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Para entender mejor esta disposición, basta con pensar en una valla de madera, cuyas estacas
se disponen alineadas, pero no se tocan. Las capas en empalizada suelen estar formadas por
una sola capa de células, aunque una luz solar intensa puede dar lugar a múltiples capas. En
muchas Dicotiledóneas, las capas en empalizada aparecen justo por debajo de la capa superior
de la epidermis, que es la parte más expuesta a la luz. Bajo el mesófilo en empalizada se
encuentra el mesófilo esponjoso, también llamado parénquima esponjoso.
El mesófilo esponjoso consiste en células fotosintéticas organizadas laxamente, de tal manera
que hay suficiente espacio entre ellas para permitir la difusión de CO2 desde los estomas hasta
las otras partes de la hoja. En algunos vegetales donde el limbo es vertical, el mesófilo en
empalizada aparece en ambas caras de la hoja, y el mesófilo esponjoso se presenta en el centro
o es incluso inexistente. Generalmente, la mayoría de los cloroplastos se localizan en el
parénquima en empalizada y, por tanto, la mayor parte del proceso fotosintético de una hoja se
produce en el mismo.
El tejido vascular de cada hoja se conecta con el tejido vascular del tallo. En cada nudo del
tallo suele haber dos o más haces vasculares denominados rastros foliares, que abandonan el
tejido vascular principal del tallo y atraviesan un pecíolo conector para llegar al limbo. Una
vez dentro del pecíolo y del limbo, los haces vasculares se dicen nervios foliares y son una
continuación de los haces vasculares del propio tallo.