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La escasa información y el desinterés social sobre la depresión en los jóvenes del

Perú

Muy a menudo, se observan en uno mismo o en otras personas, actitudes poco activas

consideradas características en nuestro ánimo y forma de comportamiento, que fácilmente puede

tergiversar lo que verdaderamente ocurre en nuestro interior. En consecuencia, las sensaciones se

vuelven cada vez más profundas y duraderas. Un ejemplo es Javier, un joven de 21 años que

siempre tuvo un carácter melancólico y permanecía abstraído en sus pensamientos por bastante

tiempo. Él terminó el colegio y tomó un año sabático, su rutina era básica y no salía mucho,

Luego al finalizar el año, el empezó a percatarse que se sentía cada vez más incómodo con las

personas y con el alejarse de su hogar. Cuando en su vida acontecieron sucesos de presión y

dificultad relacionados con el estudio, Javier comenzó a desesperarse y llorar incontroladamente,

se sentía ridículo y cobarde. No entendía lo que le pasaba y eso alteraba aún más su estado.

Felizmente tiene una maravillosa familia que hasta la actualidad lo apoya y buscan maneras de

contribuir con su mejoría, a pesar de las pocas alternativas que existen en el país.

Según la Asociación de Psiquiatría Americana (2013) refiere que: “La depresión es un

trastorno del estado del ánimo, conformado por comportamientos que no obedecen a respuestas

convencionales, cuya particularidad se centra en la alteración de humor asociada al malestar por

sentirse incapaz, sufrir dolor o perder la libertad.”

Este trastorno es una de las enfermedades con mayor impacto en la calidad de vida.

Además, se considera la gripe de los trastornos mentales, pues su prevalencia aumenta cada año,

calificándola, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) como el principal factor

individual de discapacidad global.


María Vera (2004) explica que este trastorno se manifiesta con tristeza, falta de interés,

apatía, pérdida de disfrute, ausencia de energía, problemas con el sueño y la alimentación, deja

de salir, desánimo, ganas de llorar y pasividad. Debido a esto las personas, incluyendo el afectado,

consideran presenciar un estado de holgazanería, sin examinar como trastorno el estado del

doliente. Es así como se va acrecentando el problema, siendo el factor principal que contribuye a

las muertes por suicidio.

Sin embargo, la información sobre el tema es pobremente difundida, no es común el

conocimiento de los síntomas, causas y consecuencias de la mayoría de las enfermedades

mentales, la sociedad ha generado una errada costumbre de acudir a un doctor solo cuando su

salud física está comprometida. Y es aún más carente que recurran a un psicólogo o psiquiatra,

ya que se considera un servicio demasiado costoso, del mismo modo, devalúan la enfermedad

por falta de saberes y se considera un tabú.

El trastorno de la depresión es causa de gran sufrimiento personal para quienes lo padecen

y para las personas de su entorno. En un país donde la atención para desórdenes mentales no está

disponible en varias regiones, y donde los seguros privados no están obligados por ley a cubrir

tales atenciones, la enfermedad mental se impregna con mayor facilidad en las familias. Es así

como la falta de atención y rehabilitación, dificultan significativamente el desenvolvimiento del

paciente con su familia y su entorno, a la vez generando exclusión del enfermo y consecuencias

graves para la salud mental del cuidador.

Se sabe en base a resultados realizados (OMS 2011) que las pérdidas en términos de años

de vida sana causados por enfermedades neuropsiquiátricas en el Perú eran de 1078. Éste es uno

de los informes internacionales más cercanos a la actualidad, evidenciando así, la falta de

importancia que se atribuye en las familias peruanas respecto a la investigación del tema. Tal así
es el caso que, la cronificación de este trastorno origina otros aún más severos, como

esquizofrenia, Alzheimer y bipolaridad.

Asimismo, la alarmante enfermedad presenta un gran crecimiento de jóvenes depresivos

de entre 15 y 25 años, de la misma manera, se reveló en un estudio de 1998 que la depresión era

la quinta causa de muerte, no obstante, la previsión de la OMS para 2020 es de que pase a ser la

segunda, estos datos desesperanzadores prácticamente son una realidad. Afirma Castillo Martell

(2014).

Algunos la nombran poéticamente “el eclipse del alma”, debido a que la depresión es un

proceso evolutivo que, en la mayoría de los casos, no se busca auxilio profesional y se teme tanto

a los medicamentos como a la reacción de su entorno. Existen muy pocos programas sociales con

el objetivo de concientizar a los ciudadanos sobre a gravedad de la depresión, el estigma general

no permite fomentar el diálogo sobre el asunto, prevaleciendo un gobierno mezquino, sin ánimos

de contribuir con el pueblo, y una población ignorante, ciega a una problemática que confirma la

desigualdad y desorden en la actualidad.

En conclusión, una enfermedad corrosiva y silenciosa está a nuestro alrededor, sin

embargo, existe una negación intencionada que acrecienta los daños. Y las personas padecedoras

de este mal, al igual que sus familias, obtienen limitada adquisición de conocimientos para una

mejoría. Con una correcta trasformación, el cuerpo poseerá la fuerza suficiente para convivir

positiva y armoniosamente con el alma, no solo en los afectados por el trastorno, sino también

con toda la sociedad. Los que integran el país son responsables del avance o estancamiento como

nación, y una dificultad bastante visible es la falta de consideración del cuidado de la salud

mental, principalmente el más concurrente, la depresión en los jóvenes.


Referencias:

Asociación de Psiquiatría Americana (2013) Manual de diagnóstico y estadística de desórdenes


mentales. México: Alias.
Castillo. W. (2014) La depresión causa el 80% de suicidios en el Perú, pero no es atendida. Lima,
Perú: Diario Perú21.
Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018) (OMS 2011)
Vera. M. (2004) Cuando el cuerpo no puede con el alma. España: Diario El País.

Recursos electrónicos:

Gonzales, C. (2015) Depresión en adolescentes. Un problema oculto. Recuperado de


http://dx.doi.org/10.1016/j.bmhimx.2015.05.006
Rondón, M, (2006) Salud mental un problema de salud pública en el Perú. Recuperado de
http://dx.doi.org/10.1016/j.bmhimx.2015.05.006
Estradé, G. (2018) La depresión en el adulto joven: prevención para hoy, salud mental para
mañana. Recuperado de https://www.gacetamedica.com/especializada/la-depresion-en-el-adulto-
joven-prevencion-para-hoy-salud-mental-para-manana-FM1583979

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