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B. R. Glass, J. C. Flores
Resumen
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Introducción
El problema de la propagación de ondas sísmicas reviste importancia desde un punto de
vista teórico y experimental. Sin duda, la tierra dista de ser un sistema homogéneo
(densidad constante) y, por lo tanto, las consideraciones para un sistema invariante de
traslación espacial son solo una aproximación. En este sentido, se puede pensar en
considerar la propagación de ondas sísmicas en un medio no-homogéneo particular, es
decir, la propagación de ondas mecánicas en un sistema desordenado.
Los sistemas desordenados han sido estudiados desde la década de los 60, con énfasis en
sistemas electrónicos [1]. Recientemente (en los 80) han sido consideradas ondas
mecánicas y electromagnéticas [2]. Desde el punto de vista de la sismología, las
aplicaciones son mas recientes. En efecto, uno de los primeros trabajos en el área data del
2001 y fue realizado por M. Van der Bann [3], y en nuestro trabajo lo usaremos como
punto de partida.
4
1 ln ψ ( x )
= − lim (1)
Lc x →∞ x
Por ejemplo, claramente para ondas planas ( exp ikx ), donde ψ (x) =Cte., la longitud de
localización es infinita ( Lc = ∞ ) correspondiendo a ondas extendidas en todo el espacio.
Desde un punto de vista general, es sabido que en sistemas desordenados con dimensión
uno (D=1) todas las ondas están localizadas [ 5]. En dimensión dos (D=2) las ondas están
críticamente localizadas y en dimensión tres (D=3) pueden existir ondas extendidas (no
localizadas). Las consideraciones anteriores son bastantes generales, sin embargo en la
última década estos supuestos han sido puestos en discusión por la existencia de
contraejemplos con correlaciones entre los centros difusores. En la actualidad existe un
número creciente de ejemplos respecto de la posible localización y el modo de romperla en
sistemas especialmente construidos para ello [4].
Todo lo anterior es válido para sistemas desordenados donde los centros difusores están
estadísticamente distribuidos y, muy importante, sin correlaciones entre ellos
(estadísticamente independientes). Cuando se relaja tal condición, es decir, el sistema tiene
correlaciones, eventualmente pueden existir estados extendidos [4]. Comprobaciones
experimentales de estos nuevos efectos pueden encontrarse en Ref. [4].
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sentido, suponemos que el índice de refracción n(z) es una variable estocástica discreta
asociada a capas de ancho promedio a, donde cada una tiene un índice homogéneo n (ver
Fig.1).
Puesto que usamos el modelo de Gutenberg como referencial, suponemos a “grosso modo”
que cada capa tiene un ancho medio de a= 42 km y que el índice de refracción fluctúa entre
0.088 ≤ n(z) ≤ 0.163 para las ondas longitudinales (ondas P), con un promedio n0 = 0,118 y
una desviación estándar respecto del promedio σ = 0.01
Este modelo, no siendo el más moderno, tiene la ventaja de presentar un mayor número de
capas, con sus respectivas velocidades (y respectivos índices de refracción), a diferencia del
modelo PREM [7], donde, para los primeros 1000 km, el ancho medio de las capas es de 44
km, pero tiene una desviación estándar de 54 km. Además, el índice de refracción promedio
y su desviación estándar son prácticamente iguales, lo cual implica un mal comportamiento
estadístico asociado.
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de refracción fluctúa entre (n0 – σ) ≤ n(z) ≤ (n0 + σ), con n0 el promedio de los n(z) y σ la
desviación estándar respectiva. Nótese que suponemos la misma distribución de
probabilidad para cualquier capa (el sistema es homogéneo en promedio).
i-1
i
i+1
Fig. 2: Símil del modelo de capas (rotuladas por el índice i) y distribución cajón
considerada (por capa) en este trabajo.
P+ + P - = 1 (2)
Cuando N → ∞, tenemos que PN → 0, pues P+ < 1. Nótese que cualquier resonancia (P+
=1) está excluida pues éstas forman un conjunto de probabilidad nula. Esto nos permite
escribir para la probabilidad total PN
−1
PN = e N ⋅ln P+ = e − N ⋅ln P+ (4)
ln PN−1 −
Na
− Na ⋅
PN = e a
=e Lc
(5)
7
entonces, la lectura directa de la ecuación anterior nos da la longitud de localización en
función de P+:
a (6)
Lc =
⎛ 1 ⎞
ln⎜⎜ ⎟⎟
⎝ P+ ⎠
Que en el límite sin desorden σ = 0 nos da P+ =1, como corresponde. Usando las dos
expresiones anteriores, la longitud de localización Lc , en este límite de alta frecuencia, se
expresa como:
a (8)
Lc =
⎛ n +σ ⎞
2 ln⎜⎜ 0 ⎟⎟
⎝ n0 − σ ⎠
8
Sólo en este límite de baja frecuencia se cumple que los operadores A y A* conmutan y
tienen funciones propias comunes. La expresión anterior coincide con aquella encontrada
en la literatura [3]
Dado estos dos comportamiento (alta y baja frecuencia) discutidos, podemos suponer que la
longitud de localización, para todo rango de valores de frecuencia es, en primera
aproximación, una superposición de las dos expresiones anteriores, esto es,
4 ⎛n +σ ⎞
Lc = + L0 , con L0 = a /(2 ln⎜⎜ 0 ⎟⎟) (10)
σ ⋅k2 ⋅a
2
⎝ n0 − σ ⎠
Nótese además que para una onda que recorre una distancia L<Lc(k) no existe localización.
Esto determina una frecuencia, o número de onda critica kc, (cuando L=Lc(kc)). Esto es,
dada una distancia fija L, existen ondas con k>kc que nunca salen de dicha región.
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⎛ Lc ⎞
⎜ ⎟
⎝ a ⎠
ka
Fig.3 Longitud de localización Lc a , en función del número de onda
(k a) , para una onda propagándose verticalmente usando los
parámetros del modelo de Gutenberg.
Referencias
3. Mirko van der Baan Geophys. Acoustic wave propagation in one dimensional
random media: the wave localization approach. J. Int. 145, 631 (2001)
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