Lecturas Complementarias

Afectividad y sexualidad en la persona

Modelos educativos

El marco desde el cual el educador tomará la opción está relacionado con diferentes
modelos que presentamos a continuación:

Modelo normativo: es aquel que se estructura en torno a la norma. Le dice al joven cómo
comportarse normalmente desde una presentación de la castidad o la utilización de un
preservativo como paradigma de vida. Si el comunicador es bueno, llega a ser un discurso
realmente atrayente, pues el joven está hecho para algo grande, bello y verdadero. Y siente
que tras esa “pureza” o “protección” se esconde una auténtica vida generosa. Puede ser que
el joven al escucharlo se adhiera ciertamente a eso. Pero es cuestión de tiempo, ya que esto
no nace desde el interior, sino que se repite el modelo, encasilla a las personas y no se
genera una alternativa social.

Modelo comprensivo: este, por el contrario, arraiga rápidamente pues, como el joven lleva
inscrito el deseo de libertad, cree encontrar en este modelo el aire perfecto para respirar. El
modelo propone ciertamente vivir de acuerdo a principios nobles, pero luego condesciende
y dice que “si no puedes, busca otra alternativa”
. Este método se escora totalmente cuando
lo que propone directamente ya es un simplemente “haz lo que quieras”
porque tú eres
dueño de tu vida.
Este modelo atenta contra el joven, considerándolo un animal con incapacidad de tomar la
dirección de su vida.
Podríamos decir que tanto el modelo comprensivo como el normativo coinciden en
comprender la realidad como un problema, que además pretenden resolver la educación
sexual con una intervención directa. Aunque aparentemente hagan valoraciones globales y
grandilocuentes de la persona, luego en su realización práctica, en su metodología, se
descubren tremendamente pragmáticos y operativos. El comprensivo elogiará el ejercicio
de libertad y el normativo la belleza de la generosidad. Sin embargo, al desarrollarse los
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dos coincidirán en que le dicen a la persona lo que tiene que hacer. Acaban los dos
repitiendo un modelo y proyectándolo en el educando, pues ambos tienen claro el tipo de
sujetos que quieren conseguir. En ellos el camino ya está trazado previamente
independiente de la interrelación que puedan tener más adelante con la persona. Se trata
solamente de poner en práctica en otra persona lo que ya está en mí. No hay creatividad o
novedad. Buscan repetir el modelo y se convierten en elementos socializadores que
encasillan a las personas según modelos existentes y no generan una alternativa creativa.

¿Es posible entonces situarse desde otro modelo educativo? Por cierto que sí.

El Modelo Personalista: es el modelo en que la realidad afectivo-sexual del joven es la

plataforma desde donde se realiza el acompañamiento y educación, que no busca ir tras la
solución de problemas. Entre otras cosas porque los problemas no están para ser
solucionados, sino para ser vividos. Un problema puede ser un trampolín, una plataforma
de lanzamiento que me lleva a más, una oportunidad de crecimiento personal, pues el qué
hago yo frente a ello me está lanzando de un tipo de existencia a otro. El enfoque
personalista busca contribuir a la construcción de la identidad del joven. En la realización
práctica, es respetuoso con la persona permitiendo que él/ella haga sus propios procesos
personales. No estará claro el desenlace final y se está abierto a la novedad que aporta el
sujeto. El modelo personalista hace una apuesta por la persona, no por lo que debe hacer
la persona. Apuesta por generar identidad, descubriendo en el mismo la llamada de lo que
la vida demanda silenciosamente de él/ella.
En el modelo personalista se considera que educar es sacar lo mejor de cada persona y por
lo tanto el educador junto con el educando se relcionan para genrerar una alternitava
creativa que será diferente en cada caso. Este modelo requiere de tiempo para acompñar y
conocimiento acerca de los momentos de la vida del ser humano.
A través del personalismo, Teen STAR no se sitúa ante un problema, sino ante una persona
en un momento de su vida. No busca una solución, sino que busca ayudar a vivir. El
planteamiento no será ¿qué tengo que hacer?, sino ¿quién quieres ser?; la respuesta: “tú
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mismo”, es tu vida. Mira el misterio de tu existencia y escúchate a ti mismo. ¡Entiende tu

propia biología, tus propias emociones, en un ejercicio intelectual y existencial, escucha tu
conciencia y vive!