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POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 147

del siglo XVIII. El diagrama muestra también lo estrechos que eran los
lazos existentes entre los cambios demográficos, económicos y socio-
lógicos durante ese período.
Dado que todas las relaciones del diagrama son positivas no ha
lugar colocar, como la figura 4.1, signos «más» o «menos» en las fle-
chas que señalan las conexiones. La única distinción que se hace es
entre relaciones recíprocas (señaladas con dos flechas, una en cada
5. LA POBLACION dirección) y aquellas otras que se dan en una sola dirección. Así por
y LA REVOLUCION INDUSTRIAL ejemplo, el crecimiento de Londres promovió mejoras en los medios 1
de transporte (estimulando en gran medida el desarrollo de la nave-
gación costera) y a su vez dichas mejoras facilitaron el ulterior creci· \,'
Sería difícil exagerar la importancia de la revolución industrial en miento de la ciudad. De ahí las flechas que entran y salen de la ca-
la historia demográfica. A su amparo se produjeron cambios fundamen- silla 5. Pero aun cuando las mejoras en los transportes (casilla 5) es-'··
tales en la conducta demográfica, en la distribución de la población, en timularon el cambio agrícola (casilla 2) al aumentar el tamaño del
la estructura ocupacional, en el volumen relativo de las poblaciones mercado al que cada campesino podía acudir, no hay, en este caso,¿,
rurales y urbanas, y en las fuentes disponibles para el estudio de la flecha indicadora de reciprocidad. A veces, la ausencia de flecha in-
población. Dichos cambios fueron tan radicales que los viejos sistemas dicadora en aquellos casos en que se indica una conexión en un sólo
de análisis resultan a veces inaplicables: El vino nuevo puede hacer sentido, puede parecer arbitraria pero no es que implique una falta
estallar las viejas botellas. Sin embargo, y puesto que los principales total de cualquier efecto recíproco, sino tan solo que éste es de im-
cambios originados por la revolución industrial se han visto reflejados portancia mucho menor que la relación indicada. 'En este modelo se
en la cambiante demografía de las sociedades industriales, la demogra- dan siempre, por supuesto, relaciones recíprocas indirectas a través
fía histórica constituye un modo adecuado de penetrar en el estudio de caminos más largos.
de muchos aspectos de esa extraordinaria serie de cambios interrela- Este modelo trata de representar algunos resultados de un hecho
cionados que denominamos revolución industrial. demográfico masivo: el gigantesco crecimiento de Londres durante
los siglos XVII y XVIII. En 1650 era ésta ya una ciudad de 350.000
habitantes, aproximadamente y, a pesar de las inmensas pérdidas hu-
, 1, CARACTERÍSTICAS DE LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL manas debidas a la peste de 1655 y a la interrupción.que en su desa-
rrollo supuso el gran incendio acaecido al año siguiente, hacia el
Hemos visto que la retroacción negativa entre ciertas variables año 1700 era una de las mayores ciudades de Europa con una pobla-
económicas y demográficas era un rasgo distintivo de todas las socie- ción de casi 550.000 habitantes. Hacia 1800 esta cifra era de 900.000
dades preindustriales, aquejadas, por definición, de una incapacidad to- y Londres era doble que París, su más cercana competidora. Ya en
tal para engendrar un crecimiento sostenido de la renta real per capita. 1650 el 7 por 100 de la población inglesa, más o menos, vivía en
Durante la revolución industrial la tónica de esas relaciones varió, Londres: cien años más tarde esta cifra era del 11 por 100 (en esta
viéndose esas interrelaciones negativas sustituidas por otras positivas última fecha París representaba el 2 por 100, aproximadamente, de
en algunos sectores importantes del entramado total. Como ejemplo la población total francesa). Algunas ciudades del mundo clásico, aun
de retroacción positiva dentro de un sector de dicho entramado, con- siendo mucho más pequeñas, tuvieron un efecto nocivo sobre las
sideremos el modelo de la figura 5.1 que nos muestra el efecto del economías locales, pudiendo con razón ser tachadas de parásitos. En
rápido crecimiento de Londres sobre la economía y la sociedad inglesa el caso de Londres, sin embargo, su crecimiento benefició mucho a la
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nes descritas en el modelo, ya que aquí tan sólo se pretende ilustrar


REVOLUCiÓN INDUSTRIAL
I la naturaleza de una situación de retroacción positiva. En consecuen-
cia, únicamente se describirán en detalle algunos aspectos del modelo.
t t
3
Cabe encontrar un excelente ejemplo de retroacción positiva -si-
tuación de tan alta importancia estratégica para la revolución indus-
Cambios

4 ¡.~
1
Mercado
nacional
en al abas-
tecimiento
de materias
primas
trial en Inglaterra- en el efecto del crecimiento de Londres sobre
la agricultura inglesa. A medida que creda, Londres precisaba una
cantidad cada vez mayor de alimentos. Esto produjo cambios revo-
'"
Mejores 2 lucionarios en las prácticas agrícolas, al principio solamente en un
medios Cambio
comer- agrícola 1-1-- radio limitado en torno a la ciudad, y luego, a principios del si-
ciales glo XVIII, en una gran parte de Inglaterra. A medida que aumentaba
el número de campesinos que se veían afectados por la demanda del
mercado, los métodos agrícolas tradicionales empezaron a desaparecer,
9 5 se sembraron nuevas cosechas, se acentuó el proceso de cercar los
Nuevas
8
formas de
«Racional» Mejores campos y se obtuvieron más alimentos a precios más baratos (y ali·
no «tradi- transpor- mentas más baratos significaban salarios reales más altos; de ahí la
movilidad I+- cional» tes
social 6 flecha a la casilla 6). Para asegurar y ampliar los aprovisionamientos,
'Ingresos -
t reales
los comerciantes ingleses de carne, fruta, aves, etc., se fueron intere-
sando cada vez más en las condiciones de producción e insuflaron ca-/
10
más altos
.- pital y experiencia comercial a las unidades de producción. El proce:'
Nuevos ti-
pos de so, en conjunto, estimuló fuertemente la transformación de la agricul-
consumo tura inglesa, al tiempo que aseguró a Londres el abastecimiento de ali.
7
Condi- mentas baratos. Cada paso de este proceso hada más fácil el siguiente.
ciones de- El conjunto de las casillas 8, 9 Y 10 del diagrama refleja cambios
mográficas
adecuadas sociales estrechamente relacionados. Romper con las actitudes «tra·
dicionales» y adoptar actitudes y valores «racionales», significa poner
mayor énfasis en el triunfo personal que en las situaciones heredadas.
Por otra parte dejar de aceptar los modos de conducta establecidos
CRECIMIENTO DE LONDRES
I y que eran seguidos sin replicar simplemente porque existían desde
hace mucho tiempo; reemplazar la costumbre por el contrato y sobre
FIGURA 5.1 todo considerar los asuntos económicos más como motivo de cálculo
y flexible ajuste a las circunstancias cambiantes que como campo para
Crecimiento de Londres y la revoluci6n industrial en Inglaterra el ejercicio de derechos establecidos y el cumplimiento de obligacio-
nes tradicionales, todo ello suponía el auge de nuevos grupos sociales
economía y dio un empuje importante a la transformación general de que no suscribían los valores de las élites de la sociedad tradicional.
la sociedad inglesa.! La capacidad y el talento ya no se desplazan según los canales socia-
No constituye este capítulo un examen completo de las relacio- les establecidos de antiguo, sino que pueden ser absorbidos por aque-
llos grupos, cuyas actividades hacen cambiar a la sociedad. Las actitu-
1. Wrigley, 1967. des «racionales» conducen asimismo a nuevos hábitos de consumo,
150 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 151

emulando las clases inferiores a las superiores, al no estar ya supedi- Todas las relaciones puestas de relieve en las casillas numeradas,
tadas a la costumbre o a las leyes suntuarias. La era del consumo en contribuyeron de forma directa o indirecta a producir en Inglaterra
masa está ya a la vuelta de la esquina (y las nuevas necesidades crean la revolución industrial (en realidad eran parte importante de la revo-
nuevos puestos de trabajo; de ahí la flecha entre las casillas 10 y 6). lución industrial), intensificándose a medida que progresaba dicha
No es preciso insistir en que el crecimiento de Londres facilitó y revolución. De aquí la siguiente serie de flechas que conectan las
fue al mismo tiempo facilitado por la mejora en los servicios comer- casillas numeradas con la casilla grande situada en la parte superior
"" ciales y en los transportes y el desarrollo de un mercado general na- del diagrama. El modelo representa, por supuesto, tan sólo una frac-
cional (casillas 1, 4 y 5). Tampoco son de extrañar las relaciones ción del total complejo de cambios que se estaban produciendo en-
puestas de relieve en la casilla 3 (cambios en las fuentes de materias tonces. En otros sectores del fenómeno total se presentaron obstácu-
primas) dado lo escrito anteriormente (véase pp. 60-62). El crecimien- los mucho más difíciles de superar (o, por decirlo de otra forma, la
to de Londres tuvo mucho que ver con el desarrollo, en Inglaterra, retroacción negativa era más evidente).
de la industria minera (una sexta parte, aproximadamente, de las Aunque el papel desempeñado por Londres en la promoción de
extracciones totales de carbón del reino era embarcada rumbo a Lon- la revolución industrial fue, a la vez, interesante e importante, no
dres desde las minas de Tyne y Wear en el siglo XVIII, y este tráfico era esta la razón principal para incluir en este capítulo al modelo
empleaba a la mitad de la flota del país). Tantas cosas eran las que expuesto en la figura 5.1. Dicho modelo ha sido presentado porque
se hallaban supeditadas al crecimiento de la industria carbonera que proporciona un ejemplo de una serie de relaciones que pueden ayu-
este estímulo resultó importante. Asimismo, de no haber contado dar a una sociedad a salvar las limitaciones características de la vida
con carbón en cantidad para sustituir a la madera, bs gastos tanto preindustrial, y porque ilustra muy bien las relaciones, típicamente
de los hogares domésticos como de muchas de las industrias de la estrechas, entre los elementos demográficos, sociológicos y económi-
capital hubieran aumentado y quizá les hubieran impedido continuar cos en el proceso de cambio. Pero esto, aun cuando pueda aclarar
manteniéndose. lo que fue la revolución industrial, nos dice poco acerca de los ca-
Finalmente, la casilla 7 -condiciones demográficas adecuadas- racterísticos cambios demográficos que tuvieron lugar en los países
A señala una situación en la que la población, cuando la renta real que la sufrieron. Y de esto es de lo que vamos ahora a ocuparnos.
, aumenta, no crece con igual rapidez como decrece cuando se invierte
la tendencia (situación de retroacción negativa típica de la mayoría
de las sociedades preindustriales). Esto podía ocurrir porque la fe- CAMBIOS DEMOGRÁFICOS DE INGLATERRA
cundidad fuera baja y las cifras totales creciesen poco o nada cuando
la renta real ascendía; pero podía asimismo deberse a la existencia Con frecuencia se subraya la importancia de la historia demográfi-
de zonas con tasas de mortalidad excepcionalmente altas donde un ca inglesa de cara a la revolución industrial en dicho país, aconte-
superávit de entierros venía a contrapesar a aquellas otras zonas don- cimiento este que tiene un especial interés en Inglaterra, pues fue
de se producían más nacimientos que defunciones. precisamente donde se produjo por primera vez. Hay quien sostiene,
Londres era una ciudad extremadamente insalubre a principios por ejemplo, que el auge demográfico que se registra en Inglaterra a
del siglo XVIII, por lo cual precisaba de una inmigración neta anual partir del año 1750, más o menos, fue debido a los cambios econó-
de 8.000 a 10.000 personas para contrapesar el superávit de entie- micos ocasionados por los primeros pasos de la revolución industrial,
rros y poder así seguir creciendo. Su crecimiento continuado sirvió pero también hay quien piensa que el crecimiento comenzó antes de
de freno al crecimiento de la población inglesa en conjunto, con lo que la revolución industrial empezara a ponerse en marcha. Unos
cual evitó la aparición de un ciclo «malthusiano» de acontecimientos. consideran, que dado que el crecimiento demográfico fue lento hasta
La casilla 7, así como la 10, está conectada, por tanto, a la casilla 6 fechas tardías; se produjo una fuerte escasez de mano de obra que
(salarios reales más altos) en el modelo. estimuló la creación de máquinas que realizasen operaciones anterior-
152 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 153

mente manuales. Otros piensan que la presión demográfica fue cau- El rápido crecimiento demográfico en zonas rurales de agricul-
sa principal de la creciente demanda de viviendas durante ese perío- tura tradicional, se prolongó durante el siglo XIX. Entre 1816 y 1849
/.00 y que fue esto lo que, al estimular la construcción, contribuyó la población de Pomerania, por ejemplo, creció más rápidamente que
./ en gran medida a estimular el crecimiento económico. el total combinado de Arnsberg y Düsseldorf (que incluye el Ruhr),
Si hay algo claro en la maraña de relaciones entre los cambios como nos indica la tabla 5.2. Tan sólo en el último período com-
demográficos, económicos y sociales acaecidos durante la revolución prendido en la tabla -1849/1855-, cuando el crecimiento indus-
industrial inglesa, es que resulta imposible sostener una concepción trial en y en torno a los yacimientos carboníferos del Ruhr había al-
simplista de las mismas. Su característica complejidad se hace evi-
dente si tenemos presente la historia de otros países durante ese pe· TABLA 5.1
ríodo y si recordamos la diversidad de casos en la propia Inglaterra.
Dos consideraciones nos ayudarán a ilustrar este punto. Crecimiento demográfico en la Europa del siglo XVIII (en millares)
En primer lugar hay quien ha dado por supuesto, con excesiva
facilidad, que las tasas de crecimiento demográfico en la Inglaterra Inglaterra Prusia
del siglo XVIII eran, en cierta medida, excepcionales. Resulta implí- y Gales Francia Italia Suecia Württemberg Oriental
cito en mucho de lo que ha sido escrito al respecto que el lentísimo 1700 5.826a 19.000 11500 340 400
crecimiento de la población inglesa durante la primera mitad de di- 1720 1.450
cho siglo era normal en la Europa de su tiempo, y que la aceleración 1740 20.000 472
que tuvo lugar durante la segunda mitad no se produjo de modo 1750 6.140b 1.740e
paralelo en los restantes países. La tabla 5.1 muestra, sin embargo, 1800 9.156c 25.000 d 18.000 2.347 660 931
lo desacertado de tal suposición. En algunos países europeos el cre-
cimiento demográfico durante el siglo XVIII fue muy rápido si te- Pomerania Silesia Austria Bohemia HU:lgría
nemos en cuenta las pautas generales de las sociedades preindustria- 1700 120 1.000
les, y, a menudo, la mayor rapldez se daba precisamente en las zonas 1720
más alejadas de aquellas donde se producía un cambio económico rá- 1740 309 1.100
pido. En muchas partes de Europa se daban tasas de crecimiento tan 1750 1.360' 1.940 3.000'
2.000! '
altas como las de Inglaterra y, asimismo, en muchos países se produjo 1800 500 1.888d 2.922 d 8500d
una aceleración de la tasa de crecimiento hacia la mitad del siglo. Si - - - . --------~~-._~------------
Tasas porcentuales de crecimiento anual
comparamos estos datos con los de la tabla 5.12 veremos que con-
trariamente a lo que suele suponerse, las tasas de crecimento, no Inglaterra 1701-1801 =
0,45 Prusia Oriental 1700-1800 = 0,84
cambiaron mucho durante el siglo XIX. Inglaterra, sin embargo, se y Gales 1751-1801 =
0,80
destac6 del resto claramente durante la primera mitad del siglo XIX, Francia 1700-1789 =
0,31 Pomerania 1740-1800 = 0,80
período en que la revolución hacía sentir de modo pleno su im- 1740-1789 = 0,45 Silesia 1740-1804 = 0,94
pacto en el país, y en que no había afectado aún, al menos en Italia 1700-1800 = 0,45 Austria 1754-1789 = 0,94
grado comparable, a la mayoría de los demás países. Quizá quepa Suecia 1749-1800 =
0,59 Bohemia 1754-1789 = 1,18
Württemberg 1740-1800 = 0,56 Hungría 1754-1789 = 3,01
rectificar una o dos de las cifras de la tabla 5.1. La tasa de creci-
miento demográfico de Hungría, en el período 1754-1789, en parti-
cular, es sospechosamente alta, pero con todo y a la vista de esta NOTA: a =
1701; b =
1751; e =
1801; d 1789; e =
1749; f =
1804; =
g = 1754.
tabla, no cabe dudar de la estrecha similitud de las tendencias re- FUENTESl- Reinhard y Armengaud, 1961, pp. 166, 173, 175, 179 Y 200;
gistradas en Inglaterra y en el continente. Deane y Cole, 1962, p. 6, tabla 2.
154 HISTORIA Y POBLACIÓN
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 155

TABLA 5.2

Crecimiento demográfico en dos zonas alemanas en la primera mitad


del siglo XVI (población en millares: tasas porcentuales o
de crecimiento por año) - km - 250

Prov. Pomerania Reg.-Bez. Arnsberg


y Düsseldorf
Año Población Porcentaje Población Porcentaje

1816 683 968


• Berlín
1822 801 2,69 1.037 1,16
1831 912 1,45 1.173 1,3&
1840 1.056 1,64 1.340 1,49 .'
1849 1.198 1,41 1.489 1,18 ..........
1855 1.289 1,23 1.639 1,61 ..

Statistik des Deutschen Reichs, Erste Reihe, XXXVII (julio),


. . ? }.,.::
FUENTE: .... ; .... -
Obersicht 1 «Bevolkerung der Deutschen Staaten und ihrer grosseren Verwal-
"
I
1,
tungsbezirk; in der Begrenzung zur Zeit der jedesmaligen Volksziihlung seit
1816».

MAPA 3
canzado ya su pleno ritmo, logra el crecimiento de la zon~ occidental
Pomerania, Arnsberg y Düsseldorf
-económicamente más diversmcada- superar al de la orIental-pu-
ramente agrícola-o Entre 1816 y 1849 la población aumentó en un La frontera de Alemania es la de 1914.
75 por 100 en la zona oriental, en un 54 por lO?, tan sól~, ~n la
occidental. Sin la válvula de seguridad que supoma el mOVImIento
de la población, internamente hacia las grandes ciudades burocráti-
ruega, por ejemplo, la tasa de creCImIento alcanzó a prinCIpIos de
cas y comerciales de la cuenca carbonera del Ruhr, y externamente,
siglo una cifra tope que, en gran parte, se mantuvo luego. Las tasas
hacia las zonas de colonización de América del Norte y del Sur y de
durante el siglo XIX fueron casi dobles de las que se dieron en el
Australia los problemas demográficos de aquellos sectores de Ale-
mania en' los que la población rural se multiplicaba tan rápidament~
siglo XVIII, período a su vez, de rápido crecimiento. Hasta la dé-

¡
cada 1860 no se produjo en Noruega ningún cambio importante en
durante los siglos XVIII y XIX hubieran sido ciertamente graves y qUI-
la estructura ocupacional tradicional, y, pese a haberse producido
zá hubiera resultado inevitable un reajuste de severidad «irlandesa»
importantes adelantos en la productividad de la tierra dentro aún del
(véase el mapa 3).
esquema tradicional (de modo particular con la introducción de la
Pero Alemania no constituía una excepción dentro de la tenden-
patata), aquí también hubiera sido inevitable una crisis a no ser por
cia normal: otras zonas de Europa sin industria moderna presentan
el rápido crecimiento de la industria maderera noruega y el intenso
una tasa de crecimiento demográfico que puede, sin exageración, ser éxodo de noruegos hacia Estados Unidos.
calificada de febril en comparación con las pautas anteriores. En No-
La segunda consideración que nos ayudará a subrayar la diversi-
156 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 157

mente grande como para afectar a los conjuntos nacionales, se pro-


TABLA 5.3 dujo mucho más tarde que los primeros cambios locales. Sin embar-
go, en un, análisis a escala local, son igualmente difíciles de encon-
Crecimiento demográfico en Noruega 1735-1865 (población en millares; trar relaciones simples entre los cambios económicos y demográficos.
tasas porcentuales de crecimiento por año)
Quizá quepa atribuir la súbita alteración del equilibrio entre bautismos
y entierros en, pongamos por caso, Worcestershire o Lancashire, a
Año Población Porcentaje
la evolución que se estaba produciendo en las economías locales. Pero
1735. 616 es más difícil hacer esto mismo en una parroquia como Hartland don-
1745. 622 0,09 de el cambio fue tan profundo y temprano (empezó hacia 1750) como
1755. 671 0,76 en muchas otras zonas industriales. Hartland estaba alejada de los
1765. 720 0,71 pequeños centros donde se daba el nuevo crecimiento industrial. Su
1775. 741 0,29 base económica no empezó a cambiar sino muchos años después de
1785. 790 0,64 la súbita aparición de un superávit sustancial de bautismos. Tampoco
1795. 843 0,65 se produjo en la zona ningún cambio revolucionario en los medios
1805. 893 0,58
0,13
de transporte al que pudiera achacarse la acción a distancia de las
1815. 905
1.042 1,41 nuevas fuerzas de desarrollo industrial. Hubo muchos casos como d
1825.
1835. 1.187 1,31 de Hartland, y este hecho hace, a su vez, más difícil de aceptar la
1845. 1.319 1,06 opinión de que el naciente desarrollo industrial provocó cambios de-
1855. 1.480 1,16 mográficos incluso en zonas cercanas a los nuevos centros industria-
1865. 1.702 1,40 les. Pero es preciso indagar más acerca de estos cambios mismos en
la natalidad y mortalidad antes de intentar integrflrlos en modelos de
FUENTE: Drake, 1965, p. 108, tabla 2, y p. 130, tabla 1. cambio demográfico durante la revolución industrial.

dad de los cambios demográficos en tiempos de la revolución indus- LA DEMANDA DE MANO DE OBRA Y EL CAMBIO DEMOGRÁFICO
trial es, en cierto sentido, una prolongaCión de la primera. Resulta
esencial reconocer que en las primeras décadas de la revolución in- Pero antes de entrar en una descripción más detallada de los
dustrial, en Inglaterra yen otros países, los cambios económicos cons- cambios en la mortalidad y fecundidad que tuvieron lugar durante
tituyeron fenómenos puramente locales o, todo 10 más, regionales. -e inmediatamente después de- la revolución industrial, resulta
Las estructuras ocupacionales y los modos de vida fueron revolucio- conveniente detenerse brevemente en la consideración de una pauta
nados, al principio, tan sólo en pequeñas zonas. Con el tiempo, la cuya existencia e importancia suele aducirse a la hora de explicar el
totalidad de cada país acabó entrando en el proceso, pero la levadura crecimiento demográfico acelerado. Se trata de la idea de que con
tardó varias décadas en afectar a todo el plan, pues los cambios de- el desarrollo económico crece también la demanda de mano de obra
mográficos locales fueron, a menudo, resultado de situaciones exclu- lo cual causa un alza en la fecundidad que da origen, a su vez, a la
sivamente locales. Considerar solamente conjuntos nacionales puede obra adicional requerida (produciendo así la demanda su propia ofer-
llevar, por tanto, a grandes errores. La cronología del cambio vino ta). A este respecto han sido propuestas varias explicaciones, pero
a ser asimismo local. En la historia demográfica el cambio rápido sur- todas presentan dificultades de interpretación. Una vez más el nú-
gió de forma muy variable según las zonas -como ocurrió en l~ his- mero de variables a considerar es ingente, así como la complejidad
toria del cambio industrial-, y su desarrollo en escala 10 sufiClente- del acontecer histórico.
158 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 159
Como quiera que la nueva demanda era de mano de obra adulta,
traduciéndose en un alza de los salarios de los obreros en las nuevas TABLA 5.4
zonas industriales, cabría esperar que esto tendiese a rebajar la edad
en que los hombres contraían matrimonio. La separación temporal Proporción de muieres casadas en Alemania en 1880
entre cada generación es demasiado grande, por supuesto, para que (para una población total femenina de 1.000)
una mayor demanda de mano de obra pueda ser completamente sa-
tisfecha, a corto plazo, mediante un aumento de la fecundidad. Los Grupos de edad 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44
recién nacidos han de esperar casi veinte años para poder sumarse Arnsberg 22 373 781 900 922 924
a la mano de obra adulta. Pero un acusado descenso en la edad me- Pomerania. 15 258 643 822 879 904
dia de los hombres al casarse, si va acompañado de una reducción Berlín 16 224 571 765 836 862
similar en la edad de sus esposas, puede originar, siempre y cuando
los demás factores no sufran cambios, un aumento en la fecundidad FUENTE: Wrigley, 1961, p. 144, tabla 40.
y dar origen a una aceleración del crecimiento demográfico. Y existen
pruebas de que la edad media femenina al contraer matrimonio era
efectivamente baja en las zonas en que la demanda de mano de obra cedía la emigración masculina (dado que aquí el equilibrio entre los
masculina era alta. En las zonas carboneras, por ejemplo, solía ser sexos quedaba roto, aunque en sentido opuesto), entonces el efecto
éste el caso, y especialmente en las cuencas carboneras industriales total de los cambios sobre la fecundidad de la población considerada
del Ruhr. La tabla 5.4 muestra que en Arnsberg, y en comparación en su conjunto sería muy ligero e incluso quizá más bien negativo
con otras zonas de Alemania con diferente estructura ocupacional, que positivo. Pero toda esta argumentación, desde los niveles de
las mujeres se casaban, en 1880, a edades muy tempranas (Arnsberg salarios hasta el matrimonio temprano, es demasiado. burda para ser
tenía una gran industria pesada y carbonera; Pomerania era, primor- aceptada sin una considerable ampliación. Era en realidad el ambien-
dialmente, una provincia agrícola; Berlín, la capital, era sobre todo te total en que los hombres y las mujeres vivían, más que el simple
un centro administrativo). nivel salarial o, incluso, que una combinación entre nivel salarial y
Estas estadísticas pueden, sin embargo, inducir a error salvo que expectativas de empleo, lo que influía sobre las decisiones al con-
se tenga también en cuenta la ratio entre hombres y mujeres inclui- traer matrimonios. Resulta significativo, por ejemplo, que tanto en
dos en los grupos de edad «casaderos». ~n las zonas en que se daba Francia como en Alemania las tasas de fecundidad marital y general
una fuerte demanda de mano de obra masculina adulta, se daba asi- fueran bastante bajas en las grandes ciudades burocráticas y comer·
mismo normalmente, a causa del efecto de la inmigración, un notorio ciales, en el siglo XIX, y bastante altas en las zonas industriales; sin
superávit de hombres jóvenes respecto de mujeres jóvenes, lo cual embargo, resultaría difícil sostener que en una de dichas zonas los
hacía a su vez que el porcentaje de estas últimas que se casaban ingresos personales fueran muy inferiores y en las restantes muy
pronto aumentara agudamente. Y esto podía ocurrir aun cuando la superiores a la media nacional.
edad de los hombres al contraer matrimonio variase poco. Tanto las Por supuesto, este razonamiento basado en la demanda de mano
tasas generales de fecundidad femenina como el tamaño de la familia de obra adulta no tiene su origen en los cambios de los niveles sa-
podían pues aumentar a causa de un desequilibrio de este tipo entre lariales, sino que se ve afectada también por el hecho de que muchos
el número de personas de cada sexo, sin que ello pruebe necesaria- hombres, en las nuevas zonas industriales, se veían liberados de las
mente que el efecto había sido exactamente lo que a primera vista restricciones inherentes al sistema de aprendizaje tradicional -que
parece. Si el aumento de matrimonios tempranos, entre las mujeres en el pasado retrasaba el matrimonio. Tampoco tenía ya que esperar
de dichas zonas) quedaba compensado por una disminución de las para casarse a heredar tierras. Además, en muchas de las nuevas
probabilidades de casarse las mujeres de las regiones de donde pro· ocupaciones (por ejemplo en la minería del carbón) el hombre al·
160 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 161

TABLA 55 TABLA 5.6


Tasas de fecundidad general }' marital en Francia y Prusia hacia 1880 Proporción de hombres casados en Alemania en 1880
(para una población total masculina de 1.000)
Francia (1880-1882) Prusia (1879-1881)
Fecund. Fecund. Fecund. Fecund. Grupos de edad 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44
general marital general marital
Prusia Oriental . 2 97 529 817 894 919
Zonas Hannover 2 73 439 733 850 894
industriales Norte 147 280 Arnsberg 204 351 Minden 2 85 487 770 874 903
Düsseldorf 181 358 Arnsberg . 1 91 486 763 861 893
Grandes Münster 1 42 302 608 765 824
ciudades Sena 99 150 Berlín 138 255 Düsseldorf 2 82 452 736 831 867
Hamburgo 146 271 Aquisgrán. 1 43 315 610 741 796
Francia 112 196 Prusia 168 314
FuENTE: Wrigley, 1961, pp. 143-145, tabla 40.
NOTA: Fecundidad general es el total de hijos nacidos por año a cada 1.000
mujeres entre 15-44 años. Fecundidad marital es el total de hijos legítimos na-
cidos por año a cada 1.000 mujeres casadas entre 15-44. hecho sugestivo dado que la ratio de los sexos suele tener normal-
FUENTE: Wrigley, 1961, p. 133, tabla 34, y p. 141, tabla 39. mente mucha menos influencia sobre la edad en que los hombres con-
traen matrimonio, que sobre aquella en que lo hacen las mujeres.
Existen buenas razones para creer que, en la Alemania de aquel tiem-
canzaba su máximo poder adquisitivo en la flor de su vida. No tenía po, el factor individual más importante fuera la confesión religiosa.
pues ya motivo para posponer su matrimonio. En las zonas protestantes (Prusia oriental, Hannover y en menor gra-
No hay duda que estas consideraciones son de peso y que, con- do Minden y Arnsberg) en conjunto se contraía matrimonio pronto;
juntamente, pueden explicar algunos de los cambios surgidos en los en las católicas (Münster, Aquisgrán y en menor grado DüsseIdorf)
usos matrimoniales y en la fecundidad durante la revolución' indus- tarde. Es cierto, por supuesto, que incluso en zonas donde la ten·
trial. Pero una vez más la historia demográfica alemana del siglo XIX dencia matrimonial global se vio relativamente poco afectada por la
nos pone de relieve los peligros inherentes a. toda generalización. La demanda de mano de obra y por los niveles salariales, las fluctuacio-
tabla 5.6 muestra que en 1880 había más hombres casados en los nes económicas tuvieron un gran efecto sobre los cambios a corto
pi
"
grupos de edad jóvenes en Prusia oriental -región alejada, rural y plazo. A corto plazo las tasas matrimoniales mostraron, por ejemplo,
nada próspera- que en las zonas agrícolas más ricas, situadas más una neta tendencia a variar en sentido inverso respecto del precio
al oeste, como Hannover o Münster, o, incluso, que en las nuevas zo- del pan.
nas industriales como Düsseldorf, Arnsberg o Aquisgrán (1a provincia Se ha sugerido a veces la existencia de otro vínculo entre el creci-
o Regierungsbezirk no constituye una medida muy exacta dado que miento industrial y la existencia de una alta fecundidad: y es que,
no es «pura» en cuanto a estructura ocupacional, pero esto empaña una gran demanda de mano de obra infantil aumentaba la fecundi-
tan sólo, sin borrarlas totalmente, las diferencias señaladas). Puede dad pues esa demanda proporcionaba a los padres un fuerte incen-
esto ser debido, en parte, a la existencia de un superávit muy gran- tivo para tener familias numerosas. Claro que esta afirmación no
de de mujeres en Prusia oriental, pero no por ello deja de ser un implica necesariamente un cambio en la edad de casarse, sino que
HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 163
162

supone simplemente una disminución del intervalo medio entre na.ci- Tres aspectos más deben ser tenidos en cuenta cuando existan prue·
mientas, la cual podía, por sí sola e independientemente de cual~uler bas claras de que el intervalo medio entre nacimientos decreció de
cambio en la edad de casarse, efevar considerablemente la fecundIdad. forma significativa en una población situada en una zona en proceso
Este razonamiento se basa en el hecho de que al desempeñar los ni- de industrialización. El primero ha sido apuntado ya, si bien referido
ños un empleo remunerado a edad muy temprana (en Inglaterra, a a un punto diferente: es peligroso conferir un significado especial a
principios del siglo XIX, las hilaturas de algodón empleaban frecuen- los cambios observados en una zona industrial si se producen cam·
temente a niños de 8 o 9 años, y a veces hasta de 5 o 6) los padres bias similares en otros tipos de zonas aproximadamente en la misma
podían esperar que contribuyeran a los ingresos familiares tras sólo época. Los intervalos medios entre nacimientos, por ejemplo, decre-
unos pocos años de dependencia. Pero esto implica a su vez que cieron de forma pronunciada en Colyton a finales del siglo XVIII y
previamente no se había dado este caso y que las aportaciones de principios del XIX, pese a encontrarse Colyton alejado de cualquiera
los hijos que trabajaban compensaban ampliamente, o por lo menos de las sedes de la revolución industrial inglesa. En segundo lugar, no
así lo creían, los continuos gastos hechos por los padres -en ropa debe dejarse de lado la posibilidad de que los cambios en las cos-
y alimentos-o tumbres traídos por la industrialización tengan un efecto directo so-
Ambas suposiciones requieren una más sólida fundamentación bre los intervalos entre nacimientos. Resulta imaginable, por ejemplo,
que la que han recibido en el pasado. En los tiempos preindustria- que la duración normal del periodo de lactancia fuera menor en la
les, un hijo podía también constituir un beneficio económico para la ciudad que en el campo. Esto seria probablemente cierto en el caso
familia en conjunto, aun cuando no recibiera pago en efectivo al- de las mujeres casadas que trabajaban -todo el día o parte del
guno por ello. Los hijos, desde tierna edad, podían ayudar al, p~dre mismo- fuera del hogar (en trabajos domésticos o en fábricas). Un
en el trabajo de la tierra o a la madre en los quehaceres domestIcas, destete temprano tendería así a reducir el intervalo entre cada em-
y los ingresos totales de la familia aumentaban en ambos supuestos, barazo. El tercer aspecto está relacionado con el segundo: existen al-
en algunos casos incluso en la misma medida en que lo hacían con gunas pruebas de que la mortalidad infantil aumentó en los distin-
el salario de los hijos que trabajaban en fábricas o minas. Los salarios tos países en vías de industrialización, alcanzando niveles muy altos
de los niños eran sólo, por supuesto, una fracción de los correspon- en ciertos casos. Este hecho tendería a reducir el intervalo entre cada
dientes a los adultos, especialmente en sus años más jóvenes y podía embarazo dado que la muerte temprana de un recién nacido suele
muy bien ocurrir que hasta alcanzar los 12 o 13 años no viniera un acortar (digamos en unos nueve meses por término medio) el inter-
niño a ganar mucho más de lo que su mantenimiento costaba a sus valo hasta el próximo nacimiento. Si para desarrollar este razonamien-
padres, por lo que hasta alcanzar esta edad seguirá siendo una carga to imaginamos una población en la que las condiciones de vida de
neta? No debemos olvidar que una familia numerosa suponía no sólo un suburbio pobre, en continuo crecimiento y superpoblado, aumen·
más altos gastos familiares semana tras semana sino también mayores tan las posibilidades de contagio para los niños pequeños, de ma-
dispendios en la casa misma y en su acondicionamiento (salvo que nera que la mortalidad infantil suba de 150 a 250 por cada 1.000 na-
se admita un corte en el nivel de vida, lo cual echa abajo la teoría cidos vivos, entonces tendremos que, sin ningún cambio en la fecun-
de que una familia numerosa suponia mayor prosperidad). Diez hijos didad «real», el intervalo medio entre cada nacimiento descenderá
requieren más camas y sábanas, más cubiertos y platos, más sillas, algo. En este caso si el intervalo medio normal entre cada nacimien-
más comida e, incluso, simplemente una casa mayor que cinco hijos, to era de treinta meses y pasa a ser, con la aparición de una alta
sise quiere mantener un mismo nivel de vida. Y algunos, por lo mortalidad en edades tempranas, de 21 meses, entonces el alza en
menos, de dichos gastos se producen antes de que empiecen a tener la mortalidad infantil causará un descenso en el intervalo medio
ingresos, lo cual no deja de tener importancia. de 28,7 a 27,8 meses. Un mayor acortamiento del período medio de
lactancia tendría un efecto considerablemente más importante.
2. Goode, 1963, pp. 51-52. Puesto que es evidente que no hay ningún modelo general de
164 HISTORIA Y POBLACIÓN
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
165
las relaciones entre los cambios demográficos y la revolución indus- 60
trial que pueda explicar los diferentes fenómenos, será de utilidad
examinar los cambios en la mortalidad y de fecundidad que acaecie- 50
ron, y ver así qué generalización cabe establecer al respecto.
40

30
MORTALIDAD
20
Resulta a la vez conveniente y lógico que al empezar a estudiar 10
los cambios demográficos a largo plazo que originó la revolución in-
dustrial nos ocripemos en primer lugar de la mortalidad. Los cambios
en la fecundidad solían ir precedidos de un descenso de la mortalidad, 1740 1750 1760 1770 1780 1790
resultando más fáciles de comprender si los ponemos en relación con
dicho descenso de las tasas de mortalidad. Los cambios revoluciona- 60
rios que tuvieron lugar presentan rasgos que merecen un examen más 50
detenido.
El primero de ellos es la casi total eliminación de las antiguas 40
crisis, tanto las originadas por malas cosechas como las debidas a
30
enfermedades epidémicas independientes de estas últimas. Se produ-
jeron, inevitablemente, algunas excepciones a esta regla, como las 20
grandes epidemias de cólera o como -quizá la más dramática de
todas- la época de hambre que, surgida en 1845, asoló Irlanda, de- 10
sastre éste cuya gravedad quedaba curiosamente resaltada por el he-
cho de que el país más cercano, Inglaterra, se hallaba entretanto en 1800 1810 1820 1830 1840 1850
vanguardia de la revolución industrial (la población irlandesa era,
en 1841, de 8.200.000 habitantes, quedando reducida esta cifra en FIGURA 5.2
el censo siguiente, realizado en 1851, a 6.514.000, o sea que se re-
gIstró un descenso de más del 20 por 100 debido a fallecimientos o Tasa bruta de mortalidad noruega 1740-1850 (para Una poblaci6n
emigración). Mucho más típico, sin embargo, resultaba el curso de total de 1.000)
los acontecimientos en Noruega, país en el que prácticamente desa- FUENTE: Drake, 1965, p. 36, tabla VII.
parecieron, a partir de 1815, las viejas fluctuaciones de las tasas bru-
tas de mortalidad. No volvieron allí a darse años como los de 1742,
~ico de las tasas de mortalidad de la Europa preindustrial
1773 y 1809. La figura 5.2 muestra que la nueva curva de mortali-
dad -en forma de meseta- no se sitúa, en esencia, por debajo del
Ju~to era que venían a ser, la mayoría de los años, notablem;:tec:~
ferlOres a las tasas de natalidad con 10 cual y fuera d 1 - d
nivel alcanzado por la tasa bruta de mortalidad en el siglo XVIII (no .". ·ód· ' , e os anos e
crISIS perl lcas, la población crecía con apreciable rapidez d 1
tomando en consideración los años de mala cosecha o de epidemia);
10 que ocurre es que ahora dicho nivel se mantiene firme, con ten- ~en. de un ~ ~ un 10 por 1.000 anual. En la mayoría de l~s eaí~:~
SI bl~n las ultImas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIi fue-
dencia, en todo caso, a bajar, en tanto que en la situación anterior la
-al Igual que en Noruega- la desaparición de las condiciones d
curva presenfaba altibajos mucho más numerosos. Rasgo caracterís- gráficas preindustriales venía indicada por la total eliminació:n:
166 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 167

aquellas súbitas alzas de la mortalidad que, en siglos anteriores, ha- la mortalidad en Noruega después de 1815 fue, posiblemente, debido
bían contenido a los totales de población dentro de unos ciertos lío en parte a esto. En muchas otras zonas -Irlanda, Alemania, Polo-
mites. El momento histórico en que esta vieja pauta quedaba abando- nia, etc.- la patata se convirtió rápidamente también en alimento
nada varió considerablemente de un país a otro. En muchas partes base. Se produjeron asimismo otros cambios en las formas de cultivo
de Francia, por ejemplo, empezó a desvanecerse rápidamente a media- que ayudaron mucho a aumentar la estabilidad de los recursos ali-
dos del siglo XVIII. menticios así como a mejorar la calidad de la dieta. El cultivo de
Las razones que explican la desaparición de esta vieja fluctuación rafees y del trébol permitió alimentar durante el invierno a mayor
son muy numerosas. Por un lado, resulta mucho menos probable que cantidad de ganado. La eliminación de los años de barbecho gracias
las malas cosechas originen una situación de gran escasez cuando las a una adecuada rotación de cosechas combinada con el empleo de
comunicaciones son buenas que cuando cada pequeña zona depende más abonos animales dio un doble empuje a la productividad agríco-
de forma fundamental de sus propios recursos. Esto pudo apreciarse la, puesto que esto no sólo aumentó de forma considerable la super-
con especial claridad en la India al construirse la red de ferrocarriles, ficie cultivable cada año sino que enriqueció asimismo al suelo, de
pese a no haberse producido por aquel entonces ninguna gran revolu- manera que los rendimientos por hectárea aumentaron. Un mejor sis-
ción en la productividad de la agricultura india, el ferrocarril hizo tema de riegos, una mejora de la raza del ganado ovino y del bovi-
posible, con mucha más eficacia, trasladar los excedentes de una re- no, nuevos tipos de maquinaria (sobre todo la sembradora), mejores
gión a cualquier otra zona que tuviera cosechas deficitarias, equili- condiciones de almacenamiento, etc., todo contribuyó a obtener me-
brándolas de ese modo, así como distribuir, llegado el caso, el gra- jores resultados, aun cuando hubo una amplia gama de variaciones
no importado del extranjero. La nivelación de las tasas europeas de regionales en cuanto a la rapidez con que eran adoptados estos nue-
mortalidad se produjo con anterioridad a la existencia del ferrocarril, vos procedimientos.
si bien las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX fue- Un segundo rasgo común a la evolución de la mortalidad en la
ron testigos de un notable progreso en los transportes, con una gran mayoría de los países de Europa occidental consiste en los cambios
mejora en los caminos, la construcción de canales, el desarrollo de la que tuvieron lugar en las tasas de mortalidad por edades específicas.
navegación fluvial y un gran auge de la oceánica. Además los obstácu- En todos los principales países occidentales en que tuvo lugar la
los al tráfico interno debidos a los propios hombres -tales como de- revolución industrial, las expectativas. de duración de la vida en el
rechos fluviales, derechos de entrada a las ciudades, derechos a pagar momento del nacimiento mejoraron, de forma lenta al principio pero
cada vez que se pasaba de un insignificante reino a otro- desapareo con creciente rapidez hacia finales del siglo XIX. Por regla general, las
cieron tras el paso de los ejércitos revolucionarios franceses o que- tasas de mortalidad decayeron mucho más entre los niños y adoles-
daron muy reducidos por las reformas administrativas. centes que entre los adultos. El descenso proporcional de las tasas
En algunas zonas se amplió mucho la base alimenticia de la po- de mortalidad tendía a decrecer de forma consistente con la edad
blación local con la introducción en ella de la patata. En las regio- hasta llegar a la edad madura, y en adelante existía poca diferencia
nes en que la patata crece libremente se produce una cantidad de entre los niveles que se obtenían a principios y a finales del siglo XIX,
alimentos mucho mayor que cualquier cultivo alternado de cereales. tal como nos 10 indica la figura 5.3. Existía, no obstante, una impor-
Puede además cultivarse en los territorios más húmedos y fríos, en tante excepción a la regla de que donde más habían dismihuido las
los que no se da con facilidad ningún otro tipo de cosecha, pues co- tasas de mortalidad era en los grupos de edad más jóvenes. Pues el
rrería el riesgo de no llegar nunca a madurar. En tales áreas la acep- más joven entre los convencionalmente utilizados por los demógrafos
tación de la patata como principal cosecha alimenticia proporcionó es el que comprende los años 0-1 y la mortalidad infantil no mostró
una fuente de alimentos nueva y segura. Algunos años que hubieran tendehcía alguna a. decrecer en muchas partes de Europa occidental
sido desfavorables para el cultivo de cereales podían no afectar en hasta los últimos años del siglo, y antes incluso tendía, a veces, a
nada a la patata. El visible amortiguamiento de las fluctuaciones de aumentar más que a disminuir. Esto puede ser debido, en parte, a una
168 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 169

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1840 1850 1860 1870 1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960
1840 1850 1860 1870 1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960

FIGURA 5.3 NOTA: Las tasas para el grupo de edad 1-4 son aproximaciones hasta la cifra
correspondiente a 1931. La escala vertical es logarítmica.
Tasas de mortalidad específicas por edad en Inglaterra y Gales 1840-1960 FUENTES: Registrar-General, 1933, 1." parte, p. 6, tabla 5; y 1962, parte 1.',
(por cada 1.000 personas villas; para la mortalidad infantil p. 6, tabla 4. Las aproximaciones para el grupo 1-4 fueron hechas utilizando
por cada 1.000 nacidos vivos) material de varios censos. Véase también McKeown y Record, 1962.
170 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 171

mayor exactitud en los registros, pues las defunci.o,nes i~fantiles son mentos son escasos y si resulta difícil mantenerse caliente, seco y
las que más fácilmente pueden escapar a la atenc~o? reglstrado,ra. en limpio. El firme declinar de las tasas de mortalidad infantil y de
los primeros años de funcionamiento de un serVICIO de estadlsttcas adolescentes a 10 largo del siglo XIX en Europa occidental ofrece un
vitales. Esto causa alguna incertidumbre en la interpretación de las testimonio de la constante mejora del medio en que vivía la pobla-
cifras, pues aquí, lo mismo que en tantos otros punt~s, son neces~­ ción juvenil.
rios estudios más localizados y detallados que proporCIOnen una mas
sólida base de conocimiento. Pese a ello, el contraste entre las osci- TABLA 5.7
laciones de la mortalidad infantil y la mortalidad juvenil general su-
pone una interesante información acerca de los cambios en la mor- Esperanza de vida en el momento de nacer en los países occidentales
en e.l siglo XIX (en años)
talidad durante el siglo XIX en conjunto.
Durante el período en que hay más riesgo de mortalidad en el
Año Varón Hembra
niño (es decir en los primeros días y semanas de vida) éste depende,
en cuanto a alimentación, de su madre, de manera que el tipo y can- 1840 39,6 42,5
tidad de su alimento no varía mucho en toda una amplia gama de 1850 40,3 42,8
condiciones ambientales. A esa edad los niños suelen mostrarse, sin 1860 41,1 43,4
embargo, muy propensos a enfermedades infecciosas intestinales y 1870 42,3 44,7
pulmonares. Un descenso radical de la mortalidad infantil sólo es 1880 43,9 46,5
posible, en tanto, cuando se conoce la naturaleza de dichas infecciones 1890 45,8 48,5
y se dispone de remedios eficaces. Los conocimientos necesarios para 1900 48,9 52,1
1910 52,7 56,0
ello no fueron alcanzados hasta finales del siglo XIX y a partir de
este momento los adelantos fueron rápidos y considerables. Tanto es
NOTA: Se trata de la media sacada de Dinamarca, Inglaterra y Gales, Fran·
así que las tasas de mortalidad infantil se han reducido en cinco o cia, Massachusetts, Países Bajos, Noruega y Suecia.
más veces desde principios del siglo xx. Las primeras mejoras en el FUENTE: Wrigley, 1961, p. 101, tabla 24.
régimen alimenticio y en la sanidad pública (por ejemplo, abasteci-
mientos de agua más pura) tuvieron, sin embargo, un escaso efecto
sobre la mortalidad infantil, mientras que las condiciones multitudi- Los cambios en la mortalidad no eran, en comparación con las
narias de la vida urbana tendían a aumentar los riesgos de contagio. pautas de los países que actualmente están en vías de desarrollo, muy
Pero tras el destete del niño las cosas eran diferentes. Las enfer- rápidas o espectaculares pero reflejaban la firme generalización de
medades infecciosas seguían siendo las más mortíferas -cólera, ti- numerosas mejoras en la higiene tanto pública como privada y en la
fus, tuberculosis, escarlatina, tosferina, fiebres reumáticas, viruela, dif- cantidad y calidad de los alimentos que podían obtenerse. Se había
teria, etc.- pero la calidad y cantidad de alimentos disponibles po- hecho posible comprar jabón más barato, y con ello la gente se la-
dían ya establecer una señalada diferencia tanto respecto de las posi- vaba más y lavaba también más fácilmente el nuevo tipo de ropa
bilidades de contraer una enfermedad como del resultado de la lu- más barata y de algodón. A las ciudades se les suministraba agua más
cha contra la enfermedad una vez contraída. Aquellos que vivían en pura, a veces de lejanos depósitos y, una vez que se hubo descubierto
casas calientes y secas y estaban bien alimentados tenían muchas me- la relación existente entre la disposición del alcantarillado, las aguas
nos posibilidades de contraer la tuberculosis que quienes no vivían sin purificar y los grandes brotes de cólera de mediados de siglo, se
en condiciones parecidas. La historia médica de las dos guerras mun- procedió a dotarlas urgentemente de alcantarillado y empezaron a
diales del presente siglo pone de relieve la rapidez con que ésta y desarrollarse los medios químicos de purificación de las aguas. Un
otras enfermedades infecciosas pueden recobrar su fuerza si los alí- aprovisionamiento barato de carbón hizo posible tener calientes las
HISTORIA Y POBLACIÓl\ POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 173
172
casas en invierno aun cuando con ello aumentase la polución del aire. igualmente miserables. Aún en 1898, la mortalidad infantil en los
La construcción inmobiliaria mejoro especialmente después que los sectores más pobres era de 247 por cada mil nacidos vivos, esto es,
gobiernos empezaron a fijar condiciones mínima~. El ,«proye~to de ley dos veces y media más alta que entre aquellos sectores de la pobla-
sobre las viviendas de los artesanos» (The ArtIsans Dwellmgs Act) ción lo suficientemente adinerados para poder pagarse criados (94
de 1875 constituyó en Inglaterra un hito: ]oseph Chamberlain des- por 1.000).5 Pero la situación en York no era peor que en otras ciu-
truyó cincuenta acres de chabolas en Birmingham el año en que di- dades inglesas, y ni Dickens ni 20la tuvieron necesidad de inventar
cho proyecto pasó a ser ley.3 La acción del gobierno en otras esferas ninguno de los horrores que describieron. En Inglaterra sucesivas co-
era asimismo cumulativamente importante; por ejemplo al crear ser· misiones reales o parlamentarias fueron reuniendo a lo largo del si-
vicios médicos y sanitarios locales o al legislar contra la venta de glo una documentación masiva acerca de la crudeza de la miseria y
alimentos adulterados. Pero lo más importante de todo fue la ele- del peligro en que vivían las clases trabajadoras. No le faltaron a En-
vación de los ingresos reales ya que esto permitía a la gente comprar gels desgarradores ejemplos para ilustrar la tesis de que el proleta-
más y mejor comida y recurrir con menos frecuencia al grano medio riado, a medida que el sistema capitalista avanza hacia su inevitable
podrido o a otros sustitutos de los alimentos sanos. Con todo ello el destrucción, se ve cada vez más empobrecido. Y sin embargo, la es-
nivel de nutrición mejoró Y a finales del siglo la fabricación de grasas peranza de vida -sensible indicador, a menudo, de las condiciones
baratas, gracias al uso de los aceites vegetales, y la ~mportaci~n d~ de vida- fue aumentando sin serias interrupciones a lo largo de la
frutos cítricos ampliaron aún más la lista de comestIbles a dISPOSI- mayor parte del siglo en la mayoría de los países.
ción de una proporción cada vez mayor de población. Por supuesto, es incontestablemente cierto que la mortalidad en
Un tercer rasgo del período de la revolución industrial es la gran los barrios obreros de los centros industriales alcanzó niveles aterra-
variación en cuanto a las causas de la mortalidad que podían encon- dores, siendo por tanto muy baja la esperanza de vida. A mediados
trarse en los diferentes marcos sociales y económicos. Los trabajos del siglo XIX era de sólo 24,2 años para los hombres en Manchester,
de hombres como Charles Boot y Rowntree en Inglaterra y Frédéric según los cálculos de William Farr, mientras que para Inglaterra en
Le Play en Francia, que investigaron laboriosamente sobre las con- conjunto era de 40,2 años y hasta de 51,0 en el condado de Surrey,
diciones individuales de las familias, pusieron de relieve las malas estado de cosas que el propio Farr calificaba de «antinatural y sus-
condiciones en que aún vivían, ~n la segunda mitad del siglo, mu- ceptible de arreglo».6 En las peores zonas de ciudades como Liver-
chas gentes. Las enfermedades causadas por desnutrición eran aún pool y Manchester las esperanzas de vida eran fácilmente inferiores
muy corrientes. El raquitismo siguió deformando piernas y caderas a los 20 años. En Glasgow la tasa bruta de mortalidad era, entre las
en el Lancashire industrial a todo lo largo del siglo. Cuatro de cada familias que vivían en una o dos habitaciones, dos veces y media
diez voluntarios para luchar con el ejército británico en la guerra más alta que entre las que ocupaban cinco o D;1ás habitaciones. En
4
de los Boers fueron declarados inútiles para las armas. Los trabajos un estudio de la vida urbana durante los últimos años del siglo XIX,
de Rowntree sobre la ciudad de York mostraron que, incluso en Adna Ferrin Weber citaba estadísticas realmente aterradoras que
1899, ellO por 100 de la población vivía en la más extrema po- mostraban cómo en Berlín, en 1885, la mitad de todas las defuncio-
breza -pobreza primaria-, sin poderse pagar, aun gastando del nes que se producían en la ciudad correspondía al 6 por 100 de la
modo más inteligente y económico posible hasta su último penique, población formado por aquellas familias que contaban con una sola
los alimentos que les proporcionasen las calorías que él consideraba habitación para vivir? La literatura de todos los países de Europa oc-
absolutamente indispensables para una vida sana. Un 18 por 100 cidental que estaban industrializándose está llena de novelas que des-
más vivía en una pobreza secundaria, en condiciones a menudo
5. Rowntree, 1901, pp. 112, 117, 206.
6. Fan; 1885, pp. 466, 477, 478.
3. Naciones Unidas, 1953, p. 54, tabla 5. 7. Weber, 1899, p. 349.
4. Drummond y Wilbraham, 1958, p. 404.
174 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 175

TABLA 5.8 TABLA 5.9


Mortalidad infantil en Francia y Prusia (por cada mil nacidos vivos) Esperanza de vida en el momento de nacer en Francia
a finales del siglo XIX (en años)
Francia Varón Hembra Prusia Varón Hembra
Norte Aisne
1860-1862 182 154 1860-1862 213 184
Varón Hembra Varón Hembra
1880-1882 184 155 1879-1881 218 188
1900-1902 159 132 1899-1901 222 189 1861 40,8 41,1 41,6 44,6
1909-1911 181 154 1881 41,1 43,0 42,6 47,5
1901 44,6 48,1 46,6 50,8
FUENTE: Ensor, 1936, pp. 35 y 127.
Somme Finisterre FRANCIA
Varón Hembra Varón Hembra Varón Hembra

criben la enorme miseria en que se encontraban sumergidos los que 1861 41,1 43,1 35,4 37,3 40,1 41,3
vivían en los barrios obreros así como la gran mortalidad en todas 1881 40,5 44,1 28,5 30,8 41,5 43,9
las edades. Sería sin embargo tan arriesgado basar en estos hechos 1901 45,2 49,3 42,5 45,6 45,4 48,9
e impresiones una afirmación referida al efecto de la revolución in-
dustrial sobre la mortalidad, como suponer que las condiciones que FUENTE: Wrigley, 1961. p. 99, tabla 23.
concurrieron en la Europa preindustrial durante las crisis demográ-
ficas periódicas eran típicas de los tiempos preindustriales en general,
ya que 10 que sucedía entonces concentrado en un determinado perío- partamento bretón de Finisterre, pese a ser totalmente rural, era no-
do de tiempo relativamente breve, se repetía más tarde pero en ciertas tablemente menos saludable.
zonas restringidas. El departamento del Norte comprendía la propia ciudad de Lille,
Durante -y después de- la revolución industrial la amplitud de el complejo textil de Roubaix-Tourcoing, el centro de manufacturas
la fluctuación de las tasas de mortalidad quedó limitada, si bien, pro- del lino de Armentiéres, las minas de carbón y las siderurgias cerca-
bablemente, no 10 hizo así la amplia gama de tasas que se daban en nas a Valenciennes, que en conjunto constituyen una panorámica casi
las zonas social y económicamente diferentes. Cabe incluso pensar completa de la estructura ocupacional existente en los primeros tiem-
que quizá se ensanchara. El cálculo del impacto causado por la re- pos de la revolución industrial. Resultaría insostenible afirmar que
volución industrial sobre la mortalidad depende pues, en muy gran la zona descrita por Zola en Germinal presentaba un notable índice
medida, de la forma en que se delimite el área de estudio. En las de salubridad en comparación con la totalidad de las zonas indus-
chabolas de los barrios viejos de Lille se daban las condiciones de triales, y sin embargo el efecto total de dicho índice sobre lás es-
vida quizá más miserables y mortíferas de toda Francia en la época peranzas de vida correspondientes al departamento en conjunto fue
de la plena expansión de la industria textil del Norte, pero la ta- muy leve.
bla 5.9 nos muestra que la esperanza de vida para el departamento Quizá sea más acertado decir que esta alta mortalidad se debía
en su conjunto era escasamente inferior a la correspondiente a los más a la urbanización que a la industrialización. Las grandes ciudades
departamentos agrícolas de Aisne y Somme -en los que cabía ha- eran, en efecto, las que alcanzaban cifras de mortalidad más elevadas.
ber esperado un índice de salubridad sustancialmente superior, y que Muchas de ellas no eran, fundamentalmente, centros industriales sino
era muy próxima a la cifra media nacional. El lejano y atrasado de- administrativos o comerciales. París, Berlín, Marsella y Liverpool
176 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 177
eran ciudades todas, que presentaban altas tasas de mortalidad y ba- ción más exacta de la mortalidad había de revelar una esperanza de
jas esperanzas de vida, pese a no ser, ninguna de ellas, un producto vida más baja en dicho período en las zonas industriales.
típico de la revolución industrial en sentido estricto. Por supuesto, Experiencias recientes nos demuestran que pueden obtenerse enor-
y desde un punto de vista más amplio, es cierto que todas ellas pu- mes mejoras en la esperanza de vida y en el nivel de mortalidad co-
dieron sólo desarrollarse gracias a las mejoras en los transportes y al rrespondiente a todas las edades, con la sola excepción de las 'más
crecimiento de la capacidad productiva, que son características de la avanzadas, sin ningún cambio drástico en los recursos económicos de
revolución industrial. En gran parte la mortalidad seguía estando en la sociedad con sólo disponer de técnicas sanitarias y médicas moder-
función de la densidad, si bien ahora en un contexto distinto. Donde nas. La esperanza de vida aumentó en un solo año -1946/1947-
había grandes ciudades, surgían suburbios pobres con altísimas den- en Ceilán en casi diez años (de 42,2 años a 51,8),8 o sea, aproxima-
sidades de población y elevados índices de superpoblación que daban damente 10 mismo que a todo 10 largo del siglo XIX europeo, a causa
lugar a que se propagasen enfermedades como la tuberculosis y que de la virtual erradicación de la malaria y de los progresos alcanzados
exponían a los niños y jóvenes a contraer numerosas enfermedades en la lucha contra otras enfermedades corrientes gracias a los medica-
infecciosas. mentos modernos. No fue hasta los últimos años del siglo XIX cuan-
En las zonas más exclusivamente industriales, y aun cuando sur- do la contribución de la medicina a la disminución de la mortalidad
gieran grandes núcleos de población en torno a las minas, fábricas, llegó a alcanzar evidente importancia llegándose entonces a una com-
factorías y altos hornos, mucha gente vivía en pueblos y ciudades prensión mucho más efectiva y profunda de las formas de transmisión
relativamente pequeños. La mortalidad que se registraba en tales zo- de las enfermedades infecciosas, lo cual supuso el poder obtener me-
nas era, a menudo, sorprendentemente baja. La tabla 5.10 muestra dic~entos y vacunas eficaces y otras medidas terapéuticas y pre-
las tasas brutas de mortalidad en las principales divisiones adminis- ventIVas. Un poco antes ya se había valorado la importancia de las
trativas del Ruhr a mediados de la década 1890. Las diferencias en- ~ed~~as antisépticas en los hospitales, y esto junto con la genera-
tre las zonas industriales y las demás eran muy pequeñas. La estruc- lizaclOn del uso de anestésicos y de los avances de las técnicas qui-
tura de edad de la población en las zonas industriales pudo quizás, en rúrgicas habían ya reducido drásticamente la mortalidad en muchos
general, haber contribuido a ello, pero, por otro lado, las tasas de casos. ~or primera vez resultó perfectamente claro que el remedio
natalidad en ésas eran mucho más altas y la mortalidad infantil cons- era mejor que la enfermedad. Pero la obtención de conocimientos
tituía una proporción elevada del total a tener en cuenta en sentido más exactos fue lenta. Incluso en la década 1890 Creighton, autor
inverso. No hay, pues, razón alguna para suponer que una medi- de la espléndida History 01 epidemics in Britain utilizaba en ocasio-
nes .~n lenguaje que recordaba a Hipócrates, por ejemplo, cuando,
TABLA 5.10 refirIendose a la peste, escribía que se trataba de «un tifus del suelo
o una enfermedad mucho más maligna que el tifus debida precisa~
Tasas brutas de mortalidad y natalidad para una población total mente a la fermentación subterránea de materias animales corrup-
de 1.000 en el Rubr, 1894-1896 (las tasas de natalidad tibIes ».9
entre paréntesis) . Durante la mayor parte del siglo XIX las mejoras en la salud cons-
tltuyen un subproducto del aumento de riqueza. Ambos iban de la
Arnsberg Düsseldorf Aquisgrán Münster mano: Las tasas específicas de mortalidad por edades del siglo XIX
constItuyen uno de los más importantes y gráficos testimonios en fa-
Zonas industriales . 20,6(44,4) 20,3(40,2) 22,2(38,3) 22,1(51,3) vor de las ventajas económicas que trajo la revolución industrial y
Otras zonas. . . 19,6(35,5) 20,6(34,8) 21,8(32,9) 21,7(34,7)
8. Population (1964), p. 973.
FUENTE: Wrigley, 1961, p. 122, tabla 31. 9. Creighton, 1891, vol. 1, p. 171.
178 HISTORIA Y POBLACIÓN
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 179
que alcanzaron a la masa de la población a pesar del rápido creci- colas, ya aludidos anteriormente (véase páginas 166-167) no supusie-
miento demográfico. La relación, existente de antiguo, entre el aumen- ron tan sólo un simple aumento de la productividad agrícola. Por el
to de la presión demográfica y el descenso de la renta real per capita, contrario el progreso técnico posterior ha ido alejando repetidamente
que marcó tan profundamente la historia europea preindustrial, fue el punto en que surgen los rendimientos decrecientes. El resultado
finalmente rota gracias a que cambiaron las fuentes de las que fluían es que cada acre de tierra rinde hoy mucho más que hace siglo y
la riqueza de hombres y naciones. La capacidad productiva de la so- medio aunque emplea sólo una parte de la mano de obra que se
ciedad pudo -y lo hizo- crecer. con más rapidez que las poblacio- requería entonces. En números redondos, los agricultores británicos
nes, de modo que el crecimiento demográfico dejó de ser irreconci- proporcionan hoy la mitad de los alimentos que precisa una población
liable con una prosperidad individual creciente. Ni la fecundidad ni de 55 mi1lones pese a no ser el número total de personas empleadas en
la mortalidad dependieron ya, en adelante, de la densidad al modo la tierra ~ás que d.e 800.000, aproximadamente. En 1801 era por
malthusiano y aún observable entre las distintas especies salvajes. el contrarIO necesarIa una fuerza de trabajo de algo más del doble
Los pun~os esenciales de este razonamiento se han repetido ya su- (1,7. ~i1lones)11 pa~a atender las necesidades alimenticias de una po-
ficientemente como para que sea necesario volvernos a extender aquí blaclOn de 10,5 mIllones solamente. Aun cuando las comparaciones
sobre ellos. Las viejas economías preindustriales se vieron siempre de productividad entre fechas tan lejanas sean rara vez satisfechas
afectadas por el hecho de que la producción de la casi totalidad de la deducción evidente de que hoy cada hombre que trabaja la tie~
las principales materias primas industriales, así como de los alimen- rra produce cinco o seis veces más alimentos que sus predecesores
tos, provenía de la tierra (véase p,áginas 60-62). no siendo !a ~aY~:ía de princi~ios del siglo XIX resulta, ciertamente, infraestimada puesto
de las veces posible aumentarla mas que a camblO de una dlsmmuclOn que no tIene en cuenta el aumento, tanto en calidad como en canti-
de los rendimientos marginales. Esto solía ocurrir tanto si se ponían dad de los alimentos que hoy se consumen per capita. Y otro tanto
en cultivo tierras nuevas pero más pobres como si se cultivaba más podría decirse, por supuesto, respecto de las agriculturas de otros
intensamente la tierra ya en uso, lo cual a su vez reducía las rentas países europeos.
reales (pudiendo acarrear asimismo otros inconvenientes, tales como La colonización de nuevas tierras ultramarinas proporcionó una
el agotamiento del suelo y la erosión). segunda vía de escape ante el problema de 10s rendimientos margina-
Durante la revolución industrial y como quiera que las econo- les decrecientes, era ésta la solución extensiva del viejo problema.
mías siguieron basándose en las materias primas sacadas de la tierra, D: ~sta manera pudo asimismo obtenerse una producción mayor sin
el problema de la disminución de los rendimientos marginales fue re- orlgmar un aumento de los costes de producción de cada unidad. En
suelto de dos formas. Una primera solución consistió en la única ma- efecto, cada mejora en los transportes y cada nueva máquina inven-
nera de burlar la ley de bronce de los rendimientos marginales decre- t~d.a con vistas a ~isminuir el esfuerzo requerido por la agricultura
cientes: la aparición de nuevos inventos, de mejores técnicas, de un hICIeron que los alImentos y las demás materias primas agrícolas re-
mejor aprovechamiento de la tierra, de una mano de obra más especia- sultasen cada vez más baratos.
lizada, etc. Es difícil expresar esto cuantitativamente en fecha tan tem-
Los ~mbios en la industria fueron aún más espectaculares que
prana, pero resulta interesante observar que un cálculo hecho re- en la agrIcultura y atraen más la atención aun cuando no sea sino
cientemente 10 ha demostrado que las siete octavas partes del aumento por~ue se concentraron en zonas limitadas cuyo aspecto total resultó
per capita de la productividad, y por tanto de las rentas reales, que radIcalmente alterado. En la industria se produjeron en muchos ca-
se produjo en la segunda mitad del siglo en los Estados Unidos, sos rendimientos marginales crecientes, ya que a medida que aumen-
pueden ser atribuidas con mayor motivo al. ingenio hu~a~o que ~ taba . ~a demanda podían ser adoptados medios más eficaces de pro-
un aumento del capital invertido. Los cambIOS en las practIcas agrI- ducclOn en gran escala. Con el empleo de la fuerza hidráulica y del
10. Solow, 1957, p. 320. 11. Deane '1 Cole, 1962, p. 143.
180 HISTORIA Y POBLACIÓN
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
181
vapor, y la concentración de la produccióri en .las fábricas en ~ez de ciso esperar nuevas y más profundas investigaciones para poder dar
en los hogares, por ejemplo, el coste de la unIdad de produc.C1ón en una respuesta satisfactoria a esta pregunta. Sin embargo, existe un
la industria algodonera descendía considerablemente a medida que factor de sobresaliente importancia que debemos destacar. Llegó un
crecía e! volumen de producción. En Inglaterra los artículos de algo-
momento en que se generalizó mucho el control de la natalidad en
dón fueron, de década en década, y tras el primer gran aumento de
e! seno de los matrimonios, y como consecuencia las tasas de fecun-
producción debido a los nuevos métodos que tuvo lugar entre 1870 didad descendieron a niveles probablemente inferiores a los de cual.
y 1880, ganando en baratura y calidad. El proceso total se autorre-
quier período anterior. Cualquier población que antes de la revo-
forzaba al aumentar los ingresos, crecía la demanda de productos lución industrial, hubiera alcanzado tasas de fecu~didad tan bajas no
industriales, al incrementarse e! volumen de la producción e! coste de habría tardado mucho en desaparecer de la faz de la tierra.
producción de cada artículo decrecía. Esto a su vez tendía a elevar
Resulta razonable pensar que en muchas poblaciones preindustria-
e! valor real de los salarios con lo cual aumentaba la demanda. El ano
les la fecundidad era en cierto sentido, como un marcapasos. Donde
tiguo mecanismo, que al actuar de interruptor había estrangulado en los ni~eles de fecundidad eran muy altos, también lo eran los de
e! pasado períodos de expansión industrial cuando la demanda perdía mortalidad a causa de la presión originada por una alta fecundidad.
fuerza al descender e! salario real debido a la presión demográfica y Existían, por supuesto, niveles por debajo de los cuales la mortali-
dad no d~scendía, cualquiera que fuese e! nivel de fecundidad, que
al decrecimiento de los rendimientos marginales en una economía
basada en la tierra, quedaba ahora bloqueado. La retroacción negati- estaban fijados por los tipos de enfermedades prevalecientes y por
va quedaba así reemplazada por la positiva. La renta real entonces no otros factores varios; pero lo corriente era que la fecundidad se en-
decrecía ya cuando la población aumentaba (o más exactamente, no contrara muy por encima de ese nivel y tendiese a elevar en conse.
era objeto de una presión creciente cuando el crecimiento demográ- cuencia las tasas de mortalidad, dada la incapacidad de las economías
fico cobraba impulso, por el contrario, e! único período en que e! preindustriales para absorber un aumento sostenido de población.
movimiento del salario real en Inglaterra es realmente dudoso es e! Tras la revolución industrial, por otro lado, podemos decir que fue
de las primeras décadas del siglo XIX, antes de! completo desenvolvi. la mortalidad quien asumió el papel de marcapasos. La producción
miento de la revolución industrial). El crecimiento de la industria creció con mayor rapidez que la población, con lo cual las tasas de
tajllpoco .multiplicó la presión sobre lo~ pro~uctos de, l~ tie~ra al mortalidad dejaron de verse forzadas por un techo malthusiano a se.
sumar una creciente demanda de materIas prunas organlcas mdus- guir la marcha de las tasas de natalidad. La fecundidad no ha de-
triales a la creciente demanda de alimentos, pues la mayoría de las caí~o siempre, por supuesto, al ritmo de la mortalidad, pero el sos-
ihdustrÍ3s se basan en esa época en los minerales, principalmente en temdo descenso en las tasas de mortalidad creó una situación en la
d carbón (véase páginas 60-62). Cabe señalar que e! suministro de que la fecundidad pudo también decrecer sin causar una reducción
material! primas minerales planteó también ciertos problemas carac- de los totales. Y resultaron ser presiones a la vez sociales y persona.
terísticos, pero toda una serie de inventos acabó por solucionarlos con
les las que, en la nueva situación originada por la existencia de tasas
facilidad. menores de mortalidad, influyeron eventualmente en que las familias
fueran mucho menores y en que se extendiera la anticoncepción.
Aun cuando el resultado global de la revolución industrial esté
LA FECUNDIDAD Y LA TRANSICIóN DEMOGRÁFICA
cl~ro, sería.erróneo sugerir que supuso una ruptura completa con el
pasado. Enstían en el siglo XVIII comunidades inglesas que practi.
Hemos visto ya los efectos que las mejoras de! nivel de vida ori-
caban la limitación familiar (véase p. 125), Y ésta era frecuente en
ginadas por la revolución industrial tuvieron sob~e la mortalidad.
Francia a finales del siglo XVIII y principios del XIX entre poblaciones
Pero ¿cuáles fueron dichos efectos sobre la fecundidad? cuyas vidas apenas si se habían visto alteradas por la revolución in.
éomo en tantos otros puntos de la historia demográfica, es pre- dustrial (por ejemplo, Crulai, en Normandía; Sainghin-en-Mélantois
182 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 183

zona era absorbida por una región industrial en rápido crecimiento.


TABLA 5.11 La minería del carbón se extendió muy rápidamente en la Kreis de
Recklinghausen, al sur de Münster, desde los primeros años de la
Tasas de fecundidad marital y general en Alemania a finales del siglo XIX década 1870. La tasa general de fecundidad creció en casi la mitad
(47 por 100) entre 1860 y 1900, y hasta la tasa de fecundidad mari·
Fecundidad marital 1860-1862 1870-1872 1879-1881 1899-1901 1901-1911
tal, que no resulta afectada por cambios en la ratio entre los sexos
Arnsberg 352 351 346 277 y en las proporciones de matrimonios, creció en un 15 por 100 entre
Düsse1dorf 363 358 325 243 1870 y 1900. Las restantes zonas estaban ya parcialmente industria-
Aquisgrán 379 381 373 307 lizadas incluso hacia 1860. En ellas la fecundidad general creció de
Münster. 331 347 380 350 modo menos espectacular y la fecundidad marital había alcanzado ya
Prusia 314 314 290 239 su ápice en 1870; en esa fecha en efecto, dicha tasa media en Arns-
berg, Düsseldorf y Aquisgrán era superior en un 16 por 100 a
Fecundidad general la media nacional. La importancia de la ratio entre los sexos y de los
Arnsberg 174 195 204 204 168 credos religiosos en las poblaciones alemanas de la época, incidental-
Düsseldorf 162 175 181 171 136 m~nte, puede muy bien ser puesta de relieve comparando las tasas
Aquisgrán 147 160 166 160 137 de fecundidad marital y general de Aquisgrán y Arnsberg. La fecun-
Münster. 127 137 155 187 185 didad marital era considerablemente más alta en Aquisgrán, pero la
Prusia 165 164 168 160 134 fecundidad general fue, hasta fines de siglo, mucho menor, por de-
bajo ciertamente de la media de Prusia. Esto era debido, en parte,
NOTA: Fecundidad marital es el total de hijos legítimos nacidos por año a a la religión: las zonas católicas tendían, en efecto, a casarse más
cada 1.000 mujeres casadas entre 15 y 44 años de edad. Fecundidad ge:leral es tarde (Aquisgrán era marcadamente católica, Arnsberg predominante-
el total de hijos nacidos por año a cada 1.000 mujeres entre 15 y 44 años de
mente protestante); y en parte a la ratio entre los sexos en las
edad. dos zonas: Arnsberg, zona fuertemente industrializada arrojaba un
FuENTE: Wrigley, 1961, p. 133, tabla 34, y p. 141, tabla 39.
amplio superávit de hombres en los grupos de edad correspondientes
en el departamento del Norte; o un grupo de tres pequeñas parro- a jóvenes adultos, en tanto que en Aquisgrán, sede de una impor-
quias cerca de Auneuil, en el Beauvaisis). Si actuaban las «palancas tante industria lanera que ofrecía muchas posibilidades de empleo
de freno» adecuadas, la limitación familiar podía, en un marco pre- a las mujeres; las cifras totales de e.mbos eran más o menos iguales.
industrial, llegar a ser importante. Lo que la revolución industrial su- Hemos considerado ya (véase pp. 158-161 y 163) y algunos de los
puso fue, simplemente, la existencia de nuevas condiciones que em- complejos factores que hacen tan difícil la interpretación de estadísti-
pujaron a la adopción de la limitación del número de hijos en una cas como las de la tabla 5.11. La existencia de ratios inusitadas entre
escala sin precedentes. sexos en los adultos jóvenes puede elevar sustancialmente las tasas
Paradójicamente, el efecto inmediato de la revolución industrial generales de fecundidad al fomentar el matrimonio temprano para
sobre las tasas de fecundidad en las zonas industriales fue empujarlas las mujeres. La fecundidad marital puede aumentar gracias a la di-
hacia arriba más que hacia abajo. Pero no hay por qué suponer -y fusión de distintos sistemas de crianza, apropiados al nuevo ambiente
esto es importante- que los efectos a corto plazo fueran necesaria- social y económico. Altas tasas de mortalidad infantil pueden produ-
mente similares a los efectos a largo plazo. La tabla 5.11, por ejem- cir un falso, si bien leve, efecto sobre la fecundidad, etc. Las tasas
plo, muestra lo que ocurrió en las principales zonas del Ruhr en la brutas de natalidad requieren un manejo aún más cuidadoso puesto
segunda mitad del siglo XIX. Münster proporciona un ejemplo parti- que un 'cambioen la estructura de edad de una población puede pro-
cularmente gráfico del cambio que podía producirse cuando una nueva ducir amplias -pero engañosas- alzas en la tasa bruta de natali-
184 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 185
dad en tanto que mediciones más discriminadas de la fecundidad mos-
trarían que no se había producido en realidad cambio alguno (siendo TABLA 5.12
así que las nuevas zonas industriales atraían normalmente un gran
número de jóvenes inmigrantes adultos). Y tampoco cabe desdeñar la Crecimiento demográfico en la Europa del siglo XIX
constante interacción entre mortalidad y fecundidad. Si las tasas de
mortalidad en los grupos de edad fecunda decrecen de forma pronun- Tamaño de población Tasas porcentuales
ciada, será menor el número de matrimonios deshechos por la muer- (en millones) de crecimiento por año
1800 1850 1900 1800-1850 1850-1900
te antes del final del período fecundo de la esposa, y por tanto cre-
cerá la fecundidad. Sin embargo, por muchas que sean las dificultades Rusia 40 57 100 0,71 1,14
de interpretación, resulta evidente que las tasas de fecundidad gene- Alemania 23 35 56 0,84 0,95
ral aumentaron considerablemente en el Ruhr y en las nuevas zonas Italia 18 25 33 0,66 0,53
industriales, y otro tanto cabe decir de regiones similares en los de- Francia. 28 36 41 0,47 0,25
partamentos franceses del Norte y Pas-de-Calais o de las zonas mine- Gran Bretaña. 11 21 37 1,30 1,14
ras e industriales inglesas.
La combinación de una tasa de fecundidad alta y continuada con FUENTES: Reinhard y Armengaud, 1961, p. 226; Deane y Cole, 1962, p. 8,
una mortalidad infantil decreciente dio lugar en Inglaterra a la fa- tabla 3.
milia victoriana, legendariamente numerosa y de hecho probablemen-
te más numerosa que las familias de otros países europeos durante
muchos siglos. No fue tanto el tamaño de la familia completa -en mente de Italia en la segunda mitad del siglo) era grande, dejan
sentido demográfico- el que creció (o sea, el número de niños na- pequeñas a las tasas de crecimiento natural.
cidos vivos a cada mujer casada a una edad dada al alcanzar el fi- Todo estaba preparado para la gradual difusión de los métodos
nal de su período) como lo que podríamos denominar la «familia anticonceptivos dentro de los matrimonios. Las sociedades, conside-
existencial», o sea el número de hijos que vivían con sus padres en radas en conjunto, dejaron de verse amenazadas por un cambio de
cada unidad familiar. Con muchas menos defunciones infantiles, mu- esta suerte gracias al descenso de la mortalidad que seguía siendo
chos menos matrimonios interrumpidos por la muerte temprana de firme. Los individuos resultaron a menudo beneficiados con ello
uno de los cónyuges y, en algunas zonas, un alza de la fecundidad, puesto que podían así disfrutar de un nivel efectivo de vida más alto
los niños crecieron en grupos familiares más amplios. Es posible que del que en otro caso hubieran podido alcanzar, al tiempo que estar
la costumbre de que los chicos ingresaran en el ejército siendo aún seguros de que la educación de los primeros hijos de la familia no se
muy jóvenes cayese en desuso y, si esto fue realmente así, quizás vería amenazada por la llegada al mundo de un número demasiado
haya contribuido también a aumentar el tamaño de la familia exis- grande de hermanos o hermanas.
tencial. Puede decirse que la restricción en la fecundidad que tuvo lugar
Las tasas de crecimiento natural en el siglo XIX tendían a ser altas constituyó, en gran parte, un retorno a una pauta anterior. Antes de
en comparación con las de épocas anteriores, salvo en Francia (aun la revolución industrial y en la mayoría de los períodos históricos el
cuando la comparación de la tabla 5.12 con la tabla 5.1 muestre que el tamaño de cualquier generación apenas difería del de su predecesora
siglo XVIII era muy «moderno» a este respecto). La tasa de creci- o sucesora y el mismo número de niños, aproximadamente, alcanzaba,
miento natural se situaba, en varios países, en torno al 1 por 100 en cada generación la edad para casarse.
anual (tasa que implica la duplicación de la población en unos se- Al ser escasas las personas que, en cada generación, no contraen
tenta años). Las tasas de la tabla 5.12 son tasas de incremento total matrimonio, quiere ello decir que tan sólo unos dos niños por fa-
. y dado que la emigración procedente de algunos países (particular- milia en cada generación de matrimonios alcanzaban la edad adulta.
HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 187
186
Conseguir esto suponía, por supuesto, y dado el alto nivel, de mor- familias más numerosas, Rara vez tienen más hijos los matrimonios
talidad en los primeros años de vida, traer al mundo ~n numero de que han durado 25 años, por lo tanto las cifras de las columnas e
hijos dos veces mayor. La difusión desde finales de~ sIglo XIX de l~ y D de la tabla 5.14 se refieren a familias completas. En todos los
limitación familiar ha ido, gradualmente, restablecIendo esta POSI- casos las familias más recientes que empezaron a formarse a princi-
ción (aunque en diferentes ocasiones en los últimos. cu~renta añ~s pios de la década 1930 son más pequeñas que las familias más
en muchos países occidentales el péndulo se haya 1~;hnado haCl,a viejas. Las familias de la columna B no son en todos los casos com-
un lado u otro lo que al reemplazo de una generaclOn por la SI- pletas puesto que algunas tienen tan sólo 10 años. Resulta por tanto
guiente se refiere). Desde este punto de vista era pues ;1 período de particularmente interesante observar que, en varios casos, las fa-
rápido crecimiento de los siglos XVIII y XIX (en que el numero .~e per- milias de esta columna eran ya mayores, por término medio, que las
sonas que alcanzaba la edad adulta en cada nueva generaclOn era familias completas de la columna C. Las ratÍos en la columna E mues-
considerablemente mayor que en su predecesora) el que resultaba tran que los grupos que anteriormente solían tener las familias más
inusitado. numerosas -obreros manuales y agrícolas- vienen a ser los que
El comienzo de la limitación familiar presentó ciertos rasgos co- presentan las familias relativamente menos numerosas, en tanto que
munes en algunos países europeos. En general donde s.e hizo eviden- el tamaño de las familias de los profesionales, empresarios y algunos
te antes y donde llegó más lejos fue entre las cl~ses ncas, educ~das, grupos de oficinistas se hallan en fase de crecimiento. Las diferencias
de más alta condición social. Durante muchos anos -y despues ~e en la fecundidad han quedado considerablemente reducidas. La ratio
que la anticoncepción se hubiera hecho práctica corriente:- se r~?lS­ entre el mayor y menor tamaño familiar en la columna D es de 177:
tró una fuerte correlación negativa entre renta y tamano f~mlhar. 100, en tanto que en B es tan sólo de 137:100. En ambos casos
A medida que fueron pasando las décadas, los que estaban SItuados encontramos la cifra más alta en el grupo de obreros no especializa-
en la parte baja de la pirámide social co~enzaro,n a adoptar las pau- dos, pero la cifra más baja de la columna B corresponde al grupo juve-
tas de los escalones superiores, pero las dIferenCIas relatIVas en c~an­ nil no manual, grupo de situación social y económica muy diferente
to al número de hijos persistieron de forma clara durante largo tIem- de la de aquel que es el más pequeño en la columna D: los emplea-
po. La tabla 5.13 muestra los cambios que tuvieron lugar. en Gran dos profesionales. Resulta interesante apuntar, de pasada, que la
Bretaña. Los tamaños disminuyeron de forma muy sustancIal en to- cifra de la columna B correspondiente al grupo de los profesionales
dos los grupos, pero las diferencias relativas perma~ecieron muy es- autoempleados es sustancialmente mayor, no sólo que la de la colum-
tables. Los únicos grupos que, a este respecto, varIaron mucho fue- na e, sino también que la de la D. Habría probablemente que re·
ron aquellos dos que en los períodos anteriores se en~?ntraban ~á,s montarse a una cohorte de matrimoniQs formada en el siglo XIX para
alejados. El número de hijos de los labradores decreclo menos rapI- los 10-14 años de matrimonio como el hallado en 1961.
damente que el de otros grupos con lo cual su índice creció de 118 Francia constituye un caso aparte en la historia demográfica euro-
a 136 La cohorte de 1925 produjo familias dos veces más nume- pea del siglo XIX. SU población creció mucho menos que en otros
rosas ~ue las de los empleados a sueldo. ~l grupo .~rofesional, por países debido a que la limitación familiar se hallaba muy extendida
otro lado, se movió muy cerca de la medIa. Tamblen en este caso en las comunidades rurales de muchas partes de la misma desde los
decreció el tamaño familiar menos rápidamente que en otros grupos. primeros años del siglo. Las familias campesinas eran, a menudo,
El censo de 1961 ha mostrado claramente que las diferencias de muy poco numerosas. El descenso de la fecundidad se produjo a la
fecundidad entre los principales grupos socioeconómicos en Inglate- vez que el de la mortalidad y, no, como en otros países, tras un in-
rra y Gales se han estrechado considerablemente en los últimos años tervalo de medio siglo. La adopción de la limitación familiar se vio
y señala asimismo que las familias men.os numerosa~ suelen ahora en- a menudo acompañada, en Francia, de un cambio muy interesante en
contrarse cada veZ más en la zona de mgresos medlOs, en tanto que las pautas matrimoniales. Dado que la fecundidad del matrimonio
es entre las clases más privilegiadas o más pobres donde se dan las podía ser controlada, las parejas se casaban antes y aquellas zonas en
188 HISTORIA Y POBLACIÓN
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 189
TABLA 5.1.3
La disminución del tamaño de las familias
en Gran Bretaña por grupos socioeconómicos

Obreros
Profesio- Por cuenta Empleados no Campesinos
Obreros y empleados Obreros
nales Patronos propia a sueldo manuales Todos los
-manuales agrícolas agrícolas Obreros grupos
1890-1899 2,80 3,28 3,70 3,04 3,53 1890·1899 4,85 4,30 4,71 5,11 4,34
1900·1909 2,33 2,64 2,96 2,37 2,89 1900·1909 3,96 3,50 3,88 4,45 3,53
1915 2,02 2,07 2,1.3 1,88 2,20 1915 2,91 2,69 2,74 3,54 2,61
1925 1,69 1,71 1,82 1,48 1,77 1925 2,48 2,22 2,62 3,05 2,24
Todos los grupos = 100 Todos los grupos = 100
1890·1899 65 76 85 70 81 1890·1899 112 99 109 118 100
1900-1909 66 75 84 67 82 1900·1909 112 99
79 82 110 126 100
1915 77 72 84 1915 111 103
76 81 66 105 136 100
1925 75 79 1925 111 99 117 136 100
NOTA: Nacidos vivos en todos los matrimonios completos en los que la
que se contrajo matrimonio. esposa era menor de 45 años al contraerlo. Las fechas se refieren al año en
FUENTE: Royal Comission on Population, 1954, vol. VI, l.& parte, p. 110, tabla 40.

las que la fecundidad marital decay6 antes y en mayor proporci6n mo de ajuste social constituye en este caso fascinante tema para un
fueron asimismo aquellas en las que la proporci6n de hombres y mu- estudio más profundo.
jeres casados a edades tempranas aumentaron antes y más. La fecun- Cuan~o en el siglo XIX, el tamaño de la familia empez6 a limi.
didad marital en 1860-1862 en Aisne, por ejemplo, era de 165 por tars~ deltberadamente en muchos países de la Europa occidental, los
1.000, y en Finisterre de 309 (87 por 100 más alta). Pero el núme- medios em~lead?s con tal fin eran principalmente los «preindustria.
ro de mujeres casadas para una poblaci6n total de 1.000 en 1861 les», el COltus tnterruptus y el aborto, medios ambos que habían
en los grupos de edad 20-24, 25·29 y 30-34 era, en Aisne, de 506, 787 estado ya .d~rante siglos a disposición de las sociedades. El empleo de
y 875 respectivamente, en tanto que en Finisterre era tan s610 de fundas y vamas de goma, o de productos químicos esto es de los
269, 516 y 726. El resultado de todo esto era que las tasas gene· m.étodos de limit~ción familiar que podríamos deno~inar «p~stindus.
rales de fecundidad eran menos distantes entre sí que las de fecundi· t~Iales» desempe~aron un papel secundario, en comparación, hasta
dad marital: 114 por 1.000 en Aisne, 142 en Finisterre (25 por 100 bIen entrado el SIglO XX. Lewis-Faning encontró pruebas de que en
más alta),12 Era como si el verse liberadas de la carga que suponía Inglaterra s6lo el 16 por 100 de las mujeres que vivían a finales de
una fecundidad sin restricci6n alguna llevase a las poblaciones a dar la década 1940, cuyo matrimonio había sido contraído antes de 1910
rienda suelta mucho antes a la «pasi6n entre los sexos». El mecanis· y q~e había~ practicado el control de la natalidad, habían empleado
medlOsmecanIcos. Este porcentaje creci6 lentamente: para aquellas
12. Wrigley, 1961, pp. 133, tabla 34; 141, tabla 39; 142, tabla 40. que habían contraído matrimonio entre 1920-1924 esta cifra era del
HISTORIA Y POBLACIÓN
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 191
190
al empleo en mayor escala de medios conocidos de antiguo en las
TABLA 5.14 sociedades europeas más que a las oportunidades que les eran ofre-
cidas con el desarrollo de nuevas técnicas. Los cambios en la fecun-
Tamaño de las familias en Inglaterra y. Gal~s por grupos socioeconómicos didad marital hubieran seguido, con toda probabilidad, el mismo
y duración del matrlmonzo en 1961 camino aun cuando no se hubieran descubierto nuevas técnicas de
control de la natalidad.
A B C D E
Ratio Distan mucho de estar daros los motivos que Ilevaron a las pare-
de B jas a limitar el tamaño de sus familias. En el pasado se solían buscar
5 10-14 25-29 40-44 a C explicaciones en el ámbito de los intereses económicos particulares,
Duración del matrimonio (años) tanto individuales como familiares. Le Play, por ejemplo, creía que
Patronos y empresarios de grandes el gran descenso en la fecundidad entre los campesinos franceses se
1,27 1,81 1,68 1,86 108
empresas. . . . . . había producido porque según las disposiciones del Código Civil de
Patronos y empresarios de peque- 1,94 101 su país el pequeño propietario se veía virtualmente obligado a dividir
1,34 1,78 1,77
ñas empresas . 1,86 1,98 117 sus tierras por igual entre sus descendientes. Y, según él, la repulsa
1,66 2,17
Profesionales por cuenta propIa 1,68 1,75 111 de los campesinos ante toda subdivisión de sus propiedades era lo
1,39 1,86
Profesionales empleados . 1,76 1,66 1,94 106 suficientemente fuerte como para incitarles a reducir el número de
Intermedios no manuales 1,25
1,20 1,68 1,68 2,14 100 hijos.14 También se ha dicho que cuando la clase media inglesa em-
Jóvenes no manuales '.. ' pezó a practicar, en la década de 1870, la anticoncepción fue debido
Trabajadores en serVICIOS perso- 1,97 2,29 96 a que se encontraba sometida a una severa presión económica. Is Du-
1,90
nales. . . . . . . . . 1,37 1,95 2,42 97
Capataces, supervisores manuales . 1,27 1,90 rante los anteriores períodos de prosperidad se habían adquirido há-
1,39 2,00 2,12 2,55 94 bitos de consumo que ahora sólo podían mantenerse con grandes
Manuales especializados. . . 2,02 2,19 2,78 92
Manuales semiespecializados . 1,49 dificultades, pero que no podían abandonarse sin perder gran parte
1,71 2,30 2,46 3,10 93
Manuales no especializados. . 2,20 105 del prestigio social. Cogida así entre unos gastos cada vez mayores
1,45 1,88 1,79
Por cuenta propia (no prof.) '. 2,27 2,56 98 y unos ingresos estacionarios o decrecientes, en muchos casos hubie-
2,22
Campesinos-patronos y el?presanos 1,62 1,97 2,59 101 ron de recurrir para equilibrar la situación a reducir lo gastado en
1,48 1,99
Campesinos-cuenta propIa 2,10 2,38 3,02 88 los hijos.
Trabajadores agrícolas . 1,54
1,40 1,94 2,01 2,47 97 De modo más general suele exponerse este razonamiento, diciendo
Todos los grupos que las poblaciones que eran, en general, a la vez más pudientes y
NOTA: Nacidos vivos a mujeres casadas una vez tan sólo a U:la edad infe· de un nivel cultural más alto, solían ser las que con mayor agudeza
captaban el precio que cada familia tendría que pagar si aumentase
rior a 45 años y contabilli9z6adlasI cgl°\:~:a e;p~~~:~, tablas de fecundidad, tabla 14. su tamaño. La revolución industrial no sólo puso dinero en los bol-
FUENTE: Censo de , n a
sillos de los hombres, sino que creó en ellos la esperanza de un secu-
lar aumento de los niveles de vida y, por tanto, un secular mejora-.
a 57 por 100 para aquellas que se habían ca-
31 por 100, pasando . al tilO d era el miento en la clase y en la calidad de los bienes de que un número
1940-1947.u La alternativa princlp mente u. iza ~ cada vez mayor de familias podría disponer. Esto dio origen tanto a
sad o entre l' enerales ellmpreslOnante
coitus interruptus. Por lo tan~o y en ~neas g 1 fin' de limitar el nú- una más clara apreciación de las ventajas de las familias con pocos
::~n~~ ~o~a~~:á~i~:s l::~~d:~:tl~::l~~~d siglo XIX, fue debido
14. Levasseur, 1889·1892, vol. nI, pp. 171-177.
15. Banks, 1954, en especial cap. 12.
13. Royal Commission on Population, 1949, vol. 1, p. 8, tabla 5.
192 HISTORIA Y POBLACIÓN
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL
193
h" m a un ambiente social de limitación familiar, Esta teoría
IJOS co o " d T '11 d 1 prender exactamente cuál fue la palanca que puso en marcha una
guarda cierta similitud con el clásico análisIs e ocquevl ~ e,?s
estallidos revolucionarios, Son los que se encuentran e~ una s:tuaclon nueva pauta de conducta. Por ejemplo, el razonamiento que trata de
en cierto modo mejor que la de sus padres y en qUIenes ~~Ienta la explicar la limitación familiar entre los campesinos franceses basán-
esperanZll de ulteriores mejoras, los que, con toda, p.robabllIdad, se dose en su deseo de no dividir sus fincas, por razones económicas,
belarán si las condiciones de vida empeorasen subltamente, pues- cuando el Código Civil estipula el reparto entre los hijos, apenas si se
re
to que son ellos los que tienen una mas , c1ar~ ~ercepclOn
" ,de 1as ven- ajusta a los hechos, ya que dicha limitación había empezado ya a
tajas de un progreso continuado, De forma simIlar, son solo los q.ue darse en algunos distritos antes de la promulgación del código. Al-
han conocido un alza en las rentas reales y han disfrut~do los bene~clos gunas zonas francesas -y de modo particular Bretaña, pese a ser su
que éstas suponen, los que se dan cuenta de las ventajas que entrana l,a población fundamentalmente campesina- no mostraron grandes des-
reducción del tamaño de la familia y, por tanto, los que obran POSI- censos en la fecundidad marital sino varias generaciones más tarde,
tivamente para reducir el número de hijos, A este r:spect? ~er~ce la Por otro lado, existían otros países con códigos sinúlares, en los que
ena anotar que el tamaño de las familias empezo a dlsmInUlr,;n la fecundidad no decreció sino mucho más tarde, en el siglo XIX,
~uchos países en las décadas 1870 y 1880, esto es, una generaclOn Bélgica es un ejemplo de ello particularmente interesante, ya que
después de que las rentas medias reales empezaran ~ crecer ?e modo alli las zonas. valonas y las flamencas adoptaron pautas de conducta
muy diferentes.
evidente lo cual sucedió en la mayoría de los paises hacia ~850.
Pod:ía también decirse que la situación prev~amente obtemda a Por otro lado, tampoco las clases medias británicas experimenta-
escala de la sociedad en conjunto se veía transfen?~ a un~ escala f~­ ron por primera vez en 1870 el problema de «no ser menor que los
miliar. En los tiempos preindustriales, una poblaclon crecI~te.vema L6pez», ni existen razones para suponer que sus dificultades fueran
a significar rentas per capita decrecientes. Tras la revolUCión mdus- más agudas que en algunos períodos anteriores. La burguesía gine.
trial no era éste ya el caso a escala social global, por~ue, el aumento e~ brina había reducido el número de hijos de modo drástico y efectivo
la roducción no hizo más que seguir el paso al crecimiento demogra- ni más ni menos que doscientos años antes. Entonces, ¿por qué ha-
fi~. Ahora bien, dentro de las familias por separado, las c~sas eran bría de ser en la década de 1870 cuando se originasen los cambios,
en muy gran medida como ~o habían si?o antes para la sociedad en si las crisis anteriores no lo habían logrado? La respuesta a esta pre-
conjunto. Los ingresos familiares no se Incrementaban con la .llegada gunta tiene que ser, inevitablemente compleja, e incluso es proba-
de cada nuevo niño; por el contrario, cada, nueva boca a alImentar ble que haya de basarse exclusivamente en factores de presi6n eco-
nómica.
y cada cuerpo a vestir significaba una redUCCión de los gastos en ot.r~s
necesidades. En consecuencia, mientras que an~es de la :evoluclOn Dejando de lado los problemas especiales de la limitación fami-
industrial muchas sociedades parecen haber aplIcado sancIOnes te~­ liar en situaciones particulares, nos encontramos con el enigma de
dentes a restringir la fecundidad (por ejemplo respecto ~e los m,atrl- por qué dicha limitaci6n empez6 a ser practicada en escala lo sufi-
monios tempranos), tras la revolución ind~striallas sancI~nes sociales cientemente grande como para afectar a las tasas de fecundidad na-
fueron desapareciendo gradualmente al tiempo que creclan las san- cionales o regionales casi simultáneamente en buena parte de Euro-
ciones familiares. , pa, pese a la gran variedad de niveles de desarrollo económico y de
Resulta difícil resistirse a admitir, de modo general, esta teona, circunstancias sociales que en ella se daban. Las variaciones en una
pues tiene mucho de verdad. En situaciones más particulares surgen, o dos décadas que se encuentran en el comienzo del descenso de las
sin embargo, a veces, dificultades, Rara vez se producen. los ac?nte- tasas de fecundidad marital son sorprendentemente suaves si las com-
cimientos en la forma que sugieren los ~~eIos de aC:lón SOCial e paramos con las considerables diferencias que existían generalmente
, d' 'd al E incluso cuando los acontecimientos se ajustan clara- entre las tasas de cambio social y económico a escala regional. El
In IVI u , d'f' '1 d caso inglés parece haber sido típico de 10 ocurrido en muchos otros
mente a las pautas previstas, resulta frecuentemente I lel e eom-
países europeos, y por tanto lo que ocurrió en Inglaterra puede ser-
HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 195
194

1 tasa de nacidos vivos


por cada 1.000 habitantes TABLA 5.15
2 nacidos vivos por cada
3 2 1 1000 mujeres de 15-44 Descenso de la fecundidad en Inglaterra y Gales durante el último siglo
400 200 40
3 nacidos vivos legítimos
por cada 1.000 mujeres casadas Nacidos vivos
Nacidos vivos legítimos por cada
300 150 30
Tasa de nacidos por cada 1.000 mujeres casadas
vivos 1.000 mujeres y con edades
por 1.000 entre 1.544 años entre 1.544
200 100 20
1851-1860 34,1 144,9 281,0
1861-1870 35,2 151,0 287,3
100 50 10 1871-1880 35,4 153,6 295,5
1881-1890 32,4 138,7 274,6
1891-1900 29,9 122,7 250,3
o O O -1--r----,--.--r----,--.-__r - - r - , -__r - - ¡ - - - ¡
1:901-1910 27,2 109,0 221,6
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1911-1920
1850 21,8 87,7 173,5
1921-1930 18,3 73,9 143,6
FIGURA 5.4 1931-1935 15,0 61,7 115,2
Descenso de la fecundidad en Inglaterra y Gales durante el último siglo 1936-1940 14,7 60,9 107,3
1941-1945 15,9 69,3 105,4
1946-1950 18,0 80,9 122,5
1951-1955 15,2 72,5 105,0
virnos de ejemplo para fijar la cronología y extensión de la revo!u 1956-1960 16,3 81,8 113,4
ci6n acaecida (con la excepci6n de Francia). 1961-1963 17,8 90,5 123,7
La figura 5.4 y la tabla 5.15 muestran las fluctuaciones en la
tasa bruta de natalidad y en la de fecundidad general y marital des- FUENTE: Registrar-General, 1963, pt. lII, 64, tabla C36.
de 1851. En las tres el punto más alto se da en la década 1871-1880,
y el más bajo, en las dos primeras series, en 1936-1940. Por otro
lado el punto más bajo de fecundidad marital fue alcanzado en 1951· la proporción de mujeres solteras en edades fecundas). De las tres,
1955, en que la tasa era ligeramente inferior a las de 1941-1945 Y es la marital la que de modo más directo refleja la difusión de las
1936-1940, los dos períodos más pr6ximos a aqu~. La tasa bruta de prácticas anticonceptivas y el enorme cambio que ello supuso queda
natalidad decreci6 en un 58 por lOO, la de fecundIdad general en un claramente expresado en el hecho de que la tasa de fecundidad ma-
60 por 100 y la de fecundidad marital en un 64 por 100 entre los rital decayese en casi dos terceras partes en tres cuartos de siglo.
puntos más alto y más bajo de sus respectivas escalas. El. hecho ~e Las tasas brutas de reproducción de la tabla 5.16 (para definición
que la fecundidad general decreciese menos que la mantal refleja de este concepto véase página 23) establecen, de forma diferente, los
el creciente porcentaje de mujeres casadas en los grupos de edades mismos cambios en la fecundidad e indican cuántas hijas nacerían
fecundas (esta tendencia se ha visto fuertemente incrementada en por término medio a cada mujer dadas las tasas prevalecientes en la
los últimos años: entre 1936-1940 Y 1962 la fecundidad general fecha de que se tratase. Naturalmente, la cronología y la cuantía del
aument6 en un 49 por 100 en tanto que la marital lo hizo tan sólo descenso es muy similar a la de la tasa general de fecundidad. La
en un 16 por 100, siendo debida la diferencia al gran descenso en reproducción bruta no alcanzó la unidad en la década 1930, y si la
~ -- -- ~------------------

POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 197


196 HISTORIA Y POBLACIÓN

Todas las medidas de fecundidad utilizadas hasta aquí son me-


didas de situaciones corrientes y pueden, por tanto, fluctuar de for-
TABLA 5.16
ma pronunciada cuando se den circunstancias especiales de escasa
duración. Por ejemplo, las tasas corrientes pueden decrecer sensible-
Tasa neta y bruta de reproducción en Inglaterra y Gales desde 1841
~ente. durante un período de depresión y desempleo ya que las pare-

TBR TNR Jas dejan entonces el tener más hijos para cuando las circunstancias
económicas mejoren y, sin embargo, el tamaño final de las familias
1841 2,237 1,349 puede no resultar afectado. De forma similar se produce a menudo
1851 2,264 1,381 una oleada de nacimientos en el año o en los dos años inmediata-
1861 2,277 1,427 mente posteriores a una guerra, cuando los soldados retornan a sus
1871 2,356 1,511 hogares. Y aun cuando las tasas corrientes no presenten perturbacio-
1881 2,252 1,511 n~s de este tipo, no por ello dejan de poder resultar engañosas. Por
1891 1,973 1,369
ejemplo, cuando se da una tasa bruta de reproducción femenina de
1901 1,702 1,238
1,428 1,121 2,00, significa esto que cada mujer, por término medio tendrá dos
1911 hijas, suponiendo que las tasas corrientes específicas por ;dad se man-
1923 1,153 0,966
0,862 0,756 tengan a todo .~o larí!.O de su período fecundo. Ahora bien, una mujer
1933
1938 0,897 0,805 puede tene~ hIJOS a 10 largo de un período de más de 20 años, y las
1939-1949 1,031 0,945 tasas especIficas por edad pueden cambiar mucho al cabo de dos dé-
1950-1954 1,061 1,015 ~adas si empieza a practicarse cada vez más la anticoncepción. Una
1960 1,291 1,252 ¡oven d~ 20 ~ños, pert~neciente a una generación (<<cohorte» según
1963 1,389 1,347 la termmologIa demografica) que ha empezado a limitar el número
de hijos, al alcanzar los 35 años no tiene las mismas posibilidades de
NOTA: Las cifras anteriores a 1933 son medias de tres años. En adelante tener un hijo que una hermana suya mayor de una cohorte diferente
se refieren a años individuales o son medias. con diferentes cost~mbres y que ya tenga 35 años; pero una tasa
FUENTE: Registrar-General, 1963, pt. III, 67, tabla C40.
bruta de reproduccIón calculada a partir de las tasas corrientes es-
pecífi~as por edades no nos habla de esto. Lo que sí puede hacer
constltuyendo una valiosa y más amplia perspectiva del cambio revo-
fecundidad se hubiera mantenido a ese nivel la población hubiera
lucionario en las pautas de formación de las familias es una medida
disminuido aun cuando no se hubieran producido defunciones entre
de las cohortes como la de la tabla 5.17. En dicha tabla 'viene dada
el nacimiento y la edad adulta. La tasa neta de reproducción dismi-
la disminución del tamaño de las familias de las mujeres casadas en
nuyó, por supuesto, mucho menos que la tasa bruta (sólo en un 50
una fecha o entre ciertas fechas dadas. Por ejemplo, las mujeres ca-
por 100, comparado con el 63 por 100 entre 1871-1933) debido al
sadas entre 1861-1869 tuvieron por término medio 6,16 niños du-
sostenido descenso de la mortalidad juvenil y, más adelante, de la
rante su vida fecunda, naciendo el último de dichos hijos a finales
infantil. Ambas tasas, bruta y neta, se fueron acercando estrechamen-
de la década 1880 o principios de la de 1890.
te a medida que pasaban los años y disminuían las pérdidas de vidas
La tabla 5.17 y la figura 5.5 muestran cómo el tamaño familiar
jóvenes. Hacia 1963 la tasa neta de reproducción era inferior sólo
fue decreciendo a partir de 1860 y cómo 10 hizo rápidamente desde
en un 3 por 100 a la tasa bruta, mientras que en 1841 lo era en un
la cohorte de 1871 hasta la de 1925-1929. En adelante el descenso
amplio 40 por 100. En efecto, hacia 1963 la tasa neta era casi tan
fue remitiendo y con la serie de matrimonios celebrados inmediata-
alta como lo fue en 1841, en tanto que la tasa bruta era tan sólo las
mente posteriores a la segunda guerra mundial la tendencia tomó el
tres quintas partes de lo que era en esta fecha.
198 HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 199

7
TABLA 5.17
6-
Disminución del tamaño familiar por cohortes matrimoniales en Inglaterra 5
y Gales a partir de 1861
4

Tamaño Tamaño 3
de la familia de la familia
2
1861-1869 6,16 1920-1924 2,31
1871 5,94 1925-1929 2,11
1876 5,62 1930-1934 2,07
1881 5,27 1935-1939 2,04
1860 1870 1880 1890 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960
1886 4,81 1940-1944 2,08
1890-1899 4,13 1945-1949 2,20
1900-1909 3,30 1950-1954 2,31 FIGURA 5.5
1910-1914 2,82 1955-1959 2,55
2,46 Disminución en el tamaño de las familias en Inglaterra y Gales
1915-1919
a partir de 1861 (para más detalles véase la !tota a la tabla 5.17)
NOTA: Tamaño medio familiar de los matrimonios contraídos cuando la mu-
jer era menor de 45 años. Hasta la cohorte 1925-1929 toda la formación familiar
ha sido completa. Para los cohortes 1930-1944 la formación es prácticamente com- limitaron el número de hijos, aun cuando las medidas corrientes de
pleta y las cifras son por lo tanto de fiar. En adelante una proporción cada vez fecundidad alcanzaran en dicha época su cima. Si queremos identi-
mayor de formaciones totales familiares no han necesitado ser completadas. La ficar a la primera cohorte de matrimonios que practicó el control de
fertilidad última de esas cohortes ha sido estimada utilizando las tasas corrientes la natalidad en una medida apreciable, deberemos considerar una
de fertilidad de 1962-1963. Todas las cifras quinquenales de 1910 en adelante
son medias de cifras.
fecha anterior a aquella en que las tasas corrientes alcanzaron su
FuENTE: Registrar-General, 1961, pt. IIl, 70, tabla XLII; 1963, pt. IIl, punto máximo.
75, tabla C44. Quizá la manera más reveladora de descomponer las estadísticas
referentes al control de la natalidad en una población es la expuesta
en la tabla 5.18. Con ella queda claro el cambio experimentado en
rumbo opuesto. La disminución total del tamaño familiar entre la cuanto a la estrategia utilizada de forma tan drástica. En la cohorte
cohorte de 1861-1869 y la de 1935-1939 fue exactamente de dos de matrimonios de 1870-1879 era menos probable que se diera una
tercios (67 por 100). Este descenso fue notablemente regular (aun familia con un solo hijo que una con diez hijos, y una de cada nueve
cuando empleemos cohortes de un solo año) como asimismo 10 fue familias tenía once o más hijos. En la cohorte de 1925, una familia
el aumento posterior. Los «baby booms» posteriores a las dos gue- tenía 60 veces más posibilidades de tener un solo hijo que de tener
rras mundiales -y que durante un año o dos elevaron de forma diez, y apenas se daban matrimonios que tuviesen once o más hijos.
notable las medidas corrientes- es evidente que no afectaron a la Por otro lado en esta cohorte sólo una de cada nueve familias tenía
pauta latente en cuanto a la formación de familias, sino tan sólo a nueve o más hijos y aproximadamente la mitad de todas las familias
la cronología de los nacimientos individuales. Merece asimismo la contaban solamente con uno o dos hijos. Los rasgos más sobresalien-
pena resaltar que los matrimonios contraídos a finales de la década tes de la tabla los constituyen el notable grupo de familias de esos
1860 y a principios de la de 1870 debe haber incluido parejas que dos tamaños y la virtual desaparición de la familia numerosa de cinco
POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 201
HISTORIA Y POBLACIÓN
200
aproximadamente en sus dos terceras partes, siendo la nueva pauta
o más hijos. Hacia 1930 en Inglaterra una mujer que tuviese, pon-
de conducta adoptada primero por las clases medias y altas dentro
gamos por caso, unos cuatro hijos llegaba a resultar c}"t~cante y a
de la población general -como abogados, médicos, hombres de ne-
ser incluso motivo de mofa, pues un caso raro en estadlstlcas puede
a menudo ser objeto de repulsa social. Y la tabla 5.18 hace referen- gocios- para ir infiltrándose en la pirámide social hasta afectar,
cia, por supuesto, a todas las clases del país. Dado que el tamaño poco más tarde, las costumbres de los mineros y trabajadores agríco-
las, pero hasta la última generación no han empezado a disminuir las
medio familiar difería en dos unidades entre los labradores 0,05) Y
diferencia~ en el.número de hijos entre las distintas clases sociales y
los empleados asalariados (1,48), en la cohorte de 1925 existían
grupos dentro de los cuales eran raras las familias con incluso tres esto ha SIdo debIdo a que algunos grupos de la clase media y de la
alta han comenzado a tener familias más numerosas en tanto que los
hijos, y prácticamente desconocidas las. de cinco (v~ase ta?~a 5.1.3~'
La historia del revolucionario cambIO en el tamano famlItar orIgI- menos afortunados económicamente seguían la tendencia de tener
nado por las parejas que practicaban el coitus interruptus Y otras menos hijos, siendo en general las familias menos numerosas aquellas
técnicas anticonceptivas, como un accesorio normal del coito dentro en .que el padre era un oficinista que desempeñaba un trabajo mal
del matrimonio, es a grandes rasgos un asunto claro. En el espacio pagado.
de dos generaciones o poco más el tamaño medio familiar disminuyó Una vez más, sin embargo, es preciso ser prudente al interpretar
las pruebas. ~a historia de la limitación familiar en Francia y, en un
perIOdo anterIor, en Inglaterra, sugiere que quizá todos los pueblos
TABLA 5.18 y todos los grupos sociales dentro de éstos tienen en reserva la ca-
pacidad de reducir la fecundidad dentro del matrimonio cuando así
Frecuencía relativa de familias de diferentes tamaños lo requieren las circunstancias. Es aún pronto para afirmar de modo
en Gran Bretaña, 1870-1925 dogmático que la limitación se practica siempre antes entre los es-
tamentos más altos que entre los inferiores de una sociedad. Una
Cohortes de matrimonios
Número de 1915 1925 vez más, están aún sin entender bien las presiones dentro del am-
nacimientos 1870-1879 1890-1899 1900-1909
biente familiar que fomentan la limitación del tamaño de la familia.
83 99 113 150 161 ~ebe r~co~arse que mientras el coitus interruptus constituyó la téc-
O 212 252
53 95 148 mca prmclpalmente empleada, la decisión de practicar la anticon-
1 235 254
72 136 187 cepción y limitar el número de hijos era una prerrogativa masculi-
2 159 144
86 136 157
3 95 77 na. El incentivo para obrar así quizá fuera débil en una comunidad
95 122 120
4
84 59 45 minera donde, pongamos por caso, la vida de los hombres casados
95 100
5 35 27 se veíá escasamente afectada por el número de hijos dado que pasa-
94 83 63
6 21 18 ban el día de trabajo fuera de casa, las tardes en la taberna, y que
89 65 45
7 15 10 entregaban a sus mujeres una cantidad fija para los gastos del hogar
83 52 32
8 22 9 6 después de haber descontado de la misma el dinero necesario para
73 40
9 6 4
10 62 30 15 sus propios placeres y diversiones. No obstante, cuando el hogar
115 42 14 4 2 era el centro ?e la actividad económica y el paqre pasaba la mayor
11
1.000 1.000 1.000 parte de su tIempo con su familia (por ejemplo, en el caso de un
1.000 1.000
pequeño tendero o de un zapatero), su actitud respecto de la limita-
ción familiar puede que fuera totalmente distinta.
NOTA: Nacidos vivos en matrimonios completos contraídos cuando la mujer Pueden haber existido también importantes diferencias en la rapi-
era menor de 45 años. dez con que las comunidades, según fuesen «puras» o «mezcladas»,
FUENTE: Royal Comission on Population, VI, pt. l, 87, tabla 16.
HISTORIA Y POBLACIÓN POBLACIÓN Y REVOLUCIÓN INDUSTRIAL 203
202
hayan adoptado la limitación familiar. Donde el núcleo ~ri?cipal de como entre diferentes partes del país. Por ejemplo, la tasa de mor-
cabezas de familia estaba compuesto de personas que VIVIan de la talidad perinatal (fallecidos en la primera semana de vida más naci-
minería del carbón, éstos tenían pocas oportunidades de observar los dos muertos, por cada 1.000 vivos y nacidos muertos) en Burnley,
cambios que se producían en las comunidade~ en las que e;a? muchos situado en Lancashire, en 1962 era dos veces la correspondiente a
y muy diversos los grupos sociales y ocupacIonales que vIvIa~ ~n es- Cambridge-shire (43 Y 22 por 1.000).16 Pero estos contrastes subsis-
trecha convivencia. ¿Cómo se comportaban los cabezas de famIlIa que tentes no afectan ya apenas a la esperanza de vida en el momento
. vivían de trabajos temporales o terciarios en las comunidades «pu- del nacimiento. En todos los países occidentales la mortalidad tiende
ras»? ¿Se parecían más las familias del 7arnicero: del cartero o del hoy hacia lo que ha sido a veces denominado mínimo biológico, es
tabernero de dichas zonas a las de sus vecInOS, o bIen a las correspon- decir, aquella situación en que las tasas de mortalidad específicas por
dientes, en el conjunto del país, a su grupo ocupacion~? ¿En qué edades reflejan tan sólo los fallecimientos debidos a la degeneración
medida se hallaban relacionados el nivel cultural y educaclOnal con la de alguna función corporal o a algún defecto genético. La muerte pro-
rápida difusión de la limitación familiar? Son muchas las preguntas ducida por enfermedades que invaden el cuerpo desde el exterior ha
de interés, pero pocas las respuestas que cabe dar con seguridad; La quedado prácticamente eliminada. Sólo un avance de la ciencia médica
información precisa para ello yace esper,ando en los censos; ~ero :s~~s que inhibiese el proceso de envejecimiento o proporcionase un re-
en Inglaterra desgraciadamente no estan normalme:nte a dI.SposIcIon medio contra enfermedades como las del aparato circulatorio podría
de los estudiosos, sino después de haber transcurrIdo un SIglo com- reducir más aún la mortalidad a un nivel insignificante. la esperan-
pleto, a causa de la llamada «regla de los cien a~os», se~ la c~al za de vida puede aumentar hasta los 77 años, pero difícilmente
la información censal sólo deja de ser confidencIal a los CIen anos podrá llegar más lejos en las actuales circunstanciasP Es ya de 73 en
Noruega (1951-1955), de 71 en Nueva Zelanda (1955-1957), de 73
de su recopilación.
Debe señalarse una última característica general de todos los en Holanda (1956-1960) y sólo un poco inferior en gran número de
pueblos que han pasado p~r la revoluci?n in~~striaI. Au~q~e la inme:- países. En Rusia es de 70 (1960-1961), en el Reino Unido de 71
diata conmoción de la socIedad y la dIsoluclOn de las VIejaS comum- (1960-1962), en los Estados Unidos de 70 (1962).18
dades produjese sorprendentes y a veces chocantes variaciones en la Las diferencias en la fecundidad en los diferentes grupos sociales
mortalidad, y aun cuando la difusión de l~ limitación f~ar ,en las son relativamente mucho mayores que las diferencias en la mortali-
sociedades postindustriales produjese as~mIsmo, y por CIerto tle~po, dad. Puede haber algún grupo, como los huteritas de Estados Unidos,
grandes diferencias dentro de la comumdad en cuanto a fecundIdad que continúa manteniendo tasas de fecundidad propias de niveles
y a tamaño familiar, no parece arriesgado a~elanta:, como regla ge· preindustriales, pero en general las grandes diferencias en la fecun-
neral, que dichas diferencias dentro de la socIedad tlenden a ser cada didad entre los dos extremos de la escala social que se dieron durante
gran parte del pasado siglo se han estrechado considerablemente en
vez más pequeñas. .
Esto es particularmente cierto respecto de la mortalIdad. Las gran- los últimos años, tanto de forma relativa como absoluta.
des diferencias en la mortalidad específica por edades y por da.se Dichos cambios han sido fruto de la revolución industrial y conto
social se han ido estrechando, de modo ininterrumpido desde m:dIa. consecuencia el hombre puede ahora controlar tanto la natalidad
dos del siglo XIX. Las enormes diferencias entre la ciudad de LIver· como la mortalidad de una forma que hubiera parecido totalmente
pool y el condado de Surrey puestas de .reliev: en su ,día por .Farr fuera del alcance humano para la generación de Malthus.
son ahora mucho menores. Lancashire sIgue sIendo aun, en cIerto
modo, un condado menos sano que Surrey pero las diferencias no son
ya tan grandes como para que la esp~ranza de ~i~a en uno sea doble de 16. Registrar-General, parte 1, tabla 13.
la correspondiente al otro, aunque sIgan subSIstIendo al~~as grandes 17. Pressat, 1961, p. 345.
diferencias en ciertas tasas de mortalidad, tanto entre dIstIntas clases 18. Naciones Unidas, Demographic Yearbook, 1963, tabla 26.
TEMA 2
MOKYR, La Revolución Industrial
y la Nueva Historia Económical pp. 441-482

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