Dirección de Investigaciones y Postgrado Centro Local Nueva Esparta Maestría en Ciencias de la Educación: Mención Planificación de la Educación.
PLANIFICACIÓN EDUCATIVA
FACILITADOR: PARTICIPANTE:
MGS. ÁRTURO LUGO LICDA. MARISELA GONZÁLEZ
CI: 10207640 GRUPO#5
LA ASUNCIÓN, OCTUBRE DE 2018.
ANÁLISIS CRÍTICO-REFLEXIVO SOBRE LAS CONCEPCIONES DE LA PLANIFICACIÓN Y SU SIGNIFICADO A NIVEL DE ÓRGANOS CENTRALES Y CENTROS EDUCATIVOS. INTRODUCCION El análisis que aquí se presenta pretende mostrar, de un modo crítico y reflexivo, las concepciones de la planificación en el proceso de enseñanza y aprendizaje, su aspecto conceptual y los elementos que relacionan a la planificación con la programación, destacando los aspectos técnicos de la primera, a fin de minimizar el riesgo en el plano educativo, y reducir, por ende, la incertidumbre que puede presentarse durante el quehacer pedagógico. En este sentido, es menester destacar que planificar implica que los docentes, estudien anticipadamente sus objetivos y acciones, y sustenten sus actos, no en corazonadas sino con alguna metodología, plan o lógica. De este modo, los planes establecen los objetivos pertinentes. DESARROLLO Según Joaquín Garín en su obra “Organización de Centros Educativos” Planificar se asocia a la idea de organizar, ordenar, coordinar; también se refiere a fijar actuaciones con el propósito de alcanzar una determinada finalidad. Los problemas que conlleva definir este término ya fueron analizados por Fuentes (1980:94). No obstante, el autor mencionado realiza, después de matizar las aportaciones de diferentes autores la siguiente definición: La planificación de la educación es «un proceso sistemático, continuo y abierto que sirve para disponer formas de actuación aplicables a la educación» (1980:101). Otras aportaciones de interés son las de Yeheskel Dror (1973), «Planificar es el proceso de preparar un conjunto de decisiones para la acción futura, dirigidas al logro de los objetivos por medios preferibles». Para Ander-Egg (1993:27-28): «...planificar es la acción consistente en utilizar un conjunto de procedimientos mediante los cuales se introduce una mayor racionalidad y organización en un conjunto de actividades y acciones articuladas entre sí que, previstas anticipadamente, tiene el propósito de influir en el curso de determinados acontecimientos, con el fin de alcanzar una situación elegida como deseable, mediante el uso eficiente de medios y recursos escasos o limitados». Desde una óptica institucional, Mascort (1987: 57), señala: «La planificación es algo más que la simple proyección de las actuales expectativas del director sobre la evolución que seguirán los factores internos y externos de la institución en un plazo de tiempo determinado. La planificación debe ser una fijación racional de objetivos a conseguir y una posterior determinación, coordinación y control de la óptima combinación de medios para alcanzarlos». La planificación no se puede definir de una manera sola y aceptada por todos, se caracteriza al término como una anticipación del futuro, un intento de predecir la cadena de consecuencias causa-efecto en el tiempo. Así como, la imprevisión de lo que puede suceder en el futuro, exige que la planificación deba definirse como una estructuración flexible que integra planes, programas y actuaciones que afectan a los distintos niveles y personas de las organizaciones. En donde, la planificación es un proceso continuo y unitario que comienza con el desarrollo de objetivos, define estrategias para conseguirlos y establece planes coherentes con las anteriores decisiones; esto es, decide por adelantado cuestiones como: ¿qué se hará?, ¿cuándo se hará?, ¿cómo se hará?, ¿quién lo hará? pero también incorpora mecanismos de control que permitan las adaptaciones necesarias que las nuevas realidades imponen. Los procesos de planificación tienen un sentido preparatorio al formular decisiones que tienen que ser aprobadas por los que tienen la responsabilidad política, con la intención de que se realicen posteriormente. Sin embargo, la planificación y la ejecución de un plan, son procesos distintos y deben considerarse analíticamente y metodológicamente de manera diferenciada. La complejidad de las situaciones exige que los procesos de planificación sean lo más integrales posibles y tomen en consideración, además de la variación que imponga el transcurso del tiempo, la influencia de presiones coyunturales y la variedad de situaciones que inciden en cada actuación. En palabras de Ander-Egg (1993:26): «En otros términos, se planifica porque hay que reducir incertidumbres sobre la base de un mejor conocimiento de la realidad (diagnóstico) y la previsión de lo que puede acontecer de mantenerse algunas situaciones (prognosis): Con esa información y el análisis e interpretación de la misma, se puede elaborar un diagnóstico que sirva para establecer de una manera más adecuada qué se va a hacer y cómo, cuándo, dónde y con qué». La planificación es un instrumento y lo que le hace ser buena o mala es el uso que de ella se haga; uso que siempre existirá y que elimina el carácter pretendidamente aséptico con que a veces se ha presentado. Si la planificación mantiene relaciones con el proceso de decisión política y de ejecución administrativa, habrá que admitir que se puede dar siempre que se den los anteriores. Se puede hablar de planificación a nivel del sistema educativo (órganos centrales y periféricos), a nivel de los centros y a nivel de los profesores, según sea el ámbito a que se refiere. También se pueden considerar diferentes productos, según sea el nivel educativo considerado, el contenido que se planifica, el grado de desarrollo que se especifica o los implicados. La atención al objeto prioritario, permite hablar de: • La planificación estratégica, preocupada fundamentalmente de la especificación mediante objetivos de las políticas ya definidas.
• La planificación táctica, dirigida a adecuar las directrices estratégicas a un
contexto determinado y centrada fundamentalmente en la ordenación de medios.
• La planificación operativa, aplicable a situaciones concretas y dirigida a
desarrollar actuaciones. Dejando de lado los planteamientos logísticos, que corresponden a los responsables políticos y que tienen su incidencia en las leyes, la planificación estratégica es por naturaleza a largo plazo y en ella tienen más importancia los principios y las líneas de acción que las actuaciones. Por el contrario, las planificaciones tácticas y operativas son a medio y corto plazo y en ellas cabe una mayor especificación de las actuaciones. En la práctica se combinan varios de los criterios antes mencionados. Así, se puede hablar de una planificación del sistema educativo de los niveles no universitarios y centrada en lo académico, o bien, la planificación de un centro de educación secundaria que considera todas las áreas posibles de actuación y ;que implica al Equipo Directivo, profesores, padres y alumnos. CONCLUSIÓN En síntesis, la programación supone que el propósito que se establece en el proceso de planificación, se establece en objetivos específicos, representados en las metas que indican número, naturaleza y grado de alcance. Asimismo, identifica y escoge las acciones necesarias para lograr dichas metas, mediante el tiempo y la cantidad, atendiendo a los recursos de que se disponen. Igualmente, elabora un presupuesto con el fin de establecer los recursos necesarios en la consecución de los objetivos y metas establecidas, en un tiempo determinado. Entonces programar, implica ordenar y vincular en tiempo y en espacio, las actividades y recursos necesarios para alcanzar, en un tiempo dado, determinadas metas y objetivos. BIBLIOGRAFÍA
GAIRÍN, Joaquín. Organización de Centros Educativos. Aspectos Básicos.