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I. RESUMEN
1. INTRODUCCIÓN
Los fenómenos naturales tales como inundaciones, sequías, heladas, olas de calor,
deslizamientos, entre otros; por su grado de severidad en un lugar o periodo
determinado, representan amenazas para las poblaciones y el deterioro de sus
condiciones socioeconómicas. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre
el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), en América, Asia y el norte de
Europa existen tendencias al incremento de la precipitación, aumentando la probabilidad
de ocurrencia e intensidad de eventos extremos y desastres como deslizamientos e
inundaciones
Por su parte la cuenca del río Olmos se caracteriza por una hidrología muy irregular,
registra en corto periodo de tiempo incrementos significativos de caudales en el río,
tributarios y quebradas. A esto se le suma los efectos del Fenómeno El Niño (FEN) que,
aunque se presenta en forma esporádica, genera inundaciones y movimientos de masa
recurrentes; afectando a la población, la capacidad productiva, la infraestructura y los
servicios públicos y privados. Sin embargo, las amenazas naturales por sí solas no
ocasionan desastres; estos se generan por la combinación de factores como una
población expuesta, vulnerable y poco preparada, enfrentada a dichas amenazas (ONU
y EIRD, 2008); siendo los países menos desarrollados los más damnificados, debido a
la vulnerabilidad de su población; por la localización en zonas de alto riesgo; y por la
falta de políticas y tecnologías adecuadas para prevenir, controlar y mitigar estos
eventos y sus impactos.
2. DEFINICIONES
2.1. Sistema de alerta temprana (SAT)
Según Ochara (2007) los sistemas de alerta temprana son sistemas diseñados y
puestos en funcionamiento para avisar a la población de la proximidad de un evento y
hacerla de forma inmediata mucho menos vulnerable.
3. OBJETIVO
El sistema de alerta temprana (SAT) tiene como objetivo central orientar de forma
oportuna y anticipada la acción de las comunidades ante fenómenos naturales; es decir,
las acciones de respuesta. Estas acciones se desarrollan en dos fases: una de
preparación y otra de ejecución.
Fuente: SDMAT-DIPRE
En el caso de los limnímetros, cada uno de los instalados deben contar con el nivel o
umbral establecido por las instituciones técnico científicas (ejemplo SENAMHI o ANA) o
por registros históricos de la zona. En base al valor observado del limnímetro, el vigía
ubicado en la parte alta o media de la cuenca, da el aviso al voluntario ubicado en la
parte baja o al COEL. Este valor ayuda a determinar si se emite alerta o alarma a la
población (Figura N° 1) El tiempo que se cuenta para realizar la evacuación dependerá
de la distancia entre el limnímetro y la zona expuesta, así como de la pendiente a lo
largo del cauce, el cual varía de un lagar a otro.
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La población debe estar preparada para actuar ante una situación de riesgo, por tanto,
requiere el desarrollo de capacidades que le permitan identificar las amenazas a las que
se encuentra expuesta, sus causas y consecuencias. Cada plan de respuesta varía de
acuerdo con la amenaza; una comunidad asentada en zona de ladera es vulnerable a
la ocurrencia de deslizamientos, mientras que otra asentada a la ribera de un río lo es a
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inundaciones. Estos factores hacen que el trabajo con cada comunidad sea diferente;
de allí la importancia de contextualizar cualquier intervención que se lleve a cabo.
Adicionalmente, la preparación debe estar integrada a los demás elementos que
conforman el SAT, porque de poco sirve tener un aviso temprano y acertado, si las
personas no saben cómo actuar o no poseen un plan de acción durante emergencia
(PADE) con rutas de evacuación o posibles albergues, para lo que se organizan los
Comités de Operaciones de Emergencia locales (COEL) que son los que gestionan la
información de la alerta o alarma en su jurisdicción; desde su generación hasta
su difusión.
Es muy importante que el centro poblado conozca qué hacer en caso de peligro
inminente o la ocurrencia de un desastre; es decir, deben conocer las rutas de
evacuación, zonas seguras o puntos de concentración, albergues temporales
establecidos previamente por su autoridad local. Además, a nivel familiar la población
debe contar con su Plan Familiar de Emergencia.
Como parte de la preparación para la respuesta, la autoridad local debe:
Socializar la forma y/o mecanismos para difundir la alerta y alarma.
Identificar y señalizar las rutas de evacuación.
Identificar sus zonas de seguridad o puntos de reunión, tomando en cuenta la
cantidad de población a desplazarse.
Realizar simulaciones y simulacros a nivel del centro poblado.
Contar con zonas de albergues temporales o zonas para el reasentamiento
permanente de la población en riesgo.
Realizar talleres de capacitación a dirigentes del centro poblado y voluntariado que
conforman los equipos de trabajo.
Contar con un Plan de Contingencia.
Contar con un Plan de acción durante emergencias (PADE).
Aunque muchos técnicos reconocen que los desastres tienen sus raíces en las
estructuras sociales, no consideran este componente (Preparación y respuesta) en los
proyectos e investigaciones; siendo esta una dimensión fundamental que no ha sido
suficientemente desarrollada en la gestión de los SAT. Finalmente, al ser los SAT una
herramienta enmarcada dentro de la gestión del riesgo, resulta infructuoso que, al ocurrir
un desastre, así el SAT haya funcionado adecuadamente, no existan los mecanismos
para brindar soluciones a las personas afectadas, que en la mayoría de los casos
pierden viviendas y medios de sustento.
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