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I.

INTRODUCCIÓN

El agua puede fluir hacia arroyos, ríos o alcantarillas en el caso de estar


en una ciudad. También puede formar charcos o puede ser absorbida por el
suelo. Aunque el suelo es sólido, existen huecos entre las partículas que lo
conforman llamados poros por los que el agua puede fluir.

La porosidad es la medida del volumen de huecos que hay en todo el


suelo. En estos huecos o poros el agua puede quedar retenida durante periodos
largos de tiempo, permitiendo que las plantas absorban los nutrientes que
transporta. Según el tamaño y la forma de los poros, el suelo tendrá mayor o
menor capacidad de retención de agua.

Otra medida importante es la permeabilidad, que representa la velocidad


a la que un fluido atraviesa los poros de un sólido. Si el grado de permeabilidad
del suelo es alto, el agua de lluvia lo penetrará fácilmente. En cambio, si la
permeabilidad es baja, el agua de lluvia tenderá a acumularse.
II. REVISIÓN DE LITERATURA

2.1. Capacidad de retención del suelo

La capacidad del suelo para retener el agua en contra de la fuerza de la


gravedad permite que las plantas sobrevivan. Como los suelos pueden contener
un poco de agua relativamente estable, las raíces están en contacto constante
con ella. Si no fuera por esto, el agua se drenaría rápidamente a través del suelo.
Hay varias características del suelo que definen su capacidad para retener el
agua. Estos factores pueden ser identificados individualmente. Sin embargo,
también deben considerarse en conjunto para tener una idea de la capacidad
total de retención de agua del suelo.

Tanto la capacidad de retención de agua como la infiltración, dependen


de la porosidad del suelo, al ser los microporos los que determinan la retención
y los macroporos la infiltración. Si recordamos que las fuerzas de adsorción, que
aparecen entre la superficie de las partículas minerales y el agua, eran las
responsables de la retención de ésta en los microporos, comprenderemos
la gran importancia que tendrá el área superficial de estas partículas en el total
de agua retenida.

La propiedad del suelo directamente relacionada con el área superficial


de las partículas es la textura o distribución de las partículas minerales según su
tamaño. Conociendo la textura se pueden conocer muchas de las propiedades
hídricas de los suelos. Además la textura es una propiedad muy estable en los
suelos, mientras que la estructura y la cantidad y tipo de materia orgánica, que
también influyen en las propiedades hídricas, son propiedades que pueden variar
a corto y medio plazo (lluvias intensas, cambios en la vegetación, puesta en
cultivo de los suelos,).

Se puede generalizar afirmando que:

1) Cuanto mayor es el tamaño de las partículas más rápida es la infiltración


y menor es el agua retenida por los suelos (los suelos arenosos son más
permeables y retienen menos agua que los arcillosos
2) los suelos con buena estructura tienen mayor velocidad de infiltración que
los compactados

3) el mayor contenido en materia orgánica aumenta el agua retenida por el


suelo

4) como es lógico, a mayor espesor del suelo mayor capacidad de retener


agua.

Como hemos visto antes, la textura y las propiedades hídricas de un suelo están
muy relacionadas, por lo que se puede atribuir a cada tipo de textura un
determinado comportamiento hídrico.

2.1.1. Relación de las Propiedades con la capacidad de retención del Suelo


 Textura

La textura del suelo es principalmente una medida de la porción


mineral fina de un suelo. Mientras más fina sea la textura del suelo, más
arcilla y limo tendrá y menos arena va a contener. Mientras más materiales
de grano fino, más grande es la superficie de la tierra. Con el aumento de
área de la superficie, el suelo tendrá una mayor capacidad para retener el
agua.

Por ejemplo, un suelo de arena de playa no mantiene bien el agua,


pero un suelo con una gran cantidad de arcilla puede absorber una gran
cantidad de agua. Uno de los problemas con los suelos arcillosos y la
humedad es que a pesar de que tienen más agua, pueden retenerla más
fuerte para que las raíces de las plantas absorban. En estos casos, la
fuerza de atracción de las pequeñas partículas de arcilla es mayor que la
de las raíces de las plantas.

 Materia Orgánica

La materia orgánica es otro material que aumenta el área de


superficie de suelo. Tiene una enorme capacidad de absorber y retener el
agua. Mientras más materia orgánica hay en un suelo, mayor será su
capacidad para retener la humedad. Añadir materia orgánica al suelo en
forma de abono o mantillo puede aumentar en gran medida su capacidad
de retención de agua.

 Estructura

La estructura de un suelo se define por cómo sus pequeñas


partículas se forman en agregados estables. Estos terrones influyen en el
área de la superficie del suelo y la facilidad con que el agua se drena a
través de él. Un suelo con mala estructura, como uno que se encuentra
cerca de una playa de arena, permitirá que el agua pase a través de él.
La capa superior del suelo fértil de Iowa, que tiene una excelente
estructura del suelo, va a absorber una gran cantidad de agua mientras
que también drenará el exceso de humedad. La estructura del suelo
depende en gran medida de la cantidad de arcilla y la materia orgánica en
él. Estos materiales actúan como pegamento para mantener unidos los
materiales grandes.

 Porosidad

La cantidad de espacio entre las partículas del suelo se llama


porosidad y se mide por la densidad aparente del suelo. Mientras más
denso es un suelo, más espacio tiene entre las partículas para retener el
agua. Un suelo con mucha arcilla tendrá más espacios totales entre las
partículas que un suelo muy arenoso. Esto es debido a que el volumen de
todos los pequeños espacios entre las partículas de arcilla excede el
volumen de los espacios más grandes entre las partículas de arena. La
humedad se lleva a cabo de forma más segura en pequeños espacios
entre las partículas debido a la fuerza capilar de líquidos. En grandes
espacios de poros, la gravedad puede drenar más fácilmente la humedad
de un suelo.

2.1.2. Capacidad de Retención en los Tipos de Suelo


 Suelos arenosos
En ellos predominan las arenas o partículas minerales mayores de
0,02 mm de diámetro (cuando las partículas son mayores de 0,2 mm se
denominan gravas). Son suelos muy permeables (la permeabilidad es la
velocidad de infiltración del agua de gravitación), pues en
ellos predominan los macroporos (todos hemos visto lo rápidamente que
desaparece un cubo de agua vertido en la playa).

Su capacidad de retención de agua o capacidad de campo es baja,


y también lo es el agua disponible por las plantas o agua útil, pues
presentan una baja microporosidad. Deben ser regados, por tanto,
frecuentemente. Como ventajas se puede destacar el que son fáciles de
trabajar y no presentan problemas de aireación.

 Suelos limosos

En ellos predominan los limos o partículas entre 0,02 y 0,002 mm.


En ellos la permeabilidad varía mucho según sea su estructura. Puede ser
muy lenta cuando la estructura es masiva (sin formar agregados) o
bastante rápida cuando la estructura es grumosa. Son, por
tanto, fácilmente apelmazables cuando se destruye su estructura,
dificultándose mucho la circulación del aire y del agua.

Sin embargo suelen presentar una buena cantidad de agua


disponible para las plantas, pues retienen mucha más agua que los
suelos arenosos a capacidad de campo, aunque su punto de
marchitamiento también es mayor.

 Suelos arcillosos

En ellos predominan las arcillas o partículas menores de 0.002 mm.


Son muy impermeables (fácilmente encharcables) y mal aireados, pues
en ellos predominan los microporos. Son difíciles de trabajar pues son
muy plásticos cuando están húmedos (se van pegando a las suelas de los
zapatos cada vez más y más,) y compactos cuando están secos. En ellos
las lluvias finas y duraderas aportan más agua al suelo que las intensas y
rápidas. Aunque esto ocurre también en la mayoría de los suelos, en el
caso de los arcillosos con mucho más motivo.

Si presentan alto contenido en materia orgánica (o la aportamos


nosotros) se corrigen en gran parte estas propiedades desfavorables.

Son los suelos que retienen mayor cantidad de agua y aunque una
gran parte de ella es retenida con mucha fuerza y no está disponible para
las plantas (son los que presentan mayor un punto de marchitamiento más
alto), presentan una gran cantidad de agua disponible o agua útil.

 Suelos francos

En ellos no predomina claramente ninguno de los tres tipos de


partículas. Presentan una mezcla de arenas, limos y arcillas en
proporciones equilibradas. Estos suelos son los mejores para el
crecimiento de la mayoría de las plantas (aunque hay plantas adaptadas
y que prefieren los suelos arenosos muy permeables y otras los suelos
arcillosos encharcarles). Presentan las ventajas de los distintos tipos de
partículas, eliminándose sus desventajas. Así son ligeros, aireados y
permeables (pero no tanto como los arenosos) y de media-alta capacidad
de retención de agua (aunque no retienen tanta como los arcillosos).

Para hacernos una idea de la cantidad de agua que pueden retener


los distintos tipos de suelos según su textura daremos los siguientes
ejemplos:

 Suelo arenoso: 130 litros por m 3 de agua retenida a capacidad de


campo (13 % en volumen) de los cuales 100 litros son de agua
disponible.
 Suelo arcilloso: 400 litros por m3 de agua retenida a capacidad de
campo (40 % en volumen), de los cuales 220 litros son de agua
disponible.

 Suelo franco: 280 litros por m3 de agua retenida a capacidad de campo


(28 % en volumen), de los cuales 190 son de agua disponible.

Cuando hablamos de texturas debemos tener en cuenta que en un


mismo suelo nos podemos encontrar horizontes con diferentes texturas.
En terrenos sin cultivar, poco alterados y con vegetación natural, lo más
frecuente es encontrarse con suelos con horizontes superficiales más
arenosos y ricos en materia orgánica que los horizontes subsuperficiales,
que suelen ser más arcillosos.

Esto favorece que el agua se infiltre y pueda acumularse. Es


importante que el agua pueda infiltrarse rápidamente en los cm superiores
del suelo pues una precipitación de 4 a 5 litros por m 2 puede evaporarse
en 24 horas. Después de un período seco pueden ser necesarias
precipitaciones del orden de los 20 litros para que se humedezca la capa
superficial y que el agua pueda empezar a infiltrarse en profundidad.
III. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA

 https://www.madrimasd.org/blogs/universo/2006/07/05/33887

 https://es.slideshare.net/cristhianyersonmontalvancoronel/fuerzas-de-
retencion-del-agua-43066972?from_action=save

 http://gidahatari.com/wh-es/capacidad-de-retencion-de-agua-en-el-suelo
ANEXO

Figura 1. Capacidad de Retención

Figura 2. Retención de Agua en el Suelo

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