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TEOLOGIA DE LA LIBERACION

INTRODUCCION

Siendo la Teología la ciencia que estudia "las cosas de Dios" y la palabra Liberación”

que es lo más preciado para el hombre: la libertad, parecería que las dos palabras juntas

significarían algo bello, sumamente bueno y deseable, pero que con el tiempo la realidad

de esta expresión es muy diferente.

Vemos como estas expresiones juntas tienen un significado que no acercan para nada

a las personas a Dios. Por el contrario, reemplazan a Dios por el hombre y sus necesidades,

preocupándose más de lo temporal que de lo eterno.

En el desarrollo de este tema nos hemos dado cuenta, como la influencia del

marxismo en la iglesia, cualquiera esta sea, ha contaminado las doctrinas que fueron

establecidas por el mismo Jesús, dándoles una connotación completamente diferente,

especialmente dirigidas a lo social y no a lo espiritual.

Vemos como esta contaminación ha desviado incluso la predicación del evangelio,

llevando un mensaje de libertad frente a la opresión de la pobreza del abuso y de la

exclusión. Siendo estos temas muy importantes frente a la redención del hombre por el

sacrificio de Jesucristo

DESARROLLO

Curiosamente, el término «teología» no es de origen bíblico, es decir, no se encuentra

en las Sagradas Escrituras. Fueron los griegos, no los apóstoles, quienes acuñaron el

término para designar al discurso que los poetas elaboraban con referencia a los dioses. No

debe sorprendernos, entonces, que Orfeo y Homero hayan sido denominados «teólogos».
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Con suficiente razón, André Dumas se refiere a la teología como «ese vocablo elaborad

con vacilaciones por los griegos, aplicado con una resolución a menudo exagerada por la

tradición cristiana (Para qué sirve la teología)

No puede haber una verdadera teología bíblica a no ser que se haya echado para ella un

sólido fundamento textual y gramatical.

Según francisco la cueva para él la teología de la liberación se da a una posición teológica

que surgió en Latinoamérica en la década de los 60 del siglo XX. Comenzó entonces allí,

de la mano de teólogos católicos como Gustavo Gutiérrez (n. en 1928) y Leonardo Boff

(en 1938). Por entonces, había muerto en la guerrilla el comunista Ché Guevara, pero

también había muerto en la guerrilla el sacerdote católico Camilo Torres Restrepo, del que

los comunistas decían que tenía un solo defecto: que «creía en Dios». 1

Hay, pues, en este movimiento una mezcla de fe «hasta las últimas consecuencias» y de

pasión politicosocial a favor de los pobres, de los oprimidos, de los desheredados. Esta

misma combinación se halla en la teología anti-apartheid del arzobispo anglicano Desmond

Tutu, de raza negra, en la de los católicos republicanos de Irlanda del norte y de Jaime

Cone (en 1938) en Norteamérica, también contra la discriminación racista.

¿Cuál debe ser nuestra actitud, como cristianos, frente a este grave problema?

¿Adoptaremos la táctica del avestruz, teniendo en cuenta que la mayoría de los que se

quejan no son realmente cristianos? ¿Exhortaremos a los oprimidos a empuñar las armas

Contra los opresores, ya sea el Estado, ya sea la burguesía capitalista? Ni lo uno ni lo otro.

No tenemos más remedio que aprobar la frase de G. Gutiérrez, cuando dice: «Nos po-

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Francisco lacueva, Diccionario Teológico Ilustrado (Colombia: Editorial CLIE,2001), 568.
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