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CAPÍTULO 6 CEREBRO Y APRENDIZAJE

EL CEREBRO: ¿CÓMO APRENDE MEJOR?

“Siempre he estado interesado en CÓMO aprendemos:

CÓMO nuestro cerebro aprende mejor, tanto como QUÉ aprendemos”.

Eric Jensen

Gerald M. Edelman, Premio Nobel 1972 en Fisiología y Medicina, dice que nuestro cerebro

está preparado biológica y funcionalmente para sobrevivir, y que está neurológicamente

predeterminado para aprender. En nuestros genes se hallan ya las potencialidades para

aprender a escribir, cantar, planear, aprender 52 sonidos de lenguajes universales, esculpir...

Esto es un gran desafío para los educadores que debemos potenciar estas latentes

posibilidades en todos nuestros alumnos.

¿Cuánto usamos del cerebro?

Nuestros alumnos tienen una capacidad para aprender inimaginable. Se cree que cada una
de las diez mil millones de neuronas en el cerebro humano tiene la posibilidad de establecer

conexiones con otras neuronas (tantas como una cifra con veintiocho ceros). Si una sola

neurona tiene semejante potencial, poco podemos imaginar lo que todo el cerebro puede

realizar.

Lo que le da combustible a nuestro cerebro, es la extraordinaria red de neuronas. Estas

células, que son alrededor de 100 billones, tienen la capacidad de hacer infinitos números

de conexiones.

No importa la cantidad de células sino las conexiones entre ellas, ya que estas son las que

activan el aprendizaje. la memoria, la conciencia y la inteligencia.

ELEMENTOS PARA QUE EL APRENDIZAJE SEA COMPATIBLE CON EL

CEREBRO

Para que nuestro cerebro aprenda mejor se tienen que dar una serie de condiciones, algunas

ya conocidas por todos, pero no por todos sabidas, aplicadas al aprendizaje en nuestros
hogares y en nuestras escuelas.

Robin Fogarty, conferencista norteamericana especializada en educación y autora de

numerosos libros sobre este tema, nos dice que para lograr altos niveles de aprendizaje

debemos: crear el ámbito para pensar-, enseñar las habilidades y destrezas de pensamiento,

- armar una organización en la que se interactúe con el pensar y - pensar sobre cómo

pensar.

CREAR EL ÁMBITO PARA PENSAR

* “El aprendizaje es incrementado por el desafio”.

* “Las emociones son críticas para realizar patrones”.

* “El aprendizaje involucra tanto la atención focalizada como la percepción

periférica”.

Caine & Caine

Ambitos-Emociones
El término “compatible con el cerebro” fue acuñado por Leslie A. Hart en su libro Cerebro

Humano y Aprendizaje Humano. El concepto de crear un ámbito compatible con el

cerebro, simplemente sugiere que los ámbitos escolares, deben permitir que el cerebro

trabaje como naturalmente trabaja -de esta manera potenciándolo -y no que se adapte a un

nuevo y ajeno modo de operar -bajando su efectividad.

Crear un ámbito en donde el alumno se sienta emocionalmente bien y pueda

desarrollarse como persona es básico y fundamental. Si este ámbito no esta creado, no

están los cimientos para aprender.

Está claro, según Maslow, “que la actualización de los máximos potenciales humanos sólo

es posible, en buenas condiciones.”

Ámbito relacional

En todo proceso de cambio hay un período de confusión. Del autoritarismo y la rigidez del
aula, pasamos a la permisividad y cultura “light”. El ámbito para aprender debe ser de

modelos adultos confiables, con autoridad firme, sin amenazas, que considere a todos los

alumnos como personas dignas de respeto y promueva lo mejor de cada uno. Entre toda la

comunidad se debe lograr indefectiblemente un ámbito en donde se viva en y para los

valores, en donde se piense la vida y se imponga la verdad y el encuentro.

Rol del educador

La calidad de las relaciones interpersonales entre el educador y sus alumnos son las llaves

de entrada para crear un ámbito compatible para el desarrollo pleno de las personas.

Modelo de identificación: La responsabilidad del adulto es muy grande. Los niños y

adolescentes crean su identidad a partir de los modelos de adultos por los que están

rodeados. Por esto es importante la identificación con “personas sanas”. Es importante la

coherencia de actitudes y actos. Los maestros muchas veces diagnostican sobre los

problemas de los alumnos, y saben qué exigirles, pero fallan en diagnosticar sobre sus
propias actitudes. Conocer las emociones y debilidades para actuar sobre ellas requiere

esfuerzo pero es un deber del educador adulto. Se debe ser exigente con uno mismo, dar lo

mejor de sí mismo y así modelar exigencia para con el otro. La Inteligencia Interpersonal

requiere de mucha empatía. Esta muestra una auténtica preocupación por el otro, que

escucha, que es sensible, que genera paciencia, cooperación y comprensión. Es importante

crear espacios en donde se vivencien valores. De esta forma podrá resolver problemas y

crear soluciones a las dificultades con entusiasmo y con vitalidad. El maestro que conoce

sus potencialidades, pone lo mejor de sí mismo, asumiendo su libertad responsable y

logrando altos resultados de calidad para todos sus alumnos. Es así modelo de valores,

modelo de esperanza, creando un ámbito en su aula donde es “bueno vivir”, como nos

enseña Julio César Labaké. Y va más allá cuando nos plantea su visión de Comunidad

Educativa: “es fundamental rescatar y consolidar ámbitos de vida sana, donde sea posible

visualizar, experimentar la posibilidad y la validez de un estilo de vida genuinamente


humano, comprometido, esforzado, en razón de los valores que le dan sentido y

justificación. Donde se redescubra y se confirme la experiencia de que “es bueno ser

bueno”. Y para los creyentes, a través de ello, “la presencia de la experiencia de Dios

entre nosotros, por ese testimonio de vida plenamente humana”. (‘”Juventud y Cultura de

la Vida” de Julio C. Labaké).

Ámbito físico

El patrón que se tiene de escuela, la escuela a la que muchos educadores han asistido,

remite a largos pasillos con aulas al costado, patios sin plantas, y aulas con ventanas altas y

hasta muchas veces enrejadas. Bancos en fila mirando al frente, un pizarrón, un cuadro de

algún prócer y algún panel con referencias escritas es el aspecto característico de la típica

clase.

Esta aula estéril, insípida y poco placentera es altamente incompatible con el desarrollo del
cerebro y por lo tanto una barrera para poder aprender y desarrollar al máximo las

potencialidades de cada uno. En estos últimos años no se ha avanzado mucho más .

Agregar computadoras y mejorar los libros de texto no ha cambiado de base el ambiente

necesario para aprender. El input sigue siendo artificial y el escuchar sentados, leer y

escribir siguen siendo las actividades que ocupan el 90% del tiempo de nuestras aulas.

Para crear un ambiente físico enriquecido, es importante tener presente que este debe ser lo

más parecido a la vida natural de cada dia. Hay que comenzar aprendiendo en el lugar

donde se pueda hacer experiencia directa, o crear simulaciones de estos lugares. El aula

debe estar provista de espacios para enriquecer el aprendizaje, con una gran cantidad y

variedad de materiales para que el alumno pueda investigar. Se deben garantizar espacios

con luz armoniosa, parecida a la que se tiene en el dormitorio, con un lugar cómodo para

leer, otro para reflexionar, otro para conversar con un compañero sobre una situación

problemática.
¿COMO APRENDE NUESTRO CEREBRO?

Para comprender cómo aprende nuestro cerebro y tenerlo en cuenta al enseñar o aprende, es

necesario que conozcamos algo de su estructura.

El aprendizaje es un proceso fisiológico, si comprendemos cómo se produce, cómo aprende,

comprende y recuerda nuestro cerebro podremos aprender y enseñar mejor, es decir con mejores
resultados.

No será necesario ser expertos en biología, pero si conocer su estructura básica para comprender qué
necesita para aprender.

Las nuevas tecnologías han posibilitado brindar información concreta sobre cómo se producen

nuestros pensamientos, nuestros recuerdos, nuestros sentimientos nuestras percepciones y además


cómo se produce el aprendizaje.

Las teorías de aprendizaje se construyeron en base a observaciones externas de la conducta. Hoy es


necesario mantenernos informados en el campo de la neurociencia, porque tendremos que revisar
nuestras creencias y convicciones sobre cómo se aprende y se enseña, para incorporar, cómo el cerebro
aprende y que necesita para aprender a nuestras prácticas cotidianas.

El cerebro al igual que otros órganos (pulmones – respiración, corazón – circulación) tiene una

función natural… el aprendizaje. El cerebro aprende porque es su trabajo, mediante el


conocimiento de sus necesidades facilitaremos ese trabajo.

Cuando hablamos de aprendizaje también hablamos de supervivencia, ya que la misma depende del

conocimiento y control que tengamos del mundo exterior.

Si la función esencial del cerebro es aprender ¿por qué en el trabajo escolar a veces no se aprende o nos
resulta difícil enseñar?

En el cerebro ocurren muchas cosas en paralelo, hay muchas interconexiones. La comprensión de la


complejidad de estas funciones es primordial para la educación.

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