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Ambiental
Cada vez más empresas buscan nuevas formas de generar valor añadido, y una de esas
formas puede ser, sin duda, la implantación de un sistema de gestión ambiental.
Así como los sistemas de gestión de la calidad (ISO 9001) han conseguido un nivel de
expansión muy grande en las empresas, los sistemas de gestión ambiental, pese a que van
creciendo año a año, lo hacen a un ritmo mucho más lento. Esto sucede porque muchas
organizaciones lo ven como un coste y no detectan la cantidad de beneficios que les puede
aportar. Si bien es cierto que inicialmente implantar y certificar un sistema de gestión según
ISO 14001 supone un coste importante, a medio y largo plazo los beneficios llegan, incluso
en empresas muy pequeñas o con unos procesos muy simples, aunque en éstas, una vez
implantado es fácil que se llegue a un estancamiento de la mejora continua que estos
sistemas buscan.
Tener un sistema de gestión ambiental certificado supone para la empresa una serie
de beneficios de mercado, económicos, de mejora de la imagen de la empresa y también
de su situación reglamentaria, como, por ejemplo:
Para que estos beneficios lleguen, es importante que el sistema de gestión esté bien
planteado desde el inicio, habiéndose identificado exhaustivamente todos los aspectos
ambientales de la organización, y estableciendo unos criterios que permitan evaluarlos de
manera objetiva, y que sean sensibles a las mejoras que se vayan produciendo a lo largo
del tiempo. Así obtendremos aquellos aspectos ambientales significativos sobre los cuales
la norma nos obliga a establecer procedimientos de control operacional.
Para minimizar los costes iniciales de implantación, también es posible recurrir a las
subvenciones que periódicamente se conceden.