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GESTION CULTURAL LUJAN

DOCUMENTOS 2008

1º Encuentro de Investigadores y Docentes


La Universidad y la Economía Social en el Desarrollo Local

Discurso de Lic. Daniel Arroyo

El presente documento intenta una reflexión sobre la conceptualización de la economía


social a partir del desarrollo local, su incorporación a la agenda pública en el marco de
la actual gestión y definir algunos obstáculos que se presentan como parte de la ges-
tión del Plan de Desarrollo Local y Economía Social.
En primer lugar nos referiremos al diagnóstico que, desde el Ministerio de Desarrollo
Social, y especialmente desde la Secretaría de Políticas Sociales, se tiene sobre la si-
tuación económica y social de la Argentina. En segundo lugar, narrar, resumidamente,
en qué consta el Plan Nacional de Desarrollo Local y Economía Social y, por último,
plantear cuáles son las dificultades que aparecen al poner en marcha un programa
masivo y local de desarrollo económico y social partiendo de la base que estamos en
un ámbito de investigación, de debate y de análisis.
El diagnóstico del cuál se parte, está basado en cuatro ejes.
El primero es que el problema de la pobreza en Argentina tiene que ver con la defi-
ciente distribución de la riqueza: esto significa básicamente que, encarar actividades
dentro del campo de la economía social y las políticas sociales supone, hoy por hoy,
generar mayores ingresos a las familias.
En este momento no hay diferencias entre lo social y lo económico. Hacer políticas so-
ciales en la Argentina actual, significa generar las condiciones para que las familias
tengan más recursos, puedan acceder al menos a los bienes y servicios básicos, y de
esta manera puedan vivir mejor. Las familias sólo pueden acceder a una renta extra
produciendo y vendiendo, lo cual nos lleva al campo de la economía social, en perma-
nente definición. Este es el primer punto importante. Una idea que aparece con fuerza
es la necesidad de articular “lo social” y “lo económico” desde el comienzo buscando,
como decíamos, generar condiciones para que las familias tengan mayores ingresos.
El segundo punto del diagnóstico es la extemporaneidad de trabajar con modelos foca-
lizados. No es posible organizar programas por problemas específicos ni particularizar
hasta llegar a una población definida a priori. Eso desvirtúa el sentido del desarrollo
local. Si la oferta estatal genera la demanda de la gente y la sociedad civil, incluso de
los gobiernos locales, se debe advertir la responsabilidad que ello implica y es la razón
por la que se habla de desarrollo local con la participación de los actores de un munici-
pio, una localidad o una región, para la definición de “lo estratégico”.
Definir “lo estratégico” implica ahondar en lineamientos que especifiquen qué tipo de
proyectos son importantes, e indicar una dirección que oriente las acciones. Este es el
segundo punto de importancia.
Una oferta originalmente constituida por 56 programas focalizados ha sido subsumida,
casi totalmente, en sólo tres planes nacionales: uno de estos tres planes es el Plan
Nacional de Desarrollo Local y Economía Social “Manos a la Obra”. La estrategia que
subyace al mismo, es la de limitar la oferta de programas sin ejes comunes y diferen-
ciales en prestaciones y poblaciones destinatarias, y definir de “abajo hacia arriba” las
líneas de trabajo a llevar a cabo en función del perfil –existente o potencial– tanto de
cada localidad como de las capacidades productivas de su gente.
Un tercer punto en el que se basa el diagnóstico desde el que se establecen políticas y
se planifica, es que entre los problemas que afectan al país, no hay ausencia de capital
social en la Argentina. O, más claramente, no hay sólo un problema de falta de asocia-
tividad, de redes, de vínculos que generen confianza. Es cierto que ello configura un
problema, pero a eso se le suma otro punto: faltan recursos materiales para la puesta
en marcha de proyectos. Por esto se prevén no sólo acciones de sensibilización, sino

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trabajar con los actores, para acordar líneas de trabajo asociativas y, posteriormente,
financiar el procedimiento de manera de no generar frustraciones que sólo quedan en
la instancia de proyecto pero no pueden ser llevados a cabo por ausencia de dinero.
Decimos, entonces, al capital social hay que sumarle necesariamente capital económi-
co.
El cuarto punto se refiere a la necesidad de trabajar en escala masiva ya que el Estado
tiene que ser masivo. No puede actuar sobre bases de pruebas piloto, privilegiando
zonas o localidades de determinadas características y con escasa posibilidad de repli-
carse. Entonces se decide trabajar en forma masiva aún cuando genere problemas de
tipo metodológicos, conceptuales, de recursos materiales y humanos. En este momen-
to el Estado debe pensar en una escala abarcativa y estratégica de manera de atender
la situación presente y adelantarse a escenarios más críticos. Esto significa trabajar de
manera extendida, amplia y articulando con todos los actores sociales que existen.
En función de ese diagnóstico, se ha lanzado el Plan Nacional de Desarrollo Local y
Economía Social que se conoce como "Manos a la obra", que es un plan de desarrollo
local y economía social, en ese orden. Esto se debe a que primero es necesario tener
en claro el perfil de una ciudad y el perfil de la gente de esa localidad, como se com-
pone el PBI de esa ciudad, que condiciones existen y en función de estos y otros ele-
mentos, diseñar una estrategia que oriente el desarrollo para los próximos años. En
cada lugar se articula con los actores locales en un proceso hasta constituir lo que se
llama la “agenda de desarrollo local”. En esta agenda queda determinado el perfil lo-
cal, dado que un proyecto estratégico está necesariamente relacionado con el perfil de
cada localidad. Es importante saberlo para precisar cuales emprendimientos son estra-
tégicos y cuales no. Se pretende que dichos microemprendimientos y las microempre-
sas o cualquiera de las distintas modalidades socioproductivas asociativas posibles,
formen parte de la estrategia de cada territorio. Y como quienes realmente saben lo
que pasa en el territorio son quienes viven y trabajan en el mismo, los actores locales,
la única opción que se configura como válida es la de trabajar con ellos.
Este Plan otorga capacitación, asistencia técnica, herramientas, materiales, insumos,
bienes de capital subsidios y créditos, para poner en marcha emprendimientos produc-
tivos para los sectores más necesitados, ya sean jefes de hogar o no. Lo determinante
al momento de su selección, es que el proyecto sea relevante dentro de la estrategia
para el desarrollo local que se haya definido.
Un desafío importante desde la gestión pública es la elaboración de un plan a partir de
dónde se hace uso de fondos que actualmente provienen de diversas fuentes y progra-
mas. Parte del reto de este plan Manos a la Obra es el de hacer converger y unificar
en líneas de trabajo que surquen las diferentes prestaciones. Consideramos que la va-
riedad de modalidades es una de las fortalezas del Plan, en tanto lo dota de flexibili-
dad, proponiendo una reingeniería que unifica los circuitos administrativos pero permi-
tiendo la posibilidad de financiar y operar sobre lo que necesita cada agenda local y
cada proyecto que parta desde ella.
Gran parte del éxito de una gestión de este estilo se basa en poder generar, de abajo
hacia arriba, un proceso de economía social que tiene su propio tempo que debe ser
respetado. El punto fundamental y el fin de esta primera etapa, es ir hacia el desarro-
llo de cadenas de valor locales, donde los emprendimientos, lejos de ser puntuales y
erráticos, se transforman en verdaderos eslabonamientos productivos con una clara
articulación. El desarrollo local, así entendido, es generar encadenamientos producti-
vos a nivel local que tengan que ver con el perfil de desarrollo de esa localidad.
Por otra parte, es necesario mencionar cinco de los problemas que existen, conside-
rando que esto pueda generar un verdadero espacio de debate y de análisis. Primero
la tipología del proyecto: desde el Plan se está fomentando el desarrollo local y hasta
ahora lo que se observa es un 57% de proyectos vinculados al tema alimentario, gran-
jas, huertas panificados, fabricas de pastas, lo cual tiene un límite ya que la saturación
de un rubro o área de actividad dentro del mismo lugar tampoco es viable ni estratégi-

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ca. Para ello es imperioso adecuar la tecnología y el desarrollo local para poner en
marcha procesos de detección de oportunidades locales, de producción para sectores
carenciados. Se da origen entonces, a un tipo de estudio llevado adelante por SIEM-
PRO para detectar, en un lapso breve de tiempo, alertas sobre el estado del mercado
local. Esto proporciona una guía y colabora con el éxito de los proyectos, ya que rápi-
damente orienta y da coto a las acciones y actividades que pueden convertirse en pro-
yectos exitosos o no.
Otro punto es, posteriormente a la generación de proyectos con eje en el desarrollo lo-
cal, la proyección de las cadenas de valor que articulen la economía formal con la eco-
nomía informal, para generar, como ya se dijera anteriormente, encadenamientos pro-
ductivos y no un extenso número de pequeñas unidades socioeconómicas sin eslabo-
namiento entre sí.
Otro obstáculo detectado es lo referido a la institucionalidad local: quiénes son poten-
ciales socios del Estado nacional en el territorio. Genéricamente se puede decir que
son los municipios, las cámaras de comercio, las cámaras de industria, las universida-
des, las organizaciones de la sociedad civil. Pero en el caso concreto de la identifica-
ción de quiénes son y quienes se involucran al proceso, el espectro se acota. De lo
enunciado a lo posible en el contexto geográfico y material el quehacer se complejiza,
ya sea por dificultades económicas, crisis de confianza de los actores sociales hacia el
Estado por experiencias previas frustradas, conflictos políticos u otros. De esta manera
se impone reconstruir una lógica de institucionalidad. Esta es una tarea de trabajo
permanente y de cuidado, con muchísimas particularidades, no estandarizado, y que
presenta singularidades en cada lugar.
Otro tema que se manifiesta es la necesidad de lograr la calidad estable en la produc-
ción, lo que significa básicamente estandarizar la producción especialmente en los sec-
tores pobres. Para vender lo que se produce es necesario generar confiabilidad en la
calidad del producto. La economía social no es solo un tema de trabajadores sociales,
sociólogos y asistentes sociales. Tampoco es solo un asunto de economistas. Es un
problema de trabajadores sociales, sociólogos y asistentes sociales, economistas y
también de idóneos que incorporen “capacidad técnica”.
El cuarto problema identificado es de carácter normativo. Ya se ha presentado un pro-
yecto al Congreso de la Nación que establece que los emprendimientos productivos
que están en el plan Manos a la Obra van a tener exenciones impositivas como mono-
tributistas durante un período de tiempo. Van a poder facturar sin pagar impuestos
con un sistema de contralor a través de un Registro de la Secretaría de Políticas Socia-
les.
El último punto es la construcción de cadenas de valor y la articulación con las empre-
sas. La responsabilidad social empresaria y la articulación entre los grandes y los pe-
queños productores. Sobre el vínculo con el sector privado formal de la economía no
hay mucho que decir. Existe, sí, un avance para proveer de materiales a los emprendi-
mientos socioproductivos que se incorporan al Plan y que a su vez son beneficiarios
del Programa Jefas y Jefes de Hogar Desocupados (herramientas materiales e insu-
mos).
Es importante contar con instrumentos sensibles para confluir más eficientemente con
el sector privado, con las grandes empresas y con los microproductores.
Lo que seriamente se desea plantear es el eje de la economía social para ponerlo en
marcha de forma masiva. Esto necesita de muchos actores articulados y vinculados al
territorio y también de un requerimiento central, que es el compromiso con la calidad
técnica. Es indiscutible que si no hay calidad técnica todo lo que sea posible armar
está destinado al fracaso. En la Argentina hay muchos microemprendimientos genera-
dos por distintos programas. Hoy las condiciones macroeconómicas son más favora-
bles y efectivamente hay condiciones de importaciones y de exportaciones que antes
no había. Pero si no se enfoca el tema de la calidad, el tema normativo, si no se gene-

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ra el compromiso en “lo local” y el del desarrollo las posibilidades de éxito son esca-
sas.
Por eso es que desde acá se intenta promover un espacio de reflexión, de intercambio.
Existen muchas dudas respecto de cómo avanzar en esto, pero también está instalada
la clara convicción de que el desarrollo local y la economía social son políticas sociales
activas e integradoras.

Lic Daniel Arroyo: Secretario de Políticas Sociales, Ministerio de Desarrollo Social de la


Nación. Investigador de FLACSO, docente de la Universidad de Buenos Aires, Universi-
dad de San Martín, y en diferentes postgrados y maestrías. Especialista en Desarrollo
Local

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