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Índice

Presentación 9

l. Definición de la modernidad 13

2. "Renta tecnológica" y "devaluación"

de la naturaleza 35

3. Acepciones de la Ilustración 43

4. Imágenes de la blanquitud 57

5. La modernidad "americana"

(claves para su comprensión) 87

6. De la Academia a la bohemia y más allá 115

~1VERSIDAD ANDINA SIMÓ~ lIOtÍVAR 135

7. Arte y utopía
SEDE ECUADOR @ - 8. Sartre a lo lejos 157

9. ¿Dónde queda la "izquierda"? 177

10. Meditaciones sobre el barroquismo 183

11. El 68 mexicano y su ciudad 209

12. La modernidad y la anti-modernidad

de los mexicanos 231

Primera edición: 2010

ISBN: 978-607-445-047-7

DR el 2010, Ediciones Era, S. A. de C. V.

Calle del Trabajo 31, TIalpan, 14269 México, D. F.

Impreso y hecho en México


Printed and 11IlUie in Mexico

Este libro no puede ser fotocopiado ni reproducido


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sin la autorización por escrito del editor.

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7
Presentación

"

"Lo humano sólo existe como tal si se realiza en la pluralidad


de sus versiones concretas,cada una de ellas distinta de las
otras, cada una siti generis. AJiular esa diversidad equivaldría a
la muerte de lo humano. Felizmente, esa homogeneización es
imposible: el mapa de la diversidad humana nunca perderá la
infinita multiplicidad de su colorido. La diferencia es inevita­
ble. No hay fuerza que pueda uniformar el panorama abi­
garrado de las identidades humanas." Ésta es la confianza que
subyace bajo toda acción ejecutada y toda palabra dicha des­
de la admiración por lo humano en medio del universo y con
el orgullo de pertenecer a una especie que, pese a su presencia
devastadora en el planeta, parece todavía ser capaz de rencau­
zar su historia y encontrar para sí misma modos de vida que
dejen de implicar su autoanulación y la anulación de lo otro
como condiciones permanentes de su reproducción. Lo huma­
no sejuega en la afirmación de su diversidad, en la resistencia
yel contraataque a la dinámica imparable de nuestra época,
que necesita" consolidar a todos los humanos en una masa obe­
diente, mientras más homogénea, más dócil a las exigencias
del orden social actual y su sorda pero implacable voluntad de
catástrofe.
Al parecer serían dos las garantías que sostienen esta con­
fianza humanista: la primera, proveniente del pasado que se­
guiría activo en el presente y, la segunda, de un futuro que
apenas comenzaría a esbozarse en el presente.
La identidad tradicional, cuyas formas singulares se docu­
mentan innumerablemente en .las lenguas naturales, en los
usos y costumbres cotidianos y en las culturas que las' cultivan
crítidunente, proviene de un proceso de diseño cuyo origen
se hunde en la noche de los tiempos, dotándola así de un nú­
cleo inexpugnable, puesto a prueba mil veces, capaz de repe­

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tirse a sí mismo beyo las más variadas metamorfosis. Nada po­ viene a completar sino que es completada por la parte orgáni­
dría alterarla realmente, ni la prepotencia conquistadora que ca, sin la cual no obstante le sería imposible funcionar. El ca­
la aqueja en sus épocas de auge y la lleva a sobresaturarse de pital necesita que los agentes de su acumulación, el trabeyador
elementos identitarios aj~nos ni la sumisión a otras identida­ y el capitalista, que en principio podÍian ser robots carentes de
des en tiempos de penuria, cuando los humanos a los que voluntad propia, posean y reproduzcan al menos un mÍni­
identifica se avergüenzan de ella, la deforman y maltratan, y mo de esa facultad exclusiva de los humanos, puesto que en
creen poder repudiarla. Transformada, sin duda, pero iniActa eH'ondo es la succión que hace de ella 10 que a él le mantie­
en el fondo, reaparecería siempre, haciendo burla de todo ne en vida. ¿Cómo construir una identidad humana en la que
intento de subsumirla en una identidad global y uniforme. la voluntad libre y espontáñea se encuentre confundida e iden­
Por otro lado, también el aparecimiento de nuevos individuos tificada con esa tendencia irrefrenable a la valorización de su
colectivos de todo orden, síntoma de la transformación civili­ propio valor económico, que late en él con la fuerza de una
zatoria de nuestros días, implica una proliferación de iden­ "voluntad cósica", artificial? La solución a este problema sólo
tidades desconocidas hasta ahora, dotadas cada una de mayor pudo ofrecerla un tipo de ser humano cuya identidad es pre­
o menor fuerza y permanencia; proliferación que podría ofre­ cisamente la blanquitud:, un tipo de ser humano perteneciente a
cer una resistencia al totalitarismo de la uniformación identi­ una historia particular ya centenaria pero que en nuestros días
taria impuesta por el funcionamiento del aparato productivo amenaza con extenderse por todo el planeta. La blanquitud
diseñado en la modernidad capitalista. no es en principio una identidad de orden racial; la pseudo­
La argumentación principal de los textos reunidos en el pre­ - concreción del homo capitalisticus incluye sin duda, por nece­
sente volumen intenta problematizar la confianza humanista sidades de coyuntura histórica, ciertos rasgos étnicos de la
en estas dos aparentes garantías de la· pluralidad indispensa­ blancura del "hombre blanco", pero sólo en tanto que encar­
ble de lo humano, averiguar los mecanismos que llevan a ese naciones de otros rasgos más decisivos, que son de orden
poderoso impulso homogeneizador a esquivar, cuando no in~ ético, que caracterizan a un cierto tipo de comportamiento
tegrar, las resistencias que le presentan las identidades natura­ humano, a una estrategia de vida o de sobrevivencia. Una cierta
les -sean éstas tradicionales o inéditas-, a imponerse sobre·la apariencia "blanca", que puede llegar a mostrarse de maneras
tendencia centrífuga y multiplicadora que ellas traen consigo. extremamente quintaesenciadas, es requerida, por ejemplo,
La blanquitud -que no la blancura- es la consistencia identi­ para definir la identidad ideal del ser humano moderno y ca­
taria pseudoconcreta destinada a llenar la ausencia de concre­ pitalista, quesería en principio una identidad indiferente a
ción real que caracteriza a la identidad acljudicada al ser humano los colores: para consinrir su blanquitud. Una apariencia que
por la modernidad establecida. no elude ningún desfiguro, ninguna distorsión de la blancu­
La maquinaria· aparentemente perfecta de la producción ra, siempre que ellos contribuyan a demostrar a escala global
de la riqueza social, que en la modernidad.se configura como la intercambiabilidad impecable de la voluntad libre del ser
un proceso de acumulación de capital, tiene sin embargo un humano con la "voluntad" automática del capital y su valor
defecto de estructura; descansa en un parasitismo muy espe­ que se autovaloriza.
cial: está diseñada de tal modo que en ella el huésped, que ha Los cinco primeros capítulos del presente volumen preparan
subordinado completamente al anfitrión, debe cuidar ahora y ponen a prueba este concepto de blanquitud. Los tres últi~
de que este último no se extinga. El aparato productivo mo­ mos, en cambio, están dedicados al tratamiento de \lna iden­
derno es un cyborg invertido, en el que la parte mecánica no tidad moderna completamente diferente, la identidad barroca,

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frecuentada sobre todo en la América Latina y particulannente l. Definición de la modernidad
en México. En polémica con Edmundo Q'Gorman, las medi­
taciones sobre el barroquismo que se incluyen aquí intentan
mostrar que el "nuevo Adán", el criollo iberoamericano exal­
tado por el autor de las "Meditaciones sobre el criollismo", le­
jos de ser el sujeto de la historia del mestizaje, sólo es una
respuesta a una "sujetidad" que comienza a esbozarse en la pe­ Dies WerlJm um den Kosmos, dieser Ver­
culiar manera que "se inventa" la población indígena vencida such :tu neuer,. nie erhiirter Vermihlung
mit den kosmischmGewaltm, vollzog sich
de sobrevivir a la gran devastación. Entre los dos grupos de ca­
im Geiste der Technik. Weil aher die Profit­
pítulos, el libro contiene además dos excursos conectados con gier der herrschmden Klasse an ihr ihren
la historia de la modernidad: uno que aborda el destino del Willen su büjm gedachte, hat die Technik
arte en la "época de la actualidad de la revolución", donde se die Menschheit verraten und das Brautla~
examina el aparecimiento de las vanguardias artísticas en la ger in ein Blutmeer verwandelt.!
anterior vuelta de siglo Yse comenta la tesis de W. Benjamin Walter Benjamin, Einóahnstraje
sobre la obra de arte "post-aurática", y otro que reexamina el
concepto de izquierda política a la luz de una relectura del exis­
tencialismo de Jean-Paul Sartre. l La novedad de lo moderno

Considero que podríamos partir d~ lo que es más evidente: la


modernidad es la característica determinante de un conjunto
de comportamientos que aparecen desde hace ya varios si­
glos por todas partes en la vida social y que el entendimiento
común reconoce como discontinuos e incluso contrapuestos
-ésa es su percepción- a la constitución tradicional de esa vi:­
da, comportamientos.a los que precisamente llama "moder­
nos". Se trata además de. un conjunto de comportamientos
que estaría en proceso de sustituir esa constitución tradicio­
nal, después de ponerla en evidencia como obsoleta, es decir,
como inconsistente e ineficaz. Puede ser vista también, desde
otro ángulo, como un conjunto de hechos objetivos/que resul­
! Elautor quiere dejar constancia de la importancia que ha tenido el
tan tajantemente incompatibles con la configuración estableci­
"Seminario 'universitario sobre la modernidad" en la gestación de los textQS da del mundo de la vida y que se afinnancomo innovaciones
reunidos en este libro. Sin este espacio de reflexión, abierto generosamente
por la Universidad Nacional Autónoma de México y funcionarios de ella como ! "Este cortejar al cosmos, este intento de un matrimonio nuevo, inau­

el rector José Narro y el secretario general Enrique del Val, la problemati­ dito, con las potencias cósmicas;se cumplió en el espíritu de la técnica. Pe­
zación pública de temas aparentemente alejados de las urgenciaS inmedia­ ro como la avidez de ganancia de la clase dominante pretendió calmar con
tas de la vida, como los que se abordan aquí, resultaría extremadamente ella su ambición, la técnica traicionó a la humanidad e hizo del lecho nup­
dificil, si no es que imposible. • . cial un mar de sangre."

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substanciales llamadas a satisfacer.llna necesidad de transfor­ yel mundo; la convicción empírica de que el ser humano, que
mación surgida en el propio seno de ese mundo. estaría sobre la tierra para dominar sobre ella, ejerce su ca­
Tomados así, como un conjunto en el que todos ellos se pacidad conquistadora de manera creciente, aumentando y
complementan y fortalecen entre sí, ya de entrada estos fenó­ extendiendo su dominio con el tiempo. siguiendo una línea
menos modernos presentan su modernidad como una ten­ temporal recta y ascendente que es la línea del progreso. Una
dencia civilizatoria dotada de un nuevo principio unitario de versión espacial o geográfica de este progresismo está dada por
coherencia o estructuración de la vida social civilizada y del otro fenómeno moderno que consiste en lo que puede llamar­
mundo correspondiente a esa vida, de una nueva "lógica" que se la determinación citadina del lugar propio de lo humano.
se encontraría en proceso de sustituir al principio organiza­ De acuerdo con esta práctica, ese lugar habría dejado de ser
dor ancestral, al que ella designa como "tradicional". el campo, el orbe rural, y habría pasado a concentrarse justa­
Para precisar un poco más el asunto voy a mencionar al azar mente en el sitio del progreso técnico; allí "donde se asienta,
tres fenómenos en los que se manifiesta esta característica de se desarrolla y se aprovecha dé manera mercantil la aplicación
lo moderno o en los que se muestra en acción esta "lógica" nue­ técnica de la razón matematizante.
va, moderna. Como se ve, estamos ante una confianza práctica nueva que
Quisiera mencionar pJjmero el fenómeno moderno que es se impone sobre la confianza técnic::a ancestral· -a la que se
tal vez el principal de todos ellos: me refiero al aparecimiento contrapone- en la capacidad mágica "del ser humano de pro­
de una confianza práctica en la "dimensión" puiamente"físi­ vocar la intervención en su vida de fuerzas· sobrenaturales
ca" -es decir, no "metafísica"- de la capacidad técnica del ser benévolas, de dar lugar a la acción favorable de los dioses o in­
humano; la confianza en la técnica basada en el uso de una ra­ cluso, ya en última instancia, del propio Creador.
zón que se protege del delirio mediante un autocontrol de Este fenómeno moderno central implica un ateísmo en el
consistencia matemática, y que atiende así de manera pre­ plano del discurso reflexivo, el descreimiento en instancias
ferente o exclusiva al funcionamiento profano o no sagrado metafísicas mágicas; trae consigo todo aquello que conoce­
de la naturaleza y el mundo. Lo central en este primer fenó­ mos de la literatura sobre la modernidad acerca de la "muerte
meno moderno está en la confianza, que se presenta en el de Dios", del "desencantamiento" (Entzauberung) del mundo,
comportamiento cotidiano, en la capacidad del ser humano según Max Weber, o de la ~desdeificación" (Entgiitterung), según
de aproximarse o enfrentarse a la naturaleza en términos pu­ Heidegger. Es un fenómeno que consiste en una sustitución
ramente mundanos y de alcanzar, mediante una acción pro­ radical de la fuente del saber humano. La sabiduría revelada
gramada y calculada a partir del conocimiento matematizado es dejada de lado en calidad de "superstición" y en lugar de
de la misma, efectos más favorables para él que los que podía ella aparece como sabiduría aquello de lo que es capaz de en­
garantizarla aproximación tradicional a lo otro, que era una terarnos la razón que matematiza la naturaleza, el "mundo
aproximación de orden mágico. En la confianza en una téc­ físico". Por sobre la confianza práctica en la temporalidad CÍ­
nica eficientista inmedita("terrenal"), desentendida de cual­ clica del "eterno retorno" aparece entonces esta nueva con­
quier implicación mediata ("celestial") que no sea inteligible fianza, que consiste en contar con que la vida humana y su
en términos de una causalidad" racional-matemática. historia están lanzadas hacia arriba y hacia delante, en el sen­
Se trata de una confianza que se amplía y complementa con tido del mejoramiento que viene con el tiempo. Y aparece
otros fenómenos igualmente modernos, como sería, por ejem­ también el adiós a la vida agrícola como la vida auténtica del
plo, la experiencia "progresista" de la temporalidad de la vida ser humano-con su promesa de paraísos tolstoianos-, la con­

14 15
signa de que "el aire de la ciudad libera", el elogio de la vida comunitarismo, es decir, sobre la convicción de que el átomo
en la Gran Ciudad. de.la sociedad no es el individuo singular sino un conjunto de
Un segundo fenómeno mayor que se puede mencionar co­ individuos, un individuo colectivo, una comunidad, por míni­
rno típicamente moderno tiene que ver con algo que podría ma que ésta sea: una familia, por ejemplo; siempre en proce­
llamarse la "secularización de lo político" o el "materialismo so de eliminar la diferenciación jerarquizante que se genera
político", es decir, el hecho de que en la vida social aparece espontáneamente entre los individuos que componen una co­
una primacía de la ~política económica" sobre todo otro tipo munidad; de desconocer la adjudicación, que. se hace . en estas
de "políticas" que uno pueda imaginar o, puesto en otros tér­ sociedades tradicionales pre-modernas, de compromisos so­
rninos,Ja primacía de la "sociedad civil" o "burguesa" en la de­ ciales innatos al individuo singular y que lo trascieitden. El
finición de los asuntos del Estado. Esto es. lo moderno; es algo individualismo se contrapone a todo esto: al autoritarismo na­
nuevo que rompe con el pasado, puesto que se impone sobre tural que está en la vida pública tradicional, a que haya unaje­
la tradición del "espiritualismo" político, es decir, sobre una rarquía social natural, al hecho de que los viejos o los sabios, por
práctica de lo político en la que 10 fundamental es lo religio­ ejemplo, tengan mayor valía en ciertos aspectos que los jóvenes,
so o en la que lo político tiene primaria y fundamentalmente o bien de que los señores, los dueños de la tierra, sean más im­
que ver con lo cultural, es decir, con la reproducción identi­ portantes o tengan más capacidad de decisión que los demás
taria de la sociedad. El materialismo político, la secularización ciudadanos. El individualismo es así uno de los fenómenos
de la política, implicaría entonces la conversión de la institu­ modernos mayores; introduce una forma inédita de practicar
ción estatal en una "supraestructura" de esa "base burguesa" o -la oposición entre individualidad singular e individualidad co­
"material" en que la sociedad· funciona corno una lucha de lectiva.
propietarios privados por defender cada uno los intereses Éstos son tres ejemplos de ese conjunto de fenómenos mo­
de sus respectivas empresas económicas. Esto es lo determi­ dernos cuya modernidad consiste en afirmarse a sí mismos
nante en la vida del Estado moderno; lo otro, el aspecto más corno radicalmente discontinuos respecto de una estructura
bien comunitario, culttiral~ de reproducción de la identidad tradicional del mundo social y corno "llamados" a vencerla y,a
colectiva, pasa a un segundo plano. sustituirla.
Pensemos ahora, en tercer lugar, en el individualismo, en el En referencia a esos fenómenos quisiera llamar la atención
comportamiento social práctico que presupone que el átomo brevemente sobre dos datos peculiares que ilustran el carácter
de la realidad humana es el individuo singular. Se trata de un problemático de esta presencia efectiva de la modernidad co­
fenómeno característicamente moderno que implica, por ejem­ rno una discontinuidad radicalmente innovadora respecto de
plo, el igualitarismo, la convicción de que ninguna persona es la tradición.
superior o inferior a otra; que implica también el recurso al Lo primero que habría que advertir sobre la modernidad
contrato, primero privado y después público, corno la esencia corno' principio estructurador de la modernización "reaInlen­
de cualquier relación que.se establezca entre los individuos te existente" de la vida humana es que se trata de una moda­
singulares o colectivos; que· implica finalmente la convicción lidad civilizatoria que domina en términos reales sobre otros
democrática de que, si es necesario :un gobierno republicano, principios estructurado res no modernos o pre-modernos con
éste tiene que ser una gestión consentida y decidida por todos los que se topa, pero que está lejos de haberlos anulado, en­
los iguales. Es un fenómeno moderno que se encuentra siem­ terrado y sustituido; es decir, la modernidad se presenta corno
pre en proceso de imponerse sobre la tradición ancestral del un intento que está siempre en trance de vencer sobre ellos,

16 17
pero como un intento que no llega a cumplirse plenamente,
que debe mantenerse en cuanto tal y que tiene por tanto que La modernidad y el "desafio" de la "neotécnica"
coexistir con las estructuraciones tradicionales de ese mundo
social. En este sentido, más que en el de Habermas, sí puede Quisiera pasar ahora a un segundo punto en estas reflexiones
decirse que la modernidad que conocemos hasta ahora es "un sobre el concepto de modernidad. Tal vez lo más conveniente
proyecto inacabado", siempre incompleto; es como si algo en para describir en qué consiste la modernidad sea relatar de
ella la incapacitara-para ser lo que pretende ser: una alterna­ dónde proviene, cuál es su origen, cuál es su base o funda­
tiva civilizatoria "superior" a la ancestral o tradicional. Éste es mento, es decir, datar aunque sea de una manera general y
un primer dato peculiar que a mi parecer hay que tener en aproximada su aparecimieñto histórico. Tal vez así pueda per­
cuenta en lo que toca a estos fenómenos modernos y su mo­ cibirse o definirse mejor en qué consiste la modernidad de es­
dernidad. tos fenómenos modernos. .
Lo segundo que llama la atención, desde mi punto de vis­ Hay que decir, en primer lugar, que en la historia del trata­
ta, es que la modernidad establecida es siempre ambigua y se miento de la modernidad se ha detectado una buena cantidad
manifiesta siempre de manera ambivalente respecto de la bús­ de fenómenos que pueden llamarse "temprano-modernos" o
queda que hacen los individuos sociales de una mejor dispo­ proto-modernos en épocas muy anteriores al siglo XIX, el "si­
sición de satisfactores y de una mayor libertad de acción. Es glo moderno" por antonomasia. Y esto no sólo en los tiempos
decir, la modernidad que existe de hecho es siempre positiva, en los que suele ubicarse el inicio histórico de la' moderni­
pero es al mismo tiempo siempre negativa. En efecto, si la mo­ -dad, entre el siglo XV y el XVI. En el Renacimiento, según
dernidad se presenta como una ruptura o discontinuidad ne­ unos, con el surgimiento del "hombre nuevo" -respecto del
cesaria frente a lo tradicional es sin duda porque permite a los "viejo" ser humano de la época medieval-, de ese hombre bur­
individuos singulares la disposición de mayor y mejor canti­ gués que cree poder "hacerse a sí mismo" saliendo de la nada,
dad de satisfactores y el disfrute de una mayor libertad de ac­ reconquistar pn~meditadamente la densidad cualitativa de
ción. Ahora bien, lo interesante está en que la experiencia de una identidad humana concreta que había sido sacrificada
esta "superioridad" resulta ser una experiencia ambivalente, por los evangelizadores de Europa y su cristianismo radical,
puesto que si bien es positiva respecto de estas dos necesida­ despreciativo del "mundo terrenal" y sus cualidades. Otros ven
des a las que pretende estar respondiendo, resulta al mismo coincidir este aparecimiento de la modernidad con el descu­
tiempo negativa en lo que toca a la calidad de esos satisfacto­ brimiento de América, puesto que sería a partir de él que el
res y de esa libertad: algo de lo viejo, alguna dimensión, algún mundo deja de ser un -universo cerrado y se abre hacia las
sentido de lo ancestral y tradicional queda siempre como in­ fronteras infinitas, como dice Koyré. Hay quienes ubican ese
superable, como preferible en comparación con lo moderno. comienzo mucho más acá en la historia y sostienen que la ;mo­
La ambigüedad y la ambivalencia de los fenómenos modernos dernidad comienza verdaderamente con la Revolución indus­
y su modernidad. son datos que no deberían dejarse de lado trial del siglo XVIlI y que corresponde propiamente al siglo
en el examen de los mismos. XIX, a la consolidación de la Gran Ciudad que tiene lugar
entonces. Pero -y esto es sumamente interesante- hay tam­
bién autores, como Horkheimer y Adorno en su Dialéctica de
la Ilustración, que llegan incluso a detectar una modernidad
en ciernes ya en la época antigua de Occidente, subrayando

18 19
así el carácter occidental de la modernidad en general. Se ha­ Dédalo aparece el primer hombre netamente "técnico", el
bla por ~emplo de la presencia, dentro de la tradición que que se propone, inventa, calcula y diseña nuevos instrumentos
arranca de la mitología griega, de una figura como Prometeo, imitando desde la perspectiva humana y para las dimensiones
el titán que entrega el fuego a los hombres, que rompe el do­ de lo humano la eficacia del comportamiento de la naturale­
minio· monopólico ancestral de la casta sacerdotal sobre este za. Conectada íntimamente con la figura de Dédalo está, en el
medio de producción y la administración de su uso, "desper­ relato mítico, la de Teseo, el héroe fundador para los griegos
tando así en el corazón de los mortales la esperanza" de que atenienses -asesino involuntario de Egeo, su padre, el rey
"las cosas cambien", la miseria se mitigue; de que el tiempo de­ sagrado, y vencedor de Mill,os, garante de esa sacralidad a
je de ser el tiempó siempre repetidor, cíclico, del "eterno cambio de sangre de jóvenes griegos-; el descubridor de la le­
retomo". Al abrir nuevas posibilidades Qe uso para el fuego, gitimidad profana del poder político; el instaurador de la so­
Prometeo despierta la idea de una temporalidad que deja de beranía· y autonomía de la polis por encima de la soberanía
ser cerrada y se abre hacia el futuro, inaugurando así un ele­ tradicional y divina de los reyes. En fin, no faltan indicios fas­
mento esencial de los fenómenos modernos y de su moderni­ cinantes que apuntan al hecho de que la modernidad de los
dad. O bien se destaca, como lo hacen Horkheimer y Adorno, fenómenos modernos se muestra ya en destellos en la época
la protomodernidad de una figura homérica como Odiseo, el de los griegos.
héroe que hace ya un uso distanciado o "ilustrado" de la mi­
tología arcaica y que es capaz de desdoblar su yo y ser un su·
jeto que dispone de sí mismo como objeto; que puede hablar Sin desechar los planteamientos anteriores, me. parece, sin
consigo mismo de sí mismo como si fuera con otro y de otro, embargo, que resulta más explicativo de la modernidad reco­
y de manipular de esta manera el momento conquistador de nocer su origen y fundamento en un mom'ento histórico dife­
la naturaleza que hay en la renuncia ("Entsagung') o posposi­ rente, muy posterior al del aparecimiento de los fenómenos
ción productivista del placer, en el autosacrificio de los in­ de la protomodernidad griega. Me refiero a un momento en
dividuos singulares. Para ellos, en el personaje Odiseo estaría la historia de la técnica que se ubicaría alrededor del siglo X
ya el primer esbozo de un nuevo tipo de ser humano, un pro­ de nuestra era y que ha sido puesto de relieve por Lewis Mum­
to-burgués, un individuo identificable ya como moderno. ford en su obra Técnica y civilización, siguiendo la tradición de
Otros más hablan de latejné griega qllese autopresenta mÍ­ Patrick Geddes y en concordancia con Marc Bloch, .Fernand
ticamente en la figura de Dédalo, el artífice, el inventor por Braudel y otros estudiosos de la tecnología medieval, como
excelencia, el que, por ejemplo, entre tantas otras cosas, se in­ Lynn White, por ejemplo. Dicho entre paréntesis, sería ese
genia un simulacro de vaca para que la reina Pasifae pueda momento histórico que queda presupuesto en el ensayo de W.
engañar a la naturaleza y gozar del toro maravilloso regalado Benjamin sO'IJre la nueva obra de arte, cuando habla de .una

por Neptuno a Minos, su marido; el que sugiere el hilo guía "segunda t€cnica" o una "técnica lúdica". Se trata del mo­
para que Ariadna y Teseo escapen del laberinto· después de mento histórico de una "revolución tecnológica", como le lla­
matar al Minotauro; el que confecciona un par de alas, con la man estos autores, que se esboza ya en tomo a ese siglo X,
eficacia de las de un pájaro, para huir, volando por los aires, durante lo que Mumford llama la "fase eotécnica" en la historia
de la isla de Minos convertida en prisión. Es también el artis­ de la técnica moderna, anterior a las fases "paleo-técnica" y
ta que rompe con el hieratismo canónico en las formas plásti­ "neo-técnica" reconocidas por su maestro Geddes. Una revo­
cas al hacer visible en ellas su causa eficiente. Con la figura de lución tecnológica que sería tan radical, tan fuerte y decisiva

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-dado que alcanza a penetrar hasta las mismas fuentes de del Hombre como sujeto puro se volvería innecesaria en el
energía y la propia consistencia material (físico-química) del momento mismo en que esa amenaza deja de existir para el
campo instrumental- que podría equipararse a la llamada "re­ ser humano gracias a la revolución tecnológica iniciada en el
volución neolítica". Se trata de un giro radical que implica momento "eotécnico" de la· historia tecnológica al que hace
reubicar la clave de la productividad del trabajo humano, si­ referencia Mumford.
tuarla en la capacidad de decidir sobre la introducción de A mi ver, con esa revolución de la neotécnica que se inicia­
nuevos medios de producción, de promover la transformación ría en el siglo X aparece por primera vez en la historia la posi­
de la estructura técnica del aparataje instrumental. Con este bilidad de que la interacción del ser humano y lo otro no esté
giro, el secreto de la productividad del trabajo humano va a dirigida a la eliminación deuno de los dos sirio a la colabora­
dejar de residir, como venía sucediendo' en toda la era neolí­ ción entre ambos para inventar o crear precisamente dentro
tica, en el descubrimiento fortuito o espontáneo de nuevos de lo otro formas hasta entonces inexistentes en él. la posibi­
instrumentos copiados de la naturaleza y en el uso de los mis­ lidad de que el trabajo humano no se autodiseñe como un ar­
mos, y va a comenzar a residir en la capacidad de emprender ma para dominar a la naturaleza en el propio cuerpo humano
premeditadamente la invención de esos instrumentos nuevos y en la realidad exterior, de que la sujetidad humana no im­
y de las correspondientes nuevas técnicas de producción. Éste· plique la anulación de la sujetidad -inevitablemente misterio­
sería entonces el momento de la revolución de la "eotécnica", sa- de lo otro.
la "edad auroral" "':'dice Murnford- de la técnica moderna. El tránsito a la neotécnica implica la "muerte del Dios numi­
Lo principal de este recentramiento tecnológico está, des­ - noso", el posibilitador de la técnica mágica o neolítica; muerte
de mi punto de vista, en que con él se inaugura la posibilidad de que viene a sumarse a la "agonía" del "Dios religioso'~, el pro­
que la sociedad humana pueda construir su vida civilizada so­ tector de la comunidad política ancestral, una agonía que venía
bre una base por completo diferente de interacción entre lo aconteciendo al menos por dos mil años con la mercantifica­
humano y lo natural, sobre una interacción que parte de una ción creciente de la vida social, es decir. con el sometimiento de
escasez sólo relativa de la riqueza natural, y no como debieron las comunidades humanas a la capacidad de la "mano invisible
hacerlo tradicionalmente las sociedades arcaicas, sobre una del mercado" de. conducir sus asuntos terrenales.
interacción que se movía en medio ..c:le la escasez absoluta de
la riqueza natural o de la reticencia absoluta de la naturale­
za,ante el escándalo que traía consigo la humanización de la En una primera definición aproximada se podría decir que la
animalidad. A diferencia de la construcción arcaica de la vida modernidad consiste en la respuesta o re-acción aquiescente
civilizada, en la que prevalecía la necesidad de tratar a la na­ y constructiva de la vida civilizada al desafío que aparece en la
turaleza -lo otro, lo extrahumano- como a un enemigo ame­ historia de las fuerzas productivas con la revolución neotécni­
nazante al que hay que vencer y dominar, esa construcción ca gestada en los tiempos medievales. Sería el intento que la
puede ahora, basada en esta nueva técnica, tratarla más bien vida civilizada hace de integrar y así promover esa neotécnica
como a un contrincante/colaborador, comprometido en un (la "técnica segunda" o "lúdica" presupuesta por W. Benjamín)
enriquecimiento mutuo. la conversión narcisista que defiende lo mismo en su propio funcionamiento que en la reproduc­
la· "mismidad" amenazada del ser humano mediante la cOn": ción del mundo que ha levantadorpara ello. la modernidad
versión de lo otro amenazante, la "Naturaleza", en un puro ob­ sería esta respuesta positiva de la vida civilizada a un hecho an­
jeto que sólo existe para servir de espejo a la autoproyección tes desconocido que la práctica productiva reconoce cuando

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"percibe" en la práctica que la clave de la productividad del de que la "escasez absoluta" de la que él parte para justificar
trabajo humano ha dejado de estar en el mejoramiento o uso su moral ha dejado de ser "natural" con la neotécnica y se ha
inventivo de la tecnología heredada y ha pasado a centrarse vuelto artificial, reproducida solamente para efectos de la acu­
en la invención de nuevas tecnologías; es decir, no en el per­ mulación capitalista. Este "malestar en la civilización" consiste
feccionamiento casual de los mismos instrumentos sino en la en la experiencia práctica de que sin las formas tradicionales
introducción planificada de instrumentos nuevos. Cuando Dé­ no se puede llevar una vida civilizada, pero que ellas mismas
dalo reaparece, pero ya no como la figura esporádica de una se han vaciado de contenido, han pasado a ser una mera cás­
excepción en el ámbito del trabajo y las artes, sino como la fi­ cara hueca.
gura de la condición misma de su realización plena. El contenido de la fonna social consiste en la necesidad de
Se puede decir entonces que la modernidad no es la caracte­ la comunidad, transmitida a todos los miembros singulares
rística de un mundo civilizado que se encuentre ya reconstitui­ de ella, de contribuir con el sacrificio de una parte de sí mis­
do en concordancia con la revolución tecnológica post-neolítica, mos a la lucha colectiva por afinnar la mismidad de la comu­
sino la de una civilización que se encuentra comprometida en nidad en el enfrentamiento a lo otro, a la naturaleza (y a los
un contradictorio, largo y dificil proceso de reconstitución; un otros, los "naturales"). Las fonnas sociales no son otra cosa
proceso histórico de "muy larga duración" -usando un ténni­ que órganos o medios de sublimación de un autosacrificio, de
no de Braudel- que de ninguna manera tiene asegurado el una represión productivista que en principio ha perdido ya su
cumplimiento de su meta. Ya desde 'el primer siglo del segun­ razón de ser.
do milenio se gesta y comienza a prevalecer algo que -exage­ Para precisar la idea de esta relación entre la fonna y el con­
rando la fónnula de Freud- podríamos llamar "un malestar tenido de las realidades institucionales tradicionales resulta, útil
en la civilización", una Stimmungo "estado de ánimo" que pa­ observar, por ejemplo, aunque sea de paso, lo que se festeja ac­
rece caracterizar a toda la vida civilizada del Occidente euro­ tualmente en las ceremonias nupciales. En estas ceremonias se
peo. Un "malestar" que la afecta primero débilmente, pero festeja el sacrificio que la comunidad social hace del polimor­
después, a partir del siglo XVI o del siglo XVIII, de manera ca­ fismo sexual de sus individuos singulares, la fonna que adopta
da vez más aguda, hasta convertirse desde finales del siglo XIX la represión de la libertad de identificación sexual; unsacrifi­
en un horizonte anímico verdaderamente detenninante de la cio que, siendo necesario sólo en las condiciones arcaicas de la
experiencia cotidiana. Y es que la experiencia práctica que construcción social, es aún consagrado y encomiado por ellas
se expresa en este "malestar" es la de una fonna social o una en los tiempos modernos como naturalmente necesario e in­
estructura institucional que se reproduce tradicionalmente cluso como deseable por parte de todos los que se van a some­
porque sigue siendo indispensable para la vida, pero cuyo ter a él. Por ejemplo, la condena impuesta sobre el varón de
contenido se enrarece'crecientemente, convirtiéndola en una guerrear y producir "como hombre" o la condena impuesta so­
especie de simple simulacro o imitación de lo que ella misma bre la hembra, de procrear y administrar la casa "como mujer",
fue en el pasado. Tal seríad caso, por ejemplo, del ~ristianis­ esta doble condena que excluye (y castiga) otras opciones de
mo, un rasgo esencial de la civilización occidental pre-capita­ identificación sexual o "de gender" sería el contenido de la for­
lista al que el Occidente moderno recurrió en sus primeros ma institucional del matrimonio, una fonna que presenta la,
pasos -y al que sigue recurriendo hasta nuestros días, aunque pérdida ontológica de esos varones y hembras "proto-huma­
sea en una versión ya caricaturesca- para ocultar, tras su en­ nos", de esos jóvenes de identidad sexual indecisa, como si
raizamiento en los usos y costumbres tradicionales, el hecho fuera el ascenso a la "plena humanidad", a esa humanidad que

24 25
I ,.

UNIVERSIDAD ÁJ~lNASIMONBOL¡v.U
SEDE ECUAOOR @
habría sido creada por Dios para ser sexualmente bipartita. El teles y que nos permite hablar de una "modernidad potencial"
matrimonio como fundación de la familia, que es el átomo de o esencial, opuesta a la modernidad efectiva o realmente exis­
las sociedades tradicionales, es una forma institucional del apa­ tente, a la que tanto mencionamos. Se podría decir que el
reamiento humano que debe disimular el vaciamiento de su aparecimiento de la neotécnica, de esta revolución tecnoló­
contenido en los tiempos modernos, lo deleznable que se vuel­ gica que arranca del siglo x, trae consigo algo así como un
ve cada vez más la necesidad de sacrificar el polimorfismo "desafio" que es echado sobre la vida civilizada, el desafio de
sexual, y que se ayw.da para ese disimulo precisamente con el hacer algo con ella: de rechazarla de plano o de aceptarla,
festejo de esa necesidad en la ceremonia nupcial. La experien­ promoverla e integrarla dentro de su propia realización, so­
cia del carácter insostenible y al mismo tiempo indispensable metiéndose así a las alteraciones que ello introduciría en el
que adquieren las formas arcaicas del apareamiento humano proyecto civilizatorio que la anima en cada caso concreto.
en los tiempos modernos es sólo un ejemplo de ese ya casi mi­ Que en efecto se trata de un desafio se comprueba por el
lenario "malestar en la civilización". sinnúmero de transformaciones en el proceso de trabajo que
El "malestar en la civilización" muestra que la necesidad del se registran en esa época a todo lo ancho del planeta y que pa­
sacrificio, sin haber desaparecido como correspondería a una recerían ser distintas reacciones que se dan en la vida civilizada
vida propiamente moderna, sí se ha debilitado; que la forma a la transformación técnica espontánea de las fuerzas produc­
civilizatoria ancestral, aunque no esté aún deslegitimada ple­ tivas. Los historiadores de la técnica relatan que son muchas
namente, se ha vuelto ya profundamente cuestionable. Sugiere las civilizaciones, en Oriente primero y después también en
que la modernidad efectiva o realmente existente no acaba de Occidente, que van a responder al desafio de la neotécnica,
aceptar o simplemente no puede aceptar su propia base, es que van a actualizar la esencia de la modernidad, a hacer de
decir, no termina de integrar la neotécnica -la "técnica se­ ésta una modernidad realmente existente, y ello de maneras
gunda" o "lúdica"-, con los efectos de abundancia y emanci­ muy diferentes. Hay sin embargo, entre todas ellas, una que se
pación que ello traería consigo; que no acaba de afirmarse concentra en el aspecto cuantitativo de la nueva productiVi­
plenamente sobre ella en lugar de seguir sustentándose sobre dad que la neotécnica otorga al proceso de trabajo humano y
la técnica arcaica, neolítica o de conquista de la naturaleza. que será por esta razón la que promueva esa neotécnica de
De esta inconsistencia de la modernidad realmente existente manera más abstracta y universalista, más distinguible y
-obstaculizar la tendencia de aquello que Ja despertó- saldría portable", más evidente en el plano económico y más exitosa
precisamente la capacidad de supervivencia que tienen las for­ en términos histórico:-pragmáticos. Será precisamente este
mas sociales arcaicas o tradicionales. "éxito histórico" de la respuesta occidental el que hará del Oc­
cidente romano cristiano un Occidente ya propiamente euro­
peo y capitalista. Lugar de origen y centro de irradiación -de la
La modernidad, el capitalismo y Europa modernidad capitalista, la Europa "histórica" se identifica con
lo moderno y 10 capitalista; no hay que olvidar, sin embargo,
Pienso que si se quiere encontrar una explicación de esta in­ que, aparte de ella, ha habido y hay otras Europas "perdedo­
consistencia de la modernidad históricamente establecida, ras", minoritarias, clandestinas o incluso inconscientes, dispues­
hay que buscarla en la zona de encuentro de la modernidad tas a intentar otras actualizaciones de lo moderno.
con el capitalismo. Para ello creo que es importante tener en Ahora bien, la clave de este éxito de la respuesta producti­
cuenta una distinción que se remonta a la filosofia de Aristó- vista abstracta del Occidente cristiano al desafio de la neotéc­

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nica está -siguiendo el planteamiento de Fernand Braudel- en neotécnica haya llegado a ser la actualización de la moderni­
el encuentro fortuito de dos hechos de diferente orden, que se dad que encontró las mayores posibilidades de desarrollo en
da en Europa y no en otros lugares del planeta. El primero es términos pragmáticos.
el de las dimensiones reducidas del mundo civilizado dentro En Occidente, la neotécnica es convertida en la base de
del que se experimenta en la práctica la presencia de la revo­ aquel incremento excepcional de la productividad de una em­
lución neotécnica; las dimensiones del "pequeño continente presa privada que lleva a la consecución de una ganancia ex­
europeo", como lo llama Braudel, facilitan la interconexión de traordinaria, un tipo de ganancia que, como lo explica Marx
los brotes de neotécnica que aparecen, en un espacio geográ­ en su Critica de la economía política, es la meta pragmática más
fico "manejable". Se trata además de un escenario práctico di­ inmediata de la economíifo mismo mercantil que mercantil
namizado-como dice el mismo Braudel.... por una "dialéctica" capitalista. Y aunque el empresario privado no dispone de una
muy peculiar, la "dialéctica norte-sur" -"de amor-odio"- entre visión de conjunto de la economía, sí introduce innovaciones
la Europa mediterránea y la del Mar del Norte. técnicas en su proceso de trabajo (y las mantiene en secreto el
La aceptación del reto neotécnico por parte del Occidente mayor tiempo posible) porque sabe que en la práctica ello le
romano cristiano a partir de este movimiento que unifica los garantiza lograr una ganancia superior a la que obtienen nor­
medios de producción del "pequeño continente europeo" me­ malmente los otros empresarios -"capitalistas" o no- con los
diante la peculiar dinámica de la "dialéctica norte-sur" contri­ que compite. La neotécnica es percibida así desde una perspec­
buye determinantemente a que ella resulte más efectiva o más tiva en la que ella no es otra cosa que el secreto de la conse­
prometedora en el plano pragmático. - cución de una ganancia extraordinaria, la clave de un triunfo
El otro hecho que converge fortuitamente en la explica­ en la competen:cia mercantil que sólo podrá ser superado por
ción del éxito histórico pragmático de la respuesta occidental un nuevo uso de esa misma clave.
al impacto de la neotécnica sería la presencia ya considerable
para entonces del comportamiento capitalista en su economía
mercantil. De acuerdo no sólo a Braudel sino sobre todo a Es importante subrayar que a partir de este peculiár empleo
Marx, cuando habla de las "formas antediluvianas del capital", de la neotécnica se desata un proceso en el que ella, de un
el comportamiento capitalista existe ya en el orbe mediterrá­ lado, y la economía capitalista, de otro, entran en una sim­
neo desde la época homérica. Ya desde"entonces el capitalis­ biosis de consecuencias epocales, simbiosis que alcanzará su
mo se encuentra determinando, si se quiere sólo· desde nivel óptimo apenas a partir de la Revolución industrial del si­
afuera, desde el comercio y la usura, el proceso de producción glo XVIII. Se trata de uña simbiosis que se venía ajustando du­
y consumo de las sociedades europeas, imponiendo su im­ rante un largo tiempo, madurando su organicidad, hasta que,
pronta en ellas, convirtiéndolas a una fe productivista que al fin, en el siglo XVIII, se configuró como esa caracterfstica
ellas no conocían. definitoria del modo de producción capitalista descrita por
Así, pues, la coincidencia de estas dos cosas, la dinámica au­ Marx como la "subsunCÍón real del proceso de trabajo b.yo el
tomotivada de unas fuerzas productivas de dimensiones rela­ proceso de autovalorización del valor". La modernidad, esta
tivamente menores y por ello :taciles de interconectar, por un respuesta autorrevolucionaria que la civilización milenaria da
lado, y la acción ya determinante del capitalismo primitivo en al desafio que le lanza el aparecimiento de la neo técnica, que­
la economía mercantil, por otro, daría razón de que la re-ac­ da de esta manera atada en Occidente al método con el que
ción del Occidente romano cristiano al aparecimiento de la allí se formuló esa respuesta. Queda atada al órgano del que se

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sirvió para potenciar exitosamente el aspecto multiplicador surdo que, de no ser por la profusión de sangre y lágrimas que
de la neotécnica, queda confundida con el capitalismo. El ca­ ha costado, la llevaría, como en una película de Chaplin, a su­
pitalismo se transforma en un "servo padrone' de la modernidad; bir por una escalera mecánica que funciona en modo de des­
invitado por ella a ser su instrumento de respuesta al revolu­ censo (y que es más rápida que ella).
cionamiento de la neotécnica, se convierte en su amo, en el
señor de la modernidad. Se puede decir entonces que, a par­
tir de ese siglo, la modernidad "realmente existente", primero La esencia de la modernidad y la modernidad "realmente existente"
en Europa "y después en el mundo entero", es una actualiza­
ción de la esencia de la modernidad a la que está justificado Veamos esto un poco más de cerca. La reproducción del mun­
llamar "modernidad capitalista". do de la vida, la producción/consumo de valores de uso, obe­
El método capitalista discrimina y escoge entre las posibili­ dece a una lógica o un principio cualitativo que es propio de
dades que ofrece la neotécnica, y sólo actualiza o realiza aque­ ella como realización de una comunidad concreta, de un su­
llas que prometen ser funcionales con la meta que persigue, jeto social identificado. Frente a esta lógica "natural", como la
que es la acumulación de capital. Al hacerlo demuestra que llama Marx, la "realización autovalorizadora del valor mer­
sólo es capaz de fomentar e integrar la neotécnica de una ma­ cantil capitalista" posee un principio organizador qiferente,
nera unilateral y empobrecedora; la trata, en efecto, como si que es no sólo extraño sino contradictorio respecto de ella.
fuera la misma vieja técnica neolítica, sólo que potenciada Ahora bien, el modo capitalista de reproducción de la vi­
cuantitativamente. En este sentido, recurrir a él implica no só­ -da social implica un estado de subordinación o subsunción
lo dejar de lado sino incluso reprimir sistemáticamente el mo­ del principio de la "forma natural" de esa reproducción bajo
mento cualitativo que hay en la neotécnica, el desafio que está el principio de la autovalorización mercantil capitalista. Nada
dirigido a la transformación de la "forma natural" -como la se produce, nada se consume, ningún valor de uso puede rea­
llamaba Marx- o correspondiente al "valor de uso" del proceso lizarse en la vida práctica de la sociedad capitalista, si no se
de reproducción de la riqueza objetiva de la sociedad. Implica encuentra en función de soporte o vehículo de la valorización
también, por 10 tanto, reprimir todo lo que atañe a la posibi­ del valor, de la acumulación del capital. Yes precisamente es­
lidad de un nuevo trato de lo humano con lo otro, lo extra­ te modo capitalista de reproducción de la vida y su mundo el
humano o la naturaleza. La neotécnica está siendo vista como que determina finalmente la respuesta de la civilización occi­
una técnica de apropiación, como una técnica actualizada por dental al reto lanzado por el aparecimiento de la neotécnica.
él como un instrumento más potente de conquista y dominio Interiorizada y promovida con este sentido en la vida práctica de
sobre la naturaleza, cuando -como veíamos- lo que ella posi­ Occidente, la técnica nueva -esa técnica segunda o lúdica de la
bilita es justamente la eliminación de todo tipo de relaciones que hablaba Walter Benjamin- mira cómo su tendencia in­
que sean de dominio y de poder. trínseca a la abundancia resulta reducida y disminuida, y cómo
Puede decirse e~tonces que, en su versión capitalista -que su tendencia intrínseca a la emancipación resulta tergiversada
es la que, proveniente de Europa, se ha impuesto en el pla­ e invertida.
neta-, la modernidad, esto es, la revolución civilizatoria en la En primer lugar, la modernidad capitalista genera justo lo
que se encuentra empeñada la humanidad durante esta ya lar­ contrario de aquello que se anunciaba con la neotécnica. La
ga historia, sigue una vía que pareciera haberla instalado en acumulación capitalista se sirve de ella, no para establecer el
un regodeo perverso en lo contraproducente, en unjuego ah­ mundo de la abundancia o la escasez relativas, sino para re­

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producir artificialmente la escasez absoluta, la condición de de especial importancia: la efectuación o realización capitalis­
esa "ley de la acumulación capitalista" según la cual el creci­ ta de la modernidad se queda corta respecto de la modernidad
miento de la masa de explotados y marginados es conditio sine potencial, no es capaz de agotar su esencia como respuesta ci­
qua non de la creación de la riqueza y de los deslumbrantes vilizatoria al reto lanzado por la neotécnica, como realización
logros del progreso. Y en segundo lugar, la realización o efec­ de la posibilidad de abundacia y emancipación que ella abre
tUación capitalista de la modernidad culmina en el "fenómeno para la vida humana y su relación con lo otro. Es innegable
de la enajenación") descrito por Marx y después por Lukács. que en la experiencia práctica de todo orden se hace vigente
El ser humano de la modernidad capitalista se encuentra so­ un conato, una tensión y uI).a tendencia espontáneos, dirigi­
metido -"esclavizado", diría Marx- bajo una versión meta­ das hacia una efectuación de la esencia de la modernidad que
morfoseada de sí mismo en la que él mismo existe, pero como sea diferente de su efectuación actual, capitalista, hacia una
valor económico que se autovaloriza. El ser humano se enajena actualización no-capitalista de esa esencia. Son exigencias que
como valor mercantil capitalista y se esclaviza bajo esa meta­ parecen remitir a esa modernidad potencial o esencial como
morfosis sustitutiva de sí mismo en la que se ha auto-endiosado una entidad "denegada" en y por la modernidad "realmente
como sujeto absoluto y cuya voluntad incuestionable obedece existente" -entidad virtual o supuesta, sugerida "en negativo"
él mismo religiosamente. La promesa de emancipación del in­ dentro de ésta-, pero reacia a someterse a ella ya desaparecer.
dividuo singular, que se sugería como respuesta posible a la Se plantean así una discordancia y un conflicto entre ambos
neotécnica, se ha efectuado, pero convertida en lo contrario, niveles de la modernidad, el potencial, virtual o esencial y el
en el uso de la libertad como instnlmento de una constricción -'efectivo,empírico o real; el primero, siempre insatisfecho, aco­
totalitaria del horizonte de la vida para todos y cada uno de sando al segundo desde los horizontes más amplios o los de­
los seres humanos. talles más nimios de la vida; el segundo, intentando siempre
Si el mundo de la vida moderna es ambivalente, como ha­ demostrar la inexistencia del primero. Se abre también así, en
bíamos mencionado al principio, ello se debe a que la sujeti­ la vida cotidiana, un resquicio por el que se vislumbra la uto­
dad -el carácter de sujeto del ser humano- sólo parece. poder pía, es decir, la reivindicación de todo aquello de la modernidad
realizarse en ella como una sujetidad enajenada, es decir, en que no está siendo actualizado en su actualización moderna
ella la sujetidad de lo humano-se autoafirma, pero sólo ha­ capitalista.
cerlo en la medida en que, paradójicaJJlente, se anula a sí
misma. La modernidad capitalista es una actualización de la [Transcipción de la exposición del autor en la primera sesión del seminario
tendencia de la modernidad a la abundancia y la emancipa­ "La modernidad: versiones y<dimensiones", 7 de febrero de 2005; en Con­
trahistorias, n. 11, agosto de 2008.]
ción, pero es al mismo tiempo un "autosabotaje" de esa ac­
tualización, que termina por descalificarla en cuanto tal. Éste
sería el secreto de la ambivalencia del mundo moderno, de la
consistencia totalmente inestable, al mismo tiempo fascinan­
te y abominable, de todos los hechos que son propios de la
sociedad moderna~ W. Benjamin tenía razón'.acerca de la mo­
dernidad capitalista y su historia: todo "documento de cultura"
es también, simultáneamente, un "documento de barbarie".
Para concluir, conviene dejar claro en todo esto un punto

32 33
2. "Renta tecnológica" y "devaluación"
de la naturaleza

Um ein Ding :tu vmaufen, dazu gehiirt


nichts, als dass es monopolisierbar und
vcrausserlich ist. 1
. Karl Marx

Quisiera recordar aquí un pas'!:ie de la argmnentación de Marx


en su Crítica de la economía política que puede contribuir a ex­
plicar varias de las más importantes características de la crisis
civilizatoria moderna de este cambio de siglo. Crisis que pare­
ce traer consigo el fin de un periodo histórico muy prolonga­
do.
Como se sabe, en el discurso crítico de Marx el tránsito del
análisis teórico al análisis histórico del capitalismo contiene
todo un conjunto de cuestiones sumamente complejas.
Sin duda, entre ellas una de las más relevantes tiene que ver
con la afirmación de Marx de que en el capitalismo realmen­
te existente, en el capitalismo histórico, la reproducción del
capital únicamente puede realizarse si entabla una especie
de arreglo con la reproducción de otras.formas de riqueza, no
sólo diferentes sino abiertamente contrapuestas a la forma ca­
pitalista.
Éste es el caso de su -arreglo con la reproducción de una
peculiar forma de riqueza precapitalista, la riqueza de los te­
rratenientes -nietos de los viejos guerreros y de los señqres
feudales-- que tiene como su fundamento justo la monopoli­
zación violenta del empleo de un multiplicador natural de la
productividad del trabajo humano: multiplicador basado en
la propiedad de una tierra especialmente fértil, rica én mine­
rales o fuentes de energía, etcétera, o en el control de una ins­

1 "Para vender una cosa sólo se necesita que sea monopolizable y vendible."

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titución natural que imprime una dimensión necesariamente nancia extraordinaria", como Marx la denomina, tiene en el
cooperativa a la utilización de las fuerzas productivas. capitalismo histórico una función esencial: desencadenar una
Para descifrar este mecanismo es indispensable recordar y otra vez la revolución tecnológica permanente que es jus­
que, cuando conceptualiza el funcionamiento de la "tasa me­ to una de sus principales características distintivas. Cada nue­
dia de ganancia", Marx revela que su conformación propicia vo descubrimiento técnico que incrementa la productividad
la integración de un "comunismo entre capitalistas". La com­ proporciona al capitalista que lo introduce en el proceso de
posición de esta tasa de ganancia -señala- distribuye equitati­ trabajo la oportunidad -que sería ineludiblemente sólo tran­
vamente la totalidad del plusvalor que en su conjunto la clase sitoria si la economía fueraJ~Jlramente mercantil- de vender
capitalista ha succionado a la clase obrera. Entre otras cosas pe­ sus mercancías arriba del precio normal, esto es, lo dota del
ro de manera decisiva, esta distribución tiene que tomar en poder para venderlas con un precio que está por encima del va­
cuenta el hecho de que la reproducción de la riqueza capita­ lor que ha sido objetivado en ellas.
lista depende ineludiblemente de una función particular de Un descubrimiento técnico puede comprender un campo
los dueños de la tierra: depende de un peculiar servicio no. inédito y mejorado de transformaciones materiales, trae con­
mercantil que esta nobleza "nacional" cumple para la actuali­ sigo nuevos elementos para nuevos valores de uso dirigidos a
zación o encarnación del capital. Aquí se juega la violencia la satisfacción de nuevas necesidades. Se asemeja a la situa­
institucionalmente aceptada de esta clase precapitalista -cuyo ción que provoca la escasez de mejores tierras en la agricultu­
sostenimiento consume una considerable porción del plusva­ ra o la rareza de suelos abastecidos con minerales y fuentes de
lor global- que, precisamente, es la que le permite al capital -energía, por eso, puede incluirse bajo el rubro de 10 que des­
existir en el mundo real. De hecho, esta violencia consagrada de su concepción del proceso de trab.,yo Marx califica como
pone un límite a la tendencia autodestructiva de la economía "medios de producción no producidos", es decir, dentro de
mercantil: la tendencia a destruir su misma base, el mundo aquellos multiplicadores de la productividad del proceso de tra­
concreto de la vida, que deriva invariablemente de su dinámi­ b.,yo que se encuentran naturalmente determinados, que fue­
ca dirigida a imponer la absoluta mercantificación de todos ron descubiertos y conquistados por el ser humano pero cuya
los valores de uso. En efecto, al poner este límite le propor­ existencia no es debida a él. En realidad, un descubrimiento
ciona al capital la posibilidad de adquirir un cuerpo concreto, técnico, como el descubrimiento de un nuevo continente ha­
de tener una presencia empírica o histórica. ce quinientos años, constituye por supuesto un producto, pero
Esta tesis sobre el arreglo que el capital debe entablar con un producto que cesa de_ser un producto debido a la necesaria
una clase anticapitalista para existir se encuentra vinculada, insuficiencia de la empresa que constituye su descubrimiento
en el discurso crítico de Marx, con otra tesis referida a que la para conquistarlo propiamente. En otras palabras, la inversión
reproducción del capital debe integrar un factor extra-mercan­ del capital en la investigación científica y la expeIjmenta­
til para concretar su existencia histórica o empírica. La razón ción técnica que conduce hacia el descubrimiento técnico se
inmediata o el motivo directo para incrementar la productivi­ vuelve relativamente muy pequeña al hacer a éste realmente
dad del proceso de trab.,yo, de acuerdo con Marx, deriva, para rentable, se mantiene en una escala económica demasiado ba­
cada capitalista individual, de su avidez de apropiarse de una ja ante los requerimientos de su adecuada explotación.
parte injustificada de la ganancia global común, disposición Tierra y tecnología, estos "medios de producción no pro­
que lo lleva a buscar arrollar las sagradas leyes mercantiles de ducidos", corresponden a la peculiar clase de mercancías que
intercambio equivalencial. La incesante búsqueda de esta "ga­ "tienen un precio sin tener ningún valor", mercancías por las

36 37
cuales debemos pagar aunque ellas mismas no sean producto aceptadQ, normal e institucional, como ha sido el caso en la vi­
del proceso de trabajo. Mientras el nombre para el precio de da real del capitalismo histórico durante los últimos cien años.
las mejores tierras es "renta de la tierra", el nombre para el La ventaja transitoria, que es la base de la ganancia extraordi­
precio de la tecnología avanzada es "ganancia extraordinaria"._ naria, es dejada atrás para convertirse en una ventaja perma­
Estos dos precios no son usualmente considerados bajo la mis­ nente, que es la base de un nuevo tipo de renta opuesto a la
ma categoría únicamente porque ellos parecen no corres­ vieja renta de la tierra. El propietario de una nueva tecnología
ponderse entre sí~ mientras la "renta de la tierra" se muestra a puede proteger el uso monopólico de- ella y, además, puede
sí misma como una cantidad de dinero estable e indepen­ vender su uso a otros prod~f!Dres. En este caso, se vuelve pro­
diente, la "ganancia extraordinaria" se oculta a sí misma y sólo pietario de un multiplicador tecnológico de Iá productividad
puede detectarse como una parte imprecisa y transitoria del de la misma forma en que un terrateniente es propietario de
precio de otras mercancías. las mejores tierras. Si llamamos renta de la tierra al dinero que
Dos ganancias impuras, no justificadas por la legalidad mer;.. el terrateniente recibe por el uso de su tierra, podemos llamar
cantil-capitalista, una legalidad basada en la ley del valor y la también renta tecnológica al dinero que el propietario tecno­
equivalencia del trabajo, deben provenir, entonces, del fondo lógico recibe por el uso de "su" tecnología.
común de las ganancias propia y puramente capitalistas. La Un "señorío" nuevo o moderno, el señorío fundado en la
reproducción de la riqueza capitalista únicamente puede con­ propiedad monopólica ejercida sobre la tecnología de van­
tinuar si la formación de la tasa media de ganancia incluye, guardia, surge así oculto pero como figura protagónica en la
por un lado, la ganancia determinada por la propiedad basa­ - historia real del capitalismo. Un señorío por entero diferente
da en la violencia, no sobre el trabajo, y, por otro, la ganancia al viejo -porque se basa únicamente en la subordinación eco­
determinada por la propiedad basada en la desigualdad de los nómica y no en la subordinación física de los competidores en
propietarios, otra vez no sobre el trabajo. el mercado-, pero igualmente importante para la existencia
Si ahora consideramos la forma en que estos elementos per­ real de la reproducción capitalista de la riqueza. Un señorío
miten avanzar desde el estudio del capitalismo descrito como con el cual esta reproducción debe entablar un arreglo debi­
un modelo teórico hacia su realidad empírica, en la cual estos do a su poder sobre la base de su realización, es decir, sobre
elementos aparecen como caracteristicas reales del capitalis­ la dinámica de las necesidades sociales concretas y sobre las
mo histórico, tenemos que reconocér,dos hechos de suma transformaciones resultantes de los valores de uso.
relevancia. El primero es la conversión de la ganancia extraor­ Un hecho histórico de longue durée parece prevalecer a lo
dinaria propiamente en una renta, en una renta tecnológica. El largo de la historia del sistema económico mundial desde
segundo es la tendencia de esta renta tecnológica a crecer a principios del siglo pasado, durante la "era del imperialismo",
costa de la renta de la tierra que apunta a sustituirla como la logrando extender sus alcances hasta nuestro tiempo. ~í lo
principal receptora de esa parte de la ganancia capitalista re­ reveló, hace algunas décadas, la crisis del petróleo, cuando
servada a la propiedad no capitalista. la propiedad de la tecnología para explotarlo demostró ser
La tentación de obstruir la difusión del progreso tecnológi­ más importante que la propiedad de los yacimientos mismos.
co está siempre allí, en el productor capitalista que obtiene Constituye un trend sistémico que ha cambiado gradualmente
una ganancia extraordinaria por el uso exclusivo que de él rea­ la posición principal en la apropiación de la renta, llevándola
liza. Pero esta tentación no puede durar mucho tiempo siendo del campo de los señores de la tierra hacia el campo de los se­
una tentación: tiene que convertirse en un comportamiento ñores de la técnica. Un trend dentro de la difícil y secular ba­

.,
38 39
1

F
talla entre estos dos campos que muestra muy nítidamente la cas, cabe decir que los ciudadanos pueden concluir que si un
decadencia de la renta de la tierra y el consecuente ascenso de Estado nacional es' incapaz de romper el círculo vicioso del
la renta tecnológica. subdesarrollo, no siempre o no exclusivamente es debido a una
¿Qué funciones cumple el recordar y desarrollar este par de "constitución deforme" de su población activa o de su cultura
tesis de Marx para la discusión de la relación que existe entre política y la consiguiente carencia de productividad de su pro­
el capitalismo histórico y la renta tecnológica? Al menos tres ceso de trab.yo, dos hechos que generan desventaja para una
de las principales características de la crisis de la modernidad competencia mercantil equitativa con los Estados-nación del
capitalista y sus manifestaciones empíricas, me parece, podrían mercado mundial. Pueden_<:~:)flcluir que el sujeto del Estado­
entenderse mejor si tomamos en cuenta este trend secular que nación, es decir, el conglomerado nacional del capital, ha
rige ambas formas de renta, la renta de la tierra y la renta tec­ "elegido" organizar su acumulación en tomo a una base ine­
nológica, en la historia real del capitalismo. quitativa o no mercantil regida por una desproporcionada­
Primero, lleva a reconocer la inexorable incapacidad de to­ mente elevada renta de la tierra y que, al mismo tiempo, esta
das las clases de política económica para romper el círculo elección lo condena a perder sistemáticamente en la compe­
vicioso del subdesarrollo, esto es, para superar la diferencia sis­ tencia con otros conglomerados nacionales de capital que hayan
témica que existe entre ciertas economías nacionales que se "elegido" organizar su acumulación en tomo a una igualmen­
encuentran en proceso de desarrollo continuo y otras que te inequitativa base no mercantil regida por una aún más des­
se encuentran, correlativamente respecto de aquéllas, en pro­ proporcionadamente elevada renta tecnológica.
ceso de subdesarrollo permanente.
Segundo, conduce a observar la depreciación relativa de los [Texto de la conferencia dictada por el autor en el Fernand Braudel Center
productos naturales y de la tierra en general que tiende a de­ de la Binghamton University el4 de diciembre de 1998. Traducción de Via­
ney Ramírez y Luis Arizmendi; en Mundo Siglo XXI, revista del Centro de In­
satar no solamente una situación catastrófica para la agricul­ vestigaciones Económicas, Administrativas y Sociales (CIECAS) , Instituto
tura de la periferia del sistema-mundo, sino una indetenible Politécnico Nacional (IPN), México, n. 2, otoño de 2005.] .
devastación generalizada de la naturaleza -a la cual acompa­
ña, por supuesto, la devastación de los "pueblos naturales".
Tercero, permite explorar como-p:t:oducto de la victoria de la
renta tecnológica sobre la renta de la tierra la pérdida de so­
beranía de todos los Estados nacionales en el sistema-mundo
que ha venido sucediendo junto con una re-feudalización de
la vida económica y el surgimiento de un cuasi-Estado trans­
nacional desde la segunda mitad del siglo xx.
Todas estas características, como puede observarse, tienen
que ver con la sustitución de la naturaleza directa o bruta por
una naturaleza mediada o pre-elaborada tecnológicamente
como objeto de toda clase de apropiación que autoriza a un
propietario no capitalista para demandar y recibir una parte
considerable de la ganancia burguesa.
Redondeando el análisis de la primera de estas característi­

40 41
3. Acepciones de la Ilustración

Criólo Dios muy concertado, y el hombre lo


ha confundido: digo, lo. que ha podido al­
cam.ar; que aun do1l.fk no ha llegado con
el poder, con la imaginación ha pretendido
trabucarlo.
Balta<Jar Gracián. El Criticón, 1, 5

Se observa el comportamiento desastroso de todos los prota­


gonistas de la "guerra europea de 1914-1945" -caudillos y pri­
meros ministros, papas y secretarios generales, aristócratas y
sindicalistas, políticos y generales, occidentales lo mismo que
- soviéticos- y la exclamación del rey Macbeth, hecha ya a co­
mienzos de la época que culmina en esa guerra, resulta más
que acertada: "Lije is but a tale told by an idiot, .tul! 01sound and
lury, signif.jing-nothing".l La convicción de que la historia "sig­
nifica" o está dotada de un sentido progresista -convicción
ilustrada que seculariza la creencia en el sentido salvífico de
la Creación divina- se desvanece indeteniblemente: no es
un sentido 10 que parece tener la historia, sino, a lo mucho, un
"contrasentido", Para Horkheimery Adorno lo "digno de pen­
sarse" es este "contrasentido": "¿Por qué el mundo guiado ya
totalmente por la Ilustración resplandece bajo el signo de la
desgracia triunfante?" "¿Por qué la humanidad, en lugar de
entrar en una condición verdaderamente humana, se hunde en
un nuevo tipo de barbarie?"2

1 "la vida no es más que un cuento contado por un idiota, lleno de ruido
y furia, que no significa nada."
2 Max Horkheimer y Theodor W. Adorno, "Dialektik der Aufliliirung
(Philosophische Fragmente)", en Max Horkheimer, Gesammelte Schrijten, t. 5,
Fischer, Frankfurt; 1987, pp. 25 Y 16.

43
En Dialéctica de la Rustración, por "humanidad" se entiende ¿Pero cuál es la esencia de la Ilustración, de ese abandono
el tipo o la versión occidental europea de humanidad; hay en del refugio reconfortante dentro del cuento (mito) que nos
esta obra el fundado convencimiento de que esta humanidad dice qué es lo otro omnipotente, cuál es su nombre y cómo
ha sido dotada del poder de subyugar a las otras humanidades hay que tratarlo y avenirse con él para sobrevivir; de, ese salir
por las buenas o por las malas, y de que así lo ha hecho en a la intemperie de lo desconocido, al enfrentamiento con lo
efecto y lo seguirá haciendo . otro omnipotente, armados sólo de la razón que pretende
Para Horkheim~r y Adorno, la clave de la humanidad o el descubrir sus secretos y mostrarnos por dónde hay que ata­
proyecto civilizatorio de Occidente -y por tanto de la inteligi­ carlo para someterlo y pod~r así vivir a nuestro antojo?
bilidad del "contrasentido" de su historia- está en la Ilustra­ El texto de Dialéctica de la Rustración no sólo es sui generis en
ción, y la Ilustración consiste en la instauración del uso libre la historia de la filosofía; es un texto que pugna por diseñarse
o profano de la razón -en oposición al uso ancilar o henne­ para transmitir un nuevo tipo de pensar filosófico. Aleccio­
néutico, aplicador respetuoso de verdades ya reveladas- como nado en obras como las de Marx y Nietzsche, percibe cla­
instrumento de la producción de conocimientos y del consi­ ramente que tiene que batirse contra una "depravación" del
guiente incremento del poder humano en el enfrentamiento discurso: "las ideas se han convertido en mercancías y el uso
a la naturaleza (lo no-humano todopoderoso) y en su preten­ dellengu.ye parte siempre del elogio de este hecho".4 Para
sión de someterla. cultivar el discurso reflexivo sin caer en esta depravación se ha
La peculiaridad de la historia de Occidente está en que la vuelto necesario abandonar el tipo establecido del discurso
barbarie en que ha desembocado no se debe a una "decaden­ --científico moderno, apartarse de la tradición enmohecida del
cia" de su principio civilizatorio (como lo pensaba Spengler, discurso filosófico y atreverse a sacudir su armonía semántica
al describir el debilitamiento de lo "fáustico") sino precisamen­ engañosa, incluso a costa de recurrir a una cripticidad que pue­
te a lo contrario, al despliegue más pleno de ese principio. (En de parecer impenetrable. En vano se buscará así en la Dialéc­
sus Tesis sobre el materialismo histórico, que inspiran en mucho a tica de la Rustración una definición clara, completa y siri fisuras
Horkheimer y Adorno, Walter Benjamin dejó dicho: "la bar­ ni contradicciones de lo que es la Ilustración.
barie del fascismo no viene a interrumpir el progreso, sino La riqueza reflexiva del texto de Horkheimer y Adorno des­
que es el resultado de su contirtuacicSn".)8 cansa sin duda, en buena medida, encesta consistencia agóni­
Evidente ahora, cuando la culminación del progreso resul­ ca del mismo. Y la mejor manera de respetar esta consistencia
ta ser la catástrofe, el "contrasentido" ha sido inherente a to­ está en aceptar la invi~ción que trae consigo a que el lector
da la historia de la Ilustración y sólo es posible explicarlo en "meta mano" en el texto y lo trate como un "texto abierto",
virtud de una peculiar "dialéctica" de auto-negación que pa­ que es precisamente lo que intentaré hacer a continuación al
rece trabajar en el interior mismo de la auto-afinnación de la proponer una clasificación de las acepciones con las que apa­
Ilustración; "dialéctica" en virtud de la cual la actualización rece en él la palabra "Ilustración" (A ufkliirung).5 Cabe advertir
de la pérdida del miedo ante "la naturaleza" acontece gracias de inicio que, salvo en el tercer ensayo, sobre el Marqués de
a la (re)instauración del terror ante una espantosa mutación Sade, Nietzsche y la moral, la palabra es poco usada para refe­
de la misma. rirse al hecho histórico que dio lugar a su acuñación, es decir,

s Walter Benjamín, Tesis solm lo. historia Y otros Jragrrvmtos, Contrahistorias, 4 M. Horkheimer y T. W. Adorno, op. cit., p. 17.

México, 2005, p. 22. 5 En su versión de la obra, Héctor A Murena traduce "lluminismo".

44 45
la secularización y racionalización de buena parte de la men­ al trascender lo que a partir de ahí resulta ser "lo otro". Es el
talidad colectiva que, originándose en Francia, se expandió acto de autoafirmación (SelJJstbehauptung) del sujeto como rea­
por toda Europa a lo largo del siglo XVIII. Con "Ilustración", lización de la "libertad" -entendida ésta, a partir de Kant y
Horkheimer y Adorno prefieren referirse a la esencia de lo Schelling, como la capacidad de circunscribir y ordenar un
que, según Kant, está enjuego en la Ilustración, y no a la Ilus­ cosmos concreto o identificado.' Dentro de la indetermina­
tración 6 propiamente dicha. ción absoluta del ser aparece, trascendiéndola, algo que es
Es posible suponer que un relato subyace en los distintos una pura capacidad de determinar, la "libertad", el carácter
usos o acepciones que tiene la palabra "Ilustración" a lo largo de sujeto del ser humano. S~J:tre lo describe así en los mismos
de los cinco ensayos y un suplemento de que consta el libro años en que Horkheimer y Adorno trabajan en la Dialéctica de
Dialéctica de la Ilustración, un relato que narraría las peripecias la Ilustración: en medio el "ser en-sí", como una falla del mis­
de su concepto al atravesar campos de inteligibilidad no sólo mo" aparece una grieta, un hueco, una "burbuja de nada" que
diferentes sino incluso incompatibles entre sí. Una es la Ilus­ es el "ser para-sí": la existencia humana. 8
tración que aparece casi confundida con la "condición huma­ En la apertura indefinida de lo otro aparece así la circuns­
na", otra la que se muestra en el respeto irónico a los dioses cripción o cerramiento propios del cosmos, el "territorio" de
arcaicos, otra más la que festeja su triunfo en la industria ca­ la autoafirmación del sujeto, la misma que, al delimitar y or­
pitalista y el nazismo, otra, en fin, la que está en la resistencia denar, implica necesariamente una trascendencia por sobre
y el combate a la opresión totalitaria de la política religiosa, lo aquello "otro" de lo que procede. Se trata de un acto de vio­
mismo antigua que moderna. lencia (bias) elemental que consiste en "cambiar de su lugar o
modo de estar propio" o simplemente en "refuncionalizar"
aquellos elementos de eso "otro" que entran en la constitu­
La aparición del sujeto y la posibilidad de la Ilustración ción del cosmos.
La indiferencia del ser (lo "otro") hacia lo humano, el sim­
Apenas formulado, casi implícito en la obra, el concepto más ple "caos",' "vacío" o "ausencia de orden", es forzada a aparecer
básico y determinante de Ilustración se refiere a ella en su es­ como un verdadero "des-orden", como una presencia hostil, co­
tado original. La Ilustración se presenta en él sólo in nuce, b~o mo una proyección del propio sujeto-pero en negativo: el
el modo de lo posible, como un hecho ontológico fundamen­ "universo eterno e infinito" o la "naturalidad salvaje" que, con
tal sin el cual ella sería inexplicable. su acción enigmática, rodean y penetran al sujeto y su cosmos.
No sólo en la historia sino en la constitución actual del ser Al igual que para la ontología fenomenológica, para Hork­
humano es necesario reconocer, afirman Horkheimer y heimer y Adorno no hay un continuum entre el ser humano y
Adorno, un "acto de violencia que les sobreviene por igual a el ser natural; en términos antropológicos, el "Hombre" no es
los hombres y a la naturaleza", una violencia mediante la cual "la coronación" de la "historia de la Naturaleza", la hominiza­
"lo humano" se al..ltoconstituye al destacarse y "desprenderse",

6 "la salida del hombre del estado de irresponsabilidad del que él mismo , "De iniciar por sí mismo una serie autónoma,de acontecimientos; es la
es culpable. Irresponsabilidad significa la incapacidad de servirse de su pro­ libertad del carácter inteligible, que se da a sí mismo su propio carácter em­
pio entendimiento sin la guía de otro" (Immanuel Kant, "Beantwortung der pírico" (en 1. Kant, "Grundlegung zur Metaphysik der Sitten", en ibid., t. VI,
Frage: Was ist Aufkliirung?", en Wilhelm Weischedel (ed.), Werlwusgabe, t VI, p.83).
Suhrkamp, Berlín, 1977, p. 53. 8 Jean-Paul Sartre, L'Etre et le néant, Gallimard, París, 1943, p. 60.

46 -­ 47
ción no es un "progreso" dentro de la misma línea de desa­ prende de lo anterior, sólo tiene vigencia en tanto que "re­
rrollo de la "armonía natural", sino una interrupción de la construida". )
misma y el inicio de otra diferente; es la "huida hacia adelan­ La posibilidad de la Ilustración se encuentra en esta "vio­
te", el salto desesperado del animal desobediente, que con "un lencia" ontológica fundamental que está en la auto-afirmación
grito de terror"9 se experimenta condenado a sucumbir (dada (Selhstbehauptung) del s~eto respecto de lo otro; que constitu­
.su "anomalía") bajo la "ley natural" de la supremacía del más ye al "sí-mismo" (Selhst), en su sujetidad concreta o identidad
fuerte. (Selhstheit) determinada "trans-naturalmente" (o "meta-fisica­
Como trascendencia que es de lo otro "natural", y parti­ mente"). En ciertos pasajes, c::1 t.exto de Dialéctica de la Ilustración
cularmente como "trans-animalización" del "animal proto-hu­ parece entender la violencia de la Ilustración exclusivamente
mano", esta humanización del ser en general o de lo otro es como una violencia de agresión y no de trascendencia, como
necesariamente una "negación determinada"; es una separa­ un "pecado" contra la "Creación", como una hybris contra el
ción respecto de lo animal pero es también, en igual medida, orden natural, que el ser humano moderno repite de manera
una animalización de aquello que se separa de él: una anima­ potenciada y por la que, dialécticamente, convertido él mismo
lización de la sujetidad. Es "re-formación" de lo natural, pero en "naturaleza" u hostilidad a lo humano, recibe un castigo te­
es también "naturalización" de la forma; es "cosmificación" rrible. "La civilización es un triunfo sobre la naturaleza con el
que violenta a lo otro, pero es también reactualización de la que la sociedad convierte todo en simple naturaleza."1O Sin em­
otredad a través del cosmos. bargo, el conjunto de la obra permite reconstruir un concep­
La trascendencia, como "trans-naturalización", no es una ac­ To de Ilustración según el cual la violencia de ésta respecto de
ción violenta que sólo pertenezca al pasado; es una acción que lo otro puede ser vista no sólo como un pecado o una hybris,
está siempre sucediendo o teniendo lugar en el presente, que no sino también como una peculiar manera de respeto y exalta­
termina nunca. ción a través del desafio.
La violencia fundamental del ser humano al trascender al La constitución de la sujetidad sobre el sustrato de la natu­
ser en general desata entre ellos un conflicto que no tiene so­ ralidad animal trae consigo el conato o tendencia del sujeto a
lución, un "enojo" o "enemistad" que no acepta "reconci­ "perseverar en su ser", a repetirse como idéntico a sí mismo
liación" (Vers¿ihnung), si "solución" o "reconciliación" deben en situaciones diferentes en el curso del tiempo, en la exten­
significar un regreso al estado anteriu:r: a la autoafirmación sión del espacio. Ser sujeto es afirmarse en una identidad. Esta
del sujeto, una renuncia al ejercicio de la libertad. Como se ve­ tendencia del sujeto a seguir siendo "el mismo" puede efec­
rá más adelante, para Horkheimer y Adorno un.a verdadera tuarse sin embargo de dos maneras completamente diferentes
"reconciliación" o des-enojo entre lo humano y lo otro sólo entre sí, con lo que "perseverar", al igual que "Ilustración",
puede consistir, paradójicamente, en una insistencia en eso pueden significar dos cosas totalmente contrapuestas. Se t.Ip.ta
"nuevo" que ha aparecido en medio de lo otro, es decir, pre­ de una diferencia que es de importancia decisiva en la argu­
cisamente, en el. ejercicio renovado de la libertad. (Para ellos, mentación de Dialéctica de la Ilustración.
la libertad no es, como para Kant, "más mala que buena", si­ Yes que, en efecto, la perseverancia en el propio ser como
no que está "más allá del bien y el mal", de la concordancia o realización espacio-temporal de la autoafirmación o Selhstbe­
la discordancia éon una armonía natural, que, como se des­ hauptung del sujeto no tiene necesariamente que ir por el ca­

9 M. Horkheimer y T. W. AdOTIlO, op. cit., p. 37. 10 Ibid., p. 216.

48 49
mino de la Selbsterhaltung o autoconservación, Se lleva a cabo El primer modo de perseverar en el propio ser comienza con
de dos modos o con dos tendencias contrapuestas, que siguen un desafio que respeta la "sujetidad otra" de lo otro en la vi­
sentidos encontrados: a] como una auto-puesta en peligro gencia que esto otro mantiene al estar presente como '/ysis
(Selbstpreisgahe); o b] como una "auto-conservación" (Selbster­ (natura) o creación perpetua; avanza por la afirmación del ca­
haltung) , rácter contingente y aleatorio de la identidad del sujeto y de
La auto-afirmación puede ser simplemente una fidelidad a su cosmos en medio de lo otro. El segundo modo avanza por
la forma que debió inventarse el sujeto al trascender a lo otro, la anulación de la otredad de lo otro y su conversión en un
y que lo identificó como tal: al pasar por la experiencia de una "caos" o naturaleza salvaje R()r conquistar y domesticar; pasa
"trans-naturalización" que acepta y asume la huella de la ani­ por la afirmación del carácter absolutamente necesario de la
malidad negada y "superada" en ella. Una fidelidad que con­ identidad del sujeto y su cosmos y por la subordinación de
siste en el intento de alcanzar una meta-morfosis o traslación de la realidad de lo otro a esa necesidad. El primero se encami­
esa forma a cualquier substancia diferente aportada por el na a encontrar para el sujeto y su cosmos un lugar propio en
curso del tiempo o la extensión del espacio (Ovidio: "in nova medio de lo otro, mientras el segundo se dirige a someter lo
mutatae formae corpara"). 11 Perseverancia es aquí el esfuerzo de otro al sujeto y a integrarlo dentro del cosmos,
rescatar una forma, una entidad volátil, de la amenaza de desa­ El tono desconsolado y "pesimista" que prevalece a 10 largo
parición que surge cuando es puesta a prueba o en peligro en del texto de Dialéctica de la ilustración expresa sin duda las
una migración o cambio de situación, Como metamorfosis, condiciones políticas de la época en que fue escrito. Eran
la perseverancia no resguarda ningún "terreno ganado", no "tiempos que sólo ofrecían a.sus autores motivos para dudar de
protege una herencia o una integridad sustancial: no es capaz la posibilidad misma del primer modo de la perseverancia del
de fundar destino alguno ni es apta para someterse a él. Es un sujeto en su ser o su identidad; todo les conducía a identificar
acto gratuito, contingente, 'sin fundamento, de insistencia en esa perseverancia con el segundo modo, el de la auto-conser­
una forma que debe aún demostrar su vigencia. vación (Selbsterhaltung) del sujeto idéntico a sí mismo, y a cons­
La perseverancia en el propio ser puede, sin embargo, to­ tatar desilusionados la dialéctica negativa que llevaba a esa
mar otro camino, aquel que Horkheimer y Adorno ven de­ Ilustración o autoafirmación a "morderse la cola" y concluir
sembocar en su época en la maca.,bra apoteosis del "Estado en la devastadora anulación del sujeto. De todos modos, como
autoritario,j,12 La auto-afirmación del sujeto puede consistir en destellos casi borrados por el examen de esa dialéctica, no de­
una consolidación o susbstancialización de su forma identia­ jan de aparecer esporádicamente aseveraciones según las cuales
ria, en el resguardo o la conservación de esa substancia como una Ilustración "buena": de perseverancia por metamorfosis
"terreno ganado" o "coto de poder" arrebatado a lo otro (con­ de la identidad, resulta posible. Para Horkheimer y Adorno,
vertido ya en un mero "caos"), Perseverancia es aquí el empe­ sólo la Ilustración readueñada de sí misma,.es decir, retomán­
ño en proteger la "mismidad" del sujeto como un poder dose en la práctica real como la auto-afirmación contingente
equiparable al poder que se supone como lo esencial de lo del sujeto humano, "podría romper los límites de la Ilustra­
otro. Es una perseverancia que acumula esa "mismidad"-poder cíón".13
y que, por lo tanto, funda un destino y lo obedece.

11 "Las fonnas cambian en nuevos cuerpos" [E.].

12 Cfr. Max. Horkheimer, El Estado auWritario, Itaca, México, 2006.


18 ~. Horkheimer y T. W. Adorno, op. cit., p. 238.

"

50 51
La Rustración como el "destino" de Occidente mitos que [en la época moderna] caen víctimas de la Ilustra­
ción eran producto de ésta."15
"La proposición IV, XXII coro de la Ética de Spinoza", escriben Según ellos, el comportamiento mágico despliega una as­
Horkheimer y Adorno, "contiene la verdadera máxima de la tucia muy peculiar como arma de conservación de la identi­
civilización occidental: conatus sese conservandi primum et uni­ dad de un sujeto humano: el mago se mimetiza con una figura
cum virtutis est fundamentum (el empeño en autoconservarse inventada de lo otro todopoderoso y "hostil" para, en represen­
es el fundamento primero y único de la virtud)."14 Intentan tación de ella, entablar un diálogo con la comunidad humana
así localizar un modo de comportamiento civilizado que fue y entrar con' ésta en un contrato mediante el cual accede a ha­
"elegido" tempranamente (unos ocho siglos antes de nues­ cer una excepción en su "hostilidad" a cambio de recibir un
tra era) en el mundo mediterráneo centrado en torno a Gre­ sacrificio ton el que la comunidad le ofrenda una parte de sí
cia y que, saliendo airoso una y otra vez de duras pruebas, se misma. La astucia del mago consiste en comportarse como
fue consolidando e imponiendo a la manera de un "destino" si la existencia humana tuviese alguna importancia para lo
que ha dominado en la historia de Occidente. Es el modo de otro; en tratar a lo otro como si ello se atuviera a lo que el
comportamiento de la Ilustración por autoconservación ser humano hace o deja de hacer y en adjudicar a..í a lo que
("Selbsterhaltungj o de la civilización liberada de la magia acontece en lo otro una necesidad que le es ajena, que es una
que asegura la vigencia de sus formas mediante la cosifica­ proyección de la coherencia interna de la identidad comu­
ción de la vida de las mismas en la dinámica del intercambio nitaria. De esta manera, si lo que acontece en lo otro resulta
mercantil. Un modo de comportamiento que Occidente "eli­ -desfavorable a lo humano, ello no sería algo casual o fortuito
gió" repetidamente frente a otro suyo alternativo -el de la sino una accióri deliberadamente hostil provocada por lo
Ilustración por auto-puesta en peligro (Selbstpreisgabe)-, el otro, una acción que puede entonces ser materia de negocia­ '­

mismo que, vencido y dominado, lo <acompaña desde enton­ ción. Elevado a la jerarquía de fuerza todopoderosa, lo otro
ces desobedeciendo a ese "destino" desde los ángulos más queda sutilmente sometido al poder de lo humano. En la mÍ­
variados. mesis mágico-mítica hay una peculiar impostura: aquello que
va a ser imitado se crea en el acto mismo del imitar. 17 El com­
portamiento mágico imprime en lo otro la necesidad que
La llustración que hay en el mito corresponde a su propio cosmos identificado; le otorga una fi­
Según Horkheimer y Adorno, la presencia de la Ilustración co­ gura terrorífica con la qlleel ser humano puede mimetizarse
mo autoafirmación conservadora del sujeto no correspondería para exigirse a sí mismo, en bien de la reproducción de su
exclusivamente a la civilización moderna; ellos la reconocen ya identidad, un sacrificio al que de otro modo no se s01;netería.
en el comportamiento mágico y en el discurso mítico. 15 "Ya los El mito, por su parte, al darle un nombre a la figuro en que
lo otro se presenta, hacerle personaje de su relato y mostrarla
14 Ibid., p. 52. ,
15 Y lo hacen con intención polémica, en contra de cierta tendencia de
la filología clásica alemana que veía en Homero al iniciador del racionalis­ mediante una depuración de los elementos político-raciales ('Judeo-bol­
mo ilustrado e imaginaba los tiempos pre-homéricos o de la mitología ar­ cheviques") que habrían introducido el racionalismo ilustrado en el seno
caica como tiempos de annonía con la naturaleza a través de los dioses del pueblo alemán.
telúricos. La ideología antirracionalista del nacionalsocialismo, con la que 16 Ibid., p. 30.
esa filología simpatizaba, proponía regresar a esos tiempos pre-racionalistas 17 Ibid., p. 73.

<,
52 53
en una relación de reciprocidad con 10 humano, pone en pa­ pitalista de la modernidaá a cambio de la benevolencia de lo
labras el comportamiento mimético que está en la magia yjus­ otro hacia su identidad como propietario del "mundo de las
tifica así la necesidad del sacrificio en bien de la conservación mercancías", como tesaurizador o acumulador de valor econó­
de la identidad. La magia y el mito documentan un proceso de mico abstracto.
doble filo que se impone en las condiciones históricas de la Pero el destino de la Ilustración occidental o moderna se
escasez absoluta: el del sometimiento de la naturaleza, por un impone sobre ella incluso cuando, ya en la modernidad capi­
lado, y de autorrepresión, "renuncia" (Entsagung) o sacrifi­ talista, el mecanismo mercantil de distribución de la riqueza
cio sociales, por otro. Por esta razón, para Horkheimer y Ador­ social es desobedecido, burlado y ocupado por la presencia
no, "el mito es ya Ilustración [autoconservadora]", más aún; el desquician te de la mercancía<apital, es decir, por la acción del
mito pone en marcha ese "proceso sin fin de la Ilustración" valor de esa mercancía, que está en una constante autovalori­
que, en lugar de interrumpirse como era de esperar con la lle­ zación gracias a la explotación del trabajo de los asalariados
gada de los tiempos modernos, habría de continuarse hasta que producen y consumen tal mercancía. la Para sobrevivir con
nuestros días, y de manera exacerbada. la identidad de propietario, de "amo y señor de la naturaleza",
el sujeto debe ahora sacrificar no sólo su función administra­
dora del cosmos, sino, radicalmente, su misma función de suje­
La Dustración moderna to, su sujetidad; debe cosificarse radicalmente, pasar a existir
La Ilustración moderna vive de "desencantar el mundo", de como "sujeto enajenado" bajo la forma del valor autovalori­
combatir al mito en lo que éste tiene de expresión y apología -zándose que habita en la mercancía-capital. Yes que ser pro­
del comportamiento "mimético" propio de la magia cuando pietario de una riqueza capital es ser propietario de un valor
recurre al sacrificio humano como instrumento para someter económico cuya autoafirmación no puede detenerse mientras
a la naturaleza. Pero, irónicamente, su combate lo lleva a ca­ no haya sometido completamente al valor de uso de la rique­
bo desde una posición que es la misma del mito, sólo que za social, mientras no haya reducido la totalidad cualitativa
"más desarrollada". del mundo a su versión puramente cuantitativa. "La Ilustra­
El "destino" de la nustración occidental o moderna comen­ ción [moderna] -:dicen los autores- es el temor mítico que se
zó a tener vigencia cuando el sttieto se desentendió de la ad­ ha vuelto radical."19 Mientras el "temor mítico" se da ante la
ministración de su cosmos, función que ponía en peligro su amenaza de lo otro que le llega a través del caos, el "temor
integridad pues lo enfrentaba al conflicto entonces irresolu­ ilustrado" de la modernidad capitalista aparece ya ante la sim­
ble entre justicia social y sobrevivencia de la comunidad, y pasó ple amenaza de la otredad de lo otro; ante el peligro prove­
a asegurarla -y de este modo a resguardarse a sí mismo- en­ niente del "resto" de lo otro que es irreductible a la figura de
comendándola a la "mano invisible" (A. Smith) del merca­ "caos" y que está en la promesa de placer que se anuncia en la
do, cosificándola como una función que dejaba de requerir de consistencia cualitativa del valor de uso de los "bienes de este
su intervención y pasaba a cumplirse casual o "automáticamen­ mundo".20 "La Ilustración [en la modernidad capitalista] es to­
te" en el entrecruzamiento de la infinidad de "procesos de talitaria como ningún otro sistema."2l La sola posibilidad de
realización del valor" de los bienes convertidos en mercancías. 18 Ibid., p. 175.

Esta cosificación'o cesión de sujetidad, esta merma de autar­ 19 Ibid., p. 54.

quía política es el sacrificio, similar al del comportamiento 20 Ibid., p. 128.

mágico-mítico, que hace el sujeto ilustrado en la época preca­ 21 Ibid., p. 78.

54 55
un "afuera", de algo diferente al sí mismo, es la fuente del te­ 4. Imágenes de la blanquitud
mor. Nada debe estar afuera; la identidad se mantiene y salva­
guarda creando la inmanencia. H Sólo si el caos que se muestra
en la consistencia concreta de las cosas llegara al fin a consis­
tir plenamente en una mera proyección negativa del sujeto y
su cosmos, a ser exclusivamente aquello "aún no" conquistado
e invadido por él, ~I temor a lo otro podría desvanecerse en el Sein Auge ist blau
sujeto ilustrado. Sólo que esta sensación de seguridad ante la er trifft dich mit bleiemer Kugel
identidad perfectamente conservada gracias a la anulación de er trifft dich genau.I
lo otro en cuanto tal sería una sensación que carecería de su­ Paul Celan, Todesfuge
jeto para sentirla,
Anulado lo otro en provecho del sujeto plenamente enaje­ La palabra "espíritu" que aparece en el famoso ensayo de Max
nado, el paiseye que quedaría sería el de una devastación to­ Weber sobre La ética protestante y el espíritu del capitalismo se refie­
tal: la Ilustración habría completado su "dialéctica", re sin duda a una especie de demanda o petición de un cierto
Al llevar a cabo su empresa de auto-emanipación, el sujeto tipo de comportamiento que la vida económica de una socie­
humano tomó un camino que lo ha llevado paradójicamente, dad hace a sus miembros. El "espíritu" es una solicitación o un
de estar sometido beyo un poder ubicado en lo otro, en el caos, requerimiento ético emanado de la economía. El "espíritu del
en la naturaleza salvaje, a estar sometido a un poder equiva­ -capitalismo" consiste así en la demanda o petición que hace la
lente, pero ubicado ahora en él mismo; en él, como sujeto que vida práctica moderna, centrada en tomo a la organización
salvaguarda al fin plenamente su identidad al cosificarse y ena­ capitalista de la producción de la riqueza social, de un modo
jenarse como valor económico capitalista siempre valorizándo­ especial de comportamiento humano; de un tipo especial de
se. Para dejar de sacrificar una parte de sí mismo, como debía humanidad, que sea capaz de adecuarse a las exigencias del me­
hacerlo en tiempos pre-modernos, el sujeto, en esta dialéctica jor funcionamiento de esa vida capitalista. Según Weber, el ethos
perversa, ha pasado a sacrificarse todo entero. que solicita el capitalismo es un ethos "de entrega al trabajo, de
A esta Ilustración, que persigue a toda costa la autoconser­ ascesis en el mundo, de conducta moderada y virtuosa, de ra­
vación del sujeto y retrocede ante ·la,it:lea de una autoafir­ cionalidadproductiva, de búsqueda de un beneficio estable y
mación como "puesta en peligro" de sí mismo, Horkheimer y continuo", en definitiva, un ethos de autorrepresión-producti­
Adorno le recuerdan: "Todo auto-sacrificio implica destruir vista del individuo singular, de entrega sacrificada al cuidado
'más' que 10 que se salva gracias a él",2s de la porción de riqueza que la vida le ha confiado. Y la prác­
tica ética que mejor representa a este ethos solicitado por el. ca­
[En Sophia, Revista de Filosofta, n. 1, Quito, Ecuador, 2007; y Contrahistorias. pitalismo es, para Weber, la del cristianismo protestante, y en
La otra mirada de Clio, n. 9, México, 2007.] especial la del puritanismo o protestantismo calvinista, aquel
que salió del centro de Europa y se extendió históricamente a
los Países Bajos, al norte del continente europeo, a Inglaterra
y finalmente a Estados Unidos de América.
I
22 Ibid., p. 67.
28 Ibid., p. 73. 1 "Su ojo es azul/te apunta con una bala de plomo/te apunta y no falla."

56 '-.
57
En la nota preliminar a sus Artículos escogidos de sociología de realista, puritana o "protestante-calvinista" del ethos histórico
la religión, Max Weber dejó planteada la idea de que la capaci­ capitalista. 2
dad de corresponder a la solicitación ética de la modernidad En el contexto que nos interesa, es importante señalar que
capitalista, la aptitud para asumir la práctica ética del protes­ la "santidad económico-religiosa" que define a este "grado ce­
tantismo puritano, puede tener un fundamento étnico y estar ro" de la identidad humana moderno-capitalista, característica
conectada con ciertas características raciales de los individuos. de este nuevo tipo de ser humano, es una "santidad" que de­
Las reflexiones que siguen intentan problematizar este plan­ be ser visible, manifiesta; que necesita tener una perceptibilidad
teamiento de Max Weber a partir del reconocimiento de un sensorial, una apariencia o,l!na imagen exterior que permita
"racismo" constitutivo de la modernidad capitalista, un "racis­ distinguirla. La modernidad de un individuo, lo efectivo de su
mo" que exige la presencia de una blanquitud de orden ético interiorización del ethos puritano capitalista, es decir, su "san­
o civilizatorio como condición de la humanidad moderna, pe­ tidad" o el hecho de haber sido elegido por la gracia divina, es
ro que en casos extremos, como el del Estado nazi de Alema­ reconocible antes que nada en el alto grado de productividad
nia, pasa a exigir la presencia de una blancura de orden étnico, del trab..yo que le toca ejecutar. Lo evidentemente producti­
biológico y "cultural". vo de su actividad es lo que lo ubica por encima de la línea
Se puede hablar de un "grado cero" de la identidad concre­ que separa t,yantemente a los "winners" (triunfadores) o "sal­
ta del ser humano moderno, que consistiría en la pura fun­ vatf' de los "losers" (perdedores) o "sommersi". Pero no se ma­
cionalidad ética o civilizatoria que los individuos demuestran nifiesta sólo en este dato estadístico; también se muestra en la
tener respecto de la reproducción de la riqueza como un pro­ 'imagen que corresponde a esa santidad evidente: en todo el "
ceso de acumulación de capital. En este plano elemental, la conjunto de rasgos visibles que acompañan a la productividad,
identidad humana propuesta por la modernidad "realmente desde la apariencia fisica de su cuerpo y su entorno, limpia y
existente" consiste en el conjunto de características que consti­ ordenada, hasta la propiedad de su lenguaje, la positividad
tuyen a un tipo de ser humano que se ha construido para sa­ discreta de su actitud y su mirada y la mesura y compostura de
tisfacer al "espíritu del capitalismo" e interiorizar plenamente sus gestos y movimientos.
la solicitud de comportamiento que viene con él. Pero el grado cero de la identidad individual moderna es
Distintos elementos determinantes de los modos de vida tra­ en verdad un grado insostenible, evanescente, que en la his­
dicionales, distintas sub codificaciones de los sistemas semióticos toria cede su lugar enseguida a un grado primero o inicial de
y lingüísticos heredados, distintos usos y costumbres pre-mo­ concreción identitaria: el grado de identidad que correspon­
demos o simplemente no-modernos, en pocas palabras, dis­ dea la identidad nacional. En efecto, sólo excepcionalmente
tintas determinaciones de la "forma natural" de los individuos las masas de la sociedad moderna son, como suele decirse, ma­
(singulares o colectivos) son oprimidos y reprimidos sistemá­ sas amorfas y anónimas; por lo general son masas identificadas
tica e implacablemente en la dinámica del mercado a lo largo en la realización del proyecto histórico estatal de alguna em­
de la historia, en, el camino que lleva a este "grado cero" de la presa f:ompartida de acumulación de capital, es decir,son ma­
identidad humana moderna. Son precisamente aquellas deter­
minaciones identitarias que estorban en la construcción del 2 Sobre la multiplicidad del ethos histórico de la modernidad capitalista,

nuevo tipo de ser humano requerido para el mejor funcio­ que incluría, además del realista, a otros tres más: el "romántico", el " (neo)clá­

sico" y el "barroco", véase Bolívar Echevema, "Modernidad y capitalismo", Las

namiento de la producción capitalista de mercancías y que ilusiones de la modI!miiúJd, Universidad Nacional Autónoma de México-El Equi­

deben ser sustituidas o reconstruidas de acuerdo con la versión librista, México, 1995.

"-.
58 59
sas dotadas de una identidad de "concreción falsa", como di­ XVIII), esa casualidad o arbitrariedad se fue convirtiendo po­
ría el filósofo Karel Kosík, pero concreta al fin, que tiene una co a poco en una necesidad y pasó a ser codeterminante de la
consistencia nacional. identidad moderna del.ser humano como una identidad civi­
Ahora bien, en lo que concierne a estas reflexiones, es de lizatoria capitalista, en su variante puritana o "realista". En otras
observar que la identidad nacional moderna, por más que se palabras, debido a su frecuencia abrumadora, el hecho de que
conforme en función de empresas estatales asentadas sobre so­ los "santos visibles" fueran también, además de todo, "de raza
ciedades no europeas (o sólo vagamente europeas) por su y de usos y costumbres blancos" abandonó su factualidad y pa­
"color" o su "cultura", es una identidad que no puede dejar só a convertirse en una con.Qi.ción imprescindible. Es gracias
de incluir, como rasgo esencial y distintivo suyo, un rasgo muy a este quid pro quo que el ser auténticamente moderno llegó a
especial al que podemos llamar "blanquitud". La nacionalidad incluir entre sus determinaciones esenciales el pertenecer de
moderna, cualquiera que sea, incluso la de Estados de pobla­ alguna manera o en cierta medida a la raza blanca y conse­
ción no-blanca (o del "trópico"), requiere la blanquitud" de sus
lO cuentemente a relegar en principio al ámbito impreciso de lo
miembros. Se trata sin duda de un dato a primera vista sor­ pre, lo anti o lo no-moderno (no humano) a todos los indivi­
prendente, ya que la idea de una identidad nacional parecería duos, singulares o colectivos, que fueran "de color" o simple­
excluir la subsunción de ella b<.Yo alguna identidad más gene­ mente ajenos, "no occidentales",!
ral (por ejemplo, "europea" u "occidental"), que trascienda las Pero el proceso fue, en verdad, un tanto más complicado.
determinaciones étnicas particulares de la comunidad "nacio­ Lo interesante está en que, durante este tránsito subrepticio
nalizada" por el Estado capitalista. La explicación de esta posi­ -de lo casual a lo necesario, la condición de blancura para la
ble paradoja de una nación "de color" y sin embargo "blanca" identidad moderna pasó a convertirse en una condición de
puede encontrarse en el hecho de que la constitución fundan­ blanquitud, esto es, permitió que su orden ét~ico se subordina­ 11­
te, es decir, primera y ejemplar, de la vida económica moderna ra al orden identitario que le impuso la modernidad capitalista
fue de corte capitalista-puritano, y tuvo lugar casualmente, como cuando la incluyó como elemento del nuevo tipo de humani­
vida concreta de una entidad política estatal, sobre la base hu­ il
mana de las poblaciones racial e identitariamente "blancas" del 8 la imagen de contraste o imagen de lo contra-moderno, de lo incom­ 1
1

noroeste europeo. Se trata de un hecho que hizo que la apa­ patible con la blanquitud, ubica a un personaje de la novela El últi17UJ encuen­ "

riencia "blanca" de esas poblaciones se'"asimilara a esa visibili­ tro, de Sándor Márai, en la de una "humanidad determinada por el trópico":
dad indispensable de la "santidad" capitalista del ser humano "Has de saber que todos los ingleses que han pasado cierto tiempo en,el
moderno, que se confundiera con ella. La productividad del trópico son sospechosos en su propio país, Son dignos de admiración y de
trabego como síntoma de la santidad moderna y como "mani­ reconocimiento, pero son también sospechosos. En sus fichas secretas figu­
ra seguramente la palabra 'trópico' como si dijera 'sífilis' o 'espionaje'. Son
festación" del "destino" profundo de la afirmación nacional pa- I sospechosos aunque hayan conservado la costumbre de jugar al golf o al te­
só a incluir, como acompañante indispensable, a la blancura nis,·aunque hayan estado bebiendo whisky, aunque hayan aparecido en las
racial y "cultural". de las masas trab<.Yadoras. fiestas del gobernador, vestidos de esmoquin o con un uniforme lleno de
El rasgo identitario-civilizatorio que queremos entender por condecoraciones: todos ellos son sospechosos. Simplemente por haber vivi­
"blanquitud" se consolida, en la historia real, de manera casual do én el trópico. Simplemente por haber sobrevivido a esa infección terrible
e imposible de asimilar que también tiene sus atractivos, como cualquier pe­
o arbitraria sobre'la base de la apariencia étnica de la pobla­ ligro mortal. El trópico es una enfermedad. Las enfermedades tropicales
ción europea noroccidental, sobre el trasfondo de una blan­ se curan con el tiempo, pero el trópico jamás" (Salamandra, Barcelona,
cura racial-cultural. A lo largo de tres siglos (del siglo XV al 1999, pp. 74-75).

"

60 61
[1]
Geran! Ter Borch, [2]
La dama escribiendo Lucas Cnmach,
una carla, 1655 Adán y Eva, 1528

dad promovido por ella. Es ésta la razón de que, en principio, le también para la representación que se hace en esa época
en la modernidad capitalista, los individuos de color puedan del cuerpo humano desnudo [fig. 2]. En la pintura de Lucas
obtener la identidad moderna -siIl tener que "blanquearse" Cranach, Adán y Eva son sin duda de raza blanca, pero no es
completamente, de que les baste con demostrar su blanquitud. su blancura sino la inocencia de su sensualidad lo que el pin­
. Podemos llamar blanquitud a la visibilidad de la identidad tor circunscribe y enfatiza.
ética capitalista en tanto que está sobredeterminada por la blan­ Puede decirse, entonces, que un racismo identitario, promo­
cura racial, pero por una blancura racial que se relativiza a sí tor de la blanquitud civilizatoria, que no de la blancura étnica
misma al ejercer esa sobredeterminación. ' -es decir, un racismo tolerante, dispuesto a aceptar (coJ;ldi­
Es la compostura de los personajes, una compostura que cionadamente) un buen número de rasgos raciales y "cultura­
denota blanquitu(1, y no blancura de raza, lo que impresiona les" alien, "ajenos" o "extranjeros"-, es constitutivo del tipo de
en la representación de la nueva dignidad humana que hay en ser humano modemo-capitalista. Sin embargo, por más "abier­
los numerosos retratos de burgueses u hombres modernos de to" que sea, este racismo identitario-civilizatorio no deja de ser
la pintura flamerica en los siglos XV YXVI [fig. 1]. La blancu­ un racismo, y puede fácilmente, en situaciones de excepción,
ra está allí, pero precisamente sólo como un sobreentendido readoptar un radicalismo o fundamentalismo étnico virulen­
(Holbein, Van Eyck, Ter Borch, etcétera). Esta observación va­ to, como lo veremos enseguida.

62 '­ 63
[3]

Franz Karl Hiemer,


[4] I
Friedrich Hiilderlin, 1792 Obreros blancos I

La intolerancia que caracteriza de todos modos al "racismo son una expresión necesaria pero no suficiente de esa inte­
identitario-civilizatorio" es mucho más elaborada que la del riorización, y son además bastante imprecisos dentro de un
racismo étnico: centra su atención en indicios más sutiles que amplio rango de variaciones. En los países nórdicos del capi­
la blancura de la piel, como son los dela presencia de una in­ talismo más desarrollado, una buena parte del "ejército obre­
teriorización del etJros histórico capitalista. Son éstos los que sir­ ro industrial" del que hablaba Karl Marx -y no sólo del "de
ven de criterio para la inclusión o exclusión de los individuos reserva", compuesto de desempleados y marginados, sino in­
singulares o colectivos en la sociedad moderna. Ajena al fana­ cluso del "ejército obrero en activo"-, que era un ejército de
tismo étnico de la blancura, es una intolerancia que golpea "raza" indiscutiblemente "blanca", ha fracasado siempre e~ su
con facilidad incluso en seres humanos de impecable blancu­ empeño de alcanzar una blanquitud plena [fig. 4].
ra racial pero cuyo comportamiento, gestualidad o apariencia Los negros, los orientales o los latinos que dan muestras de
indica que han sido rechazados por el "espíritu del capitalis­ "buen comportamiento" en términos de la modernidad capi­
mo" [fig. 3]. El "racismo" de la blanquitud sólo exige que la in­ talista estadounidense pasan a participar de la blanquitud. In­
teriorización del'ethos capitalista se haga manifiesta de alguna cluso, y aunque parezca anti-natural, llegan con el tiempo a
manera, con alguna señal, en la apariencia exterior o corpo­ participar de la blancura, a parecer de raza blanca. La mani­
ral de los mismos; los rasgos biológicos de una blancura racial pulación que MichaelJackson [fig. 5] hace de los rasgos étni­

64 -"
65
cos de su rostro es sólo una exageración caricaturesca de la
manipulación identitaria y somática que han hecho y hacen
con sus modos de comportamiento y con su apariencia física
otros "no-blancos" atrapados en el American way 01 life.
Me refiero, por ejemplo, a aquellos negros estadounidenses
que en los años sesenta recibían el apodo de "Vnele Toms ",
a quienes hoy su blanquitud a toda prueba les ha pennitido
triunfar, lo mismo en la política [fig. 6] que en los negocios y
el mundo del espectáculo, y cuya figura emblemática sería la
ex secretaria de Defensa Condoleezza Rice. Pero me refiero
también a tantos otros grupos "de color" cuya adopción de la
blanquitud, cuya "americanización" o interiorización del ethos
realista del capitalismo contribuye a que la "modernidad ame­
ricana" pueda ostentarse a sí misma como la única moderni~
[5] [6]
dad válida y efectiva; son grupos humanos cuyas figuras
II Michael1ackson Condoleezza Rice
emblemáticas serían, por ejemplo, el primer ministro japonés
Junichiro Koisumi [fig. 7] o el presidente peruano Alejandro
.- Toledo [fig. 8].
II El racismo étnico de la blancura, aparentemente superado
ijl por y en el racismo civilizatorio o ético de la blanquitud, se en­
cuentra siempre listo a retomar su protagonismo tendencial­
mente discriminador y eliminador del otro, siempre dispuesto
a reavivar su programa genocida. Los mass media no se cansan de
recordar, de manera solapadamente amenazante, el hecho
de que la blancura acecha por debajo de la blanquitud.
Basta con que el Estado capitalista entre en situaciones de
recomposición de su soberanía y se vea obligado a.reestructu­
rar y redefinir la identidad nacional que imprime a las pobla­
[7]
ciones sobre las que se asienta, para que la definición de la
[8]

1unichiro Koisumi
Alejandro Toledo

blanquitud retorne al fundamentalismo y resucite a la blan­


cura étnica como prueba indispensable de la obediencia al
,. "espíritu del capitalismo", como señal de humanidad y de mo­
dernidad. 4
4, La regresión fundamentalista de la identificación moderna capitalista

no implica siempre un retorno a la exigencia de una blancura racial, como


en la primera mitad del siglo XX europeo; puede cumplirse perfectamen­
te en un retorno a la exigencia de una blancura identitaria, "cultural~ o mam­

66 "

67
[12]

Diferencias raciales 1

[9] [lO]
[11]
[13]

Hombre ario (taIjeta postal) Mujer aria (taIjeta postal)


F1irt entre arios
Diferencias raciales 2

(taIjeta postal)

El ejemplo paradigmático de la,posibilidad de esta regresión Estado, que por supuesto implicaba también un nuevo pro­
se encuentra en la historia de la sociedad alemana: en la re­ yecto de nación, planteaba como indispensable un retorno
fundación catastrófica del Estado alemán como Estado nacio­ -fundamentalista a la blancura racial como condición de la hu­
nalsocialista entre 1933 y 1945. El racismo de la blanquitud fue manidad moderna [fig. 9]; el regreso a una blancura étima o I ...
sustituido entonces por un racismo exaltador de la blancura, pura [fig. 10], enfáticamente noreuropea, germánica o aria
gracias al cual la reivindicación histérica de una pureza racial [fig. 11], que no pudiera confundirse con la "blancura» mes­
aria se hizo acompañar de un reavivamiento igualmente histé­ tiza, solapada bajo esa blanquitud tolerante que prevalecía en
rico del antijudaísmo tradicional de las poblaciones europeas. las naciones de la modernidad capitalista liberal y cuyos rasgos
A comienzos del siglo XX, la gran mayoría de los alemanes estaban presentes de manera excelente entre los alemanes ju­
de origen judío cumplía todas las exigencias de la blanquitud, díos [figs. 12 y 13).
y lo hacía con creces: la asimilacióii"ent;p.siasta y constructiva Dos razones estrechamente ligadas entre sí permiten explicar
al mundo de la Europa moderna había llevado a muchos de -que no justificar- el he~ho de que el movimiento nazi encau­
ellos incluso hasta el extremo de esa autotransformación so­ zara la reafirmación racista de la blancura étnica en el sentido
mática de la que Woody Allen hace burla en su película Zelig. de un antijudaísmo exacerbado: en primer lugar, se trataba de
Por esta razón, la disfuncionalidad que la ideología nazi esta­ un movimiento constitutivamente demagógico [fig. 14], que
ba interesada en encontrar en la población judía respecto del disfrazaba con una retórica revolucionaria su intención pro­
nuevo proyecto nacionalsocialista de Estado capitalista era funda qe tendencia contrarrevolucionaria [fig. 15], Y que ne­
una disfuncionalídad que sólo podía distinguirse y ser com­ cesitaba por lo tanto borrar de la percepción del proletariado,
batida y extirpada si la realización de ese nuevo proyecto de al que engañaba, la evidencia de su continuismo efectivo con
fiesta en los "usos y costumbres" e incluso en la ~ltanschauung, como sucede el Estado capitalista al que decía atacar. La única manera de
ya en el presente siglo, bautizado por Samuel Huntington como el de un hacerlo era recurrir a acciones abiertamente violentaS que lle­
"clash o/civilizations". varan a cabo una aparente "transformación radical de 10 esta­

68 "
69
blecido". En esta línea, la acción violenta de arrancarle al
cuerpo social alemán su parte judía (el uno por ciento de su
población), y deshacerse de ella para "purificarlo y fortalecer­
lo", resultaba impactante, demostraba una "voluntad revolucio­
naria" más potente y pura que la del "marxismo"5 [fig. 16]; con
la ventaja, además, de que se trataba de una acción relativa­
mente inofensiva para "el sistema", irrelevante grosso modo pa­
ra el funcionamiento capitalista de la economía y la sociedad
alemanas. En segundo lugar, la tendencia a hacer de los judíos
el "chivo expiatorio" de todas las calamidades sociales, con una
tradición que se remontaba a la Edad Media, había retomado
fuerza a finales del siglo XIX en las sociedades noreuropeas.
Este renacimiento general del antijudaísmo europeo llegó en
Alemania a su punto más alto después de la Primera 'Guerra
Mundial, a mediados de los años veinte, al término de la de­
vastadora inflación que pauperizó aún más a las masas traba­ [15]
[14]
jadoras mientras beneficiaba a la "élite plutocrática", aquella _Miembro de las SA entre un obrero Victoria o bolchevismo (cartel)
de la que la opinión pública pequeño-burguesa, en pleno uso de y un campesino 1­
I
su irracionalidad, tenía por partícipes y cómplices a todos los
i'
alemanes de origen judío. '1
El nazismo puede aprovechar el antijudaísmo tradicional
de la pequeña burguesía europea, ese sentimiento que invier­
te la carga valorativa de admiración-envidia de esta clase hacia
los judíos y la presenta como si fuera un desprecio-rechazo
[fig. 17]. Los pequeño-burgueseseuropeos cultivan un odio de
resentimiento hacia los judíos, porque los 'tienen por superiores.
En efecto, a diferencia de ellos, que dejaron que sus lazos co­
munitarios ancestrales se perdieran con la mercantificación
total de su vida y con la consagración de la misma por el cris­
tianismo puritano, los judíos mantienen y cultivan esos lazos

5 En cambio, la acción sistemáticamente genocida contra los judíos de


Europa oriental, que se inicia junto con la guerra contra el bolchevismo y
por la conquista de "espacio vital" o Lebensraum (véase la película de Elem [16]
Klimov, Ven y mira), es una acción que debe ocultársele al pueblo. La "radi­ 1udeo-marxismo
calidad" de esta acción, lejos de expresar un "idealismo revolucionario", de­ "El marxismo es el ángel guardián
muestra un cinismo tan burdamente pragmático que hasta al más fanático del capitalismo. Vota por la lista del
de los nacionalistas le resulta dificil compartirlo. nacionalsocialismo...

'-.
70 71
[19] [201 [21]

¡La patria librel


Parasitismojudío "Quien lleva este signo,
es un enemigo de
nuestro pueblo."

trapuesto al de la estrategia espontánea de la población alema­


[17] [18]
na de origen judío. No es.una estrategia de resistencia, como
"Eljudio comerciante", "Los judíos son "Losjudíos se disfrazan", "Los judíos son
nuestra desgracia", en Der Stii.rmer nuestra desgracia", en Der Stürmer 1a de ésta, caracterizada por un barroquismo anticapitalista
dentro del capitalismo, sino una estategia romántica, ultra-ca­
I
pitalista, que pretende alcanzar una "re-humanización" de la
en la vida cotidiana. Los judíos han logrado salvar el núcleo vida económica capitalista mediante un correctivo estatal-vol­
de la Heimat, esa combinación simbiótica "natural" de territo­ kisch. La estrategia judía de defensa de la identidad comuni­
rio y ethos (a la que el microhistoriador Luis González llania taria "natural" (admirada y despreciada a la vez, demonizada
"matria"), en medio de la total Heimatlosigkeit ("carencia de bajo el término "parasitismo") [fig. 20J, había mostrado que
matria") en la que la modernidad~~evastadora ha sumido al esa meta -el mantenimiento de la Heimat, de la comunidad, en
ser humano, según el filósofo MartinHeidegger [fig. 18J. En medio de la atomización mercantil- era alcanzable, pero siem­
el sentir de la envidia pequeño-burguesa, los judíos "tienen la pre que fuera en el modo de resistencia a la destrucción de
ventaja" de haber desarrollado una estrategia anti-coITosiva o identidades concretas implicada en la vida capitalista. Ésta fue
anti-disolutoria de la identidad "natural" y poder combatir efi­ precisamente la causa de que la presenciajudía se volviera pa­
cazmente la profunda anonimización moderna de la vida so­ ra el nazismo el primer estorbo mayor que debía hacer a, un
cial, malamente remediada por la identidad nacional. lado [fig. 21J.
La motivación profunda de la sociedad alemana de esa época, En contra de la afirmación entusiasta que hacen los alema­
sobre la que se monta y a la que tergiversa el nazismo, proyec­ nes judíos de la blanquitud tolerante como credencial de entrada
ta la consecución de una meta similar, es decir, pretende recon­ a la humanidad moderna, la recomposición nazi del Estado
quistar las virtudes de la vida comunitaria aniquiladas por la capitalista pretende su eliminación y la instauración, en lugar
modernidad capitalista [fig. 19J. Pero la estrategia que el na­ suyo, como requisito ineludible para la pertenencia al género
zismo desarrolla para alcanzar esa meta tiene un sentido con­ humano, de una blanquitudfunda1lll!Yftalista, esto es, de una blan­

72 '­ 73
cura racial extrema, una blancura aria, que sería la portadora El racismo es un contenido programático de la producción
natural de una modernidad "regenerada". artística promovida excluyentemente por el Estado nazi en
Es evidente el momento psicótico que se encuentra en la Alemania. Se expresa en la producción de un arte que se res­
recomposición racista de la nación alemana, proyectada y pues­ guarda y protege ante lo que el pintor Adolf Ziegler --conocido
ta en práctica por el movimiento nazi; la idea misma de una por sus colegas como el "pintor del vello púbico alemán"-lla­
comunidad racial que posea "por naturaleza" unas virtudes re­ mó "arte degenerado" y que no es otra cosa que el arte pro­
generadoras de la'modernidad capitalista es una idea absurda, ducido por la revolución de las formas estéticas modernas que
completamente insostenible. Resulta por ello interesante con­ llevaban a cabo en esos años.las vanguardias del "arte moder­
siderar los distintos intentos de plasmación de este absurdo en no", arte acusado de judaísmo y de comunismo (o "bolchevis­
medio de la vida real de la sociedad alemana durante los do­ mo", como los nazis lo llamaban peyorativamente). El arte
ce años que duró el Tercer Reich. Dado el hecho de que las fomentado por el Estado nazi pretende, como lo afirma Albert
artes plásticas trabajan con imágenes y de que el racismo tie­ Speer, el favorito de Hitler y su "arquitecto de cabecera", re­
ne que ver directamente con ciertas características de la ima­ tomar fuerzas de un retorno a las formas estéticas clásicas y a
gen del cuerpo humano y su mundo, el intento que esas artes la representación probadamente occidental del cuerpo hu­
hicieron de poner en práctica ese absurdo durante este perio­ mano. "Las artes plásticas de nuestros días", dice, "han reencon­
do de la historia alemana resulta especialmente ilustrativo. 6 trado la sencillez y la naturalidad clásicas y con ello lo verdadero
y lo bello." 7 Se trata sin embargo de un arte que termina por dar
6 La tendencia propia del Estado nazi se dirige a la represión de la crea­
un paso atrás precisamente respecto de aquella ruptura del
tividad estética de la sociedad. Los individuos no deben emitir, sino sólo reci­ 1I ~
hieratismo egipcio en la representación del cuerpo humano,
bir los mensajes de una política que se ha "autoestetizado" y que los requiere
como espectadores dispuestos a entrar en empatía con ella y participar en con la que comienza el arte plástico occidental [fig. 22] entre
ella. El Gesamtkunstwerlt propuesto por Richard Wagner, la "obra de arte to­ los griegos del siglo VII o VI antes de Cristo, y por reinstalar en
tal" del Estado nazi, su "estetización" de la política (de la que hablaW. Ben­ la representación ,realista del cuerpo humano un hieratismo
jamin en su famoso ensayo sobre la obra de arte), consiste exclusivamente especial que impacta por lo insostenible de su retórica.
en la ora minuciosa ora grandilocuente escenificación cotidiana de la unidad
Lejano del hieratismo de las figuras egipcias, que reposan
popular supraclasista, en e! espectáculo,pennanente de la Heimat recobrada,
con e! que todos y cada uno de los VolRsgeiiosse eran inducidos a identificarse.
en sí mismas seguras de su eternidad, el hieratismo de la escul­
Toda obra de arte era en principio sospechosa"porque implicaba el desen­ tura nazi, exagerado hasta el umbral de lo grotesco, se guía,
mascaramiento de esta impostura estética de intenciones demagógicas. Hay según el crítico Klaus Wolbert, por el Prinzip der Starre (el prin­
que mencionar que no sólo en e! Estado nazi la estetización de la política fue cipio de la rigidez), que quiere simbolizar a la consistencia
impuesta de manera terrorista. El Estado "soviético" de Rusia hizo otro tan­ moral interior (Innerlichkeit) como el núcleo escondido de la
to. La represión casi total de la revolución fonnal del "arte moderno", sin el
motivo potenciador que en el Estado nazi identificaba a las "vanguardias" ar­
presencia corporal del hombre sobre la tierra, pero que sólo
tísticas con e! enemigojudío, se acompañó en él del fomento de un arte pro­ alcanza a reproducir la apariencia que debió haber tenido el
gramático al servicio ,de una "revolución socialista" imaginaria. El arte oficial ser humano europeo después de haber sido castigado por to­
propuso un canon de la figura humana obediente también a la imagen con­ dos los siglos del medioevo cristiano. El hieratismo nazi se afir­
sagrada de la blanquitud -de ahí la gran similitud que se observa entre mu­ ma en abierta contraposición a la sensualidad de la imagen
chas obras plásticas de! nazismo y muchas del "socialismo"-, sólo que su
fundamentalismo no resaltaba en ella las marcas del autosacrificio para la gue­
rra sino otras, "stajanovistas", propuestas por el "realismo socialista": las del 7 "Die bildende Kunst unserer Tage hat '1.uTÜckgefunden zur klassischer Einfach­

autosacrificio para el trabajo conquistador del futuro. heit und Natürlichkeit und damit '1.um Wahren und Schonen,"

74 --­ 75
[24]
Arno Breker,
El pa:rtifÚJ, 1939

[251
Amo Breker,
El i!fército, 1939

Ubicación original: patio


de la Nueva Candllería de)
Reich (ver imagen 26)

ejemplaridad; un dinamismo que concuerda perfectamente


con el sentido de la construcción monumental y pretensiosa,
mausoleica y vacía [fig. 26], pero al mismo tiempo aldeana y
kitsch, de la nueva Cancillería del Reich [fig. 27], diseñada y eje­
cutada a marchas forzadas' por Speer, en 1938-1939, para dar­
le el último toque a la preparación de la guerra inminente con
un "edificio capaz de amedrentar al enemigo" [fig. 28J.
No todos los artistas partidarios del Estado nazi produjeron
un arte nazi; la mayor parte de ellos simplemente adecuó su­
perficialmente su arte a la retórica del nazismo, especialmen­
[22] [23]
Un kouros
te los costumbristas (como Wiessel, Rieger, Willrich) [figs.29,
Amo Breker, El Guardián, 1941-1942
(bajorrelieve) 30 Y 31], los simbolistas (como Georg Kolbe, en Pareja huma­
na, Klimsch o el propio Thorak., en su titánico grupo intitulado
humana de origen mediterráneo.u oriental, que transluciría Camaradería) [fig. 32], o ciertos "neo-objetivistas" (como el ar­
para él una impúdica inconsistencia moral, una Ausserlichkeit o quitecto Kurt atto). Los pocos artistas verdaderamente nazis,
entrega a lo exterior o público. En lugar de manifestar un re­ que pretendieron hacer un arte específicamente nazi, capaz
poso, el hieratismo de la plástica nazi transmite una tensión a de entrar en "empatía estética" con el movimiento político
punto de estallar. manipulado por Hitler y su banda, como un Amo Breker, en
Sobredeterminando el dinamismo futurista y la gestualidad la escultura, un Adolf Ziegler, en la pintura, un Albert Spe~r,
expresionista que caracterizan sobre todo a los bajorrelieves en la arquitectura [fig. 33], o una Leni Riefenstahl, en el cine,
heroicos de Br~ker (El Guardián, Camaradería, etcétera) [fig. tuvieron en la propuesta formal del primero, Breker, si no un
23] o a sus figuras "simbólico-ideales" -como Partei y Wehr­ modelo prescriptivo, sí un ejemplo a imitar.
macht (llamadas también El portador de la antorcha y El portador El "dinamismo hierático" propuesto para la representación
de la espada) [fig: 24 y 25], que representan al partido nazi y al plástica del cuerpo humano por Breker -a quien la prensa
ejército alemán- se encuentra un dinamismo peculiar, para­ oficial llamaba el "Miguel Ángel del Tercer Reich"- intenta
dójicamente hierático, el del acto heroico congelado en su expresar, mediante una especial distorsión de la figura hu­

76 '­ 77
[%6]
Albert Speer,
Patio de Honores de
la Nueva Cancilleria
del Reich

[%9]

AdolfWissel, Familia campesina de Kahlenberg, 1939

[%7]
Albert Speer,
Fachada de la Nueva
Cancilleria del Reich

[%8]
Albert Speer,
Nueva Cancilleria [30]
del Reich (vista nocturna) T. Rieger, Niño de la Hítlerjugend

78 '­ 79
[321
JosefThorak.
Camaradería, 1937

[311
~
Wolfgang Willrich,

Familia aria (sin fecha)

mana realista, la presencia de una exigencia espiritual que ac­ [33]

tuaría desde la "Deutsche Innerlichkeil' (el predominio de la vi­ Albert Speer, maqueta de la

da interior en el hombre alemán) en la apariencia del cuerpo Plaza Circular, proye¡:to para [34]

la renovación de Berlín Hider en 1924

humano, otorgándole su especificidad y su "belleza"; una exi­


gencia propia del hombre que, al perseguir un ideal, se so­
brepone siempre a sí mismo, y lo hace heroicamente, pues tal Así, por ejemplo, en El portador de la antorcha, de Willy Meller
búsqueda implica el sacrificio de.. l:I:no mismo. La actitud exis­ (en el Ordensburg Vogelsang, la instalación de entrenamien­
tencial de la Entschlossenheit, de ese' "Es,tado de resuelto" [fig. to militar de los nazis en el parque Eifel), o en los atletas es­
34], descrito por Heidegger en su obra clásica de 1927, Ser y culpidos por Karl Albiker y Joseph Wackerle para el Estadio
tiempo, y ostensible en el gesto de Hitler en 1924 al recomen-: Olímpico de Berlín 1936 [figs. 37 Y38], la idea nazi de una vir­
zar su aventura política después de unos meses en la prisión tud alemana que alcanza la realización individual en la fusión
de Landsberg, parece ser el modelo que Breker tuvo ante su con la comunidad masiva del Volk queda plasmada cuando la
"ojo espiritual" cuando, en 1938, alteró la figura del David de figura humana retiene la textura y la continuidad de la piedra
Miguel Ángel [fig. 35], dándole un sentido ario-nazi, para y se confunde casi con el muro del que se destaca. La solidez
comenzar sobre' esa Vía formal la serie de esculturas quejo ha­ de la comunidad popular se subraya con esta continuidad, al
rían fumoso [fig. 36]. quedar sugerida una especie de retorno de lo humano inclu­
La búsqueda (le Breker de una simbiosis entre lo ario y lo so al orden de lo mineral.
nazi en la representación del "nuevo hombre alemán" la em­ Mucho menos original que Breker, el pintor Adof Ziegler
prenden también otros artistas, por vías paralelas a la suya. -promotor de aquella exposición [fig. 39] en la que el senti­

80 '­ 81
[37] [38] [39J
]osefWackerle. Karl Albiker, Comdoms Arte degenerado, portada de
D011ItUim. 1936 de relevos. 1935 la guía de la exposición

quistada y como la marca inequívoca de una voluntad "rege­


[35]
[36]
El David de Miguel Ángel,
Amo Breker, neradora'~ de la modernidad. Sin embargo, lo único que logra
1501-1504
Disposición. 1939 efectivamente con sus figuras encomiásticas de la blancura aria
es desencubrir o poner de manifiesto el heroísmo suicida cu­
do común envalentonado creyó poder hacer burla de las for­ ya necesidad profunda está implícita en la asunción de la blan­
mas revolucionarias del "arte moderno" presentándolas como quitud. Paradójicamente, lo que llega a exaltar en contra de
pruebas de una "degeneración"- pretende sustituir, como en sus propias pretensiones es el sacrificio de la forma natural .
Terpsícore [fig. 40] o en el tríptico Los cuatro elementos, el canon de la vida humana y de la riqueza cualitativa. del cuerpo hu­
mediterráneo de la belleza del cuerpo femenino, que pone su mano en lo que tiene de encrucijada creativa de relaciones
centro en la sensualidad, por otro, específicamente ario, en el entre los valores de uso del mundo de la vida [fig. 42]. Lo que
que ese centro estaría más bien en un 'recato expresivo de vir­ alcanza a anunciar es una autodestrucción humana de nuevo
tudes morales productivistas, lo mismo para el amor procrea­ tipo que debe cumplirse en beneficio de una reanudación re­
tivo que para la actividad laboral [fig. 41]. formada, autoritaria, del buen funcionamiento capitalista de
La contrarrevolución política del movimiento nazi tuvo su la modernidad [fig. 43].
equivalente en la contrarrevolución formal del arte que se in­ La traición que la obra de Breker implica respecto de la -re­
tegró en él. Lo mismo que el nazismo significó para la revolu­ volución formal que se esbozaba en la obra escultórica de su
ción europea significó su arte para la exploración formal de maestro, Auguste Rodin, la clausura de una exploración van­
las vanguardias del "arte moderno". guardista de las posibilidades plásticas, la aceptación opor­
El arte que afirma su pertenencia al nacionalsocialismo pre­ tunista de un canon racista para la representación del cuerpo
tende desencubrir y enfatizar las virtudes y gracias de la blan­ humano, condujeron al fracaso artístico de este escultor. La
cura aria, presentando la consistencia biológica de ésta como contrarrevolución estética emprendida por él tuvo sin embargo
la condición indispensable de una blanquitud genuina recon­ efectos menos catastróficos que la otra contrarrevolución, a la

82 '­ 83
[40] [41]
Adolf Ziegler, Adolf Ziegler, Los cuatro elementos, 1937
TerpsícUTII, ca. 1937 [43] [44]
Amo Breker, Amo Breker, El ejército, 1939, en el patio
Camaro.das, 1939 de la Nueva Cancillería dcl Reich

[42]
Adolf Ziegler,
Desnudo fl'!/lUmino,
1939

84 '­ 85
5. La modernidad "americana"
(claves para su comprensión)

"Sie haben teuere Kkider'~ sagte Karl


[... ]. "la ~ sagte Rohinson, "ich kauJe mitr
Jast jeden Tag irgend etwas. Wze geJiillt
lhnen die Weste?" "Gam gut", sagte &rl.
"Es sind ahfff keine wi:rklichen 'lbschen,
das ist nur so gemacht", sagte Rohinson
und JajJte Karl bei der Hand, damit sich
diesfff selbst davon überzeuge.
[45]
[46]
Franz Kafka, Amerika l
Vladimir Tadin,
Ailschwitz
Maqueta de la Torre para

la Tercera Internacional
La "americanización" de la modernidad durante el siglo XX es
Comunista (1919-1920)
un fenómeno general: no hay un solo rasgo de la vida civiliza­
- da de ese siglo que no presente de una manera u otra una so­
bredeterminación en la que el "americanismo" o la "identidad
que acompañó y pretendió inspirar. Víctimas de la primera
americana" no haya puesto su marca. Se trata de un fenóme­
fueron él mismo y el arte de la escultura en Alemania [fig. 44];
no que no se da solamente, como sería de esperarse, en las so­
VÍctima de esta otra fue, en cambio, la modernidad alternativa
ciedades del norte de Norteamérica, donde se gestó a partir del
a la capitalista [fig. 45], que venía con el movimiento comunis­
siglo XVII, sino que se hace presente, ya desde finales del siglo
ta, y fueron, junto con ella, los veinte millones de muertos de
XIX, a todo 10 ancho del planeta.
la guerra y de los campos de exterminio en Europa [fig. 46].
La expansión de la modernidad "americana" más allá de sus
El racismo normal de la moderniq.adcapitalista es un racis­
fronteras originales no se ha dado única o preferentemente ha­
mo de la blanquitud. Lo es, porque el tipo de ser humano que
cia situaciones poscoloniales más o menos recientes -donde,
requiere la organización capitalista de la economía se caracte:­
como en Asia o África, la modernidad europea se mantuvo en
riza por la disposición a someterse a un hecho determinan- ,
una zona aparte, como una dimensión extraña o de élite-, sino
te: que la lógica de la acumulación del capital domine sobre la
incluso y con especial fuerza hacia situaciones de viejo arr:aigo
lógica de la vida humana concreta y le imponga día a día la ne­
de la modernidad, como las de Europa o la América Latina.
cesidad de autosacrificarse, disposición que sólo puede estar
garantizada poI' la ética encarnada en la blanquitud. Mientras 1 '''Su ropa es cara', dijo Karl [ ... ] 'Sí', dijo Robinson, 'casi todos los días
prevalezcan esta organización y este tipo de ser humano, el ra­ me compro algo. ¿Qué le parece este chaleco?' 'Muy bueno', dijo Karl. 'Pe­
cismo será una c,Ondición indispensable de la "vida civilizada". ro losholsillos no son reales, son hechos "sólo así', dijo Robinson y le tornó
de la mano para que se convenciera por sí mismo." América, novela incon­
[En Diego Lizarazo et al., Sociedades icánicas. Historia, ideofogía y cultura en la clusa, se publica ahora con el título que su autor quería darle originalmente:
imagen, Siglo XXI, México, 2007.] Dfff Verschollene (El desaparecido), Fischer, Frankfurt, 1994, p. 163.

86 '­ 87
También en esta vuelta de siglo, como en toda la historia ciertos recursos nuevos que puedan usarse para combatirla
moderna, las sociedades y los Estados extraeuropeos -del ex­ adecuadamente.
tremo Oriente, por ejemplo- pagan el acceso a las ventajas ci­ 1. La modernidad capitalista es un "proyecto civilizatorio"
vilizatorias de la modernización con una "occidentalización" que se gestó de manera inconsciente y espontánea en la vida
mayor o menor de su vida, sólo que ahora esa "occidentaliza­ práctica de las sociedades europeas a comienzos del segundo
ción" se ha reducido a una "americanización". En la época del milenio de nuestra era. Su propósito ha sido reconstruir la vi­
mundo "globaliza,do", el "americanismo" se ha impuesto co­ da humana y su mundo mediante la actualización y el desarro­
mo la "identidad franca" o mínimamente universal que deben llo de las posibilidades de una revolución técnica que comenzó
compartir todos los habitantes del planeta en la medida en que a hacerse presente en esa época en toda la extensión del pla­
aspiran a ser usuarios adecuados de los bienes modernos, a neta. Lo peculiar de este proyecto de modernidad está en su
participar en la vida "civilizada". modo de entregarse a esa reconstrucción civilizatoria, un mo­
El interés en distinguir lo específicamente "americano" do que la lleva a dotar a ésta de un sentido muy particular: dar­
que hay en la modernidad contemporánea proviene de una le "otra vuelta de tuerca" a la ya milenaria mercantificación de
constatación de hechos y tendencias: el proceso de deterioro la vida humana y su mundo, iniciada ocho o nueve siglos antes
del conjunto de la vida económica, social y política en el úl­ de la era cristiana; radicalizar la "subsunción" o subordinación
timo medio siglo -que parece encaminar a la historia mundial a la que está siendo sometida la "forma natural" de esa vida por
a una situación catastrófica de magnitud y radicalidad des­ parte de su "doble", la "forma de valor" que ella misma desarro­
conocidas hasta ahora- es un proceso que sigue la línea de Ha en tanto que vida mercantilizada. 2 Convertir esa subsun­
desarrollo definida por una de las múltiples versiones de la ción, de un hecho sólo exterior o "formal", en otro "real" o de
modernidad capitalista de la vida civilizada, la versión "ameri­ alcance "técnico"; en un hecho que "interioriza" o incorpora el
cana". Cualquier intento de frenar, tal vez revertir o incluso peculiar modo capitalista de reproducir la riqueza en la compo­
simplemente sobrevivir a ese proceso de deterioro y sus con­ sición misma del campo instrumental-del sistema de aparatos­
secuencias debe preguntarse acerca de los recursos que pue­ de la sociedad, y que consolida de esta manera la explotación del
de encontrar en medio de la civilización moderna actual para trab~o humano en su forma asalariada-proletarizada.
ser realmente viable. Sería equivocado suponer que estos recur­ El proceso que lleva a la generalización del telos de la valori­
sos siguen siendo los mismos o del Íiiism~ orden que aquellos zación del valor, inducido por el modo capitalista de repro­
de que disponía la vida civilizada moderna en el siglo pasado ducción de la vida social, es sin duda el proceso dominante en
para contrarrestar sus propias aberraciones, y que fueron de­ la historia de la moderniiación europea; pero está lejos de ser
saprovechados entonces con los resultados catastróficos tan el único. Otras propuestas de vida moderna que reivindican el
conocidos. Las diferencias de todo orden (lo mismo en 10 telos propio de la "forma natural" de la vida humana aparecen
técnico que en lo social y lo político) entre la modernidad junto a él y lo acosan una y otra vez a 10 largo de esa historia;
prevaleciente hace un siglo (la "europea") y la que domina se trata, sin embargo, de propuestas sobre las que ese proceso
actualmente (la "americana") pueden ser evidentes en 10 ge­ "no ha dejado de vencer" hasta ahora.
neral, pero son confusas en lo particular; sólo si se las describe 2. El proyecto civilizatorio de la modernidad capitalista só­
con precisión y se las examina críticamente se podrá recono­ lo pudo llevarse a cabo en ténninos histórico concretos, pri­
cer la especificidad de la segunda por debajo de su similitud
aparente con la primera y se podrá así detectar en ella misma 2 Véase el Apunte sobre estos conceptos [pp. 110-114 de este volumen].

88 "-

I 89
mero, invadiendo las figuras pre-existentes de la civilización (Fernand Braudel registra la dificultad de este paso cuando

en Europa e imponiéndose dentro de ellas o incluso sustituyén­ habla de una "extrañeza" y "torpeza" del capital ante los asun"

dolas y, segundo, reprimiendo las prefiguraciones civilizatorias tos propios de la producción.)

que resultaban de otras actualizaciones, éstas no-capitalistas, de 3. La historia de la civilización moderna-capitalista se bifur­

ese revolucionamiento técnico. Por esta razón, la realidad his­ ca a partir del siglo XVII; aparecen dos ramas o líneas de de­

tórico concreta de la civilización moderna en Europa sólo se sarrollo yuxtapuestas, paralelas y contiguas, pero autónomas:

vuelve comprensible si se la descifra como la realización del pro­ la línea europea, a todas luces la principal, antonomásica, y la

yecto civilizatorio que trae consigo el modo capitalista de la línea aparentemente secundaria, la "(norte) americana".

reproducción social, llevado a cabo bajo la forma de un arro­ Lo que distingue entre sí aestas dos ramas es el grado de den­
llamiento de las resistencias presentadas por las distintas civi­ sidad del compromiso que se establece entre la realización del
lizaciones pre-modernas y los múltiples esbozos no-capitalistas proyecto civilizatorio capitalista y la realidad ya civilizada (pre­
de civilización moderna. En la lucha o enfrentamiento desa­ moderna y moderna) que ella debe tomar en cuenta. La línea
tado por esta resistencia, la parte vencedora, la capitalista, sólo europea de la civilización moderna es una línea "impura" de­
resulta serlo a través de un conjunto dinámico de compromisos bido al alto grado de densidad que ese compromiso adquiere
en los que debe entrar con esas otras civilizaciones ya estable­ en ella; es una línea que avanza sinuosa y lentamente refuncio­ i_
cidas y con esas otras propuestas civilizatorias, compromisos nalizando una identificación social "pagana" que está dotada
que permiten a éstas reproducir refuncionalizadamente cier­ de una consistencia y dinámica propias y que obliga a la "for­
tos rasgos esenciales de la "forma natural" de la vida social y -ma de valor" capitalista a contemporizar con una múltiple y
que obligan a aquélla, a la parte capitalista, a desviar su auto­ compleja vigencia de formas "naturales" o concretas de la vida,
afirmación y a retardarla. unas todavía premodernas y otras ya propiamente modernas.
Especialmente en el mundo mediterráneo, y como resulta­ La línea "americana" de esa civilización es en cambio una

do de una historia milenaria, la "subsunción formal", impues­ línea prácticame;nte "pura", debido a lo tenue de ese compro­

ta por el capital comercial y el capital usurero (a los que Marx miso entre lo capitalista y lo "natural"; sigue una trayectoria

llamaba "antediluvianoS") sobre la civilización de Occidente, casi rectilínea, sobre la que se desenvuelve sin mayores con­

se había decantado ya en la vida social en un rico entramado de tratiempos, en medio de una vida civilizada bastante rasa o

usos y costumbres, en un amplio y complejo conjunto de iden­ elemental en la que la identificación "natural" de la vida por

tidades cultivadas cotidianamente con fervor. Por esta razón, refuncionalizar se reduce, quintaesenciada, a la fe ardiente en

el paso del predominio de ese capital "antediluviano" al pre­ las Sagradas Escrituras judeo-cristianas y la obediencia ciega a las

dominio del "capital productivo" -que es el tipo de capital con directivas morales derivadas de ellas.

el que se consuma la "subsunción real" de la vida social al capi­ 4. Tras las diferencias de apariencia puramente doctrinal

talismo-, un paso que se concreta apenas a mediados del siglo que distinguían a los cristianos de la rama europea frente a los

XVIII, resultó ser un paso considerablemente difícil. Tan difícil, colonos puritanos que irán a fundar la rama americana -dife­

que llevó a que' se abriera, a partir de la Revolución francesa, rencias que llevaron a que éstos fueran "expulsados" a Améri­

toda una época histórica, la de la "actualidad de la revolución" ca-, se esconden otras, más determinantes, que tienen que ver

(como la llamó'Ceorg Lukács), en la que un proyecto alter­ con lo "elaborado" (mestizado) o lo "elemental" (castizo) de

nativo de modernidad, el proyecto comunista, llegó a poner la vida civilizada que unos y otros representaban en el proce­

en peligro la opción capitalista que trataba de perfeccionarse. so de modernización.

90 '­ 91
\\'\'111
\::

La modernidad europea es, en lo fundamenta1;- una mo­ 5. la modernidad "americana", como prolongación de la
dernidad europea del sur o del orbe mediterráneo mientras particular modernidad noreuropea, viene a culminar algo que
que la modernidad "americana" deriva más bien de una mo­ el cristianismo pareciera haber tenido el encargo de prepa­
dernidad europea noroccidental. Y aquí la diferencia geográ­ rar: una socialidad dotada de un "ethos" que la vuelva capaz de
fica apunta hacia una diferencia de orden identitario que tuvo dar una respuesta positiva, "realista", aquiescente y dócil, al
gran importancia en la consolidación del modo capitalista de "espíritu del capitalismo" (Max Weber), a la solicitación que
reproducir la riq.ueza social. La primera es una modernidad éste hace de un cierto tipo de ser humano capaz de ser funcio­
"católica", la segunda, una modernidad "protestante", no tan­ nal con la acción que subsl!me la vida humana al capital; de
to en el sentido teológico de estos calificativos cuanto en su una cierta humanidad que demuestre una "blanquitud" ético­
sentido identitario-político, es decir, en el que atañe al grado de antropológica como característica básica de su comportamien­
radicalidad de la cristianización de la vida cotidiana; a la medi­ to y apariencia. 4
da en que la asamblea religiosa propiamente cristiana, la ecclesia, En la vía "americana" -exageradamente noreuropea- de la

había alcanzado a ponerse en el lugar o sustituir a la comunidad modernidad capitalista, la mercantificación de la vida y su mun­

o poZis en calidad de instancia socializadora e identificadora do, la subsunción de la "forma natural" de esa vida a su "for­

de los individuos singulares y colectivos. ma de valor", se cumple en condiciones de extrema debilidad

,­ La modernidad europea católica o mediterránea presenta­ de la primera, de escasez de posibilidades para resistirse a la

ba un grado de cristianización relativamente b~o debido a que. acción de esta última. Es una vida "natural" cuya creatividad

provenía de un proceso de evangelización cuyo efecto destruc­ -está obstaculizada, encerrada en la inercia o la repetición. Na­
tivo sobre las identidades y la') culturas paganas de las socieda­ da o casi nada hay en la experiencia práctica de los individuos
des mediterráneas se enfrentó a fuertes resistencias, las mismas sociales que los lleve a percibir una contradicción entre el pro­
que lo obligaron a seguir una "estrategia" peculiar de integra­ ducir y consumir objetos en calidad de "bienes terrenales" y el
ción o mestizaje de las mismas en una identidad y una cultura hacerlo tratándolos en calidad de mercancías, de "bienes ce­
cristianas que debieron relativizarse y "aflojarse" para el efecto.s lestiales" o puros valores económicos. El desarrollo paulatino
La modernidad europea protestante o noroccidental presen­ pero consistente de la "forma natural" sometida al capital en
taba, en cambio, un alto grado-de cristianización debido a que la vida " (norte) americana" moderna explora más allá de todo
se había gestado en un proceso de evangelización cuyo efecto límite las posibilidades de incremento cuantitativo de los bienes
devastador había avanzado sin grandes obstáculos sobre las producidos/consumidos; por otro lado, sin embargo, impone
ruinas de las identidades y culturas noreuropeas (celtas y ger­ una repetición sin alteraciones sustanciales de la consistencia
mánicas) y, sin necesidad de hacer ninguna concesión de cualitativa ancestral de los mismos. Los nuevos valores de uso
principio, sin entrar en las complejidades del mestizaje, había deben descubrirse así a partir de la proyección, sobre una na­
impuesto una identificación eclesial puristamente cristiana en turaleza de disponibilidad en principio inagotable, de las exi­
el lugar que ocu,paban antes esas identidades y culturas. gencias de los propietarios privados, enriquecidos en dinero
pero inhabilitados para romper colectivamente con el sistema
s Como re-cread<;Sn de la modernidad europea católica, la modernidad
de la América Latina, que vuelve recurrentemente en su historia al etJws ba­ 4 Véase Bolívar Echeverría, "Imágenes de la blanq-uitud", en Diego Liza­

rroco de la modernidad, resulta especialmente hábil para sufrir/vivir el pro­ razo et al., Interpretaciones icónuas, Siglo XXI, México, 2007 [y pp. 57-85 de

ceso de la subsuncÍón capitalista sin participar militantemente en él. este libro].

92 "'­ 93
de necesidades establecido. Proceso que contrasta con el que 6. La europea y la "(norte)americana" son dos ramas de la
tiene lugar en la modernidad europea, donde los nuevos valo­ historia moderna que se rencontrarán a partir de la segunda mi­
res de uso que se descubren han sido refuncionalizados por el tad del XIX, tres siglos después de su separación. Para enton­
valor capitalista pero sin anular la "lógica" social-natural ni ces, mientras la primera ha llevado a la modernidad capitalista
bloquear la creatividad que viene de una interacción colectiva a un estado de autonegación, la segunda la ha conducido a
espontánea con la naturaleza; interacción concretamente iden­ uno de realización plena. La primera, la de la modernidad
tificada que resulta siempre conflictiva, dado que incluye la "europea" -impugnada por el proyecto comunista-, está en
revisión de los "contratos" inter-humanos y humano-naturales plena crisis debido a que no pudo concluir a satisfacción la ta­
objetivados en la consistencia cualitativa del mundo de la vida. rea de subordinar completamente a la "forma natural" (ni en
Considerada en el nivel esencial de la historia de la moder­ su versión tradicional ni en sus versiones nuevas). La segunda,
nidad realmente existente, la "americanización" de la moderni­ en cambio, la de la modernidad "americana", se encuentra en
dad en el siglo :xx sería sin duda una culminación: el arribo al pleno crecimiento y expansión, satisfecha de haber concluido
punto de la más estrecha interconexión entre la consolidación la tarea.
de la revolución técnica en las fuerzas productivas y el procedi­ Los vasos comunicantes que se instalan entre ambas versio­
miento capitalista de actualizarla. Sería la conquista del grado nes de la modernidad capitalista no estarán al servicio de un
más alto de subsunción de la lógica "natural" o lógica del va­ "retomo", de una reinserción de la versión "americana" en la
lor de uso de la vida social moderna a la lógica capitalista de la "europea", sino al de una invasión de ésta por la primera, me­
autovalorización del valor mercantil, el grado casi pleno de diante la cual intentará absorberla y sustituirla, en un proceso I!
la identificación entre ambas. lento y probablemente inacabado a lo largo de todo el siglo :xx.
Por el contrario, si lo que se tiene en cuenta es la historia de 7. La simbiosis de ambas inyecta savia nueva y revitaliza a la
la consistencia formal concreta de la vida moderna, la america­ "modernidad europea", sobre todo a partir de la segunda pos­
nización de la modernidad traería consigo un empobrecimien­ guerra europea del siglo :xx, pero se trata de una transfusión
to radical: implica, en efecto, en primer lugar, una ruptura que se dirige solamente a las partes de ella que la "moder­
tajante con el pasado pre-moderno, no sólo pagano sino también nidad americana" considera "rescatables". Al hacerlo de esta
cristiano; un pasado sin el cualla-mqdernidad, como "negación manera, esa simbiosis abre en la modernidad europea ,una es­
determinada" que es de otras formas civilizatorias anteriores, cisión entre su versión re-conformada a la "americana" y su
queda severamente disminuida en su substancia histórica. Im­ versión castiza o "auténtica", fiel a la identidad "eurdpea" tra­
plica además, en segundo lugar, una eliminación sistemática, dicional, versión que, por lo demás, se encuentra en una pro­
dentro de la vida cotidiana, de la competencia entre las múlti­ funda crisis. "Ser moderno a la europea" implica hoy en día
ples propuestas de vida o los distintos" etM' posibles dentro de reconocer, como Jean Baudrillard, que una "verdad ameri­
la modernidad capitalista; tiende, en efecto, a asegurar C11 mo­ cana" había estado siempre esperando, como un destino por
nopolio del modo de ser capitalista para uno de ellos en par­ cumplirse, en el horizonte de lo europeo e implica constatar
ticular, el ethos "realista" ("protestante" o "puritano").5 al mismo tiempo que aquello contra lo que se vuelca toda mo­
dernidad capitalista, la substancia histórico concreta -eso que
5 Véase Bolívar EcheveITÍa, "Modernidad y capitalismo, Las ilusiones fk la
es lo "prescindible" en la perspectiva "americana"-, es lo úni­
modernidad, Universidad Nacional Autónoma de México-EI Equilibrista, Mé­ co que legitimaba y otorgaba especificidad a la modernidad
xico, 1995. "europea",

'-­
94 95
Por su parte, también la rama histórica "(norte)americana" viene sólo a medias del esfuerzo humano (como Karl Marx les
de la modernidad capitalista experimenta modificaciones con­ recordaba a los soci3J.demócratas), pues la naturaleza pone
siderables como resultado de este reencuentro simbiótico, tan "gratuitamente" su propia parte; demostraban que la riqueza
decisivas e incluso más que las que se observan en la rama eu­ social es una objetivación de la actividad humana, pero no
ropea; modificaciones que vienen a completarla y a hacer de como una proyección sobre un sustrato vacío e indiferente,
ella precisamente la "modernidad americana" que existe ac­ simplemente gratuito, sino como una "colaboración" con ella,
tualmente, el Avzerican way 01 life. como una acción que completa o "complementa" una "acción
8. Tal vez la clave histórico empírica principal de la moderni­ natural" que está siempre en proceso por sí misma.
dad "americana" esté en la coincidencia casual, "providencial", Sin embargo, al proyecto de modernidad "americano" -que
si se quiere, de un peculiar proyecto de vida comunitaria, el no persigue el perfeccionamiento de la sociedad sino la ga­
proyecto cristiano puritano, con un hecho natural igualmen­ nancia capitalista-le convenía más aferrarse a la seguridad que
te peculiar, el de la abundancia relativa de medios de produc­ aporta la fe; se mantuvo lejos de la aventura política que vie­
ción naturales; en el encuentro inesperado de una moralidad ne con el cuestionarniento del fundamento sobrenatural de los

~. que busca la salvación eterna (celestial) a través de la entrega


compulsiva al trab.yo productivo (el "wOT'kaholism" de nuestros
días) con una situación natural excepcionalmente favorable a
asuntos públicos o las cosas sociales. Reafirmó la creencia en
el esquema puritano, en su esencia sacrificial: es preferible se­
guir pagando con la renuncia al disfrute, con la sangre y "el
la potenciación de la productividad del trabajo. sudor de hi frente", la deuda contraída conJesucristo para al­
". No puede exagerarse la importancia que ha tenido este en­ canzar una salvación segura, aunque sea "en el más allá", se­
e cuentro "fundacional" en la redefinición "americana" de la guir viviendo la vida en calidad de sacrificio, que interactuar
t: modernidad: un esquema de comportamiento moral concebi­
do para garantizar la supervivencia en condiciones de "amena­
directamente, sin garantía divina alguna, con una naturaleza
cuya abundancia será siempre desconfiable, impredecible, in­
za total" a la sobrevivencia humana, diseñado y perfeccionado segura. Los fundadores de la modernidad "americana" mini­
por milenios en condiciones de escasez "absoluta", es puesto a mizan el aporte activo de la naturaleza en la constitución de
prueba de buenas a primeras, después de un "segundo éxodo la riqueza concreta; lo desprecian. Al reafirmar el origen pu­
del pueblo de Dios", esta veza América, en una situación ra­ ramente humano de la riqueza social anulan en la "naturalidad"
dicalmente diferente, en la que reina: una escasez que es sólo del valor.de uso todo aquello que, por ser casual o fortuito, no
"relativa" (es decir, un cierto grado de abundancia, de acep­ vaa servir de sustrato inmediato para el valor mercantil. La na­
tación y no de rechazo de lo natural hacia lo humano). \ turaleza es reducida a un "menú" de opportunities, entre las
Los hechos del "nuevo mundo" venían por sí solos a im­ que el individuo emprendedor encuentra, depués de una ar­
pugnar ese esquema de comportamiento moral, a demostrar dua búsqueda iniciatoria, la que estaba "reservada" para él.
que la tierra donde vive el ser humano no es necesariamente, (Como es conocido, la marcha de apropiación territorial ha;..
como parecía serlo para las mayorías en la Europa de origen, cia el West norteamericano avanzará eliminando, arrasando y
un "valle de lágrimas", un "lugar de prueba y sufrimiento". exterminando todo aquello que no sirve hic et nunc, directa­
Venían sobre todo á demostrar que la riqueza terrenal no es mente, de "materia prima", lo mismo los indígenas "pseudo­
solamente el frúto del sacrificio humano en la guerra o en el humanos" que los bosques y los rebaños.)
trabajo, que no consiste en el puro valor económico, es decir, En el capitalismo que sustentó a la modernidad europea, la
en la cristalización de ese sacrificio; evidenciaban que ella pro­ "renta de la tierra" que solventaba los excesos de la "clase

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97
ociosa" (Thorstein Veblen) consagraba también por otro la­ 10. La más característica y determinante de todas las trans­
do, a su manera, el carácter precioso de la naturaleza. En el formaciones que experimenta la modernidad capitalista con
capitalismo del siglo xx, que ha sustentado a la modernidad su "americanización" es sin duda la introducción de lo que po­
"americana", la "renta de la tecnología", es decir, de laobjeti­ dría llamarse "la hybris americana", que consiste en aquello
vación de la astucia humana, vino a desplazar a la "renta de la que muchos autores coinciden en describir como una "artifi­
tierra"; con ello, al bajar de precio siendo funcionalizada co­ cialización de lo natural" o una "naturalización de lo artificial".
mo relativamente "superabundante", la naturaleza perdió ese La "forma natural" de la vida humana, con su proyecto de
carácter precioso que siempre tuvo, y el abuso destructivo de autoafirmación sujetiva, es 13:_que otorga necesidad o "natura­
ella pasó a ser cosa de menor importancia. lidad" a los objetos de su mundo. Por ello, de una determinada
9. En las bases de la modernidad '~americana" parece en­ cualidad de la vida o de su mundo puede decirse que es "arti­
contrarse una constatación empírica, la de que en América se ficial" cuando es el resultado de la combinación fortuita de
encuentra vigente un "destino manifiesto" adjudicado por Dios otras cualidades, que se da con el mero incremento cuantita­
a la comunidad de godlies (divinos) o puritanos (calvinistas, no tivo de las mismas o de su número; es decir, cuando no obe­
cuáqueros) recién desembarcada del Mayflowery a sus descen­ dece a un "proyecto" o intención, y carece de la "necesidad" o
~1 dientes; un destino que se hace evidente en la entrega que
Dios habría hecho a los colonizadores neo-ingleses de un Le­
"naturalidad" descubierta/instaurada por un sujeto. Dicho en
términos históricos: cuando es el efecto de una simple reali-'
bensraum natural por conquistar libremente, que se extiend,e zación ampliada del valor económico de la mercancía, y no de
Far West al infinito. una transformación "interior" concreta, "concertada en algún
Lejos de llevar a una demostración de la falta de sustento tipo de demo-cracia", de la vida y de su mundo o conjunto de
de esa ética e inducir el cuestionamiento de la misma, la mul­ valores de uso.
tiplicación inusual y exagerada de los "santos visibles" -debida La hybris o desmesura absoluta de la modernidad "america­
al despliegue de la ética puritana productivista en las condi­ na" consiste en la pretensión de haber alcanzado al fin una
ciones inesperadas de una abundancia natural relativa- vino subsunción total de la "forma natural" de la vida humana y su
más bien a "sobre-legitimar" empíricamente esa ética. La exu­ mundo a la "forma de valor", subsunción que habría llegado
berancia natural del "nuevo mundo" ,....la "tierra prometida"­ no sólo a refuncionalizar esa vida "desde afuera y desde aden­
provocó una generosidad inusitada en 1",- "mano invi~ible" del tro", sino de plano a anular en ella esa "forma natural". Se ma­
mercado, una validación irónicamente excesiva de la ética nifiesta en la vida práctica a través de la impugnación tácita de
del elegido excepcional o el ,"santo visible". La excepción pu­ una "naturalidad" como'fundamento del mundo de la vida; a
do pasar a ser casi la regla: el winner o elegido por Dios para través de la reivindicación, inherente a esa práctica, de la au­
ser salvado devino el tipo humano "normal" o mayoritario en tosuficiencia de su "artificialidad". Por contraste, el respet~ de
la sociedad "(norte)americana", el loser, el "hundido" de la esa "naturalidad" social e histórica en la modernidad europea
white trash, la minoría anómala confirmadora de la regla. Co­ pareciera ser la causa de la crisis y la decadencia de ésta.
mo asamblea de' "santos visibles", la comunidad parroquial de Con la "modernidad americana" se estaría ante la puesta en
farmers y la comunidad de comunidades, la "nación" WASP vigencia de una nueva "naturalidad artificial", una naturali­
(White Anglo-Saxon Protestant), podía sentirse favorecida por un dad propia del valor de la mercancía-capital, valor que sería
evidente "destino de salvación". capaz no sólo de autovalorizarse independientemente de los
valores de uso "naturales" sino de promover, él por sí solo

98 '­ 99
-fantasma de un great pretender-, el aparecimiento y la consti­ lidad europea.' La civilización "(norte)americana" ha podido
tución de valores de uso sustitutivos de ellos. La "modernidad festejarse a sí misma como autosuficiente, como dueña de una
americana" se desentiende de la tarea elemental, "natural", de "naturalidad artificial" que le autorizaría a prescindir de la "na­
todo proyecto civilizatorio concreto, la de crear simultánea turalidad" antigua y moderna de la vida, porque así lo permiten
y articuladamente en la vida humana una suficiencia para el las condiciones de una crisis civilizatoria radical y generalizada.
subsistema de capacidades sociales de producción y .una sa­ Sitiada en su "pequeño continente" (Braudel), la civilización
tisfactibilidad para el subsistema de necesidades sociales de "europea", que respeta el valor de uso "natural", pero para es­
consumo. Para ella, la ampliación de las capacidades de pro­ tancarlo en su casticismo, e~perimentá una disminución de sí
ducción, por infinitas que sean sus posibilidades de crecimien­ misma que la lleva. al borde del automatismo, mientras en el
to, no puede coincidir jamás -obedeciendo a un paralelismo resto del vasto mundo las otras civilizaciones "naturales" del pla­
asintótico- con la apertúra siempre indefinida, con la insaciabi­ neta no encuentran la manera de armonizar su propia tendencia
lidad constitutiva, metafisica, de las necesidades de consumo. a inventarse una modernidad con la defensa fundamentalista
La tergiversación fundamental del valor de uso al que tendía de una identidad substancializada. Sobre este endeble trasfon­
técnica o "naturalmente" la gran industria moderna -tergi­ do, la "modernidad americana" ha podido ostentar su "validez"
versación que desde el siglo xvm convirtió a ésta, de instru­ y desconocer y hacer que se desconozca lo insostenible de su
mento de liberación del trabajador en instrumento de su hybris, de su desmesura absoluta: la devastación que ella impli­
esclavización orgánica-6 sirve de base al "diseño" del valor de ca para lo humano y para la naturaleza que lo posibilita.8
uso que el valor económico mercantil capitalista induce en la 12. Si examinamos lo que distingue a la modernidad "ameri­ I
producción ya con el mero acto de imponer su autovaloriza­ cana" de la modernidad europea -de la que es una prolonga­ !
ción dentro del juego aleatorio del mercado. Se trata de un ción histórica independiente-, el rasgo peculiar de ella parece
valor de uso monstruoso por definición: útil, sin duda, pero
7 No son escasos los ejemplos de hombres de letras europeos, extasia­
no para alimentar la vida sino para lograr el suicidio del ser
dos ante las noches transformadas en días en Las Vegas, o ante los antros de
humano y el arrasamiento de la naturaleza en la que se de­ Los Ángeles, que .anillan el sol implacable de sus calles, chocados por la
senvuelve su vida. temperatura helada de los climas interiores en medio del calor de Miami o
11. No debe extrañar la buena-:Íncluso entusiasta- acogida por los remansos tropicales instalados en los matls de Chicago.
que esta pretensión de la "modernidad' americana" pudo tener 8 La fase de ascenso del "americanismo" a su hybris contiene de todos mo­

hasta hace poco, sobre todo en una vasta capa de la intelectua­ dos un elemento impugnador de la traición a la "naturalidad contingente"
perpetrada por las formas modernas de la Europa de la Belle Époque y el
"malestar en la cultura" (Sigmund Freud), formas penetradas por la auto­
6 Todos los elementos del campo instrumental y del proceso de trabajo suficiencia y la arrogancia de los Estados nacionales imperialistas. Flotando
que corresponden a la Revolución iridustrial se planifican y diseñan no se­ libremente en el aire de una "artificialidad" inocente, despreocupado'del
gún el principio de "ahora resulta más fácil producir los mismos bienes con fardo de una "naturalidad" aparentemente prescindible, el "(norte)ameri- .
menos esfuerzo", si~o según el de "ahora resulta más fácil producir más bie­ cano" moderno disfrutaba del valor de uso descubierto en la línea del telos ca­
nes con el mismo esfuerzo". Es el principio del diseño que regirá la revolu­ pitalista con una ingenuidad que sólo en los años de la guerra de Vietnam
ción urbanística del siglo XIX -con los barrios obreros y sus Mil{tskaseme, con dejaría de ser explicable. Mucho de lo más fascinante de las formas de vida
los servicios públicos Yde transporte más "eficientes" (los trenes con los que "(norte)americanas", incluidas su literatura y su música, proviene de la en­
soñaba Mussolini, que llegan y parten a la hora exacta estipulada en los ho­ trega espontánea al quid pro que que confunde esa "artificialidad" (desvirtuada
rarios)- habiéndose extendido a partir de las naves industriales y la disposi­ por dentro, dada stipertenencia a la necesidad capitalista) con la contigen­
ción productivista abstracta de la maquinaria y la "coreografia" laboral. cia de la "naturalidad .. humana.

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estar en su disposición total o irrestricta a asumir el hecho del El desatamiento y aceleración sin límites del progreso sólo
progreso, es decir, la realización del ímpetu productivista de pudo llegar realmente con la modernidad "americana", en
"la producción por la producción misma", propio de la acu­ donde la resistencia del "valor de uso" al "valor" mercantil se
mulación de capital y favorecido por la "mano invisible" del encuentra completamente desarmada. Después de siglos de
mercado (Adam Smith); en la tendencia que ella muestra a en­ sometimiento de los pueblos germanos, la colonización roma­
tregarse a la aceleración de. los cambios que este productivismo no-cristiana había logrado en ciertos casos la confección masi­
abstracto introduce en la vida práctica y en la realidad social. va de seres humanos cuya idiosincrasia o identidad "natural"
El "americanismo", la "identidad americana", se presenta­ se reproducía en términos st!l:;namente elementales; identidad
ría así, en un primer nivel empírico, como un progresismo -que como la que caracterizaba a las comunidades calvinistas y puri­
es un rasgo general de la modernidad capitalista-, pero radi­ tanas llegadas para colonizar la Nueva Inglaterra y para asumir
calizado o llevado al extremo; como un progresismo que ha así, sobre una vía paralela a la europea, la "tarea histórica" de
eliminado los obstáculos de orden identitario ("cultural"), social la modernización capitalista.
y político que lo refrenaban en la modernidad europea. Sustituir una técnica por otra "más eficiente", un satisfactor
El "progresismo americano", la entrega total de su mo­ (un bien producido) por otro "mejor" es el proceder propio
dernidad al progreso, puede ser descrito como una manera del progreso. En la modernidad dominante, la eficiencia de la
peculiar de construir la temporalidad del mundo de la vida so­ primera y la calidad del otro deben definirse, en principio, en re­
cial ycomo una manera peculiar de actualizar la politicidad ferencia a una figura ¡dentitaria del ser humano que se en­
de esa vida social. Miradas las consecuencias que tiene en es­ "cuentra ya mercantificada en sus potencialidades productivas y
tos dos elementos de la construcción del mundo de la vida, el consuntivas; deben responder a un diseño del mundo de la vi­ I

"progresismo americano" se muestra, primero, como un "pre­ da en donde el telos de la valorización del valor mercantil de las
sentismo", y segundo, como un "apoliticismo". cosas domina sobre el de la "forma natural" de las mismas. Lo
Según esto, el "progresismo americano" implicaría esencial­ "más eficiente" o lo "mejor" deben determinarse en referencia a
mente una. clausura sistemática de la experiencia cotidiana los criterios de unser humano interesado exclusivamente en la
frente a las determinaciones provenientes dd pasado y del fu:­ productividad abstracta o "productividad de valor" que demues­
turo de la sociedad, concebida COJIlO una colectividad supra­ tran tanto su propia actividad como los objetos de los que ella
tribal o propiamente republicana. En otros términos, llevaría se sirve. (Productividad, por lo demá'l, que es la que legitima
a una indiferencia lo mismo frente a los compromisos históricos la membresÍa o pertenencia de cada individuo a la comunidad.)
objetivados o cristalizados en el mundo de la vida compartido El progreso al que se entrega la realización del American
por todos, que frente a las expectativas proyectadas hacia el dream es aquel que, mientras pretende "mejorar" al ser huma­
futuro desde la vida actual de la sociedad en su conjunto. El no y a su mundo, lo que "mejora" o incrementa en verdad es
"progresismo americano" generana así una fobia a cualquier el grado de sometimiento de la "forma natural" de la vida ba­
instancia polític;a que pretenda "imponerle", desde su polis o jo su "forma de valor".
su tiempo-espacio citadino, determinaciones trascendentes 13. El valor de uso de la ciudad del siglo xx, del campo del
o de alcance meta-privado a una vida social vivida siempre en siglo xx, de las vías de comunicación del siglo XX, es un valor
la serie de preséntes de las innumerables "tribus" o comuni­ de uso deformado, invertido de sentido por un diseño del
dades ad hoc compuestas por individuos privados, comprome­ mismo en el que el telos de la valorización parece haber susti­
tidos a llevar a cabo una empresa determinada . tuido definitivamente al telos que la sociedad moderna puede

.""
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plantearse a sí misma democráticamente. El valor de uso del y estética de la sociedad al servicio del autoelogio práctico que
automóvil individual (del Ford-Tyel Volkswagen en adelante) el establishment necesita hacerse cotidianamente. La "industria
no responde a necesidades de transportación "naturales", es cultural" promueve el surgimiento de una abrumadora "ri­
decir, socialmente concretas, que el ser humano moderno deci­ queza de formas" en el universo de los bienes producidos, he­
diera tener soberanamente; por el contrario, es un valor de cho que se hace evidente lo mismo en la sucesión acelerada
uso que "se adelanta a sus deseos" e infunde en él una necesi­ de los cambios de moda (en el diseño del automóvil, del home
dad que no es de él sino del capital, que satisface la suya, la de y de la autopresentación) que en la agitación del universo del
acumularse, a través de ella. Con el valor de uso del hogar y espectáculo. Se trata de una_riqueza de formas que invade in­
de los utensilios domésticos aparentemente "indispensables conteniblemente la experiencia humana singular y colectiva y
para el ama de casa moderna" sucede-lo mismo; también con en la que expresa, más allá de su autopresentación exagerada
el valor de uso del cuerpo propio (como instrumento de tra­ -a través del cine de Hollywood y sus estrellas, de la música de
b~o y consumo) y los productos e implementos de su alimen­ rock y sus derivados y sobre todo de la televisión y su fomento
tación y salud, de su higiene y cuidado; con el valor de uso de de la afición pasiva al deporte y sus héroes y a la pseudo-inte­
los medios de diversión y entretenimiento, etcétera. racción de los videojuegos-, el dinamismo profundo, él mis­
Globalizada, omnipresente, la "modernidad americana" inun­ mo conflictivo y ambivalente, de una realidad que es la de una
da desde todos lados el mercado mundial con mercanCÍas cu­ imposición civilizatoria. En efecto, dentro del proceso en que
yo valor de uso se diseña y se genera desde las necesidades de esa imposición se cumple -sobre todo en el mestizaje de formas
autovalorización del valor; agobia con bienes que, por esa razón, que se da en Nueva York y otras grandes ciudades estadouni­
no se ofrecen a la fruición liberadora -dotada de esa "débil denses, a las que la "América" WASP da la espalda como si fueran
fuerza dionisiaca" que está en todo disfrute determinado des­ Sodoma y Gomorra-, no se puede saber en qué medida es el
de la "forma natural" de la vida-, sino sólo a la saciedad que capital, con su peculiar "voluntad de forma", el que simplemen­
viene con el consumo abundante permitido por la disposición te usa y abusa de las "formas naturales" (las tradicionales y las
de una cierta cantidad de dinero, el representante de cualquier modernas) como, recursos de su autopromoción y en qué me­
mercanCÍa. La "americana" es así una modernidad que pro­ dida son estas últimas, las "formas naturales", las que se mi­
mueve necesariamente el fenómeno del "consumismo", es de­ metizan con las formas inducidas por el-capital a fin de resistir y
cir, de una compensación cuantitativa. por la imposibilidad poder sobrevivir precisamente a través de su "deformación".
de alcanzar un disfrute cualitativo en medio de la satisfacción; 15. El temperamento propio del WASP aporta sin duda deci­
consumismo tjemplificado claramente en el "Give me more!" de sivamente al "plano retÓrico" del "americanismo" que carac­
la industria de la pornografía, en la precariedad del disfrute teriza a la modernidad dominante en estos últimos cien años.
sexual en medio de la sobreproducción de orgasmos. Pero, así como "lo alemán" no basta para explicar causalm~nte
14. El triunfo de la "modernidad americana", la demostra­ la realidad del nazismo, así también "lo norteamericano" re­
ción de la superioridad del American way oi lije sobre los otros sulta insuficiente para dar cuenta de una figura histórica de la
modos de ser moderno dentro del capitalismo, se viene dan­ modernidad capitalista que, lejos de ser una emanación suya,
do gracias a un proceso de permanente "negociación civiliza­ cl~ es más bien la que 10 usa de instrumento de su propia afirma­
toria" que se vuelve especialmente perceptible en el intento ción histórica.
que hace la "industria cultural" (Max Horkheimer y Theodor Más que la idiosincrasia de un imperio, el "americanismo"
W. Adorno), a escala mundial, de poner la creatividad festiva es el imperio de una "idiosincrasia": la del ser humano cortado

104 '­ 105


a imagen y semejanza de la mercancía-capital. El "americanis­ En el siglo xx, en "América", uno fabrica su propio destino,
mo" no es una característica identitaria de la nación "ameri­ es amo y señor de la naturaleza. El trabajo, la fuente del valor
cana" que haya sido impuesta por Estados Unidos en el económico mercantil, es absolutamente creador: sin importar el
plarieta, sino, un modo peculiar de vida civilizada que "se sir­ modo de su realización, que es asunto divino, basta con que ca­
vió" casualmente de la historia estadounidense para alcanzar da quien lo realice para que los valores de uso broten para él
su universalización, impregnándose al hacerlo de ciertos rasgos obedientemente. Rico o pobre, aventeyado o mermado, blan­
del comportamiento "natural" de la población de ese país. En co o negro, hombre o mujer, todos son iguales y viven felices
efecto, puede decirse que el siglo xx, el siglo de la "moderni­ en tanto que son libres de eJercer esta actividad milagrosa.
dad americana", ha sido sobre todo el siglo de la contrarrev<r El proceso por el cual la economía capitalista emprendió la
lución, de la restauración de la dictadura del capital después subordinación o subsunción real de las nuevas características
del "desfallecimiento" al que 'la llevó la "modernidad eur<r tecnológicas y geográficas, aparecidas a finales del siglo XIX en
pea" y su "desviación socialista". Así lo sospechó, ya en 1922, las fuerzas productivas a escala mundial, ha estado acompa­
un enviado especial del hebdomadario parisino L'Illustration ñado en Occidente por un proceso concomitante en el plano
cuando escribía, a la par deslumbrado y clarividente: más inmediato de la contradicción que enfrenta a la sociedad
con el capital, el plano social y político de la lucha de clases.
Aun cuando para un observador superficial el automóvil y Se trata de un proceso que convierte la divergencia de intere­
el bolchevismo parecen mantener entre sí relaciones suma­ ses de clase entre capitalistas y proletarios en una convergencia
mente diñciles de descubrir, estoy convencido -y esto de 'de los mismos, proceso que se manifiesta en la "colaboración de
ninguna manera es una paradoja- que no existe remedio clases", ideada y promovida por los partidos obreros social­
más eficaz contra el microbio bolchevique en Estados Uni­ demócratas reformistas. lO
dos que el automóvil. Se puede afirmar, sin temor a equi­
vocarse, que el automóvil matará al bolchevismo, o más vaincu -et ceci n 'est pas le moins du monde un paradoxe- qu 'il n 'existe pas, aux
bien que el automóvil pone al país completamente fuera États-Unis, conf:re le microbe bolcheuik, de remede Plus tifficace que l'automobile. On
del alcance del bolchevismo. peut aJfirmer, sans crainte d'ef:re démenti par les Jaits, que ceci tuera cela, ou plutot
que ceci met le pays completement a l'abrí de cela.
El automóvil constituye la vacuna por excelencia que
L'automobile constitue le vaccin par excellence qui immunise le pays tout entier.
inmuniza al país entero. Todo propietario de un coche se Tout possesseur d'une voiture deviene, ipso fucto, un ennemi declaré et agissant du
convierte iPso Jacto en un enemigo declarado y activo del bolchevisme. Et non seulement tout possesseur present, mais encare tout posses­
bolchevismo. Y no sólo cualquier propietario actual sino tam­ seur futur, c'esfrivdire presque toot le monde, attendu que tout le mondeici est en état
bién cualquier propietariofuturo; es decir, casi todo el mundo, de réaüser son me et d'acheter pour deux 00 trois centaines de dollars atte petite mé­
entendiendo que todo el mundo aquí está en condiciones canique trépidante qui lui confere aussirot la "liberté des mouvements, la maitrise de
la mute, qui le rend, a cerlains égards, l'égal d'un Vanderbilt ou d'un R1xkeJeller"
de lograr su sueño y comprar por doscientos o trescientos (Raymond Recouly, 30 de septiembre de 1922).
dólares este pequeño mecanismo trepidante, que le .confie­ 10 A comienzos del siglo XX, la economía capitalista entró en un proceso
re enseguida libertad de movimiento, dominio de la carre­ de redefinición y recomposición de las bases mismas de la explotación de la
tera, que le convierte, en ciertos aspectos, en el par de un fuerza de trabajo; un proceso que llevaba a generalizar la categoría de tra­
Vanderbilt o un Rockefeller. 9 bajo asalariado, tradicionalmente reservada para el trabajo obrero, ya aban­
donar la segmentación y la concentración de esa fuerza de trabajo en cotos
9 "Bien que, pour un observateur suPerficie4 l'auttmwbile et le bolchevisme pa-. cerrados, otorgados a las múltiples empresas estatales nacionales del capital,
raissent avoir l 'un avec l'auf:re des rapports asse:r. difficiles a decouvrir, je suis con­ adoptando para ello otros mecanismos de extracción de plusvalor, de alean­

106 '"
107
Eliminada la identidad revolucionaria más evidente de la capital cuando orienta a la mano invisible del· mercado es real­
masa de los propietarios de la fuerza de trabajo -identidad en mente una convicción espontánea militante, dotada de bases
la que se manifestaba social y políticamente la resistencia pro­ firmes.
funda de la vida humana a su sumisión bajo la valorización del Fueron pocos quienes advirtieron al principio que tras la
valor capitalista-, este mismo valor, que es el verdaderos~eto ingenua prepotencia con la que comenzó a exhibirse la "hybris
de la vida enajenada, comenzó a comportarse como si estuvie­ americana" se escondía el triunfo catastróficamente peligroso
se por alcanzar al fin su autorrealización plena, como si estu­ de la contrarrevolución.
viese por llegar a su meta histórica última: subsumir o someter
de manera completa y absoluta la forma natural del proceso de
producción/consumo de bienes. Feeling and Courage: un mito de la modernidad "americana"
Las sociedades de la modernidad capitalista "europea!' se
encontraban comprometidas en el combate abierto contra la El colmo del winner, el "gran entrepreneuT'. El hombre que dis­
revolución anticapitalista que ellas mismas habían desperta­ crepa del common sense, de la racionalidad standard, confia en
do, y no estaban así en capacidad de ofrecer al capital reno­ su hunch, en su corazonada, y está dispuesto a un extraño sa­
vado la substancia concreta adecuada que él necesitaba para crificio: el empleo de un su1jJlus de violencia contra sí mismo
su auto-manifestación. JI Sólo la sociedad de la modernidad ca­ y contra los otros a fin de alcanzar sus metas. Un criminal. re­
pitalista "americana" podía hacerlo, y sobradamente. Sólo en dimido por el éxito: un héroe. Un.freak: Citizen Kane y simi­
ella, como lo detectó el enviado de L'lllustration, la convicción lares comoJonas CordJr., Camegie, Rockefeller, Ford, Hearst,
de lo absurdo y por tanto inaceptable y reprimible que tendría etcétera. Pero un monstruo admirable e incluso loveable que se 1
cualquier duda ante el indudable "humanismo" que inspira al convierte en el modelo a imitar por todo aquel que aspire en
serio al success en su vida.
Pasar el umbral que lleva al territorio concedido pero por
ce transnacional, cuyo funcionamiento minaba desde dentro la sustentabi­
lidad de esos cotos. El capital comenzó a burlar la necesidad de desdoblar­
conquistar de la abundancia exigía del early American un acto
se en "muchos capitales" (Roman Roskolsky); su acumulación parecía de violencia dirigido contra lo otro pero también y sobre todo
poder cumplirse sin el requisito de pasar por la mediación de la competen­ contra sí mismo, acto en el que el segundo aspecto debía com­
cia entre muchos Estados apoyados en distinlos proletariados nacionales pensar Coh creces el primero y que resultaba ser así un acto
dentro de un mercado mundial libre y neutral. La legitimidad de Estados na­ auto-sacrificial. Como el cine de los Wru-terns no se cansó de re­
cionales modernos de tipo europeo amenazaba con desvanecerse. La exa­
cordar al mundo, la muerte física de los indios masacrados y
cerbación de los nacionalismos en la primera mitad del siglo xx, lo mismo
en Alemania que en Rusia. en elJapón que en Estados Unidos. resultaba ser, losbosqués arrasados se opaca ante lo principal: la "muerte y re­
no un signo de la actualidad de los pseudo-sujetos estatal-nacionales en ca­ surrección" del hombre excepcional que supo tomar sobre. sí,
lidad de encamaciones de la sujetidad histórica económica del capital, sino fundadoramente, la responsabilidad y la tarea de matar a los
precisamente un signo de lo contrario, de su obsolescencia y de su últilna. unos y talar a los otros. Un héroe "de orden moral" cuya ac­
desesperada y violenta, resistencia a aceptarla.
ción injustificable se perdona por la magnitud de Jo alcanza­
JI Si algo es digno de elogio en la modernidad capitalista europea es pre­
cisamente su fracaso. en la tarea ortodoxa de anular la "forma natural" de la
do con ella; un Cristo redivivo sobre cuyo sacrificio se levanta
vida social, ese fracaso que la llevó a una autonegaclón -en la Revolucion la felicidad de la comunidad de los little mm y sus familias.
francesa- de la que sólo muy tarde, "americanizándose", ha comenzado a
reponerse.

108 '­ 109

Apunte sobre la "forma natural" principio que corresponde al ser humano, lo mismo singular
que colectivo, en tanto que es él mismo una totalización cua­
1. Según la Critica de la economía política de Karl Marx, en la vi­ litativa, un juego permanente de auto-identificación, un ani­
da social mercantil-capitalista rigen simultáneamente dos mal libre para hacer y rehacer su propia polis, un zoon politikón.
principios estructuradores que le son inherentes, dos cohe­ 3. La "forma natural" de la vida humana -del proceso de
rencias o dos racionalidades que son contradictorias entre sí: la reproducción de sí misma y del mundo en que se desenvuel­
del modo o la "forma natural" de la vida y su mundo y la del mo­ ve- es propiamente una forma social ehistórica; es el modo que
do o la "forma de valor" (económico abstracto) de los mismos. tiene el ser humano de auto-~rmarse e identificarse mientras
Son, además, dos "lógicas" de las cuales la segunda, la del «va­ se define o se determina en referencia a lo otro, a la "natura­
lor", está permanentemente en proceso de dominar sobre la leza". Es la forma "meta-física" que adoptan las funciones "fí­
primera, la "natural", o de "subsümirla".1I sicas" o vitales del animal humano cuando éste comienza a
2. La "lógica" o racionalidad inherente al proceso de la vi­ ejercer una sujetidad, esto es, a ser "libre" (Immanuel Kant).
da social en su modo o "forma natural" (histórico-social) es la Articular en un solo sistema armónico y dinámico el subsiste­
que corresponde a las necesidades de reproducción del, ser ma de las capacidades de producción -a través del cual el su­
• humano como un ser que se auto-identifica concretamente.
Esto quiere decir: es el principio de coherencia que deriva de
jeto persigue la superación de la escasez o reticencia de lo
otro ante las exigencias de lo humano- con el subsistema de
'1
la praxis de autorreproducción de un sujeto cuya libertad se rea­ las necesidades de consumo -a través del cual el sujeto persi­
liza en la auto trans-formación, en la creación o re-creación gue su autorrealización plena-; en otros términos, articular lo
tendencialmente "democrática" de una forma para sí mismo siempre limitado del primero con lo siempre ilimitado del se­ J
en correspondencia con las posibilidades de hacerlo que se gundo, de manera tal que ni lo uno ni lo otro puedan experi­
abren para él en lo "otro" o la naturaleza. Es una "lógica" o un mentarse como tales, como limitado el uno e ilimitado el otro:
11
éste es el acto fundamental que está en la constitución de la
11 El ténnino "foIma natural" no hace referencia a una "substancia" o
identidad, en la construcción de la forma o modo de vivir que
"naturaleza humana" de vigencia metafisica, contra la ciJ.aJ.la "fonna de va­
lor" estuviera "en pecado"; tampoco a un ancI¡ge de lo humano en la nor­
un grupo humano reconoce como ideal para sí mismo. Puede
matividad de la Naturaleza, respecto de'la cual la "fonna de valor" fuera decirse, por ello, que el origen último de la riqueza de formas
artificial y careciera de fundamento. Se refiere exclusivamente al hecho de o la diversidad cualitativa de la vida humana y su mundo se en­
que lo humano, siendo por esencia "artificial", no-natural, es decir, contin­ cuentra en la "democracia" o cumplimiento comunitario (a la
gente, auto-fundado, debe siempre construir sus fonnas en un acto de ~.tras­ vez colectivo y singular) de la autonomía y autarquía políticas;
cendencia de lo otro" o de "trans-naturalización", acto que hace de ellas
en alguna de sus múltiples formas; ella es la conditio sine qua
fonnas construidas a partir de proto-fonnas que se encuentran en la natu­
raleza, las mismas que, "negad:is detenninadamente", pennanecen en ellas non de la realización de la sujetidad del sujeto como una fun­
en calidad de substancia suya. Es esta "trarls-naturalización" -r no "naturali­ dación de cosmos.
dad"- que constituye a las fonnas actuales la que mantiene en ellas, incluso 4. En su "forma natural", el ser humano ·es un "ser semióti­
después de milenios de acumulación histórica civilizada que las hace pare­ co"; ello se debe a que su auto-reproducción, por ser una ac­
cer arbitrarias y por más elaborada'! y artifiosas que puedan ser (fonnas de tividad "libre", implica un acto de re-formación ejercido por
otras·formas de otra<¡ fonnas ... ), mi sutil nexo casi imperceptible con los ac­
tos arcaicos de transnaturalización que fundaron las fonnas básicas de las
el sujeto sobre sí mismo, un acto de comunicación mediante el
múltiples maneras de ser humano, las simbolizaciones elementales de las múl­ cual él (en· un tiempo 1) se indica a sí mismo (en un tiempo
tiples "lenguas naturales". 2) la nueva forma que pretende darse. Los bienes u objetos

110 111
con valor de uso llevan de uno a otro el mens.ye, que consiste de "producir por producir" emanada del "mundo de las
exclusivamente en una determinada alteración de sus formas mercancías" capitalistas y exigida por el automatismo de la re­
objetivas, alteración hecha o "cifrada" por el uno y aceptada o producción ampliada del valor económico puro -por la "au­
"descifrada" por el otro de acuerdo a un código o una simbo­ tovalorización del valor". Es un principio estructurador que
lización elemental creada para el efecto, en la que se encuen­ actúa y se refleja en ella "proveniente de las cosas mercantifi­
tran estipuladas las infinitas posibilidades de determinar la cadas" y que tiende a organizarla como si fueraexc1usivamen­
"utilidad" o el valor de uso de lo otro o naturaleza. La realiza­ te un proceso en el que el ser humano, en calidad de pura
ción del ser humano como una auto trans-formación del sujeto fuerza de trab.yo, debe ser e;plotado en cada ciclo reproduc­
tiene lugar durante el consumo del objeto o, mejor dicho, du­ tivo, compelido a producir ese "plusvalor" que habrá de pasar,
rante el "consumo" de la forma del objeto impresa en él duran­ como "plus capital" , a mantener la acumulación capitalista.
te el proceso de producción. 8. La subsunción de la "forma natural" bajo la "forma de
5. La "lógica" o racionalidad inherente al proceso de la vida valor" puede ser relatada como el "esfuerzo" permanente del
social en su "forma (histórico-social) natural" se extiende a la "fantasma" por mantener y afirmar su dominio sobre el ser real:
constitución de su cosmos, es decir, a la estructura del "mundo "Le mort saisis le vif", como le gustaba decir a Karl Marx. Nada
'j
11 de la vida" o "mundo de los valores de uso". Esto es así, pri­ se produce ni se consume en la sociedad puramente moder­ 1,

mero, porque la reproducción de la vida humana, como el na si su producción/consumo no es el vehículo de la acumula­


proceso que es de auto-realización, auto-formación o auto-iden­ ción de capital. En 10 que respecta a la vida social misma, esta
tificación permanente, sólo puede cumplirse a través de la subsunción consiste en el fenómeno de la "enajenación": la
mediación objetiva de los bienes producidos (o productos con sujetidad de esa vida, su capacidad política de identificarse o
valor de uso) y, segundo, porque en éstos se encuentra obje­ decidir sobre sí misma, sobre su forma, es sustituida por su re­
tivado el juego incesante de formas o significaciones pasadas presentante fantasmal, por la "voluntad" de autovalorizarse
-reactualizadas en el presente y proyectadas hacia el futuro-- a que está en el valor económico del mundo de las mercancías
través del cual el sujeto de esa vida lleva a cabo las alteracio­ capitalistas, "voluntad" que actúa automáticamente, "desde las
nes de su propia identidad. cosas mismas", las que adquieren por esta razón la función de
6. La vida humana en su "forma de valor" es como un "do­ "fetiches", de objetos que socializan "milagrosamente" a los
ble" o un "fantasma" de lo que es ella: misma en su "forma na­ propietarios privados, que serían a-sociales por definición. En
tural"; es una proyección objetivada de su propio proceso de lo que respecta al mundo de la vida o mundo de los "bienes
reproducción en lo que él tiene, entre otras cosas, de capaci­ terrenales", ella consiste en la sustitución del diseño "natural"
dad de creación y destrucción de valor económico dentro del de los valores de uso por un diseño "artificial" o emanado de
mundo d~ las mercancías capitalistas o, lo que es lo mismo, en los puros requerimientos de la valorización capitalista.
lo que él tiene, abstractamente, de vehículo suficiente para el 9. El efecto devastador que tiene el hecho de la subsunción
proceso de autovalorización del valor capitalista o proceso de capitalista sobre la vida humana, y sobre la figura actual de la
acumulación de capital. naturaleza que la alberga, es evidente: la meta alcanzada una
7. La racionalidad inherente al proceso de la vida social en y otra vez por el proceso de reproducción de la riqueza en su
su "forma de válor" expresa una "obsesión objetiva" volcada modo capitalista es genocida y suicida al mismo tiempo. Con­
hacia un productivismo en abstracto; es una "compulsión" que siste, primero, en el "perfeccionamiento" del proceso de ex­
viene "de las cosas mismas" y que corresponde a la necesidad plotación del ser humano como fuerza de trabajo, el mismo

112 113
que implica una condena de poblaciones enteras a la muerte 6. De la Academia a la bohemia y más allá
en vida de la marginalidad (cuando no a la muerte sin más) a
fin de abatir el "precio del trabajo" a escala global, y, segundo,
en el "perfeccionamiento" de la explotación irracional o con­
traproducente de la naturaleza actual (tratada como un simple
reservorio de ciertas materias y ciertas energías), que insiste
en destruir el equilibrio propio de ella, si tal destrucción sirve a El que imita hace que una cosa se vuelva
los intereses -en verdad siempre coyunturales- de la acumu­ presente. Pero se puede decir también que
lación capitalista. juega a ser esa cosa, tOcando con ello la
polaridad que se encuentra en el fonda de
la mímesis.
Walter Benjamin l

El aparecimiento de las "vanguardias artísticas" del "arte mo­


.11 derno" introdujo toda una revolución en la manera de hacer
11 arte que era propia de la época moderna: esta apreciación tie­
11,
ne un amplio consenso entre los tratadistas del arte y de la his­
toriadel arte. Un completo desacuerdo reina, en cambio, en la
interpretación de este hecho. ¿En qué consistió propiamente
esa revolución? Las ideas que propongo a continuación pre­
tenden contribuir a la discusión que busca una respuesta a es":
ta pregunta -espero que para aclararla y no para confundirla
aún más.
El hecho mismo de esta revolución ha sido objeto de innu­
merables descripciones; escojo una al azar, bastante represen­
tativa:

i. Los creadores del arte moderno, especialmente en la pin­

!:
tura, entendían lo siguiente por mímesis o imitación de la

naturaleza: una reproducción lo más fiel posible de las co­

sas reales, percibidas sensorialmente. Veían en el "natura­

lismo" el cumplimiento de este principio de una repetición

"fiel al aspecto natural" que ofrecen las cosas. Por su parte,

los contemporáneos de estos artistas consideraron inacep-

I Walter. Benjamin, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técni­

ca, traducción de A E. Weikert, Itaca, México, 2003, p. 123

114 115
table el atrevimiento de su obra cuando vieron que, al re­ do de ella. Para ellos, la obra de arte se hace con el fin de vi­
tratar los objetos, comenzaban a alterar arbitrariamente sus vir en el mundo de una manera especial, y no con el de do­
formas y sus colores y a hacer abstracción de la realidad ob­ minarlo. Por esta razón ella es sobre todo algo más que un
servable hasta el punto en que se volvía imposible reconocer producto que el "creador" ha alcanzado y que entrega al "es­
qué de las cosas conocidas por todos era lo que estaba re­ pectador"; salta por encima de la separación de fu,nciones entre
presentado en el mundo de las imágenes. Se comenzó en­ emisor y receptor. Está hecha para quedar siempre "inconclu­
tonces a hablar del arte "abstracto" y se vio en él el polo sa", pues este último, que es quien en verdad la completa, nun­
contrario más extremo frente al arte naturalista. 2 ca termina de ser un recept()~r diferente.
Suele reconocerse en la obra de los pintores impresionistas
Si examinamos la revolución del arte moderno descrita de el comienzo de la historia de las "vanguardias" del "arte mo­
esta manera lo que salta a la vista es el hecho de que, con ella, derno". En efecto, la rebelión ante la tarea impuesta al arte
parece haberse dado un vuelco o giro de 180 grados en la ubi­ por la modernidad consiste en que, más allá de "dejar a me­
cación del objetivo o teZos perseguido por los artistas en su tra­ dias" la obra de arte, en estado de "mero bosquejo", según les
bajo: de dirigir su esfuerzo a la meta de aumentar la cercanía parecía a sus contemporáneos, lo que hacen es explorar in­
111 que el parecido o similitud de lo formado en su obra guarda con tencionalmente en ella su ser necesariamente un "bosquejo",
111
el modelo exterior a ella, estos artistas pasaron a encauzarlo unarepresentación que no cumple su propósito porque duda
precisamente hacia la meta contrapuesta: hacer presente, en­ de sí misma como tal.
fatizar y exagerar incluso, la inmensa lejanía de esa similitud, ~ Al sustituir la percepción precisa, analítica, de la obra de
aunque sin dejar de suponerla en última instancia. Se diría que arte por otra difusa, "gestáltica", el impresionismo se aparta
no están interesados en maximizar la cercanía o minimizar la de la creación/contemplación de la misma que la venía tra­
lejanía de esa similitud; que lo que persiguen no es una re­ tando como un objeto cerrado y terminado. La precisión ve­
presentación del modelo capaz de producir un conocimiento rista o el "acabamiento" realista de la misma, que estarían
"estético" del mismo, mientras más verista más gozoso, sino, dirigidos a pasar un examen epistemológico, no sólo resulta
por el contrario, en establecer una muy peculiar asociación para él un rasgo o ''virtud'' inútil, inesencial de la obra de ar­
mimética con él, que se despreocupa de su evidente falta de te, sino que implica toda una traiciórral tipo de percepción
verismo, pues lo que le interesa es otra cosa: producir un des­ que correspondería a la misma. Paradójicamente, una "re­
quiciamiento del hecho de "representar" en cuanto tal. Más cepción gestáltica", "desatenta" o "no reconcentrada" -para
en general, son artistas que parecen rechazar la posición de hablar como lo hará máS tarde Walter Benjamin- no es nece­
poder desde la que el artista convierte al mundo en simple sariamente el indicio de una indiferencia del receptor ante
"modelo" de sus reproducciones y hace del público un sim­ la obra de arte, sino todo lo contrario, como es notorio en la
ple espectador o receptor pasivo de las mismas. Que además "recepción" intensa pero subliminal o subconsciente ,que tie­
parecen dudar profundamente de que una obra de arte pueda nen las obras arquitectónicas (cuyo consumo en tanto que
cerrarse o concluirse jamás mientras haya alguien -aunque valores de uso se da bajo el modo de un habitarlas que al ha­
sea el mismo pero en otro momento- que aún no ha disfruta­ cerlo las "interpreta" como si fueran una partitura); es una
recepción que consiste más bien en una peculiar contribu­
2 Friedrich Tomberg, Mimesis der Praxis und abstrakte Kunst, Luchterhand,
ción al "acabamiento" o,la realización plena de la misma, en
Neuwied-Berlín, 1968, p. 7. una participación que no sería ex postfactum, ante la obra con­

116 117
cluida, sino que estaría siempre en acto, pues forma parte de la vida normal o formal consagrada por la modernidad ca­
esencial de la performance que hace de ella una ocasión de ex­ pitalista. s
periencia estética. El planteamiento de los artistas "de vanguardia" -que se
Resulta perfectamente comprensible la reacción que pro­ manifiesta sobre todo en la práctica, aunque también en la teo­
vocaron en sus contemporáneos los artistas "modernos" re­ ría- impugna ese encargo o "misión" que la modernidad ad­
beldes a la modernidad, la de expulsarlos del oficio que la judicaal arte; denuncia la intención reduccionista que hay en
sociedad burguesa tiene consagrado como "arte", calificando él y que disminuye o reb<!ia esencialmente el orden de la acti­
de "no-arte" lo. que ellos hacían. No se engañaban al sospe­ vidad humana al que perte~ece la actividad artística en tanto
char que la actitud de estos "no-artistas" implica un desa­ que promotora principal de esa experiencia suz generis que es
catamiento, cuando no una verdadera rebelión -retadora y la experiencia estética; se rebela contra la convicción moder­
escandalosa-contra el encargo o la encomienda determi­ na capitalista de que el goce estético tiene su dimensión más
nante que la civilización moderna ha hecho al oficio de artista. adecuada en el orden esencial de la apropiación cognoscitiva
Dentro de este proyecto civilizatorio, al artista le correspon­ del mundo. Su actitud es profundamente anti-cognoscitista.
de entregar a la sociedad imágenes de la vida, del mundo y Es preciso recordar aquí que esta actitud de desacatamiento
sus objetos, en las que éstos se encuentren retratados o imi­ del encargo moderno al arte no aparece recién en la segunda
tados lo más fielmente posible, con el fin de que así, al ser mitad del siglo XIX. Ya antes, durante toda la historia moder­
percibidos sensorialmente, reconocidos en su representación, na, fue la actitud que estaba secretamente en la base de la pro­
provoquen en quienes aprecian tales imágenes el placer de ~ducción de los artistas más fascinantes, desde el Renacimiento
r
apropiarse de lo que ellas representan. La obra de arte so­ hasta el Romanticismo: de Miguel Ángel y Da Vinci a Goya y r
licitada por la sociedad moderna capitalista debe completar Delacroix, pasando por el Tiziano, Velázquez o Rembrandt, ¡:
la apropiación pragmática de la realidad -la naturaleza y el por mencionar sólo la pintura y sólo unos cuantos nombres fa­
mundo social, sea real o imaginario- que el "nuevo" ser hu­ mosos. En las obras de todos ellos es notorio que el acto de la
mano lleva a cabo a través de la industria maquinizada y el pe­ representación o imitación de la realidad se encuentra subor­
culiar conocimiento técnico-científico que la acompaña. Y lo dinado al modo en que se lleva a cabo, un modo que es en sí
hace de una manera especial; la apropiación que ella entre­ mismo cuestionador del hecho del representar y que sólo fue
ga de esa realidad es por un lado indirecta y por otro directa: apreciado entonces como una "manierd' o estilo inconfundibles,
indirecta, porque, en el objeto que ella vuelve apropiable, la un toque o "aura" singular e irrepetible. Ya Kasimir Malevich,
realidad misma no está allí sino sustituida o "representada" en el Manifiesto suprematísta de 1915, observó agudamente: hay
por un símbolo o simulacro suyo; y directa o placentera ("esté­ en la historia del arte a partir del Renacimiento un modo de
tica") porque el símbolo que representa esa realidad es apre­ producir objetos representativos de la realidad exterior a ellos
hendido como una especie de "adelanto" cognitivo sensorial
de la "verdadeI,'a" apropiación de la realidad, la apropiación 3 Sólo cuando la "actualidad de la revolución" fue reprimida en Europa
pragmática, que se cumple con los productos del trabajo hu­ y la "industria cultural" con su competencia mercantil ha alterado el gusto y
mano industrializado. Obras como las del "arte moderno" y promovido un disfrute anti-vanguardista de la propuesta vanguardista, di­
fundiendo un ampliación "progresista" de la noción tradicional desimilitud
sus "vanguardias" que, lejos de halagar este afán de apropia­ entre modelo y representación, ese tipo de obras ha podido regresar de su
ción simbólica del mundo, lo cuestionan y hacen burla de él, ostracismo y recibir una aceptación comercial, en ocasiones monstruosa­
son en principio obras inaceptables que deben ser excluidas mente exagerada.

118 119
que exige un trabajo sobre la objetividad misma del objeto re": se adscribe a la bohemia. Su lugar deja de estar en los talleres
presentado y que lleva a esa objetividad hasta el límite de la destinados al oficio, bien dotados pero alejados de la vida po­
evanescencia. Es el trabajo que se distingue por debajo de las pular; lo encuentra ahora en lugares como el Moulin de la
obras de estos artistas excepcionales. En efecto, la actitud re­ Galette, donde la vida se libera de su compulsión productivista.
belde al mandato que subordina lo estético a lo cognoscitivo El "no" a la representación pragmática que este arte "alter­
no es extraña a todo lo largo de la historia del arte en la épo­ moderno!' -más que "moderno"- pone en práctica se acompa­
ca moderna; lo que sucede es que, de ser excepcional y no de­ ñade un "sí" a la mímesis festiva, trae consigo el proyecto de
liberada en los siglos anteriores, pasa a generalizarse y a un re-centramiento de la esencia del arte en tomo a la que
volverse militante y programática a finales del siglo XIX. 4 fuera su matriz arcaica, pre:moderna: la fiesta. El rechazo a la
Las vanguardias del "arte moderno'! proponen un vuelco o academia y la predilección por la bohemia expresan en medio
giro de 180 grados en el telos del arte: de perseguir el conocer de la ebullición progresista de Pans, "capital del siglo XIX", es­
placentero de una apropiación cognoscitiva inmediata en la te profundo cambio en el escenario vital reconocido como
representación del mundo pasan a buscar simulacros del mun­ propio por la actividad artística.
do capaces de provocar un desquiciamiento gozoso de la pre­ La fiesta suele entenderse como un hecho secundario den­
1.1 sencia aparentemente natural del mismo. Más radicalmente, se tro de la vida normal, éomo un acto de catarsis en el que ella
trata de un vuelco o giro que trae consigo la propuesta de una se deshace más o menos periódicamente de la energía bruta
'.11
re-defiilición de la esencia del arte, de una re-ubicación de su o salvaje que ha sobrado y se ha acumulado después de la re­
pertenencia dentro del conjunto de la existencia humana: de -presión a la que debe someterla la vida civilizada a fin de ga­ 1
tener el arte su matriz en el comportamiento social de la pro­ rantizar la vigencia de sus formas. Mirar en ella otra cosa que !~

ducción pragmática debe pasar a tenerla en otro de un orden no sea un mero apéndice de la vida productivista o, más aún,
completamente diferente, el comportamiento del dispendio considerarla como un modo de ser esencial de la existencia
festivo. humana, de jerarquía perfectamente equiparable si no es que
En la segunda mitad del siglo XIX el artista efectúa un des­ superiora la del modo de ser no festivo, es algo que sólo pudo
plazamiento que, más allá de la anécdota, tiene mucho de aparecer después del libro de Nietzsche sobre la tragedia grie­
"sintomático": cambia de residencia. Abandona la Academia y ga, contemporáneo tanto del surgimiento del proyecto comu­
nista de una modernidad alternativa a la capitalista como del
4 Cabe aquí una nota de orden terminológico acer(4 de las expresiones nacimiento del llamado "arte moderno" y sus vanguardias. 5
"arte moderno" y "arte de vanguardia". Ambas son obviamente inadecua­ En la existencia festiVa, el ser humano parece encontrarse

das, pese a haber sido acuñadas por los propios artistas revolucionarios: la
"fuera de sí mismo", si se supone que el estar "en sí mismo",

primera menciona como "moderno" algo que se define precisamente por


su "alter-modernidad", por la distancia respecto de una modernidad que ya que· sena lo más deseable, corresponde exclusivamente ~ la

existe, aunque sea de manera profundamente anti-moderna; la segunda existencia entregada por entero a la actividad reproductora

propone un ordenamiento cronogramático de estrategia militar -primero


la vanguardia, después el grueso de la tropa y finalmente la retaguardia- pa­ 5 El reconocimiento de la importancia esencial de la existencia festiva ha
ra algo que es precisamente una efervescencia desordenada de propuestas provenido principalmente de la sociología francesa y de la filología clásica.
de arte nuevo, donde este ordenamiento carece de todo sentido y donde en Algunos nombres indispensables: Émile Durkheim,]ohan Huizinga, Roger
la fila delantera pueden figurar incluso propuestas francamente restaurati­ Caillois, Georges Bataille, Carl G. ]ung, Karl Kerényi, Mijail B~tin, Mircea
vas del viejo arte, como las del grupo de pintores en la Sezession vienesa, Eliade, Hans-Georg Gadamer y, actualmente:]oseph Pieper, Dtto Marquard,
por ejemplo. Michael Maurer y otros.

120 121
de la especie y de los "bienes terrenales" necesarios para sus­ ella debe mantener reprimido, pero sin el cual no puede se­
tentarla. En efecto, los mismos lugares en los que discurre la guir adelante porque es la condición sine qua non del primero:
existencia productivista son sometidos a una transfiguración el telos de la satisfacción ilimitada del productor, del consumo
para fines de la existencia festiva; el tiempo mismo se desen­ dispendioso de los "bienes terrenales" producidos por él, ese
tiende del ritmo mecánico del movimiento pragmático y se telos precisamente que parece ser el que guía a la existencia
atiene ahora a otros, completamente alterados; el propio cuer­ festiva.
po humano que produce y se reproduce se ve acondicionado La fiesta es la versión más acabada del comportamiento del
para ella por alimentos, bebidas y olores inusuales, embriaga­ homo ludens estudiado por Huizinga. Se conecta con el juego
dores o alucinantes; el mundo de la rutina se encuentra con­ como el segundo tubo de un telescopio lo hace con el primero.
vertido en "otro mundo". Si no abolidos, el telos y las normas Es en verdad el mismo juego, pero en un nivelo escala "su­
de la existencia pragmática parecen suspendidos, fuera de vi­ perior": ha pasado de ser la "puesta en contingencia" de la
gencia, remplazados temporalmente por otras instancias im­ necesidad de todo cosmos en cuanto tal-de la vigencia de su
precisas que sólo aproximadamente pueden ser llamadas "telos' capacidad de dar normas o reglas-- a ser la "puesta en contin­
y "normas". Y es que la existencia festiva consiste en un si­ gencia" de la necesidad de la forma de ese cosmos como un
mulacro: en su "mundo aparte", de trance o traslado, sobre mundo de la vida concreto o identificado -de las realizaciones
un escenario ceremonial construido ex profeso, hace "como si": concretas de las reglas o normas cósmicas. Se trata de un jue­
juega a que gracias a ella, a su desrealización teatral de lo real, go que trab~a ahora, no abstractamente sobre la factualidad
a su puesta en escena de un mundo imaginario, aconteciera por -del cosmos como sistema formal, sino sobre la factualidad subs­ I
un momento un vaivén de destrucción y reconstrucción de. la tancial del mismo: sobre la clave cualitativa de la totalidad de
consistencia cualitativa concreta de la vida y su cosmos; un vai­ formas de un mundo de la vida concreto.
vén de anulación y restablecimiento de la subcodificación que En la fiesta tiene lugar una ruptura o interrupción virtual y
en cada caso singulariza o identifica a la semiosis humana, y pasajera del modo ordinario de la existencia humana median­
por lo tanto un ir y volver que de-forma y reforma las formas te la irrupción disruptiva en medio de ella de lo que podría
vigentes en la estructuración de un "mundo de la vida" deter­ acontecer en el modo extraordinario de la misma. Es como si,
minado. La experiencia del éxtasis en tomo a la que se de­ en ella, el caos -lo otro, humanizado o "domesticado" como la
senvuelve la existencia festiva es la de un retomo mimético al contraparte del cosmos humano- hiciera un gesto de amena­
statu nascendi de la contraposición entre cosmos y caos, al es­ za, fingiera hacer estallar esa humanización o "domesticación"
tado de plenitud de cuando la subcodificación de la semiosis que lo tiene aherrojado, destruirla (así sea, lúdicamente, para
humana se está constituyendo, 10 informe está adquiriendo reconstruirla después).
forma y lo indecible está volviéndose decible; de cuando la oh­ Sea en la versión pública, abiertamente ceremonial, de~ in­
jetidad y la sujetidad están fundándose. dividuo colectivo o en la versión íntima e improvisada del
"Fuera de sí", el ser humano de la existencia festiva da sin individuo singular -cuyo ejemplo sería por antonomasia el es­
embargo indicios de ser indispensable para el que está "en sí", tado de amor pasional-, la existencia festiva reactualiza mimé­
el no festivo, básico o normal, que se postula a sí mismo como ticamente y de manera enfática y concentrada el fundamento
prioritario. Es como si, paradójicamente, por debajo del telos mismo del modo peculiar del ser humano, esto es, la libertad,
manifiesto de éste -la acumulación del producto y la procrea­ la capacidad de crear órdenes necesarios a partir de la nuda
ción-, .su existencia productivista supusiera otro, secreto, que contingencia. Lo hace después de encontrar ese fundamento

122 123
en los brotes excepcionales que hay de él en la existencia pro­ rales de excepción dentro del continuum pragmático-funcional
ductivista ordinaria o cotidiana, así como en la memoria que que caracteriza a todo espacio-tiempo habitado por la vida
queda de cuando se manifestó originariamente en la existencia productivista. La mímesis o teatralidad -esto es, el uso poético
extraordinaria, y en el deseo de que vuelva a manifestarse .. de la palabra, el movimiento dancístico del cuerpo, la musi­
Definida como uno de los dos hemisferios o las dos dimen­ calización del sonido, el reacomodo arquitectónico del espa­
siones de la vida cotidiana -el rutinario, pragmático o pro­ cio- "desentona", interfiere, es disfuncional y choca con la
ductivista y el dis,ruptivo, dispendioso o lúdico-, la existencia buena marcha productiva de la vida cotidiana. La represen­
festiva vuelve evidente una bipolaridad o "maniqueísmo" estruc­ tación pintada en un cuac!n), por ejemplo, interrumpe la
tural que parece caracterizar al modo de ser humano, con sus continuidad funcional de la superficie del muro hecho para
dos comportamientos contrapuestos y complementarios: el que proteger ese micro-cosmos que es el recinto de la habitación
corresponde al momento ordinario de la existencia, que sería humana; la obra escultórica hace 10 mismo con la continuidad
un comportamiento automatizado u orgánico, autoconservador funcional del volumen espacial abarcado por él. Los hechos
y "esencialista", y el que corresponde al momento extraordi­ artísticos son como burbujas o instantes de dispendio impro­
nario de la misma,· que sería libre o trans-natural, autocues­ ductivo, injustificado, lujoso, en medio de la masa compacta de
tionador y "existencialista". Lo mismo en su versión política la vida y del mundo entregados al pragmatismo y al producti- .
que en su versión privada, el comportamiento en libertad -que vismo que garantizan la supervivencia social durante toda la
se afirma como una trans-naturalización o transcendencia del "era neolítica" o "de la escasez". Si son aceptados dentro de ese
automatismo animal- sólo puede ser un hecho inestablé y -espacio-tiempo es gracias a un compromiso que la vida rutina­
efímero, pues toda estabilidad y permanencia implica una ria acepta cerrar con esa otra dimensión con la que comparte !
esencialización o "re-naturalización" que vendría a negar ese la vida cotidiana, una dimensión que, siéndole heterogénea, i
trascender. Es como un brote excepcional en medio delconti­ extraña, implicando una ruptura de su conti'(/,uum, parece sin
nuum rutinario de la existencia cotidiana, pragmática y pro­ embargo resultarle a la vez indispensable, complementaria: la
ductivista; un bro'te que debe desvanecerse para que el otro dimensión lúdica, festiva y estética.
comportamiento básico del ser humano, el comportamiento El resultado de la actividad artística -la "obra de arte"- in­
r orgánico o automático, retome dialécticamente, y él se con­ duce o al menos propicia la experiencia de esa mÍmesis de un
vierta de nuevo en motivo de añoranza. mundo que se ha tnmsfigurado ya durante la fiesta; prepara la
El hemisferiodisruptivo-festivo de la existencia cotidiana repetición de esa experiencia extática con la que ésta repitió
pone en escena este segundo modo de comportamiento del a su vez aquel tránsito primero que lleva a 10 humano a auto­
ser. humano, el modo extraordinario o libre; enfatiza su dife­ afirmarse concretamente en esa diferenciación respecto de
rencia radical respecto del comportamiento ordinario, orgá­ "lo otro", a inventarse un código yal mismo tiempo una subco­
nico o automático. dificación identificadora para la inervación semiótica del
comportamiento específicamente humano.
Presencia disfuncional en medio de la vida rutinaria, la obra
. Es bien sabido: toda obra de arte o, más en general, todo ac­ de arte engaña con su consistencia cósica, con su aparente .
to de consecuencias estéticas, aunque no 10 haga necesaria­ trans-temporalidad o permanencia; andada en el material del
mente de manera espectacular o escandalosa, como 10 hace la que está hecha -la palabra, el espacio, el sonido, el color, la
fiesta, introduce de manera esencial recortes espacio-tempo­ consistencia material, el olor, el sabor, etcétera- y segura de

124 125
seducir alguno de los sentidos del animal humano -la aten­ cía festiva hace del momento extraordinario del modo de ser
ción mental, la vista, el oído, el olfato, etcétera-, pareciera humano.'
que para ser tal no requiere entrar "en estado de fusión" retro­ Cuando Giorgio de Chirico propugna una "obra de arte
trayéndose a la consistencia dinámica de una actividad artísti­ metafisica" que bajo su aspecto realista, sereno, "da sin em­
ca compartida que es la suya en verdad; pareciera bastarse a sí bargo la impresión de que algo nuevo debe estar sucediendo
misma y no necesitar de nada ni nadie para suscitar en los hu­ en aquella misma serenidad y que otros signos, más allá de los
manos la experiencia estética. Esta fetichización de la obra de ya evidentes, deben estar actuando desde abajo sobre el rectán­
arte, que pretende eliminar de ella el momento "performati­ gulo del lienzo"; cuando un Kandinsky o un Brancusi invocan la
vo" -de invasión disruptiva en el automatismo cotidiano-- del "espiritualidad" de la creación plástica; cuando Kasimir Male­
que ella proviene y que se reactualiza eon ella, que busca anu­ vich habla de que "en el arte debe prevalecer una "suprema­
lar aquel acto en que, quien la disfruta, al disfrutarla como cía absoluta" de la sensibilidad plástica pura por encima de
ella lo exige, la "completa", es uno de los fenómenos caracte­ todo descriptivismo naturalista" y propone buscar "un arte no
rísticos que se dan en torno a la obra de arte programada en objetivo, en el que lo figurativo o representativo esté total­
la modernidad capitalista y que la revolución del "arte mo­ mente anulado" ("mi obra Cuadrado blanco sobre fondo blanco",
derno" se propuso superar.6 dice, "no era tanto un cuadro vacío, un icono borrado y pues­
to en marco, sino una invitación a percibir lo no objetivo o lo
objetivo in statu nascendi"); cuando Marcel Duchamp tacha al
Al hablar de las vanguardias del "arte moderno" y señalar que
artista como creador y lo subraya como "encontrador"; cuan­
su actividad gira en torno al modo festivo de la existencia hu­
do VIadimir Tatlin se refiere a la "otra movilidad que hay en
mana, y no al modo productivista y pragmático de la misma,
la inmóvilidad de la escultura"; cuando Arnold Schonberg
se sugiere aquÍ que ella supone o propone una definición del
afirma la posibilidad de una "música absoluta", atenida exclu­
',. arte radicalmente diferente de la que prevalece en la moder­
sivamente a "su propio lenguaje"; cuando Bertolt Brecht teo­
nidad capitalista y a la que uno de los principales vanguardis­
riza sobre su "teatro épico" como una mÍmesis autoconsciente;
i.i"
I tas, Pablo Picasso, llegó en su práctica pictórica después de cuando Dziga Vertov distingue entre la función del ojo hu­
examinar el tipo de "representación" que implican las figuras mano y la realidad represora de la mirada y propone al cine
escultóricas del arte africano. Una definición según la cual el como liberador de la visión; cuando Adolf Loos, y más aún la
arte se auto afirma como una mímesis de segundo grado, que Bauhaus, se empeñan en encontrar una "funcionalidad" del es­
no imita la realidad sino la desrealización festiva de la reali­ pacio arquitectónico que es capaz de trascender "desde el va­
dad; una mímesis que no retrata los objetos del mundo de la cío" la que corresponde a su habitabilidad pragmática, todos
vida sino la transfiguración por la que ellos pasan cuando se ellos plantean el problema de una práctica del arte que saGa a
encuentran incluidos en otra mímesis, aquella que la existen­ éste del ámbito en que parece ser una representación de la vi­

6 Bocetos que se hicieron al calor de una actividad artística compartida, 7 En la fiesta, la des realización del mundo cotidiano parte del sujeto in­
íntima y efimera, se comerciaron algún tiempo después como si fueran dividual -singular o colectivo-: él es quien se traslada a un escenario ficticio
obras cerradas en sí,misma.'! e irradiadoras de un "aura", ya no arcaica sino que se sobrepone al espacio-tiempo rutinario y lo transfigura. En el arte, en
moderna, de tina "magia estética que el artista dotado de genio, el homo sa­ cambio, la desrealizaci6n estética de este mundo emerge del objeto prácti­
cerde estos "tiempos descreídos", habría puesto en ellas; obras que tendrían co, en la medida en que ha sido convertido en una repetición mimética
reservada su magia para quien puede comprarlas. -ahora sí en una "reproducción" o "re--presentación"- del objeto festivo.

126 127

da y el mundo, dirigida a un tipo especial, "estético", de apro­ dante en que el manzano habría dejado de pertenecer sólo a
piación cognoscitiva de los mismos; una práctica nueva que lo la cadena ecológica y habría aceptado convertirse sobre todo
traslada a otra esfera, en la que su relación con ellos es de un en alimento humano, en vehículo de una forma gustativa (un
orden diferente. Este orden es el que se intenta definir aquí sabor), de una significación práctica inventada o creada por el
como el de una mímesis de segundo grado, referida a una pri­ ser humano, improvisada e introducida por él allí donde antes
mera, festiva, en la que, con necesidad, el ser humano reafir­ no había nada. No el objeto de la praxis productivo-consunti­
ma en la región..- de lo imaginario la especificidad de su ser va sino el "fantasma festivo" de ese objeto es lo 'que el pintor
libre en medio del automatismo igualmente necesario de su tiene ante sí como "modelo yirtual" para su trabajo de "repro­
existencia. 8 ducción".9
El paisaje pintado no reproduce el paisaje que está extra mu­ El arte sería así la actividad humana que se concentra en el
ros del recinto humano sino el que rodeó y fue el trasfondo de intento de repetir, en condiciones de una cotidianidad no fes­
la fiesta; reproduce lo que acontece con lo otro, lo no huma­ tiva, la experiencia que acontece en el recorteespacio-tempo­
nizado, al aceptarse y entregarse, en un caso singular, como el ral de aquella mímesis festiva que reactualiza alucinadamente
fondo caótico de un cosmos humano que, él también, por su ese espacio-tiempo profundo -sea en lo hondo del tiempo pa­
parte, se acepta y se afirma a sí mismo en calidad de una ver­ sado o en lo hondo de la ''jetztzeif' o el "tiempo del ahora", del
sión más, aunque especial, de eso otro. que habla Benjamin- en, el que un primer tránsito, fundador il
No es la manzana real, pragmático-empírica, que adorna la del "cosmos", hace que la vivencia de "lo otro" como tal, que 1I
mesa y llama a ser mordida y a endulzar y refrescar la boca, sería "insoportable" (como la presencia del "ángel de lo bello" li
la que está pintada, retratada o representada en el cuadro de en la "Elegía" de Rilke) sea efectiva, esto es, que aquello abso­ 1I

Cézanne. Pero es innegable que en él hay algo así como una lutamente "inefable" se vuelva una contrapartida del cosmos y li
"representación" de "esta manzana". Podría decirse que lo que sea ya sólo un "caos" o vaciedad de sentido; que lo indistingui­
¡, en él está representado es una especie de "proto-manzana": el ble se vuelva palpable, audible, visible, y adquiera consisten­
:'~
fruto del manzano, en tanto que visto, olido, tocado, mordido cias, olores y sabores, tonalidades y ritmos, perfiles y colores; que
y saboreado, pero todo ello sólo mientras acontece el mo­ lo informe se convierta en una presencia perceptible, dotada
¡l
mento de reactualización festiva de un hipotético hecho fun­ de forma; que lo indecible y desconcertante resulte decible y
concertador.
8 La diferencia entre la primera mímesis y la segunda es una diferencia
entre dos modos de onto-fanía ("verdad") interrelacionados pero sin duda
diferentes, el uno religioso y el otro artístico, que Martin Heidegger no lle­ Dos observaciones finales sobre la reactualización de la activi­
ga a reconocer en el famoso ejemplo del templo griego, explicado en Der
dad artística como una mímesis de la mímesis festiva.
Ursprung des Kunstwerkes (Reclam, Stuttgart, 1960). El templo como el re­
cinto o la circunscripción espacial imaginaria, creada en y por la mímesis ce­
remonial, son dos ~dificios que pueden existir sobrepuestos, confundidos el 9 De acuerdo a la interpretación "chamanística" que hace David Lewis­

uno en el otro, pero que no necesariamente tienen que hacerlo. Una cosa Williams de la pintura rupestre del pueblo San (Sudáfrica), el chamán-pin­
es el baldaquino ceremonial de una comJlllidadjudía (nómada) y otra el bal­ tor, ya "en sus cabales", plasma sobre las paredes de la gruta lo que vio en la
daquino artístico do Bemini en la Basílica de San Pedro (sedentaria por an­ alucinación de la ceremonia festiva. En la fiesta, y b::go los efectos de la dro­
tonomasia). La una tiene en sí el germen de la otra, sin necesitar de ella; e ga, se abre una ventana a lo otro (como caos). El pintor pinta lo visto a tra­
igualmente ésta, aunque tiene a la primera de antecedente, puede existir vés de esa ventana. David Lewis-Williarns y Jean Clottes, Los chamanes de la
por sí sola. prehistoria, Ariel, Barcelona, 2001.

128 129
A La rebelión del "arte moderno" contra el programa art:ís­ El adiós a la belleza castiza, el "anti-clasicismo" como "anti­
tico de la modernidad capitalista, su reubicación de la esencia casticismo", había comenzado ya en tiempos de Delacroix y el
del arte en el modo festivo de la existencia humana, lo condu­ "malestar con Occidente"; se prolongó en el "orientalismo"
ce necesariamente hasta el nivel más radical de la ruptura del del "modernismo" y llegó a culminar en el "africanismo" de
acontecer cotidiano que esa existencia implica, aquel en el que Picasso, al que poco más tarde se sumarían todos los abomi­
ella, al mimetizarlos, cuestiona hasta los rasgos más elementales nables "ismos" que fueron reunidos por la cultura oficial del
y decisivos de la "forma natural" arcaica, del modelo civilizatorio Estado nazi para montar la magna exposición Entartete Kunst
básico, neolítico, que prevalece aún por debajo de la vida ("Arte degenerado") en 19~8.La "fealdad" de una "señorita
humana moderna y su mundo. El "arte moderno" sólo es pro­ de Aviñón" (si se la compara con la belleza de una de las mu­
piamente moderno -es decir, otra cosa que moderno-capitalista­ jeres pintadas por Ingres en un harén) no es para los artistas
en la medida en que su mímesis, que se lleva a cab.o en una épo­ de vanguardia un obstáculo, sino por el contrario el mejorde
ca de replanteamiento crítico de la esencia de la modernidad y los accesos a la experiencia estética.
su deformación capitalista, llega a poner enjuego la concreción B. A mediados del siglo XIX apareció en Europa ese movi­
occidental arcaica de esa "forma natural" o la identificación oc­ miento social y político que se autodenominó "comunismo" y
cidental básica de esa estructura civilizatoria. Dicho en otras pa­ que desde entonces pretende transformar la "sociedad bur­
labras, en la medida en que llega a profanar, desacatar y hacer guesa" o "moderna" mediante una revolución capaz de susti­
burla dél canon que refleja el ideal o la propuesta de perfec­ tuir el modo capitalista de reproducir la riqueza, sobre el que
ción de esa "forma natural"; en la medida en que alcanza a po­ ella se sustenta -un modo de reproducción que impide al ser
ner· en duda y relativizar su definición práctica de "la belleza". humano ejercer su autarquía política y que necesita explotar
Para estos artistas occidentales, la "belleza" occidental deja sin piedad a los productores e incluso eliminar a muchos de
de ser el objeto privilegiado de la experiencia estética, dado ellos-, por otro modo de organizar la vida social en el que,
que ella consiste en haber alcanzado el grado más alto posible dentro de la abundancia de bienes, que ya es alcanzable, pre­
de "casticidad" o "clasicidad", es decir, de fidelidad a un "sub­ valezcan la libertad, la igualdad y la fraternidad. En tanto que
código" concretizador o identificador del código de la semio­ revolucionario, ese movimiento se trasladaba fuera de la polí­
sis humana que pertenece a todo ese tipo de subcódigos que ticacotidiana, se ubicaba en la dimensión extraordinaria de lo
es precisamente el que entra en crisis con la modernidad (pues político, allí donde la libertad propia de la existencia humana
son subcódigos que debieron ser construidos en medio de la se ejerce en toda su radicalidad al fundar y volver a fundar las
escasez premoderna neolítica, es decir, de la hostilidad recí­ formas elementales de la convivencia humana. Los revoluciona­
proca insalvable entre el ser humano y la naturaleza) .10 rios, los que se habían entregado a "cambiar el mundo, cambiar
la vida", avanzaban sobre la misma calle por la que transitaban
10 Anterior a la revolución del "arte moderno" (y freudiano avant la lettre),
los artistas "revolucionarios" o vanguardistas del "arte moder­
Karl Marx piensa q'!le la infancia es definitiva. hasta que otra "infancia", más no". La confusión era inevitable. Para muchos, la revolución
fuerte, llega a sobreponérsele. y que si el prototipo griego de belleza "sigue en el ámbito de lo imaginario y la revolución en el plano de lo
dándonos placer estético" y tiene un encanto que parece "irrebasable". "eter­ real parecieron ser una y la misma cosa.
no", es porque no ha llegado aún el tiempo en que las condiciones únicas e En efecto, el modo festivo de la existencia humana, en refe­
irrepetibles en las que se fundó sean superadas por otras de similar alcance
pero "más fuertes" y de orden diferente. Karl Marx, Grundisse, Dietz, Berlín rencia al cual el arte de las vanguardias afirma su especificidad,
Este, 1953, p. 32. se encuentra en una relación mimética con el acontecimien­

130 131
to extraordinario por excelencia que es el de fundación o re­ "arte moderno" completaron su ciclo de vida. El nervio "revolu­
fundación de las formas concretas lo mismo de la socialidad cionario" que las llevó a sus aventuras admirables se había se­
humana que de la interrelación con lo otro,lo no-humano, es cado junto con el fracaso del comunismo y el fin de toda una
decir, con .el acontecimiento de la revolución. ·EI arte com­ primera "época de actualidad de la revolución". La industria
parte .con la fiesta su carácter de revolución efimera. Hay que cultural, es decir, la gestión capitalista de las nuevas técnicas
añadir a esto que, para completar su propia "revolución", las artísticas y el nuevo tipo de artistas y públicos, ha sabido tam­
vanguardias del ~'arte moderno" necesitaban que una revolu­ bién integrar en su funcionamiento muchos elementos que
ción se realizara también "en la vida", una revolución que ellas fueron propios del arte de ~sas vanguardias y hacer incluso
veían comenzar teniéndoles precisamente a ellas como desa­ del "arte de la ruptura" un arte de la "tradición de la ruptura",
tadoras del proceso. un arte que retoma a su oficio consagrado en la modernidad
La nueva relación entre autor y disfrutador de la Qbra de "realmente existente", a la Academia restaurada como "Aca­
arte requería no sólo la permutabilidad de las funciones de emi­ demia de la no Academia", regentada por "críticos de arte",
sor y receptor, sino el establecimiento de unas condiciones so­ galerías y mecenas.
ciales en las que la actividad que produce oportunidades de Pero es interesante advertir que el giro vanguardista de ha­
experiencia estética no estuviese'recluida en la órbita del "ar­ ce cien años, que recondujo al arte al ámbito desquiciante de
te profesional", sino fomentada en la cotidianidad, y esto no la existencia festiva, no ha podido ser anulado y que hoy en j¡
sólo como una compensación intermitente de su rutina, sino día una extendida "estetización salvaje" de la vida cotidiana, li
como un quiebre o un pliegue permanente de la misma, co­ practicada por artistas y públicos improvisados, ;:yenos al mun­ 11

nectada dialécticamente con ella. Contribuir al establecimien­ do de las "Bellas Artes de Festival", parece indicar que, pese a I~
IJ
to de eSas condiciones era algo que ese arte de vanguardia todo, no todo está perdido.
consideraba como una tarea suya.
Pero también para la revolución que se abría paso en el pla­ 11
no social y político la coincidencia con la "revolución" dentro
del arte era un hecho de importancia esencial: sólo la radica­
, lidad de alcances civilizatorios que, caracterizaba a éste en· tan­
to que reinsertado en la·existenciafestiva y su "destructividad"
implacable, podía enseñarle a ella que cambiar el "modo de
producción", de uno capitalista a otro comunista, implica ir
hasta el fondo, hasta allí donde las formas arcaicas de la vida
y su mundo -reproducidas opottunistamente, en la moderni­
dad capitalista por debajo de sus pretensiones "ilustradas" de
innovación- ne~esitan sustituirse por otras construidas a par­
tir de esas posibilidades de una abundancia y una emancipación
armónicas con la naturaleza que dejó abiertas el advenimien­
toesencial de la' modernidad.
Con la Segunda Guerra Mundial y la destrucción de Euro­
pa por el nazismo y quienes lo vencieron, las vanguardias del

132 133

7. Arte y utopía

... sin empadronar el espíritu en ninguna


consigna política propia ni extraña, suscir
ta?; no ya nuetlos tonos politicos en la vida,
sino nuetlas cuerdas que den esos tonos.
César Vallejo, 1927

El ensayo sobre la obra de arte es un unicum dentro de la obra


de Walter Benjamín; ocupa en ella, junto al manuscrito ina­
~II cabado de las Tesis sOMe el materialismo histórico, un lugar de ex­
III cepción. Es la obra de un militante político, de aquel que él :!
I había rehuido ser a lo largo de su vida, convencido de que, en Il
!í[
'1 la dimensión discursiva, lo político sejuega, y de manera a ve­ I~
ces incluso más decisiva, en torno a objetos aparentemente ip
ajenos al de la política propiamente dicha. Pero no sólo es ex­ I~
cepcional dentro de la obra de Benjamín, sino también den­ "\

tro de los dos ámbitos discursivos a los que está dirigido: el de


la teoría política marxista, por un lado, y el de la teoría y la his­
I~
toria del arte, por otro. Ni en un campo de teorización ní en
el otro sus cultivadores han sabido bien a bien dónde ubicar
los temas que se abordan en este escrito. Se trata, por lo de­
más, de una excepcionalidad perfectamente comprensible, sí
se tiene en cuenta la extrema sensibilidad de su autor y la fa:­
dicalidad con que s~ crisis personal interiorizaba la crisis de la
situación histórica que le tocó vivir. El momento en que B~n­
jamin escribe este ensayo es él mismo excepcional, trae consi­
go un punto de inflexión histórica como pocos en la historia
moderna. El destino de la historia mundial se decidía enton­
ces en Europa y, dentro de ella, el lugar de la encrucijada era
Alemania. Contenía el instante y el punto precisos en los que
la vida de las sociedades europeas debía decidirse, en palabras
de Rosa Luxemburg, entre el "salto al comunismo" o la "caída

135

en la barbarie". Para 1936 po.día pensarse to.davía, co.mo. lo. ha­ de arte--, la impresión que tiene de la idea que prevalece en­
cía la mayo.ría de la gente de izquierda, que lo.s dados estaban tre ello.s acerca de la relación entre creación artística y co.m'"
en el aire, que era igualmente po.sible que el régimen nazi fra­ pro.miso. revo.lucio.nario. es co.mpletamente negativa: mientras
casara -abriendo. las puertas a una rebelión pro.letaria y a la el partido. desprecia la co.nsistencia cualitativa de la o.bra inte­
revo.lución anticapitalista- o. que se co.nso.lidara, se vo.lviese irre­ lectual y artística de vanguardia y se interesa exclusivamente en
versible y co.mpletara su pro.grama co.ntrarrevo.ludo.nario., hun­ el valo.r de pro.paganda que ella puede tener en el escenario.
diendo. así a la histo.ria en la catástro.fe. de la po.lítica, lo.s auto.res de ella, lo.s "intelectuales burgueses",
El Walter Benjamín que había existido. hasta ento.nces, el po.r su lado., no. ven en su aC~Icamiento. a lo.s co.munistas o.tra
auto.r que había publicado. hacía Po.co. un libro. insuperable so­ co.sa que la o.po.rtunidad de do.tar a susperso.nas de lapo.sición
bre lo. barro.co., Ursprung des deutschen' Trauerspiels, y que tenía "po.líticamente co.rrecta" que no. so.n capaces de distinguir en sus
en preparación una o.bra o.mniabarcante so.bre la historia pro­ pro.pias o.bras. Se trata de un desencuentro. que Benjamín mira
funda del siglo. XIX, cuyo. primer bo.rrado.r (el único. que que­ críticamente. Tendrá la o.po.rtunidad de presenciar un episodio.
dó después de su suicidio. en 1940) co.no.cemo.s aho.ra co.mo del mismo. enjunio.del año. siguiente, durante el "Co.ngreso. de
"La o.bra de lo.s pasajes", no. po.día seguir existiendo.; su vida se lo.s escrito.res antifascistas para el rescate de la cultura". En esa
~tI había interrumpido. definitivamente. Su perso.na, co.mo. pre­ o.casión, el no.velista austriaco. Ro.bert Musil pudú iro.nizar acer­
senda perfectamente identificada en el o.rbe cultural, co.n una ca de la po.litización del arte, entendida co.mo. co.mpromiso. co.n
11 la po.lítica de lo.s partido.s po.líticos; la po.lítica puede "co.ncernir
o.bra que se insertaba co.mo. elemento. a tenerse en cuenta en
n el sutil mecanismo. de la vida discursivaeuro.pea, se desva­ 'a, to.do.s", dijo., "co.mo. también co.ncierne a to.do.s la higiene",
necía junto. co.n la liquidación de ese o.rbe. Perseguido. pri­ sólo. que a nadie se le o.curriría pedimo.s que desarro.llemo.s po.r 1I
li
mero. po.r "judío." y después po.r "bo.lchevique", privado. de to.do. ésta una pasión especial.
l recurso. privado. o. público. para defenderse en "tiempo.s de El ensayo. so.bre la o.brade arte tiene su mo.tivación inme­
I~
1

I~ penuria", había sido. co.nvertido. de la no.che a la mañana en diata en la necesidad de plantear en un plano. esencial esta re­ i.

•• 1
'1 un paria, en un pro.letario. cuya capacidad de trabajo. ya no. lación entre el arte de vanguardia y la revo.lución po.lítica. Al
II era aceptada po.r la so.ciedad ni siquiera co.n el valo.r apenas mismo. tiempo., le sirve a su auto.r co.mo. tabla de salvación; fo.r­
~I maparte de un intento. desesperado. de so.brevivir rehacién­
pro.bable de una fuerza de reserva. La dispo.sición a interio.ri­
1
,1
zar la situación límite en la que se había encerrado. la histo­ do.se co.mo. o.tro. a través de una fidelidad a un "sí mismo." que
1I
ria mo.derna era en su perso.na mucho. más marcada que en se había vuelto. impo.sible. La redacción de este ensayo. es una
1I
" ningún o.tro. intelectual de izquierda en la Alemania de lo.s manera de co.ntinuar el trabajo. so.bre "París, capital del siglo.
año.s treinta. XIX" o. "La "o.bra de lo.s pas.yes" en co.ndicio.nes co.mpleta­
Exiliado. en París, do.nde mucho.s de lo.s escrito.res y artistas mente diferentes a aquellas en las que fue co.ncebido. o.rigi­
alemanes expulsado.s po.r la persecución nazi intentan perma­ nalmente. En su carta a Ho.rkheimer del 18 de septiembre de
necer activo.s y ~po.yarse mutuamente, Benjamín se mantiene 1935, Benjamin explica el sentido. de su ensayo.:
sin embargo. distanciado. de ello.s. Aunque le parece impo.r­
tante cultivar el co.ntacto. co.n lo.s intelectuales co.munistas, en En esta o.casión se trata de señalar, dentro. del presente, el

cuyo. Instituto. para el Estudio. del Fascismo., en abril de 1934, .punto. exacto. al que se referirá mi co.nstrucción histórica

da una co.nferencia, "El auto.r co.mo. pro.ducto.r" -que co.ntie­ co.mo. su punto. de fuga [ ... ]. El destino. del arte en el siglo.

ne adelanto.s de algunas ideas pro.pias del ensayo. so.bre la o.bra XIX [ ... ] tiene algo. que decirno.s [ ...] po.rque está co.nteni­

136 137
do en el tictac de un reloj cuya hora sólo alcanza a sonar en meno De acuerdo al primero de ellos, la obra vale como testi­
nuestros oídos. Con esto quiero decir que la hora decisiva go o documento vivo, como fetiche dentro de un acto cúltico
del arte ha sonado para nosotros, hora cuya rúbrica he fija­ o .una ceremonia ritual, de la reactualizaci6n festiva que hace
do en una serie de consideraciones provisionales [ ...]. Estas la sociedad del acontecer de lo sobrenatural y sobrehumano
consideraciones hacen el intento de dar a la teoría del arte dentro del mundo natural y humano. De acuerdo al segundo,
una forma verdaderamente contemporánea, y esto desde la obra vale como detonador de una experiencia profana de la
dentro, evitando toda relación no mediada con la política.! contingencia que habita en la necesidad del mundo humano­
natural, la experiencia de la_pelleza estética. Según Benjamin,
Benjamin está convencido de que en su tiempo ha sonado esta experiencia. estética de la objetividad del objeto artístico
la "hora decisiva del arte". En coincidencia plena con la cita no consiste en una derivación de la vivencia mágica -de la in­
de Paul Valéry que pone como epígrafe de su ensayo, piensa teriorización de ese acontecer sobrenatural y sobre-humano­
que en la "industria de lo bello" tienen lugar cambios radi­ sino en una relación con el mundo que, aunque emparenta­
cales como resultado de las conquistas de la técnica moderna; da con esa vivencia, es sin embargo completamente autóno­
que no sólo el material, los procedimientos de las artes, sino ma. Aparte de la objetividad de culto que hay en el valor de
la invención artística y el concepto mismo de arte están en ple­ uso del objeto artístico hay también en él una objetividad que
na transformación. Pero, más allá de Valéry, piensa.que estos le es característica como objeto artístico propiamente dicho.
cambios radicales en la consistencia misma del arte tienen La obra de arte como fetiche, esto es, concentrada en el po­
que ver, en igual medida que con las "conquistas de la técni­ lo cúltico de su valor de uso, tiene la función de.una reliquia,
ca", con una reconfiguración profunda del mundo social. 2 es decir, de un testigo aún vivo o de una prolongación meto­
Según Benjamín, el arte de su época --que de alguna mane­ nímica no sólo de la ceremonia pasada de la que proviene si­
ra es también la nuestra- se encuentra en el instante crucial de no también, indirectamente, del sacrificio religioso que ésta a su
una metamorfosis. Se trata de una transformación esencial que vez repetía festivamente. El automatismo o la rutina de la vida
lo lleva, de ser un "arte aurático", en el que predomina un "valor cotidiana se ve roto en la ceremonia festiva por la re-actualiza­
de uso para el culto", a convertirse en un arte plenamente pro­ ción, dentro de ella, del acto político extraordinario, fundador
fano, en el que predomina en cambio un ''valor de uso para la y refundador -"revolucionario"-, en el que la consistencia cua­
exhibición" o para la experiencia propiamente estética. litativa del mundo de la vida es destruida y reconstruida verti­
En todos los tipos de obras de arte que ha conocido la histo­ ginosamente, llevando a su plenitud lo mismo la dignidad de
ria sería posible distinguir dos polos contrapuestos de objetivi­ sujeto en el ser humano que la de objeto en el mundo de su
dad o presencia, que compiten en la determinación del valor vida. Se trata de una reactualización cuyo tiempo y lugar son los
de uso que la obra tiene para quienes la producen y la consu­ de un escenario imaginario dedicado expresamente a untran­
ce,extático de orden mágico-político en el que partiCipan en
1 Walter Benjamin, Gesammelte Schriften, Band 3.1, Suhrkamp, Frankfurt, principio los miembros consagrados de una comunidad.
1991, p. 983. En cambio, la obra de arte como tal, concentrada en el po­
2 "La intención de Benjamin apunta hacia un estado de cosas en el que
lo público o profano de su valor de uso, el plano de la "exhi­
las experiencias esotéricas de la felicidad se hayan vuelto públicas y univer­
sales" (Jürgen Habennas, "BewuBtmaéhende oder rettende Kritik", en Sieg­
bición", sirve para promover e inducir en quien la disfruta la
fried Unseld [comp.], Zur Aktualitlit Walter Benjamins, Suhrkamp, Frankfurt, experiencia propiamente estética que tiene lugar en la míme­
1972, p. 199). sis, distanciada o no extática de aquellos efectos disruptivos

138 139
imaginarios que la suspensión festiva del automatismo coti­ entrega del valor de uso como ofrenda al valor mercantil-ca­
diano introduce en la existencia social. pitalista, en la subsunción o sometimiento de la vida social
Al tratar del valor cúltico de la obra de arte, Benjamin no "natural", con toda la riqueza de sus singularidades cualitati­
lo reconoce únicamente en obras realizadas en conexión con vas, a la reproducción del "dios" moderno, el capital.
la vida religiosa; lo distingue igualmente en obras que reivin­ La capacidad de reactualizar este sacrifició es el nuevo valor
dican un carácter civil o profano. El aura o valor de culto de la de uso cúltico, religioso-profano, que viene a ponerse en lu­
obra de arte no proviene solamente de la inserción de la mis­ gar del valor de uso cúltico anterior, el religioso-sagrado.
ma en la dimensión sagrada arcaica de la vida social premo­ El artista de la moderni~d, el hombre de genio que está
derna; proviene también, en nuestra época, de su inserción en detrás de la obra de arte única y extraordinaria, de esa mer­
otra dimensión igualmente "mágica" y "religiosa" pero dene­ cancía que, con su precio arbitrario, hace mofa de las leyes de
gada como tal por la profesión deprofanidad o secularidad la equivalencia mercantil, es el paradójico homo sacer profano
que es propia de la vida moderna. que "oficia" en esta reactualización ceremonial del sacrificio
A la virtud de entregar representaciones del mundo capa­ moderno. La creatividad concentrada puntual y excepcional­
ces de acompañar al ser humano moderno en la apropiación mente en su obra, en su mercancía sui generis, es la versión en
práctica de lo real, ciertas obras de arte suman la característi­ negativo, todavía "natural", singularizada, formadora de valo­
ca adicional de poseer una calidad artística única e incompa­ res de uso, previa al sacrificio de la mercantificación pero des­
rable, reputada como excepcionalmente alta, que las vuelve tinada a él, del automatismo del trabajo objetivado como valor
inconmensurables con todas las demás, ::yenas a toda intercam­ económico en los demás productos mercantiles. Ya en la épo­
biabilidad (como no lo son éstas, que comparten el valor de .• ca barroca, el hombre de talento artístico -un Borromini, por
t! .
uso general de entregar retratos del mundo), obras reacias a ejemplo-. fue admirado como un ser misterioso, bendecido y
la exigencia que supedita el valor de uso de todas las cosas al a la vez maldecido por Dios. De manera parecida, aunque me­
valor de cambio o valor económico mercantil. Son obras de nos católica, durante el tiempo de la "fiebre romántica", ese
.,ii arte que ostentan un prestigio especial en el mercado y que mismo hombre ha sido idolatrado en calidad de "genio", de par­
pueden así alcanzar un precio arbitrario, inusitadamente eleva­ tícipeen la creatividad de un sujeto sobrenatural, sea por la
do, que resulta ::yeno a la disputa de la oferta y la demanda. via de la "inspiración" -en un Berlioz, por ejemplo-. o, des­
El valor de uso cúltico de estas obras de arte modernas se pués del interregno de la época de las vanguardias artísticas,
concentra en la unicidad extraordinaria o genial que sale a re­ en la segunda mitad del siglo XIX -en un Pollock, por ejem­
lucir a contrario, en forma de una "renta de la genialidad", plo-., por la vía de una marginación psico-existencial;
dentro de esa "ceremonia" muy especial, fría pero excitante,
que está en el acto de intercambio mercantil.
En el acto de intercambio como "acto de culto", y en virtud Según BerYamin, en los comienzos del arte occidental euro­
del regateo o forcejeo en la oferta y la demanda, se reactuali­ peo el polo dominante en las obras de arte fue el del "aura", el
za, se cuestiona y restituye la necesidad del mercado como "valor de uso cúltico". Pero este hecho ha cambiado a lo largo
mundo de los "fetiches" mercantiles o instancia "milagrosa­ de la historia. El "valor para la exhibición" ha ido venciendo ese
mente" mediadora o posibilitadora de la vida social. En él se dominio de modo tal que ya para la segunda mitad del siglo
destruye y reconstruye cotidianamente la necesidad de ese sa­ XIX es posible hablar de una decadencia del aura o "valor pa­
crificio fundante de la socialidad moderna que consiste en la ra el culto" de la obra de arte y de un ascenso concomitante

140 141
del dominio en ella de ese "valor de uso para la exhibición pú­ para el culto", sólo puede ser una obra auténtica; no admite
blica" o para la experiencia estética. copia alguna de sí misma. Toda reproducción de ella es una
¿Qué caracteriza esencialmente a la obra de arte dotada de profanación.
"aura"?! Como la aureola o el nimbo que rodea las imágenes
de los santos católicos oel "contorno ornamental que envuel­
ve a las cosas como en un estuche en las últimas pinturas de Contrapuesta a la obra aurática, la obra de arte profana, en
Van Gogh", el aura de las obras de arte trae también consigo, cambio, en la que predomina el "valor para la exposición", es
una especie de "efecto de ajenamiento" o "extrañamiento" (V­ siempre repetible, reactualizable, sin dejar de ser sin embar­
effekt), contrapuesto al descrito por Brecht, un efecto que se go, ella también, única y singular. Desentendida de su servicio
produce en quien las contempla cuandb percibe cómo en ellas al culto, la obra de arte musical, por ejemplo, que se pre-exis­
una objetividad "meta-ñsica" viene a sobreponerse e incluso a te guardada en la memoria del músico o en las notaciones de
sustituir a la objetividad meramente "física" de su presencia una partitura, pasa a existir realmente todas las veces que es eje­
material. El "aura" de la obra de arte es el modo como su ob­ cutada por uno de sus innumerables intérpretes. No hay de
jetividad o presenciacúltica se deja percibir desde la expe­ ella una performance original y auténtica que esté siendo copia­
riencia de su objetividad estética. En virtud del aura -que las da por las demás; hecha ante todo para "exhibirse" o entre­
obras de arte pueden compartir con determinados hechos na­ garse a la experiencia estética, está ahí en infinitas versiones o
turales encantados-, esta objetividad, que sería lo cercano en actualizaciones diferentes, y es sin embargo, en cada caso, siem­
ella, 10 familiar, se presenta sólo como la apariencia precaria pre única. Su unicidad no es perenne y excluyente, como la
que ha adquirido lo lejano, lo extraordinario, lo digno de cul­ de la obra aurática; sino reactualizable y convocan te. Es siem­
to. Aura es, dice Benjamin apoyándose enladefinición que da pre la misma y siempre otra. Es una obra que está hecha para ser
de ella Ludwig K1ages,4"el aparecimiento único de una leja­ reproducida o que sólo existe b.yo el modo de la reproduc­
nía, por cercana que pueda estar". ción. Lo mismo puede decirse, considerando el otro extremo
La objetividad de culto o aurática de una obra humana se del "sistema de las artes", de la obra arquitectónica, pese a que
muestra en el carácter irrepetible y perenne de· su unicidad o parece estar hecha de una vez y para siempre, en una sola ver­
singularidad, carácter que· proviene del hecho de que lo valio­ sión acabada de sí misma, y existir en estado de obra única,
so de ella reside en que fue el lugar en el que, en un momento irrepetible, incopiable e irreproducible. "Exhibirse", darse a
único, aconteció una epifanía o revelación de 10 sobrenatural; la experiencia estética, es para la obra de arte arquitectóni­
una epifanía que perdura metonímicamente en ella y a la que ca lo mismo que ser habitada, y el ser habitada, que implica una
es posible acercarse mediante un ritual determinado. Por esta especie de improvisación de innumerables variaciones en tomo
razón, la obra de arte aurática, en la que prevalece el "valor a un tema o sentido espacial propuesto por ella, la convierte
en una obra que se repite y se reproduce a sí misma incansa­
..
~

g Un examen minucioso del concepto de "aura" en Benjamin se en­ blemente, como si fuera diferente en cada episodio de vida hu­
cuentra en Josef Furn.kis, "Aura", en Michael Opitz y ErdmutWizisla mana al que ella sirve de escenario. No es posible habitar la obra
(comps.)., Benjamins Begriffe. Suhrkamp, Fra.nkfurt, 200(). Véase tambiép. de arte arquitectónica sin re actualizar en ella ése que podría
Shieny M. Weber, "W. B.: el fetichismo de los objetos, lo moderno y la e~­
periencia de la historia", en OIIman Berte1 et al., Marx, Reich'J Marouse, Pai­
llamarse su "estado de partitura", en el que, como la música,
dós, Buenos Aires, 1974, pp. 94 Yss. . ella también, paradójicamente, está siempre pre-existiéndose
• 4 Rolf Wiggershaus, Die Frankfurter Schule, D1V, Múnich, 1988, p. 224. así misma.

142 143
Cuando Benjamin habla de la decadencia y la destrucción las vanguardias, y a manera de un puente fugaz entre dos épo­
del aura, se refiere a algo que sucede con la unicidad o singu­ cas extremas, comienza a desvanecerse como arte independien­
laridad perenne y excluyente que es propia solamente de las te o puro, viéndose entregado en el presente a una experiencia
obras de arte cuyo valor se afinca en el servicio al culto. Se trata de una vida social recién en formación que integra y difunde
de un hecho que él, en lo íntimo, parecería lamentar, siguien­ en sí la experiencia estética que él es capaz de suscitar. De su­
do una fidelidad a la tradición artística en la que se formó, pe­ frir bajo su inserción en una obra de culto, el objeto de puro
ro al que, simultáneamente y en plena ambivalencia, saluda arte estaría pasando a sufrir por su expulsión fuera de una
en nombre de la realización de la utopía en la que tal hecho obra dedicada exclusivamente a él. El estatus de la obra de arte
parece inscribirse. Benjamin trata de convencerse a sí mismo emancipada, de valor de uso puramente estético, habría sido
y de convencer a sus lectores de que la manera en que la ex­ así transitorio; habría estado, durante la época de las vanguar­
periencia estética se ha alcanzado gracias a la obra de arte au­ dias, entre el estatus arcaico de sometido a la obra de culto y el
rática está a punto de ser sustituida por una manera mejor, estatus futuro de integrado en la obra de disfrute cotidiano.'
más libre, de hacerlo, una manera capaz incluso de redefinir La reproducción técnica de la obra de arte -como sacrilegio
la noción misma de lo estético. abrumadoramente repetido contra el arte que fue producido
A la inversa de Hegel, para quien el arte "muere" si es pri­ y que se produce aún en obediencia a la vocación aurática- es
vado de su altísimo encargo metafisico -el de ser la figura más para Benjamin sin duda un factor que acelera el desgaste y la
acabada del espíritu-,S para Benjamin, el arte sólo comienza a decadencia del aura; pero es sobre todo un vehículo de aque­
ser tal una vez que se emancipa de su aura metafisica. 6 llo que podría ser el arte en una sociedad emancipada y que
En el texto de este ensayo puede rastrearse sin embargo se esboza ya en la actividad artística de las vanguardias o del
una idea singular y trágica de lo que ha sido y tiende a ser el arte que se autorreconoce como "arte moderno".
destino del arte en el devenir de la historia. Pareciera que pa­ Una es la obra de arte que sufre el hecho de su reproducti­
ra Benjamin la consistencia propiamente artística de la obra bilidad o multiplicabilidad técnica como un factor externo a
,¡ de arte ha sido siempre un fenómeno parasitario, que, pese a sí misma -positivo o negativo- y otra muy diferente la que asu­
¡
i su autonomía profunda, nunca ha tenido y tal vez nunca po­ me ese hecho como un momento esencial de su propia cons­
i drá tener una existencia independiente. Que el arte indepen.. titución. Una es la obra de arte, como la de las vanguardias,
:1:
diente o puramente estético apareció. como tal en la época cuya técnica de producción y consumo está determinada sólo
i!
moderna, durante el Renacimiento, todavía atado al culto re­
ligioso cristiano y al valor que tenía en él, precisamente en el 'Brecht especula acerca de·un tipo desconocido de obra de arte que apa­
recerá probablemente cuando el mercado deje de ser la instancia que de­
momento en que comenzaba la decadencia o descomposición
termina la validez social de los objetos. Entre tanto, mientras esto aún no
de ese "valor de culto", y que, ya como "arte moderno" o de sucede, aquello que se produce y se consume como mercancía en lugar-del
antiguo tipo de obras de arte sería algo que podemos llamar simplemente
5 Georg W. F. H~gel, Asthetik, Aufbau, Berlín, 1955, p. 139. un "cosa". De esa "cosa", cuando su consistencia se desvanezca junto con la
6 Eva Geulen (Das Ende der Kunst, Suhrkamp, Frankfurt, 2002, pp. 88 Y centralidad determinante del mercado, en la nueva obra de arte que podrá
ss.) examina con agudeza la presencia de. la idea hegeliana de la "muerte aparecer no quedará, según él, ni el recuerdo. Ya antes de él, Flaubert (en
del arte" en este ensayo. Véanse también, Umberto Eco, "Dos hipótesis so­ una carta a Louise Colet) especulaba también: "La belleza llegará tal vez a
bre la muerte del arte", La definición del arte, Destino, Barcelona, 2002, pp. convertirse en un sentimiento inútil para la humanidad, y el arte ocupará
261; y Hans-Georg Gadamer, "Ende der Kunst?", Das Erbe Europas, Suhrkamp, entonces [abriéndose un espacio en el quadrivium] un lugar intermedio en­
Frankfurt, 1989, pp. 63 Y ss. tre el álgebra y la música",

144 145
f!
"fonnalmente" por el valor para la exhibición o experiencia cionando la afinidad que ellos tienen con la esencia profana
estética, y otra la obra de arte en la que esa detenninación ha del arte.
pasado a ser "real" y ha llegado a alterar su técnica misma de La decadencia del aura de la obra de arte no se debe, según
producción y consumo, esa obra cuyo primer esbozo puede es­ Benjamin, a una acción espontánea que los progresos técnicos
tudiarse, según Benjamin, en el cine revolucionario. de la producción artística ejercerían sobre ésta, sino al em­
En la obra de arte alterada constitutivamente por su com­ pleo de los mismos en una perspectiva post-aurática, "vanguar­
promiso con la exhibición, Benjamin observa lo que sería la dista".8 La pregunta acerca del origen de esa perspectiva se
posibilidad más prometedora en medio del proceso de me­ plantea entonces necesariamente. Una pregunta cuya res­
tamorfosis radical que vive el arte en su época: que la nueva puesta por parte de Benjamin fue recibida con incomodidad,
técnica que se esboza en la producción de bienes en general cuando no con incomprensión, incluso entre los amigos más
llegue a ser concretada como tal primeramente en la esfera de cercanos a éL!! Gershom Scholem, por ejemplo, no lograba en­
la producción artística, y que esto suceda en una práctica del contrar el nexo filosófico entre la "concepción metafisica" del
arte que esté entregada completamente a satisfacer en la vida aura y su decadencia, en la primera parte del ensayo, y las elu­
cotidiana la necesidad de una experiencia estética mundana o cubraciones marxistas acerca del nuevo arte, en la segunda
terrenal, "materialista". Entre la nueva técnica de la produc­ parte del mismo. Cuenta Scholem:
ción artística y la demanda propia de un arte emancipado
-postaurático, abiertamente profano- hay para Benjamin una En una conversación larga y apasionada sobre estetrabtH0
afinidad profunda que las incita a buscarse entre sí y a pro­ . que sostuve con él en 1938 respondió así a mis o~eciones:
mover mutuamente el perfeccionamiento de la otra. "El nexo filosófico que no encuentras entre las dos partes

8 Nada más errado, por ello, que la observación de G. Vattimo de que

Una buena parte del ensayo sobre la obra de arte contiene las "c;on el texto de Wal~er Benjamín se completa el paso de la significación
utópico-revolucionaria a la tecnológica del fin del arte" (GianniVattimo,
reflexiones de Benjamin sobre el cine como el arte más pro­
~I "Muerte o decadencia del arte", Elfin de la modernidad, Gedisa, Barcelona,
:1 pio de la época de la reproductibilidad técnica. Junto al exa­ 1989, p. 59) .
•i
men crítico del nuevo tipo de actuación y el nuevo tipo de 9 Así, por ejemplo, B. Brecht, resistente a toda'definición no ilustrada de

recepción que él requiere de sus intérpretes y de su público, "naturaleza" o de "técnica", después de su lec;tura, anota en su diario de tra­
se encuentran observaciones agudas sobre la técnica del monta­ bajo: "Todo pura mística, bajo una actitud antimística. ¡Vaya 'manera de
je cinematográfico y sobre otros aspectos que le parecendeci­ adaptar la concepción materlalista de la historia! ¡Es bastante funestol~
(Bertolt Brecht, Arbeitsjoumal, t. l, 1973, p. 16). T. W. Adorno, por su parte,
sivos en el cine, incluida una supuesta función psico-social en su carta a Benjamin del 18 de marzo de 1936 (Theodor W. Adorno y Wal­
profiláctica del mismo. No es, sin embargo, el cine realmente ter Benjamín, BriefwechslJ~ 1928-1940, Suhrkamp. Frankfurt, 1994, pp. 171­
existente, dominado ya por la "modernidad americana" lo 72) le objeta un cierto "anarquismo" en su idea de un arte "democrático" y
que morlvasus reflexiones, sino el cine como adelanto expe­ distraído" y lo acusa de un romanticismo que tabuiza a la inversa a la bar­
rimental de lo que puede ser la nueva obra de arte. Por esta barie tan temida, idolatrándola si es de origen proletario. Adorno confun­
de la técnica sólo formalmente subsumida por la profanidad en el arte de
razón no deja de tener en .cuenta que el cine puede ser tam­
las vanguardias con la técnica subsumida realmente a ella, que es de la que
bién el ejemplo 'de las aberraciones en las que la obra de arte trata Benjamin y que da fundamento a ese nuevo tipo de arte que estaría
puede caer si sólo emplea los nuevos procedimientos técnicos aún por venir (Lienhard Wawrzyn, Walter Benjamins Kunstthearie, Luchter­
para insistir en la producción de obras de arte.auráticas, trai­ hand, Darmstadt, 1973, p. 68).

146 147
de mi trab.yo lo entregará, de manera más efectiva que yo, lorar en cambio la singularidad reactualizable y la fugacidad
la revolución" .10 de la misma. Rechazan la lejanía sagrada y esotérica del culto
a una "belleza" cristalizada de una vez por todas corno la "apa;.
y es que, para Benjamin, la respuesta a la pregunta acerca riencia de la idea reflejada en lo sensible de las cosas";l1 buscan
del fundamento de la tendencia anti-aurática en la historia del por el contrario la cercanía profana de la experiencia estética
arte contemporáneo hay que buscarla en la resistencia y la re­ y la apertura de la obra a la improvisación corno repetición in­
belión de las masas contemporáneas frente al estado de ena­ ventiva. 12 Son las masas de tendencia revolucionaria que propo­
jenación al que su sujetidad política se encuentra condenada nen también un rilodo comp!c::tamente nuevo de participación
en la modernidad capitalista; actitudes que, según él, habían en la experiencia estética. u
madurado durante todo un siglo y que, depués de vencer al Desentendidas de la sobre determinación tradicional de la
estertor contrarrevolucionario del nazismo, estarían en capa­ experiencia estética corno un acontecimiento ceremonial, estas
cidad de consolidarse corno una transformación postcapitalis­ nuevas masas sociales plantean un nuevo tipo de "participa­
ta de la vida sodal. ción" en ella, lo mismo del artista que de su público. Afirman
Benjamin detecta el aparecimiento y la generalización de un una intercambiabilidad esencial entre ambos, corno portado­
nuevo tipo de masas humanas en calidad de substrato demo­ res de una función alternable; introducen una confusión entre
gráfico de la nueva sociedad moderna, el de las masas que se el "creador" de la obra, cuyo viejo carácter sacerdotal desco­
resocializan a partir de la propuesta práctica espontánea del nocen, y el "admirador" de la misma. La obra de arte es para
"proletariado consciente de clase", es decir, de los trab.yadores ellas una "obra abierta"14 y la recepción o disfrute de la misma
rebeldes a la socialización impuesta por la economía capitalis­ no requiere el "recogimiento", la concentración y la compene­
ta. Son las masas amorfas, anonimizadas -cuya identificación tración que reclamaba su "contemplación" tradicional. Aleccio­
moderna corno masas nacionales se había debilitado catastró­ nadas en el modo de aprehensión de la belleza arquitectónica
ficamente corno resultado de la Primera Guerra Mundial-, que -que sería el de un uso transformador o un "acostumbramien­
están en busca de una nueva concreción para su vida cotidia­ to"-, su recepción creativa de la obra de arte, sin dejar de tener
na; una concreción que ellas prefiguran corno de un tipo di­ efectos profundos, es desapercibida, desatenta, "distraída".
ferente, formal y transitorio, pero p.o menos potente que el de El arte que corresponde a este nuevo tipo de masificación
esas concreciones substanciales arcaicas que fueron manipu­ en libertad, el arte post-aurático -que para quienes no quie­
ladas y refuncionalizadas en la modernidad capitalista para ren despedirse del aura sería un post-arte o un no-arte sin
componer con ellas las identidades nacionales "eternas". más-, es así un arte en d que lo político vence sobre 10 má­
Detecta en las nuevas masas un nuevo tipo de "percepción" gico-religioso. Y su carácter político no se debe a que aporte
o sensibilidad, que sería la "rúbrica formal" de los cambios
que caracterizan a la nueva época. Una nueva "percepción" o 11 G. W. F. Hegel, op. cit.
sensibilidad que trae consigo ante todo la "decadencia del au­ 12 "Lo esencialmente lejano es lo inacercable: de hecho, la inacercabili­
ra". Son masas que tienden a menospreciar la singularidad dad es una de las cualidades principales de la imagen de culto" (WalterBen­

.
irrepetible y la durabilidad perenne de la obra de arte ya va­ jamin, Charles Baudelam, ein Lyriker im Zei.talter des Hochkapitalismus, Suhrkamp,
Frankfurt, 1969, p. 157) .
19 Chryssoula Kambas, "Kunstwerk", en M. Opitz y E. WIZisla (comps.),
10 Gershom Scholem, "Walter Benjamin", en Theodor W. Adorno et al., op. cit., p. 538.
Über Walter Benjamin, Suhrkamp, Frankfurt, 1968, pp. 151-52. 14 U. Eco, op. cit.

148 149
al proceso cognoscitivo pro-revolucionario sino al hecho de to, pese a la fama indiscutible que ha tenido en la historia de
que propone un comportamiento revolucionario ejemplar. 15 El la estética y la teoría del arte 'del siglo XIX -baste mencionar la
nuevo arte crea "una demanda que se adelanta al tiempo de importancia que tuvo en la influyente obra de André Malraux
su satisfacción posible"; ejercita a las masas en el uso demo­ o 10 inspiradora que fue para el "cine de emancipación" de los
crático del "sistema de aparatos" -el nuevo medio de produc­ años sesenta en Francia y Alemania-, hay que reconocer que su
ción- y las prepara así para su función recobrada de sujetos de radicalidad excepcional lo mismo dentro de este campo que
su propia vida SQcial y de su historia. en el del discurso político es a tal punto extrema que se ha
La reflexión de Benjamín acerca de la obra de arte en la vuelto un obstáculo para sttlectura y su discusión generali­
época de la nueva técnica culmina teóricamente en una distin­ zadas. 17 Se trata, sin duda, de un escrito extemporáneo, pero
ción que da fundamento a todo el vuelo utópico de su dis­ habría que añadir que las razones de su extemporaneidad no
curso. Una sería la base técnica actual del proceso de trabajo son las que Fuld aduce: que el tipo de cine al que se refiere
social capitalista, continuadora de las estrategias técnicas de era ya del pasado y que la discusión sobre teoría del cine a la
las sociedades arcaicas -dirigidas todas ellas a responder a la que pretendía contribuir había cesado diez años antes. Las ra­
hostilidad de la naturaleza mediante la conquista y el someti­ zones son otras y de un orden diferente, y tienen que ver más
miento de la misma-, y otra, muy diferente, la nueva base téc­ bien con el abismo que, ya en el momento de su redacción,
nica que se ha gestado en ese proceso -reprimida, malusada y comenzaba a abrirse entre la historia en la que vivía su autor
deformada por el capitalismo-, cuyo principio no es ya el de (la historia de la revolución comunista) y la historia que arran­
la agresión apropiativa a la naturaleza sino el "telos lúdico" de la -caba precisamente del fracaso de la misma (del triunfo de la
creación de formas en y con la naturaleza. Una nueva base téc­ contrarrevolución): la historia que vivimos actualmente.
nica que implica una nueva manera de abrirse hacia ella o, en Para reconstruir la figura del lector implícito como interlo­
'1 otro sentido, el descubrimiento de "otra naturaleza". Tratar cutor de estas "tesis" de Benjamin sobre el arte moderno en la
'11
con el nuevo "sistema de aparatos", en el que se esboza ya es­ hora de su metamorfosis es necesario imaginarlo completa­
ta "segunda técnica", requiere la acción de un sujeto demo­ mente diferente del común de los lectores de hoy; pensar en
crático y racional capaz de venir en lugar del sujeto ese otro lector que habría podido estar en lugar del actual si
automático e irracional de la sociedad establecida, que es el
capital en plan de autorreproducirse. El nuevo arte sería el que 17 La lejanía de este texto para los lectores que le hubieran correspondi­
se adelanta a poner en acción a ese sujeto, el que le enseña a do tiene además no poco que ver con el hecho de que fuera elegido por
dar sus primeros pasos. Horkheimer para aparecer pñmero en francés, antes que en el alemán, en
el que fue escrito originalmente, en señal de reciprocidad por el hosped.ye
que la Librairie Félix Alcan había brindado a las ediciones del Instituto, una
vez que éste se vio obligado a huir de su sede natural en Frankfurt como
Es dificil no coincidir con Werner Fuld, uno de los biógrafos resultado de la represión nazi. La versión francesa de Pierre Klossowski es
de Walter Benjamin, cuando afirma: "Característico de este admirable en muchos aspectos, aunque tiende a suavizar la radicalidad po­
ensayo es que fue completamente extemporáneo" .16 En efec­ lítica y a simplificar en ocasiones el significado muchas veces enrevesado del
texto. Se trata de una versión retrab.yada por la redacción de la revista en
medio de fuertes discrepancias con el autor, yen la que se observa, como di­
15 Herbert Marcuse, DiePermanenz. der Kunst, Hanser, Múnich, 1969, p. 58. ce otro de los biógrafos de Benjamin, que "la censura [ejercida por Hork­
16 Wemer FuId, Walter Benjamin %wischen den Stühlen, eine Biographie, Han­ heimer y Adorno] desde Nueva York funcionó implacablemente" (Bemd
ser, Múnich, 1979. pp. 253-54. Witte, Walter Benjamín, Rowohlt, Reinbek. 1985, p. 111).

150 151
la utopía con cuya realización contaba el autor se hubiera rea­ autores de la Dialéctica de la flustración, constituye el trasfondo
lizado efectivamente, y no hubiera sido sustituida por una res­ del desolador panorama de imposibilidades que ellos descri­
tauración de ese mismo mundo que parecía llegar a su fin en ben para el arte y para el cultivo de las formas en general en
las primeras décadas del siglo pasado. Hay que intentar ver en lo el mundo de la segunda posguerra. En la antípoda de las ma­
que ahora existe de hecho el resultado de la frustración de un sas proletarias soñadas por Benjamín, lo que ellos encuentran
futuro que entonces podía ser pre-vivido en el presente como es una masa amorfa de seres sometidos a un "Estado autorita­
el resultado probable (y deseable) de sus conflictos. Pensar, rio", manipulada al antojo de los mánagers de un monstruoso
por ejemplo, que la España que fue detenida y anulada en los sistema generador de gustos'y' opiniones cuya meta obsesiva es
años treinta por la Guerra Civil, y que fue concienzudamente la reproducción, en infinidad de versiones de todo tipo, de un
olvidada durante el franquismo, tenía un futuro probable que solo mensaje apologético que canta la omnipotencia del capi­
gravitaba ya, desde su irrealidad, en la vida de los españoles tal y encomia las mieles de la sumisión. La realidad de la "in­
de entonces y que habría diferido esencialmente del presente dustria cultural" examinada en ese capítulo es el "mal futuro"
actual de España. Pensar que el presente actual de Europa se que Benjamín detectó ya como amenaza en este ensayo suyo -en
ubica en un continuum que nada tiene que ver con el futuro po­ sus observaciones sobre la pseudo-restauración del aura en el
sible de aquella Europa anterior al nazismo, ese futuro en el culto de las "estrellas" del cine hollywoodense- y que vino a
"JI
que un socialismo propio, no importado de Rusia, era perfec­ ponerse, como sustituto caricaturesco, en lugar del futuro re­ ~!:
tamente realizable e incluso, adelantándose a cualquier "to­ volucionario a la luz de cuya posibilidad examinaba él su pro­
ma del poder",. se realizaba ya en determinadas dimensiones pio presente. 111:
de la vida. . ,,1

Nada obstaculiza más el acercamiento a la idea bejaminiana


De todas las lecturas críticas que han recibido estas "tesis" de un arte post-aurático que declararla simplemente una pro­
de Benjamín sobre la obra de arte,tal vez la más aguda y fecía fallida, después de haberla confrontado rápidamente
desconsoladora sea la que se encuentra en la base del capí­ con la historia efectiva del arte en la segunda mitad del siglo
tulo intitulado "La industria cultural" en el famoso libro de XX -historia que a todas luces ha caminado por vías muy ale­
Horkheimer y Adorno, Dialéctica de laIlustración. Todo ese ca­ jadas de ella. Es una comparación y un juicio que presuponen
pítulo puede ser leído como una refutación de ellas, que si que la presencia de una producción artística de muy alta cali­
bien no es explícita sí es fácilmente reconstruible. 18 La revolu­ dad en términos tradicionales durante todo este periodo apor­
ción, que debía llegar a completar el ensayo de Benjamín, no só­ ta ya la prueba suficiente de que el arte como tal ha seguido
lo no lleg6 sino que en su lugar vinieron la contrarrevolución existiendo efectivamente. Que olvidan que la función que ~sa
y la barbarie. Este hecho, cuyo adelanto experimentó Benja­ producción artística solía cumplir en la vida cotidiana es un
min en la perse~ución nazi que lo llevó al suicidio, y que pu­ elemento esencial de su definición, y menosprecian el hecho
do ser sufrido y observado en toda su virulencia por los de que tal función se haya vuelto secundaria para esa producción
y que las obras de ésta sean ahora consumidas exclusivamente
18 Burkhardt Lindner(comp.) , "Technische Reproduzierbarkeit und Kul­
en una capa o un nicho aristocratizan te de la sociedad, apar­
turindustrie, Benjamins positives Barbarentum in Kontext", Benjamin in Kan­ tado de aquella circulación de formas que antes lo conectaba
text, Athenaum, Frankfurt, 1985, pp. 180 Yss. con la estetización espontánea de la vida. Mucho más sugeren­

152 153
te es mirar esa idea benjaminiana como una profecía cumpli­ ro, sobre todo, desentendido de este hecho y convencido de
da, pero mal cumplida. 19 Observar que algo así como un arte la calidad superior de sus obras, el arte aurático que se ha so­
post-aurático sí llegó en la segunda mitad del siglo XX, como brevivido a sí mismo en la figura del "arte moderno" se conten­
lo presentía Benjamín, pero no como él hubiera deseado que lo ta con repetir ahora aquello que hace un siglo fue el resultado
hiciera, sino de otra manera: por el "lado malo", que es, según de un móvimientó revolucionario, el fruto de la ruptUra van­
decía Hegel en sus momentos pesimistas, el que la historia guardista con el tipo de arte solicitado por la modernidad
suele elegir ante J.ma disyuntiva. capitalista; se limita a convertir esa ruptura en herencia y tra­
En nuestros días, la "estetización" del mundo no se cumple dición.
ya a través de una formalización de la producción espontánea Walter Benjamin fue de lós últimos en llegar al comunismo
de arte bajo la acción de las "bellas artes"; ha dejado de ser, co­ clásico y fue tal vez el último en defenderlo (con una radica­
mo sucedía anteriormente en la sociedad moderna, un efecto lidad que sólo se equipara a la de Marx, potenciada por el uto­
que se extiende sobre la vida cotidiana a partir de la produc­ pismo fantasioso de Fourier, a quien tanto admiraba).20 El
ción artística tradicional (de la baja o de la alta cultura). Aho­ suyo no era el comunismo del "compañero de ruta", del inte­
ra es, por el contrario, el resultado de un cultivo "salvaje" de lectual que simpatiza con el destino del proletario explotado
las formas de ese mundo en la vida cotidiana; un cultivo que o que intenta incluso entrar en empatía con él, sino el comu­

I!!

se lleva a cabo dentro de las posibilidades "realmente existen­ nismo del autor-productor judío, proletarizado él mismo, e in­ i\i
tes", es decir, dentro de un marco de acción manipulado di­ Cluso "lumpenproletarizado", en la Alemania del "detenible

rectamente por la "industria cultural" y su encargo ideológico. "ascenso" del nazismo. 21 Desde esta posición es desde donde

Se da, por ejemplo, a través de fenómenos como los actuales puede permitirse escribir las últimas frases de su ensayo: con

"conciertos" de "post-música", que no implican simplemente la estetización que el fascismo introduce en la política, la hu­

una alteración de la forma concierto propia de la "alta cultu­ manidadautoenajenada, transubstanciada en esa entidad que

ra" sino una desfrucción de esa forma y una sustitución de ella Marx llamó "el sP,jeto sustitutivo", "el valor autovalorizándo­

por "otra cosa", cuya consistencia es dificil de precisar, dada su se", llega a tal grado en esa autoen.,yenación, que se vuelve

sujeción al negocio del espectáculo. una espectadora de sí misma capaz de disfrutar "estétican¡ente"

.La sobrevivencia del arte aurático, que sería la prueba fe­ su propia aniquilación. El comunismo, como proyecto histó­

haciente de lo desatinado de la utopía benjaminiana, presen­ rico dirigido a revertir esa en.,yenación, responde al fascismo
I
ta sin embargo indicios inquietantes. Con ella se repite, pero en con la "politización del arte", con la práctica del arte eomo ade­
términos generales, lo que sucedió ya con el teatro en la época lanto ejemplar del futuro comunista.
del cine y con el cine en la época de la televisión: el arte aurá­
tico sigue existiendo de manera paralelajunto al arte pseudo­ [Una primera versión de este ensayo fue publicada como introducción a
postaurático, pero ha sido relegado a ciertos nichos que son . Walter Benjamin; La obra de amen la época de su reproductibilidad técnica, "tra­
ducción de Andrés E. Weikert, Itaca, México, 2003. La presente es una ver­
tratados como négligeables por el sistema d~ la industria cultu­ sión revisada y corregida por el autor.]
ral y sus mass media o, en el mejor de los .casos, integrados en
ella como "zonas de investigación" y de "caza de talentos". Pe­
20 Benjamín pensaba de sí mismo que era "el primero en formular dia­

lécticamente una estética revolucionariá". .


19 Helmut Salzinger. Swinging Benjamín, Fischer, Frankfurt, 1973. pp. 126 21 Momme Brodersen, Spinne im eigenen Net7., Walter Benjamín Leben und
Yss. Werit, Elster, Bühl-Moos, 1990, p. 239.

154 155
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Hegel, Georg W. F., Asthetik, Aufbau, Berlín, 1955. Paul Sartre, "El existencialismo es un humanismo", comenzó 11
Rambas, Chryssoula, "Kunstwerk", en Michael Opitz y Erdmut Wizisla
(comps.). Benjamins Begriffe, Suhrkamp. Frankfurt, 2000.
una hora más tarde. Los organizadores, que esperaban llenar
apenas el recinto, miran llegar a la gente en grandes cantidades
j
Lindner, Burkhardt [1985], "Technische Reproduzierbarkeitund Kulturin­ 1I
dustrie, Benjamins positives Barbarentum in Kontext",en Lindner Burk­ y se enfrentan a una situación que los rebasa. Hay un tumul­
hardt (comp.), BenjamininKontext, Atheniium, KOnigstein, 1985. to, gritos, empujones, sillas rotas, mujeres desvanecidas. Sartre
Marcuse, Herbert, Die Permanen:r. der Kunst, Ha:ruer, Múnich, 1969.- debe improvisar ante un público que tiene dificultades para
Opitz, Michael, y Erdmut Wizisla (comps.), Benjamins BegrifJe, Suhrkamp, escucharlo. Expone, con las manos en,~los bolsillos, como si
Frankfurt, 2000. .. diera una conferencia en la universidad. Comienza inseguro,
Salzinger, Helmut, Swinging Benjamin, Fischer, Frankfurt, 1973.
Scholem, Gershom, "Walter Benjamin", en Theodor W. Adorno et al., Über se gana al público poco a poco y termina entre grandes aplau­
Walter Benjamin, Suhrkamp, Frankfurt, 1968. sos. Se trata de un acontecimiento crucial en la historia de la
Vattimo, Gianni, "Muerte o decadencia del arte", El fin de la modernidad, Ce­ cultura francesa: el existencialismo ha nacido oficialmente.
disa, Barcelona, 1989. Los "ismos", las modas intelectuales, aunque parecen~fe­
Wawrzyn, Lienhard, Walter Benjamins Kunsttheorie, Luchterhand, Darmstadt, nómenos exteriores, ajenos a lo esencial de una doctrina filo­
1973.
Weber, Shierry M., 'W. B.: el fetichismo de los objetos, lo moderno y la ex­
sófica, pertenecen al momento expositivo de la misma, sin el
periencia de la historia", en Ollman Bertel et al., Marx, Reich y Marcu.se, cual ésta no llega a realizarse plenamente. Los "ismos" inte­
Paidós, Buenos Aires, 1974. lectuales corresponden históricamente a la época del libera­
Wiggershaus, Rolf, J:Jie Frankfurter Schule, DTV, Múnich, 1988. lismo, cuando la "opinión pública" existía o al menos parecía
Witte, Bemd, Walter Benjamin, Rowohlt, Reinbek, 1997. existir como la expresión de los ciudadanos que está en pro­
ceso de autoconfigurarse; eran la presencia viva, con todo lo

156 157

que esto implicaba de malentendidos, deformaciones yem­ los mattres ti penser, se desenvolvían sobre ese escenario con un
pobrecimientos, de las creaciones mentales de los filósofos. El cierto aire sacerdotal; eran oídos y respetados por todos.
"ismo" del existencialismo fue sin duda el "ismo" por excelen­ Para la noche en que tiene lugar el nacimiento formal del
cia y además el último de ellos. Los "ismos" que aparecieron existencialismo, el gobierno del Estado francés restaurado, des­
después de él, el estructuralismo, el posmodernismo, etcétera, pués del aniquilamiento del Estado alemán nacionalsocialista
llegaron cuando a la filosofía se le había privado ya del esce­ que lo venció y lo ocupó durante cuatro años, se encuentra en
nario de la "opinión pública" como lugar para exponerse. manos de las fuerzas que ofrecieron resistencia a esa ocupación,
Después de París 68, la "opinión pública" fue sustituida, golpe desde posiciones ideológicas,encontradas, es decir, en pocas
tras golpe, por una instancia de "autoconciencia" social instala­ palabras, la Francia liberada parece indecisa entre los segui­
da y reproducida directamente por esa entidad omniabarcante dores del general De Gaulle, los "demócratas burgueses", por
a la que Horkheimer y Adorno llamaron la industria cultural una parte, y los seguidores del Partido Comunista, los "demó­
de la modernidad capitalista. Los "ismos" post-existencialistas cratas populares", por otra. El terreno dentro del que se identi­
no pudieron así rebasar el alcance de los pasillos universita­ fican, el de la ideología o el proyecto político racional, parece
rios y las columnas de los suplementos culturales. ser el campo determinante del que ambos bandos sacan su legi­
El movimiento parisino del 68 no fue sólo un acto de aper­ timidad y su poder. Aparecer dentro de él con una propuesta 1,
tura; fue también, en gran medida, un acto de clausura: con­ discursiva alternativa, como pretende hacerlo el existencialismo, .1 1

vocó por última vez, en las calles de su ciudad y en tomo al era así un hecho que estaba fuertemente sobredeterminado por
prestigio público del discurso racional, a los ciudadanos con­ el enfrentamiento que mantenía en tensión a ese campo.
vencidos de que detentaban una soberanía. Al despedirse del Leída sesenta años después, la conferencia de Sartre mues­
r
11

existencialismo intentando superarlo, despedía también a la tra un rasgo sorprendente que tiene que ver con la estrategia
,ji
época del discurso como instancia decisiva en la vida políti­ expositiva desplegada en ella. Es la estrategia propia de una

1I

ca formal, y agotaba y clausuraba de esta manera la importancia defensa jurídica, de un plaidoyer. Sartre intenta descalificar las
1:

de los intelectuales y sus "ismos", y en general del "ismo" como acusaciones que caen sobre el existencialismo y que provienen
una figura de la opinión pública. sobre todo, desde un extremo, de defensores de la doctrina

En París, y sobre todo en el París de la segunda posguerra, católica y, desde el otro, de militantes del Partido Comunista.

los intelectuales poseían todavía un carácter protagónico en la Son acusaciones de todo tipo que se resumen sin embargo,

vida social y política; no eran las voces exóticas, aisladas y en todas ellas, en una sola: la acusación de anti-humanismo. En una

definitiva insignificantes que resultan ahora en medio de la dic­ encuesta entre intelectuales de todas las tendencias, promovi­

tadura de los mass media. La definición ideológica de los ciuda­ da por la famosa revista Les Lettres Fran~aises en noviembre de

danos, y sobre todo de los que por cualquier razón apareCían ese mismo año, encontramos expresiones como la siguien,te,

en público -políticos, potentados, científicos, empresarios, lite­ de Pierre Emmanuel: "No quiero hablar del existencialis­

ratos, actores y artistas de todo tipo-, era entonces una exigen­ mo. Es infecto. Me parece una enfermedad del espíritu, incu­

cia de suma importancia en su realización como tales. El plano rable. ¿Por qué se nos quiere hacer creer que el hombre es un

del discurso racional, lugar en donde se discuten las ideolo­ chancro abominable sobre la faz de la naturaleza?" O como

gías, era la inst.arlcia de arbitraje aceptada y respetada por toda esta otra, del agudo filósofo Henri Lefebvre, que se niega a re­

la sociedad. Lo que allí se jugaba era decisivo para el destino conocer entonces una posición que pronto hará suya:

colectivo, o al menos parecía serlo. Los grandes intelectuales,

158 159
El existencialismo es un fenómeno de podredumbre que una introducción a la doctrina de su expositor que vulgariza
está completamente en la línea de la descomposición de la y disminuye la radicalidad de lo que él tiene escrito en obras
cultura burguesa. El humanismo es una reconquista de la sa­ como Lo imaginario o El ser y la nada.2 Atrapada en el proble­
lud humana. Decir "el infierno son los otros" es negar el hu­ ma moral, simplifica exageradamente la complejidad de la re­
manismo. l lación entre ética y ontología, que es el núcleo de la filosofía
de la existencia. Demasiado atenta a la política coyuntural, de­
¿Por qué era tan importante defenderse de esa acusación? ja de lado la problematización de los límites de la misma co­
¿Por qué el existendalismo tenía que afirmarse como un hu­ mo actualización' real de lo político. De todas maneras, allí
manismo? No se debía únicamente al hecho de que la población donde se atiene al guión estrictamente filosófico que había
francesa, recién salida de la época del nazismo, del antihuma­ preparado,! especialmente al final la conferencia, Sartre al­
nismo por antonomasia, necesitaba borrar toda huella de co­ canza a exponer de manera brillante la idea que el "existen­
laboracionismo afirmándose como absolutamente contraria a cialismo" defiende ante todo y que justifica su nombre: "[En lo
lo nazi, como humanista. Resultaba importante sobre todo por­ que corresponde al modo de ser de lo humano] la esencia es­
que el humanismo era entonces un concepto de valor emble­ tá precedida por la existencia"; es decir, 10 que el ser humano
mático. es en cada caso, su consistencia fáctica, sólo se sostiene en la
Se trataba de encontrar una identidad común capa..z de- re­ asunción libre que él hace de ella. El ser humano y el mundo
basar la heterogeneidad de los dos mundos que se consolidaban de 10 humano trascienden la necesidad que los determina co­
rápidamente después de la victoria aliada sobre la Alemania mo lo que deben ser en cada caso; el ser humano es libre y en
nazi, una definición política compartida que permitiera la con­ su mundo se lee que es fruto de la libertad. Ser libre significa I~
vivencia o coexistencia pacífica entre ellos, adelantándose a la ser capaz de fundar, a partir de la anulación de una necesidad I~
instalación de la Guerra Fría. Y sólo la identidad humanista establecida, una "necesidad" diferente, de otro orden; una 1I
era capaz de aceptar por igual los dos adjetivos, el de "burgués" "necesidad" propia que es ella misma "innecesaria", gratuita,
.1 y el de "proletario", de ser lo mismo liberal que socialista. Si contingente, basada en la nada, sin encargo físico ni misión l'
l¡, Sartre puso tanto empeño en ser reconocido como humanis­ metafísica alguna que cumplir.4 j ~
,1
ta es porque, a diferencia del otro gran filósofo de la existencia,
Martin Heidegger, que venía de una desilusión y un resenti­ 2 Al leer la transcripción, a Sartre le molesta ante todo la actitud que fue

miento con lo político (encarnado en el Estado nazi al que había adoptando bajo la presión del público a medida que avanzaba' la primera
apoyado), él, por el contrario, partía de un descubimiento de parte de su exposición, esa actitud de quien dice "todas son calumnias, en
verdad somos unos chicos buenos", que llevó a Boris Vian a bromear con el
las oportunidades que la lucha contra el nazismo parecían ha­
título de la conferencia proponiendo que se llamara más bien "El existen­
ber abierto para una regeneración revolucionaria de la política. cialismo es un moralismo". De todas sus obras, es la única de la que Sartre
Adoptar la posición humanista era entonces el mejor modo se distanció en gran parte (ibid., p. 132).
de comenzar a ~provecharlas. s Annie Cohen-Solal, Sartre, 1905-1980, Gallimard, Pans, 1985, pp. 329-30.
Si se la lee como un texto filosófico, la conferencia "El exis­ 4 En su Discurso sobre la dignidad túl h~, Pico de la Mirándola escribe:
"La limitada naturaleza de los astros se halla contenida dentro de las leyes
tencialismo es un humanismo" deja mucho que desear; es
" prescritas por mí. Tú, Adán, determinarás tu naturaleza sin verte constreñi­
do por ninguna barrera, según tu arbitrio, a cuya potestad te he entregado
1 Michel Contat y Michel Rybalka, Les écrits tú Sart:re, Gallimard, París, No te he hecho ni celestial ni terreno, ni mortal ni inmortal, para que
1970, p. 128. por ti mismo, como libre y soberano artífice, te plasmes y te esculpas de la

160 161
El ser humano sólo existe en la medida en que se inventa a to"? De la humanitas grecorromana, la actitud humanista de
sí mismo. Al adoptar con sus decisiones una consistencia tal o los burgueses del quattrocento se sentía atraída sobre todo por
cual, cada quien se asume ante todo como reivindicador o co­ su antropocentrismo: el tipo antiguo de ser humano sobren­
mo represor de lo humano, como libre o como autómata; al tendía que el ser humano, y no algún otro ser superior, es "la
elegir entre distintas posibilidades, está "condenado" a elegirse medida de todas las cosas". En su dimensión sobrehumana,
primero como una realización de la libertad o como una re­ los dioses antiguos, inmortales y poderosos, parecían sin em­
nuncia a ella. Hay una "voluntad de libertad", dice Sartre, "que bargo no existir para sí mismos sino para los humanos, se mos­
está implícita en la libertad misma". Por ello, por ejemplo, es traban más fascinados por las peripecias de los mortales que
imposible "elegirse libremente como traidor". La traición es un por las suyas propias. Esta concentración de la importancia
atentado contra un compromiso entre seres libres, una agresión ontológica en el ser humano, a partir del cual ella se extiende
a la libertad en cuanto tal. El ser traidor implica una claudi­ sobre los otros seres, era lo que más atraía al "hombre nuevo"
cación o una destrucción "previa" de la libertad; para "elegirse" en la imagen que se hacía del cosmos anterior al cristianismo.5
como traidor es necesario ante todo despojarse de la libertad, Dentro de esta imagen del cosmos antiguo que el humanismo
suicidarse, dejarse ser el autómata-animal, para el que nada burgués anhelaba reproducir, el "hombre emprendedor", el
.~ puede ser más valioso que lo que manda el instinto de super­ que desde entonces cree que cabalga sobre el capital y no que
vivencia, ejecutar el "designio superior", divino o humano, de es cabalgado por él, se veía retratado en su función de centro :,
l' anular la libertad propia del compromiso o juramento con el del mundo y motor de la dinámica de la historia.
acto mismo de romperlo. . Hipostasiada como "el Hombre" o "la Humailidad", como el
El humanismo fue originalmente una actitud generalizada sujeto o el fundamento por excelencia, frente al cual todo lo
entre las élites del nuevo tipo de ser humano que emergía demás es puro objeto inerte o pura "Naturaleza", la actividad
de la obsolescencia de la cristiandad medieval en las ciudades libre del ser humano, aquella que se había mostrado en su pu­ 11
mercantiles y capitalistas del siglo XV europeo. Era una actitud reza en el siglo xv, como resultado de la implosión de la cris­ 11
que, sin ser la única, fue la que más caracterizó el intento de 1I,
tiandad medieval, y de la que con tanto brillo y tanta esperanza
este "hombre nuevo" de recomponer lo que la historia de su hablaron los filósofos del humanismo renacentista (Pico de la
humanidad cristiana tradicional había anulado sistemática­ Mirándola: "Tú determinarás tu naturaleza -le dice Dios a
mente, esto es, la riqueza cualitativa concreta de la vida y el Adán- sin verte constreñido por ninguna barrera, según tu ar­
mundo de la vida (el "mundo terrenal"), un intento que de­ bitrio, a cuya potestad te he entregado"), fue convertida poco
bía pasar por la reinvención de una identidad concreta para a poco, con la autodefiniclón capitalista de la modernidad, en
su nueva humanidad post-cristiana. ¿De dónde podían sacar objeto de una "antropolatría" que la volvía contraproducente,
esas élites un modelo que guiara esa recomposición y esa in­ que la llevaba a esclavizarse a sí misma. El humanismo propio
vención, si no de aquella identidad humana de perfección le­ de la modernidad capitalista ha endiosado al Hombre o la Hu­
gendaria, de esa humanitas antigua que había existido antes manidad una vez que le ha adjudicado la omnipotencia que el
de la época cristiana y que bien podía tener un "renacimien­
5 El humanismo, dice Heidegger, "indica aquella interpretación filosófi­
fonna que elijas". Como decían los jesuitas molinistas del siglo xvn, yjunto ca del ser humano que explica y valora la totalidad de los seres a partir del
con ellos sorJuana Inés de la Cmz; la mayor "fineza" que Dios puede tener con ser humano y en dirección a él" (Holz:wege, KIostermann, Frankfurt, 3a. ed.,
el ser humano es la de dejarlo en paz, abandonado a su libre arbitrio. 1957, p. 86).

162 163
ser humano enajenado, es decir, el valor de la mercancía capi­ ellos lo altera a él, de que su actividad despierta y respon­
talista, demuestra tener en un mundo de la vida que sólo pa­ de siempre reciprocidades, y de que por tanto es responsable
rece poder existir como "mundo de las mercancías". El no sólo de sí mismo sino también de los otros.
humanismo consagrado por los Estados y las instituciones mo­ Esta conexión de la trascendencia, en el sentido de supera­
dernas ha puesto al ser humano a adorarse a sí mismo, mejor ción [ ... ] y de la subjetividad, en el sentido de que el hom­
dicho, a una versión o una metamorfosis suya en la que él es­ bre no está encerrado en sí mismo sino siempre presente
tá, sin duda, pero enajenado de su propia sujetidad, presente en el universo humano, es lo que llamamos humanismo exis­
como sujeto-capital; es decir, en la que está activo, pero al mis­ tencialista. 7
mo tiempo carente de libertad, confundido con el poder de lo
otro, lo no-humano, obediente a una voluntad suya que se ha
convertido en una necesidad de vigencia metafísica. Las afirmaciones de Sartre sobre el humanismo no pueden
Crítico implacable y muchas veces acerbo -como en Saint­ separarse de las que sobre el mismo tema expresó Martin Hei­
Genet, comédien et martyr, uno de sus libros más brillantes- de degger, su contemporáneo y maestro, en su famosa carta de
este humanismo moderno,6 Sartre intenta volver a las fuentes 1946 ajean Beaufret, Sobre el humanismo.8 En ella, en respues­
proto-modernas del humanismo, al humanismo primero de ta a la conferencia de Sartre de 1945, el pensador de Messkirch
,
I~
Marsilio Ficino, Pico de la Mirándola y tantos otros. El huma­ emprende todo un autoexamen filosófico. Tomando distancia
nismo de Sartre realza al ser humano entre los demás seres respecto del "existencialismo", Heidegger interpreta allí la
por tres razones. Aparte de la que mencionamos más arriba, ·prepotencia del hombre respecto de lo otro o frente a la "na­
que "[en lo que corresponde al modo der ser de lo humano] turaleza"; la ve como una hybris o desmesura del sujeto humano
la esencia está precedida por la existencia" -es decir, que lo de Occidente al instaurar la apertura técnica del ser; una hybris
que importa en un ser humano es el hecho de que ejerce la li­ que se ha revertido sobre él en el "destino de devastación" de
bertad a la que "está condenado", de que asume o da sentido la "técnica moderna desatada", y que sólo podría revertirse si,
a las determinaciones que condicionan su vida, y no lo que a través de un "antihumanismo" restaurador de las jerarquías
esas condiciones hacen de él antes o después de ese ejercicio, ontológicas (un antihumanismo que después, a partir de Fou­
Sartre insiste en una segunda razón: el ser humano es "trascen­ cault, tendrá ta,~to éxito en el posmodernismo), se comienza
dente", es un ser volcado sobre el mundo para transformarlo, a pensar que, antes que el hombre, está el ser. Escribe Hei­
"condenado" a la actividad, responsable de que las cosas mar­ degger:
chen por una vía o por otra, de que los objetos del mundo de
la vida sigan en el estado en que están o pasen a un estado di­ La esencia del hombre se basa en su ek-sistencia. De ésta se
ferente. La tercera razón del carácter especial del ser humano trata esencialmente, es decir, del ser mismo, en la medida
entre los demás seres está para Sartre en. su estar "condena­
dos" al engageme'!lt (compromiso), en el hecho de que su pre­
sencia entre los otros los altera tan esencialmente como la de 7 lbid., p. 93.
8 Los textos sobre el humanismo de los dos principales "filósofos de la
existencia", Heidegger y Sartre, suelen publicarse juntos, y bastante hay en
6 "El culto de la humanidad tennina en un humanismo cerrado sobre sí ello de una injusticia editorial: el uno transcribe la improvisación de Sartre
mismo [ ...] y, hay que decirlo, en el fascismo" (L'existentialisme est un huma­ en el Club Maintenant y el otro es en cambio el de una carta bien medita­
nisme, Nage1, París, 1970, p. 92). da, redactada por Heidegger en la calma de su hütte en la Selva Negra.

164 165
en que el ser hace acontecer al hombre en la verdad como voz distinta al modo de ser del Dasein, que debería ser su úni­
el que ek-siste para el cuidado de la misma. "Humanismo" ca voz, para que éste, en una peculiar tautología, le escuche.
significa así, si nos decidimos a conservar la palabra: la Las dos tendencias principales de la "filosofia de la existen­
esencia del hombre es esencial para la verdad del ser, y de cia" se separan en este punto; el existencialismo de Sartre sigue
tal modo, que, consecuentemente, no es sólo el hombre en la vía decididamente atea y antimetafisica, se afirma en el pla­
cuanto tallo que importa. Pensamos así un "humanismo" no del "estado de yecto" o "condición de arrojado" (de la
muy peciliar.l.a palabra se vuelve un título que es un "locus Geworfenheit o délaissement) , enfatiza la "carencia de suelo" (Bo­
a non lucendo" (una expresión impresentable).9 denlosigkeit) y la soledad pleIla de lo humano, negando toda
posible "necesidad" detrás de esta contingencia de la libertad
Interesante de anotar es que Heidegger, al ubicar su pensa­ humana; el "nuevo pensar" de Heidegger, en cambio, invita
miento en "el plano del ser" y diferenciarlo del existencialismo, de manera difusa o indecisa a considerar la posibilidad de una
que "se quedaría" en el "plano del hombre", parece haber dado penenencia de lo humano a un designio proveniente del ser
un paso atrás respecto de sus planteamientos en Ser y tiempo. (o del "esser", &in); insinúa que la libertad puede consistir, en
Debilita subrepticiamente la idea de la Geworfenheit, del de1ais­ última instancia (en el sentido propuesto por Ignacio de Lo­
sement, es decir, de la falta de sustento o la contingencia pro­ yola), en un modo de la obediencia.
pias de la condición humana, y reconstruye una necesidad
metafisica para esa condición humana, un sustento que pro­
vendría de una relación meta-eksistencial del ser humano con Nada hay que pueda darse por ganado en la historia de las

el ser, con un ser al que este Heidegger tardío tiende a subs­ ideas; en ella, como en el mito de Sísifo, todo tiene que ser pen­

tancializar e incluso a antropomorfizar y "personalizar", con sado cada vez de nuevo. La noción de progreso no tiene cabida

fuertes aunque imprecisas insinuaciones teológicas. El ser, en ella; la sabiduría no es acumulativa. Ningún filósofo poste- 1 1!

11
que de acuerdo a Ser y tiempo, la obra fundadora de la filosofia rior a Platón fue ~mejor" que Platón porque pudo filosofar en­ 11

de la existencia, no se abre a los humanos más que como un caramado sobre sus hombros. No obstante, puede hablarse de

"sentido" de sí mismo, un "sentido" que se constituye precisa­ ideas del pasado (o mejor de un presente más amplio, que en­

mente con el Dasein, es decir, a través o en virtud de la existen­ globa lo mismo a ese pasado que a nuestro presente panicular)

cia humana; este ser, cuya manifestación para el ser humano que se refieren de manera ejemplar a cienos temas percibidos

no puede consistir en otra cosa que precisamente en el modo todavía como actuales, ideas que son capaces de enriquecer la

humano de ser, en el Dasein o la existencia humana, comien­ reflexión en nuestros días. La idea central del humanismo sar­

za a tratarse en la obra de Heidegger posterior al manuscrito treano es de ésas.

Vom Ereignis de 1936 Ymuy especialmente en su carta ajean Si algo hay que pueda caracterizar a la época moderna. es,
Beaufret, como capaz de manifestarse no sólo en él sino a él, en palabras de Karl Marx, el fenómeno de la enajenación, es de­
"desde fuera" o desde "alIado" de él. Substancializado como al­ cir, de la entrega del ser humano a una "voluntad" extra hu­
go o alguien de orden meta-eksistencial y de rasgos innegable­ mana que parece actuar desde el ámbito de las cosas; una
mente cercanos>a los del Dios cristiano, el ser "habla" con una "voluntad" que, según él, resulta de una peculiar "humanización"
de las cosas, de una antromorfizaCÍón del valor de las mer­
9 Martin Heidegger "Briefüber den 'Humanismus'", en Platons Lehre von cancías producidas de modo capitalista cuando se apropia de
der Wahrheit, 2a. ed., Francke, Berna, 1954, pp. 53-119. la voluntad del ser humano, encama en ella y la subordina a

166 167
su dinámica de autovalorización. El dominio de la moderni­ tencia y transformación que no corresponde solamente a un
dad capitalista convierte a todos y cada uno de los individuos sujeto social y político mayor, que estaría por constituirse, si­
singulares que viven de acuerdo a ella, voluntaria o involun­ no también y sobre todo al sujeto menor, singular e íntimo que
tariamente, en "socios" de sus respectivas entidades estatales' puede siempre constituirse en cualquier parte. Incluso si la re­
capitalistas, en cómplices de la explotación, tanto de los otros sisteQ.cia mayor a la enajenación moderna se muestra ausente,
como de sí mismos, y sobre todo de la abdicación de su dig­ hay siempre la posibilidad de que se regenere y reconstruya: a
nidad humana, de la renuncia a su carácter de sujetos libres, partir de la resistencia pequeña.
de artífices de Su propia vida.
Condenado a una singularización abstracta que lo atomiza
y le impide vivir en comunidad, el ser humano moderno hace Sartre y el marxismo
la experiencia de esa condición en.yenada b.yo la forma de una
S'il essaye de devenir lui-mime une politi­
represión de su individualidad singular concreta. Rescatarse , que [...] [l'éxistentialisme] ne pourra que
de esta imposibilidad es el horizonte de su acción libre, que déguiser en dlYuble oui san dlYuble non, pro­
coincide y se confunde con el de la resistencia colectiva, social poser qu 'an carrige la démocratie par la réoo­
y política, al dominio del modo de producción capitalista ya lunan et la révolutian par la démocratie. lo
la en.yenación resultante de él. Sartre propuso a la izquierda
Maurice Merleau-Ponty,
rescatar una actitud política que, siendo propia de ella, se en­
Sartre et 1'ultra-bolchevisme
contraba reprimida por un comportamiento y una ideología
autodenominados "marxistas" que, al pretender representar­
la, en realidad la anulaban; propuso reconocer que la acción En 1960,]ean-Paul Sartre llama "ideología" a su propia teoría,
el existencialismo. Dice: el existencialismo es "un sistema pa­ ",
revolucionaria no consiste en el mero cumplimiento de una I
I
"necesidad histórica"; que sólo puede ser el resultado de la rasitario que ha vivido en las márgenes del Saber, que se opuso
'/ coincidencia libre, inventiva, con un proyecto público de po­ a él inicialmente y que hoy intenta integrarse en él". El Saber
lítica revolucionaria, de cada militante en el acto en que, des­ es el marxismo. La definición que Sartre da de él es sin duda
de su singularidad concreta, trasciende el estado de cosas que la más elogiosa que éste ha recibido; para construirla, Sartre
lo conmina a ser realista y bajar la cabeza. llega incluso a inventar una nueva acepción para la palabra
La obra de Sartre recuerda al ser humano de esta moder­ "filosofía". Habla de ésta como una entidad discursiva o una
nidad que se sobrevive a sí misma que lo político sólo puede figura muy especial del discurso social que sería todo esto a la
realizarse en la política si está actualizado en el nivel profundo vez: una "totalización del saber, un método, una idea regulado­
de la existencia individual singular; que la política no puede ra, un arma ofensiva y una comunidad de lenguaje". El mar­
separarse de la moral, del plano de la elección libre de cada xismo sería "la filosofía de nuestro tiempo", la tercera y última
uno en medio rl;e la concreción de su vida cotidiana. Según él de las filosofias propias de la historia moderna -después de la de
-se diría-, la acción de anular y trascender la necesidad rea­ Descartes-Locke y la de Kant-Hegel.
lista de ser modernos de manera capitalista, la acción de fundar
una necesidad propia que trascienda esa necesidad metafisi­ 10 "Si intenta convertirse él mismo en una política [ ...] [el existencialis­

ca, que vaya por encima de la vida garantizada por el capital y mol no podrá sino disfrazar de doble sí su doble no, proponer que se co­

su organización económico-política, es una acción de resis­ rrija la democracia con la revolución y la revolución con la democracia."

168 169
El elogio de Sartre es directo y franco; no tiene nada de ir6­ de "tratado de economía política comunista", sino que se au­
nico, no pretende carcomer al objeto elogiado hasta dejarlo tocalifica simplemente de "crítica de la economía política",
en puro cascarón, pero es un elogio que termina por ser con­ una contribución a la crítica general del "mundo burgués" o
traproducente. Contradice la conocida afirmación de Marx y de la modernidad capitalista.
Engels en La ideología alemana, que reconoce esa capacidad de Una vez que Sartre ha presentado su definición del "mar­
"dominar", de "totalizar el saber", no a las ideas del proleta­ xismo" como "la filosofia irrebasable de nuestro tiempo", la
riado revolucionario, sino a "las ideas de la clase dominante". pregunta que se impone consecuentemente la formula él mis­
A esta descripción, que comparte en principio, Sartre con­ mo: "¿Por qué entonces el "existencialismo" ha guardado su
trapone sin embargo la observación de que, "cuando la clase autonomía? ¿Por qué no se ha disuelto en el marxismo?" Y
ascendente toma conciencia de sí misma, esta toma de con­ su respuesta es contundente: "Porque el marxismo", que sólo
ciencia actúa a distancia sobre los intelectuales y desagrega las puede ser una totalización que se re-totaliza incesantemente,
ideas en sus cabezas". la presencia real del marxismo, insiste, "se ha detenido". Toda filosofia es práctica, añade, "el método
"transforma las estructuras del Saber, suscita ideas y cambia, al es un arma social y política", y la práctica marxista, habién­
descentrarla, la cultura de las clases dominantes". dose sometido al "pragmatismo ciego" del "comunismo" stali­
la distinción puede parecer bizantina, pero es sustancial. nista, ha convertido a su teoría en un "idealismo voluntarista".
Sartre no percibe que las miserias de lo que él reconoce corno I~~
Mientras Marx habla del dominio de las ideas de los domi­
nantes como un hecho propio de la reproducción del orden "marxismo" no se deben a un problema de velocidad, a que el
establecido, Sartre habla del dominio de la nueva "filosofia" marxismo se haya detenido recientemente, sino más bien a una
como algo que tiene lugar dentro del enfrentamiento entre cuestión de sentido, a que lleva ya un buen tiempo -desde las
ese orden y las fuerzas sociales y políticas que lo impugnan. fechas en que el propio Marx tomó distancia de sus discípulos l'
,: '

Puede ser, diría Marx, que la clase de los trabtYadores "lleve "marxistas"- de haber abjurado de su vocación crítica.
las de ganar" en esta lucha, y sea "dominante" es este sentido, De lo que se trata para el existencialismo, plantea Sartre, es
pero, aquí y ahora, el dominio efectivo sigue estando del lado de ayudar al "marxismo" a salir de su marasmo teórico, y de ha­
del capital y las clases a las que favorece. El elogio de Sartre re­ cerlo introduciendo en él lo que el existencialismo puede mejor
sultaría así contraproducente porque, al elevar al marxismo a que nadie: la exploración de la dimensión concreta, es decir,
la categoría de "el Saber" de nuestro tiempo, desactiva en el singular de los acontecimientos, a través de las "instancias de
discurso de Marx aquello que su autor más preciaba en él: su mediación práctico-inertes" que conectan a los individuos con
carácter crítico. Para Marx, en efecto, el discurso de los traba­ sus entidades colectivas y con la historia. Las condiciones ob­
jadores revolucionarios es un discurso de la transición y para jetivas determinan, sin duda, la realización de todo acto hu­
la transición "de la pre-historia a la historia", y en esa medi­ mano, pero ese acto no es el producto de esas condiciones, sino
da carece de la consistencia propia de los saberes históricos siempre el resultado de una decisión humana libre. El exis­
que acompañan,el establecimiento de un orden económico y tencialismo puede enseñarle al "marxismo" que la dimensión
social; es un discurso que tiene la misma fuerza y la misma eva­ de "10 vivido" en medio del cumplimiento o la frustración de
nescencia que caracteriza al proceso de transición: un discurso un proyecto no es un subproducto del proceso histórico sino
parasitario-demoledor, des-constructor del discurso dominan­ su verdadera substancia.

te. Su obra inaugural, El capita~ no es la "primera piedra" de El esfuerzo teórico de Sartre en su obra de aporte al "mar­

un nuevo edificio, el del Saber Proletario, no lleva el título xismo" es descomunal. Las 755 densas páginas de su Crítica de

170 171
la razón dialéctica rebosan creatividad; hay en el1as innumera­
en el tren de la historia", sino solamente como la continuación
bles conceptos y argumentos nuevos -"praxis e historia de la
mejorada de un mismo vi.ye, como la reiteración perfeccio­
escasez", la "serialidad" y lo "colectivo", el "juramento" y el
nada de un mismo proceso, el del progreso de "la humani­
"grupo en fusión", la "mediación" y "lo práctico-inerte"- que
dad" o de "las fuerzas productivas" .
su autor presenta a través de ejemplos concretos de com­
El "marxismo" cuyo rescate el Sartre de 1960 se empeña en
prensión histórica, tan diferentes entre sí como la toma de la
creer todavía posible era una teoría constitutivamente incapaz
Bastilla, en un extremo, y la identificación de Flaubert con
de concebir la conciencia de clase de los trabajadores como
Madame Bovary, en el otro. Se trata sin embargo de un es­
una conciencia identificadora_ concreta, superadora de la iden­
fuerzo cuyos resultados efectivos fueron marginales, por no tidad masiva, esto es abstracta, "re-serializadora", que se gene­
decir nulos. El "marxismo" tenía razón'al no querer enterarse ra automáticamente en el proceso de trabajo fabril capitalista
de la obra de Sartre y permitir sólo una discusión escasa e in­ diseñado en el siglo XIX (la del contingente obrero sindica­
substancial de la Crítica. Y es que, en verdad, el aporte de Sar­ lizado en la CGT-Renault o en la CfM-Luz y Fuerza, por ejem­
tre resultaba para él un regalo envenenado. plo). Era una doctrina que debía detestar puritanamente lo
Para el "marxismo" con el que Sartre polemiza -"marxismo que venía con los nuevos tiempos: el juego libre, aparentemen­
de la segunda internacional" (Korsch) o "marxismo soviético" te caótico, de la constitución de una conciencia de clase revo­
(Marcuse) o "marxismo del socialismo realmente existente" lucionaria a partir de experiencias laborales y de identidades I¡iil
¡
(Bahro)-, la conciencia de clase del proletariado sólo podía vitales completamente diferentes entre sí, pero todas ellas le­
consistir en la suma de aquiescencias individuales de los pro­ janas de la tutoría uniformizadora del mundo fabril, y rebel­
letarios a un proyecto histórico global anti-capitalista existen­ des ante ella. Sorprendido por el movimiento estudiantil del
te de antemano, heredado de la socialdemocracia alemana 68, en el que aparecía ya eljuego libre de la afirmación revo­
por los bolcheviques leninistas, y radicalizado por ellos; un pro­ lucionaria, ese "marxismo" no supo otra cosa que condenarlo
yecto que cada uno de los proletarios recibía inmediatamente por "pequeño-burgués". Sartre tuvo entonces que responder:
acljudicado, en la medida en que era un ejemplar singular más,
perteneciente a la clase obrera dentro del conjunto de la rea­ Lo que reprocho a todos aquellos que insultaron a los es­
lidad masiva de la sociedad moderna. Pensar, siguiendo el tudiantes es no haber visto que ellos expresaban una rei­
aporte de Sartre, que la "conciencia de clase proletaria" pudie­ vindicación nueva, la de soberanía. En la democracia, todos
ra consistir en el "compromiso" generalizado, en la coinciden­ los hombres deben ser soberanos, es decir, poder decidir lo
cia de las innumerables iniciativas singulares individuales de que hacen, no solos, cada uno en su rincón, sino juntos.
los proletarios, dirigidas a la construcción del proyecto histó­
rico anti-capitalista, era algo estructuralmente imposible para Afirmación que completó al entrevistar a uno de lbs di.ri­
ese "marxismo", implicaba su autonegación. Aceptar una de­ gentes estudiantiles:
finición así equiyalía para él a un suicidio. Se trataba de un
marxismo que concebía al movimiento histórico del cual pre­ Lo que tiene de interesante la acción de ustedes es que po­
tendía ser la expresión teórica, no como una novedad verda­ ne a la imaginación en el poder [... ]. Ustedes tienen una
dera, como el acontecimiento revolucionario que Marx vio en imaginación mucho más rica que la de sus mayores, así lo
él, como una ruptura del conunuum que comenzaría, 'según W. prueban las frases que se leen en los muros de la Sorbona.
Benjamin, por un "tirar de la palanca del freno de emergencia Algo ha salido de ustedes que sorprende, que trastorna,

172 173
que reniega de todo lo que ha hecho de nuestra sociedad Sartre había contribuido a formar decisivamente: la de que,
lo que es ahora. A eso llamo yo una ampliación del campo por deb.go de las políticas absurdas de los "partidos comunis­
de los posibles. No renuncien a ello. tas", la revolución proletaria estaba en marcha y era indete­
nible, y la de que la acción política de los ciudadanos en las
Hay, sin duda, un marxismo distinto, que sí habría podido calles y plazas de su ciudad, guiada por la palabra y la razón,
enriquecerse con el aporte de Sartre; es el marxismo que ha­ podía adoptar ese proyecto proletario y transformar la socie­
bía comenzado a.formularse mucho antes, en los años veinte, dad de manera a la vez radical y democrática. Sólo veinte años
a partir de la primera catástrofe del siglo XX y el descubri­ más tarde quedaría claro queJa figura del trab.gador fabril del
miento de un "Marx maduro" (el de El capital) diferente del siglo XIX, a partir de la cual el "marxismo" había construido la
canónico, que se podía leer a la luz del Marx de juventud (el de identidad proletaria, había sido sustituida en la realidad por
los Manuscritos ecOrtÓmico-filosóficos); es el marxismo que se ha­ una figura muy diferente, mucho más diferenciada y comple­
bía bosquejado en el libro de Georg Lukács, Historia y conciencia ja, y de que los brillantes discursos de los jóvenes que llama­
de clase, y que, para 1933, cuando la barbarie nacionalsocialista ban a que "la imaginación tome el poder" resonaban en un
vino a clausurar la historia moderna, pugnaba apenas por salir ágora que estaba siendo ya desmantelada por una sociedad ca­
a las calles, descendiendo del plano filosófico de un Bloch, un pitalista diferente, cuyos consensos se construyen en otras par­
Korsch, un Marcuse, un Horkheimer o un Benjamin. Se trata tes y de otras maneras, vaciando de contenido e importancia
sin embargo de un marxismo que quedó para el futuro, que al escenario de la política.

en la Francia de la segunda posguerra era prácticamente des­


Ltjana para los jóvenes de hoy, dificil de descifrar, la rela­
conocido y que por tanto no podía pensar siquiera en com­ ción de afinidad polémica de Sartre con el "marxismo" les
petir con el "marxismo" canónico, ni en calidad de "método" ni permite sin embargo reconocer en nuestros días la virulencia
de "idea reguladora" de la actividad política obrera y su orga­ escondida de todo un orden de problemas que las últimas dé­
¡¡ nización "comunista". cadas nos han acostumbrado a dar por inexistente o ya resuelto.
Al presentar su idea del "marxismo" como "el saber de nues­ Les permite plantearse preguntas como éstas, de puro corte
tro tiempo", Sartre se refiere a una configuración de la opi­ sartreano marxista: ¿la historia es en verdad, como los mass
nión pública que correspondió propiamente al "momento de media no se cansan de inducimos a creer, algo que viene ya he­
la liberación" en Europa, posterior a la Segunda Guerra Mun­ cho por la circunstancias dadas? ¿El progreso de la modernidad
dial y la derrota del nazismo, y en especial a los años sesenta; capitalista es un destino ineluctable dentro del cual nacimos y
era un conjunto de expectativas e ideas, de inquietudes y mi­ en el que igualmente moriremos? ¿Es imparable la devasta­
tos, que, al tener un equivalente que es de signo contrario en ción de lo natural y lo humano que viene con ese progreso
nuestros días, parece aún más distante de nosotros, subrayan­ y que vemos avanzar sin obstáculos? ¿Se trata únicamente !le
do la extrañeza que hay entre la situación de esos años y la que, quien pueda, encuentre en ella un "nicho de bienestar"
actual. Se vivía ~ntonces como si fuera un comienzo lo que en mientras termina el proceso? ¿No son precisamente esta acep­
verdad -ahora lo sabemos- era el episodio final de esa época tación y este oportunismo -actitudes que el ser humano, como
a la que Georg Lukács llamó "la época de la actualidad de la ser libre, puede sustituir por sus contrarias- el rasgo funda­
revolución". La'revuelta estudiantil, que comenzaba a pre­ mental de esa devastación?

pararse en esos años en Berlín y que culminaría en "París: ma­

yo del 68", partía de dos certezas que el existencialismo de

174 175
¡;
~:
~i
í Bibliografia 9. ¿Dónde queda la "izquierda"?
Cohen-801a1, Annie, Sartre, 1905-1980, Gallimard, París, 1985.

Contat, Miche}, y Michel Rybalka, Les écrits de Sartre, Gallimard, París, 1970.

Heidegger, Martin, Hob:wege, KIostermann, Frankfurt, 3a. ed' J 1957.

- - , "Brief über den 'Humanismus"', en Platons Leh17J van der Wahrheit, 2a.

ed., Francke, Berna, 1954.


Pico de la Mirandola., Giovanni, Discurso sobre la dignidad del hombre, Longse­ Wusen Sie, SonitscMa, dass der Anfang
ller, Buenos Arres, 2003. des Frühlings in der organíschen Welt,
Sartre, jean-PauJ, L'existentialísme est un humanísme, Nagel, París, 1970; edi­ a.h. das Erwachen %um Leben jetzt be­
ción en español: El existencialís1rW es un humanismo, traducción de Carmen ginnt, Anfang januar, ohne auf den Ka­
Uerena del Castillo, EDHASA, Barcelona, 2006. lenderfrühling.tu warten?!
Rosa Luxemburg,
Cartas desde la cárcel

La oposición topográfica derecha-izquierda, como oposición ii.


I
representativa de dos tendencias políticas encontradas, pro­
viene de la primera época de la Revolución Francesa, la de la
ConventionNationale (1789); servía entonces para distinguir
a los moderados o "girondinos", que preferían sentarse en la
parte baja de la sala y a la derecha de la presidencia de la Asam­
blea, de los radicales, los "11Wntagnards" o 'jacobinos", que se
ubicaban en cambio arriba y a la izquierda. ¡i

La distinción política entre moderados (derecha) y radica­


les (izquierda) adquirió poco a poco una determinación de
orden temporal y de sentido histórico al ser interpretada a la
luz de la noción de progreso proveniente del pensamiento
ilustrado.
La posición de izquierda comenzó a definirse como aquella
que favorece la inclinación natural de las instituciones soc~a­
les al perfeccionamiento, a su creciente adecuación a una vida
social capaz de garantizar la libertad, la igualdad y la fraterni­
dad de los seres humanos.

! "¿Sabe usted, Sonia querida, que el comienzo de la primavera en el


mundo orgánico, es decir, el despertar a la vida, comienza ahora, a princi­
pios de enero, sin esperar a la primavera del calendario?"

176 177
La posición de derecha comenzó a definirse como aquella Se trata de una corriente dirigida a alcanzar:
que se niega a reconocer esa tendencia natural y que, por el a] Que la "mano invisible del mercado" no esté obligada a
contrario, defiende la forma tradicional de las instituciones someterse a las necesidades de acumulación del capital, en tan­
sociales como garantía de una vida civilizada, amenazada pre­ to que éstas son necesidades ajenas a la voluntad social y cuya
cisamente por la búsqueda utópica de los ideales revoluciona­ satisfacción beneficia solamente a una clase particular de ciu­
rios antes mencionados. dadanos -los propietarios de medios de producción-; nece­
Ser "de izquie.rda" comenzó entonces a significar "ser pro­ sidades que se imponen automáticamente en el mercado sólo
gresista" mientras ser "de derecha" comenzó a significar "ser cuando éste no se encuentra protegido institucionalmente con­
reaccionario": "conservador" o incluso "retrógrado". tra sí mismo, dada su propia tendencia aabsolutizarse, es de­
La distinción política entre derechae izquierda culminó en cir, a promover la proletarización de los propietarios privados, a
la época de la Revolución Francesa cuando, a mediados de reducirla propiedad de los mismos a la de su simple mercan­
1790, Babeuf y Maréchal condujeron la "conspiración de los cía fuerza de trab.yo.
iguales" y plantearon que la "libertad" y la "fraternidad" -dos b] Que el "liberalismo" político se radicalice, es decir, ase­
de los tres ideales revolucionarios- sólo podían alcanzarse si gure la libertad real de Jos ciudadanos mediante una deter­
se garantizaba la realidad del tercero, la "igualdad", en espe­ minación o definición socialista del ~liberalismo económico",
cialla del b.yo pueblo, el de los sans-culottes, que había sido el esto es: primero, mediante una prohibición del monopolio i~

verdadero protagonista de la Revolución del "tiers-état" (la privado de la propiedad sobre los medios de producción de in­
burguesía) en 1789. El aseguramiento de esta igualdad, con­ terés social general (tierra, agua, energéticos, comunicación,
cluían, implicaba entrar en una segunda época de la Revolu­ etcétera) y, segundo y consecuentemente -dada la existencia de
ción Francesa, una época más radical, en la que el proceso un patrimonio comunitario que pertenece a todos-, median­ "
revolucionario debía perseguir la socialización de la propiedad. te un ~eguramiento social contra la miseria de los ciudada­
De esta manera, la posición de izquierda pasó a ser la de nos (el desempleo y el desamparo), contra una situación que
quienes defendían esta radicalización del proceso revolucio­ los condena a confundir su destino con el de la única "mer­
nario. Entre ella y la posición de derecha o contrarrevoluciona­ cancía" que les queda: su propio cuerpo.
ria apareció una posición de "centro", posición adoptada por c] Que la política realmente existente o "política de la so­
los burgueses, que tenían suficiente con las conquistas alcan­ ciedad civil" se convierta en una verdadera "política de la repú­
zadas mediante la liberalización de la economía. blica", esto es, que la política como la supraestructura de la vida
económica que ella es actualmente, como actividad guberna­
mental de los miembros de la comunidad en tanto que burgue­
B ses o propietarios privados, deje de ser tal-y de estar secuestrada
por la gravitación de la riqueza capitalista- y se transforme en
Por "izquierda" puede entenderse una corriente supra-partidis­ una esfera libre y autónoma de actividad organizadora de la
ta de la opinión pública dentro del escenario de la política de­ vida social, realizada por los miembros de la comunidad en
mocrática moderna. Expresaría ella una tendencia especial tanto que ciudadanos interesados exclusivamente en los asun­
de la actividad pblítica: la que pugna por completar o perfeccio­ tos generales o públicos de la misma.
nar las transformaciones institucionales alcanzadas en la socie­
dad moderna como consecuencia de la Revolución Francesa.

178 179

e un escenario de opinión pública "libre" en los que todo di­


sentimiento frente a la conveniencia de ese destino es llevado
La izquierda, como una tendencia de la actividad política den­ sistemáticamente al terreno del absurdo. Por esta razón, el an­
tro del Estado moderno, caracteriza más a las actuaciones po­ ti-capitalismo inherente a la posición política de izquierda tie­
líticas en éada situación concreta que al aparato organizativo ne siempre, como condición primera de su manifestación, la
de un grupo determinado. Un partido político no puede ser de ingrata tarea -que en verdad es incumplible en tiempos de
izquierda, sólo p\lede estar en ella, mientras su actividad polí­ "normalidad"- de sacudirse la apariencia absurda que tiene
tica coincide con esa tendencia. La historia de la izquierda no espontáneamente ante el "sep.tido común" de la población.
es la de los grupos u organizaciones llamados "de izquierda", Sin embargo, no debe ignorarse que, aparte de esta vía po­
sino la historia de las políticas de izquierda. La instauración lítica elegida por la izquierda en la resistencia y la rebelión a
del gulag en la URSS, por ejemplo, fue una medida política de la modernidad capitalista, deben tenerse en cuenta otras que
protección a la acumulación del capital estatizado, tomada van en el mismo sentido y que, en conexión con ella o apar­
por una entidad estatal que decía ser de izquierda pero que tadas de ella, se afirman directamente en el trato práctico con
obviamente estaba en las antípodas de la izquierda. Sólo cuan­ los medios de producción y consumo -en la tecnociencia y en
do un grupo u organización mantiene todo un conjunto co­ el arte, por ejemplo-, cuando éstos son "refuncionalizados"
herente de políticas de izquierda puede decir que está siendo en sentido revolucionario y puestos a "trabajar" de manera crea­
de izquierda. Hay momentos históricos en los que la izquier­ tiva, es decir, contraviniendo la norma de automatismo impues­
da decanta en distintas series de acciones de izquierda, de di­ ta por esa modernidad.
ferente manera en cada caso, como por ejemplo'enlos años
veinte de Alemania, cuando había al menos una "izquierda so­ [Intervención (resumida) del autor de la sesión deiS de mayo de 2006 en
cialdemócrata" y una "izquierda comunista". Pero hay otros, el seminario "La modernidad: versiones y dimensiones",]
como al parecer es el actual, en los que se diría que la izquier­
da es reticente a decantar en ninguna serie de acciones de
ninguna organización política establecida.

La izquierda es sólo una de las vías por las que la vida moder­
na "profunda" resiste y se rebela contra el modo capitalista de
la modernidad realmente existente. Es la vía de oposición ra­
dical que abre upa brecha dentro del proceso de organización
estatal-nacional de la sociedad aprovechando el momento en
que dicha organización, que debe construir la aquiescencia
de la población á.I destino histórico que le impone la clase ca­
pitalista, construye en efecto esta aquiescencia mediante la
instauración de un campo de acción política "democrática" y

180 181
10. Meditaciones sobre el barroquismo

Son las chispas de la rebelión; que surgidas


de la gran lepra creadora del barroco nues­
tro, está nutrida, ya en su puma, por las
bocanadas del verídico bosque americano.
José Lezama Lima

Alonso Quijano y los indios

Hace casi exactamente cien años, en su obra intitulada Vida de


Don Quijote y Sancho, Miguel de Unamuno 1 emprendió una ta­ 1, I
rea entre profética y literaria: se propuso, yendo a contraco­
rriente de los tiempos, re-encantar y remitificarla vida social
de España, a la que percibía hundida en el pragmatismo más
plano y opaco, en una sensatez hostil atodo vuelo metafisico,
enemiga del mito, afirmadora a su manera de ese "desencanta­
miento" propio del mundo moderno descrito por Max Weber,
repetidora del discurso cientificista iniciado en¡ el Siglo de la
Luces y anquilosado en el positivismo del siglo XIX.
La presencia central en tomo a la que Unamuno pretende
construir esa re-mitificación del mundo hispánico es la figura
de Don Quijote y en especial el rasgo más distintivo de esa fi­
gura, su peculiar locura. Para Unamuno, la locura de Alonso
Quijano, el Bueno, no es un hecho psíquico que le viene de
fuera a este person.ye -de su organismo, del juego de sus hu­
mores-, sino una locura que, como la de Harnlet, "sigue un
método". o resulta de su propia consistencia. La "pérdida del
seso", la "locura" le vienen a Alonso Quijano de su propia
elección; él es quien decide convertirse en Don Quijote y lo
hace siguiendo un procedimiento que es toda una estrategia:

1 Miguel de Unamuno, Ensayos, Aguilar, Madrid, 1951, t. n, p. 350.

183

Ir:'

~.
una estrategia de sohrevivencia. Alonso Quijano no soportal0 do por Cervantes para su person:ye Don Quijote, por un lado,
que los españoles de su época están haciendo de España, no y un comportamiento social todo menos que ficticio que se
comulga (como tampoco Shakespeare con la Inglaterra de en­ inicia en un cierto sector de la vida práctica en la América de
tonces) con la España pragmática y inercantil que comienza a comienzos del siglo XVII, por otro.
levantarse sobre las ruinas enterradas de una edad anterior, La clave que permite reconocer esta homología y todo el

edad de la afirmación humana como hazaña desprotegida an­ conjunto de sugerencias y asociaciones que viene con ella es

te la muerte. Se r.esiste al surgimiento de esa España cuya san­ la de "lo barroco", entendido como ese "espíritu de época his­

ta patrona sería -según Unamuno- su propia sobrina, tórica" y de "orbe geográfico" propio del mundo mediterráneo

Antonia Quijana, dechado de cordura y realismo, manipu­ del siglo XVlI,que ha sido tan intensa y profusamente estu­

ladora de curas, barberos y bachilleres, enemiga de la poesía: la diado, al menos en su manifestación particular como realidad

misma que, ya en el siglo xx, espantada ante la amenaza comu­ artística y literaria.

nista, cobijará el pedido de auxilio al generalísimo Franco. Don Prácticamente todos los intentos de describir la obra de ar­
Quijote, esto es, la locura de Alonso Quijano, es para Una­ te barroca subrayan en ella, en calidad de rasgo característico
muno el resultado de la resistencia de este hidalgo al ente­ y distintivo, su "ornamentalismo", pero un "ornamentalismo"
rramiento de la España heroica inspirada por el "sentimiento que expresa en ella una profunda "teatralidad". .
trágico de la vida", la España abierta al mundo y a la aventura. Cuando se plantea la pregunta acerca de lo específico en el

La "locura" de Alonso Quijano consiste en la construcción carácter decorativa-teatral de las obras de arte barrocas -pues­

de una realidad imaginaria, diseñada según el mundo descri­ 'to que existen también, por supuesto, otras decoraciones que
to y codificado por la literatura caballeresca; de lo que se tra­ no son barrocaS (la del arte mudéjar, por ejemplo)- pienso
ta,para él, es de poner allí en escena o de teatralizar el mundo que es conveniente recordar una afirmación que aparece en
real de su sobrina, del cura, del bachiller Carrasco, el mundo de los Paralipomena de la teoría estética de Theodor Adorno. La
la realidad que le rodea y abruma, y cuya esencia consiste, según afirmación es la siguiente:
Unamuno, en la anulación de la realidad profunda de Espa­ I

ña, que sería una realidad heroica y trágica. Si Alonso Quijano Decir que lo barroco es /decorativo no es decir todo. Lo ba­

se embarca en esta teatralización es porque la realidad de ese rroco es decorazione assdluta:, como si ésta se hubiese eman­

mundo realista le duele y le es insoportable, y porque sólo así, cipado de todo fin y hubiese desarrollado su propia ley

transfigurada en la representación, des-realizada y trascendi­ formal. Ya no decora algo, sino que es decoración y nada

da, puesta en escena como una realidad diferente, le resulta más.

rescatable y vivible.
No es para huir o escapar de la realidad, sino al contrario Adorno apunta hacia la paradoja encerrada en la decora­
para "liberarla del encántamiento" que la vuelve irreconoci­ ción barroca. Es una decoración que se emancipa de lo cen­
ble y detestable" que Alonso Quijano se convierte en Don Qui­ tral en la obra de arte, de su núcleo esencial, a cuyo servicio
jote; no es para anularla sino para rehacerla y revivirla, para debe estar; pero que, sin embargo, al mismo tiempo, no deja
"desfacer el entuerto" que se le hace a toda hora cuando se la de ser una decoración, una serva, una ancilla de aquel centro. ,­
reduce a la realidad mortecina del entorno de Antonia Quijana. Sin llegar a convertirse en una obra diferente o independien­
La intención de esta ponencia es mostrar una singular ha­ te en medio de la obra básica, permanece atada a ésta, como
mología que puede establecerse entre el comportamiento idea­ una sutil pero radical transformación de la misma, como una

184 185
propuesta completamente diferente de la que-está realizada cipado de todo servicio a una finalidad teatral (la imitación
en lo que ella es a primera vista. Sólo se distingue de una de­ del mundo) y hubiese creado un mundo autónomo. Ya no
coración simple, es decir, no absoluta o no barroca, en la ma­ pone en -escena algo (esa imitación), sino que es escenifi­
nera de su servicio, en el modo de su desempeño: un modo cación y nada más.
exagerado de servir, r~conformador de aquello que recibe el
servido. El modo absoluto en que está decorado lo esencial La teatralidad inherente a la obra de arte barroca sería en­
cuando se trata de una obra de arte barroca es un modo que tonces una teatralidad específicamente diferente, precisamente
no tiende a aniquilarlo, sino solamente a superarlo; que no lo una teatralidad absoluta, por:que, en ella, la función de servi­
anula o destruye, sino que únicamente lo trasciende. Aque­ cio respecto de la vida real, que le corresponde al acontecer
llo que afirma y desarrolla su ley formal propia, autónoma, en escénico en cuanto tal, ha experimentado una transforina­
el interior mismo de la ley central de la obra de arte no con­ ción decisiva. En efecto, sobre el espacio circunscrito por el
sisteen otra cosa que en este modo peculiar del decorar, del escenario, ha aparecido un acontecer que se desenvuelve con
preparar lo esencial para que aparezca de mejor manera a la autonomía respecto del acontecer central y que lo hace sin em­
contemplación. bargo, parasitariamente, dentro de él, junto con él: un acon­
El juego de los pliegues que esculpe Bernini como decora­ tecer diferente que es toda una versión alternativa del mismo
ción de apariencia inocente en el hábito de Su famosa San­ acontecer.
ta Teresa (un juego que es incluso más elaborado en el de su En el arte barroco, incluso las obras arquitectónicas, que es­
Beata Ludovica) introduce en la representación de la exp~ tán conformadas con materiales de larga duración, tienen la
riencia mística que se encuentra en estas obras una subco­ consistencia formal del arte efimero. Las obras del arte ba­
dificación que permite descubrir, por debajo de la estrechez rroco son obras cuyo efecto sobre el receptor debe imponer­
ascética, la substancia sensorial, corpórea o mundana de dicha se a través de una conmocióq.inmediata y fugaz, a través de un
experiencia. De esta manera, sin abandonar el motivo cristia­ shock psíquico. Esta experiencia introductoria es la experien­
no, la capilla Cornaro (en el templo de Santa Maria della Vi­ cia de lo paradójico, es decir, la experiencia de una crisis de la
toria), donde puede contemplarse el grupo escultórico de la percepción~ El carácter absoluto de lo ornamental-teatral-que
Santa Teresa, se transfigura subrepticiamente en un lugar de distingue a la obra de arte barroca, según Adorn()--' se vuelve
estetización pagana e incluso anti-cristiana de la vida. manifiesta en esta perturbación inicial-profunda pero pasa­
Sin embargo, como dije anteriormente, lo ornamental de jera- del equilibrio psíquico en el receptor. Así, por\ejemplo,
la obra de arte barroca sólo es el aspecto más evidente de un ¿cuál de los dos mundos, percibidos con igual verosimilitud por
rasgo suyo que la caracteriza de manera más determinante. La Segismundo en La vida es sueño, de Calderón de la Barca, es
afirmación de Adorno acerca de la decorazione assoluta del ba­ el efectivamente real y cuál el solamente soñado? ¿El del en­
rroco debería según esto re-escribirse o parafrasearse a fin de cierro en la torre o el de la corte del rey? La convicción per­
que mencione n~ sólo una decoración absoluta sino una tea­ turbadora de la ambivalencia de ambos mundos, dice Gracián,
tralidad absoluta de la obra de arte barroca. La afirmación se­ haciendo explícita la idea de Calderón de la Barca, es el primer
ría entonces esta: paso de la peculiar sabiduría barroca.
En todo tipo de representaciones, incluso en aquellas que
Decir que lo barroco es decorativo no es decir todo. Lo ba­ no necesitan directamente de un escenario, como la estetiza­
rroco es messinscena assoluta; como si ésta se hubiese eman­ ción poética, por ejemplo, al arte barroco le importa enfatizar

186 187
10 teatral, lo escenográfico; y ello, porque la escenificación ab­ Más que a través de la realización de una "copia creativa" del
soluta que él pretende alcanzar parte del presupuesto de que arte europeo, más que en una importación enriquecedora de
todo artista tiene de por sí la función de un hombre de teatro, lo importado, lo barroco se gestó y desarrolló inicialmente, en
de un actor. En esencia, el pintor, el poeta serían hombres de América, en la construcción de un ethos social propio de las
teatro, sólo que su obra, el resultado de su acto de represen­ clases bajas y marginales de las dudades mestizas del siglo XVII
tación, se habría separado espacial y temporalmente de la rea­ y XVIII. Lo barroco se desarrolló en América en medio de una
lización del mismo ~ lo habría "sobrevivido". vida cotidiana cuya legalidad efectiva implicaba una transgre­
¿Qué es entonces lo que hace, cuando se trata del arte ba­ sión de la legalidad consagrada_por las coronas ibéricas, una
rroco, que esta teatralidad que domina en todas las obras curiosa transgresión que, siendo radical, no pretendía una im­
artísticas sea una teatralidad propiamente absoluta, una mes­ pugnación de la misma; lo hizo sobre la base de un mundo
sinscena assolutá? La respuesta se encuentra tal vez en la "estra­ económico informal cuya informalidad aprovechaba la vigencia
tegia melancólica de trascender la vida", propia de Don Quijote. de la economía formal con sus límites estrechos. Y lo barroco
Para él, la consistencia imaginaria del mundo transfigurado apareció en América primero como una estrategia de supervi­
poéticamente -del mundo escenificado con la ayuda de las vencia, como un método de vida inventado espontáneamente
novelas de caballería- se ha vuelto, como mundo de la vida, por aquella décima parte de la población indígena que pudo
sobrevivir al exterminio del siglo XVI y que no había sido ex­
l.
mil veces más necesaria y fundamentada que la del mundo real
del imperio de Felipe 11, mundo necesario en virtud del oro y pulsada hacia las regiones inhóspitas.
basado en la fuerza de las armas. Una vez que las grandes civilizaciones indígenas de Améri­ [ '

La messinscena assoluta es aquella en la que el servicio de re­ ca habían sido borradas de la historia, y ante la probabilidad
presentar -de convertir al mundo real en un mundo represen­ que dejó el siglo XVI de que la empresa de la Conquista, desa­
tado- se cumple de manera tal, que desarrolla él mismo una tendida ya casi por completo por la Corona española, termi­
necesidad propia, una "ley formal" autónoma, que es capaz de nara desbarrancándose en una época de barbarie, de ausencia
alterar la representación del mundo mitificado en la vida co­ de civilización, esta población de indios integrados como sier­
tidiana hasta el punto de convertirlo en una versión diferente vos o como marginales en la vida citadina virreinalllevó a ca­
de sí misma. bo una proeza civilizatoria de primer orden.
Al descubrir una legalidad propia, una necesidad o una "na­ Para finales del siglo XVI, el primer poeta castellano nacido
turalidad" en algo tan falto de fundamento, tan contingente en México, Francisco de Terrazas, recrimina así a la Nueva Es­
e incluso improvisado como es un mundo puesto en escena, paña:
la teatralidad absoluta invita a invertir el estado de cosas y a
plantear, al mismo tiempo, la legalidad del mundo real como Madrastra nos has sido rigurosa,
una legalidad cuestionable; descubre que ese mundo es tam­ y dulce madre pía a los extraños,
bién, en el fondo, c:;sencialmente teatral o escenificado, algo con ellos de tus bienes generosa,
que en última instancia es también, él mismo, contingente, ar­ con nosotros repartes de tus daños.
bitrario. . Ingrata patria, adiós, vive dichosa
con hijos adoptivos largos años,
que con tu disfavor, fiero, importuno,
consumiendo nos vamos uno a uno.

188 189
y es que a finales del siglo de la Conquista, los españoles
que fuera el modo europeo de subcodificar y particularizar
nacidos en América, los criollos, se sentían repudiados por
aquella simbolización elemental con la que lo humano se auto­
España. La carrera de Indias, los convoyes navales con escolta
construye al construir un cosmos dentro del caos el que pre­
militar, habían comenzado a disminuir en volumen y en fre­
valeciera sobre el modo antiguo de sus ancestros, que se volvía
cuencia; el interés de Europa por la plata americana había
cada vez más desdibujado y lejano. Es decir, dejaron que, sobre
comenzado a descender; el cordón umbilical que unía a laEu­
sus lenguas originarias, se estableciera la lengua de los euro­
ropa europea con la Europa americana se adelgazaba, privando
peos, la manera propia de éstos de volver decible lo indecible,
a esta última de los nutrientes civilizatorios que le eran. indis­
de dar nombre y sentido a los elementos del cosmos.
pensables, amenazando con dejarla a la deriva.
Pero lo más importante y sorprendente de todo esto es que
Rescatar a la vida social de esta amenaza de barbarie que fueron los mismos indios quienes asumieron la agencia o su­
venía junto· con ese repudio y abandono, y que se cernía no jetidad de este proceso, su ejecución; hecho que llevó a que éste
sólo sobre los criollos sino sobre toda la población del llama­ se realizara de una manera tal que 10 que esa re-construcción
do "nuevo mundo", se había vuelto un asunto de sobrevi­ iba reconstruyendo resultaba ser algo completamente diferen­
vencia. Y fue precisamente la parte indígena de esa población, te del modelo que pretendía reconstruir. De ella resultaba una
descendiente de los vencidos y sometidos en la Conquista, la civilización occidental europea retrabajada en el núcleo mis­
que emprendió en la práctica, espontáneamente, sin pregonar
planes ni proyectos, la reconstrucción de una vida civilizada
mo de su código precisamente por los restos sobrevivientes de
ese código civilizatorio indígena que esa civilización tenía que l'
en América, la que impidió que se marchitara la nueva civili­ asimilar para poder ser revivida. Jugando a ser europeos, no
zaciónimpuesta por los conquistadores. Para hacerlo, y ante copiando las cosas o los usos europeos, sino imitando el ser
la imposibilidad manifiesta de reconstruir sus mundos antiguos europeo, 'simulando ser ellos mismos europeos, es decir, repi­
-tan ricos y complejos como fueron, pero a la vez tan frágiles-, tiendo o "poniendo en escena" lo europeo, los indios asimilados
reactualizó el recurso mayor de la historia de la civilización hu­ montaron una muy peculiar representación de lo europeo.
mana, que es la actividad del mestiz'!ie cultural, instaurando Era una: representación oimitación que en un momento dado,
así elque habría de ser el primer compromiso identificador asombrosamente, había dejado de ser tal y pasado a ser una
de quienes más tarde se reconocerán como latinoamericanos. realidad o un original: en el momento mismo en que, ya trans­
Llevó a cabo, no un traslado o prolongación de la civilización formados, los indios se percataron de que se trataba de una
europea -ibérica- en América, sino toda una repetición o re­ representación que ellos ya no podían suspender o detener y
creación de la misma. de la que, por lo tanto, ellos mismos ya no podían salir; era una
Los indios citadinos, desarraigados de sus comunidades de "puesta en escena absoluta", que había transformado el teatro
origen, que habían llegado para trabajar en la construcción en donde tenía lugar, permutando la realidad de la platea con
de templos, conventos, calles y mansiones y que se habían asen­ la del escenario.
tado en las ciudades como empleados, artesanos, criados y traba­ Al llevar a cabo esta "puesta en escena absoluta", esta re­
jadores no especializados, dejaron que los restos de su antiguo presentación barroca, los indios que mestizan a los europeos
código civilizatorio que habían quedado después del cataclis­ mientras se mestizan a sí mismos vienen a sumarse a todos aque­ !'
!
mo de la conquista' fuesen devorados por el código civilizatorio llos seres humanos que pretendían en esa época construir para
vencedor de los europeos. En otras palabras, los indios indis­ sí mismos una identidad propiamente moderna, sobre la base
pensables en la existencia de las nuevas ciudades permitieron de la particularización capitalista de la modernidad. Y viene a

190 191
sumarse, específicamente a uno de esos intento de construc­ que Adorno sugiere de lo barroco, una "puesta en escena ab­
ción de una identidad moderna, al que aparece ya a finales soluta".
del siglo XV en Italia y en la penísula ibérica y que conocemos Sostenido en el aire, es decir, contingente, sin fundamento
como el "ethos barroco". En efecto, la aceptación indígena de en ninguna identidad "natural", ancestral, el mundo latinoa~
una fonna civilizatoria ajena, como una aceptación que no só­ mericano, improvisado desde comienzos del siglo xvII por los
lo la transfonna sino que la re-confonna, sigue la misma pecu­ indios vencidos y sometidos en las ciudades de Mesoamérica y
liar estrategia barroca que adoptan ciertas sociedades de esa de los Andes, es un mundo plenamente moderno: nació con
época en la interiorización de la modernidad capitalista, que la modernidad capitalista y se desarrolló dentro de una de sus
impone el sacrificio de la fonna natural de la vida -y de los modalidades. La identidad que se afinna en el mundo latinoa­
valores de uso del mundo en que ella vive- en bien de la acu­ mericano es una identidad que reivindica el mestiZ3Je como el
mulación de la riqueza capitalista. Así como esta variedad modo de ser de la humanidad universalista y concreta: recoge
barroca de la humanidad moderna acepta ese sacrificio con­ y multiplica toda posible identidad, siempre y cuando ésta, en
virtiéndolo en un reivindicación de segundo grado de la vi­ su defensa de un compromiso de autoafirmación, no pon­
da concreta y de sus bienes, así también, sumándose a ella, los ga como condición de su propia cultura la cerrazón ante otros
mestizos americanos han aceptado el sacrificio de su antigua compromisos ajenos, el rechazo -sea éste hostil o sólo desco­
fonna civilizatoria, pero haciendo de él, al construirla nueva nocedor- de otras identidades diferentes.
civilización, un modo de reivindicarla.
A diferencia de la puesta en escena de sí mismo como Don
Quijote, que hace Alonso Quijano cuando transfigura imagi­ El guadalupanismo y el ethos barroco en América
nariamente la miseria histórica de su mundo para sobrevivir
en él, la estancia de los indios citadinos de América en ese otro Los historiadores de la vida cotidiana prefieren cada vez más
mundo soñado, tan extraño para ellos, el de los europeos, que una historia indiciaria, desconfiada de los documentos y des­
los salva también de su miseria, es una estancia que no tenni­ cifradora de huellas; porque una y otra vez se topan con u,na dis­
na. No despiertan de su sueño, no regresan al "buen sentido" crepancia que no tiene nada de inocente entre lo que una
no se "despeñan en el abismo de la sensatez" o "mueren a época dice que es y lo que ella es en realidad, entre lo que ella
;J
la cordura de la vida", como dice Unamunoque hace Alonso pretende hacer fonnalmente y lo que ella hace en efecto, aun­ i\
que lo haga infonnalmente. Nadie pone en duda, por ejem­ i
Quijano al renegar del Quijote el día de su muerte; no vuel­
ven de ese otro mundo reproducido, representado, sino que plo, que la vida económÍCa y política en los Estados modernos
pennanecen en él y se hunden en él, convirtiéndolo poco a es una vida profana, en la que la vigencia de lo sobrenatural,
poco en su mundo real. Se trata, por lo demás, de una repre­ milagroso o sagrado, si no ha sido expulsada, eliminada por
sentación dentro de la cual nacieron los "españoles criollos", completo, sí ha sido neutralizada o puesta entre paréntesis
con los "esplendores y las miserias" del mundo virrenal, ma­ sistemáticamente. Sólo ciertos indicios de un especial feti­
nifiestos de manera tan rica, aguda y exquisita en su arte y su chismo llevaron a Marx, en el siglo XIX, a develar la función
literatura, y dentro de la cual nosotros, los latinoamericanos central que cumple lo sobrenatural o milagroso en esa vida
de hoy, después de tantos siglos, nos encontramos todaVÍa. económica y lo profundamente religiosa (no a la manera ar­
Como la de Don Quijote en su "locura", la puesta en esce­ caica sino de una manera moderna) que es la sociedad capi­
na de esos indios fue y sigue siendo, de acuerdo a la definición talista.

192 193
Cuando el papa Juan Pablo n exclamó en uno de sus tan­ Santísima Trinidad, del Dios uno y trino, síntesis que es asu­
tos viajes a México: "México, semper fidelii', no hacía otra cosa mida sólo de una manera formal o no interiorizada. Lo que se
que redundar en una verdad oficial mil veces documentable: asume realmente en su lugar es el orden de un panteón mul­
la religión del pueblo mexicano es la católica, apostólica y ro­ tipolar: María es una diosa, como lo es Cristo Jesús y lo es Dios
mana. Los dogmas de fe de esta religión, su doctrina, su cere­ Padre y el Espíritu Santo y como lo son tantos otros santos ma­
monial, su organización eclesial tienen una vigencia y una yores y menores; una constelación "politeísta" de configuración
vitalidad incuestiqnables, más allá de ciertos datos estadísticos cambiante según los lugares de culto y las épocas.
alarmantes que puedan mostrarlos un tanto disminuidos. En la cúspide o en lo homl.()de·lo sobrenatural abstracto o
Sin embargo, y sin necesidad de acudir a constatarlo el 12 incorpóreo, tan alto o tan lejano que es prácticamente inal­
de diciembre ante la basílica del Tepeyac, el santuario de la canzable -y que por ello sólo "cuenta" terrenalmente en última
Virgen de Guadalupe, es suficiente acercarse a los usos reli­ instancia, en situaciones catadísmicas- está Dios Padre, acom­
giosos cotidianos de los creyentes católicos de México para pañado del Espíritu Santo. En un plano central, de densidad
distinguir no sólo una discrepancia sino una distancia muchas concreta intermedia, se encuentra el dios Salvador, Cristo Je­
veces abismal entre lo que consta formalmente como el cato­ sús. En el plano inferior o más cercano a los mortales, que en
licismo mexicano -ése del que se congratulaba el papa- y el la jerarquía formal sería el menos sobrenatural -aunque in­ 1I
catolicismo que practican de manera informal pero efectiva formalmente o en la realidad sea el más decisivo por estar en
los creyentes mexicanos. el trato efectivo con los humanos-, está María, la "madre de
Como se ha repetido tantas veces, el catolicismo de los me­ Dios" y "Madre nuestra". En medio de los humanos, en con­
xicanos es un catolicismo especial, un catolicismo no sólo tacto directo con ellos, se despliega toda la constelación de
"mariano" sino "guadalupano", a lo que, si se mira bien, es santos mayores y menores, de beatos y almas ejemplares, do­
indispensable añadir que lo "guadalupano" de este catoli­ tados de una sobrenaturalidad concreta, que, con su poder
cismo no parece traer consigo solamente una alteración su­ limitado, cumplen la función de ángeles, pues escuchan las
perficial, idiosincrásica y por tanto inofensiva del catolicismo necesidades apremiantes de ayuda milagrosa y tramitan de
dominante; no parece consistir solamente en un uso peculiar ellas las más graves hacia instancias superiores, más sutiles e
del código católico ortodoxo que pese· a ciertas divergencias impenetrables.
lo dejaría intacto, sino, por el contrario,en un uso del mismo El cielo o panteón cristiano ha sufrido en el catolicismo ma­
que implica la introdución en él de fuertes rasgos de una "ido­ riano un re-centramiento substancial. La figura determinante,
latría", que no por vergonzante es menos substancial o radical, es decir dominante, así no lo sea en términos absolutos como
pues trae consigo la configuración de un catolicismo áltema­ Dios Padre, sino sólo en términos "de excepción", ha pasado
tivo "que no se atreve a decir su nombre" (o al que no le con­ a ser la figura de la Virgen María. Diosa central mientras dlp'a
viene decirlo). una "coyuntura" indefinida que, de tanto serlo, resulta a fin
de cuentas un estado permanente, María es la "Emperatriz del
cielo, hija del Eterno Padre". .
El catolicismo guadalupano es un catolicismo exageradamen­
te mariano que lleva en cuanto tal una peculiar idolatría en su
seno. La práctica del culto mariano implica en efecto una ne­ El propósito de mi intervención en este coloquio es argumen­
gación de la síntesis monoteísta que está en el dogma de la tar en tomo a la afirmación de que la identidad barroca que

194 195
ha asumido una·buena parte de la población latinoamericana de Sahagún, el autor de la gran Historia general de las cosas de la
a lo largo de considerables periodos de sus historia -identidad Nueva España. 2
que se ha hecho manifiesta no sólo en las magníficas obras de Siguiendo a Miguel León-Portilla, 3 se puede decir que el Ni­
su arte y su literatura sino ante todo en sus usos lingüísticos y can mopohua presenta algo así como cuatro capítulos. El capí­
en las formas de su vida cotidiana y su política- tiene su origen tulo inicial relata el primer aparecimiento de la Virgen Máría
ya en el siglo XVI, en una fonna de comportamiento inventa­ al indio Juan Diego y reproduce los primeros diálogos entre
da espontáneamente por los indios que sobrevivieron en las los dos, en los que ella hace de él su mens~ero para que trans­
nuevas ciudades, después de que sus padres fueron vencidos mita a las autoridades religiosas su deseo de tener un santua­
en la conquista de· América por la Europa ibérica; fonna de rio en el cerro del Tepeyac; cuenta además el fracaso de su
comportamiento que originándose sobre todo en México y en primera gestión con Zumárraga, el "gobernante de los sacer­
el Perú, se afianzará y generalizará por toda América en los si­ dotes". El capítulo siguiente refiere el segundo encuentro de
glos XVII y XVIII. Juan Diego con la Virgen donde le comunica su fracaso, que
Precisando esa afinnación quisiera insistir en la idea de que él atribuye a la humildad de su persona, y le pide que envíe en
esta fonna barroca de comportamiento -que habría tenido a lugar suyo a gente de valía y distinción, sólo para recibir de
Malintzin, la "lengua" de Cortés, como precursora- se mani­ ella la orden de volver e insistir ante el prelado, puesto que su
fiesta de manera inicial pero ya claramente distinguible justo en voluntad es que su emb~ador sea precisamente él, el indio hu­
esa peculiar exageración del culto· católico mariano que se milde, y no otros de rango elevado. El tercer capítulo cuenta
encuentra específicamente en el "guadalupanismo" de los indios el segundo encuentro de Juan Diego con el obispo Zumárraga
mestizos y de los criollos mexicanos ya a partir del siglo XVI. y la exigencia que éste pone de una prueba del aparecimien­
to y la voluntad de la Virgen; reproduce el tercer intercambio
de la Virgen con Juan Diego, al que, despues de reconfortar
Como es comprensible, la discusión en torno a la religiosidad con la curación de su tío gravemente enfenno, envía nueva­
guadalupana ha dado lugar no sólo en México a una inmensa mente a San Francisco portando la milagrosa prueba de unas
producción de libros y artículos, a toda una copiosa bibliogra­ flores imposibles. El último capítulo relata el cumplimiento de
(
fia que llena y sigue llenando más y más anaqueles, bibliote­ esta orden "y cuanto ocurre entonces en el palacio del prela­
cas enteras. Quisiera tocar aquí solamente dos de estos textos, do: los diálogos finales y el que se describe como desenlace, el
el primero y el hasta ahora último de los más importantes en portento de la imagen de la Virgen, dejada por las flOres en la
est.} ya inabarcable literatura. Me refiero, por supuesto, al Ni­ tilma de Juan Diego".
can mopohua del indio del siglo XVI Antonio Valeriano y a Des­ Muchos son los aspectos y detalles admirables e interesantes
tierro de sombras, del criollo del siglo XX Edmundo O'Gonnan. de esta bella relación escrita por Valeriano, pero de todos ellos
La primera pieza de la literatura guadalupana es el breve y sólo quisiera llamar la atención sobre los cinco siguientes:
delicado texto de,la relación del aparecimiento de la Virgen
Maria al indio macehual Juan Diego; relación conocida como
2 El Nican 'I1IIJjJohua fue publicado sólo en 1649 por Luis Lasso de la Vega.
el Nican mopohua (Aquí se relata) y redactada en 1556, como es
Su manuscrito se conserva actualmente en la Biblioteca Pública de Nueva
ya reconocido por todos, por Antonio Valeriano, un indio cul­
York,
tivado -sin ser pilli o noble de nacimiento- en el famoso Co­ 3 Miguel León-Portilla, Tonanrun Guadalupe, Fondo de Cultura Econó­
legio de Tlaltelolco, discípulo aventtgado de fray Bernardino mica, México, 2000, p. 83.

196 197
Primero, el deseo aparentemente "caprichoso" de la VIrgen ajena, son capaces de florecer incluso a destiempo "flores co­
María de aparecerse precisamente allí donde había estado el mo las de Castilla"; en donde lo europeo -así lo sugeriría la
lugar de culto de Tonantzin y de insistir en que sea allí, "en metáfora-, pese a toda inconveniencia, puede renacer entero.
la cumbre del cerrito del Tepeyac", donde se le construya su Veinte años después de la caída de Tenochtitlan, los indios ha­
santuario, su "casita divina", como ella lo llama. Segundo, la bían renovado "en todo su esplendor idolátrico -escribe O'
decisión enfáticamente significativa de aparecerse a un indio Gorman-4 1a antiquísima costumbre de su periódico peregri­
macehual, Juan Diego, un pobre y sencillo fiel recién conver­ naje desde lejanas tierras al cerro del Tepeyac". Pero era un
tido al cristianismo, y de hacer de él su mensajero, y no de un peregrinaje que no lo hacían,ya, como antes, para venerar a
miembro "conocido, reverenciado, honrado" de la nobleza in­ Tonantzin sino para adorar a la Virgen María.
dígena, cristianizada por conveniencia. . ¿Qué había sucedido? Los indios habían sido convertidos o
se habían convertido al cristianismo. A un cristianismo que ellos
No falta gente de rango entre los servidores míos, entre mis pretenden practicar de manera ortodoxa pero que no puede
me~eros, a los que pueda encargar que lleven mi aliento, ocultar distintas supervivencias "idolátricas".
mi palabra. Pero es muy necesario (de todo punto preciso) El cristianismo puro, castizo u ortodoxo resultaba incom­
que vayas tú, que con tu mediación se cumpla (que gracias patible con la vida real de los indios, lo mismo en la ciudad que
a ti se realice) mi querer, mi voluntad. en el campo. Adoptarlo implicaba, paradójicamente, ser re­
chazados inmediatamente por él, condenados al sufrimiento
Tercero, su auto definición como "madrecita compasiva" de eterno como castigo por su inacapacidad de practicarlo ade­
naturales y españoles, "de todos los hombres que vivís júntos cuadamente. Y es que, en efecto, esa. vida real resultaba para
en esta tierra", como consoladora de los afligidos (consolatrix ellos invivible sin el recurso a algún elemento técnico propio,
aJ.llictorum), bienhechora y enderezadora de entuertos (virgo p()­ sin un cultivo aunque sea de b.ya intensidad de los usos y cos­
tens). Cuarto, su decisión de plasmarse milagrosamente a sí tumbres ancestrales, sin la insistencia en un mínimo de iden­
misma como imagen en la tosca tilma deJuan Diego, teniendo tidad propia; insistencia que, a su vez, equivalía a una
como testigo al nuevo obispo franciscano,Juan de Zumárraga. fidelidad recalcitrante a la "idolatría" y que llevaba así a un es­
tado de pecado mortal. Por otro lado, cerrando la pinza de un
Y extendió luego su blanca tilma en· cuyo hueco estaban las dilema dramático, deshacerse de ese mínimo identitario, con­
flores. Y al caer al suelo las variadas flores como las de Cas­ vertirse en cristianos puros, implicaba para ellos algo así como
tilla, allí en su tilma quedó la señal, apareció la preciosa una "sustitución del alma", un hecho que sólo puede darse
imagen de la en todo doncella Santa María, su madrecita mediante el paso por un estado transitorio de "vacío de alma",
de Dios, tal como ahora se halla, allí ahora se guarda, en su por una especie de muerte; implicaba un dejar de ser huma­
preciosa casita, en su templecito, en Tepeyácac, donde se no, un incapacitarse incluso para aceptar y adoptar libremen­
dice Guadalupe. te el cristianismo.

De entre todos los detalles del relato cabe subrayar la carga


metafórica que se insinúa claramente en la mención de la
cumbre del cenito del Tepeyácac -el lugar de la aparición de 4 Edmundo Q'Gorman, Destierro de sombras, Universidad Nacional Autó­
la VIrgen- como una tierra muy especial, en donde, siéndoles noma de México, México, 1986, p. 139.

198 199
Para volverse cristiano (que es para él una condición de su su­ y lo podemos hacer teniendo en cuenta no sólo las obras de
pervivencia física), es decir, no para desaparecer o morir como arte reconocidas como barrocas, en las que la "teatralidad ab­
americano y ser sustituido por la copia de un europeo, sino pa­ soluta" resulta evidente, sino también el comportamiento ba­
ra pasar a ser europeo sin dejar de ser americano, el indio que rroco que se extiende sobre Europa viniendo del sur, en la
se auto-españoliza tiene que ejercer. un trabajo de. transfor­ segunda mitad -la mitad llamada "contrarreformista"- del si­
mación estructural de ese cristianismo que las circunstancias lo glo XVI. La vida terrenal del ser humano, definida por el orden
compelen a interiorizar: debe re-crearlo haciendo de él un cris­ establecido -por el cristianismo-- como un ascenso a la salva­
tianismo capaz de aceptarlo como un ser humano que, aun ven­ ción, como una vida dotada º~ un sentido positivo, es vivida
cido y subyugado, se identifica concretamente por sí mismo en la por muchos de los cristianos escépticos de la época moderna
asunción de su derrota; re-hacerlo como un cristianismo que de una manera barroca. Obligados por las circunstancias, vi­
integre positivamente su obligada auto-negación religiosa. ven la vida como si ella fuera en efecto 10 que dice su defini­
Por esta razón, puede decirse que el cristianismo de los in­ ción; viven una representación de esa vida sobre el theatrum
dios macehuales recién convertidos estaba llamado a actuali­ mundi, sólo que, al hacerlo, se interiorizan tanto en ella que la
zarse como un cristianismo enfáticamente mariano. Debía convierten en una "representación absoluta" dentro de la cual
dejar intacto, en el plano más profundo y distante del cielo, al aparece un sentido diferente y autónomo para la vida.
Dios uno y trino del esquema ortodoxo del mito católico -cu­ Los indios americanos integrados en la vida citadina de sus
ya vigencia lo expulsaría sin más trámite a los infiernos-; ser vencedores y conquistadores ibéricos, antes ya de tomar sobre
un cristianismo cuya religiosidad permanezca en un plano ce­ sí en la práctica, en el siglo XVII, la tarea de reconstruir a su ma­
lestial anterior, absorbiendo toda su fe y su observancia ritual. nera la civilización europea -empresa espontánea e informal
Este plano más asequible de lo celestial presupone al primero en la que comprometieron a los españoles americanos-, ya en
y esotérico, pero lo relativiza a fin de que ciertos pecados mor­ el siglo XVI, refuncionalizaron lo europeo mediante un com­
tales puedan ser disimulados o "puestos entre paréntesis" en portamiento barroco: reinventaron el cristianismo católico al
el balance del Juicio Final, pecados como, ante todo, el que trasladarlo a una representación o "teatralización absoluta", la
está implicado en la fidelidad a un mínimo de identidad no­ del catolicismo guadalupano, en la que ellos se perdían a sí
occidental. Se trata de ese plano o círculo celestial más cerca­ mismOS a tiempo que clausuraban también todo retorno al ca­
no y menos exigente en donde reina la Virgen María. tolicismo "de la realidad", ortodoxo y castizo.
Es difícil encontrar un ejemplo más claro del comporta­ En el siglo XVII, los teólogos jesuitas reunidos por Brading
miento barroco que se extenderá en las sociedades latinoame­ en su edición de Siete sermones guadalupanos 5 tomarán por su
ricanas desde el siglo XVII que el de esta alteración de la cuenta y llevarán a extremos delirantes esta conmoción teoló­
religiosidad cristiana llevada a cabo por los indios guadalupa­ gica iniciada en la práctica por los macehuales cuando (acep­
nos de México en el siglo XVI. tando y al mismo tiempo rebasando la evangelización de fray
En efecto, podemos localizar -siguiendo una pista de Theo­ Juan de Zumárraga en 1531) sustituyeron el culto a sus dioses
dor W. Adorno--la esencia de lo barroco en la "teatralidad ab­ antiguos con el culto a unos peculiares dioses cristianos re­
soluta" de una representación, en. el carácter de aquellas construidos por ellos.
representaciones del mundo que lo teatralizan con tal fuerza
que su "realidad" virtual o vigencia imaginaria llega a volverse 5 David Brading (comp.), Siete sermones guadalupanos (1709-1765), Centro

equiparable a la realidad "real" o vigencia objetiva del mismo. de Estudios de Historia de México, Condumex, México, 1994.

200 201
No es necesario encomiar o encarecer la magnitud e impor­ O'Gorman centra su atención en la manipulación que, ya
tancia del hecho histórico que está en juego en el mestizaje de en un sentido ya en otro, los españoles hacen-de la reciente fe
identidades humanas favorecido por el ethos barroco que se cristiana de los indios; se desentiende, sin embargo, de esta fe en
gestó en la vida práctica de las clases bajas y marginales de las cuanto tal. No ve en ella, en este "incipiente guadalupanismo
ciudades americanas de la época virreinal, mestizaje del cual indígena" -como él mismo lo llama-, 7 un ejercicio de sujetidad
el guadalupanismo es una muestra temprana yelara. La moder­ por parte de los indios, un acto realizado por ellos mismos.
nidad de la vida civilizada es y seguirá siendo impensable sin Sólo la considera en tanto que material de una manipulación,
la emancipación de esa interpenetración identitaria comen­ de la que, por supuesto, el s!!ieto sólo podían haber sido los
zada entonces por los indios americanos. españoles en su naciente versión criolla. La fe de los indios sir­
El gran acierto de Edmundo O'Gorman, el más original y ve de material, primero, a las distintas órdenes evangelizadoras
agudo historiador de los orígenes del guadalupanismo, está interesadas en una cristianización masiva y apresurada, ejem­
en haber reconocido el acontecimiento de este novum históri­ plificada por frayZumárraga (1531); sirve después, veinticin­
co en la América posterior a la Conquista ibérica: un aconte­ co años más tarde, de material para los prelados españoles
cimiento que, como él reconoce, "vino a enriquecer el escenario acriollados, ejemplificados por el arzobispo Montúfar (1556),
de la historia universal" con la introducción de una "nueva en su conspiración para unificar la Iglesia mexicana y quedar­
modalidad" de ser humano, de una humanidad moderna con se de paso con los diezmos.
su propio sujeto histórico. 6
Si hay algún error en su relato histórico, éste se presenta en
la ubicación e identificación que su autor hace del portador de Ya a comienzos del siglo XVII, como bien lo observa Serge
esa nueva sujetidad histórica. Según O'Gorman, éste se en­ Gruzinski,8 la "idolatría" no era un objeto de preocupación
cuentra en la figura del "criollo novohispano". En mi opinión, central para la autoridades de la Corona. No necesitaba serlo,
equivoca al hacerlo la identidad de la figura histórica en la que porque la población urbana de indios, que es con la que ellas
esa nueva sujetidad se hizo presente: toma por tal figura a la estaban en contacto y la que les interesaba, no presentaba ya
que sólo es un reflejo de ella, y no a esta misma, al original. ninguna resistencia que se contrapusiera directamente a la re­
La reconoce en la identidad históri~a del español americano y ligiosidad católica. El grado de "idolatría" que presentaba su
no en la que lo fue en realidad, la identidad del americano catolicismo no rebasaba el nivel que era usual en las comuni­
. auto-españolizado: la de los indios que sobrevivieron a la catás­ dades católicas mediterráneas como resultado, en ellas, de la
trofe de la Conquista y, poniendo en práctica un mestizaje resistencia pagana a la cristianización.
identitario, supieron re-hacerse en medio de la ciudad españo­ Hay que tener en cuenta, sin embargo, que la resistencia que
la. Es la nueva identidad "histórica" de estos indios mestizados la los indios habían ofrecido en el siglo XVI a la cristianización .no
que, mimetizándose en la identidad histórica de los españo­ fue sólo directa o abierta -como en el caso de los "ídolos de li­
les americanos, dio lugar a la figura del "criollo", ese "nuevo naje" o tlapialTi o del tonalli (bautismo introductor) o de los ticitl
Adán" que el maestro O'Gorman prefiere poner en lugar de o chamanes-, no fue sólo una resistencia de contra-conquista o
ellos.
7 E. O'Gorrnan, Destierro de sombras, cit., p. 60.

6Edmundo O'Gorrnan, "Meditaciones sobre el criollismo", ElDía, 29 de s Serge Gruzinski, La colonisation de l'imaginaire, Gallimard, París, 1988,

junio de 1970. p.201.

202 203
de mestinYe por absorción de 10 otro, 10 europeo, sino que fue Zumárraga (en 1531), para él (en 1576), el culto a la Guadalu­
también una resistencia indirecta o escondida, de "trans-con~ pana intenta en verdad "paliar la idolatría debajo de la equivo­
quista" o de mestinYe por infiltración en eso otro europeo. cación de este nombre de Tonantzin". Para el obispo Montúfar,
Esta resistencia que resguarda la propia identidad quintae­ en cambio, lo único que hace la devoción por la Guadalupana
senciándola e inyectándola en la identidad acepp¡dacomo es encauzar la religiosidad de los indios por el buen camino
válida es la que se observa en la creación indígena del gua­ (de la ortodoxia), cristianizarlos. Aunque es posible también
dalupanismo. Una resistencia, una "sorda rebeldía", como la que percibiera que este efecto de la devoción guadalupana iba
llama O'Gorman, que él mismo disminuye sin embargo al in­ acompañado por otro: "indianizaba" al cristianismo y lo invita­
terpretarla solamente como el resultado del "poderoso incen­ ba a "acriollarse".
tivo" que era el "sentimiento de menoscabo" de los indios "al En verdad, como 'escribe Gabriel Zaid, puede decirse que si
verse excluidos de las prácticas y las pompas religiosas de los en todo esto "hubo conspiración, ésta fue de los indios".lo Fue­
españoles, en las que ellos deseaban participar".9 ron éstos quienes propagaron los "prodigios obrados por una
desconocida imagen usurpadora del título de la antigua y ve­
nerada Guadalupe española", como dice O'Gorman. l1 Pero la
En 1556, fray Francisco de Bustamante pronuncia un sermón, suya fue una curiosa "conspiración"; una conspiración practi­
que causa gran escándalo en el auditorio y en la ciudad, en cada, no confabulada, y no urdida para hacerse de una ima­
contra de la creciente devoción, según él idolátrica, a la ima­ gen sino para ceder una diosa a fin de crear otra. Robaron y
gen de Guadalupe en el Tepeyácac, "adorada allí como si fue­ se apropiaron del nombre y la fama de la Virgen española, pe­
ra Dios" 16 ~ismo por los naturales que por los españoles, ro em,yenando a cambio, al mismo tiempo, los de su propia
cómo el famoso "ganadero" español curado milagrosamente diosa, la Tonantzin. No pretendían hacer de la Guadalupana
por ella, escándalo que el arzobispo Montúfar aprovecha para española la máscara de una Tonantzin mexicana siempre viva;
promover la "Información de 1556", cuyo procurador,juan de pretendían re-hacer a la Guadalupana con la muerte de la To­
Salazar, deberá concluir con la consideración de que es pru­ nantzin, lograr que una diosa se recree o re-vitalice al devorar
dente censurar a Bustamante, y esto no sólo porque la devoción, a otra y absorber su energía sobrenatural.
que reúne ya a todos, ha crecido desmesurada e indetenible­ Es en ese mismo año de 1556, y seguramente en conexión
mente, sino porque la devoción guadalupana resulta útil con­ con la estrategia concebida por el arzobispo fray Alonso Mon­
tra la idolatría abierta, precristiana, a la que Salazar llama túfar para "acriollar" -en contra del interés de los evangeli­
eufemísticamente "excesos que la gente hacía antes de que se zadores franciscanos- la nueva veneración indio-mestiza a la
venerara a la Madre de Dios en el Tepeyac". Guadalupana mexicana, que el autor indio Antonio Valeriano
Bustamante comparte con Sahagún la justificada sospecha escribe, en tecpilahtolli o lengu..ye elevado, el Nican mopohuq,.
de que hay una conspiración de los indios. De acuerdo al au­ Valeriano no piensa, como su maestro, que se trate de un
tor de la Relación. fl María no se le debe llamar "Tonantzin" ("ma­ simple retomo a la idolatría; el culto guadalupano lo ve él co­
dre nuest:ra"), -la diosa que junto a Totahtzin, "nuestro padre", mo un recurso que puede estar al servicio de una nueva y muy
integra el ser del doble dios supremo Ometéotlr-, sino Teotl especial "ortodoxia" católica. Al redactar la narración del apa­
Inantzin ("madre de Dios"), dice Sahagún. Más malicioso que
10 Gabriel Zaid, "Milagros certificados", Reforma., 27 de octubre de 2002.
9 E. O'Gorman, Destierro de sombras, cit., p. 148. 11 E. O'Gorman, Destierro de sombras, cit., p. 104.

204 205
recimiento mariano pretende formalizar y "adecentar" un pro­ Bibliografia .
cedimiento de mestizaje de formas religiosas que ya los indios
macehuales habían empleado desde 1531, cuando le recono­ AIberro, Solange, El águila Y la cru.t, Fondo de Cultura Económica, México
cieron un origen milagroso a la imagen que ellos, junto con 1999.
el evangelizador fray Juan de Zumárraga, vieron plasmada so­ Brading, David A., La Virgen de Guadalupe, imagen y tradición, Tauros, Méxi­
co,2002.
bre la tilma de Juan Diego, imagen que exageraba alucinada­
- - (comp.), Siete sermones guadalupanos (1709-1765), Centro de Estudios
mente el dibujo y los colores que se distinguían en ella y que de Historia de México, Condumex, México, 1994.
sólo eran las huellas dejadas casualmente por las flores que Castillo, Ana (comp.), La diosa de las Américas, Plaza yJanés, México, 2001.
había contenido, envolviéndolas y apretándolas. Imagen, valga Gruzinski, Serge, La CQlonisation de l'imaginaire, GaIlimard, París, 1988.
decir, que no es la que conocemos ahora,.ya que -como lo de­ León-Portilla, Miguel, Tonantzin Guadalupe, Fondo de Cultura Económica,
México, 2000.
muestra O'Gorman- ésta es también de 1556, cuando la tilma
Lockhart,James, Las nakuas después de la Conquista, Fondo de Cultura Eco­
fue sacada de su resguardo y expuesta en la ermita, y provie­ nómica, México, 1999.
ne del intento que hizo el indio Marcos tal vez de re-pintar la Maza, Francisco de la, El guadalupanismo mexicano, Fondo de Cultura Eco­
original sobre la vieja tela o de copiarla sobre otro lienzo sus­ nómica, México, 1981 (al que OG, con su conocida displicencia, lIama
tituto, corrigiéndola y aumentándola, ateniéndose para ello a "importante librito").
las descripciones españolas de la imagen de la Guadalupana. Nebel, Richard, Santa María Tonantzin, Virgen de Guadalupe, Fondo de Cul­
tura Económica, México, 1995.
Sólo la resistencia de su maestro en 1567 y el peligro que
O'Gorman, Edmundo, Destierro de sO'lÑJras, Universidad Nacional Autónoma
podía traerle el "doblar la rama demasiado" en defensa del nue­ de México, México, 1986.
vo culto llevarán a Valeriano a retirar su proyecto, dejando para Torre ViIlar, Ernesto de la, y Ramiro Navarro de Anda, Testimonios históricos
más tarde y para otros la realización del mismo. (Al bachiller guadalupanos, Fondo de Cultura Económica, México, 2004.
Miguel Sánchez en 1648, con su obra Imagen de la Virgen Ma­
ría Madre de Dios Ouadalupe,y al capellán del Santuario, Luis
Lasso de la Vega, editor del Nican mopohua en 1649.)
En la redacción del Nican mopohua coinciden dos proyectos
de enfrentar de manera igualmente barroca una situación de
crisis ontológica de identidad: el proyecto básico de los in­
dios huérfanos de su mundo aniquilado y el proyecto reflejo
de los españoles expulsados del suyo. Por ello, bien puede de­
cirse que, paradójicamente, "el primer criollo" fue precisamen­
te un indio, Antonio Valeriano; "extraña contradicción" que el
propio O'Gorman reconoce explícitamente,12 pero que, en su
unilateralidad criolla, no atina a explicar.

[Ponencia presentada en el coloquio "Moving Worlds of the Baroque", Uni­


versity ofToronto, octubre de 2007.]

12 Ibid., p. 61.

206
207
11. El 68 mexicano y su ciudad

Nous sommes tous "indésirables"!l

Para entender lo que aconteció en los años sesenta en Euro­


pa y que culminó en París, en el "mayo del 68", conviene te­
ner en cuenta un hecho determinante en la historia de ese
continente: la "americanización" de su modernidad, un fenó­
meno que venía dándose desde inicios del siglo XX pero que
sólo después de la catástrofe del fascismo y la Segunda Guerra
Mundial, con la reactivación económica financiada por Estados
Unidos, pudo por fin manifestarse de manera abierta y direc­
ta, incluso folclórica (con jeans, chewing gum y todo lo demás).
En la segunda posguerra ya partir del Plan de Recuperacción
Europea (Plan Marshall), Europa entra en un proceso de re­
construcción en el que va a restablecer, recomponiéndolos
substancialmente, sus esquemas de autocomprensión, sus es-·
calas de prioridades, sus gustos y valores, y en el que todo esto
se va a llevar a cabo b'!io la influencia decisiva en su vida social
.de las formas de vida, los usos y costumbres que le llegan de
Estados Unidos.
La versión europea de la modernización se les presenta a
los mismos europeos conio un intento tal vez admirable pero
fracasado, que ha terminado sin cumplir a cabalidad su tarea;
reconocen que su propuesta civilizatoria ha perdido la fuerza
que tuvo un siglo atrás, debilitada precisamente b'!io el peso de
aquellos instrumentos identitarios e institucionales que desarro­
lló para ejercerla; que ellos mismos han perdido su origina­
lidad en la creación de formas culturales. Se impone en ellos·
una admiración incondicional por sus "liberadores" -los eu­

1 "¡Todos somos unos 'indeseables'!"

209
ropeos de ultramar- a quienes adjudican virtudes de todo tipo, 1 de la medieval) no había existido antes nada así como una
todas ellas condensadas en el "espíritu americano" al que per­ edad propia'y específicamente juvenil; ésta fue una innova­
ciben primaria y fundamentalmente como un "espíritu prác­ ción civilizatoria de la modernidad "americana" introducida
tico". Los europeos miran hacia sí mismos y se encuentran en la segunda posguerra del siglo xx.
obstruidos por su propio pasado; se consideran a sí mismos Era una innovación que iba más allá de la idea productivista
como excesivamente formales, demasiado exigentes en deter­ tradicional que prevaleció en la modernidad europea, según
minados condicionamientos de la producción y el consumo la cual los años de juventud debían ser años de una transición
que a la luz del practicismo pragmático del American way of li­ rápida, de un periodo de veI!iginosa iniciación. El hombre jo­
fo resultan totalmente prescindibles, incluso ridículos. ven era tratado como un niño que ha crecido demasiado y que
En los años cincuenta, la Tercera Guerra Mundial, que ha­ tiene que pasar rápidamente a convertirse en adulto. Debía
bía comenzado antes de que terminara la Segunda, había ya dejar lo más pronto posible su condición de mantenido y pa­
adoptado la apariencia engañosa de una "guerra pacífica" o sar a la de mantenedor. Lajuventud había existido siempre, por
"Guerra Fría". La economía estadounidense yjunto con ella la supuesto, pero no por sí misma, sino como un modo de ser de
europea se reconfiguraban aparentemente como "economías alguna manera híbrido e innecesario, incluso anómalo, pro­
de paz", después de haber funcionado durante varios años co­ pió tan sólo de la legendaria vida de la nobleza. Es en los años
mo "economías de guerra". Toda la planta industrial se recom~ cincuenta y sesenta cuando surge esta otra idea según la cual
ponía para iniciar un nuevo gran ciclo de crecimiento sobre la juventud debe ser aceptada y reconocida como una edad
el fundamento técnico que había sido desarrollado por la in­ específica de la vida de todo ser humano singular. Durante un
dustria bélica. El Plan Marshall vino a financiar esta transfor­ periodo de cinco o seis años, sin ser un niño "crecido de cuer­
mación de la economía europea, sobre todo en Alemania, y po" ni un adulto "inmaduro", el ser humano es llamado a ser
permitió algo desconocido hasta entonces, algo así como un simple y llanamente '~oven". Es un dispositivo civilizatorio que
subempleo sustentable del conjunto de la fuerza de trabajo se introduce, no para emancipar a lajuventud, sino para poner­
de esta región; un subempleo subsidiado por supuesto con la la al servicio de una tarea especialmente diseñada para ella.
explotación del resto del mundo gracias a las ventajas tecno­ En efecto, la sociedad burguesa reconoce la especificidad
lógicas de su aparato industrial y técnico-científico. Íntimamen­ de este periodo de la vida ubicándola en ciertos rasgos ético­
te conectado con esta cooperación en el relanzamiento de psicológicos: la irreverencia, la iconoclasia, el innovacionismo
la economía se llevó a cabo una importante pero poco reco­ radical, ese carácter, como ella suele decir, del "revolucionario
nocida exportación de Estados Unidos a Europa, la de un in­ que todos somos a los veinte años, pero que dejamos de ser
vento muy peculiar que consiste en un dispositivo civilizatorio cuando la vida nos obliga a sentar cabeza". Si los jóvenes son
desconocido hasta entonces en la historia de la modernidad revolucionarios es porque son jóvenes, y ese carácter revolucio­
europea. nario-juvenil es para ella un rasgo altamente valorable porque,
En los años cincuenta y sesenta, primero en Estados Unidos al fin de cuentas, todo aquello que fue revolución, rebelión, im­
y después en Europa -y posteriormente en el resto del "mun­ pugnación e iconoclasia puede convertirse fácil y rápidamente
do occidental"-, tuvo lugar la introducción de toda una edad en innovación racional depuradora, útil para mantener y for­
dentro de la serié de edades que se reconocían tradicional­ talecer la continuidad de la vida social establecida.
mente en la vida individual: la edad de "la adolescencia" o "la La irreverencia que caracteriza a los jóvenes es una expre­
juventud adolescente". En la Europa moderna (a diferencia sión de su libertad. Los jóvenes son seres sin compromisos, lú­

210 211
dicos, que no tienen que pensar dos veces su acción dado que La década de los sesenta en Europa es la época de los "re­
no tienen ninguna atadura, ninguna consideración especial beldes sin causa". Primero en 1967, en Berlín, y un año des­
de respeto ante 10 que pueda oponerse a su empresa, sino que pués, en 1968, en Pans, va a darse en el escenario europeo un
pueden lanzarse libremente a ella. Yes precisamente esa irre­ fenómeno que no estaba calculado ni parecía natural en este
verencia la que puede resultar útil para el progreso de la so­ proceso ideal que sena el de inventarse la juventud para que
ciedad burguesa. sirviera de instrumento del progreso y la reconsolidación de la
I En esta breve etapa de transición, la juventud puede desarro­ sociedad moderna en su fQrma establecida. Estos jóvenes man­
llar sus caractensticas "revolucionarias", que son positivas para tenidos, que no n.ecesitan ~!:>~jar todavía, que pueden dedi­
el aggiornamento de las costumbres de la sociedad y que deben car su tiempo a estudiar varios años sin ninguna presión, que
servir para fomentar el progreso en el sentido de la llustra­ tienen todo en casa y algo de dinero en el bolsillo, que pueden
ción. La sociedad burguesa inventa la edad de lajuventud pa­ disfrutar de la vida; estos jóvenes que no tienen ninguna ra­
ra tener un instrumento que le sirva en este proceso ya zón para rebelarse ... se rebelan. Aparecen brotes de una ju­
centenario que es el de la modernización ilustrada, de la lu­ ventud que les dice "¡no!" a sus padres, a la sociedad que los
cha contra las tinieblas, contra las pervivencias del pasado y las mantiene y que tiene planeado incluirlos dentro de su pro­
tradiciones que obstaculizan el progreso con su irracionali- . yecto de progreso capitalista.
dad. La juventud pasa a ser a la vez instrumento y protagonis­ Ahora bien, ¿cuál es el núcleo íntimo de esta rebeliónjuve­
ta en esta lucha en contra de las tinieblas. Es interpretada nil que aparece en la segunda mitad de la'década de los sesen­
como la portadora de la ilustración, de la guerra contra todas ta en Europa? ¿Por qué estos jóvenes que no tendnan por qué
esas formas añejas y estorbosas que obstaculizan el despliegue rebelarse se rebelan en esos años? ¿Son, en verdad, unos "re­
lihre de la vida burguesa, sobre todo en Europa. beldes sin causa"?
Para Europa, que acaba de deshacerse, gracias al podeno Se rebelan, ante todo, porque perciben que esta toleran­
de Estados Unidos, de su miembro disfuncional, la Alemania cia de sus padres, de la sociedad burguesa, este permitirles
nazi, este nuevo avance en el camino de la llustración adqúie­ que vivan su vida libremente, no es otra cosa que una "tole­
re además la forma de una recepción e interiorización de la rancia represiva". Así la teoriza Herbert Marcuse, uno de los
modalidad específicamente "americana'" de la modernidad, más importantes pensadores de la Escuela de Frankfurt, que
la del progresismo sin trabas, del practicismo descamado y del sobrevivió al nazismo en California.
igualitarismo pragmático. Los jóvenes perciben que, en efecto, por deb.go de esa tole­
Se trata de avanzar en el proceso del "desencantamiento" rancia benévola hay un fundamento de represión. La sociedad
del mundo, del que habla Max Weber, es decir, de eliminar los les permite vivir como '~óvenes", pero lo hace con una "se­
rasgos remanentes de la vida mágica, de todo aquello para lo gunda intención"; los está preparando para ser "integrados tn
cual el ser humano invoca o recurre a la intervención de lo ex­ el sistema". Usa esa libertad para sus propios fines, y estos fi­
trahumano, de lQ sobrenatural. Todo aquello que aún man­ nes consisten, como lo filmó VIsconti en n gattopardo de Lam­
tiene "encantado" al mundo debe ser eliminado, y los jóvenes pedusa, en "cambiar todo para que todo siga igual". Losjóvenes
europeos, innovadores ala "americana", están encargados de tienen, pues, la experiencia de que esta sociedad, practicando
cumplir esta tarea. ese "gatopardismo", les lleva a convertirse en "verdugos en su
Los años sesenta debieron haber sido los años de esta '~u­ propio sacrificio", Se sienten inmolados por estos padres que
ventud", pero los cálculos fallaron, no llegaron a serlo. los tratan tan bien porque los están convirtiendo en destruc­

212 213
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tores de sí mismos, de su propia juventud, de su libertad. En Sartre afirma además que la libertad sólo puede ser tal si se
traidores a esta libertad que se supone que los caracteriza. afirma como libertad para la solidaridad, como "libertad com­
El fondo que aparece en la rebelión de los jóvenes euro­ prometida" con la vida concreta, con los otros, con la eman­
peos es así esa percepción de que lajuventud, al ser una edad cipación de la sociedad. Un gran traidor a la burguesía, como
tolerada, está siendo reprimida, instrumentalizada para fines lo es Sartre, es quien guía a estos jóvenes, quien les da pala­
que no tienen que ver con los que ellos podrían descubrir pre­ bras para formular esa percepción de lo que sus padres hacen
cisamente en uso de' esa libertad. con ellos, esa sospecha básica de que están siendo utilizados
No hay que olvida-r,' por otro lado, que los jóvenes de los para fines que contradicen la libertad.
años sesenta son hijos de los combatientes de la Segunda Gue­ Es por ello entonces que estos jóvenes sienten también una
rra Mundial, de aquellos soldados que no te:rminan por creerse gran admiración por todos aquellos acontecimientos, seres hu­
los héroes que dicen ser, porque esconden una mala concien­ manos y lugares del mundo, sobre todo del Tercer Mundo, en
cia. Ellos saben que su papel en la guerra no fue tan valiente los que observan que esa libertad, con la que ellos se identifi­
ni tan limpio como lo cuenta la historia oficial. Tienen la sensa­ can, está manifestándose o realizándose.
ción de que de alguna manera, cuando no fueron los repre­ China, Cuba y especialmente Vietnam son los países en los
sores de otros pueblos, fueron colaboradores al menos pasivos que para ellos esa libertad puede ser vista en acción. Es in­
del régimen nazi al que aparentemente combatían. La mala mensa la admiración por lo que acontece en estas luchas de li­
conciencia que se transluce en la actitud de los padres de es­ beración en el Tercer Mundo y está guiada por esta idea de
tos jóvenes que salen a las calles de Berlín o de París contri­ Sartre que las conecta con su propia experiencia vital indivi­
buye a que las intenciones de ,la sociedad burguesa resulten dual. Hay entonces esta doble conexión entre su propia ex­
para ellos al menos sospechosas. . periencia y el reconocimiento internacionalista de que fuera
En Berlín, los jóvenes que perciben la traición y la autorre­ de Berlín o de París es posible detectar otro uso de la libertad
presión a la que los están induciendo sus propios padres, arti­ que no sea el de convertirla en mero instrumento del progre­
culan su percepción a la luz de ciertos teoremas que vienen de so capitalista.
los teóricos marxistas de los años veinte y treinta y de algunos
sobrevivientes de la masacre nazi, como Ernst Bloch y Herbert
Marcuse. En París, la gran figura teórica que cumple esa fun­ Es así como los jóvenes europeos comienzan una "revolución"
ción articuladora esJean-Paul Sartre, el filósofo de la libertad. que aparentemente "no tiene causa", que es lúdica, sin duda,
Sartre plantea que lo fundamental en el ser humano es justa­ porque ellos no sienten las terribles razones que tenían los
mente la capacidad que tiene de asumir las determinaciones proletarios del siglo XIX para levantarse y poner en pie el mo­
del medio dentro del cual debe existir, de fundar a partir de vimiento revolucionario comunista. Los mueven razones más .
ellas una existencia propia, eligiendo siempre entre opciones sutiles, más imperceptibles, que conciernen a la emancipación
incompatibles. El ser humano se encuentra determinado por de los trabajadores en lo más hondo de su condición humana
todos lados, pero es libre' en el sentido de que es capaz de asu­ y que ellos traducen a un espíritu lúdico, gratuitamente crea­
mir esas determinaciones y de tomar decisiones en referencia tivo, que apunta a metas que el movimiento obrero debió des­
a ellas. Es la idea que guía la experiencia que tienen estos jó­ cuidar dado el condicionamiento histórico de su lucha. Ellos
venes de unas determinaciones que pesan sobre ellos y que es­ quieren introducir un momento de irresponsabilidad, de jue­
tán organizadas en dirección a su sacrificio. go, de invención gratuita en el proceso de la revolución mun­

214
215
dial, un proceso que en la perspectiva pseudo-revolucionaria Pero ante todo y sobre todo, "integrarse" implica aceptar y

de la Tercera Internacional, de los partidos comunistas y de adoptar la lección y la herencia principales de la Segunda

esa tradición "marxista" que fue expresamente desautorizada Guerra Mundial en la dimensión política de la vida social.

por el propio Marx, .debía ser un proceso serio, gris y discipli­ y esta lección· o herencia consiste en la necesidad de reali­
nado como el ejército industrial empleado por el capital, muy zar un voto de abstinencia preventivo sobre aquellos conte­
poco dado a juegos y experimentos. Los jóvenes del 68 euro­ nidos de la política cuyo cuestionamiento puede conducir a
peo intentan trasladar este ludismo de la juventud hacia el mo­ las sociedades y a las democracias occidentales a experiencias
vimiento obrero, tratan de alguna manera de llevar a cabo una terribles como la reciente gueqa. Un voto de abstinencia que
revolución lúdica que importaría a Europa la frescura revolu­ equivale a una autolimitación o una autocensura fundamen­
cionaria que ellos perciben en la verdadera revolución de esa. tales de la política y que queda postulado como un dogma
época, que para ellos es la del Tercer Mundo. intocable. Un principio incuestionable que viene a institucio­
A mediados de los años sesenta, los jóvenes se encontraban nalizar la sustitución enajenante que en los hechos hace del
ante una encrucijada en la que estaba por decidirse si iban a capital el verdadero sujeto que actúa por debajo de la "sobe­
integrarse a la vida burguesa o no. Éste era el tema de las con­ ranía popular". La soberanía de los Estados democráticos queda
• versaciones personales. Estaban en juego los destinos de cada planteada como una instancia de toma de decisiones acota­
uno de ellos. Se preguntaban: "¿qué voy a hacer, qué va a ser da por un límite que es dificil no distinguir, un límite que le
de mi vida en los próximos años, si quiero mantenerla en co­ desautoriza para decidir sobre asuntos políticos mayores, como
nexión con el acontecer revolucionario de todas esas fuerzas serían por ejemplo el cambio de régimen económico o de
sociales, económicas y políticas que están en juego?" Es la en­ modo de producción. La democracia moderna europea occi­
crucijada, el momento de decisión de unajuventud que todavía dental oficializa su autolimitación en la segunda posguerra.
no ha sido integrada y que se resiste a pasar a la edad adulta Hay ciertos problemas que no caen dentro de su competencia.
que le. tienen preparada. En ese momento, mediados de los No está autorizada,. por ejemplo, para decidir sobre un "sí" o
años sesenta, la posibilidad de dejarse integrar o de no inte­ un "no" a la revolución. Es un voto de abstinencia (y también
grarse a la sociedad burguesa parece estar en juego en la exis­ de obediencia y de pobreza) de la democracia soberana, que
tencia de cada uno de los jóvenes. se justifica con la lección dejada por la Segunda Guerra Mun­ ", '

Integrarse en el trabajo tal como lo piden los padres im­ dial: plantearse esos' problemas radicales conduceinelucta­
plica entrar en el proceso de reacomodo capitalista de la mo­ blemente al totalitarismo, sea éste un totalitarismo de derecha
dernidad europea y colaborar en él; implica reconocer que el como fueron el fascismo y él nazismo, o un totalitarismo de iz­
sistema capitalista es detestable, pero detestable sólo por vie­ quierda, como es el "comunismo" stalinista. La mejor manera
jo, no por injusto; que 10 que es necesario es poner al día el de no caer en el peligro del totalitarismo es entonces abste­
sistema capitalista, mejorarlo. Si uno se integra y emprende nerse de entrar en esta problemática. El Estado capitalista mo­
una "larga marcha". por las instituciones, está aportando nue­ derno es intocable; el modo de producción capitalista es algo
va sangre para el sistema capitalista reformado. natural, que no puede entrar siquiera en consideración, que
no puede ser discutido en ningún parlamento. Nadie puede
poner en cuestión o traer a discusión el modo de producción
de una sociedad. Esto no es competencia del pueblo, no es
asunto del demos, está por sobre la república. La nueva repú­

216 217
blica moderna tiene que adoptar esta autodisminución inevi­
tablemente.
,

I!
1
te- esta autolimitación de la vida política que, bajo el nombre
de "reconstrucción de la democracia", la sociedad contempo­
1
La rebelión de los jóvenes del 68 en Europa tiene un fun­ J ránea viene sufriendo desde entonces.
damento: perciben esta autolimitación de la soberanía demo­ Los jóvenes del 68 sueñan con que la pose revoluci<¡maria
crática, de los alcances de la vida política; se dan cuenta de que ellos adoptan se convierta en acción. En cada uno de estos
que esta autolimitación mutila todo aquello que podría ser el jóvenes, elludismo de sus manifestaciones expresa ese deseo.
ejercicio de su libertad, de la libertad en general, que ese vo­ Ellos saben que su actitud es una "pose" revolucionaria, que en
to por una apoliticidad es la mejor prueba de la enajenación su boca el significádo de la p~abra "revolución" no tiene el
capitalista, y se rebelan contra ello; salen a las calles y a las pla­ fundamento de una fuerza social capaz de sustentarlo. Saben
zas .de lo que debería ser la democracia moderna para actua­ que es apenas un gesto, pero lo emplean, porque creen o sue­
lizar, en torno a la fiesta del discurso, del verbo político, una ñan que este gesto puede transfigurarse en acción.
dimensión de lo político que ha sido clausurada por la socie­ En mi opinión, este tipo de inquietudes es lo que estaba en
dad burguesa europea, remodernizadaa la "americana". juego en el plano político y cultural más profundo del movi­
Sobre todo en el Berlín de Rudi Dutschke, en 1967, o en el miento juvenil de los años sesenta en Europa.
París de los oradores de la Mutualité, en 1968, esta autolimi­
tación de la democracia occidental es percibida como un fe­
nómeno de autocensura y decadencia del discurso político, y No quisiera terminar esta charla sin opinar también sobre lo
es combatida como tal. El discurso político está autocensura­ que aconteció en ese corto periodo del 68 mexicano, que abar­
do de entrada, no puede, ni debe pensar ni decir ciertas co­ ca los dos meses y una semana que van del 26 de julio al 2 de
sas; la reflexión racional sobre los asuntos públicos, sobre la octubre. La rebelión de los jóvenes mexicanos se conecta sin
res publica; está siendo limitada y reprimida, y la rebelión estu­ duda a la de sus contemporáneos en Berlín, en París o en Ca­
diantil de fines de los sesenta viene a desobedecer esta autoli­ lifornia; pertenece' al movimiento de los rebeldes aparente­
mitación y autorrepresión. Y esto es tal vez lo más importante mente sin causa. Pero se diferencia de ellos' por un hecho
de aquel movimiento estudiantil, su capacidad de luchar con­ decisivo: la rebelión mexicana tiene lugar dentro de un Estado
....,
tra la corriente, de desobedecer esta autolimitación de la polí­ autodtario. El poder del movimiento del 68 fuera de Méxi­ 1,
'1
tica democrática occidental y esta autocensura del discurso co es más simbólico que real; en México es más real que sim­
político que viene imponiéndose desde hace medio siglo. Los bólico. Ello se debe a que en un Estado como el mexicano
jóvenes hicieron algo que no debían hacer, que nadie debe durante el sexenio de Díaz Ordaz, cuyas instituciones tienen
hacer: retomaron el discurso político y se regodearon en el puesta en juego toda su legitimidad en la mayor o menor ca­ ­

empleo del más prohibido de los conceptos, de la más censu­ pacidad negociadora o "política" del' señor presidente, hasta
rada de las palabras, el concepto y la palabra "revolución". Los el menor de los actos de desobediencia puede adquirir un po­
jóvenes del 68 tiene,n la palabra "revolución" en la boca; para der relativo muy alto. Y el movimiento estudiantil me)(icano
todo emplean ese término, que es justamente el que no debe no era propiamente un acto de desobediencia menor. Su po­
pronunciarse, porque, según diría la experiencia, conduce al der era real, y así debía ser también su sometimiento por la
totalitarismo, a la negación de la democracia, para no men­ fuerza.
cionar sus consecuencias últimas, la guerra y la destrucción. Y Lo que intenta el movimiento del 68 en ese corto periodo es
el movimientoj1,lvenil del 68 impugna -tal vez ya tardíamen­ obligar al gobierno mexi~ano arespe~r y refrendar su auto­

218 219
,

.... -'

"

presentación como un Estado democrático. El movimiento es­


tudiantil se atreve a pedirle cuentas al gobierno de hechos que
l¡ pio y original de ella cuando no había sido aún sustituida por
el Distrito Federal. El movimiento del 68 no es solamente un
acababan de suceder, como el "bazookazo" del ejército contra movimiento estudiantil. Como 10 sabemos por tantos recuentos
la puerta de la Preparatoria, en la calle de San lldefonso. Le y documentos, es un movimiento que prende en la población
pide pruebas de que él efectivamente, como lo afirma ante la de la ciudad de México. Es estudiantil pero es igualmente ciu­
opinión pública, no se identifica con esa represión, de que sí es dadano, en el sentido de que sólo es pensable como pertene­
un gobierno democrático. Intenta obligar al Estado a confirmar ciente a la población comprometida con 10 que sucede con
su autopresentación democrática o en su defecto a desenmas­ su ciudad, la ciudad de' Méxich.. La ciudad "se ve y se siente"
cararse como un Estado oligárquico y represivo. De acuerdo al involucrada en aquello que están haciendo los jóvenes; percibe
movimiento, el Estado tenía que responder a esta exigencia; o que hay alguna relación, tal vez no muy clara ni muy precisa,
se ratificaba como un Estado antidemocrático o daba señas e pero de profunda afinidad entre sus propios sueños, deseos o
indicios claros de que sus declaraciones de democracia podían incluso resentimientos y anhelos de venganza, y lo que están
tener algún sustento. Pero el gobierno veía las cosas de otra haciendo los jóvenes.
manera: en una circunstancia de excepción, el Estado podía El movimiento del 68 tiene lugar en una ciudad severamen­
muy bien ser salvadoramente represivo hacia afuera, hacia te agraviada por las medidas gubernamentales del decenio
los manipuladores extranjeros que "alborotaban" a los jóvenes anterior. Es una ciudad injuriada, herida por las medidas del
mexicanos, y firmenente democrático hacia adentro, hacia su Estado desde finales de los años cincuenta. Sus heridas están
sociedad y los eventos de autopresentación que ella se prepa­ allí, sin poder expresarse abiertamente, sin poder formularse
raba, como el de los Juegos Olímpicos "México 1968". en palabras, en proyectos, en plataformas políticas, pero están
Lo que en Europa fue una reprimenda severa y brutal a los actuando en lo profundo del comportamiento de la gente. Esto
jóvenes, en México fue una represión y una aniquilación san­ explica la popularidad que alcanzó inmediatamente el movi­
grientas: el 2 de octubre en esta misma plaza, la Plaza de Date­ miento estudiantil del 68 en la ciudad de México: era un mo­
10Ico. Lo que podía ser festivo y simbólico eh el Primer Mundo vimiento que venía por fin a impugnar el comportamiento del
debía resultar trágicamente serio y real en el Tercero. Ésta fue gobierno que la había maltratado.
la gran diferencia entre lo que aconteció en los sesenta en Eu­ Afinales de los años cincuenta -con intenciones similares a '¡
ropa y lo que sucedió aquí. Las condiciones eran diferentes. En las que tuvo Haussmann en el París de mediados del siglo XIX,
Europa el Estado tenía mucho margen de acción, acá no. Aquí es decir, eliminar los posibles sitios de resistencia que son los
el Estado estaba agobiado por su falta de legitimidad, perdi­ barrios populares, destruyéndolos para abrir en su lugar gran­
do en sus propias contradicciones, por lo que la impugnación des avenidas modernas-, Uruchurtu, el alcalde de la ciudad,
que los jóvenes hicieron de él se- volvió mucho más peligro­ mandó construir la prolongación del gran Paseo de la Reforma,
sa que aquella que los jóvenes de Europa podían hacer de los arrasando la zona más popular del centro de la' ciudad de
suyos. México en la colonia Guerrero. Esta .medida urbanística im­
puesta a la fuerza sobre una de las colonias más populosas y
más típicas de la ciudad, una colonia que fue esencial en la
Quisiera hacer dos señalamientos que pueden ser explicativos reproducción de la identidad de la gran ciudad de México
del movimiento estudiantil mexicano como un movimiento que durante toda la primera mitad del siglo xx, es vandálicamente
pertenece a la ciudad de México en cuanto tal, que fue pro­ eliminada del mapa en cumplimiento de un mase guberna­

220 221
.,....

~.
mental. En su lugar queda ese lugar, inhóspito hasta ahora,
donde está la prolongación del Paseo de la Reforma. Allí se
construyen grandes conglomerados anónimos de habitación
" dad Ysu alta cultura, su "intelectualidad". Al centro de la ciudad
de México se le extirpa su nervio intelectual y cultural, para
congregarlo en un lugar aparte, que es la Ciudad Universitaria.
social, que son súper modernos pero absolutamente incone­ Por debajo del orgullo de haber construido una entidad ar­
xos con la tradición urbanística y arquitectónica de la ciudad quitectónica tan fabulosa como es la Ciudad Universitaria, el
de México. Serán los nuevos edificios habitacionales de la mo­ habitante de la ciudad de México tiene la sensación de que al­
dernidad americana, en México, que rodean la Plaza de las gún engaño está ahí a la obra.
Tres Culturas donde tendrá lugar el final trágico del movimien­ La idea de un "campus univ~!Sitario" pertenece al proyecto
to estudiantil. civilizatorio de la "modernidad americana" y aparece aquí como
La ciudad de México queda desde entonces desarticulada. parte de la ecuación del régimen del presidente Alemán que
Empieza un proceso de descomposición, de desarreglo urba~ identifica "progreso" con "americanización". Según esta idea,
nístico de la ciudad, y sus habitantes 10 experimentan en su vi­ la actividad intelectual necesita aislarse y concentrarse para
da cotidiana sin saber bien 10 que acontece con ellos cuando poder ser verdaderamente productiva, necesita sustraerse de
ven un vacío allí donde antes estaba uno de los núcleos prin­ toda conexión con el resto de la vida cotidiana concreta de la
cipales de su orientación. Hay un malestar, un estado de agra.., ciudad. Sólo así puede tener el espacio libre que necesita pa­
vio inexpresado que se va a volver visible para ellos mismos ra atenerse exclusivamente a las tareas de investigación y de
cuando los estudiantes pasen por las calles yesos ciudadanos re­ producción de conocimientos aplicables a la producción ca­
conozcan en ellos a alguien que está tomando la palabra en su pitalista. Toda conexión con el resto de la sociedad es ruido­
lugar y que está diciendo de una manera inesperada aquello sa, obstaculiza la eficiencia de la actividad intelectual. Por ello
que ellos quisieran decir también. es importante que exista un campus, una zona aparte, es de­
Pero ya antes, en esos mismos años cincuenta, había tenido cir un "campo de concentración" de la actividad intelectual.
lugar otro agravio mayor a la ciudad de México por parte de La idea de un campus universitario es algo que nunca existió
sus gobernantes. Había sucedido algo que para los universita­ en la historia de la América Latina, que no se aviene con la
rios de ahora, de tantos decenios después, parece un· hecho identidad que se cultiva tradicionalmente en su cultura y que
'.
positivo, pero que en su tiempo fue referido irónicamente, in­ no está centrada en el productivismo capitalista. Tal vez por
cluso con sarcasmo, por alguien que es una persona non grata ello es una idea que' ha funcionado aquí de manera "defec­
para el movimiento del 68, por el cronista de la ciudad, Salva­ tuosa": el campus de la Ciudad Universitaria nunca llegó a ser
dor Novo, cuando calificó la construcción de la Ciudad.Uni­ 10 que debió haber sido, un campus de corte estadounidense;
versitaria como la creación de "la zona roja de la cultura". El es un campus que se mexicanizó poco a poco a lo largo de los
centro de la ciudad de México recibe un fuerte agravio cuan­ años hasta restablecer en buena medida su relación con la ciu­
do se extirpa de él la actividad intelectual. Esa conexión ínti­ dad que lo circunda y lo alimenta de muchas maneras.
ma que existía entre la vida intelectual y la del conjunto de la El movimiento estudiantil llega a tocar el nivel profundo del
sociedad en el centro de la ciudad de México sufre un gol­ sentimiento de agravio que tiene la población de la ciudad
pe definitivo cuando, cortada como con bisturí, ,la primera es de México hacia el gobierno mexicano: por esta razón, cuando
trasladada y concentrada en el campus de la Ciudad Universi­ ella ve pasar a los jóvenes en rebeldía y los ve retomar al lugar
taria mientras la segunda queda abandonada culturalmente a que les pertenece, al centro político de la ciudad, puede re­
la manipulación televisiva. Aparece una ruptura entre la ciu­ conectarse con ellos, y los acepta y los apoya.

222 223
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......
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Unas palabras finales acerca de la función que se le suele ad­ mas de hacer política que rebasan utópicamente el horizon­
judicar al movimiento del 68 como precursor o desatador de ~ te burgués.
la llamada "democratización de México" en la época del neo­ Desde la Revolución Francesa había existido una política de
liberalismo. ideas, en la que el discurso racional tenía una función protagó­
Algunos intelectuales arreglan los datos de lo que fue el mo­ nica. Es en el discurso político donde se da la confrontación
vimiento del 68 en México de tal manera que éste resulta ser racional de propuestas de gestión de los asuntos públicos. La
el primer paso de lo que ellos quieren ver "optimistamente" presencia de la razón, del discurso, es lo fundamental de la po­
como un proceso de "reconstrucción" de la democracia que lítica moderna. La importanc!aque tenían -o que al menos
estuviese teniendo lugar en México en los últimos decenios. parecían tener-las ideas para guiar el destino de la república
Pienso que esta idea debería ser puesta ea cuestión. Más que era esencial para la política moderna. Sin ideas, sin discurso,
adelantado de un desarrollo democrático del Estado mexica­ no había política. Era una política basada en el discurso, en la
no que resulta trabajoso constatar, el movimiento del 68, con reflexión racional.
el fracaso real de su proyecto a manos de las fuerzas represivas En lugar de ella, a partir de la segunda posguerra y el triunfo
de un Estado autoritario, parece mostrar un aspecto bastante de la "modernidad americana" se va a imponer algo completa­
menos prometedor del destino de la democracia moderna, no mente diferente en el escenario de la vida política occidental,
sólo en México sino en general. algo que podríamos llamar el aparecimiento de una "demo­
Muy en general, la función histórica del movimiento del 68 cracia directa" de la "sociedad civil" -en otras palabras, una
en el mundo parece haber consistido en desatar la reafirma­ díttadura oligárquica capitalista por consenso tácito-; de
ción definitiva de un peculiar aggiornamento en el Estado capi­ una "sociedad civil" dominada por las corporaciones o las aglo­
talista moderno: la clausura del tipo de democracia que había meraciones de capitalistas con poder excepcional dentro del
tenido vigencia desde los tiempos de la Revolución Francesa. proceso de acumulación de capital. Una "democracia directa
Con ésta, con la revolución burguesa, había comenzado en la de los grandes capitalistas" que creen poder deshacerse del re­
historia moderna un cierto modo de hacer política que se pro­ curso tradicional, que parecía indispensable, a una "supraes­
longó con dificultades, dadas sus contradicciones internas, tructura política" autónoma. La democracia ya no va a discutir
hasta la Primera Guerra Mundial; un modo de hacer política racionalmente en medio de la opinión pública diferentes pro­
•I
que, después de la Segunda Guerra Mundial, al pretender de­ puestas de destino para la república, sino que los designios del
purarse de las mismas, entró en un proceso de auto-clausura capital acerca de cómo se deben solucionar los problemas de la
que dura hasta hoy, con momentos de resistencia excepciona­ sociedad van a imponerse directamente, sin pasar por la prue­
les como el de la rebelión juvenil en los años sesenta. Hay, ba de fuego de la reflexión política, del discurso racional, es
pues, un cambio muy radical en lo que es hacer política en la decir, a través de una "democracia" sin demos ni ágora y depu p

historia del Estado democrático occidental. Y el nuevo modo rada de su concepto central, el concepto de revoluciono
de hacerla no impl~ca un perfeccionamiento de la democra­ El ocaso del discurso político racional como eje de la polí­
cia burguesa, sino más bien todo lo contrario. Es un cambio tica democrática moderna había comenzado en los años veinte
más bien negativo. Si, más allá de su resistencia a ese deterio­ y treinta con el ascenso al poder del fascismo por vías demo­
ro, se quiere ver en el 68 un momento de comienzo, de arran­ cráticas, se había manifestado en la recomposición política
que, de iniciación, es posible hacerlo, pero no de nuevas tutelada por Estados Unidos en la segunda posguerra y ha­
formas de hacer la misma política burguesa, sino de otras for­ bría avanzado tranquilamente hasta su precipitación a partir

224 225
de 1989 Y la implosión del "socialismo real", si el movimiento Respuestas a preguntas del público
juvenil de los años sesenta no hubiera roto esa tranquilidad y
hecho evidente el carácter oligárquico y represivo (totalitario) -Lo que movía a los estudiantes mexicanos era diferente a
de la política "occidental". aquello que movía a los estudiantes europeos. Los estudiantes
En efecto, los lineamientos democráticos trazados por la europeos tenían una actitud de rebelión contra los padres y
Revolución Francesa de 1789 se han desdibujado casi por com­ contra el destino que los padres les habían asignado. Era fun­
pleto. Los márgenes de decisión democrática de los Estados se damentalmente un movimiento de impugnación acotado en
han restringido hasta incluir ya sólo asuntos de poca monta sus consecuencias políticas, y_ell esa mec;iida "simbólico", lúdi­
en comparación con el asunto de la situación revolucionaria co, en contra de un tipo de sociedad burguesa que estaba en­
o del "estado de excepción", que debía ser su contenido prin­ caminando a losjóvenes a traicionarse a sí mismos. En México
cipal, y en lugar de ella, el capital, mediante las "fuerzas vivas" en cambio hay un trasfondo político inmediato que no per­
o "beligerantes" de la sociedad civil, es decir, los burgueses mite ese momento lúdico del 68 europeo. Aquí hay también,
más poderosos, impone su "voluntad" sobre la sociedad sin sin duda, un momento lúdico y hay la impugnación de los pa­
necesidad de consultar con ella ni discutir en ella otros temas dres como funcionarios privados de la represión social, pero
que no sean los de la mejor "implementación" de esa "volun­ el problema se convertía inmediatamente en algo mucho más
tad". Como se ha visto de manera creciente en los últimos de­ serio. En México lo que percibían los jóvenes era la gran men­
cenios, la fuerza de las ideas es nula en el escenario de la tira de un Estado que durante muchos decenios había ejercido
política. Los políticos ya no necesitan ideas, no requieren de úna especie de totalitarismo, si se quiere atenuado, pero tota­
un discurso político. Los políticos simple y llanamente nego­ litarismo en fin, que insistía sin embargo en presentarse a sí mis­
cian. Hoy en día el modo de hacer política está muy por atrás mo como una democracia. Esta hipocresía era insoportable
de aquel que se inauguró en la Revolución Francesa. El 68 fue para los jóvenes, por lo que plantearon un desafio al gobier­
el último momento en que el discurso político brilló como en­ no: que reconociera que pertenecía a un Estado totalitario,
tonces, que dijo lo que había de decirse. La palabra política se fundado en la represión violenta de los oprimidos desconten­
pronunció por última vez en el 68. Después, sustituida por el tos, o que diera muestras de que era verdad aquello en lo que
verbo-imagen de los espots lanzados desde los mass media, que tanto insistía cuando se presentaba como una democracia.
interpretan más eficientemente la "voluntad" del capital, la Ahora bien, este proceso se alimenta no sólo del dilema que
política siguió sin tratar nada decisivo y pasó a ser un juego de se les planteaba a los jóvenes europeos en la experiencia vital
negociación de intereses particulares. En la política actual de cada uno, la de integrarse o no en la recomposición del Es­
aquello que tanto brilló en el 68, el discurso político en cuan­ tado burgués, sino que aquí se alimenta directamente de una
to tal, sale sobrando. cuestión política tan esencial que incumbía· al co'njunto de la
población y que llevaba a los jóvenes a comprometerse con el
[Intervención en la serie de conferencias sobre el movimiento estudiantil descontento profundo de la ciudad de México. Los estudian­
de 1968 organizada por el Centro Cultural Universitario, 11atelolco, a cua­ tes no podían zafarse de este compromiso: comenzaron a re­
renta años del mismo.]
presentar a la sociedad mexicana en su conjunto.
El movimiento estudiantil estaba conectado con la población
de la ciudad por canales profundos, no en términos progra­
máticos. No había algo así como un programa político elabo­

226 227
rado del que se hubiese apropiado la población mexicana, pero
1

! ra tiene la oportunidad de entrar en las aulas de la institución


había esta otra conexión a la que intentaba 'acercarme de educativa... Hay una gran masa de jóvenes que sólo pueden
alguna manera hablando del agravio que el ciudadano de la ver el futuro como una catástrofe por venir, y esta situación es
ciudad de México había sufrido de manos del gobierno. De insoportable.
alguna manera los estudiantes estaban allí en las calles para
desagraviar a los agraviados, y.ellos no podían traicionar ese
encargo. Por eso tenían que ir hasta el último extremo, hasta -El 68 planteó la idea de que la política tal como se supone
que el gobierno demostrara que efectivamente seguía siendo que era en la época de la modernidad europea ya no existe.
un régimen totalitario a pesar de sus pretensiones democráti­ Es decir, la idea de que todas esas instancias en las que, según
cas y que estaba basado -como lo sigue estando- en la viola­ la prensa y la televisión, son lugares en donde la opinión pú­
ción sistemática de los derechos populares. blica discute y decide lo que va a suceder con la nación mexi­
cana son instancias que aparentan tener un poder que no
tienen en verdad. Este sistema en el que aparentemente el pue­
-El 68 mexicano no era un movimiento de rechazados, es de­ blo está ejerciendo su soberanía no es verdad. Planteó la idea
cir, de jóvenes que no encontraban acomodo en el sector edu­ de que el ejercicio de lo político tendría que reconfigurarse de
cativo nacional, sino de estudiantes que estaban estudiando, de una manera completamente diferente, ajena a la que conoce­
jóvenes que de alguna manera eran hasta cierto punto privile­ mos como "política". La tarea de alguien interesado efecti­
giados, si se los compara con lo que acontece hoy. La situación vámente en la vida política es algo que rebasa con mucho
actual es muy diferente a la del 68. La población mexicana aquello que se oferta en el mundo de la "política". La política
que necesitaría educarse en el nivel superior ha crecido mu­ dejó de ser tal porque ya no se basa en un discurso reflexivo,
cho y está muy mal preparada pero está allí y exige tener este en una confrontación de propuestas de la propia sociedad, sino
servicio educativo. Durante un cuarto de siglo la educación en que ahora es sólo un reflejo de aquello que las "fuerzas vivas"
México ha sido sistemáticamente descuidada. Hay un retroce­ de la sociedad civil definen por su cuenta.
so, una regresión del aparato educativo de la nación mexicana.·
y veinticinco años son muchos; los que comenzaron· a edu­
carse al principio de este periodo ya son hombres maduros -No creo que el movimiento del 68 haya aportado a la
hoy en día y experimentaron este proceso terrible de lum­ construcción del sistema de partidos <> de alguno de ellos en
penización de la educación mexicana. Se trata de un proce­ particular. Creo que la gran aportación del 68 mexicano a la
so de descomposición radical del apartado educativo nacional política está en la actitud de rebelión que inauguró, y que en
que, por lo que se ve, va a continuar y se va a agudizar en es­ nuestros días se vuelca contra el· dogma establecido, respeta­
te sexenio. Sólo el problema de la agricultura se compara con do hoy en día en todo el mundo, según el cual una sociedad
el de la educación e;n México. Y es una situación que no tiene no puede ser moderna si no es capitalista. ¿Es posible una sa­
manera de expresarse entre los estudiantes porque los que es­ ciedad moderna y al mismo tiempo no capitalista? Esto es qui­
tán necesitados de educación quedan sistemáticamente apar­ zá a lo que apuntaban los jóvenes del 68, saltando por encima
tados de la universidad. Por ello la situación de hoyes mucho de este periodo de la llamada "reconstrucción de la democra­
más nefasta que la de entonces; esa población de jóvenes está cia" en México. Yla posibilidad de decir "¡no!" al conjunto del
diseminada y no llega a juntarse y expresarse porque ni siquie­ sistema, de no acomodarse dentro del destino capitalista de la

228 229
modernidad, es una posibilidad actual. La enseñanza del 68 es 12. La modernidad y la anti-modernidad
la de que ese "¡no!" de resistencia es posible decirlo incluso
de los mexicanos
allí donde todo implica que no decir "sí" es una locura.

{El castellano] se debe extender y hacer


único y universal en los mismos dominios,
por ser el propio de los mon(lrcas y con­
quistaderres, paTa facilitar la administra­
cián y el pasto espiritual a los naturales y
que éstos puedan ser entendidos de los su­
Periores, tomen amor a la nación conquis­
tadora, destierren la idolatría, se civilicen
para el trato y el comercio...
Carlos In, rey de España

Para la sociedad civil de nuestros días -y muy en especial para


las "fuerzas vivas" o más poderosas de la misma- la moderni­
dad merece una valoración positiva en comparación con otros
modos de vida civilizada. La idea que prevalece de ella y que .
ha sido interiorizada por esa sociedad es la que se formuló en
el Siglo de las Luces. Según esta formulación, la modernidad
consiste en una organización del conjunto de la vida hum3l!a
que se guía por lo que se conoce como el progreso de las fuer­
zas productivas y de la téCnica sustentada en la nueva ciencia
matematizadora del conocimiento. Hay que añadir, sin embar­
go, que la adopción que la sociedad civil hace de la modernidad
no tiene lugar sobre mi terreno neutral, vacío de vida civiliza­
da, sino por el contrario sobre un mundo que está ya civilizado,
aunque de manera diferente; un mundo que a esa soci<:!dad
civil le resulta, cuando no ajeno, por no ser occidental, simple­
mente pre-moderno, "subdesarrollado" en comparación con el
que introduce la modernidad. Adoptar la modernidad implica
así siempre una actitud combativa de la sociedad civil frente a
aquello que las civilizaciones no occidentales y las pre-modernas
parecen tener en común, comparadas con la modernidad; es
decir, combativa frente al oscurantismo, frente a la confianza

230 231
l

en unas fuerzas productivas y una técnica "encantadas", penneá­ capas altas de la sociedad civil proponga alguna otra entidad
das de magia, reacias a la explicación cientÍ.fico-matematizado­ política capaz de contener el desbocamiento absurdo del neo­
ra del universo y la sociedad. La afirmación de la modernidad liberalismo"económicorEl mundo reorganizado a la luz de la ra­
incluye así una lucha permanente por el "desencantamiento" zón en beneficio de todos los seres humanos, esta meta de la
del mundo. modernidad ilustrada, quienes todavía creen distinguirla en el
Sería relativamente fácil identificar en la situación latinoame­ futuro, la vislumbran cada vez más lejos y más dillcil de alcanzar.
ricana y particularmente mexicana de nuestros días las fuerzas En segundo lugar, ese mismo cuestionamiento del carácter
económicas, sociales y políticas que promueven esa moderni­ moderno ihlstradode la mod~midad realmente existente se
dad y las que la rechazan. Evidentemente, la modernidad esta­ radicaliza en muchos casos y llega a dudar incluso de si la de­
ría representada por los promotores del desarrollo económico finición ilustrada de lo que es la modernidad es ella misma
y técnico capitalista y de la institucionalidad política ,montada acerta4a o no. En efecto, se argumenta: ¿no se debe el fraca­
en torno a él, mientras que la anti-modernidad lo estaría no so innegable de la modernización del mundo llevada a cabo
tanto por los cultivadores a ultranza de la. identidad católica por la modernidad realmente existente al hecho de que ésta
-guadalupana, en el caso de México-, sino principalmente por es ella misma una anti-modernidad? La modernidad ilústrada,
todos aquellos que impugnan ese desarrollo técnico y econó­ que sería el ideal de la modernidad realmente existente, re­
mico capitalista, sea en nombre de metas utópicas inalcanzables, conoce el primer "obstáculo de la felicidad humana" en la su­
como los llamados izquierdistas, o en nombre de soluciones de­ misión de la humanidad a fuerzas mágicas sobrehumanas que
sesperadas, cripto o cuasi religiosas, como los populistas. "encantan" el mundo mientras consagran la infelicidad, en la
Pero una identificación así de ciara de las fuerzas y los cam­ confianza ciega que ella tiene en el mito arcaico. Sin embar­
pos que son favorables y de los que son reticentes a la moderni­ go -como lo indican los autores de Dialéctica de la Ilustración-,
dad es demasiado simple para ser atinada; se topa de entrada al hacer este reconocimiento, la modernidad ilustrada deja de
con serias dificultades, sobre las que es conveniente estar ad­ percatarse de que la principal fuerza sobrehumana que en­
vertidos. canta al mundo a su manera no es de orden cosmogónico sino
En primer lugar, muchos datos acerca de los efectos devas­ que es ella misma moderna: es el dios de la modernidad his­
tadores que dicho desarrollo trae consigo sobre la vida social y tóricamente vencedora, el valor de la mercanCÍa capitalista va­
sobre su fundamento natural llevan a cuestionar la congruen­ lorizándose por sí mismo, automáticamente, en medio del
cia o fidelidad de la "modernidad" promovida hoy en día por proceso de reproducción de la riqueza social; deja de advertir
las "fuerzas vivas" de la sociedad civil con aquel proyecto de vi­ que la razón con la que pretende vencer sobre el mito es ella
da civilizada moderna que formuló la Ilustración en el siglo misma un mito, un dispositivo discursivo para explicar y al mis­
XVIII y que la Revolución Francesa pretendió poner en prác­ mo tiempo engañar.
tica. Ni la libertad ni la igualdad ni mucho menos la fraternidad En tercer lugar, y como consecuencia y a la luz de los cuestio­
caracterizan actualmente la vida social en el mundo moderno. El namientos anteriores, ciertos rasgos reconocidos por la sociedad
Estado nacional, aquella entidad pública con la que elliberalis­ civil contemporánea como característicamente anti-modernos
mo político de la sociedad moderna ilustrada pensó necesario pued~ ser interpretados al contrario, no como tales sino, cu­
refrenar los desmanes del liberalismo económico en bien de riosamente, como características pro-modernas, como resisten­
la república, se encuentra en la actualidad en proceso de des­ cias sea frente a una modernidad que debería ser ilustrada, como
mantelamiento, sin que la modernización promovida por las pretende serlo y no lo es, o frente a una modernidad que aun

232 233
siendo de veras ilustrada, precisamente por el hecho de serlo, adjetivo del que pareciera no poder prescindir, el adjetivo de
no alcanza a dar cuenta de todo lo que está en juego en el pro­ "capitalista". En efecto, por modernidad debe entenderse no
ceso profundo de modernización de la civilización humana. En sólo la esencia del proyecto moderno de reubicación del ser
efecto, si -como afirman sus críticos-lo que hace la moderni­ humano en la naturaleza y de recomposición radical de sí mis­
dad realmente existente no es otra cosa que remplazar al dios mo, sino esa misma esencia, pero bajo el modo en que ella de­
arcaico por un dios moderno, a una fuerza mágica por otra, si bió realizarse en la historia concreta, es decir, tal como fue
su discurso no.hace más que sustituir el mito abiertamente fan­ materializada, encamada o dotada de cuerpo por las fuerzas
tástico de los tiempos arcaicos por otro mito, sólo que cripto­ económicas y sociales reales.que la reconocieron y la impulsa­
fantástico, aparentemente racional y experimental; en otras ron cuando ella apenas se esbozaba como posibilidad. En tanto
palabras, si la modernidad realmente existente traiciona el pro­ que proyecto histórico real, la modernidad se adjetivó perma­
yecto profundo de la modernidad de construir, un cosmos hu­ nentemente como capitalista porque fue precisamente la bús­
mano en el que lo sobrehumano no esté instrumen tal izado queda de la ganancia capitalista en el mercado -la ganancia
como justificación de la injusticia; si esto es así, muchas de las del que compra barato y vende caro-la que llevó a que los capi­
actitudes, comportamientos y movimientos sociales que des­ talistas percibieran en la incipiente "revolución neotécnica"
confían de ella y descreen de la 'conveniencia estratégica de los de la modernidad un medio o instrumento para incrementar
sacrificios exigidos a las formas de vida humana pre-modernas la productividad y alcanzar con ello una ganancia extraordi­
o alter-modernas y al sistema ecológico del planeta podrían te­ naria. La modernidad fue descubierta por el capitalismo, el
ner un sentido y una función indirectamente pro-modernos, que la fomentó, formándola a su imagen y semejanza y crean­
afirmativos de la esencia de la modernidad. do con ello un tipo de ser humano desconocido hasta entonces
Advertidos de las dificultades que trae consigo la identifica­ en la historia. Esta coincidencia histórica casual entre una po­
ción de aquello que puede ser moderno y aquello que puede tencialidad -la modernidad- y una vía realista para su reali­
ser anti-moderno en México, conviene explorar los dos polos zación -el capitalismo- es la razón de que la modernidad en
de esta oposición o contraposición con un poco más de dete­ general parezca cQndenada a ser siempre lo que la moderni­
nimiento. Es lo que intento a continuación. dad realmente existente ha sido hasta ahora, es decir, una mo­
En mi opinión, por modernidad debe entenderse un pro­ dernidad capitalista.
yecto civilizatorio de muy larga duración que instaura relaciones o En el otro extremo de la contraposición, en el polo de la
radicalmente nuevas entre el mundo humano y la naturaleza anti-modernidad, lo notorio es que se trata de un polo que
y entre el individuo colectivo y el individuo singular, todo es­ es necesariamente múltiple. Como es comprensible, muchos
to sobre la base de una "revolución neotécnica" de las fuerzas pueden ser los motivos de una actitud adversa al proyecto ci­
productivas que se habría iniciado a comienzos del segundo vilizatorio de la modernidad capitalista o realmente existente;
milenio. Un proyecto que, a través de un proceso tortuoso, varias pueden ser las fuentes de la reticencia a la modernización
lleno de contradicciones y conflictos, viene a sustituir, con las de la vida social que sigue en marcha en nuestros tiempos. Po­
perspectivas de abundancia y emancipación que él abre, a los drían mencionarse tres, esquemáticamente.
proyectos civilizatorios ancestrales o arcaicos, que se basan en Tan precarios y tan contraproducentes pueden llegar a ser
la escasez de la natlIra1eza y la necesidad de instituciones re­ en determinadas zonas del cuerpo social -en ciertos estratos
presoras. y en ciertas regiones-- los resultados de la neotécnica manipu­
Pero no sólo eso; el término "modernidad" trae consigo un lada por la modernidad capitalista que quienes tienen la expe­

234 235
riencia de ellos, quienes los sufren -yen verdad que no son pasada, puede decirse que de ellos los más decisivos histórica­
pocos-, no alcanzan a comprender por qué esta nueva técnica mente han sido tres, que se han conformado en torno a tres
debe ser preferible a la técnica mágica que rige tradicional­ ethos diferentes: el "ethos barroco", el "ethos neoclásico" o "ilus­
mente en sus procesos de reproducción de la riqueza social. El trado" y el "ethos romántico". Aceptar el carácter capitalista del
efecto milagroso que resulta del recurso a dioses y fuerzas mundo moderno no equivale, para ellos, a identificarse ple­
sobrenaturales sigue siendo para ellos más efectivo y digno de namente, sin distanciamiento alguno, con el impulso del valor
confianza. que el efecto calculable del empleo de la técnica que se autovaloriza, a seguir el modelo ideal de persona fo­
moderna. La modernidad viene sólo a trastornar su mundo mentado por ese mundo-,_Por ejemplo, vivir la modernidad es­
tradicional, pero no es capaz ni de mejorarlo ni de sustituirlo. tablecida es algo para lo que el ethos barroco prepara al ser
Ésta es la primera fuente, la más radical y general, de la resis­ humano moderno en abierta contraposición al ethos realista;
tencia e incluso la hostilidad frente, a la modernidad estable­ según él, vivir en la modernidad-establecida, lejos de suponer
cida. La anti-modernidad de "lo real maravilloso" se actualiza una asunción de la voluntad de autovalorización del valor ca­
y fortalece ante la modernidad, aunque hay que precisar que pitalista, puede implicar más bien un soportarla y un sobrevi­
10 hace ante una modernidad que se encuentra impedida de vir a la devastación del núcleo social-natural de la vida que esa
manifestarse plenamente, dada la forma capitalista que la res­ valorización trae consigo. Según el ethos barroco, sobrevivir al
tringe y deforma. capitalismo consiste en una huida o escape hacia una teatrali­
El segundo grupo de actitudes contrarias a la modernidad zación de esa devastación del núcleo cualitativo de la vida; una
capitalista es menos radical pero no menos efectivo que el pri­ puesta en escena capaz de invertir el sentido de esa devasta­
mero. Son actitudes que no van dirigidas en contra de ella en ción y de rescatar ese núcleo, si no en la realidad, sí al menos
cuanto tal, sino en contra del tipo de ser humano que ella pro­ en el plano de lo imaginario. En verdad, la anti-modernidad
mueve en la vida práctica como el ser humano idealmente mo­ de lo barroco, lo mismo que la anti-modernidad de los otros
derno; un tipo de persona humana que se configura en torno dos ethos mencionados, está dirigida contra el ethos realista y el
a una determinada estrategia de comportamiento, a un "ethos tipo de persona que la modernidad capitalista impone sutil­
peculiar", que induce al individuo singular a ser "realista" e in­ mente como parte esencial de su proyecto civilizatorio.
teriorizar las exigencias de la autovalorización del valor capi­ La tercera fuente de las actitudes antimodernas de la actua­
talista como si fueran exigencias suyas naturales, a definir su lidad proviene de la propuesta de un proyecto' civilizatorio
identidad a partir de un comportamiento de autorrepresión moderno pero no capitalista que comenzó a precisarse y a po­
productivista. Sin embargo, la historia de la modernización de nerse en práctica a m·ediados del siglo XIX en el movimiento
Europa fue una historia difícil, que la llevó por un camino comunista de los proletarios u obreros industriales europeos.
de substanciales compromisos con otros proyectos civilizato­ La sociedad moderna capitalista-o "sociedad burguesa~ como
rios allí existentes, pre-modernos o alter-modernos; llevó a que la llaman Marx y Engels en el Manifiesto comunista de 1848- ha
otros ethos configuran tes, opuestos al impuesto por ella, pro­ puesto la nueva técnica al servicio del valor capitalista y la va­
pusieran otros tipos de personálidad divergentes respecto del lorización de sí mismo que él alcanza mediante el recurso a la
tipo ideal. Sin dejar de ser funcionales al carácter capitalista "esclavitud moderna", es decir, a la expropiación de un plus­
de la modernidad, son tipos de persona humana moderna que valor a la masa de los trab~adores asalariados. Al hacerlo, al
provienen de estrategias de comportamiento alternativas a la fomentar de esta manera sesgada, deformante y empobrece­
del ethos realista. Para no dejar de mencionarlos aunque sea de dora la actualización y el desarrollo de la nueva técnica, la so­

236 237
ciedad moderna se condena a sí misma a no poder jamás ex­ la que se desarrolla: como resultado de su aparecimiento, el
plorar radicalmente las posibilidades abiertas por la moderni­ tejido social se rasga en dos partes, la una tradicional y la otra
dad en términos esenciales; se condena a sí misma a ser una moderna, y se da una duplicación de la identidad colectiva. La
pseudo-modernidad. El movimiento comunista es anti-moder­ parte modernizada se destaca de la parte tradicionalista, antes
no en el sentido de ser contrario a la modernidad estableci­ de volver sobre ella para someterla; se ubica primero en cier­
da, en nombre de las posibilidades inéditas de la modernidad. tos niveles del proceso global de trabajo y en ciertas regiones
La tercera fuente de la anti-modernidad se encuentra así en la del territorio, en las ocupaciones profesionalizadas y en el es­
permanencia y la renovación, apenas perceptibles en el esce­ pacio citadino, antes de avat}zar, para completar su dominio, so­
nario de la política contemporánea, de este movimiento radi­ bre los demás niveles de la vida social y sobre las regiones
cal de impugnación del modo de producción capitalista. aldeanas y campesinas, que suelen ser los lugares más fieles a
Hablar, en nuestros días, de modernidad y anti-modernidad la tradición.
en México y América Latina implica, como se ve, adentrar­ Cuán traumática puede ser esta duplicación de la identidad
se en un tema lleno de aristas y rincones, de complicaciones de social y este intento de recomponerla en términos modernos
todo orden. Es un tema, por lo demás, que ha sido abordado es algo que pudo comprobarse catastróficamente en la .his­
desde hace siglos ya por gran número de autores, muchos de toria alemana. El origen de la llamada revolución nacional­
ellos excelentes, como por ejemplo, para mencionar tres de los socialista de 1933 en Alemania se encuentra en gran parte en
más recientes, Octavio paz y nuestros dos interlocutores en es­ el resentimiento de la Alemania aldeana y campesina, tra­
te coloquio, Carlos Monsiváis y Roger Bartra. dicionalista, oprimida y amenazada por el progresismo de la
Se trata del tema conocido como el de "los dos Méxicos" y Alemania re-modernizada recientemente con vocación impe­
cuyo tratamiento puede rastrearse hasta el siglo XVII, el pri­ rial, una Alemania citadina y cosmopolita, capitalista y social­
mero en el que la historia de América adquiere una dinámica demócrata, que se aprestaba ya a abarcarlo todo. Sin ese conflicto
propia y deja de ser un simple apéndice de la historia de la Es­ entre modernidad y antimodernidad la aventura suicida a la
paña peninsular. que convocó Hitler no hubiese tenido los seguidores que tuvo.
¿Cuál es la identidad del mexicano? ¿Es la del criollo o es­ En México, el proceso de modernización fue tan largo co­
pañol aindiado o es la del mestizo o indio españolizado? mo en Alemania, pero más complejo y en esa medida menos
Muchas denominaciones ha tenido la pareja de los dos "her­ explosivo. ComenZó en los tiempos de la primera pruebfl de
manos enemigos" que cohabitarían en el mismo México; se ha existencia de la modernidad capitalista, junto con la impug­
hablado del "México profundo" por debajo del México mo­ nación abierta del mundo medieval yjunto con la manifestación
derno, el uno campesino, el otro citadino; del México religioso política de la misma en la construcción del primer Estado na­
en resistencia al México secular, el uno conservador y guada­ cional moderno, el Estado imperial español de Isabel la Cató­
lupano, el otro liberal y científico, el uno tradicionalista, el lica. Pero después de este shock primero y traumático de
otro progresista; se ,ha hablado, en fin, del "México bronco" modernización, que dio lugar al México barroco y jes\lÍtico
amenazando siempre al México civilizado, el uno "populista", del siglo XVII, pasó por otros más, como el shock del Despotis­
el otro "democrático" -como se diría ahora. mo Ilustrado o el de la construcción republicana del siglo XIX,
Es conocido que, 'no sólo en Méxic-o y América Latina sino hasta el shock de modernización del nacionalismo económico
en todas las sociedades del planeta, el proceso de moderniza­ y el último, el de la globalización neoliberal. Esta larga histo­
ción tiene como primer resultado la escisión de la sociedad en ria de la modernidad realmente existente en México ha he­

238 239
cho que su efecto sobre la identidad social mexicana no sea mostración práctica de su superioridad, a los otros Méxicos,
solamente duplicador de la identidad sino al menos cuatripli­ con los que cohabita pero que le obstaculizan la realización
cador de la misma. de sus planes. ,
En efecto, aproximándose con mayor sutileza y diferencia­ El "México profundo" no sólo es el México minoritario de
ción al tema de la "doble personalidad" de la sociedad mexi­ los muchos pueblos indígenas que sobreviven en el territorio
cana actual, puede descubrirse que. no se trata solamente de mexicano y que mantienen una tenue relación con la socie­
"dos Méxicos" que estén en conflicto entre sí dentro del mis­ dad civil, sin alcanzar un lugar dentro de ella. Es también el
mo México: el de la modernidad y el de la anti-modernidad, "México 'guadalupano" o profundamente católico que domi­
el progresista y el retardatario, sino en verdad de un caso de na todavía en amplios sectores de la sociedad civil. Aparente­
"personalidad múltiple", de cuatro Méxicos enfrentados entre mente aislado, el México indígena, con la autosuficiencia de
sí dentro de México: el México de la modernidad y el México su técnica mágica, gravita desde afuera pero con una fuerza
de tres tipos diferentes de anti-modernidad: primero, el "Mé­ innegable sobre los estratos más bajos de la sociedad civil. Es
xico profundo" o de la antimodemidad civilizatoria; segundo, el un México al que el progreso de la tecnificación capitaI~ta de
México barroco o de la antimodernidad anti-realista, y terce­ la vida le tiene los días contados: su multiplicidad de lenguas
ro, el México contestatario o de la antimodernidad anticapi­ y de sistemas de usos y costumbres no es integrable en la ar­
~~ta. . quitectura totalizadora y uniformizadora de la modernidad
El México de la modernidad establecida o·modernidad ca­ capi~ista; Un México que atenta contra la modernidad esta­
pi~~ta -que a 10 largo del siglo XX fue convirtiéndose en blecida con su simple presencia, el México guadalupano es el
modernidad capi~~ta "americana"- es aquel país en cuya México de recambio que se revi~iza y alimenta con todos los
construcción se empeña desde hace veinticinco años lasocie­ momentos y todas las "zonas de fracaso" del México moderno,
dad civil dominada por sus miembros económicamente más que no son propiamente escasas; su confianza en las fuerzas
poderosos y "dinámicos". Es un México post-nacIonalista que sobrenaturales del panteón cr~tiano es uno de los obstáculos
se cree capaz de conquistar un lugar ventajoso en la globali­ más serios contra los que tiene que combatir esa modernidad.
zadón económica capi~istasi sólo se atiene a las exigencias El México barroco es una entidad de orden. puramente ético
de la política económica neoliberal,abre sus medios de pro­ que no decanta necesariamente en sistema de usos y cos­
ducción a los monopolios transnacionales y limpia y endereza tumbres y que consiste en una peculiar estrategia de compor­
el edificio institucional de la república después de los estragos tamiento a la que la población
.
mexicana y deI otras regiones
de la corrupción y los abusos que lo volvieron irreconocible al latinoamericanas ha recurrido y recurre con una frecuencia
terminar los setenta años de un régimen político cuasi mono­ abrumadora. Una estrategia dirigida a sustituir la entrega sin­
partid~ta y cuasi despótico. (Régiinen cuya legitimidad viene cera a la moral exigida por el "espíritu del capitalismo~ con
de que su ins~ación vino a rescatar al país de la ingoberna­ una teatralización de la misma capaz de invertir imaginaria­
bilidad y del "vacío de Estado" en que se encontraba después mente el sentido sacrificial de la actividad productiva, sentido
del levantamiento de las huestes de Villa y Zapata a comien­ exigido por esa moral, haciendo de él un ~entido gozoso o dis­
zos del siglo XX.) Es un México :yeno ya a los usos y costumbres frutativo. Se trata de un México que subyace bajo el México de
tradicionales y populares, y. abierto a la· transformación de los la modernidad establecida, saboteándolo y minándolo siste­
~os en el sentido del American way o/lije. Un México segu­ máticamente, haciendo burla del "real~mo" que lleva a ese
ro de su capacidad de someter por las buenas, es decir, por de­ México moderno a confundir el éxito cuantitativo del capita­

240 241
lismo con una plenirud cualitativa que el capitalismo está im­ caso cuyo tratamiento teórico es un reto del más alto grado de
pedido de alcanzar. dificultad. El caso del PRI. En él como entidad política que do­
Finalmente, el México contestatario o de la antimoderni­ minó en un largo periodo del siglo XX mexicano podemos
dad anticapitalista es el México compuesto por todos aquellos distinguir la presencia del México de la modernización ca­
mexicanos que perciben que no son los defectos de la vida pitalista que pretende afirmarse como Estado en torno a la
moderna los que vuelven invivible la vida, sino esa misma vi­ voluntad de acumulación de capital de la sociedad civil. Pero
da moderna en el modp en que se lleva a cabo, y que ofrecen advertimos también un correctivo romántico nacionalista, lo
resistencia o se rebelan, sea en lo privado o en lo público, a mismo liberal que guadalupano, a ese primer México que, con
ese modo de vida. Es un México de presencia a veces difusa e tal de modernizarse estaría dispuesto a perder su identidad tra­
imperceptible y a ve<;es concentrada y amenazadora. Un Mé­ dicional. Localizamos además al México barroco, que se resiste
xico que es antimoderno porque la modernidad realmente yjuega hasta el grado de la corrupción con el disciplinamiento
existente es una modernidad capitalista, pero que es pro-mo­ de la vida exigido por la modernidad. Y reconocemos final­
derno porque lo que pretende tendencialmente es liberar a la mente al México revolucionario que proyecta reconstruirse
modernidad del destino capitalista que se ~e ha impuesto has­ en términos socialistas. Pero de distinguir esta múltiple presen­
ta ahora. cia en la entidad política PRI a encontrar el modo en que ella
Como es comprensible, existe la tendencia de cada uno de se articula internamente en las distintas instancias sociales y
estos distintos Méxicos a ubicarse en determinados estratos políticas a lo largo de los muchos y distintos decenios de su vi­
del proceso de trabajo y en determinadas regiones del terri­ da y su sobrevida hay una distancia muy grande. Cubrirla es
torio que le son más favorables. Dicho rápidamente y con un una tarea aún pendiente.
esquematismo y una generalización abusivos: el "México mo­ Termino aquí mi ponencia en este coloquio y espero que
derno" prefiere ubicarse en el mundo de los negocios y los tanta diferenciación y tanta clasificación como hay en ella no
servicios de comunicación, y en el norte del país; el "México contribuya a oscurecer el tema de la modernidad y la antimo­
profundo" en la agriculrura tradicional, yen los estados del dernid~d en México, si~o por el contrario a aclararlo.
sur; el México barroco en las funciones "políticas", burocráti­
cas e intelectuales, y en la región central, siendo el México [Ponencia presentada en el coloquio "Modernidad y anti-modernidad en
contestatario el único al que se le puede encontrar en cual­ México", organizado por el seminario "La modernidad: versiones y dimen­
quiera de las actividades y en todo el territorio nacional. siones", Universidad Nacional Autónoma de México, 25 y 26 de agosto de
2008.]
Sin embargo, mucho más interesante que esta tendencia de
los varios Méxicos a dispersarse es la necesidad contraria, más
potente que ella, de reunirse en una misma actividad y en un
mismo lugar. Lo que prevalece en verdad en México es una
convivencia forzada entre los cuatro Méxicos, que los lleva a
interactuar los unos c'on los otros y a entrar en combinacio­
nes muy peculiares entre sí. Tratar de distinguirlos, aislarlos
descriptivamente y ponderar las funciones cambiantes que ad­
quieren dentro del conjunto se vuelve por ello una tarea ex­
tremadamente dificil de realizar. Baste con mencionar un

242 243
I
,1
!
Ensayo y testimonio en Biblioteca Era

f
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La divina pareja. Historia y mito en Octavío paz
Una muerte sencilla, justa, eterna
Carlos Antonio Aguirre Rojas
'¡ Critica del sistema-mundo capitalista. Entrevista a Immanuel
" Wallerstein
Arturo Anguiano
El ocasO interminable. Po/(tica y sociedad en el México de los
cambios rotos
Robert Antelme
La especie humana
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En la tierra mágica del peyote
Les hongos alucinantes .
Les indios de México [5 tomos]
Les indios de México. Antolog(a
Les primeros mexicanos
Les demonios en el convento (Sexo y religión en la Nueva Espafla)
El peso de la nache (Nueva España de la edad de plata a la edad
de fuego)
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Laforma de un bolsillo
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Laficción de la memoria. Juan Rulfo ante la crftica (comp.)
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El poeta, el marqués y el asesino
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Pedro Castro

Álvaro Obregón. Fuego y cenizas de la Revolución Mexicana


Will H. Corral (comp.) .
Refracción. Augusto Monterrosq ante la critica
Giles Deleuze y Félix Guattari .
Kaj/ca. Por una literatura menor
Christopher Domínguez Michael
Fotocomposición: AIfavit

TIros en el concierto
Impn:sión: Litográfica Ingmmex SAo de C,V.
Wda de Fray Servando
Centeno 162-1. Col. Granjas Esmeralda
Bolívar Echeverría
09810 México, D.F.
La modernidad de lo barroco
25-XI-2010
Vuelta de siglo Héctor Manjarrez
La mirada del ángel. En torno a las Tesis sobre la historia de Walter El camino de los sentimientos
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Modernidad y blanquitud
Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana
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Tratado de historia de las religiones John Kenneth Turner. Periodista de México
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Revolución y exilio en la historia de México. Homenaje a Friedrich Katz Días de guardar
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La revolución interrumpida
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Cuadernos de la cárcel [6 tomos] El arte de la ironía. Carlos Monsiváis ante la critica (comp.)
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Sueñan las piedras. Alzamiento ocurrido en la ciudad de México, 14, Autobiografía
15 Y16 de septiembre de 1847 Cartas a Margarita
Héctor Guillén Romo Octavio paz
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1"" ­
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