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OWEN Y EL PURITANISMO
INGLÉS
Volumen 1: Historia y metodología
Publicado por:
© Editorial Teología para Vivir S.A.C
Pje. Antonio Raimondi 170, Urb. Los Precursores – Santiago de Surco
Email: ventas@teologiaparavivir.com
https://www.facebook.com/teologiaparavivir/
Web:
www.teologiaparavivir.com ;
www.editorialteologiaparavivir.com
Lima – Perú
Sin duda, esta es quizá la sección más difícil de escribir para todo autor. Este
proyecto no hubiera sido posible sin la ayuda de muchos que contribuyeron de
diversas maneras al mismo. Este proyecto es una muestra de lo que jóvenes
latinoamericanos pueden hacer cuando trabajan en unidad para el Señor.
Quisiera comenzar agradeciendo al equipo de traducción y edición de la editorial
Teología para Vivir. El éxito de esta obra es suyo. Mi sincero reconocimiento a
Juan Caycho por hacerse cargo de la administración de la editorial. También a
Elioth Fonseca por la revisión de la traducción, y a todo el equipo de traductores
voluntarios (en orden alfabético): Cristina Accolla, Pedro Ávila, Sergio
Bardalez, Manuel Bento, Germán Casanova, Rodrigo Cayo, Juan Chero, César
Garrido-Leca, Amós Leiva, Pamela Morales, Bryan Moreira, Jorge Jaramillo,
José Martín Paredes, Juan Jairo Paredes, Ubi Rodríguez, María Romero, David
Torres, Yarom Vargas, Carlos Verdeguer, Luis Miguel Ybañes. También al
equipo de diseño y marketing: Samy Aponte y Angie García-Naranjo.
Finalmente a Gabriel Portal, por su ayuda en la corrección ortográfica en la
versión electrónica del libro. A todos ustedes solamente decirles: ¡Sí se pudo!
Agradecer a mi familia por haberme apoyado continuamente y animado en el
desarrollo de este proyecto, a mis padres, Jaime y Lupe, y hermanas Cristina,
Ana y Rosita, y en especial a mi querido abuelo Wilfredo Caballero, por su
apoyo incondicional durante todos estos años. Mi más sincera gratitud.
Quisiera agradecer, además, a mis maestros de London Seminary (Londres,
Inglaterra) por despertar el amor por los puritanos. Asimismo, a mis maestros en
Westminster Theological Seminary (Philadelphia, US.), quienes desarrollaron
mucho más el amor por la Teología Reformada, y especialmente a John Owen.
Agradezco también a Crawford Gribben, Carl Trueman y Garry Williams; el
primero por enseñarme a pensar de manera crítica sobre la historia del
cristianismo, y los dos últimos por supervisar mi tesis, la misma que tuvo a
Owen como foco central. Agradezco a Joel Beeke, Richard Barcellos, Tim
Cooper y Michael A. Haykin por sus magníficos ensayos para esta obra.
Un especial agradecimiento a las diversas instituciones teológicas, casas
editoriales, y revistas de investigación teológica por permitirnos usar los ensayos
presentados en esta obra. Cada uno de los capítulos traducidos del inglés ha sido
usado con permiso escrito de las respectivas casas editoras. Agradezco pues al
Puritan Reformed Journal, Southern Baptist Theological Journal, The Reformed
Baptist Theological Review, Themelios, Westminster Theological Journal, y
Detroit Baptist Seminary Journal. Sin la colaboración de estos, este proyecto
habría sido imposible.
A mis queridos hermanos en Inglaterra, en especial a las congregaciones en:
“Carey Baptist Church” en Reading, “St. John’s Wood Road Baptist Church” en
Londres, y “North Bradley Baptist Church” en Wiltshire. Gracias por su apoyo
incondicional durante todos estos años.
También a Grace Baptist Mission (GBM), y United for Mission (UFM) por
su constante cuidado y ánimo. Un agradecimiento especial a todas las personas
que me han apoyado de diversas maneras a fin de que este proyecto se lleve a
cabo, en especial a: Jonny & Sarah Combe, Mike & Caroline Davies, Morrison
Keatley, Graeme & Caroline Powell, Claire Roberts, Richard & Sheila Smith,
Cherry Spicer y Richard & Sian Webb, a las iglesias Hailsham Baptist Church y
Grace Baptist Churh Wood Green.
A mis pastores David Magowan y Chris Hawthorne, así como a mis queridos
hermanos Brian & Valerie Worsley y Phil & Hana Taylor. No lo pudiera haber
logrado sin ustedes.
A ti, amada esposa Ellie. Todos los libros en el mundo no serían suficientes
para describir el profundo deleite, agradecimiento y bendición que eres para mí.
Conozco más a Dios por conocerte a ti. Y, por último, a Aquel de quien proceden
todas las cosas, quien rige en Su Soberana voluntad el Universo, a mi Señor y
tierno Salvador, Cristo Jesús.
Joel R. Beeke
Jaime D. Caballero
B.Sc. Universidad Nacional Agraria la Molina, Lima (Peru); B.A.
Seminario Teológico Bautista, Lima (Perú); MDiv. London Seminary
(Londres, Inglaterra); ThM. Westminster Theological Seminary
(Philadelphia, US); PhD – por completar.
Tim Cooper
Michael A. Haykin
B.A. University of Toronto; M. Rel. Wycliffe College y University of
Toronto; Th.D. Wycliffe College y University of Toronto.
Carl R. Trueman
Un problema doble
Existe una noción extraña, foránea, pero ciertamente común entre muchos
estudiantes de letras, llámesele teología, literatura o cualquier otra rama del
saber; de pensar que los libros antiguos solamente deben ser leídos por aquellos
que son especialistas en el tema. Mientras que, por otro lado, el estudiante
promedio debe contentarse solamente con leer algún capítulo en algún libro que
mencione brevemente y de manera sintética lo que dicho autor del pasado quiso
decir, y resuma su pensamiento en dos o tres líneas, dándonos su opinión sobre
el mismo. El problema con esto es doble. En primer lugar, que no existe una
objetividad absoluta en estudios teológicos e históricos, y en segundo lugar, que
nos perdemos de lo mejor de la reflexión teológica, menguando así nuestra
madurez y posible crecimiento teológico.
Cada vez que alguien escribe de algún tópico relacionado con algún autor
antiguo lo hace siempre desde una perspectiva particular. No existe tal cosa
como “neutralidad” absoluta en estudios históricos-teológicos.
Es decir, desde el momento en el que leo, por ejemplo, un libro escrito por
alguien desde una perspectiva teológica diferente a la mía inevitablemente
filtraré el contenido de este, y juzgaré la calidad de dichos escritos a través de
mis propios lentes teológicos. Solamente alguien muy ingenuo, o muy tonto,
negaría tener dichos lentes, o contexto interpretativo. De tal manera que, por
ejemplo, al leerse un libro sobre Jonathan Edwards escrito por un Católico
Romano, otro libro del mismo tópico escrito por un Protestante Reformado, y
otro por un Liberal Progresista, las conclusiones de estos sobre dichos autores, y
sus respectivos énfasis teológicos, son tan diferentes en algunos puntos que es
difícil conciliar la idea de que están refiriéndose al mismo hombre.
No. No es que un autor invente cosas, y el otro sea más fidedigno, aunque en
algunos casos lo es, particularmente entre aquellos que no tienen una formación
teológica. Todos trabajan con los mismos datos y materiales. Lo que varía entre
uno y otro es la interpretación que se le da a esos datos, la validez de estos en su
respectivo sistema interpretativo, y el impacto positivo o negativo que considero
que el pensamiento de dicho autor ha tenido en la historia. Y en esto, siempre
hay un grado de subjetividad. Por lo cual, es imposible que una persona, quien
quiera que sea, sea completamente objetiva al momento de escribir sobre algún
punto histórico del quehacer intelectual. Es como aquel estudiante de economía
que, al leer una introducción a la economía escrita por un autor capitalista, y
luego otra introducción escrita por uno socialista, llega a la conclusión de que
aparte de la similitud en el título de dichos libros los mismos parecerían estar
refiriéndose a tópicos completamente diferentes.
Este ha sido parte del problema en mucho del quehacer teológico en
Latinoamérica. En un sentido, hemos estado estudiando “el capitalismo”, desde
textos escritos en su mayoría por autores “socialistas”. Para muchos,
particularmente aquellos que se considerarían a sí mismos como protestantes, las
doctrinas que justamente se originaron en la reforma protestante y que son
distintivas del protestantismo evangélico al cual dicen pertenecer, les serían tan
foráneas, o extrañas, como aquel joven estudiante de economía que lee un texto
de economía, esta vez escrito desde un punto de vista capitalista, cuando lo
único que ha conocido han sido autores socialistas. No cabe dudas que este es un
ejemplo extremo, sin embargo, sirve para ilustrar nuestro punto.
Todas las denominaciones protestantes se derivan de algún modo de la
reforma protestante del siglo XVI. Por otro lado, también todas las
denominaciones protestantes a su vez pueden clamar orígenes aún más antiguos,
ya sea en forma seminal a través de los grupos disidentes o con similitudes
teológicas con doctrinas de la iglesia establecida. Sin embargo, mucha de la
literatura con relación a la reforma nos ha llegado a través de la mano de
teólogos de persuasión diferente a la protestante reformada. De hecho, en la
mayoría de casos, los autores latinoamericanos han abordado el estudio de la
teología desde un punto de vista liberal progresista. Para seguir con la ilustración
anterior, han estudiado el capitalismo desde un punto de vista socialista. He aquí
porque nuestra “grandes” contribuciones a la teología han sido la teología de la
liberación, el movimiento apostólico, o una distorsionada visión del Espíritu
Santo. Doctrinas que son en muchos casos opuestas a aquellas que distinguen al
protestantismo de la reforma. Esto, en parte refleja cuán lejos hemos llegado a
estar de nuestras raíces evangélicas protestantes.
Otro punto a tener en cuenta es que en la mayoría de los casos es mucho más
fácil leer, por ejemplo, una obra de Tomás de Aquino, que leer a alguien que
escribe sobre él. En la actualidad existe un desprecio generalizado hacia el
pasado. Creemos que somos más inteligentes, más capaces que aquellos que nos
precedieron. Ignoramos completamente nuestra tradición cristiana, y aquellos
que están familiarizados con la misma lo están solo por uno o dos párrafos que
han leído en un libro de segunda mano, o un blog del internet. Joven estudiante
de teología, ¿piensa usted realmente que es más inteligente y sus alcances
teológicos más agudos que las mentes más brillantes que la Iglesia ha tenido por
veinte siglos? El mejor consejo que alguien me pudo dar al iniciar mis estudios
teológicos casi quince años atrás fue: “Daniel, no me interesa tu opinión
teológica. Cállate y aprende.” Esta debe ser nuestra actitud al acércanos a los
maestros de la Iglesia: Aprender. Si bien esto no implica que vayamos a adoptar
todo lo que dicen, cegarnos a sus errores y repetir ciegamente lo que dijeron. Si
es así, entonces no solo no hemos aprendido nada, sino que en verdad nuestra
capacidad de aprender y de análisis crítico ha sido nulificada casi por completo.
No solo no vivimos en Inglaterra en el siglo XVII, sino que tampoco debemos
buscar hacerlo. No somos blancos occidentales de clase media de América,
somos, en la mayoría de los casos de aquellos que están leyendo estas palabras,
latinoamericanos mestizos, con una cultura, idiosincrasia y problemas propios.
Aprendamos de ellos, sin idolatrar una época dorada que en realidad nunca
existió.
Es verdaderamente una tragedia en nuestro continente que la mayoría de
creyentes estén más familiarizados con las enseñanzas de Cash Luna que de las
de Jonathan Edwards. Esto debería causarnos vergüenza. No solo las enseñanzas
de los mismos son completamente opuestas en contenido, sino que también hay
un abismo entre la calidad de sus escritos. Es como escuchar la Quinta Sinfonía
de Beethoven, y luego escuchar Baby, Baby de Justin Bieber. Patético.
Incluso en círculos académicos, las obras de Paul Tillich, un filósofo
existencialista que hacia el final de su vida ya no oraba, sino sólo meditaba, han
sido traducidas al español y son estudiadas por protestantes en seminarios que se
llaman protestantes; mientras que las obras de Herman Bavinck, por ejemplo,
quien históricamente y teológicamente se encuentra mucho más cerca al
protestantismo evangélico no se conocen, muchos menos las obras de John
Owen. Esto debe cambiar. De lo contrario corremos el riesgo no solo de perder
nuestra identidad evangélica, sino también el evangelio que nos ha sido
confiado.
Recomiendo, especialmente a cada estudiante de teología lo siguiente: Si vas
a leer un libro contemporáneo, que el siguiente como regla sea uno antiguo. No
pierdas tu tiempo leyendo el último mega éxito de ventas, cuando puedes estar
leyendo a los mejores maestros. Los libros serán tus maestros, elíjelos con
cuidado porque serán ellos quienes después de aquellos que tienes alrededor
ejercerán la mayor influencia en ti.
Hay algunos puntos que deben tenerse en cuenta al momento de leer esta
obra:
Todos los ensayos han sido traducidos del original en inglés con
permiso escrito de la casa publicadora de los mismos. En cada caso se
ha indicado la procedencia de los mismos, fecha de publicación
original, título y autor.
En caso de las citas bíblicas, a menos que se indique lo contrario,
las mismas han sido tomadas de la versión Reina Valera 60. En el caso
de los versos citados por Owen se ha conservado la traducción estos.
Toda traducción adicional de los idiomas bíblicos originales,
Griego y Hebreo, así como Latín, han sido hechas por el editor y
encargado principal de la revisión de las traducciones del inglés, Jaime
Daniel Caballero.
En caso de que haya una nota adicional aclaratoria añadida por el
editor al cuerpo del texto, ha sido añadida como pie de nota con los
símbolos *, +, †, etc. Las mismas no son parte del texto original, sino
que han sido añadidas para proporcionarle una mayor claridad al texto.
Los capítulos del libro pueden ser leídos en cualquier orden. No
existe uno que tenga prioridad por sobre el otro. Sin embargo,
recomendamos leer el primer volumen de la serie: “John Owen y el
Puritanismo Inglés. Volumen 1: Historia y Metodología”
Un llamado de ayuda:
Unidad y Diversidad
¿Cuáles son las características que nos definen como Evangélicos? ¿Qué es
aquello, por ejemplo, que nos diferencia del Catolicismo Romano, o de la Iglesia
Ortodoxa? De la misma manera que en una familia existen diferencias entre un
hermano y otro, también existen similitudes, un parecido o semblanza, que hace
que, aunque un hermano no sea exactamente igual que el otro, compartan
características en común. La Iglesia Evangélica sería la familia, mientras que las
denominaciones de esta como hermanos dentro de la misma. Una de las más
grandes tragedias dentro de nuestro contexto Latinoamericano es que un
hermano ha llamado a otro hermano hijastro porque no luce exactamente como
él.
Para algunos, todo aquel que no sea exactamente como uno, es un hereje; ya
sea por la versión de la Biblia que use, o si se atañe al principio normativo o
regulador, o incluso si sostiene cuatro o cinco puntos de un esquema
soteriológico. Para otros, todos pertenecen a nuestra familia, incluso aquellos
que claramente forman parte de otra. Me refiero aquí a aquellos que promueven
el movimiento ecuménico, Liberales e incluso la Neo-Ortodoxia (Barthianismo),
que cae fuera de los parámetros tradicionales del evangelicanismo.
Hay una palabra que está casi descontinuada en nuestros círculos, que
desgraciadamente se confunde con legalismo y oscurantismo, y es la palabra
‘Ortodoxia’. ¿Hasta qué punto hemos dejado de lado nuestra herencia evangélica
y hemos adoptado, a menudo involuntariamente, posturas liberales, católicas, y
barthianas? ¿Cómo es posible que más evangélicos estén familiarizados con
Cash Luna, Guillermo Maldonado, Benny Him; en lugar de John Owen,
Jonathan Edwards o Charles Wesley? ¿Por qué nuestras instituciones teológicas
a nivel post-grado exigen leer a Karl Barth (1886-1968) antes que a Herman
Bavinck (1854-1921)? ¿A Rudolf Bultmann (1884-1976) antes que a Geerhardus
Vos (1862-1949)? ¿A Paul Tillich antes que a Jonathan Edwards? ¿A Ernst
Käsemann (1906-1998) antes que a Herman Ridderbos (1909-2007)? ¿Hasta qué
punto nuestro evangelicalismo en Latinoamérica sabe más a misticismo,
catolicismo, liberalismo o barthianismo? Alguien dirá, ¿Pero hay valor en leer a
Bultmann? Si, por supuesto. Pero casi todo lo ortodoxo dicho por Bultmann es
casi lo mismo dicho por Vos o Ridderbos. ¿Cuáles son las características que nos
definen como evangélicos? Unidad y Diversidad, no debemos sacrificar la
diversidad por la unidad, pero no debemos perder de vista la unidad.
Continuidad y Discontinuidad
Algo que debemos tener muy presente, es que como evangélicos,
independientemente de la tradición teológica a la que uno pertenezca, existe
continuidad y discontinuidad histórica. Nuestros énfasis teológicos a lo largo de
los siglos no han sido los mismos, ha habido mucha variedad desde el siglo XVI
en adelante. Déjenme citarles dos ejemplos.
Conclusión
6. Victoria en la derrota
La decisión de dejarlo todo y mudarse a Londres, sin un trabajo fijo y sin
mucho dinero, justo al alba de una guerra civil podría parecer a todas luces una
locura. Sin embargo, hablando desde un punto de vista puramente humano, el
traslado de Owen a Londres sirvió también de manera estratégica para su futuro
desarrollo, pues le permitió conocer a los líderes del Partido Parlamentario,
quienes en unos pocos años ganarían la guerra y estrían a cargo de dirigir la
nación.[116]
Los puritanos que Owen conoció en Londres, no solo eran los líderes del
movimiento Independiente, sino también que algunos eran radicales en cuento a
algunas de sus posturas. Por ejemplo, estaban convencidos de que el Rey era el
Anticristo, y los eventos que estaban ocurriendo no eran otra cosa que la batalla
entre Cristo y el Anticristo retratada en el libro de Apocalipsis.[117] El Señor obra
en Su providencia muchas veces a través de decisiones que quizá a primera
instancia no parecían las más razonables, pues fue justamente aquí, durante la
estancia de Owen en la capital, que ganaría algo mucho más valioso que un
nuevo patrón terrenal; sino que llegaría a ser súbdito del único patrón Celestial,
Cristo Jesús.
Durante todo el siglo XVII en Inglaterra algunos predicadores tenían la
misma fama que en el día de hoy tendrían alguna “estrellas del pop”. Era tanto el
deseo por ver a estos predicadores que las personas a menudo viajaban millas
para escuchar a uno. Algunos sin duda por razones piadosas y otros quizá
solamente para poder decir que habían escuchado o jactarse de conocer a tal o
cual predicador. Quizá algo similar con lo que ocurre el día de hoy al tomarse un
‘selfie’ con un predicador “famoso” en una conferencia para luego ponerla en un
muro de Facebok. Vanagloria absoluta. De cualquier manera, Owen decidió ir a
visitar la Iglesia en Aldermanbury, en el centro de Londres donde ministraba el
famoso predicador puritano Edmund Calamy.[118]
Sin embargo, para sorpresa de Owen, Edmund Calamy no pudo presentarse
ese día, y en su lugar un predicador desconocido subió al pulpito, quien predicó
sobre Mateo 8:26 “Él les dijo: ¿Por qué teméis hombres de poca fe?”. Fue en
aquel momento que el Espíritu Santo trajo convicción de pecado a Owen,
despejó todas las objeciones que hasta ese momento aún había tenido, y trajo una
paz interna como nunca había experimentado. Owen había vuelto a nacer.[119] Lo
más singular de esto sin duda es que fue a través de un predicador desconocido,
en un domingo por la mañana cualquiera del cual ni siquiera se ha conservado la
fecha, en el que Dios eligió usar un instrumento pequeño en la predicación de Su
Palabra para la conversión de quien llegaría a ser quizá el más grande teólogo
que Inglaterra haya producido. Sin duda, el Señor se gloría en usar instrumentos
débiles.
La conversión de Owen tuvo lugar en medio de un tiempo difícil. Owen se
encontraba en apuros económicos durante su estadía en Londres, y, al parecer,
hasta el momento de su conversión, entre algún momento entre abril y junio de
1642, aún no había podido conseguir trabajo.[120] Owen se encontraba viviendo
en Charterhouse Yard, una de las zonas menos costosas de Londres, conocida
por su dudosa reputación, bares y prostitución; pero era todo lo que el joven
Owen podía pagar con los pocos ahorros que le quedaban.[121] No es inusual
para el Señor obrar en medio de las crisis y dificultades de nuestra vida. Son
justamente aquellos episodios que en el presente nos parecen más amargos,
aquellos que en el futuro serán recordados como los más dulces.
Sin embargo, Owen pudo hacerse de importantes amigos mientras se
encontraba en Londres. Uno de ellos fue Sir Edwards Scot, quien era el
padrastro de un compañero de estudios de Owen en Oxford. Este le ofreció
hospedaje en su casa, y es muy probable que sea a este a quien se refiera en el
prefacio en los agradecimientos de su obra “Las distinciones entre el deber de
los pastores y de los miembros”, publicado un par de años luego en 1644.[122]
Aunque Owen ya estaba trabajando en su primera obra desde antes de su
conversión, y la misma sería una obra polémica, su conversión le dio un nuevo
impulso y propósito. Owen proseguiría con una carrera académica, pero esta vez
consagrado a los propósitos de su Señor. Fue justamente en medio del fracaso y
la derrota, en medio de una guerra civil y después de haber sido desheredado,
que el Señor forjó victoria a través de la derrota, un patrón que se repite no solo
a lo largo de las Escrituras, sino que también se repetiría vez tras vez en la vida
de Owen.[123] Fue en el medio de una guerra y en las condiciones más difíciles
que una de las mentes más brillantes que la teología protestante ha conocido, fue
formada.
a. Teología
Los puritanos eran guiados por un profundo sentido de la gloria infinita del
Dios Trino. Edmund Calamy (1600–1666) observó que esta doctrina debería
“permitirse que tuviese tan gran importancia en sí misma y sus consecuencias
como cualquier otro de los más distinguidos principios cristianos”.[213] Cuando
los puritanos dijeron en el Catecismo Menor que el fin principal del hombre era
glorificar a Dios, se referían al Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Tomaron el glorioso entendimiento de Calvino sobre la unidad de la Trinidad en
la deidad, y mostraron como obraba en el amor y la gracia electora, redentora y
santificadora en las vidas de los creyentes.
Owen escribió un libro entero acerca de la comunión distintiva del
creyente cristiano con cada Persona de la deidad, con Dios como Padre, con
Jesús como Salvador, y con el Espíritu Santo como Consolador. Samuel
Rutherford hizo eco de la convicción de muchos puritanos cuando dijo que no
sabía que persona divina amaba más, pero que sabía que necesitaba a cada una
de ellas y las amaba a todas. Los puritanos nos enseñan cómo permanecer
centrados en Dios mientras que nos preocupamos vitalmente de la experiencia
cristiana, de manera que no caigamos en la trampa de glorificar la experiencia
por sí misma.
Los puritanos aplicaban todo asunto del que hablaban a “usos” prácticos, lo
que impulsa al creyente a una acción apasionada y efectiva por el reino de
Cristo. Integraban la verdad cristiana con la visión de pacto en sus vidas diarias;
no encontraban ninguna dicotomía entre lo sagrado y lo secular. Sus escritos nos
pueden ayudar a vivir centrados en Dios. Nos ayudarán a apreciar los regalos de
Dios y a declarar en todo “santidad al Señor”.
Los puritanos destacaban como teólogos del pacto. Vivían esa teología,
haciendo entrar en pacto con Dios a ellos mismos, a sus familias, sus iglesias y
sus naciones. Sin embargo, no cayeron en el error del “híper-pactismo”, en el
que el pacto de la gracia se convierte en sustituto de la conversión personal.
Promovían una cosmovisión integral que hacía que todo el evangelio recayese
sobre todo en la vida, esforzándose por hacer que cada acción se conformase a
Cristo, de manera que los creyentes maduraran y crecieran en la fe. Los
puritanos escribieron sobre asuntos prácticos tales como la manera de orar, cómo
desarrollar una piedad sincera, cómo dirigir el culto familiar, y cómo criar niños
para Cristo. Resumiendo, como observó J. I. Packer, enseñaban cómo desarrollar
una “piedad racional, resuelta y apasionada, [que es] consciente sin convertirse
en obsesiva, orientada a la ley sin descansar en el legalismo, y expresiva de la
libertad cristiana sin ningún tropiezo vergonzoso en lo licencioso”.[216]
El subtítulo resume su contenido: “Un tratado mostrando las causas por las
cuales, los casos en los cuales, y los fines por los cuales Dios permite que sus
hijos tengan angustia en su conciencia, junto con indicaciones de cómo caminar
para salir de tal condición”. (b) “The Return of Prayers” (El regreso de las
oraciones), basado en el Salmo 85:8 es un trabajo práctico único. Ofrece ayuda
para comprobar “La respuesta de Dios a nuestras oraciones” (Works, 3:353–429).
(c) “The Trial of a Christian’s Growth” (La prueba del crecimiento de un
cristiano) (Works, 3:433–506), basado en Juan 15:1–2, se centra en la
santificación, específicamente en la mortificación y vivificación. Es un mini
clásico del crecimiento espiritual. También puede leerse The Vanity of Thoughts
(La vanidad de los pensamientos), basado en Jeremías 4:14 (Works, 3:509–528).
Esta obra, a menudo reeditada en formato bolsillo, enfatiza la necesidad de traer
todo pensamiento cautivo a Cristo. También describe formas de promover esa
obediencia.
Sea cual sea el puritano que se elija, es bueno familiarizarse con sus
distintos escritos. Con obras mayores y más voluminosas, es bueno asegurarse
de distinguir los escritos tempranos de los posteriores. Esto tiene particular
importancia con puritanos tales como Owen. El joven Owen no estaba de
acuerdo completamente con el Owen más adulto en ciertas áreas, tales como la
necesidad de la expiación. Familiarizarse con estos asuntos nos ayudará a
entender las dificultades particulares de puritanos individualmente.
Los dieciséis volúmenes de obras de este autor, junto con los seis volúmenes
sobre Hebreos y un libro titulado Biblical Theology (Teología bíblica),
constituyen en sí misma una biblioteca erudita.[250] El conjunto de dieciséis
volúmenes, que es una reimpresión de la edición Goold de 1850-55, incluye lo
siguiente:
Doctrinales (vols. 1–5). Los trabajos más notables en estos
volúmenes son: On the Person and Glory of Christ (Sobre la persona y
gloria de Cristo, vol. 1); Communion with God (Comunión con Dios,
vol. 2); Discourse on the Holy Spirit (Discurso sobre el Espíritu Santo,
vol. 3); y Justification by Faith (Justificación por fe, vol. 5). Según
escribió Spurgeon, dominar estas obras “es ser un teólogo profundo”.
Prácticos (vols. 6–9). Especialmente dignos de mención son
Mortification of Sin, Temptation, Exposition of Psalm 130
(Mortificación del pecado, Tentación, Exposición de Salmos 130, vol.
6); y Spiritual-Mindedness (Mentalidad espiritual, vol. 7). Los
volúmenes 8 y 9 están compuestos de sermones. Estos libros son
adecuados para personas laicas instruidas, y tienen inmensas
aplicaciones prácticas.
Controversiales (vols. 10–16). Son notables The Death of Death
in the Death of Christ y Divine Justice (La muerte de la muerte en la
muerte de Cristo y Justicia divina, vol. 10); The Doctrine of the Saints’
Perseverance (La doctrina de la perseverancia de los santos, vol. 11);
True Nature of a Gospel Church y The Divine Original of the
Scriptures (La verdadera naturaleza de una iglesia evangélica y El
origen divino de las Escrituras, vol. 16). Varias obras de esta sección
tienen importancia histórica (especialmente las que fueron escritas
contra el arminianismo y socinianismo) pero tienden a ser tediosas
para alguien que no sea teólogo.
La visión que tenía Perkins de una reforma para la iglesia, combinada con su
intelecto, piedad, escritos, consejería espiritual y habilidades para la
comunicación ayudaron a sentar las pautas para el énfasis en el siglo XVII sobre
la verdad experiencial y autoexamen reformados, así como a los argumentos
puritanos contra el catolicismo romano y el arminianismo. Como experto en
retórica, expositor, teólogo y pastor, Perkins se convirtió en el principal
arquitecto del movimiento puritano. Cuando llegó el momento de su muerte, los
escritos de Perkins en Inglaterra se vendían más que los de Juan Calvino,
Theodoro de Beza, y Henry Bullinger sumados. Él “dio forma a la piedad de una
nación entera”, dijo H.C. Porter.[255] No es de maravillarse que Perkins sea
llamado con frecuencia el padre del puritanismo.
Perkins me influenció por primera vez cuando estaba estudiando la
seguridad de la fe para mi disertación doctoral. Diez años después, su Art of
Prophesying (El arte de profetizar),[‡] un libro de texto corto para seminaristas
puritanos me ayudó a entender cómo dirigirme a los oyentes de acuerdo a sus
distintos casos de conciencia.[256] Mi apreciación por Perkins ha crecido con los
años. Espero pasar más tiempo leyendo sus obras como editor general junto con
Derek Thomas en una reedición de diez volúmenes de sus trabajos.[257]
Aunque nunca se caso tuvo una enorme red de amistades. Escribió con
ternura acerca del novio celestial y la obra del Espíritu al poner el sello sobre el
alma. Me enamoré de Sibbes después de leer un comentario suyo acerca de que
el creyente debía “prestar atención” al Espíritu Santo en el gran salón de su
alma, así como prestamos atención a nuestros invitados en la sala de estar.
Después dirigí una conferencia titulada “Sibbes on the Entertainment of the
Spirit” (Sibbes sobre el entretenimiento [estar al pendiente] del Espíritu).[265]
11. Matthew Poole (1624–1679)
Escribió un libro asombroso sobre las promesas del Evangelio, The Wells of
Salvation Opened (Los pozos de la salvación abiertos), que sirvió como un
tónico para mi alma enferma.[268] James La Belle y yo hemos resumido su
contenido en un lenguaje contemporáneo en nuestro reciente libro Living by
God’s Promises (Viviendo por las promesas de Dios).[269]
En adición a esta lista añadiría Thomas Goodwin y Anthony Burgess, los
cuales ya han sido previamente mencionados.
Varios de los tratados cortos en The Works of Andrew Gray (Las obras de
Andrew Gray), particularmente The Mystery of Faith Opened (El misterio de la
fe descubierto), Great and Precious Promises (Grandes y preciosas promesas),
Directions and Instigations to the Duty of Prayer (Indicaciones e instigaciones
para el deber de la oración), y The Spiritual Warfare (La guerra espiritual) me
han influenciado para bien, tal y como lo ha hecho su poco común volumen de
cincuenta sermones Loving Christ and Fleeing Temptation, (Amando a Cristo y
huyendo de la tentación), que fue editado y publicado en 2007.[270]
Si somos escépticos en cuanto a leer autores puritanos por creer que están
desfasados y ya no pueden aplicarse hoy en día, es mejor reconsiderarlo. Los
puritanos tienen mucho que ofrecer tanto a los jóvenes como a los mayores que
hoy día tienen hambre espiritual. Aunque no merece la pena reimprimir algunos
títulos puritanos, siguen existiendo cientos de grandes títulos que no han sido
reimpresos desde el siglo XVII. En Reformation Heritage Books, tenemos la
visión de traer de vuelta a la imprenta a muchos de ellos, empleando un enfoque
en cinco niveles:
Cuando se utilizan los niveles tres al cinco, es muy importante que el editor
y/o autor esté muy familiarizado con la forma de pensar de los puritanos para
evitar que estos sean mal representados. Queda por ver si los niveles tres al cinco
venderán más libros que el nivel dos, pero los primeros indicativos son
alentadores.
7. Consejos finales
1. Introducción
3. La era Isabelina
a. William Perkins
a. Sabatarianismo
a. Antinomianismo[†]
a. John Owen
7. Conclusión
Charles II (reinado 1660-1685) una vez le preguntó a uno de los eruditos más
versado que conocía por qué una persona inteligente perdería el tiempo
escuchando los sermones de un hojalatero sin educación y predicador bautista
con el nombre de John Bunyan (1628-1688). “Si pudiera tener las habilidades
del hojalatero para predicar, con el respeto que su majestad se merece”,
respondió el erudito, “con gusto abandonaría todo lo que he aprendido”. El
nombre de ese erudito era John Owen y esta pequeña historia –aparentemente
cierta y no apócrifa– dice mucho sobre el hombre y su carácter cristiano. Su
amor y preocupación por la predicación de la Palabra revela a un hombre que era
puritano hasta la médula. Y la fragante humildad de su respuesta al rey fue una
virtud que permeó todos sus escritos, en los cuales buscó glorificar al Dios trino
y ayudar al pueblo de Dios a desarrollar una madurez plena en Cristo.[2]
En su día, algunos de los compañeros puritanos de Owen lo llamaron el
“Calvino de Inglaterra”.[3] Más recientemente, Roger Nicole ha descrito a Owen
como “el mejor teólogo que haya escrito en inglés” y J. I. Packer dice de él que,
durante su carrera como teólogo cristiano, fue “el principal baluarte de Inglaterra
y campeón de la ortodoxia evangélica reformada”.[4] Sin embargo, como se verá,
la principal predilección de Owen no era producir tratados teológicos para
interés de ellos, sino para fomentar la santidad personal al pueblo de Dios.[5]
4. Irlanda y Oxford
Es vital notar que una preocupación por la piedad bíblica yace en el centro
mismo del puritanismo inglés, del cual el corpus teológico de Owen es un
maravilloso ejemplar.3[0] Owen y los puritanos, de hecho, habían heredado de los
reformadores continentales europeos del siglo dieciséis, y de Juan Calvino
(1506-1564) en particular, “una preocupación constante e incluso distintiva” de
la persona y obra del Espíritu Santo.3[1] El historiador americano Richard
Lovelace correctamente afirma:
Prefiero estar entre los que, en los actos de su amor y afecto a Cristo,
caen en algunas irregularidades y excesos en la forma de expresarlo
(siempre y cuando su adoración a él no sea ni supersticiosa ni idolátrica),
que entre aquellos que, profesando ellos mismos ser cristianos, casi niegan
tener algún pensamiento o afecto a la persona de Cristo.5[0]
Es quizás irónico que una de las principales pruebas utilizadas por los
defensores de la tesis ‘Calvino contra los calvinistas’ sea Tabula
Praedestinationis escrito por Beza y la adaptación de Perkins [sic] de este
en Una Cadena Dorada (A Golden Chaine).[‡] Estos son citados como
ejemplos de cómo la predestinación viene a dominar la teología reformada
y refleja su naturaleza como un sistema deductivo predestinariano. Sin
embargo, como Barth lo entendió tan claramente, las tablas estaban
destinadas para que fueran leídas de abajo hacia arriba en lugar de arriba
hacia abajo, y, por tanto, no son nada sino deductivas; además, y más
importante para esta sección, la adición de Perkins de una columna central
al original de Beza, que era mucho más dispersa, una columna que describe
la obra de Cristo y conecta la historia de Cristo con el orden de la salvación,
indica claramente la preocupación de los ortodoxos reformados para hacer
justicia a la cristología, y al flujo narrativo histórico en su formulación de la
salvación. Lo que ellos se niegan a hacer es abandonar la ontología o la
economía por el bien del otro.[301]
b. Definición de Escolasticismo
La obra de estos teólogos está bien descrita por los dos términos
“escolástico” y “ortodoxo.” El primer término hace referencia principalmente al
método, el último, por otro lado, a la intención dogmática o doctrinal. A finales
del siglo XVI y en el siglo XVII, los teólogos tanto reformados como luteranos
adoptaron un enfoque altamente técnico y lógico del sistema teológico. Según
ese enfoque cada tema o locus teológico se dividía en sus partes constitutivas,
luego en sus partes analizadas y, por último, fueron definidas de forma cuidadosa
y proposicional. Además, este enfoque altamente técnico buscó lograr una
definición precisa mediante el debate con los adversarios y mediante el uso de la
tradición cristiana en su conjunto al argumentar sus doctrinas.
La forma del sistema teológico se adaptó a un modelo didáctico y
polémico que podía pasar de la definición bíblica al desarrollo tradicional de la
doctrina, al debate con los adversarios doctrinales del pasado y presente, y a la
resolución teológica del problema. Este método se llama con razón escolástico –
tanto desde el punto de vista de sus raíces en el escolasticismo medieval como
desde el punto de vista de su intención de proporcionar una teología técnica
adecuada para las escuelas: seminarios y universidades. El objetivo este método,
es decir, la intención dogmática o doctrinal de esta teología, era la de
proporcionarle a la iglesia “la enseñanza correcta”, literalmente: “ortodoxia.”[323]
“[El escolástico] describe bien el lado técnico y académico de este
proceso de institucionalizar y profesionalizar la doctrina protestante en las
universidades a finales del siglo XVI y en el siglo XVII.”[324] Es importante
recordar que el escolasticismo utilizado por los protestantes fue “influenciado
tanto por el Renacimiento como por la Reforma” y que fue practicado en “un
contexto para nada idéntico al escolasticismo medieval.”[325] El escolasticismo
no es una filosofía ni tampoco una teología; es un método de discurso utilizado
por teólogos y filósofos durante varios siglos.
c. Definición de Ortodoxia
d. Conclusión
Muller continúa:
Esta era estuvo caracterizada por las obras polémicas dirigidas hacia el
Catolicismo Romano, Arminianismo y Socinianismo, y fue el punto más alto de
la elaboración sistemática de la teología reformada previo al ataque violento de
la era crítica de la Ilustración y post-Ilustración.[337] De acuerdo con Trueman,
John Owen jugó un rol único en el desarrollo ortodoxo de la doctrina del pacto
de redención[338] y, como se argumentará en la sección principal de esta obra,
también jugó un rol fundamental en el desarrollo de la Teología Federal
(específicamente dirigiéndolo hacia un modelo más histórico
redentor/lineal/modelo historia salutis).
a. Introducción
b. Un método no híper-silogístico
Su método no estaba reducido a una argumentación silogística ad nauseam.
[*] De hecho, Muller dice: “Pocos de los protestantes ortodoxos o escolásticos se
desviaron del recurso constante y exclusivo hacia el silogismo como un método
de exposición.”[342]
La argumentación silogística sí fue utilizada, pero mayormente en
contextos polémicos y no como una herramienta exegética. La lógica –la ciencia
de la inferencia necesaria– fue utilizada por la ortodoxia reformada en la
extracción de conclusiones buenas y necesarias desde el texto de la Escritura,
[343] pero fue siervo y no el señor del intérprete. Muller dijo que “la emisión de
las conclusiones lógicas aparece como uno de los pasos hermenéuticos finales en
el método [exegético reformado ortodoxo].”[344]
d. Un método no Universal
Simplemente porque un autor utilizó el método escolástico en algunos
escritos no significa que lo usó en todos. Por ejemplo, Muller pone a Beza como
ejemplo.[350] En otra parte, Muller dice: “En el caso de Perkins, Ames, Voetius y
Baxter, las obras sobre la piedad y de teología escolástica emanaron desde las
mismas plumas.” [351] Muller continúa diciendo:
e. Un método pre-crítico
Y también;
Las teologías de los reformadores y de sus sucesores ortodoxos
ubicaron constantemente a Cristo en el centro de sus debates sobre la
redención, entendieron consecuentemente a Cristo como el centro y el
cumplimiento de la revelación divina, e igualmente de manera uniforme
entendieron la causalidad de la salvación como cimentado en el propósito
divino. Cristo, como Mediador, debe estar subordinado al propósito divino,
incluso cuando Cristo, considerado Dios, sea el único quien, con el Padre y
el Espíritu, decreta la salvación desde antes de la fundación del mundo: la
teocentridad causal garantiza la redención Cristo céntrica. Sin embargo, ni
la doctrina de Dios ni la doctrina de Cristo sirve como la base de un sistema
cuidadosamente deducido: el loci mismo surge de la interpretación de la
Escritura.[384]
a. La educación de Owen
Cristo como scopus Scripturae (tema central de las Escrituras) puede ser
percibido en los escritos de Owen de muchas formas. En su obra sobre la
Persona de Cristo, Owen dice, “El fin de la Palabra misma, es instruirnos en el
conocimiento de Dios en Cristo.”[419] Unas pocas páginas luego continúa
diciendo: “Cristo es la imagen del Dios invisible, la imagen misma de la persona
del Padre; y el fin principal de toda la Escritura, especialmente del Evangelio, es
declararlo de la manera que es, y cómo él es de esa manera.”[420] En ambas
instancias él usa el término “fin “en un sentido técnico. En otras palabras, Cristo
es el scopus Scripturae.
Cristo como el scopus Scripturae puede ser visto también desde un punto
de vista exegético en Owen. En su comentario sobre Génesis 3:15, como la
primera promesa y el único medio para el rescate de los efectos del pecado –
Cristo, dice:
Una cosa es decir que la teología cristiana debería ser Cristo céntrica, y
otra muy distinta es entender realmente todo el espectro del loci teológico
Cristo céntricamente, o articular la teología de uno de una forma que
manifieste esta cristocentridad. Owen lo hizo, como hemos observado en la
relación al conocimiento de Dios, la creación, la providencia, la redención
del hombre, el reino mediador, la iglesia, y la vida cristiana.[434]
a. William Perkins
William Perkins, un Teólogo Inglés de finales del siglo XVI, fue profesor de
teología en Christ College, Cambridge.[438] Es conocido por algunos como el
padre o el principal arquitecto del puritanismo inglés. Tenía varias obras
notables, especialmente su obra El Arte de Profetizar (The Art of Prophesying) y
Una Cadena de Oro (A Golden Chaine). El Arte de Profetizar fue un manual
hermenéutico y homilético que influenció al Puritanismo Inglés y
Estadounidense.[439] Los que más influyeron en la teología de Perkins fueron
hombres como Juan Calvino, Pedro Mártir, Vermigli, Teodoro de Beza, Jerónimo
Zanchi, Casper Olevianus y Franciscus Junius.[440] Perkins usaba la lógica
Ramista mientras articulaba su teología. Peter Ramus fue un filósofo y
especialista en lógica francesa del siglo dieciséis que simplificó el Aristotelismo
y desarrolló un sistema de análisis que fue utilizado por los puritanos de
Cambridge y transmitido a sus sucesores.
El Ramismo analizaba el discurso definiendo y dividiendo. Los axiomas
eran divididos en dos partes o dicotomías. Las divisiones podían ser subdivididas
al final en sus unidades más pequeñas. Como efecto del humanismo en la lógica
Ramista, se hizo hincapié en la cualidad práctica. Esta contribución del
Ramismo en el Puritanismo instauró la tendencia en la exégesis Puritana de la
Escritura de crear sermones o tratados bajo dos consideraciones principales:
exposición/doctrina y uso.[441]
b. William Ames
c. Johannes Cocceius
Los cinco grados de la abolición de Cocceuis fueron: (1) por la caída, (2)
por el pacto de gracia revelado a través de la primera promesa de salvación
(Génesis 3:15)[468] y su desarrollo subsecuente en ambos testamentos, (3) por la
encarnación, (4) por el estado intermedio, y (5) por el estado eterno.[469] Estos
grados o etapas de la abolición combinan la historia salutis con el ordo salutis.
De hecho, dice van Asselt que, "los momentos históricos y existenciales se
combinan".[470] Cada época de la historia salutis tiene un estado de condición
respectivo en el ordo salutis.[471]
Cocceius vio el desplazamiento y el desarrollo a lo largo de las líneas
históricas de la salvación e intentó darle expresión por esa vía a la lenta pero
segura abolición del pacto de obras y al lento pero seguro pacto de gracia
cumplido progresivamente. Sus perspectivas dieron la impresión de abrir una
brecha entre los temas de perdón y justificación en el Antiguo y el Nuevo
Testamento y, por tal motivo, su teoría fue rechazada con firmeza por Voetius y
sus seguidores. Van Asselt argumenta que los mismos Cocceianos fallaron en
mejorar a su maestro de manera que reflejara fielmente su pensamiento y, por
este motivo, "la doctrina de las aboliciones como medio de coordinación de la
historia de la salvación y el ordo salutis fracasó, se volvió obsoleta y, por tanto,
desapareció de la Teología Cocceiana ".[472]
A pesar de sus rarezas, la mayor contribución de Cocceius fue el
desarrollo adicional de la utilización del concepto de pacto a lo largo de la
historia redentora (e incluso anterior a ella a través del pactum salutis)
estructurando su teología de una manera más histórica-lineal, aunque
ciertamente no de manera exclusiva. Conecto el pactum salutis, a los pactos de
obras y gracia. "Una de las características más importantes de la teología de
Cocceius es a lo que nos referiremos como su método histórico".[473] Cocceius
visualizaba la historia redentora como historia pactal y progresiva. Utilizó la
analogía Scripturae y analogia fidei, así como la analogía, tipología,[474] y “su
denominada exégesis profética”[475] método de interpretación y aplicación de la
profecía. A través de su postura de las aboliciones, "Cocceuis trajo consigo un
poderoso dinamismo en su visión del pacto, que simultáneamente le confirió una
fuerte orientación escatológica". Cocceius considera la revelación como
redentora, progresiva, y escatológica desde su inicio.[476]
d. Nehemiah Coxe.
Nehemiah Coxe fue un Bautista Particular.[477] Él es importante en nuestro
breve estudio al menos por tres razones: (1) Coxe fue un co-editor (y muy
probablemente el editor “principal”) de la Segunda Confesión de fe de Londres
Bautista Particular (Second London Confession of Faith)(2nd LCF);[478] (2)
Coxe concordaba con John Owen y con otros teólogos reformados ortodoxos del
siglo XVII sobre la función del pacto de obras en lo que se refiere al pacto
mosaico en la historia redentora;[479] y (3) Coxe es autor de Un Discurso acerca
de los Pactos que Dios hizo con los hombres ante la Ley (A Discourse of the
Covenants that God made with men before the Law), que está estructurado según
el modelo federal, y utiliza la nomenclatura teológica reformada ortodoxa, los
conceptos y las fuentes, y es semánticamente reformado ortodoxo, excepto en
partes de su exposición del pacto(s) abrahámico.[480]
El tratado de Coxe analiza el pacto de Dios con Adán, el pacto de Dios
con Noé y el (los) pacto(s) de Dios con Abraham.[481] Está construido en una
trayectoria lineal-histórica desde la creación, hasta la caída, y hasta la redención
de la manera Federal típica.
Coxe sostiene una visión Federal sólida del pacto de obras. Él la llama el
pacto de creación,[482] el pacto de obras,[483] el pacto de amistad,[484] y un pacto
de rica generosidad y bondad.[485] Coxe sostuvo que Dios creó a Adán a su
imagen con la ley escrita en su corazón. Fue la suma de esta ley el que fuera
promulgada en el Monte Sinaí y emitida más brevemente por nuestro Señor
"quien la redujo a dos grandes mandamientos en cuanto a nuestro deber tanto
para con Dios como para con nuestro prójimo.”[486] A esta ley moral se le agregó
"un precepto positivo en el que se le encargaba al hombre no comer del fruto de
un árbol que se encontraba en medio del Jardín del Edén".[487] El pacto de obras
o creación no fue coextensivo con la creación sino una adición a ella. Coxe dice:
e. Herman Witsius
El estado de existencia más bendito era "la vida eterna, que es el disfrute
más perfecto de Él [es decir, de Dios] mismo, y eso para siempre, después de
terminar su curso de obediencia.”[535] Esta promesa de vida fluyó de la bondad y
la generosidad de Dios y no por alguna estricta necesidad.[536] El Jardín del
Edén, según Witsius, era una promesa, un tipo, un símbolo, tanto temporal como
anticipatorio, de un mejor estado aún por disfrutar.[537]2 En otras palabras, la
protología es, como hemos visto en otros teólogos reformados ortodoxos,
escatológica. Witsius cita Oseas 6:7 como prueba de que Adán quebrantó el
pacto con Dios en el Jardín cuando pecó.[538] El pecado de Adán lo trajo a él y a
toda la raza humana a la ruina espiritual.[539]
El Pacto de la Redención es el fundamento pre-temporal para el pacto de
gracia temporal.[540] El pacto de gracia es hecho entre Dios y los elegidos.[541]
Es por primera vez revelado en Génesis 3:15,[542] y luego desarrollado
progresivamente en cinco épocas históricas-redentoras: De Adán a Noé; de Noé
a Abraham; de Abraham a Moisés; de Moisés a Cristo; y el Nuevo Testamento.
[543]
El libro IV es donde Witsius sigue un modelo más historia salutis.
Génesis 3:15 es la primera promesa del evangelio y la primera revelación del
pacto de gracia. Este texto crucial es programático para Witsius. Su exposición
de Génesis 3:15 cubre veinte páginas.[544] Luego le sigue la pista al pacto de
gracia a través de Noé, Abraham, Moisés y los profetas. De interés para nuestro
estudio es el hecho de que Witsius sostiene que el pacto mosaico no puede ser
considerado simplemente como un pacto de gracia o de obras. Es un pacto
nacional, subordinado tanto a los pactos de obras como al de gracia. Witsius
dice, "Fue un pacto nacional entre Dios e Israel ... este suponía un pacto de
gracia ... y la doctrina del pacto de obras.”[545]
Witsius, así como otros hemos inspeccionado, es un tanto característico
en su articulación del federalismo. Él comienza con el pacto de obras. Adán peca
y se arruina a sí mismo y a toda la raza humana. Debido al propósito pre-
temporal de Dios de salvar a los elegidos a través de un Mediador, él revela sus
propósitos de gracia a través de la primera promesa del evangelio en Génesis
3:15. Esta promesa del evangelio se expande progresivamente a través de varios
tipos históricos[546] y a través de las profecías explícitas del Antiguo Testamento
y culmina en nuestro Señor Jesucristo, el scopus de la Escritura.
f. Jonathan Edwards
Él también ve una doble utilidad del Decálogo dado por Dios a Moisés:
(1) como "una nueva exhibición del pacto de obras”[558]2 y (2) como una norma
de vida.[559] Comentando acerca de que "Dios da la ley moral de una manera tan
terrible en el monte Sinaí,”[560] él dice:
1. Introducción
No tengo intención de tratar con todos esos autores, y mucho menos con
todos sus libros. En cambio, me centraré solo en John Owen y Richard Baxter y
solo en un número muy pequeño de sus obras. Me gustaría tomar prestado de
Tony Lane el lenguaje de "preocupaciones", que utiliza en el contexto del
diálogo católico-protestante contemporáneo. "Es importante prestar atención no
solo a las doctrinas presentadas por cada bando sino también a las
preocupaciones que subyacen a esas doctrinas. Si cada bando puede ser llevado
a comprender y valorar las preocupaciones del otro, se puede lograr un progreso
considerable".[580]
Ahora es demasiado tarde, por supuesto, para orquestar algún tipo de
diálogo ecuménico entre Owen y Baxter, pero nos ayudará a comprender sus
partes en esta controversia si apreciamos las preocupaciones que los impulsaron.
Argumentaré que la preocupación de cada hombre era bastante diferente de la
del otro. Y me gustaría ir más allá y preguntar por qué cada hombre tenía la
preocupación que tenía. En otras palabras, espero insistir más allá de la
preocupación para llegar a la motivación. Hasta cierto punto, el ejercicio
inevitablemente implicará cierto grado de especulación, pero también es
potencialmente útil y ciertamente interesante.
La paz que más le importaba a Owen, entonces, no era la paz del mundo que
le rodeaba, sino la paz interior que solo el Evangelio podía proporcionar. “Sus
grandes problemas y angustias de alma fueron reemplazadas con un gran grado
de serenidad y alegría duraderas”.[621] Me doy cuenta de que este es un relato
estilizado y de segunda mano escrito unos ochenta años después del evento. Aun
así, frente a algún tipo de crisis, es plausible imaginar la sensación de alivio que
Owen pudo haber sentido al estar seguro de que los recursos para su propia
salvación no estaban dentro de él, sino que fueron totalmente provistos por
Cristo. "¿Cómo escaparé de la ira venidera?" Puede haber sido para él una
pregunta de auténtica urgencia, y la respuesta una fuente de alivio y seguridad
duraderos.
4. Reflexiones finales
Soy muy consciente del peligro de patrocinar tanto a Owen como a Baxter.
No presumo de ninguna habilidad mía para mirar desde las elevadas alturas del
presente hasta estos dos hombres del siglo XVII y para discernir los motivos que
estaban escondidos incluso de ellos. No estoy pensando por un momento que la
tesis que he presentado explica todo sobre su contribución a la controversia
soteriológica. No estoy sugiriendo que la teología de una persona sea
simplemente la suma de su experiencia, meramente contingente, sin ninguna
adquisición en lo que es real. Lo que estoy sugiriendo —con humildad, espero—
es que la experiencia de cada hombre no sea irrelevante a las preocupaciones que
subyacen su teología. La experiencia condiciona la teología, incluso si no la
determina.
Por tanto, al trabajar hacia atrás desde la década de 1670, hemos llegado
a un fascinante conjunto de contrastes en la formación de Owen y Baxter. Baxter
experimentó "casi cinco años" de trauma y trastorno,[622] pero la violencia que
experimentó tomó la forma de conflicto físico, desplazamiento y vida itinerante.
Owen experimentó "cerca de cinco años" de trauma y trastorno, pero la
"violencia" que experimentó tomó la forma de "grandes problemas y angustias
del alma".[623] Por lo que sé, no hay evidencia que vincule la resolución final del
sufrimiento interno de Owen a una comprensión calvinista del Evangelio, pero
esa no es una suposición irracional. Si ese es el caso, ayuda a explicar por qué se
aferró a este tan tenazmente.
Su prolongada temporada de angustia interior puede haberlo dejado con
la necesidad de buscar fuera de sí mismo los recursos de su propia salvación. En
contraste, la experiencia desastrosa de las guerras le dio a Baxter poca confianza
en el mundo externo. Su éxito pastoral en Kidderminster implicó la clasificación
correcta de su entorno físico y social, que es una de las razones por las que
quedó tan devastado cuando fue desmantelado en la Restauración. La necesidad
de controlar su entorno pudo haberle facilitado un estilo de soteriología que
otorgara tal relevancia al comportamiento humano y la continuidad del
comportamiento humano a lo largo de toda la vida.
La experiencia de Baxter puede arrojar algo de luz sobre el declive más
general del calvinismo en Inglaterra y, en particular, sobre el lugar de las guerras
civiles en ese desarrollo. Los historiadores no se preocupan por lo que podría
haber sucedido, pero es posible que, sin las guerras, Baxter nunca hubiera sido
sacudido por su antinomianismo; él podría, de hecho, haber llegado a nosotros
como uno de los principales defensores del calvinismo. Pero eso no fue lo que
paso. A mediados de la década de 1640, Baxter había estado tratando de evitar a
los antinomianos mientras aún compartía sus predisposiciones doctrinales.
Eso ya no era defendible y se movió rápidamente a una nueva forma de
las cosas. En términos similares, las guerras parecían desacreditar la
especulación calvinista, lo que dejaba a las personas abiertas a alternativas que
enfatizaban la responsabilidad moral humana, la moderación y el buen
comportamiento. El calvinismo ortodoxo se volvió inviable para una gran
cantidad de puritanos ingleses —en gran parte debido a la influencia de Baxter—
y dentro de la población en general. Si es así, esto es una evidencia más de que
las ideas no son prístinas; la biografía importa. Y es aquí, que podemos decir que
en un sentido el declive del calvinismo en Inglaterra está relacionado con la
hemorragia nasal de Richard Baxter.
◆◆◆
[59] La Administración adecuada de los Sacramentos (Ordenanzas), la Predicación de la Palabra
de Dios y la Disciplina Bíblica.
[60] J.M. Carroll, ‘El rastro de la sangre’.
[61] Por ejemplo, sectas como ‘Los Testigos de Jehová’, pueden clamar historicidad de algunas
de sus enseñanzas en la Iglesia temprana en el Arrianismo, o lo extremos más díscolos del Cristianismo en
relación a la autoridad en la práctica de la profecía por sobre la Escritura en personajes como Montano y el
Montanismo.
[62] Hans-Georg Gadamer, Truth and Method (New York: Continuum, 1975), 269, 272.
[63] Fernand Braudel, “History and the Social Sciences”, in Peter Burke, ed., Economy and
Society in Early Modern Europe. (New York: Harper & Row, 1972), 11-42.
[64] Gordon D. Fee, Primera Epístola a los Corintios (Grand Rapids, MI: Nueva Creacion,
1994), 520.
[65] Samuel Escobar, “El reino de Dios, la escatología y la ética social y política en América
Latina,” in René Padilla (ed.), El Reino de Dios y América Latina. (Casa Bautista de Publicaciones, 1975),
131–134.
[66] Pablo A. Deiros, Historia del Cristianismo: El testimonio protestante en América Latina, 1a
ed., vol. 6, Formación Ministerial (Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro, 2012), 268.
[67] Gordon Leff. History and Social Theory. (New York: Doubleday Anchor, 1971), 115.
[68] Carter Lindberg, The European Reformations, 2nd ed. (Malden, MA: Wiley-Blackwell,
2010), 2.
[69] Ibid, 3.
[70] Todas las referencias son de: Charles G. Finney, Systematic Theology (1846; repr.,
Minneapolis: Bethany Fellowship, 1976), 46, 57, 321–22.
[71] J. C. Ryle, Advertencias a las iglesias, trans. David Cánovas Williams, Primera edición.
(Moral de Calatrava, Ciudad Real: Editorial Peregrino, 2003), 57.
[72] Ibid, xiv.
[73] Los nombres son representativos de un grupo de teólogos dentro de Tradición Evangélica
Protestante como un todo, Lutero por el Luteranismo, Calvino como un proto-Presbiterniano, John Bunyan
como Bautista, John Owen en relación al anglicanismo y John Wesley como un proto-Pentecostal.
Obviamente hay muchos más. Tampoco esta afirmación pretende negar las distinciones entre estos, o pensar
que todos estaban en lo correcto o que entendían el principio de ‘Sola Scriptura’, de la misma manera pues
no es así. Sino que por el contrario lo que se pretende es regresar a nuestros orígenes reformados y no a un
teólogo en particular.
[74] Daniel Caballero se encuentra estudiando un doctorado en Inglaterra en estudios de la post-
reforma. Este ensayo es parte de una Proyecto mucho mayor que abarcara tanto la vida como las principales
obras teológicas de John Owen.
[75] Joel R. Beeke and Mark Jones, A Puritan Theology: Doctrine for Life (Grand Rapids, MI:
Reformation Heritage Books, 2012), 712.
[76] Peter Toon, God’s Statesman: The Life and Work of John Owen (Exeter: Paternoster Press,
1971), 173.
[77] C. R. Trueman, “Owen, John,” in Biographical Dictionary of Evangelicals, ed. Timothy
Larsen et al., (Leicester, England; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2003), 494.
[78] Joel R. Beeke and Randall J. Pederson, Meet the Puritans: With a Guide to Modern Reprints
(Grand Rapids, MI: Reformation Heritage Books, 2006), 455.
[79] Carl R. Trueman, The Claims of Truth: John Owen's Trinitarian Theology (Carlisle,
Cumbria: Paternoster Press, 1998), 1-3.
[80] Crawford Gribben, “John Owen, Renaissance Man? The Evidence Of Edward Millington’s
Bibliotheca Oweniana (1684),” Westminster Theological Journal 72, no. 2 (2010): 322.
[81] Andrew Thompson, “Life of Dr. John Owen”, en The Works of John Owen, ed. William H.
Goold, vol. 1 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), xxxviii.
[82] Justo L. González, Historia Del Cristianismo: Tomo 2, vol. 2 (Miami, FL: Editorial Unilit,
2003), 250–251.
[83] John Craig, “The growth of English Puritanism,” en The Cambridge companion to
Puritanism, eds. John Coffey y Paul C.H. Lim, (Cambridge: Cambridge University Press, 2008), 34-47.
[84] Para un buen sumario de la vida de John Owen, puede la biografía de Peter Toon, ‘God’s
Statesman’; y también la reciente biografía de Crawford Gribben, ‘John Owen and English
Puritanism: Experiences of Defeat’. En cuanto al estudio de su teología, el mejor estudio es sin duda
dos libros escritos por Carl Trueman, ‘The Claims of Truth’ y ‘John Owen: Reformed Catholic, Renaissance
Man’. Entre obras que exploran los escritos pastorales de Owen, dos de las más significativas son la obra de
Sinclair Ferguson, ‘John Owen on the Christian Life’, y la obra de Matthew Barrett y Michael Haykin,
‘Owen on the Christian Life’.
[85] Uso el término ‘No conformista’, para referirnos a aquella rama del anglicanismo auto-
identificada como ‘Puritana’, pero que a su vez no estaban de acuerdo con que el Rey sea la cabeza de la
Iglesia, o la existencia, por ejemplo, de Obispos. De ahi el nombre ‘no conformista’, en el sentido de que no
se conformaban u amoldaban a la establecido por el Rey en este aspecto.
[86] Peter Lake, “A Charitable Christian Hatred: The Godly and their enemies in the 1630’s,” en
The culture of English Puritanism, 1560-1700, eds. Christopher Durston and Jacqueline Eales (New York:
Palgrave Macmillan, 1996), 145-183.
[87] John Owen, ‘A Review of the True Nature of Schism’, en The Works of John Owen, ed.
William H. Goold, vol. 13 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 224.
[88] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 2.
[89] Ibid., 12.
[90] Ruth Spalding, ‘The improbable Puritan: A life of Bulstrode Whitelocke 1605-1675’
(London: Faber and Faber, 1975), 122.
[91] “The will of Dr. John Owen”, en The correspondence of John Owen (1616-1683): With an
account of his life and work, ed. Peter Toon (Cambridge: James Clarke, 1970), 184.
[92] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 29.
[93] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 3.
[94] John Owen, ‘Sermon 3: Righteous zeal encouraged by Divine Protection’, en The Works of
John Owen, ed. William H. Goold, vol. 8 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 197.
[95] Mordechai Feingold, “The humanities,” en The History of the University of Oxford, vol. 4:
The seventeenth century, ed. Nicholas Tyacke (Oxford: Oxford University Press, 1997), 211-357.
[96] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 4.
[97] John Asty, “Memoirs of the Life of John Owen, D.D.,” en A complete collection of the
sermons of the Reverent and learned John Owen, D.D. (1721), iii.
[98] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 32.
[99] John Asty, “Memoirs of the Life of John Owen, D.D.,” en A complete collection of the
sermons of the Reverent and learned John Owen, D.D. (1721), iii.
[100] Carl R. Trueman, John Owen: Reformed Catholic, Renaissance Man. Great Theologians
Series. (Aldershot, England: Ashgate, 2007), 9-12.
[101] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 5.
[102] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 36.
[103] Peter Toon, God’s Statesman: The Life and Work of John Owen (Exeter: Paternoster Press,
1971), 6.
[104] Christopher Durston y Judith Maltby, “Introduction: Religion and revolution in
seventeenth-century England,” en Religion in revolutionary England, eds. Christopher Durston y Judith
Maltby (Manchester: Manchester University Press, 2006), 3.
[105] John Owen, The Oxford orations of John Owen, ed. Peter Toon (Callington, Cornwall, UK:
Gospel Communications, 1971), 32.
[106] John Owen, ‘Indices’, en The Works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 16
(Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 517.
[107] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 8.
[108] John Asty, “Memoirs of the Life of John Owen, D.D.,” en A complete collection of the
sermons of the Reverent and learned John Owen, D.D. (1721), iv.
[109] John Owen, ‘Reflections on a slanderous libel against Dr. Owen’, en The Works of John
Owen, ed. William H. Goold, vol. 16 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 276.
[110] Sarah Cook, “A political biography of a religious Independent: John Owen, 1616-1683”,
(unpublished PhD thesis, Harvard University, 1972), 39.
[111] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 10.
[112] Sarah Cook, “A political biography of a religious Independent: John Owen, 1616-1683”,
(unpublished PhD thesis, Harvard University, 1972), 39.
[113] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 39.
[114] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 11.
[115] Anthony Milton, “Anglicanism and royalism in the 1640’s,” en The English civil war, ed.
John Adamson (New York: Palgrave Macmillan, 2009), 61-81.
[116] A lo largo de este ensayo, usare los términos Independiente, Parlamentario y Republicano
como sinónimos. Aunque si bien existen algunas diferencias entre los mismo, i.e. Independiente hace
referencia a un punto de vista teológico, mientras que Republicado a uno Político, en el siglo XVII, y
especialmente en el contexto de Owen estaban tan interconectados que los mismos son virtualmente
sinónimos.
[117] Peter Toon, God's Statesman: The Life and Work of John Owen, Pastor, Educator,
Theologian (Exeter: Paternoster Press, 1971), 12.
[118] John Asty, “Memoirs of the Life of John Owen, D.D.,” en A complete collection of the
sermons of the Reverent and learned John Owen, D.D. (1721), v.
[119] Peter Toon, God’s Statesman: The Life and Work of John Owen (Exeter: Paternoster Press,
1971), 13.
[120] John Owen, ‘The Duty of Pastors and People Distinguished’, en The Works of John Owen,
ed. William H. Goold, vol. 13 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 3.
[121] Adrian Johns, The nature of the book: Print and knowledge in the making (Chicago:
University of Chicago Press, 1998), 73.
[122] Ibid., 3.
[123] Sarah Cook, “A political biography of a religious Independent: John Owen, 1616-1683”,
(unpublished PhD thesis, Harvard University, 1972), 42.
[124] El titulo original de esta obra es ‘A Display of Arminianism’.
[125] John Owen, ‘ΘΕΟΜΑΧΙΑ ΑΥΤΕΞΟΥΣΙΑΣΤΙΚΗ or, a Display of Arminianism’, en The
Works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 10 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 5-8.
[126] J.P. Kenyon, The Stuart constitution: Documents and commentary, second edition
(Cambridge: Cambridge University Press, 1986), 204-205.
[127] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 46.
[128] Christopher Cleveland, Thomism in John Owen (Farnham, UK: Ashgate, 2013), 33, 37.
[129] Reconozco que existe cierta subjetividad al momento de hacer una evaluación de un libro
escrito hace casi 400 años, en un context completamente diferente. No puedo no ser objetivo
completamente en mi evaluacion de Owen, pero si puedo ser objetivo al reconocer mi subjetividad al
momento de hacer un juicio etico de valor de este. Sin embargo, esto no disminuye en nada el valor de un
juicio etico, siempre y cuando el mismo este enraizado en hechos historicos, y sea respaldado por otros
historiadores.
[130] John Owen, ‘ΘΕΟΜΑΧΙΑ ΑΥΤΕΞΟΥΣΙΑΣΤΙΚΗ or, a Display of Arminianism’, en The
Works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 10 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 17, 66.
[131] Ibid., 6.
[132] Ibid., 40, 45, 110, etc.
[133] Ibib., 27.
[134] Ibid., 8, 12, 99.
[135] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 51.
[136] John Owen, ‘ΘΕΟΜΑΧΙΑ ΑΥΤΕΞΟΥΣΙΑΣΤΙΚΗ or, a Display of Arminianism’, en The
Works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 10 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 7.
[137] Ibid., 3
[138] John Owen, ‘The Duty of Pastors and People Distinguished’, en The Works of John Owen,
ed. William H. Goold, vol. 13 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 16.
[139] John Owen, ‘Meditations and Discourses Concerning the Glory of Christ’, en The Works of
John Owen, ed. William H. Goold, vol. 1 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 465.
[140] The diary of Ralph Josselin, 1616-1683, ed. Alan Macfarlane, Records of Social and
Economic History (Oxford: Oxford University Press, 1976), 89.
[141] Robert Letham, The Westminster Assembly: Readings its theology in historical context
(Phillipsburg, NJ: P&R, 2009), 235.
[142] Peter Toon, God’s Statesman: The Life and Work of John Owen (Exeter: Paternoster Press,
1971), 17.
[143] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 56.
[144] El titulo original de esta obra en inglés es: ‘The Duty of Pastors and People Distinguished’.
[145] John Owen, ‘The Duty of Pastors and People Distinguished’, en The Works of John Owen,
ed. William H. Goold, vol. 13 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 5.
[146] Ibid., 5.
[147] Ibid., 37.
[148] Ibid., 27.
[149] John Owen, ‘ΘΕΟΜΑΧΙΑ ΑΥΤΕΞΟΥΣΙΑΣΤΙΚΗ or, a Display of Arminianism’, en The
Works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 10 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 7.
[150] John Owen, ‘The Duty of Pastors and People Distinguished’, en The Works of John Owen,
ed. William H. Goold, vol. 13 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 2.
[151] Ibid., 9, 24.
[152] El titulo original de esta obra es “Of Religious Assemblies and the Public Service of God”
(1642).
[153] John Owen, ‘The Duty of Pastors and People Distinguished’, en The Works of John Owen,
ed. William H. Goold, vol. 13 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 16.
[154] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 65.
[155] “Congregationalism”, en The Oxford Dictionary of the Christian Church, F. L. Cross and
Elizabeth A. Livingstone, (eds.) (Oxford; New York: Oxford University Press, 2005), 402.
[156] El título en ingles de esta obra es “Keyes of the Kingdom of Heaven”.
[157] The diary of Ralph Josselin, 1616-1683, ed. Alan Macfarlane, Records of Social and
Economic History (Oxford: Oxford University Press, 1976), 15-21.
[158] Sarah Cook, “A political biography of a religious Independent: John Owen, 1616-1683”,
(unpublished PhD thesis, Harvard University, 1972), 56.
[159] John Owen, “Sermon I: A vision of unchangeable, free mercy, in sending the means of
grace to underserving sinners”, en The Works of John Owen, ed. William H. Goold, vol. 8 (Edinburgh: T&T
Clark, n.d.), 59.
[160] John Coffey, “The toleration controversy during the English revolution”, en Religion in
revolutionary England, eds. Christopher Durston y Judith Maltby (Manchester: Manchester University
Press, 2006),
[161] Sin embargo, debe mencionarse claramente que John Owen nunca se identificó como
Bautista, sino más bien como ministro Anglicano. El impacto del pensamiento de John Owen en algunos de
los distintivos Bautistas pueden verse en áreas como, por ejemplo, la libertad de consciencia del cristiano, la
tolerancia religiosa, el gobierno congregacional de la Iglesia, entre otras.
[162] Peter Toon, God’s Statesman: The Life and Work of John Owen (Exeter: Paternoster Press,
1971), 17.
[163] El titulo original de esta obra es ‘The Principles of the Doctrine of Christ: Unfolded in two
short catechismes, wherein those principles of religion are explained, the knowledge whereof is required by
the late ordinance of Parliament, before any person bee admitted to the sacraments of the Lord’s Supper’.
Este libro seria publicado en la edición de William Goold, luego de habérsele añadido un prefacio con el
título de ‘Meditations and Discourses concerning the Glory of Christ applied unto unconverted sinners and
saints under spiritual decays’, que contiene dos tratados, siendo el segundo de ellos la obra aqui
mencionada.
[164] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 63.
[165] John Owen, ‘Meditations and Discourses concerning the Glory of Christ applied unto
unconverted sinners and saints under spiritual decays’, en The Works of John Owen, ed. William H. Goold,
vol. 1 (Edinburgh: T&T Clark, n.d.), 465.
[166] Joel R. Beeke and Mark Jones, A Puritan Theology: Doctrine for Life (Grand Rapids, MI:
Reformation Heritage Books, 2012), 963.
[167] Ibid., 964.
[168] J. Lewis Wilson, “Catechisms and the Puritans” en Puritan Papers, Volume Four: 1965-
1967, ed. J.I. Packer. (New Jersey: P&R Publishing, 2004), 148.
[169] Crawford Gribben, John Owen and English Puritanism: Experiences of Defeat. Oxford
Studies in Historical Theology. (New York, NY: Oxford University Press, 2016), 68.
[170] The diary of Ralph Josselin, 1616-1683, ed. Alan Macfarlane, Records of Social and
Economic History (Oxford: Oxford University Press, 1976), 16, 41.
[171] John Asty, “Memoirs of the Life of John Owen, D.D.,” en A complete collection of the
sermons of the Reverent and learned John Owen, D.D. (1721), vi-vii.
[172] Tim Cooper, John Owen, Richard Baxter, and the formation of nonconformity (Farnham,
UK: Ashgate, 2011), 40.
[*] Este ensayo es una adaptación de Joel R. Beeke, “Reading the Puritans”, ed. Joel Beeke,
Puritan Reformed Journal Volumen 3, n.o 2 (2011): 193-231.
[173]1 Citado de Hanina Ben-Menahem y Neil S. Hecht, eds., Authority, Process and Method:
Studies in Jewish Law (Amsterdam: Hardwood Academic Publishers, 1998), 119. Para una versión más
corta de este artículo, ver Southern Baptist Journal of Theology, volumen 14 (Invierno 2010): 20–37. Varias
partes de este artículo han sido adaptadas de otros escritos por el autor, quien desea agradecer a Kyle Borg
por su ayuda en las primeras secciones.
[174]2 Citado de Modern Political Thought: Readings from Machiavelli to Nietzsche, ed. David
Wootton (Indianapolis: Hackett Publishing Company, 1996), 7.
[175]3 George Whitefield, The Works of the Reverend George Whitefield, M.A.…: containing all
his sermons and tracts which have been already published: with a select collection of letters (Londres:
impreso por Edward y Charles Dilly, 1771–72), 4:307.
[176]4 Citado de Steven C. Kettler, Biblical Counsel: Resources for Renewal (Newark, Del.:
Letterman Associates, 1993), 311.
[177]5 Ligon Duncan, en Calvin for Today, ed. Joel R. Beeke (Grand Rapids: Reformation
Heritage Books, 2010), 231.
[178]6 Edward Hindson, Introduction to Puritan Theology: A Reader (Grand Rapids: Baker
Books, 1976), 17.
[179]7 Richard Mitchell Hawkes, “The Logic of Assurance in English Puritan Theology,” en
Westminster Theological Journal, vol. 52 (1990): 247. Para las dificultades e intentos al definir el
puritanismo, ver The Essence of Puritanism (Goes: Oosterbaan and LeCointre, 1929) de Ralph Bronkema,;
The Origins of Puritanism”, en Church History, vol. 20 (1951):37–57, de Leonard J. Trinterud,;
“Reflections on the Nature of English Puritanism”, en Church History, vol. 23 (1954):98–109 de Jerald C.
Brauer, ; “Puritanism: The Problem of Definition”, de Basil Hall, en G. J. Cumming, ed., Studies in Church
History, vol. 2 (London: Nelson, 1965), 283–96; de Charles H. George, “Puritanism as History and
Historiography,” en Past and Present, Vol. 41 (1968):77–104; y de William Lamont, “Puritanism as History
and Historiography: Some Further Thoughts,”, en Past and Present, Vol. 42 (1969):133–46; Richard
Greaves, “The Nature of the Puritan Tradition,” en R. Buick Knox, ed., Reformation, Conformity and
Dissent: Essays in Honour of Geoffrey Nuttall (London: Epworth Press, 1977), 255–73; Dr. M. Lloyd-
Jones, “Puritanism and Its Origins,”, en The Puritans: Their Origins and Successors (Edinburgh: Banner of
Truth Trust, 1987), 237–59; J. I. Packer, “Why We Need the Puritans,” en A Quest for Godliness: The
Puritan Vision of the Christian Life (Wheaton, Ill.: Crossway, 1990),. 21–36; Joel R. Beeke, The Quest for
Full Assurance: The Legacy of Calvin and His Successors (Edinburgh: Banner of Truth Trust, 1999), 82ff.;
Randall J. Pederson, “Puritan Studies in the Twenty-First Century: Preambles and Projections,” en Puritan
Reformed Journal, Vol. 2 (Julio 2010):108–122.
[180]8 Peter Lewis, The Genius of Puritanism (Grand Rapids: Reformation Heritage Books,
2008), 11ff.
[181]9 “Ha sido posible trazar una red de piadosos teólogos en la Inglaterra Estuardina temprana,
similar a la ‘hermandad espiritual’ de William Haller, pero que va más allá de los grandes nombres de
Sibbes, Gouge, Preston, y Dod para adentrarse en los dolientes predicadores más humildes y los más
jóvenes aspirantes para ministros egresados de Oxford y Cambridge.… Tenía su raíz en lo que Peter Lake
llamaba una ‘cierta cosmovisión evangélica protestante’ predicada sobre los ‘potenciales efectos
transformadores del evangelio tanto sobre los individuos como sobre el orden social en su conjunto’. Lake
defiende que si se ha de definir el puritanismo, ha de hacerse en términos de esta ‘dinámica espiritual’…
[siendo] la naturaleza de esta dinámica espiritual un sentido de comunión con Dios, fundamentado
escrituralmente, profundamente emocional, y, que, sin embargo, aspira a algo más que lo subjetivo” (Tom
Webster, Godly Clergy in Early Stuart England: The Caroline Puritan Movement, c. 1620–1643
[Cambridge: Cambridge University Press, 1997], 333. Webster cita a William Haller, en The Rise of
Puritanism (New York: Columbia University Press, 1938), capítulo 1, y a Peter Lake, en Moderate Puritans
and the Elizabethan Church (Cambridge: Cambridge University Press, 1982), 279, 282–83.
[182]10 Beeke and Pederson, Meet the Puritans, xvii.
[183]11 Perry Miller y Thomas H. Johnson, eds., The Puritans, revised ed. (New York: Harper
Torchbooks, 1963), 1:1–2.
[184]12 Ibídem, 1:1.
[185]13 R. Scott Clark, Recovering the Reformed Confession (Phillipsburg, N.J.: P&R, 2008), 3.
Peter Lewis enfatiza una estructura similar en Genius of Puritanism, 11ff.
[186]14 Miller y Johnson, The Puritans, 1:56.
[187]15 Para una visión general y armonía paralela de estas siete confesiones, ver la obra de Joel
R. Beeke y Sinclair B. Ferguson, eds., Reformed Confessions Harmonized (Grand Rapids: Baker, 1999). Ver
también Reformed Confessions of the 16th and 17th Centuries, de James Dennison,4 vols. (Grand Rapids:
Reformation Heritage Books, 2009–).
[188]16 Miller y Johnson, The Puritans, 1:57.
[189]17 Ibid., 1:5–6.
[190]18 Ibid., 1:57.
[191]19 Para un diálogo sobre la piedad puritana, ver el libro de Joel R. Beeke, Puritan Reformed
Spirituality (Darlington, U.K.: Evangelical Press, 2006).
[192]20 Hindson, Puritan Theology, 24.
[193]21 Kelly Kapic y Randall Gleason, The Devoted Life: An Invitation to the Puritan Classics
(Downers Grove, Ill.: IVP, 2004), 25.
[194]22 William Ames, The Marrow of Theology (Grand Rapids: Baker Books, 1968), 77.
[195]23 Richard Sibbes, ‘Exposition of Second Corinthias Chapter 4’, en The Works of Richard
Sibbes (Edinburgh: Banner of Truth, 1983), 4:412.
[196]24 Thomas Manton, The Works of Thomas Manton (Birmingham, Ala.: Solid Ground,
2008), 6:403.
[197]25 William Guthrie, The Christian’s Great Interest (Edinburgh: Banner of Truth Trust,
2002), 25.
[198]26 William Gurnall, The Christian in Complete Armour (Edinburgh: Banner of Truth Trust,
2002), 2:569.
[199]27 Richard Steele, The Character of an Upright Man (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 2004),
13.
[200]28 Thomas Shepard, The Sincere Convert (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 1999), 64–65.
[201]29 Nathanael Vincent, Attending Upon God Without Distraction (Grand Rapids:
Reformation Heritage Books, 2010), 14–15.
[202]30 Thomas Vincent, The Shorter Catechism Explained from Scripture (Edinburgh: Banner of
Truth Trust, 2004), 234.
[203]31 Sidney H. Rooy, The Theology of Missions in the Puritan Tradition (Grand Rapids:
Eerdmans, 1965), 310–28.
[204]32 Citado del libro de John Blanchard, The Complete Gathered Gold (Darlington, U.K.:
Evangelical Press, 2006), 49.
[205]33 Cornelis Pronk, “Puritan Christianity,” en The Messenger (March 1997): 5.
[206]34 William Greenhill, Exposition on the Prophet of Ezekiel (London: Samuel Holdsworth,
1839), 110.
[207]35 Ralph Venning, The Sinfulness of Sin (Edinburgh: Banner of Truth, 2001), 32. Venning
está citando a Bunyan.
[208]36 John Owen, ‘Of the Mortification of Sin in Believers’, en The Works of John Owen,
(Edinburgh: Banner of Truth, 2000), 6:85.
[209]37 John Bunyan, ‘Grace Abounding to the Chief of Sinner’, en The Works of John Bunyan
(Edinburgh: Banner of Truth, 1991), 1:42.
[†] La expresión usada aquí es de difícil traducción, pudiendo significar también manto
envoltorio, pañal, cubierta, etc. La idea se refiere a la práctica de envolver completamente a un bebe con
mantas o pañales a fin de darle cobijo.
[210] Thomas Adams, The Works of Thomas Adams (Edinburgh: James Nichol, 1862), 3:224.
[211] Samuel Rutherford, The Letters of Samuel Rutherford (Edinburgh: Banner of Truth, 2006),
173.
[212] Ibídem., 426.
[213] Edmund Calamy, Sermons Concerning the Doctrine of the Trinity (London, 1722), 6.
[214] Henry Scougal, The Works of Henry Scougal (New York: Robert Carter, 1846), 169.
[215] Thomas Watson, All Things for Good (Edinburgh: Banner of Truth, 2001), 28.
[216] J.I. Packer, A Quest for Godliness: The Puritan Vision of the Christian Life (Wheaton, Ill.:
Crossway, 1990), 24.
[217] William Perkins, The Art of Prophesying (Edinburgh: Banner of Truth, 2002), 7.
[218] Richard Baxter, The Practical Works of Richard Baxter (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria,
2001), 4:383.
[219] Packer, A Quest for Godliness, 13.
[220] www.puritanseminary.org
[221] Leland Ryken, Worldly Saints: The Puritans as They Really Were (Grand Rapids:
Zondervan, 1990).
[222] Peter Lewis, The Genius of Puritanism (Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2008);
Erroll Hulse, Who Are the Puritans? (Darlington, England: Evangelical Press, 2000).
[223] Joel R. Beeke and Randall J. Pederson, Meet the Puritans, with a Guide to Modern Reprints
(Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2006).
[224] Benjamin Brook, The Lives of the Puritans, 3 vols. (Pittsburgh: Soli Deo Gloria, 1994).
[225] William S. Barker, Puritan Profiles (Fearn: Mentor, 1999).
[226] J. I. Packer, ‘A Quest for Godliness: The Puritan Vision of the Christian Life’ (Wheaton,
Ill.: Crossway, 1990); Joel R. Beeke, Puritan Reformed Spirituality (Darlington, England: Evangelical
Press, 2006). Este último libro se encuentra disponible en español, con el mismo título antes mencionado.
[227] Thomas Watson, The Art of Divine Contentment (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 2001);
idem, Heaven Taken By Storm (Orlando: Northampton Press, 2008); idem, The Doctrine of Repentance
(Edinburgh: Banner of Truth, 1988).
[228] John Flavel, The Mystery of Providence (Edinburgh: Banner of Truth, 1963).
[229] George Swinnock, The Fading of the Flesh and the Flourishing of Faith, ed. Stephen Yuille
(Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2009). Otros títulos puritanos fáciles de leer en esta nueva
serie incluyen ‘Stop Loving the World’ de William Greenhill (Grand Rapids: Reformation Heritage Books,
2010), y ‘Triumphing Over Sinful Fear’ de John Flavel (Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2011).
[230] The Works of John Flavel, 6 vols. (repr., London: Banner of Truth Trust, 1968); The Works
of George Swinnock, 5 vols. (repr., Edinburgh: Banner of Truth, 2002).
[231] Richard Sibbes, The Bruised Reed (Edinburgh: Banner of Truth, 1998), Thomas Brooks,
Precious Remedies Against Satan’s Devices (Edinburgh: Banner of Truth, 1968).
[232] The Works of John Bunyan, 3 vols. (repr., Edinburgh: Banner of Truth, 2004).
[233] Para la reimpresión del prefacio original, ver The Works of Thomas Goodwin (Grand
Rapids: Reformation Heritage Books, 2006), 1:xxix–xxxii.
[234] Edmund Calamy, The Nonconformist’s Memorial, ed. Samuel Palmer (London: Alex. Hogg,
1778), 1:186.
[235] Paul Cook, “Thomas Goodwin—Mystic?” en Diversities of Gifts (Londres: Westminster
Conference, 1981), 45–56.
[236] Alexander Whyte, Thirteen Appreciations (Edinburgh: Oliphant, Anderson & Ferrier,
1913), 162.
[237] Anthony Burgess, Second Corinthians 1, introducción.
[238] International Outreach ha realizado recientemente dos ediciones de dos volúmenes del
Spiritual Refining de Burgess (Ames, Iowa: International Outreach, 1986–96). Solamente se imprimieron
cien copias de la primera edición, que contiene el texto completo sin modificaciones de 1658. La segunda
edición de Spiritual Refining, en edición condensada, es una buena inversión para aquellos que tienen
dificultad leyendo una impresión en facsímil, aunque no se incluyan muchas secciones.
[239] Spiritual Refining, 1:41.
[240] Para resúmenes de la Nadere Reformatie (la segunda reforma holandesa) en inglés, ver el
libro de Joel R. Beeke, Assurance of Faith: Calvin, English Puritanism, and the Dutch Second Reformation
(New York: Peter Lang, 1991), 383–413; de Fred A. van Lieburg, “From Pure Church to Pious Culture: The
Further Reformation in the Seventeenth-Century Dutch Republic,” en Later Calvinism: International
Perspectives, ed. W. Fred Graham (Kirksville, Mo.: Sixteenth Century Journal Publishers, 1994), 409–430.
[241] Wilhelmus—Brakel, The Christian’s Reasonable Service, 4 vols., trans. Bartel Elshout, ed.
Joel R. Beeke (Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2001).
[242] Thomas Boston, The Complete Works of the Late Rev. Thomas Boston, Ettrick, 12 vols., ed.
Samuel M’Millan (repr., Wheaton, Ill.: Richard Owen Roberts, 1980).
[243] Thomas Halyburton, The Works of Thomas Halyburton, 4 vols. (Aberdeen: James Begg
Society, 2000–2005).
[244] Charles Spurgeon, The Sword and the Trowel, 189.
http://en.wikipedia.org/wiki/Samuel_Rutherford (accedido el 31 de Agosto de 2010).
[245] Samuel Rutherford, The Letters of Samuel Rutherford (Edinburgh: Banner of Truth Trust,
1984), 144.
[246] Ibid., 21–22.
[247] Samuel Rutherford, The Loveliness of Christ (Edinburgh: Banner of Truth, 2007), 88.
[248] Adapted from Beeke and Pederson, Meet the Puritans, 729–30.
[249] El nombre ‘Covenanters’ se deriva de la palabra inglesa ‘Covenant’, que significa “Pacto” o
en este caso “Juramento”, que era justamente lo que caracterizada a este partido político puritano Escoces.
[250] John Owen, The Works of John Owen, 16 vols. (repr. Edinburgh: Banner of Truth Trust,
1996); ibídem, An Exposition of the Epistle to the Hebrews, 7 vols. (London: Banner of Truth Trust, 1985);
ibídem, Biblical Theology, trans. Stephen Westcott (Morgan, Penn.: Soli Deo Gloria, 1994).
[251] Jonathan Edwards, The Works of Jonathan Edwards (London: Banner of Truth Trust, 1974).
Cf. The Works of Jonathan Edwards, 26 vols. (New Haven: Yale, 1957–2008). Cada volumen en las series
de Yale ha sido completamente editado por eruditos, e incluye de media 35 a 150 páginas de introducción.
Esta serie es esencial para los que aspiran a ser estudiosos de Edwards. Aquellos interesados en leer a
Edwards por su beneficio devocional, pueden mejor adquirir la edición de dos volúmenes de sus Obras
(Works), ya que los de Yale son costosos. La colección de la biblioteca del The Puritan Reformed
Theological Seminary contiene las obras completas no publicadas de Edwards en 48 volúmenes que son
adicionales al conjunto de 26 volúmenes de Yale.
[252] Beeke and Pederson, Meet the Puritans, 193–233.
[253] Jonathan Edwards, The Religious Affections (Edinburgh: Banner of Truth Trust, 2001);
ibídem, Justification by Faith Alone (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 2000).
[254] Jonathan Edwards, The Life and Diary of David Brainerd (Grand Rapids: Baker, 1989).
[255] H. C. Porter, Reformation and Reaction in Tudor Cambridge (London: Cambridge
University Press, 1958), 260.
[‡] Nota del Editor: ‘El arte de profetizar’, no tiene ninguna connotación con lo que actualmente
se conoce como ‘Profecía’ o ‘Profetizar’, en algunos círculos evangélicos. Sino que más bien era la manera
común para referirse coloquialmente a la predicación. Un título actual para el libro seria ‘El Arte de
Predicar’, o ‘Manual de Homiletica’.
[256] William Perkins, The Art of Prophesying, ed. Sinclair B. Ferguson (Edinburgh: Banner of
Truth Trust, 1996).
[257] William Perkins, The Workes of that Famovs and VVorthy Minister of Christ in the
Vniuersitie of Cambridge, Mr. William Perkins, 3 vols. (London: John Legatt, 1612–13).
[258] Diecisiete de los títulos de Watson han sido vueltos a publicar en décadas recientes, aunque,
hasta la fecha, no se ha publicado ningún conjunto de sus obras completas (Beeke y Pederson, Meet the
Puritans, 606–613).
[259] Thomas Brooks, The Works of Thomas Brooks, 6 vols. (repr., Edinburgh: Banner of Truth
Trust, 2001).
[260] John Flavel, The Works of John Flavel, 6 vols. (repr., London: Banner of Truth Trust, 1968).
[261] John Bunyan, The Works of John Bunyan, 3 vols. (Edinburgh: Banner of Truth Trust, 1999).
[262] Thomas Vincent, The True Christian’s Love to the Unseen Christ (Morgan, Pa.: Soli Deo
Gloria, 1994); ibídem, The Shorter Catechism Explained from Scripture (Edinburgh: Banner of Truth Trust,
1991); ibídem, The Good Work Begun: A Puritan Pastor Speaks to Teenagers (Morgan, Pa.: Soli Deo
Gloria, 1999); ibídem, God’s Terrible Voice in the City (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 1997); ibídem,
Christ’s Certain and Sudden Appearance to Judgment (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 2001); ibídem, Fire
and Brimstone (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 1999).
[263] Andrew R. Holmes, The Shaping of Ulster Presbyterian Belief and Practice, 1770–1840
(England: Oxford University Press, 2006), 277.
[264] Matthew Henry, Commentary on the Whole Bible 6 vols. (repr., Peabody, Mass.:
Hendrickson Publishers, 1991); idem, Family Religion: Principles for Raising a Godly Family (Ross-shire,
U.K.: Christian Focus, 1998); ibídem, A Method for Prayer (Greenville, S.C.: Reformed Academic Press,
1994); idem, How to Prepare for Communion (Lafayette, Ind.: Sovereign Grace Trust Fund, 2001).
[265] Richard Sibbes, The Complete Works of Richard Sibbes, ed. A. B. Grosart, 7 vols. (repr.,
Edinburgh: Banner of Truth Trust, 1973–82).
[266] Matthew Poole, A Commentary on the Whole Bible, 3 vols. (repr., London: Banner of Truth
Trust, 1983).
[267] Walter Marshall, The Gospel Mystery of Sanctification (Grand Rapids: Reformation
Heritage Books, 1999).
[268] William Spurstowe, The Wells of Salvation Opened: Or, A Treatise Discovering the nature,
preciousness, usefulness of Gospel-Promises, and Rules for the right application of them (London: T. R. &
E. M. for Ralph Smith, 1655).
[269] Joel R. Beeke and James A. La Belle, Living by Gospel Promises (Grand Rapids:
Reformation Heritage Books, 2010).
[270] Andrew Gray, The Works of Andrew Gray (Morgan, Pa.: Soli Deo Gloria, 1992); ibídem,
Loving Christ and Fleeing Temptation, ed. Joel R. Beeke and Kelly Van Wyck (Grand Rapids: Reformation
Heritage Books, 2007).
[271] Ebenezer Erskine, The Works of Ebenezer Erskine, 3 vols. (Glasgow: Free Presbyterian
Publications, 2001); Ralph Erskine, The Works of Ralph Erskine, 6 vols. (Glasgow: Free Presbyterian
Publications, 1991).
[272] Aquí me he limitado a seleccionar aquellos que tienen al menos un volumen en Inglés.
[273] Willem Teellinck, The Path of True Godliness, trans. Annemie Godbehere, ed. Joel R.
Beeke (repr., Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2008).
[274] Herman Witsius, The Economy of the Covenants between God and Man, Comprehending a
Complete Body of Divinity, trans. William Crookshank, 2 vols. (repr., Grand Rapids: Reformation Heritage
Books, 2010); ibídem, Sacred Dissertations on the Apostles’ Creed, trans. Donald Fraser, 2 vols. (repr.,
Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2010); ibídem, Sacred Dissertations on the Lord’s Prayer,
trans. William Pringle (repr., Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 2010).
[275] Johannes VanderKemp, The Christian Entirely the Property of Christ, in Life and Death,
Exhibited in Fifty-three Sermons on the Heidelberg Catechism, traducido por John M. Van Harlingen, 2
vols. (Grand Rapids: Reformation Heritage Books, 1997).
[276] Alexander Comrie, The ABC of Faith, trans. J. Marcus Banfield (Ossett, U.K.: Zoar
Publications, 1978).
[277] Ryken, Worldly Saints, xiii.
[278] Citado en Hulse, Reformation & Revival, 44.
[*]* Carl R. Trueman es Vicepresidente de Asuntos Académicos y Profesor de Teología
Histórica e Historia de la Iglesia en el Seminario Teológico de Westminster en Glenside, Pensilvania.
Anteriormente se desempeñó en la facultad de las universidades de Nottingham y Aberdeen en el Reino
Unido. Sus obras recientes incluyen John Owen: Reformed Catholic, Renaissance Man (Ashgate, 2007),
Republocrat: Confessions of a Liberal Conservative (P&R, 2010), e Histories and Fallacies: Problems
Faced in the Writing of History (Crossway, 2010).
[†] Este ensayo fue publicado originalmente en: Carl R. Trueman, “Reformed Orthodoxy in
Britain”, ed. Stephen J. Wellum, Southern Baptist Theological Journal Volumen 14, n.o 4 (2010): 4–20.
[1] Ver, por ejemplo, Robert S. Paul, The Assembly of the Lord: Politics and Religion in the
Westminster Assembly and the Grand Debate (Edinburgh: T & T Clark, 1985). Mientras que la Asamblea
intentó nada menos que la refundición del anglicanismo en una forma ortodoxa reformada, el trabajo de
Paul, hasta hace poco la única monografía académica importante sobre el tema, se centró en gran medida en
las discusiones sobre la relación de la iglesia y el estado.
[2] Un buen ejemplo de esto lo proporciona el alcance general y el énfasis en los ensayos de John
Coffey y Paul Lim, eds., The Cambridge Companion to Puritanism (Cambridge: Universidad de
Cambridge, 2008). El campo es vasto, pero los textos clave incluyen: Patrick Collinson, The Elizabethan
Puritan Movement (Berkeley: University of California, 1967); Susan Harman Moore, Pilgrims: New World
Settlers and the Call of Home (New Haven: Yale University, 2007); Peter Lake, Moderate Puritans and the
Elizabethan Church (Cambridge: Cambridge University, 1982); Anthony Milton, Catholic and Reformed:
the Roman and Protestant Churches in English Protestant Thought, 1600–1640 (Cambridge: Cambridge
University, 1995); Margo Todd, The Culture of Protestantism in Early Modern Scotland (New Haven: Yale
University, 2002).
[3] Ver Richard A. Muller, Post-Reformation Reformed Dogmatics (4 vols.; Grand Rapids: Baker,
2003).
[4] Estudios históricos enfocados doctrinalmente incluyen a Mark Dever, Richard Sibbes:
Puritanism and Calvinism in Late Elizabethan and Early Stuart England (Macon: Mercer University,
2000); Jeffrey K. Jue, Heaven upon Earth: Joseph Mede and the Legacy of Millenarianism (Dordrecht:
Springer, 2006); Kelly K. Kapic, Communion with God: the Divine and the Human in the Theology of John
Owen (Grand Rapids: Baker, 2007); Jonathan D. Moore English Hypothetical Universalism: John Preston
and the Softening of Reformed Theology (Grand Rapids: Eerdmans, 2007); Sebastian Rehnman, Divine
Discourse: The Theological Methodology of John Owen (Grand Rapids: Baker, 2002); Carl R. Trueman,
The Claims of Truth: John Owen’s Trinitarian Theology (Carlisle: Paternoster, 1998); idem, John Owen:
Reformed Catholic, Renaissance Man (Aldershot: Ashgate, 2007). Los estudios se basan positivamente en
esta nueva historia de la Teología Reformada, mientras abordan cuestiones más tradicionales de política,
literatura y la sociedad, como John Coffey, Politics, Religion, and the British Revolutions: The Mind of
Samuel Rutherford (Cambridge: Cambridge University, 1997); Crawford Gribben, God’s Irishmen:
Theological Debates in Cromwellian Ireland (New York: Oxford University, 2007).
[5] Ver Carl R. Trueman, Luther’s Legacy: Salvation and English Reformers, 1525–1556 (Oxford:
Clarendon, 1994), 215–18.
[6] En Inglaterra durante el reinado de Eduardo, ver Diarmaid MacCulloch, Tudor Church
Militant: Edward VI and the Protestant Reformation (London: Penguin, 2001).
[7] Sobre estos incidentes, ver Diarmaid MacCulloch, Thomas Cranmer (New Haven: Yale,
1996), 471–85, 525–33.
[8] Ver Trueman, Luther’s Legacy, 243–76.
[9] Sobre los eventos en Fráncfort, ver Ridley, John Knox, 189–214.
[0]10 El estudio definitivo sigue siendo el de Collinson, The Elizabethan Puritan Movement.
[1]11 "Es un error popular que tan pronto como apareció ..., la Biblia [Ginebra] ... se convirtió en
la Biblia en inglés más ampliamente leída, y que lo hizo en gran medida debido a sus notas marginales, que
se supone reflejan una extrema ortodoxia calvinista. En realidad, la traducción de Ginebra tuvo un
comienzo lento". Peter White, Predestination, Policy, and Polemic: Conflict and Consensus in the English
Church from the Reformation to the Civil War (Cambridge: Universidad de Cambridge, 1992), 91.
[2]12 Cornelis W. Schoneveld, Intertraffic of the Mind: Studies in Seventeenth-Century Anglo-
Dutch Translation with a Checklist of Books Translated from English into Dutch, 1600–1700 (Leiden: Brill,
1983), 124.
[3]13 Armilla aurea, id est, Theologiae descriptio mirandam seriem causarum & salutis &
damnationis iuxta verbum desproponens: eius synopsin continet annexa ad finem tabula accessit practica
Th. Bezae pro consolandis afflictis conscientijs (London, 1591). Para una discusión de la tabla, ver Richard
A. Muller, “Perkins” A Golden Chaine: Predestinarian System or Schematized Ordo Salutis?’ Sixteenth
Century Journal 10 (1979): 51–61.
[4]14 A case of conscience the greatest that euer was; how a man may know whether he be the
child of God or no (London, 1592).
[5]15 A Christian directory, or, A summ of practical theologie and cases of conscience (London,
1673).
[‡] Casuístico: Relacionado con la piedad y moral. La aplicación doctrinal de las Escrituras a
todas las áreas de la vida.
[6]16 A book of Christian exercise, appertaining to resolution, that is, shewing how that we
should resolue our selues to become Christians indeede. By Robert Parson; Perused, and accompanied
nowe with a treatise tending to pacification, by Edmund Bunny (Oxford, 1585).
[7]17 White, Predestinación, Política y Polémica, 99.
[8]18 En la década de 1580, Oxford sufrió su propia controversia, menos pública, sobre la
predestinación, causada por el trabajo de Anthony Corro, un inmigrante continental: ver Nicholas Tyacke,
Anticalvinists: The Rise of English Arminianism Inglés c. 1590–1640 (Oxford: Clarendon, 1987), 58.
[9]19 El texto en latín de los artículos se puede encontrar en E. F. K. Muller, Die
Bekenntnisschriften der reformierten Kirche (Leipzig: Deichert, 1903), 525–26.
[0]20 V. C. Miller, The Lambeth Articles, Estudios de Latimer 44–45 (Oxford: Casa de Latimer,
1994), 54.
[1]21 El Sermón se reimprimió en The Works of James Arminius (ed. J. Nichols; 3 vols.; Grand
Rapids: Baker, 1986), 1:92–100.
[2]22 Citado en Miller, The Lambeth Articles, 55.
[3]23 Influyente a este respecto fue Nicholas Bownd, The doctrine of the sabbath plainely layde
forth, and soundly proued by testimonies both of holy scripture, and also of olde and new ecclesiasticall
writers (London, 1595).
[4]24 The Kings Maiesties declaration to his subjects, concerning lawfull sports to be used
(London, 1618).
[±] Domingo: Dentro del contexto Puritano, en muchas ocasiones el Domingo tenia
connotaciones similares a las del Sabbath en el Antiguo Testamento.
[5]25 Ver Kenneth Parker, The English Sabbath: A Study of Doctrine and Discipline from the
Reformation to the Civil War (Cambridge: Universidad de Cambridge, 1988).
[6]26 Alan Ford, James Ussher: Theology, History, and Politics in Early-Modern Ireland and
England (Oxford: Prensa de la Universidad de Oxford, 2007), 85–86. El texto de los artículos puede
encontrarse en Muller, 526–39.
[7]27 Ford, 86. Peter Heylyn, un historiador hostil a la iglesia presbiteriana, y otros esfuerzos de
reforma no tenían ninguna duda de que los Artículos irlandeses representaban poco más que un complot
para separar a la iglesia irlandesa de su madre inglesa, y que en una dirección radicalmente calvinista: Peter
Heylyn, Aerius redivivus, or, the history of the Presbyterians (Oxford, 1670), 394.
[8]28 Ford, James Ussher, 91.
[9]29 Muller, Die Bekenntnisschriften der reformierten Kirche, 528.
[0]30 Ibid., 529–30.
[1]31 Ibid., 527–28.
[2]32 Ibid., 536.
[3]33 Ford, James Ussher, 100.
[4]34 Para una buena historia narrativa del reinado de Carlos y sus problemas, a través de la
Mancomunidad y el Protectorado, a la Restauración, ver Austin Woolrych, Britain in Revolution, 1625–60
(Oxford: Oxford University, 2004).
[5]35 Ver a Moore, English Hypothetical Universalism.
[6]36 Por ejemplo, James Ussher era un episcopal, Samuel Rutherford un presbiteriano, Thomas
Goodwin un independiente y John Lightfoot un erastiano.
[7]37 The Substance of Christian Religion: Or, A Plain and Easie Draught of the Christian
Catechisme, in LII (London, 1659); The marrow of sacred divinity drawne out of the holy Scriptures and the
interpreters thereof, and brought into method (London, 1643); Conscience with the power and cases thereof
Divided into V. bookes (Leiden and London, 1639); A Fresh Suit Against Human Ceremonies in God’s
Worship (n.p., 1633); Bellarminus enervatus (London, 1629). Para una biografía de Ames, ver The learned
doctor William Ames: Dutch backgrounds of English and American Puritanism (Urbana: University of
Illinois, 1972).
[8]38 La obra en cuestión era: The keyes of the kingdom of heaven, and power thereof, according
to the Word of God (London, 1644).
[†] Existe una relación teológica muy estrecha entre Antinomianismo e Hipercalvinismo en el
siglo XVII. De tal manera que a menudo son usados como sinónimos al referirse en este tiempo particular,
no todos los hipercalvinistas eran antinomianistas, pero la vasta mayoría de antinomianistas eran
hipercalvinistas.
[9]39 Ver a Theodore Dwight Bozeman, The Precisianist Strain: Disciplinary Religion and
Antinomian Backlash in Puritanism to 1638 (Chapel Hill: University of North Carolina, 2004); David R.
Como, Blown by the Spirit: Puritanism and the Emergence of an Antinomian Underground in Pre-Civil-War
England (Stanford: Stanford University, 2004).
[0]40 John Eaton, The Honey-Combe of Free Justification by Christ Alone (London, 1642); John
Saltmarsh, The fountaine of free grace opened by questions and answers (London, 1645); Tobias Crisp,
Christ alone exalted in fourteene sermons (London, 1643). Los sermones de Crisp fueron reimpresos en
1690, causando que el temible y anciano Richard Baxter salga de su retiro para un encuentro más polémico
sobre los problemas de los años 1640 y 50.
[1]41 Ver a Michael Winship, Making Heretics: Militant Protestantism and Free Grace in
Massachusetts, 1636–1641 (Princeton: Princeton University, 2002).
[2]42 El título completo de la obra de Thomas Edwards en 1646 indica las preocupaciones de la
época con un creciente sectarismo, del cual se consideraba que el antinomianismo era una parte:
Gangraena, or, A catalogue and discovery of many of the errours, heresies, blasphemies and pernicious
practices of the sectaries of this time, vented and acted in England in these four last years as also a
particular narration of divers stories, remarkable passages, letters, an extract of many letters, all
concerning the present sects: together with some observations upon and corollaries from all the fore-named
premises (London, 1646).
[3]43 Baxter’s principal works on justification are: Aphorismes of justification with their
explication annexed (London, 1649); Of justification four disputations clearing and amicably defending the
truth against the unnecessary oppositions of divers learned and reverend brethren (London, 1658); Full and
easy satisfaction which is the true and safe religion (London, 1674); How far holinesse is the design of
Christianity where the nature of holiness and morality is opened, and the doctrine of justification,
imputation of sin and righteousness, &c. partly cleared, and vindicated from abuse (London, 1671). For
scholarly discussion, see Hans Boersma, A Hot Peppercorn: Richard Baxter’s Doctrine of Justification in Its
Seventeenth-Century Context of Controversy (Zoetermeer: Boekncentrum, 1993); Tim Cooper, Fear and
Polemic in Seventeenth-Century England: Richard Baxter and Antinomianism (Aldershot: Ashgate, 2001);
James I. Packer, The Redemption & Restoration of Man in the Thought of Richard Baxter: A Study in
Puritan Theology (Vancouver: Regent College, 2003).
[4]44 En esta distinción, ver a Trueman, The Claims of Truth, 211–17.
[5]45 Trueman, John Owen, 117–18.
[6]46 P. ej., Isaac Chauncy, Neonomianism unmask’d, or, The ancient gospel pleaded against the
other, called a new law or gospel in a theological debate, occasioned by a book lately wrote by Mr. Dan.
Williams, entituled, Gospel-truth stated and vindicated (London, 1693). Williams editó y republicó algunas
de las obras de Baxter después de la muerte de este último; la obra de Chauncy fue parte del intercambio
polémico generado por la republicación de las obras de Tobias Crisp en 1690.
[7]47 Citado en Letham, Westminster Assembly, 30.
[8]48 Aunque los comisionados, los escoceses no eran miembros de la Asamblea, ni siquiera
comisionados como tales; más bien representaban los intereses escoceses para el Parlamento y la Asamblea:
ver a Letham, Westminster Assembly, 41.
[9]49 El Proyecto de la Asamblea de Westminster ofrece una gran bibliografía de recursos
relacionados con la Asamblea. Citado el 18 de mayo de 2010. En línea:
http://www.westminsterassembly.org/bibliography-project. Todos los estudiantes de la Asamblea deberían
consultar a Chad B. Van Dixhoorn, “forming the Reformation: Theological Debate at the Westminster
Assembly 1643–1652” (7 volúmenes, tesis de doctorado, Universidad de Cambridge); también Robert
Letham, Westminister Assembly. La obra de Van Dixhoorn es una transcripción, con comentarios
editoriales, sobre el Acta de la Asamblea y, por lo tanto, ofrece perspectivas no simplemente sobre la
teología de la Asamblea, sino también sobre sus prácticas de trabajo.
[0]50 T. F. Torrance considera que la exclusión del Credo refleja el deseo de la Asamblea de
adoptar un esquema teológico federal. Tal exclusión difícilmente habría sido necesaria: Caspar Olevianus
(1536-87) produjo un comentario sobre el Credo que fue explícitamente pactual en su teología, Expositio
symbolici apostolici (Frankfurt, 1580). Robert Letham considera la exclusión como "la indiferencia
estudiada y la exclusión deliberada" y concluye que esto muestra que muchos de los miembros de la
Asamblea tenían una mentalidad separatista que representaba una pérdida creciente de conciencia histórica:
Westminster Assembly, 56-57. Esto es posible, pero es una conclusión bastante arrolladora basada en
evidencia equívoca que podría ser el resultado de agendas alternativas, menos radicales en juego, como la
sugerida por Bower.
[1]51 John Bower, The Larger Catechism: A Critical Text and Introduction (Grand Rapids:
Reformation Heritage Books, 2010), 22. Él cita la obra de Ian Green, The Christian’s ABC: Catechisms and
Catechizing in England c. 1530–1740 (Oxford: Clarendon, 1996), 284, en el sentido de que casi la mitad de
los catecismos producidos por los puritanos en el siglo diecisiete se abstuvieron de usar el Credo de los
Apóstoles de la manera tradicional. De hecho, Bower señala que dos de los catecismos que la Asamblea usó
como modelos tempranos no citaban el Credo de los Apóstoles más que en sus títulos: Herbert Palmer, An
Endeavour of the Making the Principles of Christian Religion, Namely the Creed, the Ten Commandments,
the Lord’s Prayer, and the Sacraments, Plaine and Easie (London, 1641); Henry Vosey, The Scope of the
Scripture. Containing a Briefe Exposition of the Apostles Creed, the Tenne Commandements, the Lords
Prayer, and the Sacraments, by Short Questions and Answers (London, 1633).
[2]52 “Disputatio Privata XXXVIII: De statibus Christi, tum humilitatis, tum exaltationis,” Opera
Theologica (Leiden, 1629), 386–88. Curiosamente, dado lo que se señaló anteriormente sobre el Credo de
los Apóstoles, Arminio cita específicamente el Credo al comienzo de la disputa y usa su declaración de la
obra de Cristo (que omite toda referencia a algo entre su nacimiento y su juicio ante Pilato) como proveedor
de un esquema para discutir la obra salvífica de Cristo.
[3]53 Alexander F. Mitchell y John Struthers, eds., Minutes of the Sessions of the Westminster
Assembly of Divines (Edinburgh: William Blackwood e hijos, 1874), lxvi.
[4]54 La posición de Vines estaba más cerca de la de Piscator que la de Gataker, ya que mantenía
la justificación como remisión, no como imputación: Van Dixhoorn, 3.25; Letham, Westminster Assembly,
253–54.
[5]55 Antes de la Asamblea, se publicó una obra que presentaba la doctrina de la justificación
como una discusión tripartita entre Piscator, Lucius de Basilea y Gataker: D. Ioannis Piscatoris
Herbonensis et M. Ludovici Lucci Basiliensis, Scripta quaedam adversaria; De Causa meritoria nostril
coram Deo Justificationis: una cum Thomae Gatakeri Londinatis Animadversionibus in utraque (London,
1641).
[6]56 Vea la cuenta de Walker de su campaña, A True Relation of the chiefe passages betweene
Mr Anthony Wotton and Mr George Walker (London, 1642). En el mismo año, Gataker consideró necesario
defenderse contra las acusaciones del Sociniano del caballero mismo: An Answer to Mr George Walkers
Vindication or rather Fresh Accusation (London, 1642). Debe notarse que hay una diferencia significativa
entre Piscator y Gataker, en la que los primeros consideraban la justificación como puramente la remisión
de los pecados, mientras que los últimos la veían como la remisión de los pecados y la imputación de la
obediencia pasiva de Cristo.
[7]57 Thomas Gataker hace la conexión explícita en su crítica de John Saltmarsh: Antinomianism
Discovered and Confuted: and Free Grace as it is held forth in God’s Word (London, 1652); también Daniel
Featley, aunque apoya la imputación de toda la obediencia de Cristo, reconoce que esta posición es una que
comparte con los antinomianos, The Dippers Dipt, 5th ed. (London, 1647), 199–200.
[8]58 Van Dixhoorn, 1.28, 276.
[9]59 Scripta quaedam adversaria, 1.69, 3.10–11.
[0]60 Citado en Letham, Westminster Assembly, 251–52
[1]61 Un relato completo del debate se encuentra en Letham, Westminster Assembly, 252–64, que
es en sí una síntesis útil de la sección relevante de Van Dixhoorn.
[2]62 A systeme or body of divinity consisting of ten books (London, 1654).
[3]63 A body of divinitie, or, The summe and substance of Christian religion catechistically
propounded, and explained, by way of question and answer: methodically and familiarly handled (London,
1645).
[4]64 Exercitationes aliquot metaphysicae, de Deo: quod sit objectum metaphysicae, quod sit
naturaliter cognoscibilis, quousque, & quibus mediis (Oxford, 1658). Barlow también escribió contra la
mayoría de las exquisiteces británicas, la morcilla: The triall of a black-pudding. Or, The unlawfulness of
eating blood proved by Scriptures, before the law, under the law, and after the law. By a well wisher to
ancient truth (London, 1652).
[5]65 En la década de 1640, el teólogo inglés Francis Cheynell consideró que la amenaza era
suficiente para justificar la producción de una gran historia del movimiento: The Rise, Growth, and Danger
of Socinianisme (London, 1643).
[6]66 The apostolical and true opinion concerning the Holy Trinity, revived and asserted
(London, 1653); The testimonies of Irenaeus, Justin Martyr, Tertullian, Novatianus, Theophilus, Origen,
(who lived in the two first centuries after Christ was born, or thereabouts;) as also, of Arnobius, Lactantius,
Eusebius, Hilary, and Brightman; concerning that one God, and the persons of the Holy Trinity. Together
with observations on the same (London, 1653); A brief scripture-catechism for children. Wherein,
notwithstanding the brevity thereof, all things necessary unto life and godliness are contained (London,
1654); A twofold catechism: the one simply called A Scripture-catechism; the other, A brief Scripture-
catechism for children (London, 1654)
[7]67 Ver a Trueman, John Owen, 39–42.
[8]68 Carl R. Trueman, “John Owen’s Dissertation on Divine Justice: An Exercise in
Christocentric Scholasticism,” Calvin Theological Journal 33 (1998): 87–103.
[9]69 The nature, power, deceit, and prevalency of the remainders of indwelling-sin in believers
together with the wayes of its working, and means of prevention: opened, envinced and applyed, with a
resolution of sundry cases of conscience thereunto appertaining (London, 1668).
[*] Anipostatica: Termino teológico para hacer referencia a la naturaleza de Cristo. La persona o
hipostasis de Cristo en ambas: Humana y Divina. Esto es lo que se conoce como unión hipostática. El
termino anipostatico se usa en referencia a lo que la naturaleza de la persona humana de nuestro Señor
Jesucristo no es. Anipostatico literalmente significa “No persona”, y se refiere al hecho de que nuestro
Señor en su encarnación no adopto el cuerpo de una persona pre-existente, que existía de manera
independiente, sino que llego a ser persona y existe como persona solamente en virtud de su unión
hipostática con el Hijo.
[0]70 Ver a Trueman, John Owen, 92–98.
[1]71 La elección de la fecha fue deliberada y se diseñó para amenazar a los reformados, así como
la imponente ley Sharia en EE.UU. el 11 de septiembre podría tener sobre los estadounidenses hoy en día.
[*] Michael A.G. Haykin, Th.D. (Universidad de Toronto), es director del Seminario Bautista de
Toronto y del Colegio Bíblico [The Toronto Baptist Seminary and Bible College] y profesor emérito del
Centro de Jonathan Edwards para la Espiritualidad Reformada [The Jonathan Edwards Centre for Reformed
Spirituality].
[†] Este capitulo es una adaptacion del ensayo publicado en: Michael A.G. Haykin, “The Calvin
of England: Some aspects of the life of John Owen (1616-1683) and his teaching on biblical piety”, The
Reformed Baptist Theological Review 1, n.o 2 (2004): 168-183.
[1] J. I. Packer, A Quest for Godliness: The Puritan Vision of the Christian Life (Wheaton, IL:
Crossway Books, 1990), 191.
[2] Para la historia, ver Andrew Thomson, Life of Dr. Owen, en The Works of John Owen (reprint
ed., London: The Banner of Truth Trust, 1965), 1:xcii; Allen C. Guelzo, “John Owen, Puritan Pacesetter”,
Christianity Today, 20, No. 17 (May 21, 1976), 14; Peter Toon, God’s Statesman: The Life and Work of
John Owen (Exeter: Paternoster Press, 1971), 162. Referencias subsecuentes a las obras de Owen son
citadas según los volúmenes y numeración de página de William H. Goold, ed., The Works of John Owen,
16 vols. (reprint ed., London: The Banner of Truth Trust, 1965–1968).
[3] Guelzo, “John Owen,” 14.
[4] Ibid., Packer, Quest for Godliness, 81.
[5] Guelzo, “John Owen,” 15, 16.
[7] Toon, God’s Statesman, 2.
[8] Owen, Works, 13:224.
[9] Toon, God’s Statesman, 2.
[‡] La manera como los grados eran medidos en el siglo XVII es diferente a la manera actual. La
mayoría de la población solo estudiaba hasta los doce años, hasta lo que llamaríamos la escuela primaria.
Aquellos que iban a la Universidad, usualmente lo hacían a los doce años, terminando la misma a los 16
años con el grado de Bachiller, lo que sería el equivalente en nuestros días a la Escuela Secundaria.
Aquellos que optaban por continuar estudios obteniendo el grado de Maestría usualmente terminaban entre
los 19 y 20 años.
[0]10 Ibid., 12.
[1]11 Ibid., 12, 13.
[2]12 Ibid., 13.
[3]13 Citado en Peter Barraclough, John Owen (1616–1683) (London: Independent Press Ltd.,
1961), 6.
[4]14 Robert W. Oliver, “John Owen (1616–1683) – his life and times” en su ed., John Owen, 16.
[5 ]15 Para un estudio de esta obra, ver Jack N. Macleod, “John Owen and the Death of Death” en
‘Out of Bondage’ (London: The Westminster Conference, 1983), 70–87.
[6]16 Righteous Zeal encouraged by Divine Protection (Works, 8:133–162); Toon, God’s
Statesman, 33, 34. Por ayudarme con esta referencia, agradezco a Mr. Greg McManus de Londres, Ontario.
[7]17 Of the Death of Christ (Works, 10:479).
[8]18 The Steadfastness of the Promises, and the Sinfulness of Staggering (Works, 8:235, 236).
[9]19 Crawford Gribben, The Irish Puritans: James Ussher and the reformation of the church
(Darlington, Durham: Evangelical Press, 2003), 91–115.
[0]20 The Doctrine of the Saints’ Perseverance Explained and Confirmed (Works, 11:5).
[1]21 Oliver, “John Owen (1616–1683)” en su ed., John Owen, 26; Toon, God’s Statesman, 97–
101.
[2]22 Works, 6:126.
[3]23 Ibid., 6:20. Ver, además, los comentarios de J.I. Packer, “‘Keswick’ and the Reformed
Doctrine of Sanctification,” The Evangelical Quarterly, 27 (1955), 156.
[4]24 The Nature, Power, Deceit, and Prevalency of the Remainders of Indwelling Sin in Believers
(Works, 6:188). Para mayor discusión en esta área de la enseñanza de Owen, ver Michael A.G. Haykin,
“The Great Beautifier of Souls,” en The Banner of Truth, 242 (November 1983), 18–22.
[5]25 Para bocetos biográficos de estos tres hombres, ver William S. Barker, Puritan Profiles: 54
Influential Puritans at the time when the Westminster Confession of Faith was written (Fearn, Ross-shire:
Christian Focus, 1996), 69–94, passim.
[6]26 “A Preface” to the Savoy Declaration in Philip Schaff, ed. and David S. Schaff, rev., The
Creeds of Christendom (reprint ed., Grand Rapids: Baker Book House, 1983), 3:709. Para una edición
reciente de esta confesión, ver The Savoy Declaration of Faith (Millers Falls, MA: First Congregational
Church, 1998).
[7]27 Barraclough, John Owen, 15.
[8]28 Oliver, “John Owen (1616–1683)” en su ed., John Owen, 35.
[9]29 The Correspondence of John Owen, ed. Peter Toon (Cambridge: James Clarke, 1970), 174.
[0]30 Irvonwy Morgan, Puritan Spirituality (London: Epworth Press, 1973), 53–65,
especialmente 60; Dewey D. Wallace, Jr., The Spirituality of the Later English Puritans. An Anthology
(Macon, GA: Mercer University Press, 1987), xi-xiv; Packer, Quest for Godliness, 37, 38.
[1]31 Richard B. Gaffin, “The Holy Spirit,” en The Westminster Theological Journal, 43 (1980),
61. Ver además el detallado análisis por Garth B. Wilson, “Doctrine of the Holy Spirit in the Reformed
Tradition: A Critical Overview,” en George Vandervelde, ed., The Holy Spirit: Renewing and Empowering
Presence (Winfield, British Columbia: Wood Lake Books, 1989), 57–62.
[2]32 Richard Lovelace, Dynamics of Spiritual Life. An Evangelical Theology of Renewal
(Downers Grove, IL: Inter-Varsity Press, 1979), 120.
[3]33 The Doctrine of the Holy Trinity Explained and Vindicated (Works, 2:377, 378).
[4]34 Works, 2:399, 400.
[5]35 Geoffrey Nuttall, The Holy Spirit in Puritan Faith and Experience (Oxford: Basil
Blackwell, 1946), 7.
[6]36 A Discourse Concerning the Holy Spirit (Works, 3:7).
[8]38 A Discourse Concerning the Holy Spirit (Works, 4:64). Ver además el consejo de Owen en
un sermón predicado el 26 de mayo de 1670: Sermon XVIII (Works, 9:237).
[9]39 The Grace and Duty of Being Spiritually Minded (Works, 7:435).
[0]40 Ibid., 7:371.
[1]41 A Practical Exposition Upon Psalm CXXX (Works, 6:458, 459).
[2]42 Ver también The Nature of Apostasy from the Profession of the Gospel and the Punishment
of Apostates Declared, in An Exposition of Heb. VI.4–6 (Works, 7:112, 113).
[3]43 Grace and Duty of Being Spiritually Minded (Works, 7:274).
[4]44 Ibid., 7:395.
[5]45 Ibid., 7:384.
[6]46 Ibid., 7:344.
[7]47 Ibid., 7:345, 346.
[8]48 Meditations and Discourses concerning the Glory of Christ (Works, 1:460, 461).
[9]49 Ibid., 1:461.
[0]50 Grace and Duty of Being Spiritually Minded (Works, 7:346).
[1]51 A Discourse of the Work of the Holy Spirit in Prayer (Works, 4:329, 330).
[*] Este artículo es un extracto editado de la disertación del autor “El árbol genealógico de la
teología bíblica reformada: Geerhardus Vos y John Owen –Sus métodos y contribuciones para la
articulación de la historia redentora”. La disertación fue programada para que fuera publicada por RBAP
(Reformed Baptist Theological Review) para el año 2009.
[†] Este artículo es una adaptación de la primera parte del ensayo: Richard C. Barcellos,
“Seventeeth-Century Orthodoxy, the Theological Methodology of High Orthodoxy, John Owen, and
Federal Theology”, The Reformed Baptist Theological Review 5, n.o 2 (2008): 87-140.
[279] Cf., por ejemplo, Carl R. Trueman y R. Scott Clark, editores, Protestant Scholasticism:
Essays in Reassessment (Carlisle, Cumbria, UK: Paternoster Press, 1999); Willem J. van Asselt y Eef
Dekker, editores, Reformation and Scholasticism: An Ecumental Enterprise (Grand Rapids: Baker
Academic, 2001); Richard A. Muller, Post-Reformation Reformed Dogmatics, 4 tomos (Grand Rapids:
Baker Academic, 2003), el cual se hará referencia como PRRD de aquí en adelante; Richard A. Muller,
“The Myth of “Decretal Theology”,” en Calvin Theological Journal (CTJ), 30 (1995): 159-167; Richard A.
Muller, “Calvin and the “Calvinists”: Assessing Continuities and Discontinuities Between the Reformation
and Orthodoxy,” CTJ 30 (1995): 345-375 [Primera Parte] y 31 (1996): 125-160 [Segunda Parte].
[280] Esto hace referencia a usar la Biblia como un manual de citas celebres, o como un conjunto
de texto de prueba para un Sistema teológico en particular. Es decir, se refiere a la practica de justificar una
doctrina solamente citando versos de las Escrituras sin explicar la relacion de los mismos con dicha
doctrina, o hacer una exegesis profunda de dichos textos antes usarlos.
[281] Cf. Sebastian Rehnman, Divine Discourse: The Theological Methodology of John Owen
(Grand Rapids: Baker Academic, 2002); Kelly M. Kapic, Communion with God: Relations Between the
Divine and the Human in the Theology of John Owen (Grand Rapids: Baker Academic, 2007); Carl R.
Trueman, John Owen: Reformed Catholic, Renaissance Man (Hampshire, England: Ashgate Publishing
Company, 2008); y Carl R. Trueman, The Claims of Truth: John Owen’s Trinitarian Theology (Carlisle:
Paternoster, 1998) para discusiones acerca de estas afirmaciones que se relacionan con John Owen.
[282] Ladd, A Theology of the New Testament, 2. Cf. también, por ejemplo, Alister E. McGrath, A
Life of John Calvin (Grand Rapids: Baker Book House, 1990), 202-218 (esp. 212, n. 46 donde reconoce la
dependencia de Brian Armstrong) y Reformation Thought, 130vv. Partidarios antiguos de este punto de
vista del siglo XX incluyen a Brian H. Armstrong, Calvinism and the Amyraut Heresy: Protestant
Scholasticism and Humanism in Seventeenth Century France (Madison: University of Wisconsin Press,
1969) y R.T. Kendall, Calvin and English Calvinism. Defensores influyentes del siglo XIX y principios del
siglo XX incluyen a Alexander Schweizer, Heinrich Heppe, Paul Althaus, y Hans Emil Weber (Cf. Muller,
“Calvin and the “Calvinists”,” I:345-6, notas 1-4 para mayor información bibliográfica y Muller, “Calvin
and the “Calvinists””, II:147-8 para discusión acerca de sus “lecturas tendenciosas y anacrónicas de los
pensamientos de los reformadores y los ortodoxos protestantes…”).
[283] Alister E. McGrath, “Protestant Orthodoxy” en Gillian R. Evans, Alister E. McGrath, y
Allan D. Galloway, editores, The Science of Theology (Grand Rapids: Eerdmans Publishing Co., 1986),
151. En la discusión de McGrath sobre la ortodoxia reformada se encuentra ausente un nivel significativo
de discusión e interacción con las fuentes primarias. Incluso cuando él hace referencia a una fuente
primaria, no es referenciado adecuadamente; simplemente se cita como prueba, pero sin información
bibliográfica. La lista “For Further Reading” al final del capítulo –curiosamente– contiene títulos de fuentes
principalmente secundarias. La única aparente excepción se encuentra en la Dogmática Reformada
[Reformed Dogmatics] de Heppe, pero incluso esa es simplemente una colección de varios escritos de
autores de los siglos XVI y XVII, además de ser contaminada con la visión errónea de Heppe acerca de
Beza (cf. van Asselt y Dekker, “Introduction” en van Asselt y Eef Dekker, editores, Reformation and
Scholasticism, 17-18). McGrath da la apariencia de reanudar las declaraciones de fuentes secundarias y el
uso de fuentes primarias de una manera simplista y utilizando la crítica textual. Comentando el ensayo de
McGrath, Muller, PRRD, I:45, n. 24, dice que “…parece descansar completamente en fuentes secundarias.”
El mismo punto de vista hacia la escolástica protestante se puede ver en el Reformation Thought de
McGrath, 129-131.
[284] Charles S. McCoy, “Johannes Cocceius: Federal Theologian” en Scottish Journal of
Theology (SJT) 16 (1963): 366. Cf. Willem J. van Asselt, “The Fundamental Meaning of Theology:
Archetypal and Ectypal Theology in Seventeenth-Century Reformed Thought” en Westminster Theological
Journal (WTJ) 64 (2002): 319-320.
[285] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:149.
[286] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:159.
[287] Para una breve justificación de esta revaluación, ver Carl R. Trueman and R. Scott Clark,
“Introduction” in Trueman and Clark, editors, Protestant Scholasticism, xi-iii.
[288] Muller es citado en comillas debido a que el mismo menciona que no se ha inventado o
descubierto esta esta tesis. Ver, Trueman and Clark, “Introduction” in Trueman and Clark, editors,
Protestant Scholasticism, xiii-xiv. Para una breve exposicion de la tesis de “Muller” ver Richard A. Muller,
“Orthodoxy, Reformed” in Donald K. McKim, editor, Encyclopedia of the Reformed Faith (ERF)
(Louisville and Edinburgh: Westminster/John Knox Press, 1992), 265-269.
[289] Muller, PRRD, I:46; Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” I:366.
[290] Muller, PRRD, I:51; Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” I:366 y “Calvin and the
“Calvinists”,” II:136.
[291] Cf. especialmente Trueman y Clark, editores, Protestant Scholasticism, van Asselt y Eef
Dekker, editores, Reformation and Scholasticism, y Muller, PRRD.
[292] Martin I. Klauber, “Continuity and Discontinuity in Post-Reformation Reformed Theology:
An Evaluation of the Muller Thesis,” Journal of the Evangelical Theological Society (JETS) 33/4
(Diciembre 1990): 467.
[293] Trueman y Clark, “Introduction” en Protestant Scholasticism, xiv.
[294] van Asselt y Dekker, “Introduction” en Reformation and Scholasticism, 29. En realidad,
hay varias teorías más antiguas (cf. Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” CTJ 30 (1995): I:346ff. para tales
teorías y sus orígenes en la última parte del siglo XIX y principios del siglo XX como sus adaptaciones
posteriores por historiadores y teólogos más modernos.).
[295] van Asselt y Dekker, “Introduction” en Reformation and Scholasticism, 29. Cf. las palabras
de Ladd y McGrath arriba.
[296] Muller, “The Problem of Protestant Scholasticism – A Review and Definition” en van
Asselt y Dekker, editores, Reformation and Scholasticism, 45.
[297] William G.T. Shedd, History of Christian Doctrine, I (Minneapolis: Klock & Klock, 1889,
re. 1978), 92. En la nota 2 en las páginas 92-93, Shedd cita los comentarios de Baxter acerca de su
dependencia de Tomás de Aquino, Escoto, Durandus, Occam y sus discípulos. No hay motivo para tal
referencia para Owen. Solamente que Shedd no nos dice lo que es el sistema aristotélico.
[298] Shedd, History of Christian Doctrine, I:92-93.
[299] Muller, “The Problem of Protestant Scholasticism – A Review and Definition” en
Reformation and Scholasticism, 46. Muller está citando a McGrath de Reformation Thought, 129-130.
Muller afirma que “la definición se deriva sin cita pero con clara dependencia verbal, de Brian G.
Armstrong, Calvinism and the Amyraut Heresy: Protestant Scholasticism and Humanism in Seventeenth
Century France (Madison: University of Wisconsin Press, 1969), 32.” En Muller, “The Problem of
Protestant Scholasticism – A Review and Definition” en Reformation and Scholasticism, 46, n. 3, dice
acerca de McGrath, “La forma tomada de Reformation Thought por Alister McGrath es ilustrativa de su
inmersión … en fuentes secundarias de tan solamente 25 años atrás …”
[300] Muller, “The Problem of Protestant Scholasticism – A Review and Definition” en
Reformation and Scholasticism, 47, n. 5.
[‡] Trueman hace referencia aqui a dos de las principals obras de la era de la Ortodoxia
Protestante, la Tabula Praedestinationis, de Theodoro Beza, y “Una cadena dorada” (A golden Chaine), por
William Perkins.
[301] Trueman, John Owen, 87, n. 76. Al final de la nota al pie de la página, Trueman agrega:
“Para los puntos de vista de Barth, véase CD 2.2, 78; contraste esto con la lectura errónea de la tabla de
Perkins ofrecida por James B Torrance, ‘Strengths and Weaknesses of the Westminster Theology’ en
Alasdair I C Heron, The Westminster Confession in the Church Today (Edinburgh: St Andrew Press, 1982),
40—54.”
[302] Muller, “The Myth of “Decretal Theology”,” 159-167.
[303] McGrath, “Protestant Orthodoxy” en The Science of Theology, 158.
[304] Cf. especialmente Richard A. Muller, “The Use and Abuse of a Document: Beza’s Tabula
praedestinationis, the Bolsec Controvesy, and the Origins of Reformed Orthodoxy” en Trueman y Clark,
editores, Protestant Scholasticism, 33-61.
[305] Este artículo no es una defensa técnica de la tesis de Muller. Aparece en la sección
“Scholia: Notes and Comments for the Minister” del CTJ y, por ende, no tiene la intención de ser totalmente
una defensa argumentada y documentada de la tesis. Sin embargo, el artículo refleja las conclusiones de la
tesis y asume su investigación y análisis histórico-teológico.
[306] Muller, “The Myth of “Decretal Theology”,” 162. Como un ejemplo de alguien que ve el
escolasticismo como una teología deducida de la predestinación, cf. McCoy, “Johannes Cocceius: Federal
Theologian” en SJT 16 (1963): 360, donde dice: “Si bien el sistema escolástico se basa en la deducción de
la doctrina de la predestinación, no obstante, la enseñanza que Cocceius establece se le da estructura por el
concepto de pacto entre Dios y el hombre, la cual se desarrolla mediante la exégesis”
[307] Muller, “The Myth of “Decretal Theology”,” 162.
[308] Ibid., 162.
[309] Ibid., 163.
[310] Ibid., 164.
[311] Ibid., 164.
[312] Ibid., 165.
[313] Ibid., Como veremos, la teología federal del siglo XVII claramente no ignoró la obra de
Dios en la historia. Esto quedará claro especialmente en el BTO de Owen.
[314] Muller, “The Myth of “Decretal Theology”,” 166.
[315] Ibid., 166.
[316] Willem J. van Asselt, “Cocceius Anti-Scholasticus?” en van Asselt y Eef Dekker, editores,
Reformation and Scholasticism, 231.
[317] Muller, PRRD, I:28; cf. Richard A. Muller, “Sources of Reformed Ortodoxia: The
Symmetrical Unity of Exegesis and Synthesis” en Michael S. Horton, editor, A Confessing Theology for
Postmodern Times (Wheaton, IL: Crossway Books, 2000), 52, donde dice: “…en la tradición de los
reformadores, estos teólogos sucesores tomaron en serio la catolicidad del protestantismo, reivindicaron
para sí mismos y sus iglesias lo mejor de la tradición cristiana, y se apropiaron de ello de manera crítica
para la clarificación y defensa de la fe.”
[318] Muller, “Sources of Reformed Orthodoxy,” 57.
[319] van Asselt y Dekker, “Introduction,” 39.
[320] Muller, PRRD, I:30; van Asselt y Dekker, “Introduction,” 13-14; y Trueman y Clark,
“Introduction,” xiv-xv.
[321] van Asselt y Dekker, “Introduction,” 13.
[322] Richard A. Muller, Christ and the Decree: Christology and Predestination in Reformed
Theology from Calvin to Perkins (Grand Rapids: Baker Book House, 1986, segunda impresión, Noviembre
1988), 11.
[323] Richard A. Muller, Dictionary of Latin and Greek Theological Terms (Grand Rapids: Baker
Book House, 1985, segunda impresión, Setiembre 1986), 8; Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” I:367-
373.
[324] Muller, PRRD, I:34.
[325] Muller, PRRD, I:30, 35.
[326] Muller, PRRD, I:30, 33-34; cf. también Muller, Dictionary, 8; Muller, Christ and the
Decree, 12; y van Asselt y Dekker, “Introduction,” 13.
[327] Trueman, John Owen, 6.
[328] Ibíd.
[329] Muller, PRRD, I:35, 37.
[330] Trueman y R. Scott Clark, “Introduction,” xiv.
[331] Muller, PRRD, I:31.
[332] Ibid., I:31-32.
[333] Ver la sección más abajo titulada “John Owen: Reformed Orthodox Theologian.”
[334] Muller, PRRD, I:73; Muller, Christ and the Decree, 13.
[335] Muller, PRRD, I:75; Muller, Christ and the Decree, 13.
[336] Muller, PRRD, I:80.
[337] Cf. Trueman, John Owen, 7.
[338] Cf. Trueman, John Owen, 80-92para una discusión de esto.
[339] Klauber, “An Evaluation of the Muller Thesis,” 471.
[340] Klauber, “An Evaluation of the Muller Thesis,” 471.
[341] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” I:368.
[*] La frase Latina ‘ad nauseam’, significa literalmente ‘hasta el punto de nausea’, y es usada en
logica cuando un argumento ha sido usado excesivamente hasta el punto del hartazgo.
[342] Ibid., I:369.
[343] Ver Muller, PRRD, II:497-500, para una discusion mas complete sobre el uso de la logica
en la interpretacion.
[344] Muller, PRRD, II:501.
[345] Cf. Westminster Confession of Faith 1:10 para la representación confesional de esta
convicción.
[346] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” I:374.
[347] Muller, “Sources of Reformed Orthodoxy,” 55. Cf. van Asselt, “The Fundamental Meaning
of Theology,” 322, donde dice que la teología reformada de finales del siglo XVI (i.e., Franciscus Junius)
recibió de manera critica la tradición cristiana.
[348] Muller, “Sources of Reformed Orthodoxy,” 55.
[349] van Asselt, “The Fundamental Meaning of Theology,” 329, n. 42.
[350] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” I:370.
[351] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:145.
[352] Ibid., II:146.
[353] Cf. Rehnman, Divine Discourse, Capitulo 4, “Faith and Reason,” especialmente las
secciones “The Abuse of Reason in Theology” and “A Contextual Line of Explanation,” 119-128, y la
“Conclusion” de esta disertación.
[354] Benjamin Jowett, “On the Interpretation of Scripture,” Essays and Reviews, 7th ed.
(London: Longman, Green, Longman and Roberts, 1861), 378, citado en David C. Steinmetz, “The
Superiority of Pre-Critical Exegesis,” Theology Today (April 1980): 27.
[355] Steinmetz is quoting Jowett, “On the Interpretation of Scripture,” 384. Cf. Steinmetz, “The
Superiority of Pre-Critical Exegesis,” 27.
[356] Steinmetz, “The Superiority of Pre-Critical Exegesis,” 31.
[357] Discutiremos esto más abajo.
[358] Esto, por supuesto, no implica que la exégesis pre-crítica siempre alcanzó el significado de
Dios del texto. Vamos a detallar esto más abajo. Cf. Packer, Quest for Godliness, 98, para una breve
discusión de los puritanos como exégetas pre-modernos.
[359] Ver, Muller, “Sources of Reformed Orthodoxy,” 46-48; Muller, PRRD, II:482ff; Packer,
Quest for Godliness, 98; and Thomas D. Lea, “The Hermeneutics of the Puritans,” JETS 39/2 (June 1996):
273.
[360] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:132-133.
[361] Muller, “Sources of Reformed Orthodoxy,” 46.
[362] Trueman, John Owen, 8-9.
[363] Trueman, John Owen, 37; Cf. Muller, PRRD, II:482ff. para una discusión fascinante de la
práctica de la exégesis entre los ortodoxos reformados.
[364] Packer enumera seis principios que gobernaban la interpretación para los puritanos ingleses:
1. Interpretar las Escrituras literalmente y gramaticalmente. 2. Interpretar las Escrituras de manera
consistente y armoniosa. 3. Interpretar las Escrituras doctrinalmente y teocéntricamente. 4. Interpretar las
Escrituras cristológicamente y evangélicamente. 5. Interpretar las Escrituras de manera experimental y
práctica. 6. Interpretar las Escrituras con una aplicación fiel y razonable. Cf. Packer, Quest for Godliness,
101-105. Cf. Barry Howson, “The Puritan Hermeneutics of John Owen: A Recommendation,” WTJ 63
(2001): 354-357.
[365] Muller, Dictionary, 279. Muller discute el sentido literal a profundidad en PRRD, II:469-
482.
[366] Cf. Muller, Dictionary, 254-5; Muller, PRRD, II:469ff.; y Steinmetz, “The Superiority of
Pre-Critical Exegesis,” 30ff.
[367] Steinmetz, “The Superiority of Pre-Critical Exegesis,” 30.
[368] Muller, PRRD, II:474.
[369] Ibid., II:475.
[370] Ibid., II:474.
[371] Ibid.
[372] Cf. por ejemplo, William Ames, The Marrow of Theology (Durham, NC: The Labyrinth
Press, 1983), 204 (XXXVIII:30).
[373] Muller, PRRD, II:476; Muller está citando a Aquino, Summa theologiae, Ia, q. 1, a. 10.
[374] Muller, Dictionary, 33; cf. Muller, PRRD, II:490-491, and 493-497.
[375] Muller, Dictionary, 33; cf. Muller, PRRD, II:491-492 and 493-497.
[376] Muller, PRRD, II:474, 492.
[377] Para una introducción útil históricamente y teológicamente al tanto de este concepto ver
Muller, PRRD, II:206-223. Cf. también Martin I. Klauber, “Hermeneutics and the Doctrine of Scripture in
Post-Reformation Reformed Thought,” Premise, Volumen II, Número 9 (October 19, 1995): 8ff. y James
M. Renihan, “Theology on Target: The Scope of the Whole,” RBTR, II:2 (July 2005): 36-53.
[8]98 Para una introducción útil históricamente y teológicamente al tanto de este concepto ver
Muller, PRRD, II:206-223. Cf. también Martin I. Klauber, “Hermeneutics and the Doctrine of Scripture in
Post-Reformation Reformed Thought,” Premise, Volumen II, Número 9 (October 19, 1995): 8ff. y James
M. Renihan, “Theology on Target: The Scope of the Whole,” RBTR, II:2 (July 2005): 36-53.
[378] Cf. Philip Schaff, The Creeds of Christendom, Volume III: The Evangelical Protestant
Creeds (Grand Rapids: Baker Books, Reprinted 1996), 212.
[379] This English translation of the original Latin was provided by Amy Chifici, M.A. Cf.
Schaff, Creeds, III, 212-213, for the German and Latin originals.
[380] Ames, Marrow of Theology, 202 (XXXVIII:5).
[381] Kelly M. Kapic, “Owen, John (1616-1683)” in Donald K. McKim, editor, Dictionary of
Major Biblical Interpreters (DMBI) (Downers Grove, IL: IVP Academic, 2007), 797-798.
[382] Isaac Ambrose, Works (1701), 201, como es citado en Packer, A Quest for Godliness, 103.
[†] Los terminus ‘Fundamentum’ y ‘Scopus’, en relacion a Cristo son usados de manera sinonima
y se refieren a que Cristo es el fundamento, centro, y contenido esencial de las Escrituras.
[‡] La frase Latina principium cognoscendi, se literalmente al principio a o la base a través de la
cual algo puede ser conocido. Es decir, el medio a través del cual podemos conocer algo. Al referir a que
Cristo es el principium cognoscendi de las Escrituras, quiere decir que solamente entendiendo las Escrituras
de manera Cristo-Centrica podemos llegar a comprender verdaderamente el significado de las mismas.
[383] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:156.
[384] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:155.
[±] Frase usada en refererncia a Genesis 3:15, donde la mayoria de la Ortodoxia Reformada
clama existe la primera promesa del Evangelio a traves de la Redencion en Cristo Jesus.
[385] Renihan, “Theology on Target: The Scope of the Whole,” 43-44 Renihan hace estos
comentarios después de citar a John Owen, quien, según Renihan, estaba, de hecho, haciendo exégesis al
“objetivo de toda" la terminología tal como se encuentra en el Westminster Confession, Savoy Declaration,
and Second London Confession.
[386] Muller, PRRD, II:492.
[387] Ibid., 492.
[388] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:157.
[389] Muller, Dictionary, 245-246.
[390] Muller, “Calvin and the “Calvinists”,” II:157.
[391] Ibid.
[392] Steinmetz, “The Superiority of Pre-Critical Exegesis,” 27-38, para una discución de niveles
de significado y también Muller, PRRD, II:469-482.
[393] Muller, “Sources of Reformed Orthodoxy,” 45-55.
[394] Ibid., 45-46.
[*] Este artículo es un extracto editado de la disertación del autor “El árbol genealógico de la
teología bíblica reformada: Geerhardus Vos y John Owen –Sus métodos y contribuciones para la
articulación de la historia redentora”. La disertación fue programada para que fuera publicada por RBAP
(Reformed Baptist Theological Review) para el año 2009.
[†] Este artículo es una adaptación de la segunda parte del ensayo: Richard C. Barcellos,
“Seventeeth-Century Orthodoxy, the Theological Methodology of High Orthodoxy, John Owen, and
Federal Theology”, The Reformed Baptist Theological Review 5, n.o 2 (2008): 87-140.
[395] Para una investigación exhaustiva y moderna que respalde esto ver Rehnman, Divine
Discourse, 15-46, Rehnman, “John Owen: A Reformed Scholastic at Oxford” en van Asselt y Dekker,
editores, Reformation and Scholasticism, 181-203, y Trueman John Owen, 1-33.
[396] Thomson, Owen, 14; Orme, Owen, 7; Toon, God’s Statesman, 3.
[397] Toon, God’s Statesman, 5. Cf. Thomson, Owen, 15, donde afirma que el ingreso a Queen a
la edad de 12 años "... en el caso de la mayoría de los jóvenes habría sido imprudentemente prematuo ".
[398] Rehnman, “John Owen: A Reformed Scholastic at Oxford,” 182.
[399] Ibid.
[400] Rehnman, Divine Discourse, 20.
[401] Trueman John Owen, 9-10.
[402] Rehnman, “John Owen: A Reformed Scholastic at Oxford,” 191.
[403] Howson, “Hermeneutics of John Owen,” 353. Howson obtiene estas figurass de Toon,
God’s Statesman, 174, n. 1.
[404] Rehnman, “John Owen: A Reformed Scholastic at Oxford,” 184, n. 13.
[405] Rehnman, “John Owen: A Reformed Scholastic at Oxford,” 184, n. 13.
[406] Rehnman, Divine Discourse, 28. Cf. n. 37 para las referencias de Owen en donde estos
autores son citados.
[407] Rehnman, Divine Discourse, 29, n. 44.
[408] Rehnman, “John Owen: A Reformed Scholastic at Oxford.” 190-194.
[409] Rehnman, “John Owen: A Reformed Scholastic at Oxford,” 183-201. Cf. también, Kapic,
Communion with God, 28ff., Trueman, Claims of Truth, 1-46.
[410] Cf. A Display of Arminianism, The Death of Death in the Death of Christ and A
Dissertation on Divine Justice, todo contenido en Owen, Works, X and Vindiciae Evangelicae: or, the
Mystery of the Gospel Vindicated and Socinianism Examined en Owen, Works, XII.
[411] Cf. Exposición del Salmo 130 en Owen, Works, VI y especialmente su monumental
comentario de Hebreos, Works, XVII-XXIII.
[412] Cf. BTO.
[413] Two Short Catechisms en Owen, Works, I.
[414] Cf. Owen, Works, VIII, IX, y Posthumus Sermons en Works, XVI.
[415] Trueman John Owen, 7.
[416] Ibid., 10.
[417] Owen, Works, IV:208.
[418] Owen, BTO, 797. Cf. Ferguson, John Owen, 196-199; Howson, “Hermeneutics of John
Owen,” 351-376; Lea, “The Hermeneutics of the Puritans,” 271-284; Packer, “The Puritans as Interpreters
of Scripture” en Quest for Godliness, 97-105; y Leland Ryken, “The Bible” en Worldly Saints: The Puritans
as they Really Were (Grand Rapids: Zondervan Publishing House, 1986), 137-154.
[419] Owen, Works, I:65. Énfasis añadido.
[420] Ibid., I:74. Énfasis añadido.
[421] Owen, Works, I:120. Cf. Richard Daniels, The Christology of John Owen (Grand Rapids:
Reformation Heritage Books, 2004), 230-261.
[422] Owen, Works, XVII:121, 142.
[423] Ibid., XVII:120.
[424] Ibid.
[425] Owen, Works, I:314-315.
[426] Ibid., 103.
[427] Trueman, “John Owen’s Dissertation on Divine Justice,” 103.
[428] Kapic, Communion with God, 65.
[429] Kapic, Communion with God, 212-214. Cf. Owen, Works, XVIII:263-460 para un
tratamiento magistral de Owen sobre el santo día de reposo.
[430] Rehnman, Divine Discourse, 181.
[431] Daniels, Christology of Owen, 178-193.
[432] Ibid., 180.
[433] Ibid., 517.
[434] Daniels, Christology of Owen, 519.
[435] Por ejemplo, para fuentes primarias véase Herman Witsius, The Economy of the Covenants
Between God and Man: Comprehending A Complete Body of Divinity, Two Volumes (Escondido, CA: The
den Dulk Christian Foundation, Reprinted 1990); Nehemiah Coxe and John Owen, Covenant Theology
From Adam to Christ (Owensboro, KY: RBAP, 2005); Samuel Bolton, The True Bounds of Christian
Freedom (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, Reprint edition of 1978); Edward Fisher, The Marrow of
Modern Divinity: In Two Parts – Part I. the Covenant of Works and the Covenant of Grace; Part II. An
Exposition of the Ten Commandments (Edmonton, AB, Canada: Still Water Revival Books, Reprint edition
of 1991); Francis Turretin, Institutes of Elenctic Theology, Volume Two (Phillipsburg, NJ: P&R Publishing,
1994). Para fuentes secundarias, ver: A.T.B. McGowan, The Federal Theology of Thomas Boston
(Edinburgh: Rutherford House, 1997); John Von Rohr, The Covenant of Grace in Puritan Thought (Atlanta:
Scholars Press, 1986); John L. Girardeau, The Federal Theology: Its Import and Its Regulative Influence
(Greenville, SC: Reformed Academic Press, 1994); Charles S. McCoy and J. Wayne Baker, Fountainhead
of Federalism: Heinrich Bullinger and the Covenantal Tradition (Louisville: Westminster/John Know
Press, 1991); Mark W. Karlberg, Covenant Theology in Reformed Perspective: Collected Essays and Book
Reviews in Historical, Biblical, and Systematic Theology (Eugene, OR: Wipf and Stock Publishers, 2000);
Lyle D. Bierma, German Calvinism in the Confessional Age: The Covenant Theology of Caspar Olevianus
(Grand Rapids: Baker Book House, 1996); Rowland S. Ward, God & Adam: Reformed Theology and The
Creation Covenant – An Introduction to the Biblical Covenants – A Close Examination of the Covenant of
Works (Wantirna, Australia: New Melbourne Press, 2003); Peter Golding, Covenant Theology: The Key of
Theology in Reformed Thought and Tradition (Ross-shire, Scotland: Christian Focus Publications, 2004);
Peter Lillback, The Binding of God: Calvin’s Role in the Development of Covenant Theology (Grand
Rapids: Baker Academic, 2001); Willem J. van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius (1603-
1669) (Leiden, Boston, Koln: Brill, 2001); John Murray, “Covenant Theology” in Collected Writings,
Volume Four (Edinburgh: The Banner of Truth Trust, 1982), 216-240; Geerhardus Vos, “The Doctrine of
the Covenant in Reformed Theology” in RHBI, 234-267.
[436] Cf. van Asselt, "El Significado Fundamental de la Teología (The Fundamental Meaning of
Theology)", 323, donde él menciona: "Esto debería advertirnos contra cualquier yuxtaposición simplista de
la teología federal-bíblica con la teología escolástica-dogmática ..." En contexto, 'esto' hace referencia al
hecho de que muchos teólogos reformados a fines de los siglos XVI y XVII utilizaron la clasificación de
Junius del conocimiento arquetípico y ectípico. Van Asselt afirma que esto es cierto tanto para los teólogos
reformados continentales como para algunos puritanos ingleses. Una vez más, esto es una prueba más de
que el escolasticismo reformado fue un método complejo y no un sistema estático de teología. Los teólogos
reformados ortodoxos podían ser, y solían ser, tanto escolásticos como federales.
[437] Para un tratamiento bien referido de la historia de la teología federal en la época de la Post-
Reforma, véase Ward, God & Adam. Cf. también Golding, Covenant Theology, 13-66.
[438] Donald K. McKim, “Perkins, William (1558-1602)” en McKim, editor, ERF, 274-275.
[439] Ibid.
[440] Ibid.
[441] Cf. McKim, “Perkins” en DMBI, 816 y McKim, “Ramus, Peter (1515-1572)” en ERF, 314.
[442] William Ames, The Marrow of Theology (Durham, NC: The Labyrinth Press, 1983).
[443] Jan van Vliet, “Decretal Theology and the Development of Covenant Thought: An
Assessment of Cornelis Graafland’s Thesis with a Particular View to Federal Architects William Ames and
Johannes Cocceius,” WTJ 63 (2001): 405 y 414. Van Vliet está citando a Perry Miller.
[444] Cf. van Vliet, “Decretal Theology and the Development of Covenant Thought,” 416 para
una discusión fascinante que sugiere esto mismo.
[445] van Vliet, “Decretal Theology and the Development of Covenant Thought,” 415.
[446] Ames, The Marrow of Theology, 203 (XXXVIII:14-19).
[447] Ibid., 204 (XXXVIII:20-28).
[448] Ames, The Marrow of Theology, 204-205 (XXXVIII:30-5).
[449] Ibid., 203 (XXXVIII:29).
[450] van Vliet, “Decretal Theology and the Development of Covenant Thought,” 418.
[451] Ames, The Marrow of Theology, 206 (XXXVIII:4). Énfasis añadido.
[452] Ibid., 206 (XXXVIII:9). Énfasis añadido.
[453] Cf. Ames, The Marrow of Theology, 202-210 (XXXVIII and XXXIX) y van Vliet,
“Decretal Theology and the Development of Covenant Thought,” 416.
[454] Ames, The Marrow of Theology, 203 (XXXVIII:14).
[455] Cf. William Klempa, “Cocceius, Johannes (1603-1669)” en Donald K. McKim, editor,
ERF, 73-74; Willem J. van Asselt, “Cocceius, Johannes” en McKim, editor, DMBI, 315-320; Willem J. van
Asselt, “Cocceius Anti-Scholasticus?” en van Asselt y Dekker, editors, Reformation and Scholasticism,
227-251; Willem J. van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius (1603-1669) (Leiden, Boston,
Koln: Brill, 2001), 23-33; Willem J. van Asselt, “Structural Elements in the Eschatology of Johannes
Cocceius,” CTJ 35 (2000): 76-104; Willem J. van Asselt, “The Doctrine of the Abrogations in the Federal
Theology of Johannes Cocceius (1603-1669),” CTJ 29 (1994): 101-116; Charles S. McCoy y J. Wayne
Baker, Fountainhead of Federalism (Louisville: Westminster/John Knox Press, 1991), 63-79; Jan van Vliet,
“Decretal Theology and the Development of Covenant Thought: An Assessment of Cornelis Graafland’s
Thesis with a Particular View to Federal Architects William Ames and Johannes Cocceius,” WTJ 63 (2001):
393-420.
[456] Resulta interesante notar que el "teólogo bíblico" más famoso de la ortodoxia reformada del
siglo XVII también escribió una obra sobre Dogmática.
[457] van Asselt, “Cocceius, Johannes” en McKim, editor, DMBI 315.
[458] Ibid.
[459] Ibid., 318; cf. van Asselt, “Structural Elements in the Eschatology of Johannes Cocceius,”
85ff. para una discusión sobre la doctrina de Cocceuis de las épocas de la iglesia tal como las encontró en el
libro de Apocalipsis y su fascinación con el número siete de la Escritura.
[460] Ibid., 316-317.
[461] van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 264.
[462] van Asselt, “Structural Elements in the Eschatology of Johannes Cocceius,” 82.
[463] van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 264.
[464] van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 24, n. 3.
[465] Ibid., 39.
[466] Cf. van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 271-287 para una extensa
discusión.
[467] van Asselt, “The Doctrine of the Abrogations in the Federal Theology of Johannes Cocceius
(1603-1669),” 101; cf. también van Asselt, “Structural Elements in the Eschatology of Johannes Cocceius,”
83.
[468] van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 58.
[469] van Asselt, “The Doctrine of the Abrogations in the Federal Theology of Johannes Cocceius
(1603-1669),” 107-108; van Asselt, “Structural Elements in the Eschatology of Johannes Cocceius,” 83;
van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 271-272.
[470] van Asselt, “The Doctrine of the Abrogations in the Federal Theology of Johannes Cocceius
(1603-1669),” 110.
[471] Ibid., y van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 278-282. Cf. la discusión
en van Vliet, “Decretal Theology and the Development of Covenant Thought,” 412ff.
[472] van Asselt, “The Doctrine of the Abrogations in the Federal Theology of Johannes Cocceius
(1603-1669),” 116.
[473] van Asselt, The Federal Theology of Johannes Cocceius, 291.
[474] Ibid., 56.
[475] van Asselt, “Structural Elements in the Eschatology of Johannes Cocceius,” 78.
[476] McCoy denominó a Cocceius "el teólogo más eminente de la escuela federal" (véase
McCoy, "Johannes Cocceius: Federal Theologian" en SJT 16 (1963): 352) y (creemos erróneamente) "no
escolástico" (véase McCoy, "Johannes Cocceius: Federal Theologian, "353). El análisis de McCoy de
Cocceius está repleto de presuposiciones de Barth. Por ejemplo, dice: "La Palabra de Dios, que es
principalmente Jesucristo, es revelado a través de las Escrituras, no solo con palabras, sino por fe y para fe
bajo la iluminación del Espíritu Santo". McCoy, "Johannes Cocceius: Federal Theologian", 355. "El
lenguaje de las Escrituras nos presenta en sus palabras solo metonimia, metáfora y cosas similares; Dios da
el mensaje ". Cf. McCoy, "Johannes Cocceius: Federal Theologian", 358. En el artículo que acabo de
mencionar, McCoy dedica una sección entera para tratar de demostrar que Cocceius era anti-escolástico. Sin
embargo, cf. van Asselt, ¿”Cocceius Anti-Scholasticus?" en van Asselt y Eef Dekker, editors, Reformation
and Scholasticism, 231-251 donde desafía y descarta la interpretación anti-escolástica de McCoy de
Cocceius.
[477] Para una breve biografía véase James M. Renihan, “An Excellent and Judicious Divine:
Nehemiah Coxe” in Nehemiah Coxe and John Owen, edited by Ronald D. Miller, James M. Renihan, and
Francisco Orozco, Covenant Theology From Adam to Christ (Palmdale, CA: Reformed Baptist Academic
Press, 2005), 7-24; James M. Renihan, “Confessing the Faith in 1644 and 1689” in RBTR, III:1 (July 2006):
33ff.; and Michael A.G. Haykin, Kiffin, Knollys and Keach (Leeds, England: Reformation Today Trust,
1996) para una introducción a los tres bautistas particulares principales del siglo XVII.
[478] Cf. Renihan, “An Excellent and Judicious Divine: Nehemiah Coxe,” 19-21 y Renihan,
“Confessing the Faith in 1644 and 1689,” 33ff.
[479] Cf. Richard C. Barcellos, “John Owen y la Teología del Nuevo Pacto…” in Coxe and
Owen, Covenant Theology, 353-354. Coxe mismo difiere de Owen in Coxe and Owen, Covenant Theology,
30.
[480] Cf. Coxe and Owen, Covenant Theology, 71-140.
[481] Para un bosquejo del tratado de Coxe, donde esto se pueda observar fácilmente véase
Richard C. Barcellos, “Apéndice Uno: Esquema de Coxe” in Coxe and Owen, Covenant Theology, 313-
315.
[482] Coxe and Owen, Covenant Theology, 39, 46, 49, 53, 58.
[483] Ibid., 45, 49, 53.
[484] Ibid., 49, 51. Este parece depender de Cocceius.
[485] Ibid., 49.
[486] Ibid., 43.
[487] Ibid.
[488] Ibid., 49.
[489] Coxe and Owen, Covenant Theology, 36.
[490] Ibid., 44, 51. Coxe provee tres pruebas con la discusión de la promesa de una recompensa
eterna en las páginas 45-46.
[491] Ibid., 45. Coxe justifica esta función del árbol de la vida de la siguiente manera: "La alusión
que Cristo le hace en el Nuevo Testamento (Apocalipsis 2: 7). ...El método de Dios para tratar con Adán en
referencia a este árbol después de haber pecado contra él y la razón que le fue asignada por Dios mismo [es
decir, Génesis 3:22 y siguientes]. ...Esto tampoco debe olvidarse: que como la ley de Moisés que de alguna
manera incluía el pacto de creación y servía para conmemorarla (por lo cual toda la humanidad estaba
involucrada en su maldición), no solo tenía la sanción de una maldición terriblemente anunciada contra los
desobedientes, sino también una promesa de recompensa de vida para los obedientes. Ahora, como la ley de
Moisés era la misma en el precepto moral con la ley de la creación, la recompensa a este respecto no era
una nueva recompensa, sino la misma que, por el pacto, se le hubiera debido a Adán, en el caso de su
perfecta obediencia." Aquí Coxe está articulando la visión de Owen (y otros) sobre la función del pacto de
obras bajo el pacto mosaico.
[492] Ibid., 43, 51.
[493] Cf. A Confession of Faith Put Forth by the Elders and Brethren of many Congregations of
Christians (baptized upon Profession of their Faith) in London and the Country, Printed in the Year, 1677
(Auburn, MA: B&R Press, Facsimile edition, 2000), 27.
[494] Coxe and Owen, Covenant Theology, 55.
[495] Ibid., 59.
[496] Acá él depende de Beza. Cf. Ibid., 33, n. 1.
[497] Coxe and Owen, Covenant Theology, 33.
[498] Ibid., 29. Énfasis añadido.
[499] Ibid., 54 and 2nd LCF 7:3 and 8:1.
[500] Cf. Ibid., 35 and Muller, Dictionary, 122, donde dice, "foedus monopleuron ...: pacto
unilateral o unidireccional; el pacto otorgado por Dios y que muestra su voluntad hacia el hombre ".
[501] Cf. Ibid., 35 and Muller, Dictionary, 120, donde dice, "foedus dipleuron ...: pacto bilateral
o bidireccional; El Foedus dipleuron, consecuentemente, indica, no el pacto en sí mismo o en sus requisitos
subyacentes, sino más bien la relación posterior de Dios y el hombre juntos en el pacto, y particularmente la
libre aceptación por parte del hombre de la promesa de Dios y de la obediencia requerida por el pacto ".
[502] Ibid., 36. Coxe está citando o parafraseando a Cocceuis’ Doctrine of the Covenant and
Testament of God (cf. Coxe and Owen, Covenant Theology, 36, n. 7).
[503] Ibid., 36.
[504] Cf. Ibid., 36, and 49 ambos citados arriba.
[505] Ibid., 36.
[506] Ibid., 47.
[507] Ibid., 46.
[508] Cf. Owen, Works, XXII: 78, 80, 81, 142 and Richard C. Barcellos, “John Owen and New
Covenant Theology: Owen on the Old and New Covenants and the Functions of the Decalogue in
Redemptive History in Historical and Contemporary Perspective” in RBTR I:2 (July 2004): 12-46, que
incluye discusión y prueba de la vision de Owen.
[509] Cf. Coxe and Owen, Covenant Theology, 45 (el árbol de la vida como un tipo del estado
escatológico), 47-48 (Adán como un tipo de Cristo), 57 (las prendas o capas de piel como un tipo de justicia
imputada), y 62-64 (el Arca como un tipo de Cristo o de la iglesia).
[510] Ibid., 30. Coxe dijo: "Esa noción (que a menudo se considera en este discurso) de que el
antiguo pacto y el nuevo difieren en sustancia y no solo en la forma de su administración, ciertamente
requiere un manejo más amplio y particular para liberarlo de esos prejuicios y dificultades que han sido
emitidos por muchas personas dignas que objetan de otra manera. De acuerdo con esto, planteé dar una
explicación adicional de ello en un discurso del pacto hecho con Israel en el desierto y el estado de la iglesia
bajo la ley. Pero cuando había terminado y proporcionado también algunos materiales para lo que debía
seguir, encontré mi labor, para aclarar y afirmar ese punto, felizmente impedido por la salida del tercer
volumen sobre Hebreos del Dr. Owen. Allí se discute extensamente y las objeciones que parecen estar en su
contra se responden completamente, especialmente en la exposición del octavo capítulo. Ahora remito a mi
lector allí para satisfacción acerca de ello, en que encontrará acorde con lo que se podría esperar de una
persona tan magnifica y erudita ".
[511] Coxe and Owen, Covenant Theology, 33.
[512] Ibid., 34, 36.
[513] Ibid., 33, 84, 86.
[514] Ibid., 61, 86.
[515] Ibid., 77.
[516] Ibid., 77.
[517] Ibid., 108.
[518] Ibid., 111.
[519] Ibid., 126.
[520] Herman Witsius, The Economy of the Covenants Between God and Man Comprehending A
Complete Body of Divinity, Two Volumes (Escondido, CA: The den Dulk Christian Foundation, Reprinted
1990). For a brief biographical sketch see D. Patrick Ramsey and Joel R. Beeke “Introduction: The Life and
Theology of Herman Witsius (1636-1706)” in An Analysis of Herman Witsius’s The Economy of the
Covenants (Grand Rapids: Reformation Heritage Books and Fearn, Ross-shire, Scotland: Christian Focus
Publications, 2002), vi.
[521] Ramsey and Beeke “Introduction: The Life and Theology of Herman Witsius (1636-1706)”
in An Analysis of Herman Witsius’s The Economy of the Covenants, iii-xxiv.
[522] Véase la discusión anterior para las cuestiones en juego, Ramsey y Beeke “Introduction:
The Life and Theology of Herman Witsius (1636-1706),” vi.
[523] Ramsey and Beeke “Introduction: The Life and Theology of Herman Witsius (1636-1706),”
vii.
[524] Ibid., x.
[525] Cf. Ibid., xi para un desglose ligeramente diferente, aunque esencialmente el mismo.
[526] Witsius, Economy of the Covenants, I:42-44.
[527] Ibid., I:45.
[528] Ibid., I:46.
[529] Ibid., I:50.
[530] Ibid., I:50.
[531] Ibid., I:62.
[532] Ibid., I:60.
[533] Witsius, Economy of the Covenants, I:60, I:68ff.
[534] Ibid., I:69; cf. also I:123-124.
[535] Ibid., I:73.
[536] Ibid., I:76ff.
[537] Ibid., I:106ff., esp. I:109.
[538] Ibid., I:135.
[539] Ibid., I:146ff.
[540] Ibid., I:165.
[541] Ibid., I:281ff.
[542] Ibid., II:108ff.
[543] Ibid., I:313-316.
[544] Witsius, Economy of the Covenants, II:108-128.
[545] Ibid., II:186.
[546] Ibid., II:188-231.
[547] D.A. Sweeney, “Edwards, Jonathan (1703-1758)” in McKim, editor, DMBI, 397.
[548] Ibid., 399.
[549] Cf. Jonathan Edwards, The Works of Jonathan Edwards, Volume One (Edinburgh: The
Banner of Truth Trust, reprinted 1990), 532-619.
[550] Edwards, Works, I:532. Nos enfocaremos en las secciones que tratan solo con la historia
bíblica.
[551] Ibid., I:536.
[552] Ibid.
[553] Ibid., I:537.
[554] Ibid.
[555] Ibid., I:546.
[556] Edwards, Works, I:572.
[557] Ibid., I:539-540.
[558] Ibid., I:547.
[559] Ibid., I:548.
[560] Ibid., I:547.
[561] Edwards, Works, I:547-548. Edwards presenta una doble utilidad de la ley moral dada en el
Sinaí. La forma en que presenta el material puede llevar a algunos a pensar que está presentando dos
posiciones mutuamente excluyentes; ya sea "una nueva exhibición del pacto de obras" o "una norma de
vida". Creo que es mejor tomarlo como ambos. Para una discusión sobre los puntos de vista altamente
matizados de los reformados ortodoxos sobre las funciones del Decálogo en la historia redentora, véase
Richard C. Barcellos, “John Owen and New Covenant Theology,” 12-46.
[†] Este ensayo es una adaptacion de: Tim Cooper, “John Owen, Richard Baxter and the Battle for
Calvin in Later-Seventeenth-Century England”, ed. Stephen J. Wellum, Southern Baptist Journal of
Theology Volume 20, n.o 4 (2016): 63-78.
[562] Estoy en deuda con John Coffey, Neil Keeble y Andrew Ollerton por sus consejos
generosos sobre este artículo. Para una reebaloración de ideas similares ver Tim Cooper, “Calvinism
Among Seventeenth-Century English Puritans” en The Oxford Handbook to Calvin and Calvinism (ed.,
Carl R. Trueman y Bruce Gordon; New York: Oxford University Press, forthcoming).
[563] J. Wayne Baker, “Sola Fide, Sola Gratia: The Battle for Luther in Seventeenth-Century
England,” Sixteenth Century Journal 16 (1985): 115, 133. Para una discusión del destino de Lutero en el
siglo XVI, ver Alec Ryrie, “The Strange Death of Lutheran England,” Journal of Ecclesiastical History
53:1 (2002): 64-92; y David Scott Gehring, “From the Strange Death to the Odd Afterlife of Lutheran
England,” Journal of Ecclesiastical History 57:3 (2014): 825-44.
[564] G. R. Cragg, From Puritanism to the Age of Reason: A Study of Changes in Religious
Thought within the Church of England 1660 to 1700 (Cambridge: Cambridge University Press, 1950), 13.
[565] Dewey D. Wallace, Puritans and Predestination: Grace in English Protestant Theology
1525-1695 (Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press, 1982), 127.
[566] Ver Sarah Mortimer, Reason and Religion in the English Revolution: The Challenge of
Socinianism (Cambridge: Cambridge University Press, 2010), esp. ch. 8.
[567] Para una buena discusión del contexto intellectual del período de la Restauración, ver
Dewey D. Wallace, Shapers of English Calvinism, 1660-1714: Variety, Persistence and Transformation
(Oxford: Oxford University Press, 2011), chapter 1. Ver también, W. M. Spellman, The Latitudinarians and
the Church of England, 1660-1700 (Athens, GA: University of Georgia Press, 1993); y Nicholas Tyacke,
“From Laudians to Latitudinarians,” in The Later Stuart Church, 1660-1714 (ed., Grant Tapsell;
Manchester: Manchester University Press, 2012), 46-67. Una antigua obra, aunque aún útil, es C. F. Allison,
The Rise of Moralism: The Proclamation of the Gospel from Hooker to Baxter (London: SPCK, 1966).
[568] A pesar de que Stephen Hampton aboga por la continuidad Calvinista en el período de la
Restauración en Anti-Arminians: The Anglican Reformed Tradition from Charles II to George I (Oxford:
Oxford University Press, 2008)
[569] Wallace, Shapers of English Calvinism, 237, 169. Utiliza el término "calvinismo" muy
vagamente, para capturar un conjunto de convicciones que pueden atribuirse no solo a Calvino, sino
también a Lutero y a la tradición reformada en general: que los recursos para nuestra salvación no yacen
dentro de nosotros mismos; esa justificación realmente es solo por gracia a través de solamente por la fe; y
que esto se logra solo mediante la imputación de la justicia de Cristo al creyente. Al tratar con Owen, no
pretendo equipararlo simplemente con Calvino o el calvinismo. En la década de 1670 él defendió estas
convicciones sobre una base bíblica, y no sobre una base confesional, y acepto la afirmación de Carl
Trueman de que "debería tomarse en serio como un defensor principal no simplemente del puritanismo
inglés ... ni simplemente de la ortodoxia reformada, sino de la continua tradición occidental anti-pelagiana y
trinitaria que se remonta al siglo XVII, antes de la Reforma, a través de la Edad Media, y de vuelta a los
escritos de los primeros Padres de la Iglesia” Ver Carl Trueman, John Owen: Reformed Catholic,
Renaissance Man (Aldershot: Ashgate, 2007), 33.
[570] Wallace, Puritans and Predestination, 132.
[571] John Coffey, John Goodwin and the Puritan Revolution: Religion and Intellectual Change
in 17th Century England (Woodbridge: Boydell Press, 2006), 207-14.
[572] Isabel Rivers, Reason Grace and Sentiment: A Study of the Language of Religion and
Ethics in England 1660-1780: Volume I Whichcote to Wesley (Cambridge: Cambridge University Press,
1991), 100. Ver también ibid., 163.
[573] Ibid., 126, 144; Wallace, Shapers of English Calvinism, 169, 174-7; Mark Goldie, ed., The
Entring Book of Roger Morrice 1677-1691, vol. 1, Roger Morrice and the Puritan Whigs (Woodbridge: The
Boydell Press, 2007), 261.Ver también, Jonathan Moore, English Hypothetical Universalism: John Preston
and the Softening of Reformed Theology (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2007), ch. 7.
[574] Wallace, Puritans and Predestination, 142. Para el ejemplo del calvinismo moderado de
John Howe ver David P. Field, Rigide Calvinisme in a Softer Dress: The Moderate Presbyterianism of John
Howe, 1630-1705 (Edinburgh: Rutherford House, 2004),18-33.
[575] Goldie, Entring Book, 254, 257.
[576] Ibid., 254-5. Ver también, Allison, Rise of Moralism, 192; and Wallace, Puritans and
Predestination, 189.
[577] Wallace, Puritans and Predestination, 150.
[578] Ibid., 149, 182.
[579] Christopher, Haigh, “‘Theological Wars’: ‘Socinians’ v. ‘Antinomians’ in Restoration
England,” Journal of Ecclesiastical History 67 (2016): 341. Para una discusión de los escritos de Sherlock y
Bull, ver pp. 337 y 339, y 341, n. 67.
[580] Anthony N. S. Lane, Justification by Faith in Catholic-Protestant Dialogue: An
Evangelical Assessment (London: T&T Clark, 2002), 12.
[*] Teologia Catolica, no se refiere aqui al Catolicismo Romano. Sino mas bien Catolico en el
sentido de Universal, comun a todos los cristianos que se identificaban como protestantes. Quiza un titulo
actual seria Teologia Evangelica o protestante. Cuando los Puritanos se referian a la Iglesia Catolica
Romana, usaban el adjetivo ‘Papistas’. Ellos mismos, los puritanos, se consideraban Catolicos, pero no
Romanos, sino Reformados.
[581] Richard Baxter, Richard Baxter’s Catholick Theologie: Plain, Pure, Peaceable for
Pacification of the Dogmatical Word-Warriours (1675), Preface, sig. a1. Para las publicaciones del siglo
XVII, el lugar de publicación es Londres, a menos que se indique lo contrario.
[582] Ibid., Preface, sig. [a3].
[583] Ibid., Preface, sig. [b3]. ver también, sig. [d1].
[584] Ibid., Preface, sig. c1v-c2v.
[585] Ibid., Preface, sig. [b3].
[586] John Owen, The Nature of Apostasie from the Profession of the Gospel and the Punishment
of Apostates Declared, in an Exposition of Heb. 6. 4,5,6 (1676), Para los lectores, 14 (Works, vii.3).
[587] Ibid., Para los lectores, 14 (Works, vii.7).
[588] Ibid., Para los lectores, 14 (Works, vii.7).
[589] Ibid., 157, 162, 164 (Works, vii.74, 76-77).
[590] Ibid., 153 (Works, vii.72-73).
[591] Ibid., Para los lectores, 12 (Works, vii.7).
[592] John Owen, The Doctrine of Justification by Faith Through the Imputation of the
Righteousness of Christ, Explained, Confirmed and Vindicated (1677), 3, 4 (Works, v.9).
[593] Ibid., 7 (Works, v.11-12).Ver también, pp. 38, 49 (Works, v.33, 41).
[594] Ibid., 59 (Works, v.48).
[595] Ibid., 5 (Works, v.10).
[596] Ibid., 6 (Works, v.10-11).
[597] Ibid., 3 (Works, v.8).
[598] Ibid., 34-35 (Works, v.30-31).
[599] Ibid., 67 (Works, v.55).
[600] Ibid., 7 (Works, v.12).
[601] Ibid., 110 (Works, v.83).
[602] Ibid.
[603] Ibid., 325 (Works, v.230).
[604] Baxter, Aphorismes, 103-111, 238-248, 286.
[605] Baxter, Catholick Theologie, Book I, Preface, sig. a2v.
[‡] No Conformistas, Independetistas y Congregacionalistas, se usan de manera casi sinonima.
Aunque existen algunas variaciones entre estos terminos, estos aluden a aquellos puritanos que no estaban
de acuerdo con la Iglesia Anglicana en terminos del gobierno de la Iglesia, y creian que debia haber una
independencia final entre la Iglesia y el Estado. Sin embargo, un ministro podia ser No-Conformista sin ser
congregacionalista, por ejemplo, en el caso de los puritanos presbiterianos.
[606] Owen, Doctrine of Justification, 33-35 (Works, v.30-31).
[607] Baxter, Catholick Theologie, Book II, 12.
[608] Ibid., Book II, 3.
[609] Ibid., Book II, 55.
[610] Ibid., Book II, 24.
[611] Ibid., Book II, 2.
[612] Baxter, Aphorismes, Appendix, 163.
[613] Richard Baxter, A Treatise of Justifying Righteousness, in Two Books (1676), Book I, 22.
[614] Richard Baxter, Reliquiae Baxterianae, or, Mr. Richard Baxter’s Narrative of the Most
Memorable Passages of his Life and Times, ed. Matthew Sylvester (1696), i.58 ¨85.
[615] Tim Cooper, Fear and Polemic in Seventeenth-Century England: Richard Baxter and
Antinomianism (Ashgate: Aldershot, 2001), 73.
[616] Ver Tim Cooper, John Owen, Richard Baxter and the Formation of Nonconformity
(Farnham: Ashgate, 2011), 43-48.
[617] Richard Baxter, A Holy Commonwealth, or Political Aphorisms, Opening the True
Principles of Government (1659), 485-6.
[618] Owen, Display of Arminianisme, Dedicatory Epistle, sig. A1v-A2r (Works, x.7).
[619] Ibid., Dedicatory Epistle, sig. A2r (Works, x.7).
[620] John Asty, “Memoirs of the Life of John Owen,” en A Complete Collection of the Sermons
of the Reverend and Learned John Owen … And to the Whole are Prefixed Memoirs of His Life, ed. John
Asty (1721), iv. Ver también, [Anon.], “The Life of Owen the Late Reverend and Learned John Owen,” en
[Anon.], Seventeenth Sermons Preach’d by the Late Reverend and Learned John Owen (1720), viii-ix.
[621] Ibid.
[622] Richard Baxter, The Saints Everlasting Rest: Or, a Treatise on the Blessed State of the
Saints in their Enjoyment of God in Glory (1650), 563.
[623] Asty, “Memoirs of the Life of John Owen,” iv.