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Se puede pensar a la revolución como causa y a la vez consecuencia del declinar del
capitalismo.
Breves antecedentes:
A partir de 1890 comienza a incorporarse la industrialización y con ella, una clase industrial
y financiera, de influencia y riquezas crecientes, dependiente del capital extranjero, que trajo
consigo ideas liberales occidentales. Este crecimiento vino acompañado del crecimiento de
un proletariado de obreros fabriles y con esto la conflictividad proletaria: en la década de
1890 se hicieron las primeras huelgas.
Todos estos cambios dieron como resultado el surgimiento del Partido Obrero
Socialdemócrata Ruso (marxista), integrado por Lenin, Martov y Plejanov, entre otros.
La primera revolución rusa de 1905 tuvo un carácter mixto: fue una revuelta de los liberales
y constitucionalistas burgueses contra una autocracia arbitraria y anticuada. Fue una
revuelta obrera, desatada por la atrocidad del domingo sangriento, y q condujo a la elección
del primer soviet de diputados obreros de Petersburgo. Fue una revuelta campesina,
espontánea y carente de coordinación. Pero como estos tres cabos nunca llegaron a unirse
la revolución fue fácilmente dominada, con el coste de algunas concesiones
constitucionales.
Los mismos factores inspiraron la revolución de 1917. La abdicación del Zar era lo único
que podía detener las revueltas. La autocracia fue reemplazada por la proclamación de un
Gobierno Provisional basado en la autoridad de la Duma. Al lado éste, se reconstituyó el
soviet de Petrogrado según el modelo de 1905.
Los bolcheviques ahora eran mayoría. Se proclamó la disolución del Gobierno Provisional y
el paso de la autoridad a los soviets, junto con 3 importantes decretos (los 2 primeros
propuestos por Lenin): el primero era el comienzo de negociaciones en pro de una paz justa
y democrática, y pedía a los obreros de las 3 naciones más adelantadas (Inglaterra, Francia
y Alemania) su ayuda para poner fin a la guerra. Segundo, la abolición de las tierras sin
compensación, solo la tierra de los simples campesinos y cosacos quedaba libre de
confiscación; la propiedad privada de la tierra quedaba abolida a perpetuidad, y el derecho a
usar la tierra se concedía a todo aquel que deseen trabajarla. Quedaban prohibidos la
compra, venta y arrendamiento de la tierra, así como el empleo de trabajo asalariado. El
tercero, la creación de un Consejo de Comisarios del Pueblo, como Gobierno Provisional
Obrero y Campesino que gobernaría el país bajo la autoridad del Congreso Panruso de los
soviets y de su comité ejecutivo hasta la formación de la Asamblea Constituyente.
Las consecuencias de esta revolución que afectó a occidente fue: primero por la retirada de
la guerra y la deserción del campo aliado en la lucha contra Alemania; luego las medidas
como el repudio de las deudas de anteriores gobiernos rusos y la expropiación de los
terratenientes y propietarios de las fábricas; y cuando la revolución se presentó como el
inicio de una revolución a extenderse por Europa y el mundo, revelándose así como una
ataque a la sociedad capitalista occidental. Pero esta amenaza no fue tomada en serio. Los
mismos bolcheviques no creían poder sostenerse por mucho tiempo a no ser que los
trabajadores de los países capitalistas se unan levantándose contra sus propios gobiernos.
Uno de los primeros actos del nuevo gobierno fue concluir un armisticio con Alemania y
pedir la paz “vergonzosa”, perdiendo Ucrania y otras áreas del antiguo territorio ruso.
El 23 de febrero de 1918 nació el Ejército Rojo y Trotski fue nombrado comisario del Pueblo
para la Guerra para organizarlo. Éste llego a contar con 5 millones de hombres.
La guerra civil solidificó la división ente dos mundos: el mundo capitalista y el mundo de la
revolución dedicado a su derrocamiento.
El resto de 1919 fue un periodo de guerra civil, intervención de los aliados y aislamiento
soviético.
El campesino ruso que había suministrado el material humano del Ejército Rojo no estaba
dispuesto a pelear para llevar la revolución a otros países.
En Petrogrado la revolución se realizó sin sangre, pero en Moscú hubo fuertes combates
entre unidades bolcheviques y cadetes militares leales al Gobierno Provisional. Los partidos
políticos desplazados comenzaron a organizarse contra la autoridad de los soviets. Las
comunicaciones quedaron interrumpidas por una huelga de los trabajadores del ferrocarril,
cuyo sindicato estaba controlado por los mencheviques. 6 semanas después de la
revolución se creó una Comisión Extraordinaria Panrusa para combatir la contrarrevolución
y se invitó a los soviets locales a crear comisiones similares. Días después se estableció un
tribunal revolucionario para juzgar a los que organicen revueltas contra el gobierno o estén
en contra pero la ferocidad con la que se desarrolló la lucha durante la guerra civil llevó a la
tensión total.
Se puede decir que el comunismo de guerra empezó en la industria con un decreto del 28
de junio de 1918 que nacionalizaba todas las categorías importantes de la industria. Lo que
importaba era organizar y administrar lo tomado: el Vesenja creó una serie de centros o
comités superiores para administrar las industrias completas. La producción industrial se vio
cada vez más dominada por las urgencias de la guerra civil: el Ejército Rojo estaba por
encima de todo. Éste se llevó a muchos de los hombres hábiles y masas de gente se fueron
hacia el campo para tratar de conseguir alimento. Los planes de establecer precios fijos y
racionamiento en las ciudades se vinieron abajo ante la escasez de suministros y la
ausencia de cualquier administración eficiente. En el año crucial de la guerra civil, cuando la
supervivencia del régimen parecía pender de un hilo, e incluso el territorio se veía reducido
por el ejército blanco, el método para hacer frente a las necesidades del Ejército Rojo, de
las fábricas dedicadas a la producción de guerra y de la población urbana era un crudo
método de requisamiento, dictado y justificado por necesidades militares. Fue este
requisamiento lo que llevó a los campesinos a rebelarse contra los rigores del comunismo
de guerra.
El comunismo de guerra tuvo importantes consecuencias para la organización del trabajo.
El control obrero sobre la producción, ejercido en cada fábrica por un comité de fábrica, se
convirtió pronto en una recta para la anarquía. Lenin apoyó el taylorismo que antes había
denunciado como esclavizamiento del hombre a la máquina, y luego apoyaría la dirección
por un solo hombre, contrario al control obrero.
Los primeros 8 meses de gobernó soviético habían quebrado el poder de los terratenientes
y la burguesía, pero no habían hecho nacer todavía un orden económico socialista. La
industria había sido nacionalizada, la devaluación del rublo se veía como un golpe a los
capitalistas burgueses y como un preludio de la futura sociedad comunista sin dinero, en la
que todo se compartiría. La mano de obra se organizaba y asignaba en respuesta a las
necesidades sociales y militares, y no al mercado.
Pero estas ventajas ofrecidas al campesinado se vieron retrasadas por una sequía que
arruinó las cosechas. Ya en 1922 las cosechas se ampliaron, y en 1923 fueron excelentes.
Lo que se notó fue que la NEP había invertido las medias igualitarias del comunismo de
guerra, potenciando la reaparición del campesino rico, y donde el campesino pobre
producía para su propia subsistencia. Dos años más tarde, en medio de una nueva crisis de
la economía y del partido, aparecerían las diferencias respecto de la NEP y el comunismo
de guerra.