El cuerpo encendido

Primer momento
Leemos y reflexionamos:

Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa colombiana, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana.
Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso- reveló- un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los
colores. Hay gente de fuego sereno, que no se entera del viento y gente de fuego loco que
llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero
otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se
acerca se encender.

Eduardo Galeano “El libro de los abrazos”

1. ¿Qué quiere expresar Eduardo Galeano al decir que “cada persona brilla con luz
propia”?
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2. ¿Qué tipo de personas son aquellas a las cuales al acercarnos nos podemos encender?
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3. ¿Podrías decir que leños son indispensables para que una persona pueda arder?
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4. ¿Qué opinión te genera el texto?
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Todo lo que hacemos casi sin darnos cuenta tiene que ver con nuestro cuerpo. Las cosas más
comunes, como comer, beber o ir al baño, y las cosas más elevadas, crear, rezar o soñar, son
posibles gracias a la maravillosa materia corporal.
Aunque te parezca mentira, el que reza y el que crea una melodía en su guitarra, lo hace
gracias a su cuerpo, ya que el cerebro dirige, desde allá arriba, nuestra imaginación, a partir de
la selección de imágenes, que ha ido captando a lo largo del tiempo. Para el músico es
imprescindible que funcionen bien sus oídos, sus dedos y su creatividad.
Uno se siente todo un catedrático, si habla de cerebros, de tímpanos, de dedos; en cambio,
todavía hoy en el siglo XXI, nos ponemos colorados, cuando se nombran otras artes del cuerpo,
como si hubiera órganos de primera y de segunda.
El cuerpo se constituyo junto con nosotros desde nuestro nacimiento el encendido de nuestra
corporeidad se origino cuando el ovulo de nuestra madre se unió al espermatozoide de
nuestro padre, en las trompas de Falopio, que están en el vientre de toda mujer. Allí recibimos
la herencia genética de ambas partes, que nos otorgaron, en principio, nuestras características
psicofísicas.
La altura, el color del pelo, el tipo de piel, la tendencia a generar determinadas enfermedades,
el carácter, entre muchas otras, se definen en ese instante divino en el que todos llegamos a la
vida. Para mí, el nacimiento no es el día del cumpleaños, sino ese momento en el que los
cuerpos de nuestros padres se fusionaron en nosotros.
Nuestro cuerpo fue adquiriendo la forma humana que hoy tiene, al abrigo del útero que le hizo
un lugar. La voz de nuestra madre y los latidos de su corazón fueron la música de fondo que
acompaño nuestro surgimiento.
¿Cuándo fuimos en verdad encendidos?
Tal vez, cuando Dios nos pensó y misteriosamente, nos mando al mundo en esta época, a vivir
esta historia, de la mano de este papá y de esta mamá, tan fallidos y, a la vez, tan fantásticos…
Cada mañana que vemos el sol o cuando nos levantamos después de una caída, tenemos la
certeza de que seguimos encendidos. Hay pequeños gestos que colaboran con nuestra fogata
interior. Una sonrisa funciona como leñita seca, o ese mensajito de texto que llega justo antes
de dormir…

Segundo momento
En grupos leemos y compartimos Gn. 1, 1- 31

1. ¿Cómo era la tierra en el principio?

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2. ¿Cómo reacciona Dios después de cada creación?

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3. Según el texto bíblico ¿En qué se diferencia el hombre del resto de la creación?¿por
qué crees que es así?
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4. Realiza una lista de diez órganos del cuerpo humano y ordénalos, según tu criterio, por
orden de importancia (si no puedes hacerlo explica por qué).

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Si te fijas bien, nada de lo creado dejó de ser evaluado por la mirada bondadosa de Dios, todo
lo creado pasaba por el filtro de su aprobación divina. Era como quien hace control de calidad.
Cuando veía que lo creado era bueno lo dejaba allí para nosotros, pues el hombre corono, de
alguna manera, la creación de Dios. No me es difícil imaginar a Dios creando y ordenando todo
para el hombre, pues como dice el génesis una vez que Dios creó al hombre le entrego, puso
en sus manos el resultado de su trabajo. Un himno muy antiguo de la Iglesia reza “Y tú te
regocijas, oh Dios, y tu prolongas en sus pequeñas manos tus manos poderosas, y están de
cuerpo entero, los dos así creando, los dos así velando por las cosas”. Es maravilloso
comprender que nuestras manos, nuestro cuerpo es una extensión de la acción creadora de
Dios.
A veces, imagino a Dios dando saltos de alegría en la infinidad del universo, cuando vio sobre la
tierra, a ese hombre y a esa mujer, tan bellos en su desnudes y en sus posibilidades. No has
pensado que si hubiese algo de malo con estos cuerpos desnudos, los ojos, los oídos, las
manos, la pelvis, el pene, los testículos, etc. si hubiese algo de malo en ellos… Él habría
pensado, de seguro, en otra opción. Capacidad no le faltaba.
Que el nacimiento de un hijo sea producto de un encuentro sexual, donde dos personas con su
subjetividad, su pene y su vagina, ha sido una de las grandes obras de arte de Dios. Y, qué decir
del vientre desnudo de una mujer embarazada ¿qué mejor homenaje a la vida que compartir
con el resto de la humanidad ese vientre fecundo y lleno de vida? Sin embargo nos
horrorizamos más de esto que de todo aquel horror, de la muerte y la violencia que nos
muestra la televisión.
Los cristianos tenemos más elementos que otras religiones para celebrar la corporeidad, pues
si el Hijo de Dios no se hubiese encarnado no habría salvación. “quien a pesar de su condición
divina, no hizo alarde de su igualdad con Dios; sino que se vació de sí y tomo la condición de
esclavo haciéndose semejante a los hombres” (Fil. 2, 6- 7) que quede claro, Jesús asume la
condición humana. Jesús era hombre, con todo su cuerpo, con genitales como cualquier otro
hombre de este mundo. Y esto le dio a su estadía entre nosotros, un grado de cercanía y de
proximidad, que todavía hoy sigue movilizando multitudes.
Cuando, con todo su amor, quiso quedarse entre nosotros, resolvió que su cuerpo y su sangre
fuera nuestro alimento. La idea de utilizar este símbolo como nutriente espiritual, nos deja ver
que Jesús amaba su corporeidad. En la ultima cena al pronunciar las palabras “tomen y coman,
este es mi cuerpo”, habla del cuerpo como unidad sagrada que simboliza la vida.
Nosotros que creemos en este Dios encarnado, metido en el tejido humano, deberíamos ser
los primeros en defender a muerte la belleza y majestuosidad de los cuerpos, con todos sus
procesos vitales, encontrando en ellos caminos de perfección y no puertas de pecado.

Oración
Escuchamos “Me hice cargo de tu luz” de Lisandro
Aristimuño Me hice cargo de tu luz

1. ¿Qué significa hacerte cargo de tu luz? Me hice cargo de tu luz

Que desde afuera es tan hermosa
-------------------------------------------------------------------------- Me vi hundido en lo azul
De todo el cielo de Mendoza
-------------------------------------------------------------------------- Seguí la ruta y camine
Cantando apunto de caer
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Me hice imagen de tu cruz
-------------------------------------------------------------------------- Portando todo el viento sonda
Tu noche pareció preciosa
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Y el día se mostro sin fin, sin fin…
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Me hice cargo por mirar
Colores de tu piel tan rosa
2. ¿Qué cosas concretas puedo hacer para ello?
Es duro olvidarme de vos
En este trampolín de roca
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Igual me quedo con tu boca
-------------------------------------------------------------------------- Que sabe derretir dolor, dolor…
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Fue necesaria tanta luz
-------------------------------------------------------------------------- Para poder seguir tú sombra
Me hice imagen de tu cruz
-------------------------------------------------------------------------- Portando todo el viento zonda
Tu noche precio preciosa
3. Se las ofrecemos a Dios. Y el día se ostro sin fin, sin fin…
Me hice cargo de tu luz
Me hice cargo de tu luz

Lisandro Aristimuño