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Una estrella dorada para EL NINO : DE PANTALONES Para Jerry, con amor VAQUEROS y muchos recuerdos felices. dificultad. ;Por qué no le cafa en gracia a su maestra? La fora Jensen decia que él no se esforzaba, pero en verdad ‘a. Incluso se quedaba dentro del aula en los recreos y pre- juntaba cémo resolver algunos problemas que no entendfa, pero la sefora Jensen decia: [ixpliqué eso en clase, Eric. Ahora estoy ocupada ~y se volvia Nein Marfa. )5i lan s6lo no se hubieran mudado! Eric se acord6 del jardin de intantes, 1 fora Foster habja sido buena. Ella abrazaba a los mucho, !.4 sefora Jensen también se refa, pero nunca con Eric. Ni con Aan Trice ‘6 los puiios como si fueran pelotas y miré hacia el Hino lado de: Santi estaba inclinado haciendo sus problemas de i las piernas entrecruzadas y la cara colorada de Hahajar (an arduamente. Hie se miro sus pantalones vaqueros. Estaban limpios. Su mama f Hy lnvaba todos los dias. Pero estaban destefiidos. Mir6 a los otros Hee Pilow tenian vaqueros nuevos, Eric habfa escuchado decir a su anid ok * B« TAYLOR bajo la mirada hacia su pupitre y tragé con wf lo ha Hiflon y ner Malemadtion UNA ESTRELLA DORADA PARA ERIC —Simplemente no tengo con qué comprar vaqueros nuevos, con siete hijos que alimentar. Eric se Ilend de orgullo. Su mamé era extraordinaria. Hacia todo lo que podfa para cuidar a su familia con los pocos ingresos que obtenfa. Asf que, ,qué importaba si é1 no tenfa ropa nueva como los otros nifios? Esa escuela vieja y tonta... ,a quién le importaba? Al instante dej6 caer su cabeza. Su corazén decia: “A mf sf me importa”. ;Si al menos pudiera aprender a leer, a escribir y a resolver los problemas, quiz4 la sefiora Jensen le sonreirfa y se reirfa con él también! Sacudié la cabeza. El no era inteligente. No le podia ir bien en ninguna materia. Cuando Ilegé la hora del almuerzo y del recreo, Eric no salié al patio con los otros. Comié un séndwich de manteca de manf en su pupitre y luego se recosté sobre sus brazos. Hubiera deseado tener otro s4ndwich, pero su mamé estaba sin pan hasta el da de pago. Un mes entre un pago y otro era mucho tiempo. A veces, Eric incluso se quedaba con hambre cuando se iba a dormir. Se le escap6 una lagrima gruesa por el rabillo del ojo, pero se la secd. Después de todo, tenia algo que esperar con ansias después de la escuela: Samuel iba a venir. Eric se olvidé de los problemas de la escuela cuando se acordé de Samuel. En pocas semanas més, Samuel iba a ser su nuevo papé. Samuel era grande y fuerte: el mejor camionero del pais. Se refa mucho e incluso una vez habfa dejado que Eric manejara su enorme camion. Desde que Samuel habia conocido a su mamé, se respiraba més alegrfa en la casa de Eric. “Samuel gana suficiente dinero, asi que nunca mds tendré que irme a dormir con hambre”, se dijo Eric. “Cuando crezca, quiero ser igual a éI”. Cerré sus ojos y recordé el primer dia en que Samuel Johnson fue a verlos. Samuel observé a todos: Sara, de 12 afios; Tomas, de 9; Eric, de 7; Melisa, de 5. —Bueno, yo pensé que iba a tener siete nifios, y hay cuatro sola- mente. Su carcajada Ilené la casita. Eric se dio cuenta de que él también se estaba riendo. —Vamos, Samuel, ti sabes que mis tres hijas mayores estén casa- xk CAPITULO1 das —le dijo la mama. —Bien, supongo que me tendré que conformar con estos cuatro, Samuel tom6 a Melisa y la hamacé en el aire, y ella se refa a carcajadas. Luego Samuel se fijé en los demas. Por tiltimo miré a Eric. —jC6mo es que eres tan callado? ;Los ratones te comieron la lengua? -El es el callado -explicé la mama. Eric capté una mirada especial en los ojos de su madre y sintié que un calor le subfa por todo el cuerpo. -jEric! La voz de la sefiora Jensen Io trajo de vuelta al aula vacta. ~-Voy a tener que enviarle una nota a tu madre si no mejoras en tus materias. —Si, sefiora. . Eric se quité el cabello castafio de su frente, deseando poder cor- térselo. Quizd luego del casamiento de su mama y Samuel habria dinero para ir a la peluquerfa. ~iSi al menos dejaras de sofiar tanto tiempo despierto, podrias aprender! La sefiora Jensen apreté sus labios. , Yo estoy dispuesta a ayudarte, pero no puedo hacer todo —sus- piré-. ,No quieres aprender, Eric? ~iOh, si, sefiora! —Si tan sdlo pudiera hacerle comprender cudn- to. Daria cualquier cosa... —jSefiora Jensen, sefiora Jensen! —dos nifias entraron corriendo al aula-. Guille se cay6 de una hamaca, y... la Sefiora Jensen ya estaba en la puerta, saliendo del aula, y dej6 « Eric con su frase a medio terminar. Fl se qued6 mirando por la ventana, Harfa un esfuerzo para aprender. Eric se esforzaba de yeras. Pero ya estaba tan atrasado del resto. que no podia ponerse al dfa. No importaba cudnto empefio pusiera, mientras aprendia una cosa, la clase ya habfa avanzado con fils nuevo. El estaba en el grupo de lectura més lento. Santi también estaba en ese grupo, junto con otro nifio y dos nifias. Pero después de las vacaciones de primavera, las nifias y el otro nifio pasaron al S$

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