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TACNA- 2019
CAPITULO I
1. CONCEPTO:
Un trabajador solamente puede ser despedido por alguna de las razones expresamente
señaladas por la ley. Como lo hemos mencionado en artículos precedentes, la ley laboral
nos ofrece una lista cerrada de razones por las cuales es “licito” despedir a un trabajador.
Ahora, no solo basta con que se “alegue” la existencia de una causa “licita” de, sino que,
además, es indispensable que la causa aducida sea probada. Como es natural, la carga de
la prueba la tiene el empleador que es quién toma la decisión de despedir al trabajador.
Ahora bien, el despido además de estar fundado en la ley y debidamente probado debe
realizarse cumpliendo con cierto procedimiento de carácter formal, el cual condiciona,
también su validez del despido.
Siendo así, podemos decir que el despido arbitrario es aquel tipo de despido que se
produce cuando concurre cualquiera de las siguientes circunstancias:
Cuando se despida a un trabajador por alguna causa distinta a las señaladas por la
ley o cuando no se exprese causa alguna.
Cuando se despida aun trabajador alegando una causa que no puede ser probada.
Cuando se despida a un trabajador sin respetar el procedimiento señalado por la
ley.
La ley regula muy exiguamente el despido arbitrario en el Perú; señala que cuando el
trabajador sea despedido arbitrariamente tendrá derecho al PAGO DE UNA
INDEMNIZACION COMO UNICA REPACION POR EL DAÑO SUFRIDO.
Con esto se quiere decir que la indemnización por despido se realiza de manera totalmente
independiente a los derechos adquiridos por los trabajadores ya sea por el contrato de
trabajo, por convenio colectivo o por otras leyes.
Si usted ha sido despedido arbitrariamente, es decir, sin que le hayan expresado la causa
del despido, por motivo distinto a ley o sin que se haya respetado el procedimiento legal
del despido, deberá proceder de la siguiente manera:
La ley señala con claridad los límites que puede tener la pretensión de un trabajador que
ha sido despedido arbitrariamente cuando menciona que el trabajador despedido tiene
derecho a una indemnización COMO UNICA REPARACIÓN POR EL DAÑO
SUFRIDO.
Siendo así, si nos ciñéramos exclusivamente a lo mencionado por la ley, podríamos decir
que a lo único que puede pretender un trabajador que ha sido despedido arbitrariamente
es a una indemnización. Sin embargo esto no es tan exacto.
Siendo así, en esta parte del artículo abordaremos de manera específica cómo se calcula
dicha indemnización de acuerdo a los criterios establecidos por la ley peruana.
Por ejemplo, a un trabajador que percibe un sueldo mensual de 1000 y que ha trabajado
5 años en una empresa le correspondería una indemnización de 7,500 nuevos soles.
Por otro lado, si el trabajador cuenta con un contrato a plazo fijo, la indemnización se
calcula multiplicando el valor de una remuneración y media por el número de meses
restantes para el vencimiento del plazo del contrato de trabajo.
Por ejemplo, si el trabajador que percibe 1000 soles mensuales, contratado por 2 años,
fue despedido luego de un año de culminadas sus labores (es decir, faltando 1 año para
que culmine su contrato de trabajo) tendrá derecho a una indemnización equivalente a 18
000 nuevos soles:
En primer lugar, debe quedar claro que en el Perú el despido arbitrario, según la
Constitución Política y el Tribunal Constitucional, quién opera como su supremo
intérprete, es inconstitucional. Es decir, que los empleadores están prohibidos de expulsar
a sus trabajadores sin razón alguna o por razones incoherentes y, por otro lado, que los
trabajadores, en ejercicio del principio-derecho de tutela procesal efectiva, tendrán como
servició al Estado para hacer valer su derecho de reposición o indemnización, a elección
exclusiva y excluyente de ellos mismos, por ese hecho.
Articulo 34.- (…) “Si el despido es arbitrario por no haberse expresado causa o no poderse
demostrar ésta en juicio, el trabajador tiene derecho al pago de la indemnización
establecida en el Artículo 38º, como única reparación por el daño sufrido. (…)” (énfasis
agregado)
Es decir, que para la LPCL es permisible despedir a un trabajador sin que exista causa
justa y que simplemente éste tendrá como única reparación la indemnización por dicho
hecho jurídico.
En otras palabras, los que defienden la tesis de que el despido arbitrario en el Perú es
permitido se fundamentan, primero, en que la Constitución de 1993 no ha consagrado la
estabilidad laboral absoluta y, segundo, por que la LPCL así lo permite.
Justamente una de las esferas del derecho al trabajo es el “no ser despedido sino por
causa justa”, Es por ello que a simple vista el artículo 34 de la LPCL deviene en
inconstitucional por vulnerar el contenido esencial del referido derecho.
Recordemos que el artículo antes descrito sólo pone como posibilidad ante un despido
arbitrario la indemnisación, sin embargo, debe quedar claro que la indemnización opera
si y solo si el propio trabajador así lo cree conveniente, más no por la liberalidad del
empleador ni mucho menos de la propia LCPL. Esta es otra razón por la cual dicha
dispocisión es contraria a la Constitución, pues el contenido esencial de los derechos
fundamentales son intangibles para el Estado y funcionan como control de su poder.
Artículo 22°. El trabajo es un deber y un derecho. Es base del bienestar social y un medio
de realización de la persona.
En conclusión, si existe estabilidad laboral para quién sin causa justa, atribuible al
trabajador o empleador, sea despedido.
Desde luego, debe entenderse que lo anterior no conlleva a que el contenido esencial
del citado derecho constitucional se agote en los aspectos antes relevados. Por el
contrario, es posible el desarrollo de ulteriores concretizaciones o formas de proyección
del citado derecho constitucional que, en principio, no pueden, como tampoco deben, ser
enunciadas de manera apriorística. Los derechos constitucionales albergan contenidos
axiológicos que, por su propia naturaleza, pueden y deben desarrollarse, proyectando
su vis expansiva a través de remozadas y, otrora, inusitadas manifestaciones.
4. En el presente caso, las personas que fueron despedidas por Telefónica del Perú
S.A.A., son miembros del sindicato. Resulta coincidente que las personas con las
que la mencionada demandada concluyó unilateralmente la relación laboral hayan
sido precisamente las que conforman tanto el Sindicato Unitario de Trabajadores
de Telefónica del Perú S.A. y de la Federación de Trabajadores de Telefónica del
Perú. Como se aprecia, es el criterio de afiliación sindical el que ha determinado
la aplicación de la medida de despido. Por esta razón, el acto cuestionado lesiona
el citado derecho constitucional en la medida que significa atribuir consecuencias
perjudiciales en los derechos de los trabajadores por la sola circunstancia de su
condición de afiliado a uno de los mencionados sindicatos. Más concretamente,
en este caso, se trató de la lesión de la libertad de sindicación al haberse procedido
al despido de personas que tienen la condición de afiliados a los sindicatos antes
mencionados; circunstancia que implica la vulneración al citado derecho
constitucional, conclusión que resulta clara cuando se tiene en cuenta el contenido
de éste a partir o conforme lo establecido por el citado Convenio sobre libertad
sindical.
Derecho al trabajo
Sin embargo, cuando se precisa que ese desarrollo debe ser "adecuado", se está
resaltando -aunque innecesariamente- que esto no debe afectar el contenido esencial del
derecho del trabajador. En efecto, todo desarrollo legislativo de los derechos
constitucionales presupone para su validez el que se respete su contenido esencial, es
decir, que no se desnaturalice el derecho objeto de desarrollo. Por esta razón, no debe
considerarse el citado artículo 27º como la consagración, en virtud de la propia
Constitución, de una "facultad de despido arbitrario" hacia el empleador.
Por este motivo, cuando el artículo 27º de la Constitución establece que la ley otorgará
"adecuada protección frente al despido arbitrario", debe considerarse que este mandato
constitucional al legislador no puede interpretarse en absoluto como un encargo
absolutamente abierto y que habilite al legislador una regulación legal que llegue al
extremo de vaciar de contenido el núcleo duro del citado derecho constitucional. Si bien
es cierto que el legislador tiene en sus manos la potestad de libre configuración de los
mandatos constitucionales, también lo es que dicha potestad se ejerza respetando el
contenido esencial del derecho constitucional. Una opción interpretativa diferente sólo
conduciría a vaciar de contenido el mencionado derecho constitucional y, por esa razón,
la ley que la acogiera resultaría constitucionalmente inadmisible.
Ahora bien, el segundo párrafo del artículo 34º del Texto Único Ordenado del Decreto
Legislativo N.° 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, Decreto Supremo
N.° 003-97-TR, establece que frente a un despido arbitrario corresponde una
indemnización "como única reparación". No prevé la posibilidad de reincorporación. El
denominado despido ad nutum impone sólo una tutela indemnizatoria. Dicha disposición
es incompatible con la Constitución, a juicio de este Tribunal, por las siguientes razones:
Si bien, como alega Telefónica del Perú S.A.A., el apartado "d" del artículo 7º del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, contempla la posibilidad de reparación
indemnizatoria, juntamente con la restitutoria, frente al despido arbitrario, debe tenerse
en cuenta que el derecho internacional de los derechos humanos enuncia mínimos
derechos que siempre pueden ser susceptibles de mayores niveles de protección y no
pueden significar, en absoluto, el menoscabo de los derechos reconocidos por la
Constitución conforme lo establece el artículo 4º del propio Protocolo antes citado, ni
mucho menos cuando ello conlleva al menoscabo del mismo contenido esencial de los
derechos constitucionales. La interpretación de éstos debe efectuarse siempre en sentido
dirigido a alcanzar mayores niveles de protección. Es por ello que la doctrina sostiene que
los derechos constitucionales han de interpretarse como mandatos de optimización.
EL DESPIDO FRAUDULENTO
1. DEFINICIÓN
Así las cosas, César Puntriano Rosas1 expresa que: “en el despido nos encontramos frente
a la terminación del vínculo laboral por iniciativa del empleador”; asimismo, Elmer
Arce Ortiz2 anota que: “el despido es un acto unilateral y recepticio que contiene la
voluntad extintiva del empleador (…)”.
Ahora bien, el despido fraudulento tiene como característica especial la presencia del
“fraude”, término que tiene una raíz latina, el cual es: “fraus”3, que significa: “una
acción que resulta contraria a la verdad y a la rectitud”; y, que a decir de T. Slater4 es:
“un acto de engaño deliberadamente empleado con la intención de obtener una errónea
e injusta ventaja”.
1
PUNTRIANO ROSAS, César. “El Despido de la Mujer Gestante en el Perú”. En: Diálogo con la
Jurisprudencia. Edit. Gaceta Jurídica S.A. Lima – Perú, tomo 133, octubre del 2009, pág. 28.
2
ARCE ORTIZ, Elmer. “Derecho individual del trabajo en el Perú, Desafío y deficiencias”. Editorial
Palestra, Lima –Perú, junio del 2008, pág. 522.
3
Definición de fraude. En: http://definicion.de/fraude/
4
T. SLATER. “Fraude”. En: http://ec.aciprensa.com/f/fraude.htm
Ahora bien, Wilfredo Sanguinetti Raymond5 analizando el fraude previsto en el inciso d)
del artículo 77º del T.U.O. del Decreto Legislativo N° 728, expresa que: “La situación
prevista aquí nos es otra, evidentemente, que la de ausencia de causa válida (…)”;
asimismo, Elmer Arce6 manifiesta que: “el negocio fraudulento será el que pretenda
sustraer de su ámbito natural a la norma que se utiliza, pues usa la ley para un fin distinto
del perseguido por ella”. Por su parte, Jorge Toyama Miyagusuku7 expresa que el despido
fraudulento es: “un tipo no contemplado expresamente por la normativa vigente, pero
analizado y sancionado por el TC (…) En este supuesto, o bien el empleador imputa una
causa justa inexistente o basada en pruebas fabricadas o imaginarias, o bien, coacciona
bajo diversos medios al trabajador para dar por concluido el vínculo laboral (renuncia
o muto disenso con “vicio de la voluntad”), o también acusa faltas no previstas
legalmente vulnerando el principio de tipicidad”.
De igual manera, Gustavo Quispe Chávez y Federico Mesinas Montero señalan que: “Se
configura el despido fraudulento cuando se despide a un trabajador imputándosele
hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios. En una forma de despido
inconstitucional (…) Como figura, fue creada por el Tribunal Constitucional”8. Los
autores antes indicados hacen una remisión clara a la jurisprudencia emitida por el T.C.,
por lo que, resulta necesario dirigirse en dicha perspectiva.
5
SANGUINETTI RAYMOND, Wilfredo. “Los Contratos de Trabajo de Duración Determinada”. Editorial
Gaceta Jurídica S.A., Lima – Perú, Junio 2009, página 112.
6
ARCE ORTIZ, Elmer. “Obra Citada”, páginas 224 - 226.
7
TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge Toyama Miyagusuku. “Impacto de las sentencias laborales del
Tribunal Constitucional sobre el Mercado de Trabajo (2002-2004)”. En:
http://www.grade.org.pe/Eventos/Economia_Laboral/papers/Jorge%20Toyama.pdf
8
QUISPE CHÁVEZ, Gustavo y MESINAS MONTERO, Federico. “El despido en la jurisprudencia
judicial y constitucional”. Editorial Gaceta Jurídica S.A., enero 2009, página 119.
existencia requiere la concurrencia de una elevada dosis de arbitrariedad en la actuación
empresarial, no bastando que esa actuación sea ilícita o contraria a la ley, pues todo
despido nulo o improcedente se lleva a cabo en contradicción con la ley, sino que esa
antijuridicidad ha de ser especialmente intensa, de modo que resulten vulnerados los más
elementales principios del ordenamiento jurídico laboral”.
9
Expediente Nº 976-2001-AA/TC, proceso seguido por Eusebio Llanos Huasco contra Telefónica del Perú
S.A., sobre acción de amparo. Sentencia obtenida en la siguiente dirección electrónica:
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2003/00976- 2001-AA.html
10
Expediente N° 06235-2007-PA/TC, proceso seguido por Mauricio Adrián Gómez Curi contra
Municipalidad Provincial de Vilcashuamán, sobre proceso de amparo. Sentencia obtenida en la siguiente
dirección electrónica: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2008/06235-2007-AA.html
vínculo laboral, sustentada en una utilización fraudulenta de una modalidad de
contratación (…) configura un despido fraudulento”.
Ahora bien, lo que caracteriza a dicho despido es que se produce con una violación
flagrante de la dignidad de la persona y de los derechos fundamentales laborales, y de
modo especial violenta uno de los contenidos esenciales del derecho al Trabajo el cual
es: “no ser despedido sino por causa justa”, así lo ha expresado el T.C. en las sentencias
emitidas el 11 de julio del 2002 en el Expediente Nº 1124-2001- AA/TC11, y el 11 de
agosto del 2005 en el Expediente Nº 3330-2004-AA/TC12. Dicho criterio es concordante
con el expuesto por el Tribunal Constitucional Español en la sentencia 192/2003 13, de
fecha 27 de octubre del 2003, donde en su fundamento jurídico 4 afirmó que: “en su
vertiente individual, el derecho al trabajo (art. 35.1 CE) se concreta en el «derecho a la
continuidad o estabilidad en el empleo, es decir, en el derecho a no ser despedido sin
justa causa”. En tal sentido, dada la gravedad del despido materia de análisis, el Derecho
debe estar a la altura para brindar tutela, y que a decir del T.C. en el caso Llanos Huasco:
“al no existir realmente causa justa de despido ni, al menos, hechos respecto de cuya
trascendencia o gravedad corresponda dilucidar al juzgador o por tratarse de hechos no
constitutivos de causa justa conforma a la ley, la situación es equiparable al despido sin
invocación de causa, razón por la cual este acto deviene lesivo del derecho constitucional
al trabajo”. Aquello, tiene total coherencia y correspondencia con lo que indica el artículo
27º de nuestra Carta Magna, el cual prescribe que: “La ley otorga al trabajador adecuada
protección contra el despido arbitrario”. Precepto constitucional que se nos muestra de
manera indubitable la esencia de nuestra Constitución de otorgar protección al trabajador
cuando nos encontremos ante un caso de despido.
11
Expediente Nº 1124-2001-AA/TC, proceso seguido por el Sindicato Unitario de Trabajadores de
Telefónica del Perú S.A. y otra contra las empresas Telefónica del Perú S.A.A. y otra, sobre acción de
amparo. Sentencia obtenida en la siguiente dirección electrónica:
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2002/01124-2001-AA.html
12
Expediente Nº 3330-2004-AA/TC, proceso seguido por Ludesminio Loja Mori contra la Municipalidad
Metropolitana de Lima y otras, sobre acción de amparo. Sentencia obtenida en la siguiente dirección
electrónica: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2005/03330-2004-AA.html
13
Sentencia 192/2003 del Tribunal Constitucional Español, obtenida en la siguiente dirección electrónica:
http://www.boe.es/boe/dias/2003/11/26/pdfs/T00041-00048.pdf
justificante y cumpliendo aparentemente el procedimiento establecido por la
normatividad jurídica, pero que realmente no corresponde con el motivo real de la
decisión, sino que en su génesis hay un hecho fraudulento que lo origina, para así
perjudicar al trabajador, violentándose con ello su dignidad y sus derechos fundamentales
laborales, ya sean específicos o inespecíficos.
2. SUPUESTOS DE CONFIGURACIÓN:
Como ya se indicó, en la sentencia de fecha 28 de noviembre del 2005 emitida por el T.C.
en el caso Baylón Flores, se produce el despido fraudulento: “cuando se imputa al
trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios, o se le atribuye una
falta no prevista legalmente”; asimismo, en la sentencia del caso Llanos Huasco (13 de
marzo del 2003), el T.C. también indicó los supuestos antes aludidos, pero hizo alusión a
dos casos más, esto es, cuando se produce la extinción de la relación laboral con: 1) Vicio
de la voluntad; y, 2) Mediante la fabricación de pruebas. Ahora bien, el cuestionamiento
está en que si dichos supuestos se mantienen vigentes, dicha problemática ha sido resuelta
por el mismo supremo intérprete de la Constitución en la sentencia del 16 de mayo del
2006, recaída en el expediente Nº 2158-2006- PA/TC14, donde señaló en su fundamento
5 que: “Respecto del despido fraudulento, este Colegiado precisó que “(...) sucede
cuando se imputa al trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios
o, asimismo, se le atribuye una falta no prevista legalmente, vulnerando el principio de
tipicidad, [...] o se produce la extinción de la relación laboral con vicio de voluntad [...]
o mediante la “fabricación de pruebas.” (Exp. N° 0976-2001-AA/TC, Fundamento 15)”.
Asimismo, la jurisprudencia del T.C. ha creado otro supuesto más en que se produce un
despido fraudulento, el cual resulta ser la utilización fraudulenta de alguna modalidad
contractual distinta a la prevista por el ordenamiento jurídico vigente, la misma que se
encuentra prevista en su sentencia del 23 de octubre del 2008 en el expediente N° 06235-
2007-PA/TC. A continuación se analiza cada supuesto en que se produce el despido
fraudulento.
2.1 SUPUESTOS:
14
Expediente Nº 2158-2006-PA/TC, proceso seguido por Silvia Pilar Montalván Iparraguirre contra la
Empresa de Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima – SEDAPAL, sobre proceso de amparo.
Sentencia obtenida en la siguiente dirección electrónica: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2006/02158-
2006-AA.html
2.1.1 IMPUTACIÓN AL TRABAJADOR DE HECHOS NOTORIAMENTE
INEXISTENTES, FALSOS O IMAGINARIOS: Se tratan de tres imputaciones
diferentes, que pueden ocurrir de manera concurrente (conjunta), una con otra, o de modo
individual, aunque definitivamente tienen estrecha relación entre cada una de ellas, sin
embargo, existen matices que los diferencian, así veamos:
Un ejemplo es el caso resuelto en la sentencia de fecha 14 de agosto del 2007 emitida por
el T.C. en el Expediente N° 10024-2006-PA/TC15, donde la empleadora despidió al
trabajador acusándole de no haber realizado el correspondiente control del vehículo de
placa de rodaje YK-1613 / ZK-1506, que transportaba mercaderías extranjeras
procedentes de la zona comercial de Tacna el 17 de enero del 2003; sin embargo, se
descubrió que en dicha fecha el trabajador no estaba asignado a dicho lugar en que sucedió
el acto incriminado, esto es no había laborado en dicha fecha; por lo que, el despido
resultó ser fraudulento, así el T.C. estimó que: “queda acreditado que la demandada
fundamentó su despido en hechos falsos e inexistentes contrarios a la verdad”.
15
Expediente N° 10024-2006-PA/TC, proceso seguido por Rolando Silvio Marcos Palencia contra la
Superintendencia Nacional de Administración Tributaria – SUNAT, sobre proceso de amparo. Sentencia
obtenida en la siguiente dirección electrónica: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2007/10024-2006-
AA.html
2.1.2 ATRIBUCIÓN AL TRABAJADOR DE UNA FALTA NO PREVISTA
LEGALMENTE: Este supuesto se produce cuando el empleador decide extinguir el
vínculo laboral imputándole al trabajador el haber realizado una determinada falta, la
misma que no se encuentra regulada en el ordenamiento legal vigente, esto es no tiene un
fundamento normativo. Cabe indicar que, el T.C. indicó en la sentencia del caso Llanos
Huasco, que estos casos se caracterizan porque se vulnera el “Principio de Tipicidad”,
según el cual constituyen conductas sancionables las faltas previstas expresamente en la
ley, mediante su tipificación como tales, esto es, la imposición de la sanción debe
precederle una previsión normativa en la que se describa de manera clara, precisa e
inequívoca la conducta objeto de prohibición con sus elementos configurativos. Dicho
principio representa una derivación del Principio de la Exigencia de Seguridad Jurídica,
y constituye un límite fundamental para la potestad sancionadora, así el profesor
Guillermo Cabanellas16 señala que: “las faltas laborales son acciones u omisiones
cometida por un trabajador que esté al servicio de la empresa y que pueda perjudicar los
intereses de la producción a que se encuentra afectado”.
Asimismo, el artículo 25º del T.U.O. del Decreto Legislativo N° 728 define a la falta
grave como: “la infracción por el trabajador de los deberes esenciales que emanan del
contrato, de tal índole, que hagan irrazonable la subsistencia de la relación”. En dicho
articulado se nos proporciona un listado de las faltas graves que se encuentran regulados
expresamente en la legislación laboral peruana.
16
CABANELLAS, Guillermo. “Potestad Disciplinaria”, página 154. En: FERRO DELGADO, Víctor.
Derecho Individual del Trabajo. Materiales de Enseñanza. Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima,
1990.
17
Expediente N° 01420-2008-PA/TC, proceso seguido por Moisés Molina Flores contra Corporación
Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial S.A., sobre proceso de amparo. Sentencia obtenida en la
siguiente dirección electrónica: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2008/01420-2008-AA.html
empresa”, fue inventada por el empleador, pues de la evaluación de las pruebas no se
pudo concluir que el trabajador se haya apropiado de los bienes de su empleador; en esa
perspectiva, el T.C. consideró que: "es válido concluir en que el demandante ha sido
objeto de un despido fraudulento porque los hechos imputados como faltas graves son
inexistentes y ha quedado acreditada fehacientemente la vocación perversa o disfrazada
del empleador de utilizar como pretexto los mecanismos meramente formales para
cometer un despido fraudulento. Consecuentemente, esta modalidad de despido, al ser
equiparable al despido sin invocación de causa, ha lesionado el derecho constitucional
al trabajo del demandante, por lo que debe estimarse la demanda”.
En el caso del despido fraudulento, se tratan de situaciones que perturban una adecuada
manifestación de la voluntad del trabajador, y que conllevan a la terminación del vínculo
de trabajo. En nuestra legislación, son cuatro los vicios de la voluntad, así tenemos:
Ahora bien, los supuestos de dolo, violencia e intimidación si pueden ocasionar el despido
fraudulento, porque hay una fuerza externa: el empleador, que puede causar un vicio de
la voluntad contra el trabajador, que desembocaría en el acto extintorio de la relación
laboral de modo fraudulento. De otro lado, el error no puede ser considerado en la
comisión del despido fraudulento, ya que se ocasiona de manera interna, esto es, no se
encuentra provocado por un agente externo; vale decir, el empleador no puede originar el
error en el trabajador, ya que si lo hace se encontraría ante otro vicio de voluntad: El dolo.
Asimismo existe importante jurisprudencia del T.C. con relación a la posibilidad que
exista un despido fraudulento en los casos de utilización fraudulenta de algún contrato de
18
Expediente N° 00891-2007-PA/TC, proceso seguido por Hipólito Chunga Castillo contra el Banco de la
Nación, sobre proceso de amparo. Sentencia obtenida en la siguiente dirección electrónica:
http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2008/00891- 2007-AA.html
trabajo sujeto a modalidad con el propósito de eludir la contratación por tiempo
indeterminado, ello de manera especial cuando se produce el supuesto indicado en el
inciso d) del artículo 77° del T.U.O. del Decreto Legislativo N° 728, el cual prescribe
que: “Los contratos de trabajo sujetos a modalidad se considerarán como de duración
indeterminada: (…) d) Cuando el trabajador demuestre la existencia de simulación o
fraude a las normas establecidas en la presente ley” (el subrayado y negreado es mío).
Así, resulta de trascendencia la sentencia emitida por el T.C. el 16 de agosto del 2007 en
el expediente N° 02531-2007-PA/TC19, quien señaló en su fundamento octavo que: “(…)
este Colegiado tiene la plena convicción de que la demandada simuló necesidades
temporales para suscribir contratos de trabajo sujetos a modalidad, con el fin de evadir
las normas laborales que obligaban a una contratación por tiempo indeterminado (…)”.
De igual manera, Jorge Toyama Miyagusuku20 nos expone como ejemplo la situación
cuando el despido fraudulento se produce cuando se utilizan modalidades de contratación
temporal sin que se observen los requisitos para ella, para lo cual se basa en la sentencia
del 09 de octubre del 2002, emitida por el T.C. en el expediente Nº 1397-2001-AA/TC21,
así su fundamento octavo señaló que: “La lesión a los derechos constitucionales (…) no
se concreta con el sólo hecho de no haber cumplido con la ley, por lo que ésta, strictu
sensu, representa, sino por haber utilizado la figura del contrato de trabajo sujeto a
modalidad y el ulterior despido supuestamente habilitado por el mismo, como un
mecanismo de vulneración o distorsión de tales atributos esenciales”.
19
Expediente N° 02531-2007-PA/TC, proceso seguido por Alma Jessica Mejia Moscol contra Cooperativa
de Servicios Múltiples del Magisterio Piura y Tumbes LTDA., sobre proceso de amparo. Sentencia obtenida
en la siguiente dirección electrónica: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2008/00891-2007-AA.html
20
TOYAMA MIYAGUSUKU, Jorge. “La subsidiariedad en los procesos de amparo laboral”. En:
http://gaceta.tc.gob.pe/img_upload/18abfa4cb269c78ca321c53e573f1346/Jorge_Toya ma.pdf
21
Expediente Nº 1397-2001-AA/TC Ángel de La Cruz Pomasoncco y otros contra la Entidad Prestadora
de Servicios de Saneamiento de Ayacucho S.A., sobre acción de amparo. Sentencia obtenida en la siguiente
dirección electrónica: http://www.tc.gob.pe/jurisprudencia/2003/01397-2001-AA.html
CAPITULO III
La falta grave laboral es tema importante del Derecho del Trabajo, pues aquélla constituye
en casi todos los países la causa unánimemente aceptada por la terminación justificada
del contrato de trabajo. Conceptualmente -en tanto incumplimiento contractual-, puede
ser cometida por el trabajador como por el empleador, y autorizar a la contraparte a dar
por concluido el vínculo. En su acepción más generalizada, empero, está referida a la
conducta del trabajador y es, por lo tanto, el principal de los motivos para legitimar la
más radical de las sanciones: el despido disciplinario.
2. EL PODER DE DIRECCIÓN:
La facultad disciplinaria se deriva del poder de dirección del empleador que, a su vez, se
sustenta en las prestaciones de servicios subordinadas propias del Derecho Laboral. La
relación jurídica laboral nace a partir de un acuerdo celebrado entre una parte que requiere
de servicios de una persona para que labore en su empresa, llamada empleador, y otra que
desea prestar sus servicios a aquella a cambio de una contraprestación o remuneración,
denominada trabajador. Así lo expresa, a pesar de referirse a la presunción de laboralidad,
el artículo 4 de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral (en adelante, LPCL).
La capacidad del empleador de dirigir la fuerza laboral encuentra su justificación en la
ajenidad dado que los servicios prestados por el trabajador se desarrollan para otra
persona -el empleador y no por cuenta propia. En ese sentido, el empleador tiene
facultades para dirigir y fiscalizar las labores del personal; naturalmente, estas facultades
no son ilimitadas, con el tiempo se ha ido perfilando y configurando el marco de actuación
de tales facultades.
22
TOYAMA, Jorge. Contratos de trabajo y otras Instituciones del Derecho Laboral. Lima: Gaceta Jurídica
editores, 2008. pp. 50 y siguientes
23
LUQUE PARRA, Manuel. Los límites jurídicos de los poderes empresariales en la relación laboral.
Barcelona: Bosch, 1999. p. 30.
2.2 LÍMITES AL PODER ESPECÍFICO DE DIRECCIÓN:
Como toda atribución o derecho la facultad de dirección no puede ser ejercida de manera
absoluta, se encuentra delimitada por una serie de criterios. Los límites se agrupan en dos
categorías: los conceptuales y los funcionales. Los primeros se refieren a determinadas
materias que no podrían ser abordadas de forma unilateral por el empleador; por su parte,
los funcionales se dirigen a proporcionar ciertas pautas generales que el empleador debe
atender.
Estos límites, como regla, no pueden ser de actuación por parte del empleador. De este
modo tenemos a las variaciones radicales no legitimadas sobre la remuneración, la
naturaleza laboral de los servicios subordinados, los derechos constitucionales o
inespecíficos del trabajador (en razón a su carácter imperativo e incluso constitucional),
etcétera. Un caso adicional es el relativo a las modificaciones de condiciones laborales
que se derivan de un convenio colectivo de trabajo en donde el carácter normativo,
vinculante y bilateral de esta fuente de derechos laborales impediría que sea modificado
mediante un acto no normativo del empleador.
Los límites funcionales obligan al empleador observar ciertos criterios cuando ejerza sus
facultades de dirección: razonabilidad, objetividad, previsibilidad y proporcionalidad. Por
el lado del trabajador algunos sostienen que se debe apreciar que la actuación del
empleador no le ocasione perjuicio.
Nuestro ordenamiento ha previsto que las facultades del empleador se ejercen dentro de
los límites de la razonabilidad sin hacer alusión a ningún otro elemento atendible como
puede ser el perjuicio que pueda sufrir el trabajador24. Las referencias al perjuicio del
trabajador ha sido atendido por el legislador aunque de manera exclusiva para los casos
donde exista una intencionalidad de causar un perjuicio –no se recoge el perjuicio en sí
mismo sino la falta de justificación en la actuación del empleador que no es otra cosa que
24
«Artículo 9.- Por la subordinación, el trabajador presta sus servicios bajo dirección de su empleador, el
cual tiene facultades para normar reglamentariamente las labores, dictar las órdenes necesarias para la
ejecución de las mismas, y sancionar disciplinariamente, dentro de los límites de la razonabilidad, cualquier
infracción o incumplimiento de las obligaciones a cargo del trabajador».
el ánimo de ocasionar un perjuicio- como ocurre con la movilidad geográfica del
trabajador25 (el artículo 30 inciso c) de la LPCL, criterio ratificado por el artículo 50 del
Reglamento de la Ley de Fomento del Empleo26).
3.POTESTAD SANCIONATORIA:
El poder de dirección, como bien se ha señalado, no sería más que un poder moral si no
estuviera acompañado de la facultad de castigar las diversas infracciones de los
trabajadores, situación que más que obediencia, a lo sumo, lo que provocaría sería
benevolencia27. Así, una de las manifestaciones del poder de dirección del empleador la
encontramos en aquella atribución que le permite a éste sancionar a sus trabajadores
cuando se incumpla alguna de las obligaciones impuestas u órdenes impartidas.
Las formas en las que esta capacidad sancionatoria puede concretarse giran, básicamente,
en torno a las siguientes manifestaciones: mediante una amonestación, la suspensión en
las labores sin goce de haber y el despido. La primera de las anotadas, conocida también
como apercibimiento, se entiende como una llamada de atención al trabajador infractor
con el fin de que enmiende su conducta o mejore su capacidad de trabajo, siendo la
sanción más leve que puede imponer un empleador y está reservada para incumplimientos
o infracciones leves de los trabajadores, siendo las más frecuentes en la dinámica laboral.
Queda por anotar que esta corrección disciplinaria sirve a manera de advertencia de una
medida más contundente de reiterarse el incumplimiento apercibido. Tal reprimenda
previa, por ejemplo, se requiere para poder sancionar con el despido la impuntualidad
reiterada del trabajador que se convierte en falta grave de despido según el inciso h) del
artículo 25 de la LPCL28.
25
«Artículo 30.- Son actos de hostilidad equiparables al despido los siguientes: (…) c) El traslado del
trabajador a lugar distinto de aquel en el que preste habitualmente servicios, con el propósito de ocasionarle
perjuicio».
26
«Artículo 50.- El traslado contemplado en el inciso c) el Artículo 63 de la Ley, es aquel que importa un
cambio a un ámbito geográfico distinto y siempre que tenga el deliberado propósito de ocasionarle perjuicio
al trabajador».
27
«El poder de dirección sería un «mero poder moral» si no estuviera acompañado del de sancionar los
incumplimientos a las órdenes generales o especiales emitidas por el empresario». TERRADILLOS,
Edurne. El poder disciplinario empresarial. Valencia: Tirant lo blanch, 2004. p. 16.
28
«Artículo 25.- Falta grave es la infracción por el trabajador de los deberes esenciales que emanan del
contrato, de tal índole, que haga irrazonable la subsistencia de la relación. Son faltas graves: (…) h) (…) la
impuntualidad reiterada, si ha sido acusada por el empleador, siempre que se hayan aplicado sanciones
disciplinarias previas de amonestaciones escritas y suspensiones».
Por otro lado, la suspensión de labores es un castigo laboral que guarda mayor entidad
disciplinaria. Normalmente la suspensión correctiva importa ordenar al trabajador
incumplidor que no acuda al centro de labores por un determinado tiempo y que por el
lapso temporal que dure tal inasistencia el empleador omita su obligación remunerativa.
En este orden de ideas, la sanción correccional de la suspensión debe comportar
necesariamente una de corte perfecto; en caso contrario, es decir si pese a haber ordenado
al trabajador que no asista a laborar se le remunera por los días que dure tal pausa de
servicios, no existirá una intención de dar un correctivo al empleado infractor.
Las normas no han señalado cuales son las causales de suspensión del trabajador, es por
ello que el empleador tiene cierta discrecionalidad para prever mediante sus políticas
empresariales las circunstancias que lo facultarían a suspender a los trabajadores que
incurran en ellas. Nada obsta para que la previsión de tales causas se haga por acuerdo
colectivo o individual. La elaboración de los motivos meritorios de suspensión debe estar
guiada, como cualquier otra sanción, por criterios de razonabilidad y proporcionalidad en
tanto la facultad disciplinaria del empleador siempre debe responder a los preceptos
mencionados, así lo establece el artículo 9 de la LPCL.
29
En esta línea, «Para el Derecho Laboral el poder disciplinario, como figura específica en la que se adecuan
las reglas civiles sobre incumplimientos contractuales a las evidentes particularidades de la relación de
trabajo». SAN MARTÍN, Carolina. Op. cit.; p. 1191.
30
«Lo que explica la esencia y la función del poder disciplinario es el mantenimiento del buen orden en la
organización, y para cumplir ese cometido, los mismos poderes que contribuyen a perfilar la organización,
a dirigirla y darle forma, resultan suficientes». FERNÁNDEZ LÓPEZ, María. Op. cit.; p. 450
31
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. El despido en el Derecho Laboral peruano. 2da edición. Lima: Ara,
2006. p. 144.
32
Casación 1207-2006 LIMA. En otra ocasión, la Corte Suprema señaló que «la gravedad del
incumplimiento de sus obligaciones de trabajo que configura la falta imputada, debiendo tenerse en cuenta
al evaluar su entidad, la condición y jerarquía que ostentaba el accionante dentro de la organización
administrativa del centro de labores, habida cuenta de su condición de trabajador de máxima jerarquía
dentro de la sede de Pimentel de la recurrente» (Casación 1210-2005 LAMBAYEQUE).
33
Sobre el tema, destacan GORELLI y GÓMEZ que «Se tienen así en cuenta toda una serie de
circunstancias; en primer lugar, relacionadas con el propio trabajador, como su antigüedad; los elementos
que caracterizan el incumplimiento imputado al trabajador, tales como la existencia o no de advertencias
previas al trabajador, la habitual tolerancia de ciertas conductas, la reiteración en el incumplimiento, las
circunstancias personales del trabajador en el momento del incumplimiento; y también las consecuencias
del incumplimiento del trabajador, como las repercusiones económicas del mismo, el hecho de que el
incumplimiento se haya escenificado públicamente o no, etcétera» GORELLI, Juan y Tomás GÓMEZ. Op.
cit.; p. 19. En la misma línea, puede verse TERRADILLOS, Edurne. Op. cit.; p. 152
de la conducta del trabajador no exige de manera indispensable la configuración de un
acto doloso pues basta con que su actuar u omisión afecte gravemente la convivencia
laboral34.
En resumidas cuentas, se puede convenir que un despido válido procede cuando existe un
incumplimiento contractual caracterizado por su especial intensidad («grave») e
imputabilidad («culpable»); se trata, entonces del incumplimiento de una obligación
principal o esencial de cargo del trabajador.
34
«Que, el artículo veinticinco del Decreto Supremo 003-97-TR define a la falta grave como la infracción
del trabajador a los deberes esenciales que emanan del contrato, de tal índole, que hagan irrazonable la
subsistencia de la relación, sin mencionar que ésta tenga o no contenido doloso, pues de otro modo no
podría sancionarse adecuadamente la inconducta que sin tener contenido ilícito puede tener la envergadura
suficiente para quebrantar la disciplina, armonía y orden indispensables en todo centro de trabajo»
(Casación 1622-2000 AREQUIPA).
35
«(…) Son faltas graves: a) El incumplimiento de las obligaciones de trabajo que supone el
quebrantamiento de la buena fe laboral, la reiterada resistencia a las órdenes relacionadas con las labores,
la reiterada paralización intempestiva de labores y la inobservancia del Reglamento Interno de Trabajo o
del Reglamento de Seguridad e Higiene Industrial, aprobados o expedidos, según corresponda, por la
autoridad competente que revistan gravedad (…)».
36
Así lo entiende Plá Rodríguez citado por GAMARRA VÍLCHEZ. Leopoldo. El deber de Buena Fe del
Trabajador: Falta grave derivadas de su transgresión. En: Los Principios del Derecho del Trabajo en el
derecho peruano. Libro homenaje al profesor Américo Plá Rodríguez. Lima: Sociedad Peruana del Derecho
del Trabajo y de la Seguridad Social, 2004. p. 482.
Sobre la buena fe se ha dicho que importa la «adecuación o coherencia entre la conducta
y su finalidad, entre el medio y el fin»37 y que resulta un principio constitucional que es
«inmanente a las relaciones de coordinación, un principio de justicia protectiva en las
relaciones de poder, es decir, un principio-soporte del Estado de derecho»38.
La normativa laboral ha recogido el principio mencionado en las demás faltas graves que
motivan un despido -además del quebrantamiento de la buena fe previsto en este primer
inciso del artículo 25 de la LPCL-. Podemos apreciar que en los siguientes acápites que
conforman todo el artículo 25 de la LPCL se presenta un arraigado interés del legislador
por castigar conductas específicas que, en nuestra consideración, contradicen la buena fe
laboral: la apropiación consumada o frustrada de bienes o servicios del empleador o que
se encuentran bajo su custodia; la retención o utilización indebidas de bienes en beneficio
propio o de terceros, con prescindencia de su valor; el uso o entrega a terceros de
información reservada del empleador; la sustracción o utilización no autorizada de
documentos de la empresa; la información falsa al empleador con la intención de causarle
perjuicio u obtener una ventaja; y la competencia desleal, entre otras, se configuran como
actitudes que no se condicen con el deber de buena fe que debe guiar toda relación laboral.
37
CASAS BAAMONDE, M.E. La plena efectividad de los derechos fundamentales: juicio de ponderación
(¿o de proporcionalidad?) y principio de buena fe. En: Revista Relaciones Laborales Número 12. Madrid:
2004. p. 9.
38
CONDE MARÍN, Emilia. La buena fe en el contrato de trabajo. Madrid: La Ley, 2007. p. 19.
elemento que sirve como relacionante entre las partes de honestidad y cumplimiento de
las obligaciones de confianza mutua39.
En resumen, esta primera falta laboral es, a nuestro modo de ver, genérica, en tanto se
recogen principios generales (buena fe), comportamientos genéricos (incumplimientos o
paralizaciones) y afectaciones a disposiciones legales e internas (reglamentos internos, de
seguridad y salud, etcétera). Así, todas las faltas laborales que califiquen de graves y que
no estén contempladas en los demás incisos del artículo 25 de la LPCL, ingresan dentro
de este supuesto jurídico. En esta línea, se han considerado faltas graves dentro de este
acápite al soborno42, conductas omisivas43, situaciones de conflicto de intereses y
39
En otra ocasión se ha dicho sobre la buena fe que «la conducta anterior quiebra por su propia naturaleza
la obligación de actuar con lealtad y honestidad que son los componentes de la buena fe durante la relación
laboral, dando lugar además a la infracción del artículo treintiuno del Reglamento Interno de Trabajo que
señala que es deber de todos los trabajadores cumplir con las funciones inherentes al cargo que desempeñan
con honradez, lealtad, dedicación, eficiencia y productividad» (Casación 2242-98 LIMA).
40
ARCE ORTIZ, Elmer. Op. cit.; p. 526
41
ORTIZ, Carmen. Op. cit.; p. 1134.
42
«El soborno solicitado por el demandante a un proveedor para favorecerlo en la colocación de la orden
de compra está acreditado en autos por las instancias de mérito, constituyendo una clara transgresión no
sólo al deber de fidelidad, sino también al de lealtad, que exige la relación laboral, toda vez que el trabajador
debe desarrollar la prestación del servicio de acuerdo a las disposiciones establecidas por el empleador,
velando siempre por los intereses de éste» (Casación 1052-97 LIMA)
43
«La conducta omisiva del actor se encuadra dentro de los alcances de la norma sub examine, ya que,
conforme ha queda do establecido en los presentes autos, no tomó las medidas destinadas a evitar las
sustracción de bienes de la empresa por parte de los trabajadores que tenía a su mando, por lo tanto, esta
omisión de sus deberes labores implica un quebrantamiento de la buena fe laboral» (Casación 092-2002
LIMA).
conductas éticas44, no consumir alcohol dentro de las instalaciones de la empresa45, cobro
de sumas que no corresponden46, etcétera.
44
«Si bien el actor no recibió la «Carta de Ética» bajo cargo, es de suponer que su actuar debe basarse en
criterios elementales de razonabilidad; por ende, es imposible suponer que desconocía de su existencia, por
cuanto es un trabajador que tenía dieciocho años laborando en la empresa. En tal sentido si se establece que
pese a la subcontratación de la empresa (…), en la cual tenía participación la madre de la esposa del actor,
no se causó perjuicio a la empleadora, este hecho de por sí constituye un quebrantamiento de la buena fe
laboral» (Casación 825-2001 LIMA).
45
«El incumplimiento de obligaciones de trabajo que supone el quebrantamiento de la buena fe laboral, no
necesariamente tiene que estar plasmado en un reglamento interno de trabajo, como por ejemplo las
obligaciones que son de tipo moral y ético, como la de asistir y permanecer en las horas de trabajo en estado
de sobriedad y sin la injerencia de bebidas alcohólicas» (Casación 210-2006 JUNÍN).
46
«Si el actor ha cobrado las sumas de dinero incluidas en sus boletas de pago y se ha beneficiado con ello
durante un período largo, produciéndole el perjuicio económico a la demandada que se cuantifica en la
contestación de la demanda, dicha conducta quiebra por su propia naturaleza la obligación de actuar con
lealtad y honestidad, que son los componentes de la buena fe durante la relación laboral» (Casación 542-
98-LIMA).
47
«El rendimiento debido como el rendimiento normal que viene obteniendo un trabajador, apto para la
labor asignada. Pero al no ser éste un concepto absoluto, sino que debe ponerse en relación con el tipo de
actividad, el nivel de rendimiento sólo puede valorarse «a través de un elemento de comparación que opere
dentro de condiciones homogéneas». CASTRO, María. Op. cit.; p. 171. Además, puede verse ARCE
ORTIZ, Elmer. Op. cit.; p. 529.
48
«El trabajador al advertir que no se encontraba en buenas condiciones de salud y que presentaba
somnolencia, debió pedir licencia y abstenerse de operar máquinas, lo que no hizo, incurriendo en
negligencia y responsabilidad» (Casación 106-98-SANTA)
falta de cuidado en las labores. Justamente es por ello que el dispositivo legal mencionado
establece que la reducción deliberada y reiterada de las labores tendrá que ser verificada
fehacientemente para lo cual puede pedirse la ayuda del Ministerio de Trabajo, quien
podrá, a su vez, solicitar el apoyo del sector al que pertenece la empresa para tales
efectos49 aunque los convenios colectivos, los contratos individuales y las políticas
empresariales podrían dar las pautas razonables para dilucidar la falta de diligencia en las
labores50.
En suma, además del elemento volitivo que interviene en esta falta laboral y el otro
temporal referido a su reiteración o la apreciación de un determinado período de tiempo51,
el empleador requerirá de una prueba para proceder a despedir bajo esta causal.
Prevé el inciso c) del artículo 25 de la LPCL una concreción de una falta que implica la
vulneración del deber de honradez -derivado del de buena fe laboral- que debe guiar toda
relación de trabajo. La apropiación consumada o frustrada de bienes o servicios del
empleador o que se encuentran bajo su custodia, así como la retención o utilización
indebidas de los mismos, en beneficio propio o de terceros, con prescindencia de su valor,
califica como falta grave que puede justificar un despido52.
Desarrollando las situaciones que comprende esta causal tenemos en primer lugar que se
castiga la apropiación consumada o frustrada de bienes o servicios del empleador o que
se encuentran bajo su custodia53; en tal sentido, podemos decir que la falta se produciría
49
«b) La disminución deliberada y reiterada en el rendimiento de las labores o del volumen o de la calidad
de producción, verificada fehacientemente o con el concurso de los servicios inspectivos del Ministerio de
Trabajo y Promoción Social, quien podrá solicitar el apoyo del sector al que pertenece la empresa».
50
«De conformidad con lo establecido en el artículo 25º, inciso b) del Decreto Supremo Nº 03-97-TR si
bien la disminución deliberada y reiterada en el rendimiento de las labores constituye falta grave es
necesario que dicha disminución en el rendimiento sea verificada fehacientemente o con el concurso de los
servicios inspectivos del Ministerio de Trabajo; lo cual no se ha probado fehacientemente ni tampoco ha
acreditado haber acudido a los servicios inspectivos del Ministerio de Trabajo a efectos de comprobar dicho
hecho» (Expediente 2332-2003-IND (S)).
51
«La valoración de la brevedad exigirá aludir a dos parámetros: la intensidad de la disminución y su
extensión en el tiempo –lo que el art. 54.2e) ET quiere decir cuando habla de disminución continuada-.
Finalmente, al juicio de culpabilidad el art. 54.2e) ET aporta la calificación de la disminución como
voluntaria». GIL y GIL y otros. Op. cit.; p. 165.
52
La norma prevé que «La apropiación consumada o frustrada de bienes o servicios del empleador o que
se encuentran bajo su custodia, así como la retención o utilización indebidas de los mismos, en beneficio
propio o de terceros, con prescindencia de su valor».
53
«Resulta inválido el despido sustentado en la comisión de falta grave de apropiación de bienes del
empleador cuando este no logra acreditar el hecho de la apropiación ni tampoco la propiedad y preexistencia
del material supuestamente objeto de la sustracción» (Expediente 5382-97 R (S)).
tanto si se concretiza la apropiación así como si ella solo queda en tentativa toda vez que,
entendemos, la intención frustrada de apropiarse de un bien del empleador califica de por
sí como una falta relativa a la honradez y a la buena fe que debe regir en toda relación de
trabajo. De otro lado, ha establecido la jurisprudencia, que en caso que se produzca
efectivamente la apropiación de los bienes del empleador, debe atenderse a tres criterios:
i) que el bien del empleador pase al patrimonio de un tercero por acción del trabajador o
al patrimonio de este último; ii) que el hecho beneficie al trabajador o a un tercero y iii)
que dicho acto perjudique al empleador54.
Es recomendable que para este tipo de falta exista una política de utilización apropiada
de bienes en la empresa que respalde la sanción cuando exista un manejo indebido de los
mismos. En esta línea, la inserción de nuevas tecnologías en el trabajo, el uso de
herramientas de trabajo para fines personales, como vehículos, teléfono, conexión a
Internet o servicio de correo electrónico podría estar normado mediante el mismo
reglamento interno o directrices especiales al respecto.
54
Expediente 028-89-2JT-AREQUIPA
55
La LPCL dispone que «El uso o entrega a terceros de información reservada del empleador; la
sustracción o utilización no autorizada de documentos de la empresa; la información falsa al empleador
con la intención de causarle perjuicio u obtener una ventaja; y la competencia desleal».
califican en particular como supuestos en los que se vulnera el deber de reserva que
compete al trabajador respecto de los saberes y conocimientos que adquiere en función
de las labores que cumple en su empresa56. No se trata solamente de aquellos documentos
o información que son calificados expresamente como confidenciales –como son aquellos
protegidos por las normas de propiedad intelectual o políticas internas de la empresasino
también cualquier información que salga del centro de trabajo por actuación del
trabajador y que cause o pudiera ocasionar un perjuicio a la empresa. En el caso de la
quiebra de la confidencialidad, el desvío de la información fuera de la empresa sería
suficiente –en tanto conducta grave- para justificar un despido sin que se tenga que
acreditar la existencia de un perjuicio real del empleador.
56
ARCE ORTIZ, Elmer. Op. cit.; p. 531
57
«Los comportamientos de que tratamos ahora pueden consistir en lo que genéricamente podríamos
denominar «simulaciones». Se trata de casos en que el trabajador falsea datos –en su currículum, en los
partes de trabajo, en la causa de las ausencias, en los justificantes de ventas, en las factura de dietas, etcétera-
, o en que suplanta la personalidad de alguien (un compañero de trabajo, p. e., por el que se ficha a la
entrada), o en que otro ha suplantado la personalidad del trabajador despedido –p.ej., trabajador que manda
a un familiar a trabajar en su lugar». GIL y GIL, José y otros. El despido disciplinario. En: AUTORES
VARIOS (Antonio Sempere, coordinador). El despido: aspectos sustantivos y procesales. Navarra:
Thomson Aranzadi, 2004. p. 193.
58
Así, cuando no se acredita la falta de veracidad no se configura la falta: «Que, la información contenida
en el certificado médico que concedía un período de incapacidad por dos días para el trabajo, no
corresponde a una información falsa, al estar corroborada por la historia clínica de la demandante, con lo
que se concluye que no se incurrió en la falta grave alegada» (Casación 157-98-SANTA). Y en otro caso
sí se acreditó: «Se ha verificado que el trabajador ha usado información falsa para mantener en error a su
empleadora y prosiguió cobrando las cuotas de la obligación concursal pese a que tenía pleno conocimiento
que el monto reconocido era errado, lo cual va en detrimento económico de la empresa» (Casación 2786-
2007 ICA). En la misma línea, se ha señalado que «proporcionar información falsa al empleador, debe
interpretarse que el elemento material u objetivo es el dato falso que el trabajador suministra al empleador;
pero para que se configure la falta es necesario que concurra un elemento subjetivo, el animus nocendi del
trabajador para obtener una ventaja para sí» (Casación 2147-2004 LIMA).
59
«Para que se declare la procedencia o no del despido justificado en la comisión de falta grave fundada en
la realización de actos de competencia desleal por parte del trabajador es necesario que el juez investigue
de actividades comerciales compiten con las realizadas por la empresa dentro de un marco
donde «no sólo le remunera un trabajo, sino que también le facilita medios para adquirir
experiencia y perfeccionamiento profesional que luego aquél pretende utilizar en su
propio provecho y en demérito o perjuicio para los intereses de su empresa»60.
El dispositivo legal reseñado comprende dos supuestos: el primero indica que se requiere
reiteración en la asistencia al centro de trabajo en tales estados. De otro lado, no se exige
la referida frecuencia si el empleado asiste ebrio y/o dopado y por la naturaleza de sus
labores necesita estar totalmente lúcido para efectuarlas, es decir la reiteración no se
requiere si el trabajador realiza una función de tal dimensión que si se encuentra en los
estados descritos puede poner en peligro a las operaciones, a los demás trabajadores o a
terceros también (por ejemplo un chofer o el empleado encargado de la torre de control
de un aeropuerto).
ante la municipalidad y ante la Sunat obre dichos actos, debiendo oficiarse a dichas entidades para que
informen sobre el registro y actividad de la empresa, con indicación de fechas de apertura y de pagos
mensuales o anuales realizados hasta la fecha para su funcionamiento regular» (Expediente 2571-98-ND).
60
ORTIZ, Carmen. Op. cit.; p. 1134.
61
«La razón de tipificar la concurrencia a laborar en estado de embriaguez o bajo influencia de drogas o
estupefacientes se encuentra en la afectación negativa que puede generar dicho estado en el adecuado
ejercicio de las labores que tiene a su cargo el trabajador o en el normal desenvolvimiento de la actividad
empresarial». CADILLO, Carlos. Despido por concurrir a trabajar en estado de embriaguez o bajo
influencia de drogas o estupefacientes. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Número 125. Lima: Gaceta
Jurídica, 2009. p. 28
62
«La falta contenida comprende dos supuestos: el primero consiste en que el trabajador asista a sus labores
reiteradamente en estado de ebriedad o bajo el influjo de drogas o sustancias estupefacientes; el segundo,
no requiere reiterancia, pues la gravedad de la falta queda determinada por la naturaleza de la función o
trabajo que desempeña el infractor; en este segundo supuesto, la falta grave se deriva de la falta de
responsabilidad inherente a la función o labor que el servidor cumple con la empresa» (Casación 787-2002-
JUNÍN).
Ahora bien, la norma establece también que con la finalidad de que quede constancia de
tales irresponsabilidades del trabajador, los estados reseñados deben ser acreditados con
la presencia de un policía, quien debe realizar un atestado. Asimismo, deberá dejarse
constancia en el atestado policial si el trabajador se niega a realizarse las pruebas
correspondientes, lo que calificará como un reconocimiento de la falta.
Los actos de violencia, grave indisciplina, injuria y faltamiento de palabra verbal o escrita
en agravio del empleador, de sus representantes, del personal jerárquico o de otros
trabajadores, sea que se cometan dentro del centro de trabajo o fuera de él cuando los
hechos se deriven directamente de la relación laboral son previstos en el inciso f) del
artículo 25 de la LPCL63 como faltas graves que buscan sancionar conductas que
distorsionan la convivencia y buena organización de la empresa además de reaccionar
frente a actos lesivos de derechos constitucionales como el honor, la imagen y la
integridad física del empleador y/o de los trabajadores. Ante la dificultad y complejidad
que supone la probanza de esta causal de despido, tenemos que tal labor podría facilitarse
a través de registros audiovisuales o informes de las personas afectadas y/ o testigos y
constataciones de autoridades administrativas.
63
«Los actos de violencia, grave indisciplina, injuria y faltamiento de palabra verbal o escrita en
agravio del empleador, de sus representantes, del personal jerárquico o de otros trabajadores, sea que se
cometan dentro del centro de trabajo o fuera de él cuando los hechos se deriven directamente de la
relación laboral. Los actos de extrema violencia tales como toma de rehenes o de locales podrán
adicionalmente ser denunciados ante la autoridad judicial competente».
ocasionados en su patrimonio sin perjuicio de iniciar también las acciones penales
correspondientes.
Adviértase que las inasistencias que componen el llamado abandono de trabajo y las
demás que también califican como faltas graves deben ser injustificadas, es decir deberán
responder a hechos independientes de la voluntad del trabajador y de los cuales no sea en
manera alguna, culpable, que le impidan asistir al trabajo; situaciones como por ejemplo,
la enfermedad, el accidente, la detención del trabajador, los casos fortuitos o de fuerza
mayor, etcétera Ciertamente, cuando el trabajador comunica previamente su ausencia al
empleador, sea por la el motivo que fuera, y ha obtenido el permiso correspondiente, no
tendría porque, configurarse la inasistencia injustificada.
64
«El abandono de trabajo por más de tres días consecutivos, las ausencias injustificadas por más de
cinco días en un período de treinta días calendario o más de quince días en un período de ciento ochenta
días calendario, hayan sido o no sancionadas disciplinariamente en cada caso, la impuntualidad reiterada,
si ha sido acusada por el empleador, siempre que se hayan aplicado sanciones disciplinarias previas de
amonestaciones escritas y suspensiones»
CAPITULO IV
DESPIDO MASIVO
La ley admite este tipo de despido con la finalidad de proteger los intereses empresariales
en caso de que se contrapongan de manera insalvable a los intereses de los trabajadores.
Así, por lo general, este tipo de despido se produce cuando la empresa empieza a tener
serios problemas de carácter económico como perdidas permanentes, problemas en las
ventas, etc. Cuestión que hace que los empresarios se vean en la necesidad de reducir sus
planillas de trabajadores.
Así, por ejemplo, detalla que “la rigidez laboral también se muestra en las limitaciones
de resolución de contrato por causas objetivas como la situación económica, motivos
tecnológicos, o motivos estructurales de las empresas”.
La legislación laboral establece que en estos casos, el cese colectivo se realiza sin el pago
de indemnización, por lo que requerirá de una aprobación de la autoridad administrativa
de Trabajo.
La ley señala que ante esta situación el empresario podrá cesar hasta un 10 % de su
planilla de trabajadores. Debido a ello, a este tipo de despido también se le conoce como
despido colectivo.
Al respecto, el laboralista Jorge Toyama consideró que se trata de una limitación que
coloca al empleador “atrapado y sin salida”.
Lo que busca el empleador con el cese colectivo es que la empresa subsista, y si se
establece un tope mínimo, resulta una salida más económica la liquidación de la empresa,
lo cual es un sinsentido, anotó.
Toyama explicó que existe una triple protección frente a un despido cuando la OIT
recomienda solo un pago. Así, los costos por despidos del trabajador incluyen el pago de
una compensación por tiempo de servicios (especie de seguro de desempleo), la
indemnización por despido arbitrario y la posibilidad de reposición del trabajador en
aplicación de un precedente vinculante del Tribunal Constitucional (ver cuadro al final
de la nota).
Este caso por lo general está relacionado con los supuestos de hechos cuya realización es
imprevisible e inevitable. Califican como causas fortuitas o de fuerza mayor, los
terremotos, incendios u alguna catástrofe que impida que la relación la laboral siga
vigente.
Es cierto que en un sistema de despido causal, como el nuestro, la validez del despido se
encontrará en la causa invocada por el empleador, sin embargo, la voluntad de éste será
lo definitorio. Es así, que es posible que el trabajador cometa una falta grave, o que se
presente una causa ajena a las partes, pero dependerá de la voluntad del empleador si
extingue o no la relación de trabajo.
Con respecto a este tema, Montoya Melgar aludiendo a un sector de la doctrina y haciendo
referencia explícita a determinadas causas señala: “tesis que otro sector de la doctrina no
compartía, considerando que la fuerza mayor no era más que una mera circunstancia que,
lejos de operar de modo automático y fatal la vida de la relación de trabajo, se limitaba a
servir de motivo en el que el empresario podía fundar su decisión de despedir”.
Del mismo modo, con referencia a las mismas causas, Alonso Olea menciona: “Se trata
de un despido, y no solamente de una terminación de las relaciones de trabajo, porque 'la
fuerza mayor propia o impropia no opera por sí misma ni provoca automáticamente la
extinción de la relación de trabajo, sino que proporciona una causa en virtud de la cual el
empresario puede extinguirla'”.
Esta distinción entre la causa que origina la posibilidad de extinguir la relación de trabajo
y la propia decisión del despido resulta importante para el análisis del denominado cese
colectivo por causas objetivas.
Por un lado, no se trata de la convalidación de una decisión del empleador, sino que se
trata de una autorización de la existencia y verificación de la causal, y por otro lado, el
empleador tiene, luego de otorgada la autorización, la facultad de decidir (o expresar su
voluntad) de dar o no por extinguida la relación laboral.
«Compete entonces al empresario hacer uso de tal autorización y extinguir los contratos
de trabajo (tiene el empresario, desde luego, la facultad de no ejercitar -renunciar- el
acuerdo alcanzado o la autorización administrativa obtenida)»65. Con respecto a esta
situación un sector señala que ambos casos están dentro del supuesto del despido, porque
65
PALOMEQUE LÓPEZ, Manuel-Carlos y ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel. Derecho del
Trabajo. Centro de Estudios Ramón Areces S.A., Madrid, 1993, pág. 790.
en última instancia depende de la voluntad del empresario manifestar cualquiera de las
causas para dar por extinguido el contrato de trabajo.
A decir de Blancas, «En suma, la voluntad del empresario, lejos de ser irrelevante,
interviene y es determinante para producir el resultado final: la extinción del contrato de
trabajo, bien que fundándose en causas que realmente afectan la continuación de las
relaciones laborales y legalmente se reputan suficientes»66.
En similar sentido se señala: «No obstante, tan;ibién aquí se puede hablar de despido,
puesto que se trata de una extinción del contrato que en último término tiene su origen en
el desistimiento libre y voluntario del empleador; no es obstáculo para ello que esa
decisión empresarial tenga que contar con una autorización administrativa previa ... >>67.
También se ha señalado que, «La decisión extintiva es producto de dos conductas: una,
de la Administración Pública que otorga la autorización legal y, otra, del empresario,
extinguiendo los contratos con fundamento en tal autorización>>68.
Sin embargo, existe también la posición que señala que en ningún caso podrá considerarse
el cese colectivo como despido, en cuanto, esta situación sólo abarca al despido
disciplinario (y al despido ocasionado por la capacidad del trabajador).
Finalmente, no puede incluirse como despido los acuerdos de cese colectivo entre
trabajadores y empleador, en tanto, si bien la causa puede ser el funcionamiento de la
empresa, la decisión proviene de un acuerdo de partes.
LEGISLACIÓN PERUANA.
66
BLANCAS BUSTAMANTE, Carlos. Op. cit., pág. 329.
67
MARTÍN VAL VERDE, Antonio y otros. Lecciones de Derecho del Trabajo. Universidad de Oviedo,
Oviedo, 1990, pág. 560.
68
PALOMEQUE LÓPEZ, Manuel-Carlos y ÁLVAREZ DE LA ROSA, Manuel. Op. cit., pág. 791.
El artículo 49 de la LFE establece las causas de extinción del contrato de trabajo.
Sin embargo, es conveniente remitirse a la regulación específica de cada una de las causas
objetivas para la terminación del contrato de trabajo.
En primer lugar, el caso fortuito y la fuerza mayor. En este caso, el artículo 81 de la LFE
en su primer párrafo señala: “<Si el caso fortuito o la fuerza mayor son de tal gravedad
que implican la desaparición total o parcial del centro de trabajo, el empleador podrá,
dentro del plazo de suspensión a que se refiere el artículo 48(19), solicitar la terminación
de los respectivos contratos individuales de trabajo>> (énfasis nuestro). En este caso se
seguirá el procedimiento establecido para los motivos económicos, tecnológicos,
estructurales o análogos, con algunas variaciones. Si bien no existe claridad en la norma,
al parecer con la resolución final de la Autoridad de Trabajo se extinguiría la relación
laboral.
Esto quiere decir, que el empleador tiene que manifestar su voluntad de extinguir la
relación laboral mediante esta comunicación a los trabajadores otorgando el preaviso o
sustituyéndolo por el pago de la remuneración.
En el tercer caso, referido a la disolución y liquidación de la empresa y, la quiebra; el
artículo 83 de la LFE, dispone: «Adoptado el acuerdo de disolución de la empresa por el
órgano competente de ésta, conforme a la Ley de Sociedades y en los casos de liquidación
extrajudicial o quiebra de la empresa, el cese se producirá otorgando el plazo previsto por
la Cuarta Disposición Complementaria del Decreto Ley No. 26116» (cinco días).
En este caso, no existe ninguna autorización previa de la autoridad competente, sino que
el empleador procederá al despido de los trabajadores si se cumple la causa señalada.
De lo anterior se concluye que la regulación sobre el cese colectivo por causas objetivas
difiere mucho según la causa invocada. Sin embargo, la voluntad del empleador es
determinante para que se efectúe la extinción del contrato de trabajo.
Compartimos lo mencionado por Herrera cuando refiriéndose a este supuesto señala que
“las reducciones de personal implementadas resultan contradictorias con la adecuada
protección frente al despido arbitrario que exige nuestra Constitución”.69
69
HERRERA V ÁSQUEZ, Ricardo. <>. En: Asesoría Laboral. No. 50, febrero 1995, pág. 39.