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SOCRATES

Sócrates llamó “virtud” aquello que era común para toda la raza humana y en todas las circunstancias, por ejemplo, la
justicia, la valentía o el autocontrol. De esta manera no sólo se opuso al relativismo de los sofistas, sino que extrajo de
todas las virtudes aquellas que hoy llamaríamos “virtudes morales”. Por esa razón a Sócrates se le considera como el
fundador de la ética.

La ética de Sócrates es racionalista. En ella encontramos:

Una concepción del bien (como felicidad del alma). Lo bueno (como lo útil a la felicidad). La tesis de la virtud como
conocimiento. El vicio como ignorancia (el que obra mal es porque ignora el bien; por tanto, nadie hace el mal
voluntariamente).

Sócrates se opone al relativismo y escepticismo de sus contemporáneos los sofistas, y considera que es necesario llegar a
establecer una moral no relativista, válida para todos. El método para llegar a conocer qué es lo bueno o lo justo es el
diálogo, o arte mayéutica, que es el arte de ayudar sacar a la luz la verdad mediante preguntas dirigidas hábilmente
(Sócrates era un "artista" en hacer decir a los demás lo que él quería, de ahí que, por esa faceta suya algo manipuladora,
algunos de sus contemporáneos lo tomaran por un sofista, también artistas en ese mismo campo: la retórica y la erística)

Además de la mayéutica, Sócrates es conocido por su defensa del intelectualismo moral. Según esta posición el SABER =
VIRTUD, o lo que es lo mismo: El obrar mal o injustamente es fruto de la ignorancia: nadie obra mal a sabiendas. Cuando
hacemos algo que no es muy ortodoxo lo hacemos porque creemos que ese es nuestro bien, aunque estemos
equivocados. Así, para obrar bien basta saber qué es el bien. El mal es la falta de saber, es ignorancia. Si esto es así, el
criminal no es malo, es un ignorante y antes que encarcelarlo, debería ser educado.

PLATÓN

Para Platón, las Ideas éticas son patrones morales universales con los que podemos juzgar los comportamientos humanos.
Los valores universales (las Ideas) son válidos para el individuo y para la colectividad. Definen el ideal de sociedad humana.
Según Platón, existe algo que es “la verdad sobre cómo tenemos que vivir”, y el intelecto humano la conoce cuando
consigue el conocimiento de las Ideas perfectas, inmutables e inmateriales. Sólo quien logre este conocimiento tendrá la
cualificación adecuada para dirigir la organización política y moral de la sociedad. Según Platón, el filósofo es el hombre
que conoce las ideas y, por tanto, es el hombre que podrá solucionar los problemas de la convivencia humana. El Estado
ideal será el que esté gobernado por hombres amantes de la sabiduría y, a la vez, excelentes y felices.

En la República nos habla Platón de cuatro virtudes principales: la sabiduría, el coraje o fortaleza de ánimo, la templanza
y la justicia. Como hemos visto, establece una correspondencia entre cada una de las virtudes y las distintas partes del
alma y las clases sociales de la ciudad ideal. La parte más elevada del alma, la parte racional, posee como virtud propia la
sabiduría; pero la justicia, la virtud general que consiste en que cada parte del alma cumpla su propia la función,
estableciendo la correspondiente armonía en el hombre, impone los límites o la proporción en que cada una de las virtudes
ha de desarrollarse en el hombre. El hecho de que Platón tenga una concepción absoluta del Bien hace que la función de
la parte racional del alma siga siendo fundamental en la organización de la vida práctica del hombre, de su vida moral.

ARISTÓTELES

Aristóteles expone sus reflexiones éticas en la "Ética a Nicómaco", fundamentalmente. Sus otras dos obras sobre el tema
son la "Ética a Eudemo", que recoge elementos de la reflexión aristotélica de su período de juventud y, por lo tanto,
anteriores a la teoría de la sustancia, por lo que contienen algunos vestigios de platonismo; y la "Gran Moral", en la que
se resumen las ideas fundamentales de la "Ética a Nicómaco", por lo que lo que coincide con el Aristóteles de la madurez;
ninguna de ellas aporta, pues, algo distinto a lo expuesto en la "Ética a Nicómaco" (en la "Ética a Eudemo", por ejemplo,
se repiten textualmente cuatro de los libros de la "nicomáquea").
La ética de Platón, al igual que la socrática, identificaba el bien con el conocimiento, caracterizándose por un marcado
intelectualismo. Por naturaleza el hombre tiende a buscar el bien, por lo que bastaría conocerlo para obrar correctamente;
el problema es que el hombre desconoce el bien, y toma por bueno lo que le parece bueno y no lo que realmente es
bueno. Para Aristóteles, sin embargo, en consonancia con su rechazo de la subsistencia de las formas, no es posible afirmar
la existencia del "bien en sí", de un único tipo de bien: del mismo modo que el ser se dice de muchas maneras, habrá
también muchos tipos de bienes.

Con respecto a la ética Aristóteles propone que todo lo que conduce al hombre a su propio bien y al logro de sus
verdaderos fines es una acción buena y todo lo que lo desvía de ese objetivo es una acción mala.

Para Aristóteles, la virtud coniste en un término medio, lo cual no significa mediocridad sino un equilibrio entre los vicios
de los extremos. El "valor" es un justo medio entre la "temeridad" y el "miedo".

LOS VALORES

Para Max Scheler, los valores se captan a través de la actividad emocional de la conciencia, no a través de una actividad
puramente intelectual y, en oposición al formalismo kantiano, son "materiales", al formar parte del sentimiento
intencional de la conciencia.

Los valores, en cuanto cualidades de los objetos morales, son objetivos, están jerarquizados y se presentan polarizados
(la belleza se opone a la fealdad, por ejemplo).

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