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1.

-El punto de partida para iniciar el proyecto de vida

Al iniciar este punto partiremos del momento de la vida en el que ustedes

Se encuentran. En este momento tiene dos características fundamentales:

1. La edad

2. Reconocer nuestro propio terreno: nuestros recursos, nuestras oportunidades, Las


limitaciones y las amenazas que se nos presentan.

Recursos Oportunidades Limitaciones Amenazas

2.-ESCRIBE UNA CARTA A TU PADRE Y A TU MADRE Y RECONCÍLIATE, EXPLICA TODO LO QUE TE HA


CAUSADO DOLOR Y TRISTEZA EN SU FORMA DE ACTUAR, EXPLÁYATE Y EXPONLE TODO LO QUE
PIENSAS Y SIENTES.

3.- LA FOTO

Busca una foto tuya de cuando eras pequeña/o, puede ser una que te guste mucho o una que no
te guste nada, la que te sientas, y métela en tu cartera, en uno de esos apartados para fotos. O
como fondo de pantalla en el móvil.

Lo importante es que cada vez que abras la cartera y veas la foto, dirijas algún pensamiento
cariñosoa esa niñita/o necesitada de amor.

Es más, dale algún capricho de vez en cuando. Algo así como: “Mira que mona eres, que niña más
extraordinaria y nadie se daba cuenta. Yo sí sé lo maravillosa que eres y por eso me voy a comer
un helado contigo” Y te comes un helado, o una tarta o lo que sea en su honor y lo disfrutas.
Este ejercicio es una manera muy fácil de despertar a esa niña/o interior y llevarla siempre contigo
de forma presente, y cuidarla, y protegerla, y amarla.

Y si alguien te pregunta por la foto, no importa que des explicación alguna, simplemente di algo así
como “Encontré esta foto en la que salgo tan mona y me apetecía llevarla en la cartera”, o lo que
sea…

Cuando yo hice este ejercicio, fui a casa de mis padres a buscar fotos de cuando era pequeña y me
di cuenta de que en todas salía con una cara muy tristona. Me impactó tanto que me entraron
muchas más ganas de empezar a cuidar y amar a esa niñita que yo era.

Y bueno, me ha funcionado, ahora haz tú la prueba.

4.-EL DIARIO DE PENSAMIENTOS

Busca un cuaderno bonito o una libreta que puedas guardar en el cajón de tu mesita de noche y
de vez en cuando escribe algo que te ayude a definir a tu niña/o interior.

Sólo tú sabes cómo era en realidad, qué le pasaba, cómo se sentía. Y sólo tú puedes asegurarle
que sabes lo que le pasa y que le vas a amar y a proteger.

Estas preguntas te pueden servir de guía:

¿Quién era?
¿Qué esperaba mi madre/ mi padre de mí?
¿Qué valoraba mi familia de mí?
¿Qué hice para ser amada/o durante mi infancia?
¿Cómo fue mi niñez?
¿Cómo me sentía?
¿Cuáles son mis mejores recuerdos?
¿Y cuáles son los peores?
¿Por qué lloraba?
¿Cuál era mi miedo más terrorífico?
¿Qué cosas odiaba hacer?
¿Cuáles eran mis secretos?
¿Alguien me decía palabras cariñosas?
¿Cómo lo pasaba en el colegio?
¿Alguien sabía lo que me pasaba?
¿Quién me protegía?
¿Cómo imaginaba mi futuro cuando fuese mayor?…

Y ahora la pregunta es, ¿es importante recordar estas cosas? ¿Sirve para algo?

Pues sí, sirve y mucho. Siempre que queramos vivir de forma consciente y sin ceguera emocional,
claro. ¿Si no, qué puede pasar? Pues sin darnos cuenta provocamos una distancia afectiva con los
demás y especialmente con relación a nuestros hijos, que es enorme, aunque nuestro discurso
engañado nos haga creer que los queremos con locura y que está todo bien.

El tema es que la única manera de poder conectar de verdad con los demás es entrando en ti, y
entenderte en profundidad, haciendo consciente todo lo que te ha acontecido.

Escribir este cuaderno que te propongo, no es fácil, es doloroso. Pero la cuestión es que ese dolor
se acaba transformando en sanación, porque poco a poco vas liberando, haciendo consciente
cosas reprimidas desde hace mucho tiempo.

Así que si te animas a hacerlo y cuando lo escribes, lloras, o te enfadas, o te sale la rabia…
Entonces, enhorabuena, es que lo estás haciendo bien.

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