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Puede ser definida como el poder de hecho que se ejerce sobre determinada cosa corporal,
propia o ajena, independientemente de la legitimidad que se tenga para hacerlo, con la
intención de retenerla y disponer de ella como lo hace un propietario. A través de ella se
materializa el derecho de propiedad y todos los restantes derechos que derivan de éste. En
síntesis, la posesión es un señorío de hecho sobre una cosa, mientras que la propiedad
constituye un señorío de derecho.
Consta de dos elementos: el corpus, poder físico que se ejerce sobre la cosa, y el animus,
intención del individuo de tener la cosa y disponer de ella como si fuera el titular del dominio.
Es necesaria la presencia simultánea de ambos elementos para que la posesión tenga
consecuencias jurídicas y su correlativa protección.
La primera es aquella que se obtiene sin causarle ningún daño al anterior poseedor, es decir
que se adquiere por un medio legal y sin vicio de origen. Por ello, también se la llama posesión
no viciosa.
La posesión injusta implica que se le ha causado una lesión al antiguo poseedor y se distingue,
según el vicio mediante el cual se la adquiere, en violenta (vi), clandestina (clam) y precaria
(precario). La posesión viciosa se origina cuando se ejerce sobre el antiguo poseedor fuerza
física o intimidación a fin de expulsarlo, también cuando al poseedor se le imposibilita ejercer
alguna resistencia a fin de salvaguardar su derecho o cuando el nuevo poseedor se apodera de
la propiedad en su ausencia y a su regreso no se le permite ingresar.
ADQUISICION DE LA POSESION.
Es indispensable para que ello ocurra que estén presentes los elementos material e intencional
llamados corpus y animus, respectivamente.
El primero (corpus) requiere que sea físicamente posible tener la cosa que se pretende poseer
y que el poseedor pueda usar de ella, excluyendo a cualquier otra persona que pretenda
hacerlo. Sin embargo, excepcionalmente, se admite que pueda adquirirse la cosa sin este
requisito, cuando la persona puede tener materialmente la cosa y tiene el ánimo de hacerlo,
como, por ejemplo, la adquisición de un tesoro por parte del propietario del terreno en el cual
éste se encuentra enterrado, supuesto en el cual la persona sólo necesita el animus para
obtener la posesión. El corpus es un elemento de gran importancia porque exterioriza la
posesión y constituye su mejor forma de probarla.
La legislación romana siempre reconoce la posibilidad de que la posesión pueda ser adquirida
por el pater familias a través de las personas sometidas a su potestad, tanto por los hijos
(filius) como por los sirvientes (servis). Desde la época imperial comienza a surgir la idea de
que la posesión puede ser adquirida por personas libres que no dependen del titular, como,
por ejemplo, a través del procurator.
El interdicto (interdicta) es la orden dada por el magistrado durante la etapa denominada "de
derecho" (in iure) del proceso formulario, a petición de un ciudadano, con el objeto de poner
fin a una controversia, disponiendo la exhibición de cosas o personas, la restitución de cosas o
la abstención de realizar determinados actos. Los interdictos, en un principio, tienen mayor
aplicación en la esfera administrativa y pública, pero luego se los emplea también en el campo
del derecho privado.
Los principales interdictos son los siguientes:
Interdicto clandestina possessione. Es el que otorga el pretor en caso de que una persona sea
privada oculta y maliciosamente de la posesión que ejerce sobre un inmueble. Es el caso, por
ejemplo, de una persona que deja su casa para ir al mercado y cuando regresa se encuentra
con que otro la está ocupando. Cuando aquél regresa puede expulsar al intruso, aunque no por
medio de violencia armada. Este tipo de interdicto deja prontamente de emplearse cuando se
dispone que la posesión de losinmuebles no puede perderse clandestinamente y es
reemplazado por el interdicto unde vi.
Interdicta quorum bonorum. Se le da esta acción al heredero designado como tal en virtud de
la labor del Pretor (bonorum possesor), con el objeto de que aquella persona que tiene la
herencia o parte de ella se la restituya. A tal efecto, no interesa si éste la posee en calidad de
heredero o de simple poseedor de la cosa. El interdicto se refiere a la universalidad de bienes
que conforman la herencia y no a cada uno de ellos por separado.
Interdictum possessorio. El pretor lo otorga en beneficio del bonorum emptor con el objeto
de que logre la posesión de los bienes que se le adjudican en virtud de la bonorum venditio
que se realiza con motivo de un deudor insolvente. Asimismo, este interdicto recibe el nombre
de sectorium cuando se le confiere al comprador sobre bienes que el Estado obtiene por
confiscación o por conquista.