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La curación de un endemoniado
Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, le fueron al
encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, tan
furiosos que nadie podía transitar por aquel camino. En ese
momento se pusieron a gritar diciendo: ¿Qué tenemos que ver
contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí antes de tiempo para
atormentarnos? Había lejos de ellos una gran piara de cerdos que
pacían. Los demonios le rogaban diciendo: Si nos expulsas,
envíanos a la piara de cerdos. Les respondió: Id. Y ellos salieron y
entraron en los cerdos. Entonces toda la piara corrió con ímpetu por la pendiente hacia el mar y
pereció en el agua.
8La curación de un paralítico
Subió a una barca, cruzó de nuevo el mar y llegó a su ciudad. Entonces, le presentaron a un
paralítico tendido en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico:
Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se atemorizó y glorifico a Dios por haber
dado tal potestad a los hombres
- Mira, no lo digas a nadie; pero anda, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda que ordenó
Moisés, para que les sirva de testimonio.
Entonces, puesto en pie, increpó a los vientos y al mar y sobrevino una gran calma. Los
hombres se asombraron y dijeron:
15
Diez leprosos son limpiados. Jesús los curó con el poder
de su palabra
Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al
entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos,
los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: !Jesús,
Maestro, ten misericordia de nosotros!
Cuando él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y
aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de
ellos, viendo que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a
gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y
éste era samaritano.
Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?
¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?
Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.
16Jesús sana a un sordomudo
Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea,
pasando por la región de Decápolis.
Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano
encima.
Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y
escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo:
Efata, es decir: Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se
desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien.
Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo
divulgaban.
Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a
los mudos hablar.
24
Jesús atiende a una multitud
Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía
de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de
Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para
oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; y los que habían
sido atormentados de espíritus inmundos eran sanados.
Y toda la gente procuraba tocarle, porque poder salía de él y
sanaba a todos.