Por: Eduardo Selman Página 9.- A Juan Bosch en sus 85 años El Partido de la Liberación Dominicana decidió a fines del año 1992, nominar al profesor Juan Bosch a la presidencia de la República para el período constitucional 1994-1998. Esa designación recayó sobre el líder, a pesar de haber solicitado su relevo por razones de edad. Como ha sido hábito a lo largo de su vida, aceptó esa tarea histórica con la honradez con que siempre ha normado sus actos. El país fue testigo del trabajo que desplegó para alcanzar la meta, superando en ocasiones sus propias fuerzas. Pero el proceso electoral pasado no se diferenció de los anteriores, viciado de irregularidades, cuestionado en los resultados y cargado del abuso de poder que implica la candidatura presidencial desde la misma presidencia. Un clamor se escucha en toda la geografía nacional: Que sea la última vez que un presidente dominicano aspire de nuevo al cargo en ejercicio de sus funciones. Así como en febrero de 1961 el profesor Bosch le enviara una carta al dictador Trujillo desde Caracas, advirtiéndole el cambio de los tiempos y presagiando su final, porque ya no-era posible sostener en ningún país de América un régimen político como el suyo, tampoco ahora es posible posponer más el cambio que los tiempos están señalando. Desde 1961 a la fecha, el país ha vivido períodos históricos difíciles, pero aleccionadores. Y del conocimiento de la historia debemos aprender a no repetir errores. Después de treinta años en la vida de la nación, una generación nueva debe hacerse cargo de su destino, asumiendo la responsabilidad política de compartir con los fundadores de la República y con sus restauradores, la obra inconclusa de Juan Pablo Duarte. Con ese objetivo ideó Juan Bosch al PLD. Su gestión como dirigente político ha propiciado * liderazgos y de su pensamiento se han desprendido organizaciones políticas. Desde su tribuna ha tratado de educar al pueblo en sus deberes y derechos ciudadanos. Ha trabajado sin descanso en procura del mejoramiento de sus condiciones de vida. De su obra literaria, una idea fija se traduce como fundamento y pasión de su pensamiento: el amoral pueblo dominicano. Bajo la presidencia de Juan Bosch, el Partido de la Liberación Dominicana ha realizado una gestión ejemplar a favor de los intereses nacionales. Desde su fundación, cuando partió de nada, ha crecido hay ta convertirse en la más sólida organización política al servicio del país. El profesor Juan Bosch ha renunciado a la presidencia del Partido con la satisfacción del deber cumplido. Con el orgullo de los que han completado su obra y con la humildad de los que nada tienen. Ha salido de la presidencia del partido conservando su condición de miembro, la más alta categoría partidaria, dejando al PLD en completa libertad de decidir lo más conveniente a su integridad en su faena de esperanza. Sin rencores ni remordimientos, mirando al futuro y aprendiendo del pasado sólo sus lecciones, con el amor al pueblo que ha profesado siempre. Al retirarse el líder ha endosado a sus compañeros de partido un mensaje de compromiso, de optimismo y de fe en el destino nacional. Ha exhortado a la unidad de propósitos y de acción. Nos ha legado-su obra de amor. Parodiando a Martí, vale repetir ahora lo que dijo al volver a la Patria, hace treinta y dos años: “...los dominicanos no podemos vivir como la hiena en la jaula, dándole vueltas al odio”. Con su gesto de renuncia y desprendimiento, el profesor Bosch ha trascendido los linderos del Partido para convertirse en coloso y prócer vivo de la patria. Su liderazgo en la literatura de la lengua española lo hace acreedor del calificativo de maestro de maestros. Su liderazgo en política, generó y fértil, nacionalista y revolucionario, lo distinguen entre los políticos de América como líder de líderes. Y su liderazgo moral, montaña gigante de honestidad y desprendimiento lo identifican como ejemplo vivo de honradez. ¡Un pedestal para su gloria en su 85 cumpleaños!