la lateralidad, la simetría, la
psicomotricidad fina, etc.

Cualquier desarrollo que afecte a una de esas esferas o ámbitos lo hará también a los
restantes por lo que es necesario que la educación musical y no musical tenga en
cuenta las tres por igual.

Este interés por el valor formativo de la música ya estuvo presente en la Antigüedad en


la cultura griega. Los griegos tenían meridianamente claro que la Música, junto a la
Gimnasia, debía formar parte de la educación de cualquier ciudadano de la polis, pues
ambas contribuían a la formación integral del individuo. Para la cultura griega la
moderación y el dominio de uno mismo debían ser los pilares de una sólida educación
que no hacía sino imitar el orden del Universo: desarrollar el carácter moral era
prioritario y la música tenía un papel central en la formación del carácter de los
individuos.

Esta visión de la música quedó reflejada en el pensamiento de los más importantes


filósofos de la época, como fueron Damón, Platón o Aristóteles, a través de la Doctrina
del ethos. Según esta teoría, la música es capaz de producir determinados efectos sobre
el carácter y la conducta de las personas. En este contexto, la música, para ellos
mousiké, incluía no sólo el canto sino también la práctica instrumental, la danza y la
dramatización, lo que nos hace entender la amplitud y el carácter tan global e integrador
que tenía esta disciplina.

A pesar de que en la Edad Media, la música forma parte igualmente de la educación de


los individuos, al estar incluida en lo que se denominaba el Quadrivium (las cuatro
materias básicas de estudio eran la aritmética, la geometría, la astronomía y la música),
lo cierto es que se trataba de una formación puramente teórica y especulativa que poco
tenía que ver con la práctica musical y el desarrollo integral de la persona.

No será hasta el siglo XX, con la llegada de las primeras pedagogías musicales, cuando,
de la mano de autores como Dalcroze, Orff, Willems, Martenot o Kodaly, se retome la
idea griega de que la música ha de ser una materia esencial dentro del currículo escolar
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por su contribución a la formación integral de los alumnos/as como personas.

3. PERCEPCIÓN Y EXPRESIÓN

La Educación Artística, y concretamente la musical, se articula dentro de la normativa


vigente (RD 126/2014 y D89/2014) en torno a tres grandes bloques o ejes: la escucha,
la interpretación musical y la música, el movimiento y la danza.

La percepción hace referencia al reconocimiento sensorial, especialmente auditivo, del


mundo sonoro en general y de esquemas organizados de sonidos musicales en
particular. En la Educación Primaria, la percepción ha de llevarse a cabo a través de
la escucha o audición activa, comenzando por ofrecer al alumnado la posibilidad de
identificar, discriminar y analizar los sonidos del entorno, así como familiarizarse con
ellos para poder llegar a valorarlos. El alumnado irá reconociendo paulatinamente, en
estas audiciones activas, las cualidades sonoras relacionadas con la altura, la duración,
la intensidad y el timbre. Además, ha de ser también iniciado en la adquisición de un
bagaje cultural musical a través de una audición comprensiva que la haga más
significativa e interesante.

Por su parte, la expresión musical resulta un medio idóneo para exteriorizar las
vivencias internas de nuestro alumnado a través de su sensibilidad e imaginación. El
procedimiento más habitual para llevar a cabo esta expresión lo constituye la
interpretación musical, bien a través de la imitación, la improvisación o la
lectoescritura. La imitación resulta muy útil durante las primeras etapas de la formación
musical pues muestra al niño diferentes posibilidades de expresión y comunicación con
sus semejantes que irá interiorizando. La improvisación como práctica musical, tanto
vocal como instrumental, sirve como medio de entrenamiento para conectar
aprendizajes previos y transferirlos a situaciones nuevas repentizadas y tiene un alto
contenido creativo que ha de estar siempre presente en nuestra labor educativa. Por
último, la lectoescritura es un proceso paulatino que debe comenzar con las grafías no
convencionales para, posteriormente, llegar a utilizar la lectoescritura convencional, lo
que implica un mayor grado abstracción y madurez.

En este ámbito de la expresión, la enseñanza y aprendizaje de la música se lleva a cabo


a través de la expresión vocal y el canto, la expresión instrumental y el movimiento y la
danza:
● La voz, en su doble vertiente de lenguaje y canto, es el instrumento comunicativo y
expresivo por excelencia. Canciones, rimas y todo tipo de juegos con la voz son
elementos básicos del comportamiento cotidiano musical del niño. La lengua, en
este sentido, no es sólo un componente del canto, sino que posee sus propias
posibilidades de expresión a través del timbre, el ritmo, la altura y el significado. Por
ello, la canción es el vehículo ideal para desarrollar de forma natural el acto de la
comunicación y el canto educa al alumno en nuevos procedimientos y en el
progreso en interacciones sociales. Tanto es así, que su práctica se recoge en el
D89/2014, ya desde la misma introducción y, por supuesto, en el apartado referido
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al área cuando se establecen los contenidos, criterios de evaluación y estándares
de aprendizaje evaluables para toda la etapa.
● La práctica instrumental favorece el desarrollo de capacidades muy diversas: cultiva
e intensifica las destrezas motrices que todos poseen inicialmente, para sentir y
expresar simultáneamente sus posibilidades de movimiento. La riqueza sonora del
conjunto de los instrumentos, provoca curiosidad auditiva y estimula la necesidad de
la escucha, desarrollando hábitos esenciales para experiencias auditivas diversas.
El conjunto instrumental contribuye, además, al desarrollo de habilidades y actitudes
cooperativas. La interacción que se establece promueve una de las vivencias
esenciales de la música: la comunicación.
● Una tercera realidad de la expresión musical la constituye el movimiento y la danza.
Se entiende aquí por movimiento la actividad corporal desplegada en el espacio,
con una parte o con la totalidad del cuerpo, y que está relacionada con
acontecimientos musicales. El movimiento musical es una expresión espontánea de
sensaciones y sirve para entrar en contacto con otros, con uno mismo y con el
entorno. El juego y la danza son, por naturaleza, actividades comunicativas que
relacionan entre sí a las personas y dan sentido de comunidad. En la Educación
Primaria las actividades de movimiento ocuparán un lugar destacado, tratando de
fomentar la acción, pero también la calma y el reposo. Los alumnos, en esta etapa,
han de aprender un repertorio de danzas, al igual que de canciones y piezas
instrumentales sencillas.

4. IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN MUSICAL EN LA EDUCACIÓN PRIMARIA

El aumento de la presencia musical en nuestra sociedad, su auge en los medios de


comunicación de masas y el creciente reconocimiento de la importancia de la música
como medio para la formación integral del individuo ha hecho que en las últimas
décadas se haya incluido a la Educación Musical dentro de la Educación Primaria.

No obstante, tradicionalmente, la escuela ha potenciado cierto tipo de lenguajes


codificados (verbal y numérico), concediendo una atención marginal a los lenguajes
artísticos. En la actualidad, y especialmente desde la entrada de la LOGSE en 1991, se
reconoce la importancia de los lenguajes artísticos en el desarrollo personal y en la
expresión y comunicación de los pensamientos experiencias y sentimientos de nuestro
alumnado.

La etapa de Educación Primaria es un período crucial en la vida del niño, pues gran
parte las adquisiciones y conocimientos posteriores van a basarse en las capacidades y
habilidades adquiridos en esta etapa. Dentro de las diferentes áreas curriculares que la
conforman, la Educación Artística, y concretamente la musical, promueve de manera
específica el desarrollo de procesos autónomos, de exploración activa, de expresión
personal, de creación, de globalización con las demás áreas del currículo, de búsqueda
de estrategias propias de resolución de problemas y de sensibilidad estética. Además,
contribuye de manera notable a la adquisición de las diferentes competencias clave
reflejadas en el currículo actual.
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Durante estos primeros años, la mayoría de los niños muestran unas habilidades y
capacidades innatas para con la música. La Educación Musical en Primaria permite
estimular estas capacidades, haciendo que se desarrollen y amplíen a través de nuevos
conocimientos más especializados y abstractos. Pero no sólo se desarrollan aspectos
estrictamente artísticos a través de la educación musical, sino que además contribuye a
transferir estos conocimientos al resto de los ámbitos: intelectual, sensorial y motriz.
Howard Gardner afirma en este sentido que la música estructura la forma de pensar y
trabajar, ayudando al individuo en el aprendizaje de otras disciplinas como las
matemáticas o el lenguaje. Y añade que la inteligencia musical influye activamente en el
desarrollo emocional, espiritual y corporal del ser humano.

Es por ello por lo que la Educación Musical ha de estar presente dentro del currículo de
Educación Primaria, siendo su objetivo primordial hacer música y comprenderla. Según
Violeta Hemsy de Gainza, solo será Educación Musical la enseñanza que sea capaz de
contemplar las necesidades inherentes al desarrollo de la personalidad infantil, y que se
proponga cultivar el cuerpo, la mente y el espíritu del niño por medio de la música.

Por último, la Educación Musical dentro de la Educación Primaria será conveniente que
responda a los siguientes principios básicos:
- Ha de tener un carácter progresivo que acompañe al alumno en su proceso
evolutivo.
- Debe tener un carácter integral que contribuya al desarrollo de la personalidad del
alumno.
- La metodología empleada será eminentemente activa y participativa, siendo la
representación conceptual y gráfica de los sonidos de menor importancia.
- Debe abordarse desde una perspectiva amplia, centrándose no solamente en el
canto, sino también en la educación del oído, la educación rítmica, la historia de la
música y el conocimiento comprensivo de sus obras.

5. CONCRECIÓN DEL CURRÍCULUM DE EDUCACIÓN MUSICAL EN UNIDADES


DIDÁCTICAS GLOBALIZADAS

El docente, en su práctica habitual, debe elaborar una programación que le sirva como
instrumento de planificación curricular específica para su área, en este caso, musical.
Esta programación supone la organización de los elementos y actividades que
intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje, pretendiendo guiar su proceso
educativo a través de una estructura concreta y sistemática. Sin embargo, esta
programación no se ha de presentar como un proceso cerrado, sino que actúa como un
itinerario en el que se permite cierto grado de flexibilidad, acorde a las diferentes
situaciones educativas (el contexto).

La programación se articula en Unidades Didácticas, que no son otra cosa que núcleos
de trabajo en los que quedan recogidas una serie de actividades necesarias para
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conseguir, en un período temporal concreto, un conjunto de objetivos propuestos.

La estructura general que cada Unidad Didáctica debe tener es la siguiente:


- contexto que condiciona nuestra labor pedagógica,
- contribución de la programación al desarrollo de las competencias clave,
- objetivos que nos planteamos alcanzar,
- contenidos que vamos a desarrollar,
- metodología que vamos a utilizar,
- actividades que realizaremos para alcanzar los objetivos propuestos,
- los recursos que necesitaremos utilizar y
- la evaluación que nos ayudará a comprobar, en todo momento, si se van
alcanzando los objetivos planteados.

Dentro del currículum musical, hemos de procurar siempre que nuestras Unidades
Didáctivas estén siempre contextualizadas a la realidad de nuestro alumnado, de forma
que se aborden situaciones musicales desde una perspectiva global y en la que los
contenidos y actividades se presenten de manera motivadora, secuenciada, variada y
original, lo que incluiría la utilización de las nuevas tecnologías, todo ello con el fin de
fomentar su curiosidad, interés y atención. Así, conseguiremos concretar el currículo de
Educación Musical en Unidades Didácticas globalizadas.

Esta globalización en el planteamiento de nuestras unidades didácticas puede y debe


ser tanto interdisciplinar como intradisciplinar:

● La globalización interdisciplinar es aquella que nos permite tratar contenidos


generales o semejantes desde diferentes áreas. Por ejemplo, la utilización de la voz
es un elemento de trabajo común con el área de Lengua; el movimiento y la
expresión corporal estarían relacionados con el área de Educación Física; los
aspectos geográficos y culturales de distintas canciones contribuirían a la
interdisciplinariedad con el área de Ciencias Naturales y Ciencias Sociales.
● La globalización intradisciplinar trata, por su parte, de que dentro de cada unidad se
trabajen todas las formas de expresión posibles: la expresión vocal, la expresión
instrumental, la danza y el movimiento, la audición y la adquisición paulatina y lúdica
de los diferentes elementos del lenguaje musical.

La educación a través de unidades didácticas globalizadas permitirá, por tanto, hacer


realmente significativo el aprendizaje dentro del aula, contribuyendo de manera
ostensible a la formación global e integral de nuestro alumnado.

CONCLUSIÓN
● Enlazar las ideas principales y dotarlas de sentido único sin olvidar que tenemos
que referirnos constantemente al aula y a los niños. Es muy importante que esté
perfectamente estructurada y que siga el orden del tema que acabamos de desarrollar.
● Te recuerdo que la conclusión se valora de forma muy positiva por parte de los
tribunales y es la parte más personal del tema.
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BIBLIOGRAFÍA

● Aguirre de Mena, Olga y de Mena González Ana: Educación musical: Manual para
el profesorado. Ediciones Aljibe, Málaga,1992
● Gardner, Howard: La inteligencia reformulada: las inteligencias múltiples en el siglo
XXI, ed. Paidós, Barcelona, 2002.
● Hemsy de Gainza, Violeta: La iniciación musical del niño, Ricordi, Buenos Aires, 1964
● Károlyi Ottó: Introducción a la música, ed. Alianza, Madrid, 2008
● Maneveau, Guy: Música y Educación, ed. Rialp, Madrid, 1993
● Pascual Mejía, Pilar: Didáctica de la música, ed. Pearson Educación, Madrid, 2002.
● Randel, D. Diccionario Harvard de la música, ed. Alianza, Madrid, 1997
● Schafer, Murray: El rinoceronte en el aula, ed. Ricordi, Buenos Aires, 1975
● Willems, Edgar: La preparación musical de los más pequeños, EUDEBA, 1976
Las bases psicológicas de la Educación Musical, EUDEBA 1984
El valor humano de la educación musical, ed. Paidós, Barcelona, 2002

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