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La tierra era permanente, estable, moldeable y más que nada producía lo que
para los hombres era esencial, el alimento. Cuando el hombre nómada,
recolector y cazador, se asentó en la tierra y la puso a producir, se realizó el gran
salto cualitativo en la evolución de la humanidad, que lo separó definitivamente
de los demás seres vivos, que nunca pudieron, ni aún han podido, dominar la
tierra y ponerla a producir en su beneficio. Por esas razones, la tierra se ha visto
como el elemento clave de la riqueza, y por su posesión se han sucedido las
grandes guerras y hecatombes que la humanidad ha padecido. Aun hoy, donde
la propiedad inmobiliaria e intangible, es un elemento importante en la riqueza
de los hombres y de las naciones, la posesión y el disfrute de la tierra es un factor
de poder y de ambiciones.
Con sólo ver como todavía se pelea y se lucha por un pedazo de tierra donde
asentar la familia, comprendemos que el elemento tierra, es un factor de
relevancia política, social y económica de primera magnitud.
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OBJETIVOS
Objetivo General
Objetivos Específicos
METODOLOGÍA
Las fuentes utilizadas los resultados acordes con los datos requeridos como son:
Libros de Textos, la Red de Internet y las Fichas Bibliográficas.
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MARCO TEÓRICO
Antecedentes
Incluso, la Ley sobre Partición de los terrenos Comuneros del 1911 fue un buen
intento de introducir el régimen capitalista de la tenencia de las tierras. Pero sus
logros fueron muy limitados.
Es a partir de la Tercera República, esto es, del 1924 hasta nuestros días, cuando
realmente se puede afirmar que entro en nuestro país, de manera firme y
definitiva, el régimen capitalista de la tenencia de las tierras. Es durante, la
ocupación Norteamérica cuando se dicta la primera y más importante
disposición legal que impulsaría la instauración de ese régimen de propiedad
inmobiliaria. Exactamente, fue con la Orden Ejecutiva No. 511 del l de julio de
1920.
Base Conceptual
En la Ley de Partición de los Terrenos Comuneros del año 1911 a los Terrenos
Comuneros se les da una definición muy sencilla: Se entienden por tales aquellos
cuya propiedad se tiene por acciones y pertenecen a dos o más personas." Esta
definición pasó casi igual a la Ley de Registro de Tierras del año 1920. En esa
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ley por terreno comunero se entendía: predios indivisos de terrenos que
pertenezcan o se digan pertenecer a dos o más personas, cuyos derechos están
representados en acciones denominadas pesos y otras unidades que más bien
guarden relación al valor o derecho proporcionales que al área de terreno
perteneciente a dichas personas o reclamadas por ellas.
Una sentencia del Tribunal Superior de Tierras del año 1947 define a los terrenos
comuneros como una extensión de un predio cuyos límites materiales conocían
sus dueños, pero cuya superficie ignoraban por no haber mensurado el pedio
(Ravelo de la Fuente; Jurisprudencia del Tribunal Superior de Tierras Pág. 382).
El culto Pedro F. Bonó, gran conocedor de la vida del campo dominicano,
describe así este sistema singular, tal como aparece en Papeles de Bonó, pág.
264: Proindivisas las tierras de ranchos entre las personas que el padre de
familia en ellas colocó, por herencia, venta o donación, los diversos fundos
ejercían unos sobre otros recíprocamente todas las servidumbres conocidas.
Confundidas están las ideas de la propiedad exclusiva que necesita la
agricultura, del siglo pasado Samuel Hazard, en su conocido trabajo Santo
Domingo, Pasado y Presente, impreso en el año 1873, nos dice que los terrenos
comuneros dominicanos surgieron dada la imposibilidad de mensurar las fincas
ganaderas por el alto costo que ello implicaría y además por la naturaleza misma
del sistema ganadero. Este escrito ha descrito el proceso con mucha claridad en
la página 486 de la traducción al español de su obra: Los antiguos propietarios
estaban amparados por un título de propiedad, y la mayoría poseían un
documento llamado Amparo Real en el que la Corona garantizaba la validez de
sus adquisiciones.
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CAPITULO I
CAPITALISTA
Antillas Españolas
Uno de los primeros casos del que tenemos prueba documental de este tipo de
concesión, aparece en la Real Cédula dictada en el año 1545 por orden del
Emperador Carlos V, otorgando a Francisco De Mesa la capitulación para
establecer la población de Monte Cristi en nuestra Isla Española.
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1.3 Evolución hacia los Terrenos Comuneros
La base legal para los Títulos de esos terrenos lo era una Capitulación, una
Merced Real o un acto de Composición de Tierras. Esos derechos se otorgaban
mediante un documento oficial proveniente del Gobernador o de la Real
Audiencia, que el titular guardaba celosamente. En ese documento, no se
mencionaban linderos o se mencionaban muy imprecisamente: un río, una loma,
una laguna, un hato vecino, etc. Nunca se mencionaba extensión superficial.
Si el dueño original de esos terrenos moría, lo correcto era que la viuda y los
herederos convocaran al Escribano Municipal más cercano, para realizar el
llamado acto de partición, donde se leía el testamento del dueño, si es que lo
había, y se hacía el inventario de los bienes de la sucesión lo que incluía el Hato,
sus ganados, esclavos, mejoras, ajuar de la casa, prendas, etc.
Los hijos herederos, al crecer y casarse, construían sus bohíos dentro del Hato
y se ocupaban de las labores en las partes donde se habían asentado. De ese
modo se hacía una especie de partición de hecho y el Hato, originalmente a cargo
del dueño inicial, se subdividía en varias porciones entre los hijos, pero sin
separarlo internamente por cercados ni empalizadas. Todo esto, como dijimos,
se hacía generalmente sin documento, pues era difícil y costoso trasladarse al
pueblo más cercano donde hubiere Ayuntamiento, para allí redactar los actos
oficiales ante el Escribano Municipal.
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La pobreza generalizada, la falta de costumbre, las distancias y la ignorancia
general de estos criollos, no eran alicientes para regularizar situaciones de
hecho, máxime cuando no parecía haber un motivo serio, como litigio, que lo
hiciere necesario. Podemos decir que las características más marcadas de este
sistema de tierra era que había incertidumbre en los linderos, el carácter
comunero de los hatos y la apropiación informal de las tierras.
Republica Dominicana
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para pastos de animales. Sin embargo, las partes montañosas o de bosques de
los Terrenos Comuneros, eran de uso común siempre.
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1.6 Elementos Característicos de los Terrenos Comuneros
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Comuneros sobre la extensión superficial que les corresponde. Pero,
además, esa es otra característica esencial de esta forma de
propiedad precapitalista.
Para entender a cabalidad los Terrenos Comuneros se debe de tener una idea
clara de lo que son las acciones y los títulos de pesos.
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extensión de una acción en Terrenos Comuneros. Por ejemplo, un condueño
puede tener una acción de cien pesos. Significa que sus derechos sobre los
Terrenos Comuneros ascienden a cien pesos de tierras.
Los Sitos Comuneros tuvieron su razón de ser en la necesidad que tenían los
grandes propietarios de tierras de vender porciones de terrenos que no hacían
nada con ellos, y el interés que tenían otros de adquirirlos para explotarlos según
su conveniencia.
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mejor florecimiento de la ganadería como fuente de producción agropecuaria. No
es casualidad que los Sitios Comuneros se multiplicaran con mucha facilidad en
la región Este del país.
Y la producción en gran escala de hoy, exige que las tierras estén debida y
legalmente mensuradas, deslindadas y provistas de sus respectivos e
incuestionables títulos de propiedad. Si no es así, los hombres de negocios, que
son los dueños de los capitales, no invierten. Ellos no se arriesgan más que lo
estrictamente necesario.
Estas explicaciones son vitales para comprender cómo los Terrenos Comuneros
riñen con el modo de producción agropecuaria capitalista.
Son muchos los intentos que se han hecho para erradicar los Sitios Comuneros.
Muchos tienen ya un carácter histórico. Y esos esfuerzos se deben a que desde
que la República Dominicana comenzó a formarse como país capitalista, se vio
la necesidad de eliminar los Terrenos Comuneros. Ellos representan,
evidentemente, un estorbo para la producción capitalista lo que implica, por una
parte, un claro y confiable derecho de propiedad inmobiliaria, y, por la otra parte,
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una producción agropecuaria a gran escala y un uso del suelo racional, metódico
y acorde con las necesidades económicas colectivas, tanto en los terrenos rurales
como urbanos.
Ahí está la causa que movió a los haitianos a actuar imprudentemente contra
los Terrenos Comuneros. Incluso trataron de aplicar el artículo 815 del Código
Civil para liquidar el estado de indivisión de los Sitios Comuneros. Ignoraban
que esta forma de propiedad inmobiliaria se rige por otras normas que tienen un
carácter de comunidad tácita, casi permanente, y por recias de costumbres o
consuetudinarias.
El poder haitiano provocó serios conflictos con las leyes del 8 de julio de 1824,
sobre Reclamaciones de Terrenos Comuneros y las leyes adicionales sobre la
misma materia, completada con un Decreto que nombró una comisión
depuradora que complicó sobremanera la situación de los pueblos del Este,
creándose una anarquía al querer someter el derecho de propiedad a la
legislación impuesta que desconocía la institución tradicional de estas
poblaciones.
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Durante el período de la Restauración de nuestra República se evidenció el caos
que generaban los Terrenos Comuneros por las constantes transferencias de
derechos en esas cierras indivisas, ya sea por ventas, por sucesiones, etc.
Viene bien resaltar, que esta ley agravo más aun el desorden de los Terrenos
Comuneros. Muchos fueron los planos y actas de mensura que se falsificaron
para burlar la disposición legal.
El esfuerzo oficial más serio y trascendente que se hizo para resolver el problema
de los Sitios Comuneros lo constituyó la Ley sobre División o Partición de
Terrenos Comuneros del 21 de abril del 1911. Fue dictada con el claro propósito
de lograr la mensura, deslinde y división de los Terrenos Comuneros.
Otra iniciativa oficial para incentivar la partición de los Terrenos Comuneros fue
representada por la Ley del 1912 sobre Inscripción de Títulos Rurales. Se
pretendía que cada condueño de un Sitio Comunero procurara la forma de
dividirse para inscribir su título en los registros públicos o estatales.
La Orden Ejecutiva No. 511 del 1 de julio de 1920, dictada por el Gobierno de
Ocupación Norteamericana de nuestro país, que introduce el Sistema Torrens
como, régimen legal de la tenencia de las tierras, fue otro gran esfuerzo legal
tendente a liquidar el desorden de los Terrenos Comuneros, independientemente
de los fines políticos y económicos que motivaron a las fuerzas interventoras.
Luego, esta gran legislación sería recogida por nuestra Ley de Registro de Tierras,
del 7 de noviembre del 1947, con sus sucesivas modificaciones, que dejó de surtir
efectos por motivo de la derogación que de ella hace la Ley de Registro
Inmobiliario.
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1.10 Mensura, Depuración de Títulos y Partición de los Terrenos
Comuneros
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CONCLUSIÓN
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BIBLIOGRAFÍA
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ÍNDICE
Introducción ................................................................................................... 1
Objetivos ......................................................................................................... 2
Metodología..................................................................................................... 2
Capitulo I ........................................................................................................ 5
Conclusión.................................................................................................... 17
Bibliografía ................................................................................................... 18