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PARA

a pu n tes
ARQUEOLOGIA
CUADERNOS DE TRABAJO

Departamento de Prehistoria

APUNTES PARA ARQUEOLOGIA

TECNICAS DE FECHAMIENTO
DE INTERES ARQUEOLOGICO

M EX IC O 1974

l;N S TI T U T O NACIONAL ANTROPOLOGIA HISTORIA


i
IN S T IT U T O NACIONAL DE AN TR OPOLO GIA E H IS T O R IA .

DEPARTAMENTO DE P R E H IS T O R IA

APUNTES PARA L A ARQUEOLOGIA

T E C N IC A S DE FECHAMIENTO DE IN T E R E S ARQU EOLOGICO.

Jo a q u ín G a rc ía - B á r c e n a G .
IMPRESO EN LA ESCUELA DE RE STAURACIO N Y M U SEO GR AFIA DEL INAH
CHURUBUSCO - MEXICO
1974
NOTA INTRODUCTORIA

Hay una gran escasez de trabajos en castellano acerca


de las técnicas de fechamiento de Interés arqueológico» Hasta
donde sé, la única publicación que trata en forma especifica de
este tema es Datación de Largo Alcance en la Arqueología, tradu£
ción del original en inglés de Heizer, publicada por la Universi
dad de San Marcos, de Lima, en 1969. Con el objeto de llenar, -
aunque sea parcialmente, este hueco, se ha escrito este trabajo.
Durante las primeras etapas del desarrollo de la arqueo
logia, la cronología partió de tres fuentes distintas*
1.- La aplicación de principios geológicos, especialmen
te la estratigrafía.
2.- Las técnicas de seriación, con frecuencia unidas a
la aplicación de las teorías de evolución biológica a los cam­
bios en la tecnología y en la sociedad, reflejados en los mate—
riales del pasado.
3.- £1 uso de cronologías basadas en calendarios oscri
tos, y la extensión de éstas a zonas carentes de escritura por -
medio de la identificación en ellas de materiales importados de
lugares en que un calendario estuviese en uso.
Las cronologías derivadas de la estratigrafía y de la
seriacién permiten únicamente conocer si un artefacto o conjunto
es anterior, contemporáneo o posterior a otro, pero no son sufi­
cientes, por sí mismas, para proporcionar fechas en años, ni si­
quiera de manera aproximada.
Las cronologías basadas en la existencia de calendarios
permiten asignar fechas a materiales, pero su campo de aplicabi-
lidad es limitado, tanto espacial como temporalmente, ya que se-
requiere que un calendario exista, que se hayan conservado fe---
chas de este calendario, y que haya sido posible correlacionar -
estas fechas con el calendario actualmente en uso. Estas c o n d i ­
ciones existen, en el Viejo Mundo, sólo a partir de 3000 a. C. y,
en América, desde poco antes del principio de la era cristiana.
Estas fechas son, respectivamente, aplicables, en el Viejo Mundo,
a Egipto y el Próximo Oriente, y regiones cercanas a ellos y, en
\

el Nuevo, a la zona maya y áreas próximas; en muchas regiones de


2

la Tierra la. cronologías de base calendárica no .e vuelven po-


sibles hasta mucho ml. tarde.
Lo anterior nos presenta la situaci&n de la cronología
arqueo16gica a finales del siglo pasado.
A principios de este siglo se inici6 el desarrollo de
las primeras t6cnicas de fechamiento, independientes de la exis-
tencia de calendarios, capaces de proporcionar fechas. La prime-
ra de 'stas, basada en la identificaci6n y cuenta de varvas, co-
menz6 a ser estudiada en Escandinavia, por el Baron de Geer, y -
la segunda, que se fUndamenta en la identificaci6n y cuenta de -
anillos de crec~iento de lrboles, fU' desarrollada por Douglass
en el Suroeste de Estados Unidos.
A partir de entonces, numerosas t6cnicas de fechamien-
to han sido desarrolladas o propuestas, obedecen a distintos
,
prin
-
cipios, son aplicables a diferentes materiales, y son capaces de
proporcionar fechas de diversa exactitud. Algunas de estas t6c-
nicas han alcanzado un desarrollo tal que permiten fechar mues--
tras en forma rutinaria; la mls notable es la basada en la desin
tegraci6n del radiocarbono, ya que, en las palabras de G1Yn
Daniel (1967:276) , "la'verdadera revoluci6n en el problema de fe
chamiento en la Arqueología tuvo lugar cuando el profesor Willard
F. Libby descubri6 la existencia de c14, adem's del C12, en mate
ria orginica, y .e di6 cuenta que este is6topo radioactivo, que -
decae a una velocidad constante, puede usarse para fechar mate--
rial en contextos arqueo16gicos". 'De este grupo de t'cnicas de -
fechamiento que han tenido su origen durante el presente siglo, -
nos ocupare.os aquí.
Las t6cnicas de las que se habla en las siguientes plgi
na. se han agrupado de acuerdo con los principios físicos, quími-
cos o bio16gi~os de los que se derivan. La presentaci6n de cada
grupo se inicia con una discusi6n, en t6rminos bastante generales,
de los principios de los que las t'cnicas específicas dependen; -
se ha considerado de utilidad esta manera de organizar el material
porque el conocimiento de los principios en los que una determin~
da t'cnica se basa permite estimar el grado de exactitud que pue-
de esperarse en las fechas obtenidas, tener una idea de que var~
bles pueden afectar los resultados, y sugerir otras aplicaciones,
ya sea al fechamiento de materiales distintos a los ~sua1mente
J

empleados como muestra, o a la obtenci6n de informaci6n no-tempo-


ru.
En la disousi6n de cada t6cnica especifica se ha dado -
'nfasis u rango temporu para él que es aplicable, a la preci---
si6n que puede esperarse en las fechas obtenidas, y a las clases
y cantidades mínimas' de materiues que pueden fecharse; se pre---
sentan, iguumente, las precauciones que en cada caso deben 'tomar
s. en la obtenci6n y manejo de las muestras para fechamiento.
Se mencionan tambi'n,' en ciertos casos,' posibles aplicaciones,
adn no desarrolladas, de una determinada t6cnica. En cambio, no
se tratan o, cuando m&s, se mencionan muy someramente, los proce-
dimientos de laboratorio usados en el procesamiento de una mues--
tra y en la determinaci6n de la fecha correspondiente; esta info~
maci6n, aunque de importancia, no es de'un inter's 'tan inmediato
para el arque6logo como la anotada antes.
Al finu de cada capítulo aparece una bibliografia mi~i
ma que corresponde a los temas tratados en 'l. Se han tenido en
cuenta los siguientes criterios en la selecci6n de esta bibliogr~
fia: en primer lugar, se han incluido trabajos que traten, en fOE
ma generu, los varios aspectos de una determinada t~cnica; en -
segundo lugar, se han anotado ciertos articulos en los que se re-
portan contribuciones importantes a la t~cnica de fechamiento de
que se trate; finumente, se ha incluido, en ciertos casos, ugdn
trabajo que muestre la aplicaci6n de esa técnica a problemas ar--
queo16gicos. Se ha procurado que las publicaciones que aparecen
en la bibliografia puedan obtenerse con cierta facilidad.

BIBLIOGRAFTA

Daniel, G.

1967 The Origins and Growth of Archaeology, (Pelican A 885),


Penguin Books Ltd., Harmondsworth; Middlesex.

Heizer, R.F.

1969 Dataci6n de Largo Alcance en la Arqueologia, (Ciencia -


Nueva 6), Vniversidad Nacional Mayor de San Marcos, --
Lima.
4

CAPllULO 1
~
EL FECUAMI ENTO EN LA ARQUEOLOGIA

~1 arque610go trabaja con objetos materiales, cada uno


de 10s cuales posee una serie de propiedades.
Un prLmer grupo de e11as corresponde al material de que
el objeto est' hecho; en ciertos casos, se encontrar' un s010 ma-
terial y, en otros, mis de uno. Entre estas propiedades pueden _
citarse 1a composici6n química, el c010r, la textura, la densidad,
etc.
Un segundo grupo de propiedades se refiere, m's que a1
material, a la cantidad de Aste inc1uída en el objeto; por medio
de ellas se especifican la forma y dimensiones. Entre estas pro-
piedades podemos mencionar masa, longitud, espesor, etc.
Finalmente, un tercer grupo de propiedades tiene que --
ver con 1a10calizaci6n del objeto. Se trata de tres dimensiones
espaciales, expresadas en un sistema de unidades determinado y r~
feridas a un punto cero o de origen especifico, y de una dimen---
si6n temporal, expresada igualmente en un sistema de unidades re-
ferido a un punto de origen conocido.
E1 primer paso en el estudio de un material consiste en
la determinaci6n de las propiedades de los objetos que 10 forman,
lo cual se logra tanto a partir de los objetos miemos como de 1a
informaci6n obtenida cuando los objetos s~ hallaron. Una vez de-
terminadas 1as características de cada uno, se pasar' a estab1e--
cer las re1aciones espacia1es y temporales existentes entre los -
objetos que componen el grupo y finalmente, las relaciones entre
este grupo y otros ya conocidos.
Por otra parte, es de gran impor~ancia el investigar --
el uso que" cada uno de 10s objetos tuvo I 'ste puede conooerse a-
partir de 1as huellas que el objeto muestre, y atrav6s de experi-
mentaci6n y de comparaci6n con objetos semejantes cuyo uso est6 -
documentado. Sin embargo, a pesar de su importancia, la funci6n
no puede determinarse, mis que excepcionalmente, en forma abso1u-
tal normalmente, a 10 más que puede llegarse es a una exp1icaci6n
plausible del uso que un objeto tenía.
Una vez en posesi6n de la informaci6n anterior, el ar-
que610go intentar' reconstruir, hasta donde 'sta 10 permita, la -
forma de vivir, pensar y actuar de la gente que hizo los objetos
- 5 -

estudiados, y las relaciones, en el espacio y en el tiempo, de -


esta gente con otros grupos humanos y con el medio ambiente.
Aunque, en principio, el arqueólogo se interesa sólo por
aquellas propiedades de los materiales que muestran la interven­
ción humana y, por tanto, en objetos en los que una o varias pro
piedades han sido modificadas por el hombre, serán también de im
portancia objetos naturales que, desde el punto de vista de la -
localización, estén relacionados con aquellos que han sido m od i ­
ficados, ya que a partir de ellos se podrá conocer algo acerca -
del medio ambiente con el que la población humana interactuaba.
De acuerdo con lo anterior, la posición en el tiempo, -
que es lo que aquí nos ocupa, es una de las características de -
localización de los objetos que el arqueólogo estudia.
Un artefacto, definido como un objeto en el que una o -
varias propiedades presentan modificaciones atribuíbles a la ---
acción humana, no tiene una localización temporal única, pues --
existe como tal durante un lapso de tiempo que principia en el -
momento en que el artefacto fué hecho y termina, ya sea en el pr£
sente, o en el momento en que el artefacto queda destruido. Den­
tro de este lapso de tiempo, es de mayor interés aquel durante el
cual el artefacto estuvo en uso, y que queda comprendido entre -
la fecha de manufactura y la de abandono. Normalmente el perio­
do de uso de un artefacto es comparativamente corto y único, por
lo que en estos casos la localización temporal puede simplificar­
se asignando el artefacto una solo fecha, que puede ser la de m a ­
nufactura, la de abandono o alguna otra intermedia entre éstas.
Sin embargo, existen casos en que un artefacto tiene varios pe—
riódos de uso, separados entre sí por tiempos relativamente lar­
gos o un periodo de uso de bastante duración en comparación a su
antigüedad total; en estos casos, no es permisible asignar u na -
fecha única al objeto, aunque, con frecuencia, y debido a las —
características de las técnicas de fechamiento empleadas, no es
fácil determinar si la fecha obtenida representa en forma satis­
factoria la localización temporal del artefacto fechado.
El fechar un artefacto consiste en determinar su localjL
zación dentro de una escala temporal. En el caso óptimo conoce­
remos s
1).- L a duración de la unidad de tiempo empleada.
2).- Un punto de origen dentro de la escala, a partir -
6
del cual se determinarán las posiciones temporales, y cuya loca-
lizaci6n temporal con respecto al presente se conoce.
J).- Cual de los extremos de la escala, si se prolonga,
contiene el presente.
Si tenemos la ~echa 1,500 d.C., sabemos que esta ~echa
se re~iere a un punto de origen situado 1974 años en el pasado _
y que esta ~echa, con respecto al punto de origen de ·la escala _
usada, estl mls cercana al presente que el punto de origen mismo.
También conocemos la duraci6n de la unidad de tiempo empleada, el
año. Una ~echa de estas características se conoce como ~echa ab-
soluta, aunque lo deseable sería obtener siempre rechas absolutas,
con ~recuencia esto no es posible pues, aparte de rechas con base
calend&rica', s6lo dos técnicas de ~echamiento, la dendrocrono10-
gía y la cuenta de varvas, proporcionan ~echas verdaderamente ab-
solutas.
Existe un grupo muy importante de t'cnicas que idealmen-
te son capaces de proporcionar ~echas absolutas, pues en ellas la
escala temporal está calibrada en unidades conocidas y se conoce
la 10calizaci6n del punto de origen de esa escala, así como cual
extremo comprende el presente~ Sin embargo, la recha misma no _
es, en la prlctica, determinable en ~orma absoluta, sino dnica--
mente probabilística. El ejemplo más notable de una técnica de
este grupo es la del c.14.
Es m~s sencillo examinar las características de un .recha
miento de este tipo a través de un ejemplo concreto, tomemos la _
~echa de radiocarbono 2,J60 !1JO. La unidad de tiempo utilizada
es conocida, pues es el año, el punto de origen de la escala es,
por convenci6n, el año 1950 de nuestra era, y se toma como direc-
ci6n positiva del tiempo la opuesta al presente. Entonces, lo _
que la ~echa indica es que algo ocurri6 unos 2,J60 años antes de
1950, pero no permite asegurar que este suceso tuvo lugar exact~
mente 2,J60 años antes del punto de origen de la escala utiliza-
da. Como vemos, la ~echa se compone de dos partes.
I

La primera, 2,360,es la recha mls probable del aconteci


miento de inter&s, la segunda, lJO, es la desviaci6n standard de
la recha mls probable. En conjunto, lo que indica la recha es _
que hay un 68% de probabilidades de que la verdadera ~echa se en
cuentre entre 2,2JO y 2,490 años antes de 1950.
Entonces, el signiricado real de una recha así, se tie-
7

ne cuando se conoce el valor m!s probable y la desviaci6n stan--


dard asociada a él; el valor más probable, por sí s6lo, ~o es s~
ficiente para def'inir la fecha. Las f'echas de radiocarbono se _
reportan siempre en forma completa, pero es f'recuente que aquellas
que son producto de otras t~cnicas de características semejantes
se reduzc'an 6ni earnente al val or m!s probable, y no se indique la
desviaci6n asociada, lo cual puede traer f'!cilmente como conse--
cuencia interpretaciones err6neas.
Además de las t~cnicas que proporcionan fechas de hecho
o potencialmente absolutas, existen otras en las que se desconoce
en fonna completa la escala temporal; éstas t~cnicas, que, según
los casos, permiten situar inequívoca o probabilisticamente los
objetos en una escala temporal, se conocen como t~cnicas de f'e--
charniento relativas.
Un primer grupo de ellas est~ f'onnado por t~cnicas para
las que la escala temporal es conocida en cuanto a su direcci6n,
y a la duraci6n de la unidad de tiempo empleada, pero se desco-
noce el punto de origen en ténninos del calendario actualmente -
en uso. En estos casos, es posible indicar las relaciones tem--
porales entre objetos f'echados en f'orma cuantitativa, y puede --
incluso definirse un punto de origen interno, pero no es posible
determinar f'echas con respecto al presente. Como ejemplo, pode-
mos citar las cronologias flotantes que aparecen en relaci6n a -
la dendrocronologia, en estos casos, puede saberse que un deter-
minado 'rbol f'u~ cortado 235 años despu~s del momento definido -
como cero, pero se carece de la infonnaci6n necesaria para deter
minar cuantos años hace que esto sucedi6.
En otros casos, se desconoce tanto el punto de origen -
de la escala con respecto al presente como la duraci6n de la uni
dad de tiempo empleada. Un ejemplo importante es el fechamiento
con base estratigr~fica. As!, podemos decir que los materiales
de una capa mas cercana a la superficie son más recientes que
aquellos que provienen de capas más profundas, pero no nos es p~
sible cuantif'icar la diferencia temporal existente entre dos ca-
pas ni el tiempo transcurrido entre la formaci6n de alguna de --
ellas y el momento actual.
Finalmen te, tenemos el caso de la seriación; por medio
de esta técnica es posible ordenar, bajo ciertas condic:J.ones,--
un lote de material desde el punto de vista crono16gico, y pode-
mos decir que un determinado artef'acto de este lote es contempo-
8

ráneo a otro, o que está más o menos alejado de '1 en el tiempo,


pero no s6lo no podemos cuanti~icar la di~erencia existente en--
tre ambos o de uno de ellos con respecto al presente, sino que -
tampoco es posible decir si un arte~acto es anterior o posterior
a otro, ya que a través de la seriaci6n misma no .puede aclararse
cual de los dos extremos de la serie es mAs reciente. En este -
caso, desconocemos todas las caracteristicas de la escala tempo-
ral empleada; duraci6n de la unidad de tiempo, posici6n temporal
del punto de origen y direcci6n.
Sin embargo, a pesar de la gran di~erencia en la exacti-
tud de los resultados que pueden obtenerse por medio de las diver
sas t&cnicas de ~echamiento disponibles, tódas ellas son de utili
dad. La selecci6n de una u otra, en un caso especí~ico, depende-
rá de las características de los materiales con los que se cuente
y del personal t'cnico y ~acilidades de laboratorio disponibles.
Con ~recuencia, un ~actor de gran importancia en la selecci6n de
la t'cnica de ~echamiento a emplear, y del ndmero de ~echas que
es posible obtener para una excavaci6n, es el econ6mico; por des-
gracia, tiende a haber una relaci6n inversa entre el costo de una
~echa y la exactitud de 'sta.
Es tambi'n importante el tener siempre presente que una
~echa obtenida por medio de una determinada t&cnica corresponde -
exclusivamente al objeto ~echado; la aplicaci6n de esta ~echa a
otros materiales, a trav's de correlaci6n estratigrá~ica, semej~
za estilística o cualquier otro m'todo, deberá llevarse a cabo --
con las precauciones del caso.

BIBLIOGRAFI A.

Heizer, R.F. Y J.A. Graham.

A Guide to Field Methods in Archaeology: 162-180,


The National Press, Palo Alto, Cali~.

Hole, F. Y R.F. Heizer

1965 An Introduc~ to Prehistoric Archaeology: 145-186,


Ho1t, Rinehart y Winston, New York.

Patrie, W .M.F.

1899 "5equences in Prehistoric Remains", (Journal o~


The Royal Anthropological Institute 29:295-301
q

CAPITI!LU J]

T~CNICAS DE FECl-IA,\II1::~:TO QUE SE r"')NDN·IE~TAN RN

REACCIONES DE ISOTOPOS RADJOACTI VUS.

El n6cleo de un átomo se compone de dos clases de partí-


culas: protones y neutr'ones; Mlbos tienen casi la misma masa, pe-
ro, mientras Clue los pri.meros tienen carga positiva, los \~ltiIIlOS
carecen de carga. Todos los átomos de un IlIismo elemento tienen _
el mismo número de protones: así todos los átomos de carbono tie-
ner: (-)protones, y todos 1 (l ~ átomos de potas i o, 19. Sin embargo,
no todos los átomos de Ul) mismo elemento tienen el mismo número _
de neutrones; por ejemplo, hay carhono eon 6, 7 'y ti neutronps: a
estas variante!" de un mismo elemento se les conoce como is6topos,
y se designar.. por el' número de partfcul as (protones + ríelltrones)-
que fonnan su núcleo. Entonces, tendremos tres is6topos de carbo-
no: C12, Cl J y c14.
Aunque hay muchos is6topos Clue ,son establ es, existen ---
otros que no lo son; a estos is6topos se les llama is6topos radio
activos; ciert.o número de éstos existen en la '\aturaleza, y muchos
más han sido producidos artificialmente.
Los isótopos inestables producen radiaci6n, con lo que -
se trans f'orman en un isó topo d.istin to, que puede ser o no del mi s
mo elemento. El is6topo resultante puede a su vez ser radioacti-
vo o estllble.
Un núcleo inestllble puede producir una partícula Alfa, -
que constA. de dos protones y dos neutrones y que lleva, por tanto,
dos cargas positivas; con ello, el núcleo queda transformado en -
UI1 isót.opo de un elemento t'ituado dos lugares antes en la' Tabla -
Perlodica. Por ejemplo, el uranio-2JR decae en esta forma, para
producir un núcleo con dos protones y dos neutrones menos: se tra
ta del torio-2Jl~. ~
En otros casos, el núcleo inestable puede producir una -
partícula Beta, que tiene una carga negativa y prácticamente ca--
rece de masa. La particula Beta es 'In electr6n, que se produce -
por la transf'onnación, dentro del núcleo, de un neutr6n en un " pr~
t.ón, con ]0 que el núcleo queda trans.formado en un is6topo de un -
elemento situado un lugar más adelante en la Tahla Perlodica, pero
que posee la misma masa que el is6topo original. Por ejemplo, el
Carbono-l i~ decae segtín este mecanislllo, transformándose ell ?\ j t r6--
geno-ll~ .
10

Con frecuencia la producci6n de una partícula Alfa o de


una partícula Beta va acompañada de una tercera clase de radia--
ci6n conocida como radiaci6n Gamma; en este caso no se trata de -
partículas, sino de radiaci6n electromagn'tioa de longitud de on-
da muy oorta. En oiertos casos, sin embargo, un núoleo deoae sin
produoir ninguna part1oula, sino ñnioamente radiaci6n Gamma. Uno
de los meoanismos que puede producir este efeoto es el oonooido -
oomo oaptura de un eleotr6n K; uno de los eleotrones se oombina -
oon un prot6n, la energ1a sobrante aparece como radiaci6n electro
magn6tioa. Se produce entonoes un isótopo de un elemento situado
un lugar antes que el núoleo original en la Tabla Períodica.
Por ejemplo, el Potasio-40 puede deoaer de esta manera, produci6~
dose entonces Argón-40 y radiaoi6n Gamma.
Finalmente, un núoleo formado por gran ndmero de proto--
nes y neutrones puede partirse, por si mismo, en dos pedazos de -
tamafio semejante. A este fen6meno se le oonoce oomo fisión espo~
tinea y oourre, por ejemplo, en el uranio, cuyo ndoleo contiene -
92 protones y más de 100 neutrones.
Todo fenómeno radioactivo obedece a la ecuaci6n
-~t
I = I e
o

en donde I es la concentraoi6n inioial del isótopo de que se tra


o -
te, e I, la oonoentraoi6n existente despu6s de haber pasado el --
tiempo t. LaA es la oonstante de desintegraoión, que es caraot~
rística del is6topo. A veces, en lugar de la oonstante de desin-
tegraci6n, se utiliza la vida media del is6topo, que es el tiempo
neoesario para que una oantidad cualquiera de 'ste se reduzca a -
la mitad (A =0.693/Tl/2) •
• La ecuaoión anterior puede servir de base para una t¿cni
ca de feohamiento, siempre que se oonozca el valor de la constan-
te -de desintegraoi6n o la vida media de un determinado is6topo
radioactivo, y pueden determinarse las concentraoiones inicial y
final. Las t60nicas de feohamiento basadas en la desintegraci6n
de un is6topo radioaotivo tienen la ventaja sobre t'onicas deriv~
das de otros principios que la vida media de un is6topo es una
propiedad constante del mismo, que no es modificada por ningún
factor externo; por tanto, la diferencia entre las oonoentraoio--
nes inioial y final del is6topo depender' dnicamente del tiempo -
transcurrido.
En la Naturaleza, la oomposici6n isot6pioa de casi todos ..
los elementos es constante y, en el caso de muchos de los elemen­
tos que poseen Isótopos radioactivos, éstos se encuentran acompa­
ñados de isótopos estables; asi, por ejemplo, el potasio se com­
pone de tres isótopos: K-39 (93.1%), K-^0 (0.119%) y K-4l (6.9%),
de los cuales únicamente el K-40 es radioactivo. Entonces, de la
concentración existente de un isótopo estable puede obtenerse -—
cuál era la concentración inicial del isótopo radioactivo. La —
concentración final puede obtenerse, ya sea midiendo la radiación
que el isótopo inestable produce, la cual es proporcional a su —
concentración, o determinando la cantidad existente del isótopo -
producido por la reacción nuclear.
Puede, en principio, désarrollarse una técnica de fecha-
miento en base a la desintegración de cualquier isótopo radioac­
tivo existente naturalmente; sin embargo, desde el punto de vista
práctico, es necesario que el elemento al que el isótopo radioac­
tivo pertenece sea razonablemente abundante; a esto se debe que -
los métodos más desarrollados se refieran a la desintegración del
uranio, torio, potasio y carbono, y que, en cambio, no se hayan -
usado con tanta frecuencia técnicas basadas en el rubidio, el in­
dio u otros elementos que también poseen isótopos radioactivos —
naturales. Para que una técnica de fechamiento de este tipo sea
de aplicación arqueológica se requiere, además, que el isótopo --
radioactivo utilizado tenga una vida media razonablemente corta,
y que materiales que contengan el elemento en cuestión se encuen­
tren con frecuencia asociados al material arqueológico que desea
fecharse o, aún mejor, que el mismo material arqueológico lo con­
tenga.
Hay dos técnicas de fechamiento basadas en la desintegra
ción de isótopos radioactivos que son de utilidad para la Arqueo­
logía: la técnica del potasio-argón y la técnica del carbono 14.
La primera de ellas es aplicable al rango temporal que va de - —
500,000 a 10 millones de años antes del presente, mientras que la
segunda es útil entre 0 y un máximo de unos 70,000 años, aunque,-
para fechamiento rutinario, el limite máximo es unos 40,000 antes
del presente. Veremos ahora, en que consisten estas técnicas, qué
materiales son fechables por medio de ellas, cuál es el tamaño --
de muestra necesario y qué precauciones deben tomarse en la obten
ción y manejo de esa.muestra.
12

POTAS IO-ARGON

El potasio es uno de los elementos mis abundantes, pues-


forma el 2.6% de la corteza terrestre. Se compone de tres is6to-
pos, dos de los cuales son estables. El tercero, el Potasio-40,
que es radioactivo, representa 91 0.119% del total del potasio
Este isótopo radioactivo decae de dos maner~s distintass
el 11.2%, por medio del mecanismo de captura de un electr6n K, __
produce Arg6n-40, mientras que el resto, por emisión de radiación
(31:;"setransforma en Calcio-40. La vida media del K-40 es 1.Jl x
109 años.
El contenido actual de K-40 se obtiene del anAlisis de _
potasio de la muestra a fechar, el contenido inicial de K-40 se _
infiere de la cantidad de Argón-40 que se encuentra en la muestra
y del contenido actual de K-40. Pudiera pensarse que seria mejor
utilizar el contenido de calcio-40, por ser un s6lido y no un gas
como lo es el arg6nJ sin embargo, el Ca-40, es el principal is6--
topo de calcio, y no podría distinguirse el calcio producido por
desintegrac1.ón del K-40 del calcio "natural".
Los requisitos de una muestra adecuada para ser fechada
por este m'todo son los siguieptess
1) Que contenga por lo menos 1% de potasio.
2) Que inicialmente no haya contenido argón-40.
J) 'Que la mu~stra no pierda arg6n, o sea, que todo el -
argón producido permanezca en el interior de ella.
4) Que la muestra no pierda potasio, ni lo reciba del ex
terior.
El primer requisito lo llenan materiales tales como micas,
feldespatos y vidrios volc&nicos, los cuales contienen entre 1 y
10% de potasio. Ya que el "reloj éle potasio-argó,n" se pone en ce
ro cada vez que todo el argón contenido en el material se pierde,
sólo materiales que han estado a temperaturas muy altas, normalmen
te fundidos, en el momento cuya fecha se quiere conocer, son ade-
cuados: las lavas y cenizas volc&nicas poseen estas característi-
cas. Al mismo tiempo, es necesario que se trate de un material -
masivo, ya que en materiales porosos la p'rdida de argón puede ser
de importancia. Finalmente, la muestra debe de ser fresca, ya
..
que un material meteorizado puede f'cilmente haber perdido potasio
o ~r.g6~,¡;q;:ambos,o haber adquirido
r ••' ' ••• (
potasio del exterior.

• ¡ ~ .'•••• ~ • _ • ••• '''l'~-


- 1 3 -

Resumiendo, una muestra adecuada para ser fechada por --


potasio-argón será de origen volcánico, masiva y no meterorizada;
al mismo tiempo debe ser identificadle mineralógicamente, puesto
que hay ciertos materiales, como algunos feldespatos y la mayoría
de los vidrios volcánicos, que pierden argón con gran facilidad.
I.a cantidad necesaria de muestra varía entre unos pocos
gramos, si se trata de materiales muy antiguos, hasta unas cuan­
tas decenas de gramos, en el caso de materiales recientes.
Deberá tenerse la precaución de que la muestra no se en­
cuentre expuesta a altas temperaturas entre su obtención y la de-
4

terminación de la fecha correspondiente.


Es también necesario no olvidar que la fecha que se ob­
tiene corresponderá al momento en que la muestra se solidificó: -
desde el punte de vista arqueológico es muy probable que este su­
ceso no sea de gran importancia, pero que si sea importante la --
correlación que exista entre la solidificación de esa lava o ce­
niza, y algún hecho de interés cultural.

CARBONO -
A diferencia del Potasio-1^, el Carbono-lU es un isótopo
de vida media muy corta. El potasio-40 que existe en la Tierra -
se encontraba en ella cuando ésta se formó; es el residuo de una
cantidad mucho más grande, que en su mayoría se ha transformado -
en isótopos estables: Ca-kO y A-^0* en cambio, el C-l4 que exis­
tia cuando la Tierra se formó puede decirse que ha desaparecido -
en su totalidad.
Sin embargo, el radiocarbono se está formando continua­
mente en la alta atmósfera, por la reacción de Nitrógeno-l4 con -
neutrones. Los neutrones, a su vez, son producidos por los rayos
cósmicos que alcanzan la alta atmósfera. Ya que el nitrógeno for
ma una buena parte del aire, lo que limita la cantidad de C-l^* -
producido es el número de neutrones disponibles, lo que a su vez
depende de la intensidad de los rayos cósmicos, y, por tanto, de
la intensidad del campo magnético terrestre: en la medida que la
intensidac del canipo magnético aumenta, decrece la cantidad de ra­
yos cósmicos que alcanzan la alta atmósfera.
El radiocarbono que, como decíamos, se está formando con
tinuamente en la alta atmósfera, está decayendo en forma continua:
pierde una partícula Beta y se transforma de nuevo en N-l¿» no ra­
dioactivo .
14

Entonces, siempre que la cantidad producida sea constan-


te y que la mezcla de la atm6st'era sea rápida en comparaci6n con
la vida media del radiocarbono, 'este is6topo representará un por-
centaje constante y uniforme del carbono que se encuentra en el _
aire, fundamentalmente en la t'orma de bi6xido de carbono. Al mis
mo tiempo, las plantas obtienen el carbono que necesitan del bi6-
xido de carbono del aire, y los animales, a su vez, lo obtienen _
de las plantas, con lo que la fl'ora y la .fauna están en equili---
brio con la atm6sfera, por lo que al radiocarbono respecta, mien-
tras están vivos, al morir, sin embargo, cesa el intercambio de _
carbono con la atm6st'eray el radiocarbono que contienen de-cae, _
de acuerdo con la ecuaci6n exponencial que se present6 al princi-
pio de este capitulo. De acuerdo con ella, para determinar una _
fecha por medio de esta tácnica, será necesario conocer lo siguie~
te:
1) La vida media del rádiocarbono: se han hecho varias _
determinaciones de este valor. Por convenci6n se ha aceptado un
valor de 5·568 ! 30 años, la mejor estimaci6n que se tenia en 1951,
sin embargo, determinaciones más recientes han proporcionado el _
valor de 5730 ! 40 años. De todos modos, las fechas de radiocar-
bono se siguen calculando y publicando en Radioca~ de acuerdo
con la vida media mencionada en primer lugarJ estas fechas se dan
en años antes del presente, entendiendo por presente el año 1950.
2) La concentraci6n actual del radiocarbono en la mues-
tra a .fechar. Esta concentraci6rt no puede determinarse a partir
deL Nitr6geno-14 producido por el c-14 al decaer, puesto que el _
N-14 t'orma una ..fracci6n muy importante de la atm6s.feraJ por tanto,
la concentraci6n se determina a trayás de la radioactividad del -
c-14 aún presente.
3) La concentraci6n inicial de radiocarbono en la mues--
tra, o sea, la cantidad de este is6topo existente en el momento -
en que el animal o plahta de que la muestra proviene muri6 ~ A
este respecto es donde mayores dificultudes ha sido necesário re
solver. Dec1amos antes que la cantidad de radiocarbono existente
en un momento dado es producto del equilibrio entre ia desintegr~
ci6n y la formaci6n de ese is6topo; la velocidad de desintegraci6n
es propiedad del c-14, y no modificable .por factores externos; en
cambio, la velocidad de producci6n depende, en 6ltima instancia,
de ~a' oantidad ~e neutrones disponible. Se ha determinado que el
''1
15

bióxido de Carbono-l4 contenido en la atm6sfera representa una __


12
parte en 10 del bióxido de carbono total, y que la hidrósfera y
y biós1'era están en equilibrio con la atm6sfera, por lo que la __
proporción de C-14 en el carbono total contenido en ambas es tam-
bi~n una parte en 10 12 •
En el desarrollo del fechamiento por medio del radiocar-
bono se asumió que la concentraci6n de c14 existente hoy en la _
biós1'era es la misma que existió en el pasado; sabemos que esto--
no es as1. Por una parte, los neutrones producidos por explosio-
- nes nucleares han incrementado la 1'ormación de radiocarbono y,
por otra, el aumento en el uso de combustibles 1'ósiles (carbón y
petróleo), debido a la Revolución Industrial, ha inyectado gran--
des cantidades de bióxido de carbono carente de c-14 en la atmós-
fera, sobre todo durante los ~ltimos 100 aftos, lo que tendió a __
disminuir la concentración de c-14. Para solucionar estas difi--
cultades, se han tomado como standards 8ecundarios en la detenni-
naci6n de la concentración inicial de radiocarbono muestras de ma
dera de edad conocida (hacia 100 aftos), las cuales se comparan
con la actividad del standard primario aceptado 'internacionalmen-
tel ácido oxálico que es proporcionado por el National Bureau 01'

Standards de Estados Unidos. De esta manera se logró la correc--


ci6n de los efecto!! causados por el hombre en los últimos tiempos
en el contenido de radiocarbono de la atmósfera y, en consecuencia,
en los seres vivos.
Sin embargo, la soluc'ión mencionada arriba n,o resolvió _
todos los problemas; desde un principio se notó que habia discre-
pancias no explicables entre fechas de radiocarbono de materiales
egipcios, y las fechas de los mismos materiales de acuerdo con la
cronología dinástica. La consecuencia de estas discrepancias es _
que la cronología del Próximo Oriente siguió estructurada de acuer
do con la sucesión dinástica egipcia, mientras que la cronología
del mismo periodo de tiempo aplicable a o~ras regiones se reestruc
tur6 de acuerdo con detenninaciones de radiocarbono.
En un intento por hallar una explicaci6n de las discre--
pancias, varios laboratorios, tanto europeos como norteamericanos,
llevaron a cabo gran número de detenninaciones de radiocarbono
de'muestras de madera de fechas conocidas por dendrocronologia
(posterionnente hablaremos de esta t~cnica de fechamiento). El-
resultado fu~ que, a medida que retrocedemos en el tiempo, la di-'
ferencia entre las fechas de radiocarbono y las fechas verdaderas,
"'
16

que pudi~ramos llamar astronómicas, se va incrementando, y para _


6,200 antes del presente, en t~rminos de radiocarbono, la fecha _
astronómica correspondiente es anterior en unos mil años. Dos--
curvas de correcci6n dendrocronológica para fechas de radiocarbo-
no, que cubren el período comprendido entre la actualidad y unos
7,300 años absolutos antes del presente, han sido publicadas _
(Suess, 1970; Ralph, Michae1 y Han, 1973); no parece probable que
dichas curvas puedan ser extendidas mucho m!s hacia el pasado, __
por la dificultad de obtener muestras de madera fechables dendro-
cronológicamente que sean lo suficientemente antiguas. Sin embar
go, determinaciones preliminares de muestras fechadas por la t~c-
nica de varvas, de la que tambi~n hablaremos despu's, parecen in-
dicar que existe una diferencia de unos mil años entre las fechas
astrónomicas y las fechas de radiocarbono durante el periodo com-
prendido entre 7,300 y 10,000 años antes del presente.
La causa de estas discrepancias parece ser, por 10 menos
en buena parte, la variaci6n en la intensidad del campo magn'tico
terrestre, aunque adn no est! muy claro si 'ste es el único fac--
tor. Una discusión amplia de todos estos problemas puede encon--
trarse en 018son, (1970).
Pasaremos ahora a hablar sobre los materiales que pueden
ser fechados por radiocarbono, los problemas especiales que algu-
nos de ~stos presentan, las cantidades mínimas necesarias de cada
uno, y las precauciones que deberán tomarse en la obtenci6n y em-
paque de la muestra.
Normalmente, todo material que contenga carbono de ori--
gen orgánico puede ser fechado por medio de esta t~cnica, pero es
tambi~n posible fechar carbonatos inorgánicos, siempre que se ha-
yan formado por reacci6n de algún ion metálico con bióxido de car
bono atmosf6rico; los m!s usuales serian carbonatos de calcio, __
que pueden encontrarse, por ejemplo, en ciertos sedimentos, o en
'1 .
la argamasa~üti1izada
interés:
en construcciones.
para hacer argamasa, se mezcla
.- Este último caso es de
arena, cal y aguaJ la cal
es un óxido de calcio hidratado que se prepara sometiendo materia
les que contengan carbonato de calcio a altas temperaturas, con
10 que estos pierden bióxido de carbono y el calcio queda en la _
forma de 6xidoJ "a este material se le conoce como cal viva, que _
el añadirle agua se hidrata, produci~ndose un incremento en la __
temperatura; el resultado es la cal apagada. Una vez que la arg~
masa se ha usado en la construcción ocurren en ella una serie de
1 ..••
I

procesos flsico-qulm:icos; inicialmente hay p~rdida de agua y des-


pu~s, el calci.o se combina con el bi6xido de carbono del aire pa-
ra transformarse de nuevo en carbonato de calcio, cuyo carbono __
proviene de la atm6sfera y contendrá la misma proporci6n de radi~
carbono que esta; una vez concluida la re~cci6n, el intercambio _
de CO2 con la atm6sfera prácticamente cesa~ y el radiocarbono con
tenido en la argamasa comienza a decaer.
La muestra mínima necesaria para determinar una fecha de
radiocarbono debe contener unos 4 gr. de carbono; hay materiales,
como el carb6n de madera, o la madera misma, que contienen gran _
cantidad de este elemento, por lo que la
..
muéstra requeri.da es me-
\

nor (unos 10 gr.); en cambio, la muestra m1nima de otros materia


les, cuyo contenido de carbono es bajo, puede ser de varios kilos.
Carbón: es práctic~nente indestructible una vez formado
y no presenta problemas de contaminación serios, excepto en el __
caso que se encuentre finamente dividido, cuando puede aBsorber _
ácidos húmicos, que tambi6n contienen carbono. El carb6n es, pues
un tipo de muestra deseable, de la que se necesita un mínimo de _
8 a 10 gramos.
~~ al igual que el carb6n, no presenta problemas _
de contaminaci6n serios. Existe, sin embargo, un hecho que debe
de tenerse siempre presente: la fecha obtenida de una muestra de
madera corresponde al momento en que los anillos anuales que la _
componen se formaron; si.se trata del centro del tronco de un ár-
bol muy viejo, la fecha obtenjda puede ser varios centenares de _
años anterior a la fecha en que el árbol fue cortado y usado para
algún fin. Cuando se trata de elementos de construcci6ri hechos _
de madera, tales como vigas o dinteles, puede tambi6n suceder que
estos elementos hayan sido usados inicialmente en un edificio ya
desaparecido, y que se hayan usado posteriormente en la construc-
ciÓn eri cual fueron hallados. Todo lo dicho anteriormente es _
aplicable tambi6n al carb6n, si es carb6n de madera. La muestra
mínima necesaria es de 15 a 20 gramos.
r.1aterialesde "vida corta". Por este t6rmino se desig---
nan aquel19S materiales que provienen de animales y plantas cuyo
ciclo dé crecimiento es corto, y que probablemente fueron usados
poco despu~s de que el animal, o la planta, del que provienen mu-
rió. Entre ell08 están semillas, hojas y tallos de gramíneas y _
otras plantas anuales, tela, papel o cuero, quemados o no, y hue-
18

so quemado. Esta clase de materiales, para 105 que la muestra m!


nima es tambien de 15 a 20 gramos, no presentan tampoco mayores _
problemas de contaminación.
Material orgánico mezclado con tierra: En ciertos casos
el carbón u otros materiales aceptables para fechamiento por ra--
diocarbono se encuentran finamente divididos, por lo que es muy _
di~icil obtener la bastante cantidad. En estos casos, se tratará
de separar la mayor cantidad posible de tierra, pero la muestra _
consistirá de una mezcla de tierra y material de origen orgánico;
este último deberá ser como mínimo 1% de la muestra, y presentar-
se, de preferencia, en particulas visibles. La cantidad mínima _
necesaria de un material de este tipo dependerá del porcentaje de
materia orgánica que contenga; como guía general, puede decirse _
que la muestra mini.ma será de entre 50 y )00 gramos. Este tipo _
de muestra es m~nos satisfactorio que los descritos anteriormente,
ya que el riesgo de contaminación por ácidos húmicos reciente o,
incluso, raicillas, es alto.
Turba: Es un material formado por descomposición parcial
de vegetación en un medio ambiente deficiente en oxigeno. La can
tidad de carbono que contiene es variable, por 10 que la muestra
minima variar& entre 50 y 200 gramos, aunque en ciertos casos pu~
den ser suficientes 15 a 20 gramos. Aunque la turb~ es un material
bastante satisfactorio para obtener de ~l fechas de radiocarbono,
hay un cierto riesgo de contaminación por ácidos húmicos, y por -
raicillas.
Marfil: Es un material satisfactorio, ya que es compacto
y el carbono está fijado firmemente, por 10 que no hay mayores --
riesgos de contaminación. Se requieren, como minimo, uno. 50 gr~
mos de este material.
Hue~: Si el hueso fu~ quemado poco despu~s de la muerte
del animal del que proviene, el carbono queda fijado y no hay ma-
yores problemas en la obtención de una fecha; dependiendo del ~r~
do de calcinación, pueden necesitarse hasta )00 gramos de material.
Si el hueso no está quemado, los problemas son serios, pues hay -
intercambio de carbono inorgánico con el medio exterior que rodea
al material óseo; el carbono inorgánico representa la mayor parte
del carbono total contenido en el hueso. Sin embargo, 'Una pequeña
parte del carbono es'orgánico y se encuentra en forma de~olá~eno;
esta fracción orgánica tiende a decrecer a medida que la antigüe-
dad aumenta, y en proporción a la severidad de las condiciones de
19
oxidaci6n. Lae fechas obtenidas a partir del colágeno son satis-
factorias, pero la cantidad de hueso necesaria es por 10 menos de
400 gramos y, normalmente, mayor.
Concha: Presenta problemas semejantes a los del hueso p~
ro m&s severos. En la concha' la mayoria del carbono se encuentra
en forma de carbonato de calci~, que por intercambio i6nico con' _
el medio ambiente puede enriquecerse en C-l4, o, por el contrario,
perder parte de su propio radiocarbono; la muestra necesaria para
llevar a cabo la determinaci6n de una fecha es de 40 a 50 gramos.
La concha contiene una pequeña cantidad de carbono orgánico (con-
chio1ina). La conchio1ina puede ser separada, y una fecha satis-
factoria eer determinada a partir de ella. Para lograr una cant!
dad suficiente de conchio1ina es, sin embargo, necesario procesar
varios kilogramos de concha.
Sedimentos, núcleos de fondos marihos y lacustres: A pe-
sar de los problemas de intercambio i6nico con el medio ambiente,
se han obtenido fechas satisfactorias de radiocarbono a partir de
los carbonatos contenidos en sedimentos. La cantidad minima de
sedimento necesaria para obtener una fecha deberá contener unos _
lJO a 50 gramos de carbonatos.
Cerámica: Bajo ciertas condiciones, una cerámica puede _
contener el bastante carbono, derivado del combustible usado para
cocerla, o de materiales orgánicos añadidos "al barro, para poder
ser fechada por radiocarbono. La cantidad de cerámica necesaria
es de 2 a 5 kilogramos.
Hierro y escorias de hierro y cobre: Tanto el hierro co
mo las escorias de hierro y cobre contienen carbono, que puede
ser fechado. Este carbono se deriva del carb6n utilizado en la -
reducci6n del mineral o en el tostado del mismo. Para que la fe-
cha obtenida tenga significado, es necesario que el carb6n haya -
sido carb6n de madera. Esto es lo normal en metales o escorias -
antiguos, ya que el ueo de carb6n mineral para estos fines se ex-
tEmdi6, más que nada, a partir del principio de la Revo1uci6n In-
dustrial. Dependiendo del contenido de carbono, la muestra mini-
ma se encontrará entre 2 y 5 kilogramos de material.
Las precauciones que deben tomarse ·al obtener una mues--
tra para ser fechada por radiocarbono tienden, todas ellas, a evi
tar la contaminaci6n de la muestra con carbono m&s reciente o más
antiguo que el contenido en la muestra misma. Para ello, la mue~
tra no deberá ser tocada con las manos, y deberá de separarse de
20
i~

1\ ~~la, hasta donde sea posible, todo material extraño, tanto inor-
gánico (tierra, piedras, etc.) como orgánico, principalmente ral-
ces. Ya que las sustancias empleadas para consolidar hueso, con-
cha, u otros materiales contienen carbono, materiales as! trata--
dos no son 6tiles para ser fechados. La muestra deberá ser seca-
da, para evitar un posible crecimiento de mohos en ella. Una vez
seca, se empacará para su envio al laboratorio en recipientes bien
sellados de metal; puede también envolverse en papel aluminio cu-
yos bordes se sellan. Los ~cipientes de vidrio son adecuados, ya
que su uso no lleva consigo riesgos de contaminaci6n, pero exis--
te la posibilidad de que se rompan durante el transporte. Aunque
algunos autores consideran satisfactorio, e incluso recomendable,
el empacar las muestras en bolsas de polietileno selladas, en mi
opini6n es preferible el uso de recipient~s de metal o vidrio, ya
que el polietileno contiene carbono carente de C-14 y puede pro--
ducir contaminaci6n en la muestra. Materiales tales como recipie~
tes de madera, bolsas de papel, u otros materiales que contengan
carbono no deberán usarse en el empaque de muestras, pues es fácil
que éstas se contaminen. Las precauciones deberán extremarse en
el caso de muestras que se consideren muy antiguas, pues su conte
nido de c-14 es muy'bajo.
Debe hacerse énfasis en que la fecha obtenida correspon-
de al material que compone la muestra: si la posición estratigrá-
fica de la muestra, y su relación con el fen6meno que se esta in-
vestigando no es conocida, será un desperdicio de tiempo, dinero
y esfuerzo el determinar la fecha, ya que ésta, por muy precisa -
que sea, no significará nada.

BIBLIOGRAFIA

Potasio-argón:

Paul, Henry

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Michael, H.N. y E.K. Ralph (Eds.), Dating Techniques
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21

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1969 "Dat~ng by the PQtassium-argon Methodssome _


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and Hudson, Londres.

Radiocarbono:

Además de numerosos articulos que aparecen en

Allibone, T.E. et al. (Eds.)

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Oxford University Press, londres.

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John Wiley and Sons, Inc.,
New York.

Pueden citarse los trabajos siguientes:

Libby, W. F.

1955 Radiocarbon Dating (Phoenix Books PSS528), The


University of Chicago Press, Chicago.

Ralph, E.K.

1971 "Carbon-14 Dating", en


Michael, H.N. y E.K. Ralph (Eds.), ~ing Techniques
for the Archaeologist: 1-48, The M.I.T. Press, - --
Cambridge, t-lass.

Ralph, E.K., H.N. Michae1 y M.C. Han

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(HASCA Newsletter 9 (1): 1-20),
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Time Scale 5200 B.C. to the Present", en
Olason, I.U. (Ed.), Radiocarbon Variations and -
~lute Chronology (Nobe1 Symposium 12): 303-309 +
PI. 1 Y 11, John Wiley and Sons, Inc.
New York.
- . 22
Van der Merwe, N.J.

1969 The Carbon-14 Dating oí' Iron, The Uni versi ty oí'
Chicago Press, Chicago.

Willis, E.H~

"Radiocarbon Dating", en
Brothwell, D. Y E. IHggs (Eds.), Science in Ar-
~!.2!2n: 46-57, Thames and HudsOñ"; Londres -
- 23 -

CAPITULO Til

TECNICAS DE FECHAMIENTO QUE DEPENDEN DE LOS EFECTOS


QUE I.A RADIACION CAUSA EN LOS MATERIALES EXPUESTOS A ELLA.

Decíamos antes que la desintegración de isótopos radioac


tivos produce tres clases de radiaciones: Alfa, Beta y Gamma. --
Estas radiaciones son portadoras de energía.
Si un sólido no conductor de la electricidad recibe ra­
diación, la energía de esta radiación se va acumulando en el ma—
terial: la energía excita a algunos electrones, parte de los cua­
les abandonan el núcleo a que pertenecen, con lo cual esos átomos
pierden su neutral idad eléctrica y adquieren una carga positiva.
Al no ser el material conductor de la electricidad, los electro­
nes permanecen atrapados en un nivel de energía más alto que el -
nivel básico que les corresponde. De esta manera el material va
acumulando energía.
Ciertos materiales, como la calcita, la fluorita y el --
cuarzo, al ser calentados a una temperatura lo suficientemente --
alta, que varia según el material de que se trate, pierden esta -
energía acumulada, bajo la forma de luz. La cantidad de luz pro­
ducida es proporcional a la cantidad de radiación recibida por el
material, a partir del momento en que éste estuvo por última vez
a temperatura alta, o cristalizó; lo anterior es estrictamente --
cierto únicamente si la dosis de radiación no es muy alta.
Se ha encontrado también que la sensibilidad de los ma­
teriales termoluminiscentes, o sea aquellos que muestran el fenó­
meno descrito arriba, no es la misma para todos ellos. Se sabe -
también que las radiaciones Alfa, Beta y Gamma tienen distintos -
efectos; por una parte, su poder de penetración no es el mismo y
por otra, lo que pudiera llamarse su eficiencia en transferir ---
energía varía. Asi, la penetración de la radiación Alfa en cuar­
zo se encuentra entre 0.016 y 0.05 mm. jla radiación Beta penetra
en cerámica hasta unos 8 mm. y la radiación Gamma, en un suelo --
tipico, alcanza hasta unos 30 cm. Desde el punto de vista de la
eficiencia en transferir energía, las radiaciones Beta y Gamma —
son igualmente eficientes, pero la eficiencia de la radiación Alfa
1 »
solo alcanza entre 5 y 30$, si se toma como 100% la eficiencia de
las radiaciones Beta y Gamma.
24
La siguiente pregunta seria ¿De donde proviene la radia-
ci6n recibida por un material en condiciones naturales? Hay dos
fuentes de radiaci6n: los rayos c6smicos, y la desintegraci6n de
is6topos radioactivos contenirios en la tierra que rodea al mate--
ria!, o en el material mismo.
Los principales is6topos radioactivos son el uranio-218,
el torio-2JJ y el potasio-40. Tanto el uranio como el tori o de--
caen, a trav~s de una cadena de ls6topos también radioactivos, __
hasta quedar convertidos en plomo, que es estable; durante este _
proceso se producen radiaciones Alfa, Beta y Gamma. El potasio _
40 decae, como habíamos visto antes, con producci6n de radiaci6n
Beta y, en menor escala, Gamma. Para dar llna idea de 1 a irnportéU2.
cia de las distintas clases y fuentes de la radiaci6n recibirla __
por un material que se encuentra enterrado, se presenta a conti--
nuaci6n la dosis anual (rad/año) recibida por un trozo de cerámi-
ca, de acuerdo con Ai~ken (1970); se ha asumido que la eficiencia
de la radiaci6n Alfa es 15%.

Dosis interna: 0.408


Alfa (efectiva) 0.225 rad/año.
Beta (U y Th ) 0.•
052
Beta (K-40 ) 0.1 '31

Dosis externa: 0 092


0

Gamma (suelo 0 077


0

rayos c6smicos 0.015

0.500 rad/
año
Como se verá, se toma en cuenta ~nicamente la radiaci6n
Gamma del suelo - esto se debe a que la penetraci6n de la radia--
ci6n Alfa y Beta es pequeña y estas clases de radiaci6n son casi
totalmente absorbidas por el suelo mismo, antes de alcanzar el __
tiesto. Por otra parte, la radiaci6n Gamma producida por los ele
mentos radioactivos contenidos en el tiesto no se toma en cuenta,
ya que, en su gran mayoria, no es absorbida por el tiesto mismo,
sino por el suelo circundante.
25
FECHAMIENTO POR TERMOLUMINISCENCIA

La termoluminiscencia que ciertas sustancias pre8entan _


puede servir como base" a una t~cnica de fechamiento; la relaci6n
que guardan la8 variables de inter~s se muestra en la siguiente _
ecuaci6n:

t= Tn Ra
Ta (Rnjt)

en la que t es el tiempo transcurrido desde el momento en que la


sustancia cristaliz6, o estuvo por óltima vez a una temperatura _
alta, normalmente superior a 450 o 500oC. Tn es la termoluminis-
cencia producida por la radiaci6n recibida en condiciones natura-
les y Ta la termoluminiscencia que el mismo material presenta des
pu~s de ser calentado a alta temperatura, enfriado y. expuesto a -
una d08is conocida de radiaci6n Ra. Rn/t es la radiaci6n -
recibi-
da por unidad de tiempo en condiciones naturales. Las determina-
ciones de Tn y Ta no presentan dificultades especiales. Ra es --
una dosis de radiaci6n conocida; puede usarse radiaci6n Beta, Ga-
nwa o rayos X, todos los cuales tienen eficiencias de 100%, o ra-
diaci6n Alfa, de eficiencia mucho menor, como decíamos antes; la
clase de radiaci6n que se emplee depender! del laboratorio que --
determine la fecha, aunque para obtener resultados de exactitud -
alta se considera necesario determinar Ta para cada clase de ra--
diaci6n.
La determinaci6n de la dosis de radiaci6n natural por --
unidad de tiempo (Rn/t) presenta dificultades. Se han propuesto
varios enfoques en la determinaci6n de esta variable: la soluci6n
más sencilla, pero que es la que proporciona fechas con errores -
p08ibles mayores (del orden de 30%), parte de considerar como úni
ca variable a medir Tn. En este caso, Ra se considera cona
(Rnjt)Ta
tante para un material determinado (ej. cer&mica, lava bas!ltica,
etc.); su valor se determina a partir de muestra8 de fecha conoci-
da.
Un enfoque más complejo consiste en estimar Rn/t. Si-
examinamos la tabla anterior, veremos que es necesario conocer t~
to la dosis interna de radiaci6n como la externa. La dosis inter-
na depender! de la clase y cantidad de is6topos radioactivos pre-
sentes en la muestra; ser! necesario determi~ar las concentracio-
nes existentes de uranio, torio y Potasio-40; el potasio es más ~
26
sencillo de determinar por flamometría, mientras que la cantidad
presente de uranio y de torio se suele obtener a trav~s de la me-
dici6n de la radiaci6n Alfa. En el caso de la dosis externa, ade
mAs de la radiaci6n c6smica, que suele tomarse como constante, es
necesario conocer la radiaci~n Gamma del suelo, para lo cual se -
determinan el potasio, uranio y torio contenidos en ~l. Tambi~n
es posible determinar tanto la dosis interna como la externa por
termoluminiscencia de materiales muy sensibles, calibrados; como
ejemplos de ellos tenemos fluoritas naturales o sint~ticas, o _
sulfato de calcio, con trazas de manganeso o disprosio; algunos -
de estos materiales son 10 bastante sensibles para registrar la -
radiaci6n recibida en semanas. T~cnicas de este tipo permiten la
obtenci6n de fechas con desviaciones standard de hacia ~ 15%.
Para obtener una idea m!s detallada sobre esta t~cnica -
puede consultarse Winter (1971) y otros trabajos citados en la --
bibliografía; adem!s, es conveniente revisar Archaeometry, donde
muchos de los trabajos de importancia en este campo han sido pu-
blicados.
Todo material no conductor de la electricidad, es, en
principio, fechable por medio de su termoluminiscencia; pueden
obtenerse fechas de materiales de edades que van desde menos de -
un siglo hasta otras muy anteriores a la aparici6n del hombre so-
bre la Tierra. Sin embargo, la tbcnica se ha desarrollado fUnda-
mentalmente con el fin de fechar cerámica, aunque se ha llevado -
a cabo algún trabajo en el fechamiento de concha, rocas volc~i--
cas y vidrio. Otros materiales de interbs arqueol6gico que posi-
blemente sean fechables por esta t~cnica serían el hueso y rocas
calizas formadas por precipitaci6n en medio liquido, o aquellas -
que son de origen bio16gico.
En vista de que el principal material.que se fecha por -
medio de termoluminiscencia es la cerámica, hablaremos s6lo de ~l
en relaci6n a la cantidad necesaria de muestra y a la~ precaucio-
,
nes que deben tomarse en su obtenci6n y transporte, aunque, con -
ligeros cambios, esa informaci6n es tambi~n aplicable a otras cla
ses de muestras.
Para la obtenci6n de una fecha con fines arqueo16gicos -
son necesarios unos 6 tiestos, que se consideren contempor~eos -
o~ a lo m!s, cuyas fechas individuales no discrepen una de otra -
en m!s de 10% de la edad media de ellos; los. tiestos deber~ te--
ner no menos de 25 mm. de largo y J mm, de espesor y deber~, de
- 27 -

preferencia, estar bien cocidos; tendrán que haber estado a más -


de 30 cm. de profundidad por lo menos 2 /3 del tiempo transcurrido
desde su manufactura. Ciertos laboratorios pueden pedir que los
tiestos sean sellados en una bolsa de plástico al ser obtenidos,
con el fin de determinar la cantidad de humedad que contienen.
Algunos laboratorios piden, además de los tiestos, apro­
ximadamente l/k de kilogramo del material en que los tiestos se -
encontraban y, posiblemente, este material deberá ser sellado al
extraerse; si el material no es uniforme a distancias menores de
30 cm. de los tiestos, se necesitarán muestras de los distintos -
materiales presentes. Otros laboratorios, en cambio, pedirán que
una cápsula que contiene material termoluminiscente sea enterra--
da en condiciones semejantes a las de los tiestos enviados y ex—
n
traída, para serles devuelta, de varios meses a un año después.
Tanto los tiestos como las cápsulas, si se han usado, no
deberán exponerse al sol, ni al calor, ni a ningún tipo de radia­
ción (infrarrojo, ultravioleta, rayos-X o radiación Alfa, Beta o
Gamma) .
Los requisitos anteriores son aplicables a muestras de
las que quiere obtenerse una fecha lo más precisa posible. Sin -
embargo, puede trabajarse con muestras mucho más pequeñas, con el
consiguiente sacrificio en la precisión y exactitud de los resul­
tados; para autentificación de piezas, caso en el cual lo único -
necesario es poder distinguir si un objeto fué hecho en los últi­
mos años, o en fechas muy anteriores, pueden lograrse resultados
satisfactorios con cantidades de material tan pequeñas como 50 —
miligramos.
TRAZAS DE FISION
Se habia indicado previamente que el Uranio-2 3 8 decae --
con emisión de una partícula Alfa, pero que también decae por fi­
sión espontánea, produciendo dos núcleos de tamaños aproximadamen
te iguales. La fisión espontánea es un fenómeno mucho más raro -
que la desintegración por emisión de una partícula Alfa: por cada
átomo que decae por fisión, unos 2,000,000 de átomos decaen por -
emisión de una partícula Alfa.
Las dos partículas pesadas que se forman al fisionarse -
un átomo de uranio están altamente ionizadas y poseen una veloci­
dad inicial. Al moverse estas partículas en el interior de un s6_
lido no conductor de la electricidad, su energía va siendo trans-
28

~erida a otros átomos, en una forma semejante a la que discutia _


mos en el caso de la termo1uminiscencia. Las dos particulas van
perdiendo velocidad y a una distancia de unas 10 micras de su
punto de origen acaban por detenerse; los átomos del material a--
través del cual viajaron permanecen con un nivel de energia mas _
alto que el que tenían originalmente.
Las huellas dejadas por una de estas partículas no son -
visibles al microscopio, pero pueden "revelarse" si el material _
a~ectado es tratado por medio de un reactivo adecuado. Como eje~
plo, en el caso de un vidrio, ya sea natural o sintético, el reac
tivo a usar es el ácido ~luorhldrico; este ácido ataca al vidrio,
pero el ataque es más rápido en la zona a~ectada por el paso del
fragmento de núcleo producido por fisi6n. Así, por medio de un -"
ataque diferencial, la zona afectada es aumentada en tamaño, has-
ta que éste es lo suficientemente grande para que la huella del -
paso de la partícula sea visible bajo el microscopio.
Un material empieza a acumular trazas de ~isi6n en el --
momento en que se solidifica, ya sea por enfriamiento, cristaliz~
ci6n en un medio liquido o formaci6n como parte de un ser vivo --
(hueso, concha). Las trazas de fisi6n son permanentes, en tanto
que la temperatura del material no se eleve por encima de cierto
punto, que depende del material de que se trate.
Ya que, aunque normalmente en cantidades muy pequeñas, -
el uranio se encuentra en gran variedad de materiales, el fenóme-
no descrito antes es muy común, y puede utilizarse como base de -
una técnica de ~echamiento que es aplicable, en principio, a todo
material no conductor de la electricidad.
Lo dnico necesario para determinar una fecha, es conocer
la concentraci6n de uranio en el material, y contar las trazas de
fisi6n presentes por unidad de volumen. Una vez conocidos estos
datos, puede determinarse que fracci6n del uranio presente origi-
nalmente ha decaído y, por tanto, el tiempo transcurrido desde --
ladl tima vez que el material estuvo a una temperatura superior a
aquella en que se borran las trazas de fisi6n, o desde el momento
en que el material se form6.
El contenido de uranio puede determinarse por medio de -
diversas técnicas de análisis. La cuenta de las trazas de fisi6n
presentes es, en principio, sencilla; desde el punto de vista '--
práctico no lo es tanto, ya que, por una parte, hay que .conocer -
cu'-1 es el reactivo apropiado para "revelar" las trazas, y l~.s con
29
diciones de su uso - por ejemplo, no se concr.e un reactivo satis-
factorio para lA calcita, lo que impide que pueda fecharse hasta
ahora por medio de esta técnica la concha. Por otra parte, el m~
terial debe de estar 10 más libre posible de inclusiones y veslcu
las, y no estar finamente dividido, para que las trazas de fisión
puedan contarse sin demasiado riesgo de confusión.
La fecha mínima que puede determinarse por medio de esta
t~cnica depende de la cantidad de uranio presente en el material.
Asi, para ciertos vidrios sintéticos, que contienen como 1% dp.
óxido de uranio, pueden determinarse fechas tan recientes como 20
años; en la obsidiana, un vidrio volr.~nico n'tural, cuyo conteni-
do de uranio es hacia 10 partes por millón, la fecha mínima dete!:
minable e 5 de unos JO, 000 años. La fecha máxima e s de mucho s mi-
llones de años. Si la muestra a fechar no presenta inclusiones o
vesículas, y se conoce el reactivo adecuado para "revelar" las tr~
zas de fisión, pueden l.ograrse fechas con una precisión comparHble,
o incluso superior a 1as fechas de rad iocarbollo; e stas fechas son
fechas astronómicas, no sujetas a los prolllemas de corrección que
discutíamos en relación con la técnica de c-14.
Esta t~cnica de fechamiento está aún en proceso de desa-
rro~lo; sus aplicaciones arqueológicas han sido escasas, la más -
notable es la confirmación de la fecha de la capa 1 de Olduvai, -
en la que se encontraron tanto los restos de Zinjanthropus como -
los de Horno habilisJ los resultados obtenidos de una pumita (vi--.
drio volcánico vesicular) coincidieron con las fechas de potasio-
arg6n.
La cantidad- de material necesaria parA. dp.terminar una --
fecha es pequeña: un trozo de 5 mm. de largo, o aún menor, es su-
ficiente. No son necesarias mayores precmlciones para la obten-
ci6n y manejo de la muestra, pues no existen problemas de contami-
naci6n. Sólo debe tenerse el cuidado de que la muestra no sea --
0
expuesta a altas temperaturas (mayores de unos 400 c) ni a radia-
ción.
Otro posible uso de la propiedad de muchos materiales de
acumular trazas de fisi6n es en la determinaci6n de temperaturas
de hogares u hornos, o la temperatura a que una cerámica fué coci
da. Decíamos antes que distintos mi.net:'ales
pierden las trazas de
fisión acumuladas a distintas temperaturas; estas temperaturas
son en bastantes casos conocidas. Entonces, si se separan los mi
nerales que componen una roca o cerámica, se identifican y se ---
JO
cuentan las trazas de fisi6n presentes en cada uno, podr~ estima~
se la temperatura máxima alcanzada, pues los minerales para los -
que la temperatura a que se borran las trazas de fisi6n es superior
a esa temperatura máxima, presentarán una abundancia mucho mayor
de huellas que los minerales que fueron "puestos en cero" al coce~
Sd la cer&mica o calentarse la roca. E~te posible uso, aunque de
gran inter~s, no ha sido desarrollado.

TRAZAS DE RETROCESO POR EHJSION DE PARTlCULAS

ALFA.

Deciamos antes que el Uranio-2J8 decae normalmente por -


emisi6n de una 'partícula Alfa. La partícula Alfa, con una masa -
de 4, deja el átomo a gran velocidad; el núcleo resultante, con -
masa de 2J4, sufre un retroceso, muy pequeño, por la gran difere~
cia de masa existente. Por medio de t~cnicas especiales de micros
copia, las huellas producidas por el retroceso, "reveladas" en --
forma semejante a la usada en el caso de las trazas de fisi6n pu~
den ser observadas y contadas. El torio, que decae tambi~n por -
emisi6n de una partícula Alfa, deja huellas semejantes.
Ya que los eventos de desintegraci6n por emisi6n de par-
tículas Alfa son unos 2,000,000 de veces más numerosos que los --
eventos de fisi6n, la acumulaci6n de trazas de retroceso es mucho
más rápida que la acumulaci6n de trazas de fisi6n. Por tanto, de
esta manera pueden determinarse fechas desde muy recientes hasta
de muchos millones de años atrás.
Ya que las trazas de retroceso se forman, y borran, en -
la misma forma que las trazas de fisi6n, los materiales fechables
por medio de esta t&cnica, las cantidades necesarias y las preca~
ciones que deben tomarse con las muestras son las mismas que se -
han indicado en el caso del fechamiento por trazas de fisi6n.
Esta t~cnica de fechamiento es muy prometedora, pero su
desarrollo apenas comienza; al parecer, no ha habido hasta la fe-
cha ninguna aplicaci6n de ella a materiales arqueo16gicos.
:31

BIBLIOGRAFI A.

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Otros artículos de inter6s sobre este tema han aparecido


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Trazas de Retroceso por Emisi6n de Partículas Alfa.

Huang, W.H. y R.M. WaIker

1967 "Fossil A1pha-Part~cle Recoil Tracksl A new Method


of Age Determination", (Sciance 15511103-1106), Ame-
rioan A8sooiation ~or the Advancement o~ Scienoe,
Washington.
CAPITULO IV

TECNICAS DE FECHAMIENTO QUE DEPnfDm- DiL INTERCAMBIO DE


MATERIAL ENTRE LA MUESTRA .A.FECHAR Y EL MEDIO AMBIEN-
TE.

Toda mezcla de compuestos qu!micoa tiende a alcanzar la


forma mis estable para las condicionea de presi6n y temperatura -
a que se encuentra. En muchos casoa, el alcanzar un equilibrio -
es muy r'pido, pero en otros, principalmente en aquellos en que -
los componentes de la mezcla aparecen formando parte de dos o m's
fases, el llegar a un equilibrio· es lo bastante lento como para -
que la determinación del avance del aistema en su camino hacia el
equilibrio permita estimar el tiempo transcurrido desde que el
sistema se form6.
Normalmente, la rapidez con que se alcanza el equilibrio
depende de la temperatura a la que el sistema se encuentra, en la
mayoría de los caaos, la rapidez aumenta con la temperatura.
Hablaremos ahora de un grupo de t6cnioas defechamiento
basadas en este prinoipio, que son aplicables a hueso que ha est~
do sepultado.
El hueso se compone de una fracción inorg6nica, formada
fundamentalmente por hidroxiapatita, un fostato de calcio, y de -
una fraoci6n orginioa, oompuesta en su mayorfa por grasas y por -
proteína (ool6«e1\.o). El bueso, una vez que el animal a que pert!,
nece muere, comienza a .ufrir una oompleja .erie de procesoa que
afectan al contenido aralnico del miamol una parte importante de
este oontenido orglnic~ e. el col 'geno , una ~roteina. El colige-
no, oomo toda proteina, e. un po1fmero de amino'cidoa, loa ouales
o contienen nitró.eno. El collg_no, al fina! de ouentas, queda co!!,
vertido en bióxido de carbono, en nitr4geno y en agua, el proceso
para llegar al re.ultado ~inal consta de varias .tapas. 1).- Rao!,
mización de los amino'cidoa. Pr'oticament_ todo. los amino'cido.
producidos por los .e~. vivo. giran el plano d. la luz polariza-
da hacia la isquierd.. el b8Ulo de de viación depende del amino!
cido de que se trate. Esto sucede porque estos amino'cidos conti!,
nen un 'tomo de carbono al cual estln unidos cuatro grupos d. 'to-
mos, distinto. entre af~ La relaoión eapacial existente entre --
esos cuatro grupos puede tener dos fórmas, que no son intercam- _
biables. Si ponemos un modelo de la mo16cula de un amino'cido __
frente a un espejo, la im&gen reflejada en él no puede superpone~
se al modelo original, esta es la relaci6n existente entre las __
estructuras de las dos formas que presenta el amino&cido, formas
que reciben el nombre de isomeros 6pticos, ambas desvian el plano
de la luz polarizada, pero en direcciones opuestas.
Al transcurrir el tiempo, parte de las mol'culas de ami-
noácido presentes en el hueso, que originalmente tenían todas la
misma estructura (levorotatoria), cambian de estructura a la opue~
ta (dextrorotatoria), finalmente, llega el momento· en que la mi--
tad de las mol'culas presentes son de cada formaiaom'rica y el _
ángulo de desviaci6n del plano de la luz polarizada se convierte
en cero. La velocidad con la que la racemizaci6n ocurre depende
del aminoácido de que se trate, y de si 'ste est& aislado, o for-
mando parte de una prOteína, así como de la temperatura y del pH
del medio en que-el aminoácido se encuentra.
2).- Descomposici6n de la proteína en los amino&cidos que la con~
tituyen. Las proteínas están formadas de gran ndmero de aminoáci
dos y, por tanto, su peso molecular es muy alto, entonces perma--
necen dentro del hueso. Sin embargo, al descomponerse la proteína
en los amino&cidos constituyentes, de peso molecular muy inferior,
'stos tienden a difundirse hacia el suelo que rodea al hueso, cu-
ya concentraci6n en amino&cidos es mucho menor. De esta forma, -
el hueso va perdiendo nitr6geno orgánico y, finalmente, despu's -
de un tiempo m&s o menos largo, el nitr6geno orgánico desaparece
totalmente.
-Este proceso
ra se eleva, y es favorecido
es m's rápido a medida
por un aumento
que la temperatu
en la porosidad
. -
del -
hueso, y retardado por condiciones anaerobias y la ausencia de --
microorganismos.
3).- Descomposici6n de los aminoácidos. Finalmente los aminoáci-
dos se transforman en mo16culas sencillasl agua, nitr6geno gaseo-
so y bi6xido de carbono. Este proceso de descomposici6n ocurre -
tanto dentro del hueso como fuera de 61.
Tambi'n la hidroxiapatita, el principal componente inor-
gánico del hueso, sufre cambios: Estos cambios son consecuenoia
del intercambio i6nico entre el hueso y el suelo en el que el hu~
so está sepultado. Para que esos procesos ocurran es necesaria -
la presencia de agua.
35
Dos de los materiales, que se encuentran en el suelo, y
que estAn ausentes en el hueso fresco, son el uranio y el f1áor.
Tanto el uranio como el flúor penetran por difusi6n en el hueso -
y reaccionan con la hidroxiapatita. El f1dor sustituye al ion --
hidr6xido de la hidroxiapatita, formando fláorapatita, mAs esta--
ble por ser m's insoluble que el compuesto inicial, en forma sem~
jante, el uranio sustituye al calcio. Ambos procesos son mAs ri-
pidos cuando la temperatura aumenta, y son m's lentos en suelos -
calizos.
En base a los -procesos hasta aquí descritos se han esta-
blecido varias t~cnicas de fechamiento, aplicables a hueso, que -
describiremos a continuaci6n. No todas han alcanzado el mismo
grado de desarrollo, ni son dtiles para los mismos fines.

RACEMIZACION DE AMINOAClDOS

Una proteína, e1coligeno en este caso, est' formada por


varios aminoAcidos diferentes. La racemizaci6n de dos de ell08 -
ha sido más estudiada. Se trata del lcido L- -aspirtico y de la
isoleucina, en el caso de 6stadltima,' que tiene dos átomo~ de --
carbono asim6tricos, y no uno, como el primero, no puede propia--
mente hablarse de racemizaci6n, sino de epimerizaci6n.
Se sabe que la velocidad de racemizaci6n depende de la -
temperatura, del pO del medio en que la racemizaci6n ocurre y del
aminoicido de que' se trate, comparativamente, la racemizaci6n del
aminolcido es, al pareoer, mls rlpida si 'ste estl libre que si -
alin forma parte de la proteina. En forma muy resumida, el prooe-
so que se sigue para determinar una fecha es el siguiente.
1).- Se extraen los aminolcidos libres y se desechan.
2).- Se descompone la protelna presente en los aminolci-
dos que la forman.
).- Se separa de los aminoleidos, ya sea el lcido asplr
tico o la isoleucina. Otros aminoleid08 pueden tambi6n usarse, -
pero las característica s de SU raeemizaci6n no han sido bien estu-
diades.
4) • - Se mide el Angulo de rotaci6n del plano de la luz -
polarizada del aminolcido .a! obt~ido.
La relaci6n entre el tiempo transcurrido y el lngulo de
'rotaci6n esti dada, en el caao del leido asplrtico por.
~16

ln 0.11":,,21< T

en donde D/L es el cociente obtenido a.1 di"idir 1.a concentración


del is6mero dextrorotatori.o entre la concentraci6n del is,slllel'o __

1evorotatori o. Este valor puede obt enerse del ángulo de ro t ac i611


del pl ano de la luz po lari.zada produ c ida por el aminoác ido. La-
k es la constante de racemizaci6n y t es el tiempo.
La constante de racemizaci6n depende dA ) a tempp.ratura;
la r~laci.6n existente está dada por
E
k = Ae RT+

en donde A es una constante de proporcionalidad; H, una constantl:


de 108 g.ases, y E, la energía de acti.vación, cuyo valor, para el
ácido aspártico, la isoleucina y varios otros aminoácidos es de _
33.4 Kca1/mol. T+ es una temperatura illtegrada, producto de la _
secuencia de temperaturas a que el aminoácido ha estado sornet ido
desde que se ini.ci6 el proceso de racemizaci6n, o sea, desde que
el ser vivo del que el aminoácido proviene murió.
La k es independiente del pH, siempre que l.lste SF:' encueJl
tre entre 5 y 8, en el caso del ácido aspártico y de 1 u val.ina, _
otro aminoácido. Lo que suceda a este respecto en otros casos no
se sabe. Ya que el material que se fecha es la proteina, o, más
bi.en, uno de los aminoácidos contenidos en ella, no sólo el hueso,
sino todo material que contenga protelna, puede ser fechado. Se
ha ut.ilizado esta t~cnica para e] feclJarniento de sedi.mentos mari-
nos y lacustres, y puedo tambi~n usarse para concha, y para otros
materiales de origen orgánico.
Ya que la proteína se va perdiendo a medida que el ti f:!lI1P"

pasa, la cantidad dé material requerida será mayor mientras más -


antiguo sea éste. Sin embargo, usando procedimientos microanal {-
ticos, pueden lograrse resultados con muestras bastante pequenas.
No puede proporcionarse la cantidad de muestra necesaria ya que -
el desarrollo de esta técnica de f'echami ento apenas comi.enza. Ln
muestra no deberá exponerse a temperaturas al tas, ni a medios 11111\'

ácidos o muy alcalinos.


La t~cnica muestra promesa, pero aún faltan muchas inves
tigaciones para que pueda usarse en forma rutinaria. ]) princi--
pal problema estriba en la detenninaci6n de la temperatura T+, de
la cual depende fuertemente la velocidad de racemizaci6n; por e]l(1
mismo, esta t~cnica es útil en la determinac16n de paleotemperatu-
37

ras, si se procesan muestras de fecha conocida •



CONTENIDO DE NITROGENO ORGANICO.

Previamente habíamos mencionado, en forma general, el --


proceso seguido por las proteínas contenidas en el hueso, en su -
transformaci6n a compuestos cada vez mAs simples. Habíamos men--
cionado tambi'n algunos de los factores que influyen sobre'la ve-
locidad con que esto sucede.
El hueso contiene originalmente como 4~ de nitr6geno or-
gAnico, el cual se va perdiendo a medida que el tiempo pasa. Los
factores que afectan la velocidad con la que esta p6rdida ocurre
son muy numerosos y algunos de ellos no bien conocidos. Por esta
raz6n, no ha sido desarrollada una t6cnica de fechamiento, basada
en el contenido de nitr6geno orginico del hueso, que proporcione
una fecha para el material, asociada a una desviaci6n standard
mAs o menos grande. Sin embargo, un análisis del contenido de
nitrógeno orgAnico de material 6seo cuya relaci6n con otros mate-
riales del mismo tipo sea dudosa, puede confirmar o rechazar la -
existencia de dicha asociaci6n; en este aspecto, es una t6cnica
muy átil, ya que si se usan m6todos microanalíticos se requiere -
s6lo de 0.01 g. de hueso para llevar a cabo la determinaoi6n. La
muestra deberA ser de preferencia compacta, al igual que las mue~
tras de los otros materiales 6seos con los que esta primera mues-
tra desea compararse, las muestras no deberán exponerse a medios
muy Acidos o muy alcalinos, ni a altas temperaturas.
Una de las aplicaciones de esta t6cnica, junto con el --
..--
an&lisis de flúor y de uranio, de los que hablaremos despu's, que
más resonancia ha tenido, ~, su contribuci6n a la aclaraci6n de
la verdadera posici6n crono16gica del hombre de Pi1tdown, el cual
resultó ser una falsificaci6n.

CONTENIDO DE FLUOR EN HUESO

Previamente se había indicado tambi'n en que forma un --


hueso que estA sepultado adquiere 'f160r del suelo que lo rodea, -
inicialmente, el hueso no contiene fláor, pero poco a poco lo va
recibiend~ hasta alcanzar este elemento un mAximo te6rico de 3.8~
Al igual que en el caso del nitr6geno orginico, los factores que
afectan la velocidad con la que el hueso adquiere fldor son nume-
rosos y, ~ veces, poco conocidos, por ello, la técnica basada en
38
eonfirmac~6n o rechazo de asociaci6n de un material óseo con otros.
Las muestras deberm ser compactas, es suf'iciente, si se
usan t&cnicas microanalíticas, con 0.01 g. de material.

CONTENIDO DE URANIO EN HUESO

Lo dicho en relaci6n a las t6cnicas del nitr6geno orgm!


co y del f'lúor es tambi&n aplicable en este caso. El hueso, cuyo
contenido inicial de uranio es cero, lo va adquiriendo paulatina-
mente del suelo que le rodea.
El contenido de uranio puede ser determinado de diversas
maneras, pero la más atractiva es atrav&s de la medición de la __
radiación producida por la desintegración de ese elemento en este
caso, la t&cnica de determinación es no-destructiva, lo cual es _
de gran inter&s cuando se trata de ejemplares únicos, cuya rela--
ción con otros materiales óseos de f'echa conocida es dudosa.

HIDRATACION DE LA OBSIDIANA

Hablaremos ahora de otra t6cnica de f'echamiento que de--


pende del mismo principio, o sea, del intercambio de material en-
tre la muestra a f'achar y el medio ambiente que la rodea. Esta-
t&cnica es aplicable al f'echamiento de artef'actos hechos de obsi-
diana.
La obsidiana es un vidrio volcánico que se f'orma por _
enf'riamiento r'pido de material fUndido. La composición de la ob
sidiana es variable, pero la mayoría de ella es ácida, o sea que
tiene un contenido de sílice alto, su composici6n química es se-
mejante a la de la riolita. El que la obsidiana riolitica sea __
la más común se debe a que la viscosidad de las lavas 'cidas es _
mayor que la de las lavas básicas; al, enf'riarse una lava ácida __
por debajo de su punto de solidif'icaci6n, la oportunidad de crie-
talizaci6n es menor que en el caso de una lava básica.
La obsidiana contiene hacia 0.3% de agua; sin embargo, a
la temperatura ambiente hay otro tipo de vidrio que es más estable.
Se le conoce como perlita y contiene unas 10 veces más agua que _
la obsidiana. Por esta raz6n, la obsidiana absorbe agua del medio
ambiente y se transf'orma en perlita, la cual f'orma una capa en la
superf'icie, atrav6s de la cual el agua que proviene del exterior
se difUnde hasta alcanzar la obsidiana que aán no ha reaccionado.
La reacción de hidratación, y la absorción de agua en la superf'i-
39
cie,?e1 artefacto, son rápidas en comparación con el proceso de _
difusión del agua atrav6s de la capa de perlita que ya se ha for-
mador es, entonces, el proceso de difusión el que controla la ve-
locidad a la que la obsidiana se hidrata; al mismo tiempo, adn en
el clima m&s seco, el aire contiene la suficiente humedad para que
el proceso de hidratación no sea retardado por falta de agua.
La obsidiana, al hidratarse, aumenta de volumen, por 10
que la capa hidratada tiende a desprenderse cuando alcanza un
grosor de 40 a 60 micras, 10 cual establece un limite máximo, exce~
to en condiciones especiales (conservación de restos de capas de _
hidratación ya desprendidas), a la antigüedad de artefactos que _
pueden ser fechados. Esta edad m&xima, contada a partir del mome~
to en que una nueva superficie.se fonna, al hacer el artefacto, _
varia entre unos 100,000 y unos 3,000,000 años, de acuerdo con
la historia t'nnica del artefacto y la composición de la obsidiana
de la que el artefacto ha sido hecho.
La relación entre el grosor X de la capa hidratada que _
aparece en la superficie de un artefacto y la antignedad t de--
'sta está dada por
2
x = kt

en donde k es la constante de hidratación; esta constante es fUn-


ción de la temperatura T+, que es una temperatura integrada pro--
ducto de la secuencia de temperaturas a que el artefacto ha esta-
do sometido desde que fU' hecho. La Temperatura T+ es la misma _
de la cual se hablaba en relación con la racemización de aminoáci
dos. La k es tambi&n función de la composición de la obsidiana.-
La relación entre todas estas variables está dada por
E
- -+
k = Ae RT

en donde E es la energia de activación de la hidratación, igual -


a 18.8 Kcal/mo1. y R es una constante de 108 gases. A es indepe~
diente de la temperatura, pero depende de la composición de la --
obsidiana; su valor puede obtenerse a partir de propiedades fisi-
cas del vidrio, que son a su vez función de la composición; estas
propiedades son la gravedad especifica, el indice de refracción,
y un indice de cristalización, que es proporcional a la fracción
del volumen de la obsidiana que está ocupada por material no vi--
treo.
40
El laboratorio que va a ~echar un arte~acto corta de 61,'
perpendicularmente a la super~icie, una sección de unos 4 6 5 mm.
de pro~undidad y un millmetro de grueso; en ella, despu6s de pre-,
parada, se mide el grosor de la capa hidratada. Extrae tambi6n _
un pequeño ~ragmento, que se utiliza para determinar el 1ndice
de refracci6n. Deberá tambi6n conocer la situación geográfica
del lugar del que el arte~acto proviene, y cierta in~ormaci6n ace~
ca de las características del sitio, todo ello con el objeto de _
estimar el valor de T+. La super~icie de un artefacto que ha es-
tado sepultado en un terreno alcalino (pH~9) sufre un ataque qui- •
mico, que afecta el grosor de la capa hidratada, por lo que es __
necesario enviar tambilm una. muestra del suelo en el que el arte-
facto se encontraba. No son necesarias mayores precauciones en _
lá obtención y envio de los artefactos, a excepción de evitar que
se golpeen, con 10 que la superficie se daña y se pierde la capa
de hidratación en ciertas partes.
De poseerse toda la in~ormación necesaria, las fechas __
obtenidas tienen una desviación standard de 10-15%, si el arte~ac
to proviene de una cueva o sitio semejante. En el caso de arte--
factos originarios de sitios abiertos, la desviaci6n standard __
será mayor, pues no puede estimarse el e~ecto, mas que en forma
aproximada, de las temperaturas producidas en el material por la
radiación solar, mientras el artefacto no qued6 sepultado. Este
problema es especialmente grave en el caso de materiales de supe!:
ficie, para los que s6lo puede obtenerse una idea vaga de la edad.
Puesto que la velocidad de hidratación depende fuertemen
te de la temperatura, esta t6cnica puede usarse tambi6n en la de-
terminación de pa1eotemperaturas, si se procesan muestras de fe--
chas conocidas.

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43
CAPI'TULO V


TECNICAS DE FECHAMIENTO QUE DEPENDEN DEL EFECTO DE
CAMBIOS PERIODICOS DE ALGUNA VARIABLE SOBRE EL t-1A-
TERIAL A FECH AR.

Existen un cierto nt1mero de variables dentro del medio


ambiente que no han permanecido constantes atrav~s del tiempo.
Existen twnbi~n materiales que, puede decirse, registran la mag-
nitud, y direcci6n en su caso, de esas variables en un momento
dado. Si se ha determinado la magnitud (y direcci6n) de una de
e~tas variables para un gran nt1mero de situaciones temporales en
el pasado, puede construirse una curva de la magnitud de la va--
riable versus tiempo; en ese caso, al determinar la magnitud de
la variable co~respondiente a una muestra cuya posici6n temporal
se desconoce, dicha muestra podr!colocarse en un punto o, con -
frecuencia, en más de uno, de la curva de magnitud versus tiempo
de la que hablábamos arriba, determinándose as! una, o unas cuan
tas fechas posibles, para la muestra en cuesti6n.
Hay gran nwnero de materiales que refl ejan, en alguna
de sus caracteristicas, los cambios de una de estas variables;
sin embargo, el número de variables reflejadas es muy corto: pue-
den agruparse bajo tres rubros: clima, campo magn~tico terrestre 4
y erupciones volcánicas. En todos los caSaR, el conocimiento de \
las caracteristicas del clima, del cwnpo magnético, o de la ocu--
rrencia de una erupci6n vo1canica en un momento dado del pasado,
no nós indica en si mismo la posici6n crono16gica correspondiente,
que tiene que ser determinada por medio de alguna otra t~cnica de
fechamiento. Al mismo tiempo, las caracteristicas del clima y del
cwnpo magn~tlco, o el que una erupci6n ocurra, no son hoy ieuales
en toda la superficie de la Tierra, nI lo fueron en el pasado; e~
tonces, una curva de alguna de estas variables versus tiempo, de-
terminada para un lugar, ser~ aplicable únicamente a zonas rela--
tlvamente cercanas. En el caso de ot.ras regiones, curvas especi-
ficas para ellab tendrán que ser obtenidas. A lo dicho arriba -
hay unas cuantas excepciones: en todos los climas, a mayor o me--
nor grado, la precipitaci6n, la temperatura, o ambas, varian en -
fonna ciclica, con un periodo de un año; por otra parte, la dire~
ci6n del campo magn~tico terrestre ha .surrido en el pasado inver-
44
siones, las cuales afectan a toda la superficie del planet-a. Se
hablará de la importancia de estos factores en el lugar correspo,!!.

diente.

TECNICAS DE FECHAMIENTü 4UE DEPENDEN D~


VARIACIONES CLIMATICAS.

Los dos factores más importantes que conforman el clima


son la temperatura y la precipitaci6n o, m.s bien, la relaci6n e,!!.
tre precipitaci6n y evaporación. La magnitud de estos factores -
no permanece constante ni espacial ni ternporalmente-:\
Para un lugar determinado, tanto la temperatura como la
precipitaci6n - evaporaci6n muestran variaciones periodicas, cuya
magnitud depende del clima de que se trate; a ellas se superponen
oscilaciones semiperiodicas- y no periodicas. El ciclo más corto
tiene la duraci6n de un odia, y hay t~nbi~n un ciclo anual muy ma~
cado; se han distinguido también ciclos de mayor duracion. ~l--
clima de 105 periodos geo16gicos de inter~s para el arque6logo, o
sean el Pleistoceno y el Holoceno, se ha caracterizado por prese.!!.
tar, adem.s de las oscilaciones periodicas-de que hablábamos arr~
ba, grandes cambios tanto en la temperatura como en la precipi ta-
ci6n que han tenido como consecuencia un número de avances y re--
trocesosmayores de los glaciares, a los que se superponen oscila
ciones menores, y marcados cambios en la pluviosidad de las zonas
en las que la temperatura no fu~ lo suficientemente baja como pa-
ra permitir la acumulaci6n de agua en estado s6lido.
~a especie de planta o de animal puede existir s610 --
baJo ciertas condiciones climáticas, aunque la tolerancia a cam--
bios, tan to de temperaturas como de humedad, varia mu cho de unas
especies a otras. Entonces, de los restos de la flora y la fauna
que exi stieron en un lugar en un momento dado, puede in ferirse el
clima que allí imperaba entonces, siempre que las especies de las
que los restos provienen puedan jdentificarse, y se conozca bajo
qué condiciones climáticas esas especies existen, o existieron, -
en el ca~ de especies extinta~
l~ el caso de la flora, los restos que se conservan, sin
lugar a dudas, con más facilidad y en mayor abundancia, son el p~
len y las esporas. A pesar de su pequeñez, estos materiales, que
quedan incorporados en los sedimentos, son muy resistentes, y se
destruyen s610 si las condiciones son altamente oxidantes. Pueden
·
identificarse las especies de que polen y esporas provienen, y __
determinar la abundancia relativa de cada especie, con lo que pu~
de reconstruirse la flora existente en ese momento. Si se conoce
para el mismo sitio, o un sitio cercano, la manera en que la flo-
ra ha variado atrav~s del tiempo, podrá determinarse una o unas _
cuantas posibles fechas para esa flora y, por tanto, para el es--
trato del cual la muestra de la que el polen y/o las esporas pro-
vienen se obtuvo. Sin embargo, corno los cambios en el clima son
bastante lentos, y una determinada flora tiene una cierta toleran
cia a cambioR climáticos, lo más que puede hacerse, desde el pun-
to de vista crono16gico, es el situar la muestra dentro de un ran
go de tiempo más o menos grande, lo que es equivalente a decir __
que la fecha obtenida tiene una desviación standard amplia. Ya-
que en un mismo lugar el clima, y, por tanto, la flora, pueden --
haber sido semejantes en periodos de tiempo distintos, se presen-
ta la posibilidad dp. fechas alternas; la decisi6n en favor de una
de ellas como correcta dependerá de otra evidencia.
La obtenci6n de una muestra para la determinaci6n de po-
len es un asunto delicado, por el gran riesgo de contaminaci6n
que existe, tanto con polen actual como con polen contenido en es
tratos distintos de aquel del que la muestra se desea extraer.
Por ello, es preferible que el especialista obtenga ~l mismo las
muestras necesarias.
La palinologia, o sea el eRtudio del polen (y esporas),
es de inter~s para el arque6logo, quizá más que como instrumento
de uso crono16gico, en la determinaci6n de paleoclimas y, sobre -
todo, en problemas relacionados con el origen y la difusi6n de la
agricultura, pues los cambios en la flora de una regi6n que la pr~
sencia de agricultura produce son fácilmente detectables, sobre -
todo por la presencia de polen de plantas cultivadas y de plantas
silvestres asociadas a ellas, y por la disminuci6n en la abundan-
cia del polen de especies arb6reas.
La fauna existente en un lugar en un momento determinado
depende de la flora y, por tanto, del clima. Tambi~n en este ca-
so la tolerancia a cambios climáticos no es la misma en todas las
especies. Es, por tanto, posible, a partir de restos de animales
presentes en un estrato determinado, obtener una fecha para ~ste •.
Lo dicho en relaci6n al fechamiento palino16gico es también apli-
cable en este caso. Las fechas obtenidas serán más precisas si -
se estudian especies con baja tolerancia a cambios ambiAntales, -
46

pero, de todas manAras, puede esperarse que la desviaci.ón standard


asociada a la fecha sea muy grande y que pueda tambien presentarse
el problema de fechas alternas.
Un suelo es el producto de la descomposici6n de las rocas
bajo ('1 influjo del clima y de In flora. Por tanto, las caracte-
rfstic2\s de un paleosuelo reflejaráJl el. clima bajo el cual. se fOI'-

m6; si se conoce c6mo el clima ha variado através del tip.mpo en -


un determinado lugar, podrfi determinarse, entonces, lma o varias
fechas posibles para un pal eosllel'3, fechas a las que estarfl asor..í H

na una desviaci6n standard bastant(~ grande •.


Decirunos antes que el el ima del Pleistoceno y del !Ioloce-
n') se ha caracterizado por la presencia de grandes oseilacione~ -
en la temperatura y en la precipitación; di.chas oscilacion~s hall
tenid o como consecu encia una se ri e (le avance s y re troce SOR en 1<).:;

glaci ares en unas regiones ele I a Ti erra y marcados CHlIlhjll.c, f:rt J i\.

pluviosidad de otras.
Los avances y retrocesos r1p los glaciares han dejado su
huell a bajo 1a forma de morrenas, loess, etc., lo cual penni te --
en cierto s casos deternli nar 1a local i zac i6n temporal .de rnate rJ al
de int~r~s arqueol6gico, pero a J a fecha asf. determinada est~ ---
asociada una desviaci 6n standard JnIIY al ta, y existe la posi Id 1 idad

de fechas al ternas.
La acumulacj ón de grandes cantidades de agua en los gl a-
ciares bajo la forma de hielo tllV0 también como cOnSeCllp.nelel la -
disminuci6n del ni.vel del !nar. Los cambios en el nivel del mar,
que son de efec t.o~ mundial e~, hl'l.Il 'Illedado registrado!" bajo la rOE
rna de playas marinas; aquell.as que ~orresponden a ~pocas de mayor
extenf3i6n de los glaciareR que la actual se encuentran hoy bajo -
el ni.vel presente del mar, Inientras que las correspondientes a
]05 interglaciares se encuentran por encima del nivel actual.
Los cambios en el nivel del mar se re.flejan también en los rlos -
que desembocan en ~l: al descender el nivel del mar, la pendiente
del curso del rio aumenta, y ~ste ahonda su cauce, mi entras qllP. -

el awnen to en el nivel dEl! mar, al ori g.inar una d ism; nuc i6n en la
pendiente, trae COlnoconsecuencia la acunntlaci6n de ~t~dimentos
en el cauce del 1'10; de haber posteriormente un nuevo descenso nn
el nivel del mar, estos sedimentos serán de nuevo arrastrados, p"
ro pueden quedar restos de (~llos bajo la forma de telTazas fluvia
les, eorrelacionables con cambios do niveJ del mar· ~r. ¡h.lf' h:l..ntn.
con movimientos de avance y retroceso de los glaciares. Materiales
de inter~s arqueo16gico asociados a terrazas o a antiguas playas
podrán, entonces, ser fechados, pero'la desviaci6n standard de la
fecha obtenida serA muy alta, y la existencia de fechas alternas
será una posibilidad.
La informaci6n cronológica que pueda obtenerse del estu-
dio de la flora, la fauna, los suelos o los fen6menos geomorfo16-
gicos correlacionables con cambios climáticos deberá considerarse
como un subproducto, ya que los estudios de este tipo son comple-
jos y a las fechas que pueden obtenerse por medio de ellos va aso
ciada una desviaci6n standard de gran magnitud. Desde el punto -
de vista arqueo16gico, la importancia de estos estudios radica en
la informaci6n que proporcionan sobre. el medio ambiente existente
en un determinado punto del pasado, ya que el estudio del hombre
y de su cultura en ese momento y lugar serA incompleto de no te--
nerse en cuenta la interrelaci6n de hombre y cultura con el medio.
Sin embargo, no fu~ esta la situaci6n anteriormente: prácticamen-
te todas las t~cnicas de fechamiento de las que hemos hablado en
los capitulas anteriores son de desarrollo muy reciente, por lo -
que la estructura crono16gica mayor aplicable a ~pocas anteriores
al uso de la escritura ~~ establecida en base a los fenómenos de
los que hemos hablado en estas últimas pAginas.
Pasaremos a hablar ahora de dos t~cnicas de fechamiento
que, aunque se basan, como las anteriores, en el reflejo de fac--
tores climáticos en los sedimentos y en la flora, proporcionan, -
por el contrario, fechas altamente precisas y exactas. Son las -
únicas t~cnicas de fechamientu existentes hasta ahora que permi.ten
obtener fechas en años astron6micos y cuya desviaci6n standard es
cero. Se trata de la dendrocronologia y del fechamiento por medio
de varvas.
DENDROCRONOLOGIA

El tronco de un árbol aumenta en diámetro atrav~s de --


la·multiplicaci6n de una capa de c~lulas que está situada debajo
de la corteza. Las c~lu1as de esta capa, el cambium vascular,
se dividen en tal forma que aquellas que aparecen en direcci6n al
centro del tronco se diferencian para formar el xilema, o sea, la
madera; las c~lu1as que aparecen -hacia la corteza del árbol forman
el floema. El árbol no crece a la misma velocidad durante todo -
el año, ya que tanto la temperatura como la precipitaci6n varian
48
a lo largo de ~l. Cuando las condiciones climáticas se acercan
más al 6ptimo de los requerimientos del flrbol, el crecimiento es
más rápido y las c~lulas del xilema son entonces de mayor tamaño
y de paredes más delgadas, lo que macrosc6picamente se reconoce _
como una zona de madera más clara y más blanda. Al empeorar las
\

condiciones climáticas en relaci6n a los requerimientos del árbol,


el crecimiento es más lento y las c~lulas formadas son de menor _
tamaño y de paredes más gruesas; la madera constituída por estas
c~lulas es más dura y de color más obscuro que la descrita antes.
Si las condiciones son lo suficientemente malas, el crecimiento _
se detiene. A esto se debe que, si examinamos la secci6n de un _
tronco, que ha sido cortado perpendicularmente a su eje, se obser
va que la madera aparece como una serie de anillos conc~ntrjcos,
alternamente claros y obscuros, cada par de anillos, uno claro y
uno Obscuro, representa el crecimiento de un año. Entonces, si _
conocemos la fecha en que el árbol fu~ cortado, el último par de
anillos representará el último año de vida del árbol; contando
hacia el centro del tronco, podemos llegar a conocer el año en que
el árbol empez6 a crecer. Si esto fuera todo, la cuent a de ani--
llos de crecimiento de árboles no tendr1a demasiado inter~s, des-
de el punto de vista cronol6gico, para el antqe6logo, pues no peE
mitirla ir muy atrás en el tiempo y s6lo en casos excepcionales _
podr1a haber relación entre el modo de crecimiento de un árbol y
algún fenómeno cuya fecha fuese de inter~s.
Sin embargo, la situación no es tan seria. Antes decla-
mos que a las variaciones per10dicas en precipitaci6n y tempera--
tura se superponen otras variaciones semi-per10dicas o no perlod!
cas, la consecuencia es que las curvas de temperatura y de preci-
pitación versus tiempo de un año no son iguales a las de otro, y,
en consecuencia, no todos los anillos de crecimiento son iguales.
Pueden, por ejemplo, ser normales las condiciones de crecimiento
durante varios años, con lo que se forma 'una serie de anillos de
aproximadamente el mismo grosor; sin embargo, de cuando en cuando
puede haber uno o más años en que las condiciones de crecim{ento
sean anormalmente malas, lo que aparecerá en el tronco como uno _
o más anillos mucho más angostos que los otros; por otra parte, _
un año bueno aparecerá. como un anillo anormalmente ancho. Como-
todos los árboles de una misma especie que se encuentran en una _
regi6n estarán creciendo bajo el mismo clima, en todos ellos un _
año bueno estará reflejado por un anillo ancho, y viceversa, y la
secuencia de anillos presentar! las mismas características en __
todos.
Entonces, si partimos de un .árbol cuya :fecha de corte es
conocida, podemo 5 :fechar toctos sus anillos en años astron6micos.
Un tronco, cuya :fecha de corte, no conocida, sea anterior, quizá
haya sido cortado después de que el árbol ya :fechado comenz6 a __
crecer; por comparaci6n de las secuencias de anillos en ambos ár-
boles, se determina la :fecha de alguno de los liltimos anillos del
árbol más viejo, con 10 que puede retrocederse más en el tiempo.
Por repetici6n de esta operaci6n con muestras de madera
cada vez más antiguas se han establecido cronologías bastante la~
gas, quizá la más notable, en cuanto a su duracibn, es la obteni-
da con ejemplares de Pinus aristata, que alcanza desde' aproximad~
mente 5, )00 a. C. hasta el presente. t-Iaderade esta especie, cu-
ya :fecha se ha determinado por dendrocronología, ha permitido de-
sarrollar las curvas de correcci6n de :fechas de radiocarbono de _
las que se habl6 antes.
En ciertos casos ha sido posible construir cronologias _
bastante largas, pero para las que no se ha logrado det~rminar
la :fecha astron6mica de ninguno de los anillos de crecimiento.
Siempre queda la posibilidad de que el examen de una muestra más
de madera llegue a unir una de estas cronologías, conocidas como
cronologias :flotantes, con una secuencia ya anclada.
El que sea posible determinar una secuencia dendrocrono-
l6gica, y establecer el lugar en ella de una muestra determ;nada,
depende de que los anillos de crecimiento re:flejen cambios en el
clima. No todas las especies de árboles presentan estas caracte-
risticas en su crecimiento, y aún ejemplares de una especie que _
normalmente las presenta puede no tenerlas, según las condiciones
del sitio en que crecen. Asi, por ejemplo, el crecimiento del p!
no amarillo del SW de los Estados Unidos está regulado principal-
mente por la precipitaci6n; un árbol de esta especie que crezca _
en un lugar que permita a sus raíces alcanzar el nivel :freático,
será independiente en su crecimiento de la precipitaci6n, y los _
anillos de su tron~o serán semejantes entre sí. Para una muestra
obtenida de un árbol as! no podrá determinarse una :fecha por den-
drocronología.
No en todas las especies arb6reas el crecimiento está -.
regulado por la precipitaci6n, se ha visto que el crecimiento del
Pinus silvestris en Alemania y en Suecia responde básicamente a -
50
la temperatura. En otras especies, por ejemplo Sequoia, no parece
existir una dependencia marcada en uno de estos dos ~actores.
Hemos hablado hasta ahora como sí siempre se ~ormase un
nuevo par de anillos de crecimiento cada año en el tronco de los
árboles. Esto no es estrictamente cierto. Por un lado, si las _
condiciones cli~áticas son especialmente des~avorables en un rolo
determinado, puede no haber crecimiento en parte de los ejempla--
res de una especie durante ese año, el cual no estaría entonces _
representado por un anillo. De no tenerse en cuenta esta posibi-
lidad, se va produciendo en error acumulativo en la cronología.
Por otra parte, bajo ciertas circunstancias puede ~onnarse en el
mismo año más de un anillo. La mejor ~orma de evitar estos pro--
blemas es atrav~s del exAmen de un cierto m1mero de muestras con-
temporáneas ya que en algunas sí aparecer~ el anillo ~altante o,
por el contrario, en vez de un anillo doble se encontrar~ uno sen
cilIo.
De la dendrocronologia se obtien~ ~undamentlamente un __
registro climático ~echado con gran precisi6n. Para que la den--
drocronologia sea \1til como t~cnica de fechamiento de inter~s pa.ra
al arque6logo se requiere de la conjunci6n de los siguientes ~ac-
tores principales:
1).- Las condiciones del sitio penni l:ll'M la conservaci6n
de la madera - los sitios estarful en zonas de clima ~rido o, por
el contrario, el suelo puede ser nmy húmedo y poco aereado. A--
este respecto, debe tenerse en cuenta que el carb6n muestra los -
anillos de crecimiento de la madera a partir de la cual se produ-
jo, por lo que trozos grandes de carb6n son tambi~n adecuados pa-
ra la obtenci6n de infonnaci6n dendrocrono16gica.
2).- La especie de árbol de la cual la madera proviene -
deberá poderse identificar, ya que no todas las especies respon--
den de la misma manera a factores clim~ticos en su crecimiento.
J).- Las especies de árboles representadas en el material
arqueo16gico deberM ser sensibles en su crecimiento a factores -
climáticos.
4).- La dendrocronoloF,ía correspondiente a la, o las es-
pecies de árboles representados en el material arqueo16gico deberá
ser conocida, para la regi6n de donde este material proviene.
Esta conjunci6n de ~actores no se da con gran frecuencia.
En el lugar en que mayor ~xito ha tenido el fechamiento de mate--
rial arqueo16gico por esta t~cnica es el S.W. de los Estados Uni-
- 51 -

dos: el clima es árido, por lo que la conservación de la madera es


buena; se usó principalmente pino amarillo, una especie cuyo creci
miento es sensible a la precipitación; finalmente, la secuencia -
dendrocronológica para esta especie había sido definida para fines
ajenos a la determinación de fechas de interés arqueológico.
Aquí, como en el caso de otras técnicas de fechamiento,
deberá tenerse presente siempre que la fecha obtenida es la fecha
de la muestra; si ésta es o no la fecha de los materiales o cons­
trucciones de interés, dependerá de qué tan clara sea la correla­
ción entre éstos y aquella. Por dendrocronología se obtiene el -
año en que un determinado anillo en una muestra de madera se for­
mó; si la corteza del tronco existe, sabremos la fecha en que el
árbol fué cortado, pero, de no ser así, lo más que podremos decir
es que se cortó un número indeterminado de años después de la fe­
cha correspondiente al último anillo presente. Además, el hecho
que conozcamos la fecha de corte de un árbol que forma parte de -
una construcción nos dirá sólo que esa construcción fué levantada
no antes de la fecha de corte; la verdadera fecha puede ser poste­
rior en varios siglos, como indica el hecho que en Oraibi, un po­
blado Hopi aún habitado hoy, se haya encontrado en uso madera de
un árbo] que fué cortado en 1 3 7 0 .
En Ja obtención y transporte de una muestra para dendro-
cronologia deben observarse ciertas precauciones:
Si se trata de madera, es preferible que la muestra sea
el trozo comprendido entre dos cortes perpendiculares al eje del
tronco; de ser ésta excesivamente grande, puede usarse un sector
del cilindro obtenido de la forma descrita arriba. Si la madera
es parte de una construcción y no es, por tanto, práctico cortar­
la, puede extraerse un núcleo, con un aparato especial, que em--
piece en una superficie, cruce el centro del tronco y termine en
la superficie opuesta; los núcleos son muy delicados y deben em­
pacarse cuidadosamente para evitar que se rompan durante su trans
porte.
Si se trata de una muestra de carbón de madera, deberá -
• - h n.'i •Mí I ¡-.i*! < J
de manejarse y empacarse con gran cuidado, para evitar que se frag
me nt e .
52

l"E;C!{A'lIENTO POH CUENTA DE VARVAS

Las varv-as se forman por sed imen t aci ón en aguas t ranr.¡u i-


las de materiales finos que arrastran l[ls aguas producidas por
la fusión de los glaciares. Estas aguas tranquilas pueden ser
las de un lago contenido por una morrena l'ermi,nal dfll mismo gola--
ciar, las de una. hahia o, incluso, las dp un 1'10 de corriente len
"a.
Como saIH~mo~, la velocidad de sedimentaci6n de particl.l--
'as s61 id a~ el1 agua nepende en partp del a densi dad, y 'de 1a f'or-
liJa. de las particu1as, pero también, en forma importante, del tama
rlo cie dichas particulas: a medida que 1as dimensiones de éstas Sf!

redunen, la velocidad de sedimentaci6n decrece.


Al aumentar la temperatura en primavera, el h'ielo del __
glaciar empieza a derretirse, y el agua as! formada arrastra t'ra~
mentos de la roca que forma el valle por el tIue el glaciar corre,
y que ha sido arrancada y desmenuzana por el !lielo. E.l tamaño de
estos fragmentos varia mucho: se encuentran desde r'ocas de gran _
tamaño hasta fragmentos de menos de 0.002 mm. de diámetro.
Los fragmentos mayore s se deposi tan con gran rapidez en
el fondo del lago, muy cerca ne I.a d.esembocadura ne la corri.ente
de agua; el material más fino, en camhio, permanece en suspensi6n
por mucho más tiempo.
A medida que la temperatura aumenta, se incrementa el-
vol umen de agua producida por 1 a fusi6n del hielo, y, con ell a, _
el aporte de material s6lido. ~1 llegar el ütono, la temperatura
baja y la. corriente de agua disminuye, hasta cesar, con lo que el
aporte del material s61ido al lago tamhi~ll cesa~ Finalmente, la
superficie del lago se congela.
Durante todo el verano el materi.al fino se había estado
sedimentando, pero las partículas de mayor tamaño habían llegado
al fondo con más' rapidez; al cesar el aporte del material y cong~
larse la superfi6ie del lago, el material que queda en suspensi6n
es cada vez más fino, ya que van al canzando el fondo con mayor --
rapidez las partículas de mayor tamaño.
Finalmente, al llegar la primavera del si~uiente año y -
reanudarse el aporte de material s61 ido, se rain i e ia 1a ser! i flIf?r: t" n.
ci6n de material más grueso, y el c icl o ~e repi tf!.
----_ .. :.; - _'-"'1--, _

Si se examina la pared de un corte hecho através de es--


tos sedimentos, 'se encuentra que--,son laminares,; en' cada lámina --
el tamaño de partlcula. que se encuentra en la pa.rte inferior AS -

mayor, y decrece hacia arriba., Una varva es tIna ciPo estas láminas.
Normalmente ,puede esperarse que cada varva corresponda -
a un periodo de' un año, pero también puede f'altar, una varva si un
arlo es muy :frío y no hay deshielo, o p,uE:1denproduci rse varvas do-
bles si, una vez iniciado el de~hielo, la temperatura baja y éste
se detiene,para reanudarse después. Incluso pueden formarse va!:.
vas que corr'esponden aun perfodode tiempo de un día, si la dife
rencia entre las temperaturas máx,ima y rn1nima diurnas es alta, -
pe'ro en estas varvas el tamaño de part l,cl.llas de 1a parte in feriar
es mucho más parecido al, de 1a parte sll-periorque en las varvas -
anuales.
No todas las varvas de una 'serie, tieneJ:l el mismo grosor,
~:aqu e 1 él. dllración e intensidad·
I
del .deshielo no es la misma todos
los años. En 'Ull año d.e temperaturas
. ;' .'
veraniegas bajas se formará
una varva pequeña, mientras que ·en un aiío' dp. temperaturas al tas,
la varva correspondiente será· más gruesa.
Tenemos, entonces, una si.tuación /IIUY semejante a la que
describíamos en relación al crecimiento de los árboles, pero el -
factor climático fundamental en el, desarrollo de una secuencia de
varvas es só.1o la temperatura.
Los pasos 'a seguir en eldesarrol).o de UTla cronología de
varvas son los mi.smos ya descritos prlra la dendrocrono,log{a: en -
cortes de sedimentos se iden,tificanlas varva,s anormalmente grue-
sas o dp.lgadas y, por comparación" estás cor.tes se ponen en secup.n
el a, construyéndo'se as! c·ronolog,tas f"lotll.ntes; en . el momento en -
,

que a L1na de .1as .;v:arvas '~e le, pllerle asignar una fecha a~tronómica,
',- r.l:a cronolpg"' •• queQq,,?nclada.Una secci6n de . sedimentos puede com-
. '." ., ~'.:-;
" .• .. \. ..;

párarse cqn l,a5ecuenc~a·anci:.alla y,o¡..'tener as! las fechas que le


. " .,'.' . "

corresponden.
Como en el óaso de la dendrocronolog!a, a partir de las
varvas tenemos una técnica de :fechamient"o que da resul tados en --
años astron6micos, con desviación standard de cero. Por desgra--
cia, las varvas se fonnan sólo bajo condiciones climáticas espe--
ciales y, además, es ra:ro 'encontrar material arqueológico asocia-
clo directamente con ellas. _',
La cronolog1a de varvas más desarrollada es la correspo!:.
diente a la retirada de la última glaciación en el Korte de Euro-
pa, permite reohar en ~loa aatron6miooa .edim.ntua d•• at. tipo de
edades oompm.didas entre .1 pr •• ente y unoa 15,000 afto. atra •• _
·Para 'pooa. anteriore., •• han obt.nldo·eronoloaf •• flotante. que
es muy ,u fioil se puedan 11.lrar a eon.ctar oon la ""ono10Iria ya _
ano1ada, ptJftS a,1 haber un r.avahoe d. Uf) glaelar, J aa varva •• 1'0r-
madas duran t..- ·.•
u ret irada anterlor 80n no••• 1"'ent. d •• truida... _
Tambi'n se han 11e~ado a oabo hUm.ro.OA estudioa dA e8t. tipo en _
materia188 de ,~'rioa del Nórte.
daoiantos ante ••, •• htlt)~ raro enoontrar tllat.rial
Coltlo a•.-.
queo163'i.oo aAnoiado a sedb ••ntoa eon Y.~all. por ha 4U••• ta t'e-
nica rte r.ck8h11 hto •• d••• e ti' _.-tioakU id ti dh·. '1\ PAr" la
arqU."lu~ta. sin .mb ~I~. 8U .~iloab.1td~l"di~o'a 8" d. i*po~
teneda, l'U.s .n los •• db ••hto. ca" Y.~" •••• ha",."'",,,
por jalh
p10, pot.n, del que pu.de obtener •• uha curva deabundanci. d. __
di.tint" ••• peci •• t'eohada mUlo••• ct •••••nte. curva tI'.e .l o. de _.
utilidad en eJ
'echamiento d •••••.• 1.1 arqu.o16gtc •.••
TECNICASfll...ll1U!&IIl9NTú tjU1..RItEND
.Q!..VARI40IO ti. IPO ON tC{\
T1Ui.IST1~•

Oesdlt el plinto de viat. c.h'1 lI\"~u.UAUlO. lA Tierra pu.de •


comparar". con un gran 1m," 8n fo.m" de b.u·••••• cuya orlentac14n _
ooinoid. aproximadamente con .1 •.te de rotno16n del I"'.n.ta. La-
Tierra ti.ne, entono.R. un c••••po m.sn'tico
aunque el prinoipal, no •• el '\nloo,
rioe ·otros con,ponent••• no hlpol ••••••
blpol.r.
pue. " .1 ....
eate c_po. __
perpon.n v.--

El oampo m.sn'tloo en un punto d.te •• l"MC\ de 1. Tterra _


fUI IJna cantldad voctorlal, ti.n., PO" tanto, .anitud y di ••ecol&n.
que no Aon con.tantA" nl .n el tl •• po.
LA magnitud d.1 CaMpomaanAtlco •• oonooe COMO lnt.n.ld~.
El valor aotual d. la lnten.idad •• de uno •• O.,
o•••• tad. en el __
Eou.dor, y d. uno. 0.6 oerRt.d •• n lo. polo.. En.l p•• acto. la _
intensidad del campo m.p'tlco ha vari.do ent ••• cero ,- algo mAs _
del doble de 8U valor aotual, ho)- par.c. e.t.r d.cr.cl.ndo como _
5~ por siglo.
L. direoción d.l c~po magn'tlco at' det.rMinad. por los
valor.s d. do. AnSU10., conocido. como "eo11nact6n e i"011n ••el&l1.
La d.olinaci6n d.l CUlpO Inllgn6tleo en un punto cte la ~u--
55
per~icie terrestre es el ángulo ~ormado por una linea trazada en-
tre el punto y el Polo Norte de rotación. y otra linea que va del
mismo punto al Polo Norte magn~tico. Los polos magnéticos 110 coin
ciden con los polos de rotación; en la actualidad el Polo Norte _
0 0
magn~tico se encuentra en 72 301 N Y 100 W. y el Polo Sur magn~-
o o
tico en 70 5 Y 140 E. Los polos magn~ticos no se han encontra-
do siempre en la posición que hoy ocupan. Ha habido. inclusive.
periodos durante los cuales el polo magn~tico norte se ha encon--
trado en las cercanias del polo Sur de rotaci6n; bajo estas có di
ciones. la aguja de una brújula. en vez de dirigirse hacia el no~
te. se dirigiria hacia el sur. Estas situaciones tienen su ori--
gen en inversiones en la polaridad del campo magnatico. Durante
los áltimos 700.000 años la polaridad ha sido normal. si se exceE
túa un periodo corto. situado hacia 10.000 antes del presente. en
el que la polaridad era la opuesta a la actual. El periodo compre~
dido entre unos 700.000 y 2.5 millones de años antes del presente.
en cambio, se caracterizó por la presencia de un campo magn~tico
de polaridad opuesta a la que hoy tiene, sólo interrumpida por __
tres periodos cortos de polaridad normal situados, respectivamente,
hacia 0.9, 1.6 Y 1.9 millones de años a.p.
La inclinación es el ángulo formado por la direcci6n del
campo magn6tico en un punto de la superficie terrestre y el plano
horizontal que pasa por dicho punto. La inclinaci6n varia entre
0 0
0 en la vecindad del Ecuador y 90 en los polos magn6ticos. La
inclinaci6n, al igual que la declinación y la intensidad, varia _
através del tiempo.
Si se tiene en cuenta que las observaciones rnagn6ticas _
se iniciaron hace apenas unos cuatro siglos, podiamos preguntar-~
nos como es que se ha logrado conocer como era el campo magnetico
terrestre en épocas muy anteriores al siglo XVI.
Lo que sucede es que, bajo ciertas condiciones, en las _
rocas y otros materiales quedan registrados los campos magn~ticos
que prevalecian en el pasado.. Pasaremos a examinar ahora bajo __
qué condiciones sucede esto.
Todas las sustanoias tienen la propiedad de responder a
un campo magn6tico externol los planos de las 6rbitas de los eles.
trones que forman parte de los 'tomos que las oomponen tienden __
. ~.
a orientarse con respecto al campo magnético aplicado. En la ma-
yoría de los materiales, esta orientación se pierde en el momento
que el campo magnético externo desaparece. Hay, sin embargo. cier
56
tas sustancias, conocidas como ferromagn&ticas, en las cuales no
sucede así, pues retienen la orientaci6n producida por un campo
magn&tico aún despu~s de desaparecer ~ste. Las propiedades fe---
rromagn&ticas se pierden a temperaturas superiores a la llamada _
temperatura de Curie, que es una propiedad del compuesto, y que _
será distinta para diferentes sustancias.
Si una sustancia ferromagn~tica se enfrla a partir de __
una temperatura superior a su temperatura de Curie, la orientaci6n
producida por un campo magn~tico externo no ser! retenida mientras
la temperatura no alcance la temperatura de Curie. En cambio, la
orientaci6n producida en el intervalo comprendido entre la tempe-
ratura de Curie y la llamada temperatura de bloqueo, que es unos
cuantos grados m~s baja, se retiene. Un campo magn~tico d~bil, _
como lo es el de la Tierra, no tiene efecto a temperaturas infe-
riores a la temperatura de bloqueo. Entonces, lo que sucede es _
que en una sustancia ferromagn~tica se preservar& la orientaci6n
producida por el campo magn~tico presente en el momento en que __
su temperatura descendi6 por debajo de la temperatura de bloqueo.
Esta orientaci6n que se preserva recibe el nombre de magnetismo _
termoremanente, que no desaparece en tanto que la sustancia no su
fre un cambio químico o no es calentada por encima de su tempera-
tura de bloqueo.
Un magnetismo remanente puede tambi~n producirse de otro
modos si una sustancia ferromagn~tica se f'orma por una reacci6n -
quimica a temperatura inferior a su temperatura de Curie, regis--
trará el campo magn~tico presente en el momento de su formaci6n.
El magnetismo asl producido se conoce como magnetismo quimiorema-
nente.
Pueden determinarse tanto el magnetismo termoremanente -
como el magnetismo quimioremanente y, atrav~s de ellos, las cara~
teristicas del CMlpO magn~tico presente en el momento que ~stos -
se establecieron. Por tanto, si se procesan nmnerosas muestras -
de fecha conocida, es posible trazar las curvas de intensidad,
declinaci6n e inclinaci6n del campo magn~tico versus tiempo.
Una vez obtenidas dichas curvas, que ser&n aplicables
s6lo regionalmente, ya que el campo magn~tico, como antes velamos
no es uniforme sobre toda la superficie terrestre, si se determi-
na el magnetismo remanente de un material, podrá conocerse la fe-
cha que le corresponde.
.57
Ya que es complicado el determinar las curvas correspon-
dientes a una regi6n, no puede esperarse que dichas curvas se ob-
tengan especialmente para rechar materiales de inter~s arqueoló--
gico, pero si las curvas ya son conocidas, su uso en la arqueolo-
gía es de gran importancia.
Hay bastantes compuestos rerromagnéticos, pero los pri~
cipales son los 6xidos de hierro y titanio; entre ellos, los m~s
extendidos son la magnetita y la hematita, ambos óxidos de hie---
rro. La magnetita se encuentra normalment e en rocas igneas, mie!!.
tras que la hematita es el óxido más com~n en rocas sedimentarias.
Entonces, las rocas igneas pueden ser rechadas por técni
cas magnéticas, la recha obtenida corresponder& al momento en que
o
la roca se enrri6 por ~ltima vez por debajo de unos 580 e, la ---
temperatura de Curie de la magnetita. Este momento puede corres-
ponder aproximadamente a aquel en que la roca se rorm6 por solid!
ricación de material fUndido, o si ésta se usó en la construcci6n
de una estructura que ru~ sometida a temperaturas altas, como un
horno por ejemplo, a aquel en que dicha construcción dej6 de uti-
lizarse.
El magnetismo en rocas sedimentarias puede tener varios
origenes. Por una parte, la hematita, u otro óxido rerromagnéti-
co, puede ror~marse in situ, con lo que en la roca quedar& regis--
trado el campo magn~tico presente en el momento de su rormaci6n.
Se trata aqu1 de un caso de magnetismo quimioremanente.
Por otra parte, pueden pasar a rormar parte de los sedi-
mentos particu1as de 6xidos rerromagn~ticos de pequeño tamwl0. --
Estas partículas son ya portadoras de un magnetismo termoremanen-
te producido en el momento en que su temperatura descendi6 por d!!,
bajo de la correspondiente temperatura de bloqueo, o de un magne-
tismo quimioremanente, si el material se rorm6 a una temperatura
inrerior a su temperatura de Curie.
Si estas part1cu1as son arrastradas por una corriente -
hasta un lugar de aguas tranquilas, cada particu1a llegará a ma--
yor o menor velocidad, segun su tamaño, hasta el rondo del cuerpo
de agua, donde se depositara. t-tientrasla partícula, que puede -
verse como un pequeño imán, cae atrav~s del liquido, se orientar~
en la direcci6n del campo magn~tico presente; al llegar al rondo,
tenderA a mantener la orientación e~tablecida durante la sedimen-
taci6n. De la suma de los erectos producidos por gran n~ero de
58
estas particulas, se obtendrá. una magneti.zaci6n de los sedimentos,
que corresponderá al campo magn~tico presente cuando ~stos se for
maron.
Entonces, bajo ciertas condiciones, un material sedimen-
tario podrá ser fechado por t~cnicas magn~ticas, al igual que una
roca ígnea, si se determinan las caracteristicas del campo magn~-
tico presente en ~l, y se comparan con curvas de declinaci6n, in-
clinación e intensidad magnéticas versus tiempo, correspondientes
a la regi6n de orígen del sedimento. Si el ma~letismo del sedi--
mento es quimi.oremanente, podrán determinarse todas las caracteris
ticas del campo magnético presente cuando. se formó; en cambio, si
el magnetismo es producto de la sedimentación de particulas magn!
ticas, la inclinaci6n obtenida de la muestra no representa la del
campo magn~tico presente durante la sedimentación, pues, al com--
pactarse el material ya depositado, las partículas tienden a que-
dar en posici6n horizontal, con lo que la inclinación magnética -
registrada es menor que la verdadera.
Al igual que en el caso de materiales igneos, los mate--
riales sedimentarios pierden la magnetización remanente si se ca-
lientan por encima de la temperatura de Curie correspondiente. --
Un material sedimentario muy abundante, y que contiene hematita -
en mayor o menor proporción, es la arcilla, usada como la princi-
pal materia prima en la fabricaci6n de cerhmica.
Cuando una vasija se cuece, la hematita contenida en la
arcilla pierde su magnetismo, siempre que la temperatura de coc--
ción exceda de los 6700C, la temperatura de Curie de la hematita.
Al enfriarse la vasija, queda registrado en ella el campo magnét!
co prevalente. El problema con la cerhmica es que es mueble; sin
embargo, si se conoce el lugar de fabricación, podrá determinarse
cuando ocurrió esta, ya que la intensidad del campo magn~tico pr~
sente entonces puede determinarse, incluso a partir de tiestos.
La declinación magn~tica no puede determinarse en la cerhmica, ya
que no se conocerá la orientación de ~sta cuando se coció; la in-
clinación, sin embargo, puede conocerse en ciertos casos - cuando
hay huellas en el borde o en la base de la vasija que permitan --
determinar cómo estaba colocada con respecto al plano horizontal
cuando fué cocida.
La arcilla, adem!s de utilizarse como materia prima en -
la manufactura de cerhmica, se usó como material de construcción
ya sea en la forma de ladrillo, bajareque o barro. Si una cons--
,/

59
trucci6n hecha parcial o totalmente de arcilla fu~ sometida, por
su uso o por incendio, a temperaturas altas, el material de que -
est&. hecha podr~ ser fechado tambi~n por t~cnicas magn~ticas.
Como veiamos antes, por medio de t~cnicas magn~ticas pu~
den fecharse materiales igneos, ciertos materiales sedimentarios
y, sobre todo, artefactos, que por SU uso o proceso de manufactu-
ra o por accidente, fueron sometidos en un momento dado a altas -
temperaturas. En ~sto último radica el principal inter~s de es--
tas t~cnicas de fechamiento para la Arqueologia.
Hablaremos ahora de la forma de obtener muestras para -
fechamiento arqueomaen~tico, de las precauciones que hay que to--
mar en su obtenci6n y envio al laboratorio que determinar&. la fe-
cha, y de la informaci6n que debe acompañar a dichas muestras.
Si se trata de rocas igneas, deberá ser material fresco,
que no muestre señales de haberse movido despu~s de su solidifica
ci6n. Se cortará en la forma de un cubo de un minimo de 2 cm. por
lado, aunque de preferencia serA mayor. La cara superior coinci-
dir&. lo m!s exactamente posible con el plano horizontal; la orie~
taci6n de las demás caras carece de importancia. Antes de sepa--
rar el bloque de su matriz, pero cuando la cara superior est~ ya
terminada, se marcará en ella una linea en direcci6n Norte -Sur;
la linea puede orientarse por medio de la br6.jula, o astron6mica-
mente _ deber~ indicarse si la linea se refiere al Norte magn~ti-
ca o al geogr&.fico. Para su envio, el bloque se empacará en una
caja si el material es resistente¡ si el material tiende a desin-
tegrarse, puede incluIrse el bloque en yeso, cubriendo la parte -
superior, donde est&.n las marcas de orientaci6n, con plástico, --
para evitar que ~sta5 se pierden. Deberá tenerse la precauci6n -
de que la muestra no sea sometida a altas temperaturas ni a cam--
pos magn~ticos intensos durante SU obtención y transporte.
Lo dicho para la obtenci6n y envio de materiales igneos
es tambi~n aplicable a materiales sedimentarios. En este caso --
existe además el problem~ de que no todos los materiales sedimen-
tarios pueden ser fechados, pues el contenido de 6xldos ferromag-
n~ticos de muchos es demasiado bajo. Por otra parte, en el caso
de materiales con magnetismo quimioremanente, es a veces dificil
asociar la fecha obtenida con algún otro fen6meno de inter~s. --
Los sedimentos m!s adecuados para ser fechados por t~cnicas mag-
n~ticas son sedimentos lacustres o marinos, que contengan una --
60

proporción de material de origen volcánico, y que sean de g-rano'


fino.
Si se tra~a de obtener muestras de materiales usados en
construcciones que han sido sometidas a altas temperaturas, COl1l0

hornos o edificios incendiados, las muestras se ohtendrán ell la


misma forma que se describi6 para los materialp~ ígneos. Las ---
partes muestreadas deberan estar en su posición origina.L y
. , do pr.!:.
ferencia, ""e obtendrÁ.n varias muestras de diferentes partAs 'ia .1 a
misma construcción.
Cuando se trata de objetos muebles, en e -",pec ~ .
ial cerwn1ca,
normalmen te no podrá ser dé terminada 1a orient ac i6n o, a 10 3UIlIO,

~sta deber' marcarse ~obr~ l~muestra. Los tiestos a utilizar co


rno muestra para fechamiento debe-rán est'ar bien cocidos y ser em-
pacados de manera que no se fra~nenten'durante su transporte.
, . I
El laboratorio deberá, conocer como mínimo, la fecha do

obtención de la muestra,si ~sta está' ori'entad,acon referencia al


norte magn~tico, o al norte astronómico, 1a l·ocalización E"eográf,!
ca del lugar de origen 'dé la muestra, y datos sobre su consist.en-
cla..
Si las curvas del campo magn~tico versus tiempo para, el
lugar de origen de la muestra son c~nocidas~ el labora~orio podrá
determinar una fecha, o, más frecuentemente, varias fechas alter-
nas posibles; el decidir por una de ellas dependera de factores -
ajenos a 1a t~cnica de fechamiento empl eada •.
~n co~diciones ideales, las fecha~, obtenidas para mate-
rial arqueológico tienen una' desviaci6n de : 50 ~los. En los ca-
sos en que únicamente la 'intensidad puede ser detenninada, la des
viación es mayor; según la antiguedad y lugar de origen del obje-
'+ +
to, varia entre - 100 Y - 400 atlos.
Las t~cnicas' arqueornagn~ticas de fechamiento no han sido
muy usadas en la arqueología, 'por la dificul.tad de determinar 1as
curvas necesarias de las propiedades del campo rnagn~ti,coversus -
tiempo para las zonas de inter~s, y porque compa.rati'vamente pocas
instituciones se dedican a este tipo de trabajo.
.-
61

TECNICAS DE FECHAMIENTO RELACIONADAS CON


~ VULCANI §t!9.. ",----

Un volcán en actividad puede emitir materiales de varios


tipos. Puede tra~arse de material fundido, lava, que despu~s de
"-
un tlempo se solidifica. Las rocas igneas asi :formadas pueden --
fecharse por medio de t~cnicas arqueomagn~ticas o termoluminiscen
tes, de las que ya hablamos antes. Un flujo de lava no alcanza -
grandes distancias a partir del punto de emisi6n, ya sea un crA--
ter o una fisura, por lo que no es demasiado frecuente que la fe-
cha de materiales de este tipo sea de utilidad desde el punto de
vista arqueo16gico. Sin embargo, hay casos en que hay asociaci6n·
entre un flujo de· lava y restos arqueo16gicos, con 10 que la :fe-
cha de solidi:ficaci6n del material fundido es de inter~s; un eje~
plo seria e1 flujo de 1ava que :form6 el Pedregal de San Angel,
hoy dentro, en parte, de la Ciudad de M~xico, que cubri6 zonas ha
bitadas hace quiz~ unos 2,000 años.
Las emisiones volcánicas pueden estar compuestas tambi~n
por materiales s6lidos, cuyo tamaño varia de grandes bloques a ce
nizas muy finas; estos materiales pueden abandonar el cr~ter adn
en estado pastoso y s01idificarse antes de caer a tierra. Los ma
teriales de mayor tamarl0 caerán a poca distancia del crAter, pero
los materiales más finos pueden quedar suspendidos por cierto --
tiempo en la atm6sfera y caer a tierra a distancias bastante gr~
des de su punto de origen.
La composici6n de los materiales emitidos por un volcán
no es necesariamente igual a la de los materia1es que provienen -
de volcanes vecinos e, incluso, pueden haber diferencias de com--
posici6n entre los materiales producto de emisiones distintas del
mismo volcán.
La composici6n de estos materiales puede determinarse --
por medio de investigaciones petrográficas, de la determinaci6n -
de propiedades fisicas, tales como la gravedad especifica y el --
indice de refracci6n, que muestran correlaci6n con la composici6n,
o de anA1isis químicos de diversos tipos.
Si en una columna estratigrá:fica se identifican las ca--
pas formadas por cenizas volcánicas que aparecen en ella, será -
posible correlacionar otras colUI~as estratigráficas de la misma
regi6n, P,)l' 111\ j'J'I.'·(l<ll'¡,:c·nt.-, ~emRiante al usado en la dendrocrono
62

logia, del que habl~nos antes, esta~leci~ndose así una especie de


cronología flotante que, a diferencia de las cronoloeías flotan--
tes obtenidas de los anillos de crer.imiento de árboles o de varvas,
no estará calibrada en intervalos\iguales de ti(~mpo ni mucho menos,
en MOS. Fato es po 5 ibl e J-lorquela deposici6n de una de e stas ca-
pas de ceniza HS prácticamente simuftánea en toda el área alcanza-
da por el material.
"\;S) 'í J \,:'

Para el anclaje de Llna de estas cronologías, es necesario


determin,u' la fecha de cada una de las capas de ceniza. Las ceni-
zas pueden fecharse rlirl-~ctamente
por termol11miniscencia, o si son
finas, se depositaron en el fondo de aguas tranquilas y están con
solidadas, por técnicas arqueomaenllticas; en el caso de cenizas _
vítreas, existe la posibilidad de usar las técnicas de trazas de
fisión o de hidrataci6n de la obsidiana. Tambi~n es posible el _
fechamiento indirecto, por medio del radjacarbono u otra técnica
para la que existan muestras adecuadas.
Una vez fijada la cronologia de una¡ regi6n, conocida cbmo
tefracronología, se podrá detenllinar la :fecha de material arqueolQ
gico incltlido en una columna estratigráfica de l~ misma regi6n.
La exactitud de las fechas obtenidas dependerá de qull tan
frecuentes hayan sido las emisiones de ceniza ••- En zonas altamente
volcánicas, es de gran valor el establecimiento de una tefracrono-
logia; un buen ejemplo de una zona con estas caracteristicas es __
la Cuenca de Mexico.
Es preferible que el estudio de una columna estratigráfi-
ca para fines tefracronolbgicos la lleve a cabo un especialista.
De no poder éste ir al sitio, se hará Uil dibujo a escala de la es
tratigraf'ía y se describirlm lo más ampliamente posible las ca---
racteriticas de cada estrato. Una vez hecho esto, se limpiará de
arri.ba hacia abajo, el corte, y se obtendrán muestras, de unos
100 gramos, de cada una de las capas presentes, en especial, de -
las cenizas;
en el dibujo.
. -
el punto de origen de cada muestra
Las muestras
ra evitar mezcla con matprial
deberá marcarse
se tomarlm de abajo hacia arriba,
de otras capas, y se empacarlm en
pa-
-

bolsas de plástico bien cerradas para su envío. De acuerdo con la


técnica que vaya a utilizarse en el fechamiento de las capas de -
ceniza, se podrlm necesitar muestras adicionales de llstas o de --
'otros materiales asociados; las cantidades necesarias, y las pre-
cauciones a tomar eD la obtenci6n y manejo de ellas, depender~ -
de la técnica de fechamiento propuesta.
63

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65 -

I N D I C E

Nota Introductoria
Capítulo 1.- El fechamiento en la Arqueología
Capitulo II.- Técnicas de Fechamiento que se funda­
mentan en Reacciones de Isotopos Ra--
dioac tivos. 9
Potasio - Argón 12
Carbono - 14 13
Capttulo III.- Técnicas de fechamiento que dependen
de los efectos que la radiación causa
en los materiales expuestos a ella 23
Fechamiento por termolum.ini scencia 25
Trazas de fisión 27
Trazas de retroceso por emisión de --
partículas alfa 30
Capitulo IV.- Técnicas de fechamiento que dependen -
del intercambio de material entre la -
muestra a fechar y el medio ambiente 33
Racemización de aminoácidos 35
Contenido de nitrógeno orgá­
nico 37
Contenido de flúor en hueso 37
Contenido de uranio en hueso 38
Hidratación de la obsidiana 38
Capitulo V .- Técnicas de fechamiento que dependen
del efecto de cambios periódicos de - -
alguna variable sobre el material a fe­
char **3
Técnicas de fechamiento que dependen de
variaciones climáticas. kk
Dendrocronología 47
Fechamiento por cuenta de
varvas 52
Técnicas de fechamiento que dependen
de variaciones en el campo magnético
terrestre 54
Técnicas de fechamiento relacionadas con
el vulcanismo 61
Indice 65

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