You are on page 1of 3

Sagrado Coração de Jesus

1. La oveja perdida (15,1-7; Mt 18,12-14)

Se trata de una parábola de revelación. Es esencialmente una descripción de la iniciativa de


Dios, de su empeño por buscar a aquellos que se han perdido y de su gran alegría al
encontrarlos.

a) Una imagen familiar

3 Entonces les dijo esta parábola: 4 “¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una
de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió, hasta que
la encuentra? 5 Cuando la encuentra, se la pone muy contento sobre los hombros 6 y,
llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: ‘Alegraos conmigo, porque he
hallado la oveja que se me había perdido’”

Es de saber que el oficio de pastor era para los judíos una ocupación despreciable, que
rebajaba socialmente al que lo ejercía. Ese oficio aparecía, en los escritos rabínicos, al lado del
jugador de dados, del usurero, del recaudador de impuestos, del publicano. Sin embargo, Jesús
no rehusó tomar la imagen del pastor para describir el amor de Dios por sus criaturas.

De ordinario, el pastor cuenta por la tarde las ovejas de su rebaño, para ver si le falta alguna.
La cifra noventa y nueve significa que el pastor ha contado sus animales y ha visto que una
oveja se le ha extraviado. El pastor tiene cien ovejas; esto no representa una riqueza
extraordinaria, pero sí un buen capital. Según los escritos rabínicos, trescientas cabezas de
ganado menor era un rebaño notable. El pastor de la parábola cuida personalmente su rebaño.

Lucas escribe que el pastor deja las noventa y nueve en el desierto. En la práctica, cuando los
pastores pierden una oveja, no abandonan el rebaño, sino que lo encomiendan a algún
compañero.
“Habiéndola encontrado, la pone sobre sus hombros...”. Es un cuadro que se puede ver cada
día entre los pastores beduinos. El pastor coloca la oveja sobre su cuello; con cada mano toma
dos patas del animal, y, si es posible, sujeta las cuatro patas con una sola mano para tener la
otra libre.
“Gozoso”. Rasgo importante. La oveja era suya, se le había perdido, pero la ha encontrado y
eso le causa gran alegría. El pastor no puede reprimir su gozo, y, llegado a casa, llama a sus
amigos y vecinos, diciéndoles: “Regocijaos conmigo, porque he encontrado mi oveja perdida”.
Siente necesidad de compartir su alegría con sus compañeros. Tal vez disfrutarán en común de
una buena comida entre pastores.

b) La realidad pretendida

7 “Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se
convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión”.

“El cielo“es una circunlocución que está en lugar del nombre de Dios. Como el pastor se
regocija por la oveja encontrada y vuelta a casa, así Dios se alegrará más por un pecador que
se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse, esto es, porque no
han cometido faltas graves. Las expresiones de lenguaje y las circunlocuciones para dirigirse a
Dios reflejan un original semita.

El verbo en tiempo futuro “habrá” tiene un sentido escatológico. En el juicio final, Dios se
regocijará, cuando, entre muchos justos, encuentre un pecador despreciado, criatura suya,
sobre quien pueda pronunciar su palabra de perdón.

Con esta parábola, Jesús defiende su conducta hacia los pecadores. La misericordia de Dios es
tanta que su suprema alegría consiste en perdonar. Su misión como salvador es arrancar la
presa del poder de Satanás y traer a casa lo perdido. Una vez más, Jesús muestra en él la
misericordia de Dios.

Lucas 15,3-7: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido "

De las parábolas con las que Jesús describió cómo es Dios y cómo reacciona ante nuestra
historia, esta es de las más sencillas y positivas.

Compara a Dios con el pastor que siente una gran alegría cuando una de las ovejas que se
había perdido es recuperada. Llega a decir, con evidente hipérbole, que será mayor la alegría
por esa oveja reencontrada que por las noventa y nueve que no se habían perdido. El corazón
misericordioso de Dios queda así retratado una vez más.

a) Lo que celebramos hoy es el amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús. El amor que
nos tiene Dios ya desde el Antiguo Testamento, pero que se mostró más plenamente
en la vida y la muerte de su Hijo, el que fue radicalmente "el-por-los-demás".
b) Si no somos exactamente ovejas descarriadas, seguro que sí entramos en el número
de los que están cansados y agobiados, preocupados por mil problemas. Y Jesús nos
dice: "Venid a mí, que soy manso y humilde de corazón".
En la fiesta de hoy se nos invita a mirar hacia Dios y agradecer su amor misericordioso.
A mirar hacia Cristo y ver la seriedad de su amor, que le llevó a entregarse en la cruz
por nosotros. A mirar al Espíritu, el Amor de Dios que ha sido infundido en nuestros
corazones. Y a vivir así envueltos en el amor del Dios Trino. Es la mejor clave para vivir
nuestro camino con ánimos. El amor "trasciende toda filosofía" y nos da fuerzas para
seguir adelante.
c) Esto, por una parte, nos da ánimos a nosotros. Y, por otra, nos estimula a ser
transmisores de ese mismo amor a los demás en la catequesis, en la predicación, en el
trato con los demás: si creemos en el amor de Dios, se tiene que notar que vivimos en
esperanza y que presentamos a un Dios lleno de amor. La oración poscomunión nos
invita a pedirle ambas cosas: "Enciende en nosotros el fuego de la caridad, que nos
mueva a unirnos más a Cristo y a reconocerle presente en los hermanos".
En cada Eucaristía comulgamos con ese Cristo que nos ofrece "su Cuerpo por vosotros"
y "su Sangre derramada por vosotros". Éste es por excelencia el sacramento del amor,
el que nos hace presente y nos comunica la vida que emana de la Cruz salvadora de
Jesús, el acontecimiento en el que se nos mostró con mayor intensidad el amor de
Dios.
PORTUGUEZ

A celebração que celebramos hoje, do SAGRADO CORAÇÃO DE JESUS, é


relativamente recente.
Foi no século XVII, quando começou a celebrar na França, com São João Eudes e Santa
Margarida Maria Alacoque como principais promotores

Das parábolas com as quais Jesus descreveu como Deus é e como ele reage à nossa
história, este é um dos mais simples e positivos.
Compare Deus com o pastor que sente grande alegria quando uma das ovelhas perdidas
é recuperada. Ele prossegue dizendo, com óbvia hipérbole, que a alegria será maior para
as ovelhas redescobertas do que para as noventa e nove que não foram perdidas. O
coração misericordioso de Deus é assim retratado mais uma vez.

a) O que celebramos hoje é o amor de Deus, manifestado em Cristo Jesus. O amor que
Deus tem por nós desde o Antigo Testamento, mas isso foi mostrado mais plenamente
na vida e na morte de seu Filho, que era radicalmente "para os outros".

b) Se não somos exatamente ovelhas se desviando, certamente nós entramos no número


daqueles que estão cansados e sobrecarregados, preocupados com mil problemas. E
Jesus nos diz: "Vinde a mim, pois sou gentil e humilde de coração".
Na festa de hoje, somos convidados a olhar para Deus e agradecer ao Seu amor
misericordioso. Olhar para Cristo e ver a seriedade de seu amor, que o levou a se render
na cruz por nós. Para olhar para o Espírito, o Amor de Deus que foi infundido em
nossos corações. E viver desse jeito envolvido no amor do Deus Triúno. É a melhor
chave para viver nosso caminho com incentivo. O amor "transcende toda a filosofia" e
nos dá a força para seguir em frente.

c) Isso, por um lado, nos encoraja. E, por outro lado, somos encorajados a sermos
transmissores do mesmo amor aos otários na catequese, na pregação, não lidei com os
outros: somos creditados com não amor de Deus, devemos notar que vivemos na
esperança e que apresentamos um Deus cheio de amor. A oração pós-comunhão nos
convida a perguntar a ambos: "Iluminar nos nos ou fogo da caridade, o que nos faz nos
unir a Cristo mais e reconhecê-o presente nós irmãos".
Em cada Eucaristia, comuniquemo-nos com aquele Cristo que nos oferece "seu corpo
para você" e "seu sangue derramado por você". Isto é, pela excelência, ou sacramento
do amor, que nos faz presentes e nos comunica à vida que dá salvação à Cruz de Jesus,
ou acontecimento em que o amor de Deus nos foi mostrado intensamente.

You might also like