You are on page 1of 32

HILASTĒRION Y YOM KIPPUR EN EL RITUAL LEVÍTICO

La expiación en el esquema levítico


a. Estructura en quiasmo de Levítico. La idea de que Levítico contiene quiasmos no
es nueva. Algunos ejemplos se pueden observar. Wenham indica cuatro en su
comentario (en los caps. 8, 15, 20 y 24). El análisis que hace de Lv 24,16–22 puede ser
citado como típico1. En favor de su estudio debemos decir que demuestra claramente la
estructura en quiasmo de esos siete versículos. No obstante, podría haber ido más allá
todavía encontrando nueve miembros constitutivos del quiasmo, en lugar de los ocho
que descubre. Precisamente en este pasaje; la “ley del talión” se encuentra en el centro
mismo del quiasmo2. Otros quiasmos pueden ser encontrados en Levítico, pero el mayor
de todos lo constituye la estructura del propio libro.
En Levítico se encuentran evidencias inequívocas de que todo el libro ha sido
estructurado en forma de quiasmo3. En el centro y como punto de apoyo de las dos
partes principales de la disposición literaria (caps. 1–15 y 17–25), se encuentra la
normativa relacionada con el Día de la Expiación (cap. 16). Este hecho enfatiza su
importancia en el sistema ritual del santuario. Además, su posición central explica su
función como la cima de los sacrificios rituales (presentados en la primera parte del
1
Cf. WENHAM, G. J., The Book of Leviticus. Grand Rapids, Michigan, 1979, p. 312. El quiasmo que cita
es planteado así:
A. resident alien and native Israelite (v. 16)
B. take a man’s life (v. 17)
C. take an animal’s life (v. 18)
D. whatever he did, must be done to him (v. 19)
D’. whatever… must be done to him (v. 20)
C’. kill an animal (v. 21a)
B’. kill a man (v. 21b)
A’. resident alien and native Israelite (v. 22)
2
Justo entre los miembros centrales del quiasmo (D.-D’.) se encuentra la expresión: “broken limb for
broken limb, eye for eye, tooth for tooth” que constituye la “ley del talión” y que se encuentra en el centro
mismo del quiasmo (debería ser el miembro E de la estructura). La ley del talión es una paráfrasis de la ley
de Ex 21,12.23–25; Dt 19,21 conocida en el Oriente antiguo y en Grecia y Roma: es la ley de la perfecta
justicia, que pone coto a la sed insaciable de venganza (cf. Ibáñez, A., Levítico. Texto y comentario.
Salamanca, 1990, p. 132).
3
En Levítico se puede observar una división del libro en dos partes (caps. 1–15 y 16–27). En la primera
mitad se encuentran tres secciones: leyes de los sacrificios (caps. 1–7), ministerio sacerdotal (caps. 8–10),
y leyes sobre las impurezas de las personas (caps. 11–15). Estas tres secciones se corresponden de forma
simétrica con otras tres que se encuentran en la segunda parte: leyes de carácter moral de las personas
(caps. 17–20), legislación relacionada con el sacerdocio (caps. 21–22), y legislación relacionada con los
sacrificios (caps. 23.25). Completan el libro dos capítulos adicionales (26–27) a modo de epílogo, que se
encuentran fuera de la disposición en quiasmo.
2

quiasmo), y como el punto de transición natural al tema de vivir en santidad (presentado


en la segunda parte)4. Los estudios realizados sobre Levítico5 demuestran que se trata de
un libro muy bien estructurado6. La primera mitad del libro tiene que ver esencialmente
con el sistema de sacrificios. La segunda mitad de Levítico contiene los mandamientos
relacionados con la vida de Israel; Dios llamó a su pueblo a vivir una vida santificada 7.
Seguidamente se indica el bosquejo de la estructura que propone W. H. Shea8:

A. Los sacrificios: legislación del ritual (caps. 1–7)


a) Diversos sacrificios (caps. 1–5)
b) El sacerdocio y los sacrificios (caps. 6–7)
B. El sacerdocio: ordenación, inauguración, caída y reglas (caps. 8–10)
a) Ritos de la ordenación (cap. 8)
b) Inauguración del ministerio (cap. 9)
c) Caída y reglas complementarias (cap. 10)
C. Leyes sobre la impureza de las personas (caps. 11–15)
a) Leyes sobre los alimentos (cap. 11)
b) Leyes sexuales sobre los nacimientos (cap. 12)
c) Leyes sobre diversas enfermedades (cap. 13)
d) La impureza de las casas (cap. 14)
e) Leyes sobre emisiones sexuales (cap. 15)
D. El gran Día de la expiación (cap. 16)
C’. Leyes de carácter moral de las personas (caps. 17–20)
a) Leyes sobre los alimentos (cap. 17)
b) Leyes sexuales sobre el matrimonio (cap. 18)

4
A esta segunda sección del libro (caps. 17–26) se la denomina normalmente “Código de Santidad” (H),
porque en las instrucciones que contiene el Dios santo llama a su pueblo a vivir en santidad (cf. Lv 19,2; y
también, Schmidt, W. H., Introducción al Antiguo Testamento. Salamanca, 1999, pp. 151–152).
5
Cf. en W. Warning (Literary Artistry in Leviticus. Leiden, 1998), las secciones tituladas: “Recent Studies
on ‘P’ and ‘H’” y “Recently Suggested Structures”, en pp. 8–19.
6
Entre otras cosas, la disposición literaria de su contenido constituye un fuerte argumento a favor de la
unidad del libro y una sola paternidad literaria.
7
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en HOLBROOK, F. B. (ed.),
The Seventy Weeks, Leviticus and the Nature of Prophecy. Silver Spring, MD, 1986, p. 167.
8
Cf. Ibid., p. 149.
3

c) Leyes diversas (cap. 19)


d) Profanación de la casa de Dios (cap. 20,1–7)
e) Leyes sobre relaciones sexuales (cap. 20,8–27)
B’. El sacerdocio: legislación (caps. 21–22)
a) Santidad del sacerdocio (cap. 21)
b) Santidad de los sacrificios (cap. 22)
A’. Los sacrificios: legislación del ritual (caps. 23–25)
a) Rituales de las fiestas del año (cap. 23)
b) Prescripciones rituales y caso de blasfemia (cap. 24)
c) El año sabático y el año de jubileo (cap. 25)

Veamos seguidamente la correspondencia entre las diferentes secciones de las dos


grandes partes de Levítico (caps. 1–15 y 17–27), que giran sobre su verdadero centro en
Lv 16.
A–A’. A. Los sacrificios: legislación del ritual (caps. 1–7), se corresponde con: A’.
Los sacrificios: legislación del ritual (caps. 23–25). Los primeros siete capítulos tienen
que ver con la legislación cultual de los sacrificios. La instrucción sacrificial de los caps.
1–7 constituye el primer pronunciamiento divino desde que el santuario fue levantado
(Ex 40), un hecho que subraya la importancia suprema del culto9.
Esta sección se corresponde con la legislación cultual que se encuentra en los caps.
23–25, relacionada con la observancia de las fiestas (cap. 23), con los muebles del lugar
santo del santuario (24,1–9)10 y con los años sabáticos y de los jubileos (cap. 25)11.
Aunque pueda parecer que los aspectos del culto tratados en los caps. 23 y 25 son
bastante diferentes entre sí, ambos son de carácter cultual y ambos están relacionados

9
Cf. MILGROM, J., Leviticus 1–16. New York, 1991, p. 134.
10
La legislación de Lv 4 hace referencia al ministerio del sacerdote en relación con el altar del incienso
(vv. 7 y 18), mientras que en Lv 24 se relaciona este ministerio con el candelabro (vv. 1–4) y los panes
sobre la mesa en la presencia de Yhwh (vv. 5–9). Es significativo que de esta forma se complementan los
tres elementos que constituían el mobiliario del lugar santo del santuario.
11
Estos dos tipos de legislación festiva (Lv 23 y 25) están relacionados de tal modo que la segunda es
como una ampliación de la primera. Por ejemplo, el sábado semanal (23,1–3) es ampliado al año sabático
(25,1–7). De la misma forma, la fiesta de las Semanas o Pentecostés (23,15–21) es ampliada en el año de
jubileo (25,8–55). Este es también el tipo de relación que existe entre los caps. 1–5 y los siguientes (6–7)
en la primera parte del libro. Por ejemplo, los cinco sacrificios principales son dados dos veces. La
primera vez (caps. 1–5) son vistos desde el punto de vista del oferente; y la segunda vez (caps. 6–7) son
vistos en relación con el sacerdote oficiante.
4

con la primera sección del libro. La extensa lista de sacrificios ofrecidos en las fiestas
(cf. Nm 28 y 29) explican claramente la estrecha relación existente entre los sacrificios
de Lv 1–7 y las fiestas de Lv 23–25. En Lv 24,10–23 el autor aparentemente se distancia
de la legislación ritual para narrar un caso de blasfemia, que, en cierto sentido,
interrumpe la legislación ritual registrada en Lv 23–25. Sin embargo, este hecho se
convierte en la ocasión para añadir más legislación (que incluye la ley del talión)12.
B–B’. B. El sacerdocio: ordenación, inauguración, caída y reglas (caps. 8–10), se
corresponde con: B’. El sacerdocio: legislación (caps. 21–22). La segunda sección
principal de Levítico cubre solamente tres capítulos (8–10). Trata de la ordenación de
Aarón y sus hijos en el sacerdocio para oficiar en el santuario13. En cierto sentido, los
caps. 6–7 anticipan esta sección (8–10); pero el énfasis en la instrucción que se da tiene
que ver más con los oferentes que con el sacerdocio oficiante (los caps. 6–7 están mejor
situados en la sección 1–7)14.
Cuando las dos partes de Levítico (1–15; 17–27) son examinadas por separado, se
observa que ninguna de ellas es uniforme en su contenido. La legislación cultual de la
primera parte (caps. 1–15) es interrumpida por el relato histórico que describe el
sacerdocio y la instauración de Aarón y sus hijos en el oficio sacerdotal (caps. 8–10). En
el Código de Santidad (caps. 17–27) encontramos también la misma interrupción.
Contiene una sección específica (caps. 21–22) relacionada con el sacerdocio15. De este

12
Cf. la correspondencia entre estas dos secciones del libro con más abundancia de detalles, en SHEA, W.
H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 144–145.
13
El tema de este pasaje se divide en cuatro partes: (1) un prólogo de instrucciones (8,1–5); (2) una
descripción del comienzo de la ceremonia de ordenación (8,6–36); (3) una descripción de la conclusión de
la ceremonia (cap. 9); y (4) un epílogo (cap. 10). Este último capítulo describe la actuación inapropiada de
Nadab y Abihú, y su ejecución sumaria por Dios (10,1–11). Después de unos versículos de legislación
sacerdotal (10,12–15), el pasaje concluye con el relato histórico de una aclaración hecha por Moisés
respecto al sacrificio por el pecado (10,16–20).
14
Los caps. 6–7 están más relacionados con los precedentes (1–5). A estos les añaden una nueva
dimensión, mientras que para los siguientes sirven de introducción (8–10).
15
Este material está subdividido en tres partes: (1) La primera parte presenta los requerimientos
personales, sociales y físicos de los sacerdotes, quienes debían evitar lo que les pudiera contaminar;
también su vida conyugal debía ser ejemplar (21,9–22,9). Es interesante observar que en los 33 vers. de
este pasaje, el término hebreo amej' “ser impuro”, “contaminarse”, se encuentra seis veces (21,1.3.4.11;
22,5 [2x]); ll;x' “profanar”, once veces (21,4.6.7.9 [2x].12.14.15.23; 22,2.9); y una vez, el término ha'm.ju
“impureza” (22,5). Esta terminología es semejante a la encontrada en Lv 11–15; sin embargo, los casos de
impureza identificados en esos capítulos en relación con el israelita, aquí han sido adaptados al sacerdocio.
(2) La segunda parte (22,10–16) presenta el carácter sagrado del sacerdocio que debía comer las cosas
sagradas, en contraste con el pueblo. (3) La tercera parte (22,17–33) tiene que ver con la normativa de los
animales ofrecidos en sacrificio.
5

modo se observa con claridad la correspondencia existente entre el relato del sacerdocio
en Lv 8–10, y la legislación sacerdotal en Lv 21–22.
C–C’. C. Leyes sobre la impureza de las personas (caps. 11–15), se corresponde
con: C’. Leyes de carácter moral de las personas (caps. 17–20). La tercera sección
importante de Levítico se caracteriza por la impureza y su tratamiento. Los capítulos de
esta sección tienen que ver sucesivamente con animales impuros (cap. 11); la impureza
de la mujer después del parto (cap. 12); enfermedades que producen impureza (cap. 13);
purificación de estas enfermedades (cap. 14); e impurezas sexuales (cap. 15). Esta
sección, al igual que las anteriores, puede observarse en el contexto de Levítico como un
“todo” coherente16.
Mientras que estos capítulos (11–15) tratan de leyes personales sobre la impureza,
los caps. 17–20 están relacionados con leyes morales. Sin embargo, ambos contenidos
comienzan con leyes sobre alimentos (cf. caps. 11 y 17) y continúan de forma paralela
hasta el final de cada sección con leyes de carácter sexual (cf. caps. 15 y 20,8–27).
Aunque estas dos secciones tratan aspectos diferentes de temas semejantes, se observa
una correspondencia razonable entre los temas que contienen. Las leyes de ambas
secciones pueden ser bosquejadas como se indica en el cuadro que sigue17.

LEYES PERSONALES LEYES PERSONALES


SOBRE LA PUREZA Y LA ÉTICAS Y MORALES
IMPUREZA
A Leyes sobre alimentos (Lv 11) A’ Leyes sobre alimentos (Lv 17)
B Leyes sexuales: el parto (Lv 12) B’ Leyes sexuales: el matrimonio (Lv
18)
C Diversas enfermedades (Lv 13– C’ Leyes diversas (Lv 19)
14,32)
D Impureza en las casas de los D’ Contaminación de la casa de Dios
israelitas (Lv 14,33–57) (Lv 20,1–8)
E Leyes sexuales (Lv 15) E’ Leyes sexuales (Lv 20,8–27)

16
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 137–138.
17
Cf. Ibid., pp. 145–147.
6

El paralelismo de la estructura de estas dos secciones no obedece a un quiasmo dentro


de ellas mismas. No obstante, están situadas en posición de quiasmo en la estructura
general del libro. Cada una de ellas se corresponde con la otra, teniendo como centro la
normativa del Día de la Expiación (Lv 16), el centro de Levítico.
D. El gran Día de la Expiación (cap. 16). Las instrucciones y normativas que
regulan el ritual del Día de la Expiación, contenidas en Lv 16, constituyen como lo
reconocen varios autores, el eje central sobre el cual está articulado todo el libro18. Es el
centro de la estructura y una manera literaria de decir que el tema del día dedicado
especialmente a la expiación, en el calendario judío, se encuentra en el corazón del
libro19.
Dice Warning, que Lv 16,2–34 como revelación divina central de Levítico, precedida
por dieciocho revelaciones y seguida por otras dieciocho, constituye no solamente la
clave de la estructura literaria del libro, sino “el clímax del sistema sacrificial” 20. Esto
mismo es confirmado por W. H. Shea. Este autor dice también, que Lv 16 es, además de
la culminación temática y el clímax del sistema sacrificial del libro, el centro y el clímax
de su estructura literaria; estos dos factores se ajustan y se refuerzan recíprocamente21.
b. Estructura literaria de Lv 16. La investigación hecha de Lv 16 ha estado
interesada principalmente en la historia de la redacción de los materiales contenidos en
el capítulo; consecuentemente, no se ha mostrado mucho interés en la estructura literaria
de este importante pasaje22. Nuestro propósito al centrar la atención en este capítulo, no
es investigar las formas, los rituales o la fecha de la formulación del Yom Kippur;
tampoco lo es hacer un estudio de la estructura literaria en profundidad; sencillamente
aspiramos a mostrar los detalles mínimos necesarios que puedan evidenciar las bases
tipológicas de hilastērion en el AT23.
La correspondencia tipológica entre Lv 16, más concretamente, entre el centro del
quiasmo de este capítulo y el hilastērion paulino, es fundamental para explicar y
18
W. Warning (Op. cit., p. 87) cita en este sentido a Harrison, Rendtorff y Blenkinsopp. El primero de
ellos dice que Lv 16 es el eje de las dos divisiones principales del libro (cf. p. 87, n. 54).
19
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 151.
20
Cf. WARNING, W., Op. cit., pp. 86–87.
21
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 151.
22
A. M. Rodríguez (“Leviticus 16: Its Literary Structure”, AUSS 34.2 [1996], p. 269) dice que las
cuestiones relacionadas con las formas y el propósito de los rituales que se han incluido en el texto bíblico,
así como la fecha para el Día de la Expiación, siguen siendo tema de investigación.
23
Cf. DAVIDSON, R. M., “Sanctuary Typology”, en HOLBROOK, F. B. (ed.), Op. cit., pp. 99–130.
7

justificar el pensamiento de Pablo en Rom 3,25. A. M. Rodríguez ha hecho un trabajo


sobre la estructura literaria de Lv 16 y ha llegado a la conclusión de que está construido
en paralelismo concéntrico o quiasmo24. En este capítulo resulta muy significativo el
hecho de que el término tr,PoK;, hilastērion, aparezca siete veces25; y el término taJ'x;,
sacrificio por el pecado, catorce veces26, encontrándose la última de ellas en v. 34. La
estructura de la sección central del libro parece que esté organizada en forma de
paralelismo concéntrico o quiasmo, como todo el libro. La estructura que se sugiere es
ésta:

“Dijo Yhwh a Moisés:”


A. Aarón no debía entrar en el lugar santísimo en cualquier tiempo (v. 2)
B. Aarón ofrece sacrificios con vestiduras sagradas (vv. 3–4)
C. El pueblo provee sacrificios para el pecado y el holocausto (v. 5)
D. Novillo de Aarón y machos cabríos por Yhwh y Azazel (vv. 6–10)
E. Aarón sacrifica su novillo como ofrenda por el pecado (vv. 11–14)
F. El macho cabrío por el pecado del pueblo es sacrificado (v. 15)
G. El sacerdote ungido hace la expiación. Rocía con
sangre sobre y delante de la kaPPöºret por el santuario, por sí mismo,
por su casa y por toda la congregación de Israel (vv. 16–20a)
F’. El macho cabrío de la congregación, por Azazel, es enviado al desierto
(vv. 20b–22)
E’. Aarón ofrece su holocausto y el holocausto del pueblo (vv. 23–25)
D’. Novillo de Aarón y machos cabríos por Azazel y el pecado (vv. 26–28)
C’. El pueblo queda limpio de todos sus pecados (vv. 29–31)
B’. El sacerdote ungido hace la expiación con vestiduras sagradas (vv. 32–33)
A’. El sacerdote ungido debía hacer la expiación una vez al año (v. 34)
“Se hizo como Yhwh había mandado a Moisés”27.

24
A. M. Rodríguez (“Leviticus 16: Its Literary Structure”, AUSS 34.2 [1996], pp. 269–286) dice que su
interés principal no era demostrar que Lv 16 está estructurado en quiasmo; no obstante, fue impresionado
por la construcción del capítulo y las aparentes repeticiones que encontraba, lo cual le puso en el camino
de lo que ha llegado a ser la parte esencial de su trabajo (cf. Ibid., p. 283).
25
Lv 16,2 [2x].13.14 [2x].15 [2x].
26
Lv 16,3.5.6.9.11 [2x].15.16.21.25.27 [2x].30.34.
27
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Leviticus 16: Its Literary Structure”, Op. cit., pp. 269–286.
8

Mediante una simple aproximación literaria al texto podemos observar con facilidad
cómo se corresponden las diferentes partes de la estructura, que tienen como centro la
expiación realizada por el sacerdote ungido, por sí mismo, por su casa, y por toda la
congregación de Israel (vv. 16–20a).
A–A’. A. Aarón no debía entrar en el lugar santísimo en cualquier tiempo (v. 2), se
corresponde con: A’. El sacerdote ungido debía hacer la expiación una vez al año (v.
34). Estas partes tienen que ver con elementos de tiempo relacionados con la entrada del
sacerdote ungido en el lugar santísimo. Una declaración de carácter general al comienzo
del capítulo conduce a una más específica al final del mismo28.

ESQUEMA DE LA RELACIÓN A–A’


LV 16,2 LV 16,34
“Dijo Yhwh a Moisés: Di a tu hermano “Tendréis esto como decreto perpetuo: hacer
Aarón que no entre en todo tiempo en el la expiación por los hijos de Israel, por todos
santuario que está tras el velo, ante el sus pecados, una vez al año. Y se hizo como
propiciatorio que está encima del arca” Yhwh había mandado a Moisés”

Las expresiones extremas del capítulo haciendo referencia a la orden de Yhwh a Moisés,
encierran como en un “sobre” todo el contenido del capítulo.

B–B’. B. Aarón ofrece sacrificios con vestiduras sagradas (vv. 3–4), se corresponde
con: B’. El sacerdote ungido hace la expiación con vestiduras sagradas (vv. 32–33).
En estas secciones se encuentran las leyes que regulan los sacrificios por el sumo
sacerdote y las vestiduras con las que se debe presentar delante de Dios. La parte B (vv.
3–4) se corresponde con B’ (vv. 32–33), donde se describe la función del sacerdote
ungido que debía vestir las vestiduras sagradas de lino29.

ESQUEMA DE LA RELACIÓN B–B’


LV 16,3–4 LV 16,32–33

28
Cf. Ibid., p. 283.
29
El sacerdocio y su servicio en el santuario debían continuar después de Aarón. A la muerte de éste, otro
sacerdote ungido debía ser consagrado para desempeñar la función de sumo sacerdote.
9

“Se vestirá con túnica sagrada de lino… “Hará la expiación el sacerdote ungido… se
Estas son las vestiduras sagradas que vestirá las vestiduras de lino, las vestiduras
vestirá…” (v. 4) sagradas” (v. 32)
“Sólo en estas condiciones podrá entrar “Y [Aharón] hará la expiación del santuario
Aarón en el santuario: con un novillo para el sagrado, de la Tienda de reunión y del altar.
sacrificio por el pecado y un carnero para el Él hará también la expiación por los
holocausto” (v. 3) sacerdotes y por todo el pueblo…” (v. 33)
Aarón, sacerdote ungido de Israel, vestido con las vestiduras sagradas de lino podía hacer la
expiación del santuario y de todo el pueblo, si previamente había efectuado el sacrificio por
el pecado y el holocausto.

C–C’. C. El pueblo provee sacrificios para el pecado y el holocausto (v. 5), se


corresponde con: C’. El pueblo queda limpio de todos sus pecados (vv. 29–31). La
participación del pueblo en las actividades del día de la expiación se menciona
claramente en estas partes del quiasmo. En la parte C, es el pueblo, la `ádat,
“congregación”30 (v. 5), quien provee los sacrificios necesarios para el pecado y el
holocausto.
Esta primera parte se corresponde con la parte C’, comprendida por un quiasmo
cuidadosamente construido31 en cuyo centro (v. 30) se encuentra la expresión: yükaPPër
`álêkem lü†ahër ´etkem miKKöl Ha††öº´têkem, “se hará purificación por vosotros, y seréis
limpios de todos vuestros pecados”32. El pueblo de Israel que ha preparado los

30
sunagwgh, en los LXX.
31
La estructura de este quiasmo, que comprende los vv. 29–31, ha sido vista así:
A. wühäytâ läkem lüHuqqat `ôläm (v. 29a)
B. Tü`annû ´et-napšö|têkem (v. 29b)
C. wükol-mülä´kâ lö´ ta`áSû… (v. 29c)
X. Kî|-bayyôm hazzè yükaPPër `álêkem lü†ahër ´etkem miKKöl Ha††öº´têkem lipnê Yhwh
Ti†häºrû (v. 30)
C’. šaBBat šaBBätôn hî´ läkem (v. 31a)
B’. wü`innîtem ´et-napšötêkem (v. 31b)
A’. Huqqat `ôläm (v. 31c)
A.-A’. y B.-B’. son filológicamente equivalentes. C.-C’. son semánticamente equivalentes. X. es el centro
del quiasmo, y también, el punto principal de la construcción. El Día de la Expiación proporciona
purificación a Israel si cumple las prescripciones indicadas en el cuerpo del quiasmo (cf. Milgrom, J., Op.
cit., p. 1057; se ha mantenido la transcripción hebrea del autor).
32
En los LXX: evxila,setai peri. u`mw/n kaqari,sai u`ma/j avpo. pasw/n tw/n a`martiw/n u`mw/n.
10

sacrificios por el pecado y el holocausto, es limpiado de sus pecados si cumple fielmente


las prescripciones indicadas para el Día de la Expiación.

ESQUEMA DE LA RELACIÓN C–C’


LV 16,5 LV 16,29–31
“Recibirá de la comunidad de los hijos de “En ese día se hará expiación por vosotros
Israel dos machos cabríos para el sacrificio para purificaros. De todos vuestros pecados
por el pecado, y un carnero para el quedaréis limpios delante de Yhwh” (v. 30)
holocausto” (v. 5)
En esta relación, v. 5 de la primera parte (C) se corresponde con v. 30 de la segunda,
mientras que éste constituye el centro de un cuidadoso quiasmo que comprende vv. 29–31
(C’). Las partes que comprenden el quiasmo en torno a v. 30 determinan el carácter del
decreto divino (perpetuo), y el del día décimo del mes séptimo (de ayuno y descanso). Todo
esto tiene un propósito esencial: limpiar el pecado del pueblo de Israel.

D–D’. D. Novillo de Aarón y machos cabríos por Yhwh y Azazel (vv. 6–10), se
corresponde con: D’. Novillo de Aarón y machos cabríos por Azazel y el pecado (vv.
26–28). En la primera parte (D) encontramos una referencia al becerro de Aarón para su
ofrenda por el pecado y una descripción de la selección de los machos cabríos por Yhwh
y Azazel. En la segunda parte (D’), se encuentra de forma paralela el macho cabrío por
Azazel, el becerro de Aarón, y el macho cabrío para la ofrenda por el pecado, sugiriendo
(ya en la parte final del capítulo) que las actividades principales han llegado a su fin33.

ESQUEMA DE LA RELACIÓN D–D’


LV 16,6–10 LV 16,26–28
wühaSSä`îr ´ášer `älâ `äläyw haGGôräl ´et-haSSä`îr la|`ázä´zël, “el macho cabrío por
la`ázä´zël, “el macho cabrío sobre el cual Azazel” (v. 26)
cayere la suerte por Azazel” (v. 10)
´et-haSSä`îr ´ášer `älâ `äläyw haGGôräl wü´ët Par ha|Ha††ä´t wü´ët Sü`îr ha|Ha††ä´t,
Yhwh wü`äSäºhû Ha††ä´t, “el macho cabrío “el becerro y el macho cabrío sacrificados

33
Cf. RODRÍGUEZ, Á. M., “Leviticus 16: Its Literary Structure”, Op. cit., p. 284.
11

sobre el cual cayere la suerte para Yhwh, y lo por el pecado” (v. 27a)
ofrecerá en sacrificio por el pecado” (v. 9)
wükiPPer Ba`ádô ûbü`ad Bêtô, “hará la ´et-Dämäm lükaPPër Baqqöºdeš yôcî´, “cuya
expiación por sí mismo y por su casa” (v. 6) sangre fue introducida en el santuario para
hacer expiación” (v. 27b)
Al comienzo del capítulo encontramos expresiones resumidas que son desarrolladas con
más detalle en la segunda parte, usando la misma terminología e introduciendo nuevos
elementos que completan la explicación34. Esto se observa bien en los efectos de la
expiación y en el desenlace del macho cabrío por Azazel, para cuya comprensión se ofrecen
explicaciones en la segunda parte que no se han dado en la primera.

E–E’. E. Aarón sacrifica su novillo como ofrenda por el pecado (vv. 11–14), se
corresponde con: E’. Aarón ofrece su holocausto y el holocausto del pueblo (vv. 23–
25). Aunque aparentemente no hay un paralelo exacto entre estas dos partes, se puede
observar que en la primera (E) Aarón ofrece el sacrificio para hacer expiación por él
mismo y por su casa (vv. 11–14), con lo cual finaliza esa parte del ritual.
En una visión global de la estructura se observa que la sección (E’), se corresponde
con la anterior (E); en ella (vv. 23–25), se percibe la última mención a Aarón y la
descripción de sus últimas actividades del ritual para la expiación del santuario y del
pueblo35.

ESQUEMA DE LA RELACIÓN E–E’


LV 16,11–14 LV 16,23–25
“Tomando luego la sangre del novillo, “Luego entrará Aarón en la Tienda de
rociará con su dedo el lado oriental del Reunión y, despojándose de las vestiduras
propiciatorio, y con su dedo hará siete de lino con que se había vestido al entrar en
aspersiones de sangre delante del el santuario, las dejará allí; lavará su cuerpo
propiciatorio” (v. 14). Este es el final de la con agua en lugar sagrado y se pondrá sus
parte del ritual que tiene que ver con la vestiduras” (vv. 23–24a). Se describe el final
expiación por Aarón y por su casa. de la parte del ritual que tiene que ver con la

34
Cf. Ibid.
35
Cf. Ibid.
12

expiación del santuario y del pueblo.


wükiPPer Ba`ádô ûbü`ad Bêtô, “hará la wükiPPer Ba`ádô ûbü`ad hä`äm, ”hara la
expiación por sí mismo y por su casa” (v. expiación por sí mismo y por el pueblo” (v.
11)36 24c)37
Se ofrece un novillo como sacrificio por el pecado de Aarón mismo y de su casa. Pero en
este caso, la aspersión de la sangre no se hace “frente al velo del santuario” (Lv 4,6), sino
wülipnê haKKaPPöºret yazzè še|ba`-Pü`ämîm min-haDDäm Bü´ecBä`ô, “delante del
hilastērion esparcirá siete veces de aquella sangre con su dedo” (v. 14).

F–F’. F. El macho cabrío por el pecado del pueblo es sacrificado (v. 15), se
corresponde con: F’. El macho cabrío de la congregación, por Azazel, es enviado al
desierto (vv. 20b–22). Estas partes del capítulo describen cómo fueron usados los dos
machos cabríos proporcionados por el pueblo, durante el ritual del día de la expiación.
Esta parte era la más singular de la ceremonia. El macho cabrío que correspondía al
Señor38 era sacrificado y parte de su sangre era introducida en el sancta sanctorum con
el mismo rito que la del novillo. Sin embargo, con el destinado a Azazel39 se cumplía un
rito de expiación distinto40.

ESQUEMA DE LA RELACIÓN F–F’


LV 16,15 LV 16,20B–22
“Después inmolará el macho cabrío como “… Aarón presentará el macho cabrío vivo.
sacrificio por el pecado del pueblo y llevará Imponiendo ambas manos sobre la cabeza
su sangre detrás del velo, haciendo con su del macho cabrío vivo hará confesión sobre
sangre lo que hizo con la sangre del novillo: él de todas las iniquidades de los hijos de
rociará el hilastērion y su parte anterior” Israel y de todas las rebeldías en todos los

36
En los LXX: evxila,setai peri. auvtou/ kai. tou/ oi;kou auvtou/.
37
En los LXX: evxila,setai peri. auvtou/ kai. peri. tou/ oi;kou auvtou/ kai. peri. tou/ laou/.
38
Cf. “Yoma” III,9; IV,1–2; VI,1–2, en Del Valle, C. (ed.), La Misná. Salamanca: Edic. Sígueme, 1997,
pp. 344–345,349.
39
La explicación más plausible para el significado de Azazel, traducido antiguamente por caper
emissarius, es que se trata de un verdadero demonio relacionado con el desierto. Azazel sufre el destino de
todos los ángeles y espíritus enemistados con Dios (cf. Milgrom, J., Op. cit., pp. 1020–1021; Noth, M.,
Leviticus. London, 1965, p. 125).
40
Cf. IBÁÑEZ, A., Op. cit., p. 96.
13

(v. 15) pecados de ellos, y cargándolas sobre la


cabeza del macho cabrío, lo enviará al
desierto por medio de un hombre dispuesto
para ello.
Así el macho cabrío llevará sobre sí todas
las iniquidades de ellos, hacia una tierra
árida; y soltará el macho cabrío en el
desierto” (vv. 20b–22)
Entre estos dos pasajes existe una correspondencia perfecta. Se trata de dos machos cabríos
seleccionados y presentados por el pueblo (vv. 5–8), aparentemente iguales en principio; sin
embargo su destino implica el mayor de los antagonismos: la sangre de uno hace completa
expiación del santuario y de los pecados (cf. v. 33); el otro, carga con los pecados expiados.

G. El sacerdote ungido hace la expiación (vv. 16–20a). El hecho de que esta función
realizada por el sacerdote ungido esté situada en el centro del quiasmo, revela que es la
parte más importante del capítulo. La estructura de esta sección del libro combina los
elementos principales del ritual del día de la expiación, con su propósito fundamental,
formando una unidad literaria muy bien estructurada41.
En Lv 16 se encuentran tres ritos perfectamente integrados. En su presente forma es
prácticamente imposible separar cada uno de estos ritos del total de actividades del día
de la expiación, sin afectar el contenido del capítulo, su estructura y propósito. Al
comienzo del capítulo encontramos cortos resúmenes que son desarrollados
posteriormente en detalle, usando la misma terminología encontrada en los resúmenes e
introduciendo nuevos elementos en la discusión42. En Lv 16 nos movemos “de una corta
sección literaria a otra”43 hasta encontrarnos ante todo lo que comprende el complejo y
bien estructurado ritual del día de la expiación44.
Lv 16 combina en una simetría conceptual muy bien equilibrada, el rito de entrada, el
rito de expiación realizado con las dos ofrendas por el pecado, y el rito de eliminación.

41
Cf. RODRÍGUEZ, Á. M., “Leviticus 16: Its Literary Structure”, Op. cit., p. 284.
42
Cf. Ibid.
43
En la fuente consultada, A. M. Rodríguez dice: “from building block to building block”. Para más
detalles relacionados con el análisis estructural de las secciones que constituyen Lv 16, cf. Literary
Structure of Each Section of Lev 16, en Ibid., pp. 270–283.
44
Cf. Ibid., p. 284.
14

El rito de entrada le posibilita a Aarón el acceso al sancta sanctorum45, a fin de realizar


el rito de expiación por cuyo medio los pecados y las impurezas son quitados del
santuario46, en nombre del sacerdocio y el pueblo de Israel. Finalmente, por el rito de
eliminación el macho cabrío por Azazel los lleva al desierto, lejos del santuario y del
pueblo de Israel47. La distinción entre expiar las impurezas del santuario por medio de
las ofrendas por el pecado, y los pecados del pueblo por medio de la vida del macho
cabrío, apenas se observa en Lv 16 (en la forma presente del texto)48. Los
pecados/impurezas colocados sobre el macho cabrío por Azazel son la totalidad de los
pecados/impurezas del pueblo quitados del santuario por medio del rito de expiación.
Existe una clara y directa conexión entre el rito de entrada, el rito de expiación y el rito
de eliminación, que contribuye a la unidad literaria y teológica de este capítulo49.
c. El hilastērion en Levítico. Después de Éxodo, donde el término hilastērion
aparece más veces en el AT, es en Lev 16 donde se encuentra más veces (siete, en los
LXX). Es muy significativo que no esté en ningún otro capítulo de este libro y que justo
en éste (16) se halle siete veces50. También debemos tener en cuenta, como dice Péter–
Contesse, que sea cual sea la prehistoria del texto, parece posible considerar el cap. 16
actual como un todo en sí, y que en el lugar donde se encuentra en el libro funciona
como una “conclusión” de las tres primeras partes: la consagración de los sacerdotes
(caps. 8–10), el cumplimiento de su ministerio para el perdón y la purificación (caps.
11–15), y los sacrificios agradables a Dios indicados en los caps. previos (caps. 1–7)51.
Esto debería hacernos pensar en la posibilidad de que las tres primeras partes del libro
45
Cf. Lv 16,2–14.
46
Cf. Lv 16,15–20a.
47
Cf. Lv 16,20b–28.
48
Milgrom (Op. cit., pp. 1043–1044) ha sugerido que, en su forma presente, la purificación de las
impurezas del santuario en Lv 16 es realizada con los sacrificios expiatorios de Aarón y el pueblo; pero el
pecado del pueblo, la causa de la impureza, es quitado por medio del macho cabrío por Azazel.
49
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Leviticus 16: Its Literary Structure”, Op. cit., pp. 285–286.
50
Eludimos entrar en ningún tipo de comentario al respecto. No obstante, es bien sabido por los
intérpretes bíblicos que el número siete tiene un significado especial en la Escritura; las nociones de
“plenitud” y de “perfección” parecen estar implícitas. Este valor especial del número siete llega al clímax
en el libro de Apocalipsis; no obstante, en Levítico se encuentra un buen número de textos donde aparece
la expresión e`pta,kij, “siete veces” (en los LXX). Algunas de ellas tienen que ver con la aspersión de
sangre y la purificación de un hombre o de una casa (Lv 14,7 y 51); otros textos tienen que ver con el
rociamiento ritual de aceite sobre el altar y delante del Señor (8,11; 14,16 y 27); y otros más tienen que ver
con la aspersión de sangre en el santuario, hacia el velo (4,6 y 17), sobre el altar (16,19) y sobre el
hilastērion (16,14). Todavía se encuentra en otros pasajes de este libro, con otros significados (cf. 25,8;
26,18.24 y 28).
51
Cf. PÉTER-CONTESSE, R., Lévitique 1–16. Genève, 1993, p. 245.
15

(caps. 1–15) estén relacionadas con el hilastērion (kaPPöºret) del cap. 16, citado siete
veces en este capítulo.
Algunos autores sugieren que los pecados de Israel afectaban al santuario. Esto
significa que cuando un israelita pecaba, la morada de Dios era inmediatamente
contaminada y tenía necesidad de purificación52. L. Moraldi ha dicho que hay una
relación tan íntima entre la tierra, el santuario y el pueblo que cuando un israelita
pecaba, los tres eran contaminados53. De esta manera, la expiación hecha por el templo y
el altar, también purificaba al pueblo y la tierra54. También se ha sugerido el carácter
dinámico de la impureza en el culto hebreo; se supone que toda falta posee una cualidad
especial para alcanzar el santuario y contaminarlo. De esta forma, el santuario sería
purificado por los sacrificios expiatorios diarios. El pecador traía su ofrenda porque era
su responsabilidad limpiar el lugar de la morada del Señor55.

El hilastērion en el gran Día de la Expiación


Con respecto a Yom Kippur, este importante día en el calendario de festividades de
Israel, debemos destacar dos aspectos muy significativos: (1) En él se hacía la
purificación final de la contaminación producida por la transferencia al santuario de los
pecados confesados diariamente56. (2) “La importancia del Día de la Expiación es
enfatizada por su posición central en la estructura literaria de Levítico”57.
a. El hilastērion, lugar y acontecimiento redentor (o expiatorio). En el conjunto de
rituales efectuados en Yom Kippur había dos aspectos que constituían el centro espacial
y soteriológico de todas las actividades. Estos dos aspectos tenían que ver con un solo
objeto: el hilastērion como lugar y acontecimiento58.

52
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en HOLBROOK, F. B. (ed.), The Seventy
Weeks, Leviticus and the Nature of Prophecy. Silver Spring, MD, 1986, p. 172.
53
Cf. MORALDI, L., Espiazione sacrificale e riti espiatori. Nell’ambiente biblico e nell’Antico
Testamento, (AnBib, 5). Roma, 1956, pp. 232–237.
54
Cf. Ibid., p. 237. Moraldi no explica la naturaleza de la relación que existe entre el santuario, el pueblo y
la tierra. No define de forma satisfactoria el proceso, o el “cómo”, de la contaminación del santuario por el
pecado del pueblo.
55
Cf. MILGROM, J., “Israel’s Sanctuary: The Priestly ‘Picture of Dorian Gray’”, RB 83 (1976) 392–393,
citado en RODRÍGUEZ, Á. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., p. 172.
56
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., p. 197.
57
SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 167.
58
El hilastērion paulino debe ser considerado como lugar y acontecimiento. Aunque unos intérpretes se
inclinan por el significado de “lugar”, y otros por el de “acontecimiento”, nadie está equivocado; todos
16

1) El hilastērion como lugar. La noción de hilastērion como lugar especial en el


santuario y en Israel es innegable. Si hemos aceptado que Lv 16 debe ser visto como el
centro de la estructura y el clímax del libro, es evidente que, en los ritos descritos en este
capítulo, el hilastērion constituía el “lugar” hacia el cual se dirigía todo el ritual, y donde
se efectuaba la parte más santa y más solemne de los servicios sacerdotales. Por otra
parte, el hecho de que sólo se pudiera entrar un día en el año en el lugar santísimo59,
enfatiza más la importancia del hilastērion como lugar. Pero todavía adquiere más
relieve cuando lo observamos situado sobre las tablas de la ley, interpuesto entre la
voluntad de Dios60 y su gloria o šekiná. El hilastērion es el lugar sobre el que habita
Dios mismo (1 Sam 4,4; 2 Sam 6,2; Sal 80,6); el lugar desde el que Dios habla con
Moisés (Ex 15,22; Núm 7,89); pero sobre todo es el lugar donde, mediante la aspersión
de la sangre, Israel obtenía la reconciliación con Dios.
2) El hilastērion como acontecimiento redentor. Si hilastērion es importante como
“lugar” en el contexto de la estructura del santuario israelita y de los rituales que en él se
realizaban, lo es mucho más en el sentido de “acontecimiento”. Esta idea no puede
desvincularse de la noción de lugar. Ambas son una misma cosa. Desde un punto de
vista soteriológico destaca el acontecimiento, los rituales de ese día, el propósito con el
que se realizaban y los resultados obtenidos61.
El sumo sacerdote inmolaba el macho cabrío en sacrificio por el pecado del pueblo,
sin el rito de la imposición de manos o confesión de pecado (v. 15)62. A continuación,
introducía la sangre “detrás del velo”63 y la rociaba `al-haKKaPPöºret wülipnê

están en lo cierto, todo depende de la óptica aplicada en el proceso de investigación porque ambas
interpretaciones son complementarias.
59
Cf. Lv 16,2.34, donde la expression ´aHat Baššänâ, “una vez al año”, no deja lugar a dudas.
60
Cf. Ex 25,17–22; también, BARTH, K., Carta a los Romanos. Op. cit., pp. 153–154.
61
Cf. Lv 16,1–34; 23,26–32; Nm 29,7–11; “Yoma” 1–8, en Del Valle, C., Op. cit., pp. 335–354; y
también, “El día de las expiaciones”, en Andreasen, M. L., El Santuario y su Servicio. Washington, D.C.,
1979, pp. 134–149.
62
La razón puede ser encontrada en el hecho de que el macho cabrío por el Señor era utilizado para
limpiar el santuario de los pecados acumulados del pueblo, y depositados allí; pero no para transferir algún
tipo de pecado al santuario, como se hacía diariamente en el ritual de los sacrificios por el pecado. La
función del sacrificio aquí, evidentemente es diferente (cf. HASEL, G. F., “Studies in Biblical Atonement
II: the Day of Atonement”, en Wallenkampf, Arnold V. y Lesher, W. Richard (eds.), The Sanctuary and
the Atonement. Biblical, historical, and theological studies. Washington, D.C.: R&HPA, 1981, p. 117).
63
La expresión ´el-miBBêt laPPäröºket, “detrás del velo”, se utiliza en algunos textos para indicar el
espacio o lugar más santo del santuario (sancta sanctorum), donde se encontraba la kaPPöºret sobre el arca
de la alianza (cf. Ex 26,33; Lv 16,2.12; Nm 18,7).
17

haKKaPPöºret, “sobre el hilastērion y delante del hilastērion”64. También tomaba algo de


la sangre del macho cabrío, junto con sangre del novillo, y la ponía en los cuernos del
altar (v. 18). El propósito del sacrificio y la manipulación de la sangre del macho cabrío
está explícitamente declarado en Lv 16,16: “wükiPPer `al-haqqöºdeš, ‘así purificará el
santuario’ (hará expiación) mi††um´öt Bünê yiSrä´ël, ‘de las impurezas de los hijos de
Israel’ ûmiPPiš`êhem lükol-Ha††ö´täm, ‘y de sus rebeldías en todos sus pecados’”. Hasta
aquí, el texto describe el acontecimiento que ha tenido lugar sobre y delante de la
kaPPöºret, en el sancta sanctorum; la parte siguiente del texto se refiere al lugar santo:
“wükën ya`áSè lü´öºhel mô`ëd, ‘lo mismo hará con la Tienda de Reunión’”65.
Es significativo observar que el verbo kipper, es mencionado en Lv 16 dieciséis
veces66. En v. 16, la preposición `al sigue al verbo –kiPPer `al–, construcción que
aparece seis veces en este capítulo67. El verbo kipper está en la forma piel68, cuyo
sentido primario es funcional69 en lo concerniente al resultado que será alcanzado. En
contextos cultuales, la secuencia sintáctica kiPPer `al tiene dos sentidos: uno relacional,
“expiar con respecto a” personas, lugares, etc.; y otro espacial, “expiar por, sobre”
personas, lugares, etc.70. El sentido relacional es evidente en Lv 16,30: “porque en este
día se hará expiación por vosotros”. Esto significa que estos ritos, los cuales purifican el
santuario, son relacionales con respecto a los efectos que tienen sobre los israelitas. El
resultado de la purificación del santuario en lo que se refiere al pueblo es que su
purificación es ahora final delante de Dios (v. 30). Esto es enfatizado también de otra
forma en v. 33, donde encontramos dos usos de kipper: primero, seguido por objetos

64
Cf. infra, el valor de la sangre y el significado redentor de este rito.
65
El rito realizado, se subraya todavía más por contraste, en la parte final de v. 16, donde se lee: haššökën
´iTTäm Bütôk †um´ötäm, “el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas”. No hay duda de que el
texto afirma claramente la expiación hecha, en contraste con las impurezas y pecados del pueblo, que han
sido limpiados y purificados mediante el rito de la sangre.
66
Lv 16,6.10.11.16.17 (2x).18.20.24.27.30.32.33 (3x) y 34.
67
Lv 16,10.16.18.30.33 y 34.
68
Forma verbal hebrea activa de la acción intensiva, cuyo uso enfatiza el resultado que será alcanzado
mediante la acción expresada por el verbo.
69
Cf. HASEL, G. F., “Studies in Biblical Atonement II: the Day of Atonement”, en Ibid., p. 118.
70
Cf. Ibid.
18

directos (santuario, tienda de reunión y altar)71; el segundo, sigue la construcción kiPPer


`al para indicar que los creyentes de Israel son los últimos beneficiarios 72.
El sentido espacial de la construcción de kiPPer `al es evidente en Lv 16,16: “así
expiará [kiPPer `al]73 el santuario de las impurezas de los hijos de Israel y de sus
rebeldías en todos sus pecados”. La fuerza del significado aquí tiene que ver con el
resultado alcanzado: el espacio que había sido contaminado, ahora ha sido limpiado. Los
ritos de la manipulación de la sangre en el santuario alcanzan el resultado de su
purificación. En este ejemplo la construcción kiPPer `al, expresando un proceso
espacial, es idéntica a kipper + objeto directo de v. 3374. En el hilastērion levítico, lugar
y acontecimiento son las dos partes fundamentales que constituyen el “todo”.
b. La sangre como medio de expiación. Los autores sagrados reconocen que la
sangre de Cristo derramada en la cruz del Calvario, tiene valor para expiar los pecados
de la raza humana. La eliminación del pecado, no obedece a fórmulas mágicas o
arbitrarias de parte de Dios, sino que responde a las más altas exigencias de la justicia y
misericordia divinas, en el ámbito del plan de salvación. Algunos aspectos del valor
expiatorio de la sangre pueden apreciarse con claridad en los rituales típicos del AT,
especialmente en Levítico.
1) La sangre del cordero pascual. La significación del rito puede ser deducido
fácilmente de la descripción de la primera pascua (cf. Ex 12,7.12–14.21–27,
especialmente en vv. 21–27). No existe duda en cuanto al carácter del rito de la pascua;
es un sacrificio, el zebaH-PeºsaH, “sacrificio de la pascua” (Ex 12,27)75. La celebración

71
Cf. también kipper + objeto directo en Lv 16,20.
72
“Y expiará [kipper + objeto directo] el santuario santo y la tienda de reunión; y expiará [kipper + objeto
directo] el altar; y hará expiación con respecto a [kiPPer `al] los sacerdotes y todo el pueblo de la
congregación” (cf. Ibid.).
73
La idea de “purificar”, “limpiar”, se encuentra en el primer plano del significado de kipper en este
pasaje (cf. Ibid.).
74
La construcción kipper ´et en Lv 16,20 en la frase: “y cuando hubiere acabado de expiar [ miKKaPPër
´et] el santuario, y la tienda de reunión” es idéntica a la espacial kiPPer `al y a kipper ´et en v. 33. Los
únicos textos del AT, donde se encuentra la expresión kipper + objeto directo con ´et son Lv 16,20 y 33
(cf. Ibid., p. 129, n. 36).
75
En los LXX se traduce por qusi,a to. pasca (cf. Ex 34,25; Dt 16,2.4–6).
19

de este rito se hace en conexión con la liberación de la esclavitud de Egipto, la cual se ha


considerado cada vez más como una liberación de la tierra de pecado76.
En Egipto los israelitas no tenían santuario ni altar en que ofrecer ningún sacrificio.
Quizá por esta razón fueron consagradas las casas donde se reunieron para la celebración
de la pascua. Allí fueron preservados los primogénitos que se encontraban en ellas,
cuando pasó el ángel de Yhwh. No hay duda de que la sangre puesta en las jambas y el
dintel de las puertas fue una señal de liberación77. Más adelante vemos el cordero
pascual como un tipo del Cordero de Dios que encuentra su cumplimiento en la cruz.
2) La sangre de la alianza. Es posible que entre los antiguos hebreos hayan estado en
uso algunos ritos de sangre, como los que se practicaban entre los árabes y otros pueblos
(cf. Ex 24,3–8; 29,20.21), que han conservado la expresión “la sangre de la alianza” (Ex
24,8; Zac 9,11)78. En Heb 9,19–21, en un contexto basado en la noción de alianza (Heb
9,4.15.16.17.20; cf. 9,1 y 18), la sangre es un elemento fundamental. La misma sangre
une a las dos partes implicadas: a Dios representado por el altar (en Éxodo) o por el libro
de la ley (en Hebreos), y al pueblo que promete fidelidad a Dios. El rociamiento con
hisopo se hacía mediante to. ai-ma th/j diaqh,khj, “la sangre de la alianza” (Heb 9,20)
como Dios había ordenado. Josefo describe la consagración del tabernáculo y habla de
la sangre rociada, como lo confirma el autor de Hebreos79.
Así como la sangre de los becerros había servido para ratificar la antigua alianza (Ex
24,3–8; Heb 9,15–23; cf. Gál 3,15), la sangre que Jesús derramó en el Calvario ratificó o
dio validez a la nueva alianza (Mt 26,28; Mc 14,24; Lc 22,20; cf. Jn 6,53–56 y los textos
paulinos: 1 Cor 10,16; 11,25.27)80. El propósito lo recuerda Jesús diciendo: eivj a;fesin

76
Cf. LYONNET, S., “The Terminology of Redemption”, en LYONNET, S. – SABOURIN, L., Sin,
Redemption and Sacrifice. A Biblical and Patristic Study, AnBib 48. Rome, BIP, 1970, p. 171.
77
Que la señal de la sangre debía ser considerada como un acto de purificación es evidente porque se
usaba un “manojo de hisopo” para ese propósito (Ex 12,22). La aspersión con hisopo se ordena
únicamente en relación con una purificación (cf. Lv 14,49–52; Nm 19,18–19; Sal 51,7).
78
La realización de una alianza es un acto religioso que, en el pensamiento de los antiguos, produce la
unión de las vidas. En los ritos de sangre que se conocen entre los árabes y otros pueblos estaban, por citar
algunos ejemplos, el de chupar la sangre de las incisiones que se practicaban los contrayentes, mezclar la
sangre, y sumergir las manos en un recipiente lleno de sangre (cf. VAN IMSCHOOT, P., Teología del
Antiguo Testamento. Madrid, 1969, p. 299).
79
Cf. Antigüedades, III, 8.6.
80
El mismo significado expiatorio de la sangre lo encontramos en textos donde se dice que Dios o Cristo
“compraron con sangre” a su pueblo (Hch 20,28 [v. peripoie,omai]; Ap 5,9 [v. avgora,zw]; cf. 1 Cor 6,20).
20

a`martiw/n, “para remisión de los pecados” (Mt 26,28)81. Finalmente, la misma noción es
mencionada formalmente en Heb 13,20, donde se dice que Cristo ha sido constituido to.n
poime,na tw/n proba,twn to.n me,gan evn ai[mati diaqh,khj aivwni,ou, “el gran Pastor de las
ovejas por la sangre de una alianza eterna”, de acuerdo con la profecía de Zac 9,1182.
3) La sangre del sacrificio de expiación. De acuerdo con el uso de las preposiciones
en Lv 16,14–15 la sangre era asperjada `al, “sobre”, haKKaPPöºret, “el propiciatorio”,
situado sobre el arca de la alianza que contenía las tablas de la ley (Ex 25,21). El
verdadero significado del rito muestra que, cuando el sacerdote asperjaba la sangre sobre
el propiciatorio, realmente la estaba asperjando sobre las tablas de la ley83. Este rito
representaba la más directa aproximación de la sangre de la víctima en relación con la
ley, para hacer la expiación que requería su transgresión. Aunque el Señor estaba velado
en la nube sobre el propiciatorio (cf. Lv 16,2), el énfasis del ritual con la sangre no era
hacer la expiación en su presencia, sino en aplicar la sangre expiatoria a la ley, la
expresa voluntad de Dios que los israelitas habían violado con sus transgresiones. La
sangre era aplicada de esta forma tan directa, solamente en el Día de la Expiación84.
En ciertas circunstancias se podía hacer expiación de los pecados con flor de harina
en lugar de sangre (Lv 5,11–13); pero como regla general el ritual levítico exigía
derramamiento de sangre para la expiación. Como dice Wilckens, “la aspersión de la
sangre constituye la parte central del ritual de la fiesta de la reconciliación”85; el mismo
autor es muy claro, cuando en su comentario a Rom 3,25, dice: “evn tw/| auvtou/ ai[mati
tampoco sería inteligible sin la referencia a Lv 16”86.
4) La función expiatoria de la sangre. En la esfera del mensaje redentor del NT, la
sangre de Jesucristo, cuyo significado procede especialmente del sacrificio de la gran

81
Esta expresión mateana (la “remisión de los pecados”) equivale en Juan a “tener vida eterna” y
“resucitar” en el día postrero (Jn 6,54). En los textos paulinos la sangre de la alianza se asocia
directamente a la “muerte del Señor” y a su “segunda venida” (cf. 1 Cor 11,26), lo cual constituye una
expresión paralela en significado a “remisión de los pecados” (en Mt) y “vida eterna y resurrección” (en
Jn).
82
Cf. LYONNET, S., “The Terminology of Redemption”, en Op. cit., pp. 172–173.
83
De esta forma, la expiación estaba siendo orientada en su fase final hacia la ley que Israel había
transgredido, pero por medio del propiciatorio. Si la sangre derramada sobre el propiciatorio hubiese
podido pasar a través de él, habría sido asperjada directamente sobre las tablas de la ley.
84
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 155–156.
85
WILCKENS, U., La Carta a los Romanos. Rom 1–5, vol. I. Salamanca, 1989, p. 239.
86
Ibid.
21

fiesta de la expiación (Lv 16)87, tiene una importancia capital88. “La razón por la que la
sangre produce la remisión de los pecados está indicada explícitamente en Lv 17,11” 89,
un texto que merece especial atención. En Lv 17,11 y 14 se menciona la sangre como
portadora de la vida. La neºpeš, “alma”, “persona” o “vida”, está en la sangre, porque la
sangre es la vida (cf. Gn 9,4; Dt 12,23). Dios es el único Señor de la vida, por lo tanto,
sólo él puede disponer de la vida o de la sangre que la contiene (cf. Ez 18,4)90. Esto es
verdad con respecto a toda forma de vida; por consiguiente, es razonable la prohibición
de comer la sangre de los animales que ha sido reservada para el ritual de la expiación91.
En este pasaje (Lv 17,11c, TM) es importante subrayar la traducción hecha por los
LXX, donde la expresión rPek;y> vp,N<B; aWh ~D"h;-yKi, “porque la sangre misma hará
expiación por la persona”, ha sido vertida así: to. ga.r ai-ma auvtou/ avnti. th/j yuch/j
evxila,setai, “porque la sangre hará expiación en lugar de la persona”92. Con lo cual se
puede apreciar en la traducción griega del AT, no sólo la identificación de la sangre con
la vida, sino además, la idea de sustitución. Por un lado, la sangre del animal sacrificado
tenía el valor de su propia vida; y por otro, la vida inmolada se ofrecía en lugar de la del
israelita que había confesado su pecado sobre ese animal (cf. Lv 4,27–29; y también, Lv
17,11 en TP, Codex Neofiti)93.

EXPRESIONES MÁS IMPORTANTES EN LV 17,11.14


Expresiones en Lv 17,11
Texto masorético Texto de los LXX Traducción del TM

87
Cf. COENEN, L., BEYREUTHER, E. y BIETENHARD, H., Diccionario Teológico del Nuevo
Testamento, vol. 4. Salamanca, 1980, p. 146.
88
Cf. Rom 3,25; 5,9; Ef 1,7; 2,13; Col 1,20; Heb 9,14.22; 12,24; 13,12; 1 P 1,2; 1,19; I Jn 1,7; Ap 1,5;
7,14; 12,11 y passim; cf. también, una amplia relación de textos, que revelan el carácter expiatorio de la
sangre de Jesús, así como una excelente explicación de la función sacrificial de la sangre, en LYONNET,
S., “The Terminology of Redemption”, en Op. cit., pp. 167–181.
89
Ibid., p. 174.
90
La expresión hN"he yli tAvp'N>h;-lK', “todas las almas son mías” (Ez 18,4a), revela con claridad que toda
forma de vida pertenece a Dios, lo cual concuerda con la declaración de Sal 24,1: “Es de Yahveh la tierra
y cuanto la llena, el universo y los que en él habitan” (VCI). En este segundo pasaje se aprecia un
paralelismo inequívoco que afirma y refuerza la idea que expresa.
91
Cf. Lv 3,17; 7,26–27; 17,10.14; Dt 12,23; y passim.
92
La prep. de gen. avnti también puede ser traducida por “frente a”, “contra”, cuyo sentido es evidente que
no se corresponde con el del texto.
93
Cf. la función sacrificial de la sangre, en LYONNET, S., “The Terminology of Redemption”, en Op.
cit., pp. 175–180.
22

awhi ~D"B; rf'B'h; vp,n< yKi h` ga.r yuch. pa,shj sarko.j “Porque la vida de la
ai-ma auvtou/ evstin carne en la sangre está”
(a)
x:Bze >Mih-; l[; ~k,l' wyTit;n> ynIa]w: kai. evgw. de,dwka auvto. “y yo os la he dado para
~k,ytevop.n:-l[; rPek;l. u`mi/n evpi. tou/ hacer expiación sobre el
qusiasthri,ou altar por vuestras almas”
evxila,skesqai (b)
peri. tw/n yucw/n u`mw/n
rPek;y> vp,N<B; aWh ~D"h;-yKi to. ga.r ai-ma auvtou/ avnti. “porque la sangre misma
th/j yuch/j evxila,setai hará expiación por la
persona” (c)
“Porque la subsistencia de la vida de toda carne está en la sangre, y Yo os la he dado
por un decreto: que pongáis la sangre del sacrificio sobre el altar para hacer
expiación por la sangre de vuestras vidas, porque la sangre del sacrificio hace
expiación por las culpas de la vida” (17,11, TP, Codex Neofiti; la cursiva es nuestra)
Expresiones paralelas en Lv 17,14
Avp.n:b. AmD" rf'B'-lK' vp,n<-yKi h` ga.r yuch. pa,shj sarko.j “Porque la vida de toda
aWh ai-ma auvtou/ evstin carne es su sangre” (a)
awhi AmD" rf'B'-lK' vp,n< yKi o[ti h` yuch. pa,shj sarko.j “porque la vida de toda
ai-ma auvtou/ evstin carne es su sangre” (c)

c. La transferencia del pecado por medio de la sangre. Estudios recientes han


afirmado como un concepto bíblico que los pecados de los israelitas arrepentidos eran
transferidos al santuario cuando ellos ofrecían los sacrificios requeridos por el pecado94.
Creemos que la comunidad israelita tenía esta comprensión de la transferencia de sus
pecados al santuario por al menos tres razones:
1) En Lv 16,16 se dice que en Yom Kippur el sumo sacerdote “purificará el santuario
de las impurezas de los hijos de Israel y de sus rebeldías en todos sus pecados. Lo
mismo hará con la Tienda de Reunión, que mora con ellos en medio de sus impurezas”.

94
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 151; cf.
también, relación de estudios hechos en Ibid., n. 10.
23

El resultado de esta purificación era que el pueblo quedaba limpio delante de Yhwh (v.
30)95. Si la purificación del santuario resultaba en la purificación del pueblo, es evidente
que los pecados del pueblo, previamente confesados, habían contaminado de forma
“legal” el santuario96.
2) En la mentalidad hebrea la sangre sacrificial tenía una doble función: podía
“limpiar el pecado” (Lv 16,16–20a; cf. Heb 9,14; 9,22; 1 Jn 1,7) y podía producir el
efecto contrario, “manchar” y “contaminar” (Lv 10,17; cf. Mt 27,25) 97. Así, mientras la
sangre de los sacrificios “limpiaba” al pecador arrepentido, simultáneamente
“contaminaba” los sagrados recintos del santuario; la falta confesada había sido
transferida desde el pecador al santuario. Esta noción de transferencia o transmisión del
pecado no era exclusiva del culto israelita98.
3) La tercera razón tiene que ver con la estructura del libro. Notemos que mediante el
ritual del Día de la Expiación se debía hacer la purificación del santuario por causa avpo.
tw/n avkaqarsiw/n, “de las impurezas” de los hijos de Israel; y por causa avpo. tw/n
avdikhma,twn auvtw/n peri. pasw/n tw/n a`martiw/n auvtw/n, “de sus rebeliones y de todos sus
pecados” (Lv 16,16, LXX). De forma significativa, y en relación con el Día de la
Expiación, las dos grandes secciones de los primeros quince capítulos del libro tienen
que ver con los pecados (Lv 1–7) y con las impurezas del pueblo (Lv 11–15)99, como ya
se ha mostrado. La estrecha relación entre estas dos secciones previas (Lv 1–7; 11–15) y
el Yom Kippur (Lv 16) implica que en el Día de la Expiación el santuario era purificado

95
En la traducción de los LXX se observa el uso del v. gr. evxila,skomai, en lugar del v. heb. rP,Ki, en la
forma piel; y el uso duplicado del v. kaqari,zw, “limpiar”, “purificar”, en lugar del v. heb. rh'j', usado
también dos veces en la forma original (una en piel, “limpiar”, “purificar”; y otra en qal, “ser limpio”; cf.
ALONSO SCHOEKEL, L., Diccionario Bíblico Hebreo-Español. Valencia: Institución San Jerónimo,
1990, p. 266.
96
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 151–152.
97
En Lv 10,17 se hace referencia a la carne de los animales sacrificados para la expiación de los pecados,
que era comida por los sacerdotes. El texto no hace una mención directa a la sangre de los sacrificios, pero
no deja de ser una alusión indirecta a la sangre por medio de la carne. Esto se confirma en Ex 28,38. Por
otro lado, el texto de Mt 27,25 con referencia directa a la sangre de Jesús, muestra con claridad que la
misma sangre que proveería expiación para toda la humanidad haría culpables a quienes le crucificaron.
En el texto anterior (v. 24) se observa a Pilato queriendo eludir la responsabilidad de la sangre de Jesús.
Sus palabras fueron: VAqw/|oj, eivmi avpo. tou/ ai[matoj tou,tou, “Inocente soy de la sangre de este”.
98
Cf. MORALDI, L., Op. cit., p. 42, donde presenta el “rito de transmisión” de impurezas en los rituales
hititas, en el capítulo II de su obra, titulado: “Sacrificio ed Espiazione tra gli Hittiti”.
99
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., p. 152.
24

de estas transgresiones e impurezas que habían sido perdonadas al pueblo, pero


transferidas al santuario por medio de los rituales correspondientes100.
Dejando estos puntos aparte, y considerando que el concepto de transferencia del
pecado en Levítico es discutido por algunos autores, aunque parcialmente aceptado por
otros, como A. M. Rodríguez lo explica en su trabajo101, veamos de forma concisa
algunos puntos que este autor explica y desarrolla más ampliamente en su investigación:
1) El mensaje explícito de los textos. Lv 15,31 afirma claramente que las impurezas
del pueblo contaminan el santuario (cf. Nm 19,13.20)102. Una declaración semejante,
aunque por causas muy distintas, la encontramos en Lv 20,2–3 (cf. Ez 23,38–39; Jer
7,30; 2 Cr 36,14)103.
2) La imposición de manos. El ritual de la imposición de manos era practicado sobre
cada animal sacrificado. Este ritual está directamente conectado con la idea de
transferencia del pecado en Lv 16,21. En otros pasajes no relacionados con el culto (cf.
Lv 24,14; Nm 27,18–23; Nm 8,10) es evidente que el ritual de la imposición de manos
es usado para expresar la idea de transferencia104. Es razonable por tanto pensar que la
imposición de manos sobre el animal que va a ser sacrificado exprese también la idea de
transferencia105.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿qué le puede transferir el pecador arrepentido
a un animal que va a ser sacrificado en su lugar, que no sea su propio pecado? No hay
duda de que la interpretación que mejor se ajusta a los hechos es la de transferencia del

100
Cf. Ibid., p. 153.
101
Cf. el trabajo citado supra, donde ya hemos anticipado la idea de transferencia del pecado en Levítico
que se presenta en esta sección, en RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., pp.
169–197.
102
El mensaje de este texto va dirigido a los sacerdotes, porque tenían la responsabilidad de mantener al
pueblo de Israel apartado de sus impurezas. Cualquier persona que se hubiera atrevido a entrar en el
santuario en estado de falta de pureza, lo habría contaminado (cf. Ibid., pp. 173–174).
103
Cf. el resumen de la argumentación de A. M. Rodríguez sobre el significado de estos textos, cuya
síntesis indicamos: 1) El santuario se contaminaba cuando un individuo entraba en él en estado de
impureza, o cuando era usado de forma idolátrica. 2) El santuario era contaminado también, cuando el
pueblo en abierta rebelión rechazaba la Tôrāh y rompía la alianza. 3) El pueblo contaminaba el santuario
cuando entraba al atrio a ofrecer sus sacrificios sin reconocer todos sus pecados. 4) La contaminación del
santuario, tal como se indica en los textos que la mencionan, no es quitada por la expiación ritual, sino por
la muerte de quienes lo habían contaminado (Ibid., pp. 173–177).
104
Esta afirmación está bien justificada en RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op.
cit., p. 182.
105
Cf. Ibid., pp. 182–183.
25

pecado, que no sólo se realiza en el caso indicado en Lv 16,21, sino en cada sacrificio
realizado por el pecado de un israelita.
3) El ritual de comer la carne de los sacrificios. De acuerdo con la legislación de
Levítico, una porción de la carne de las ofrendas por el pecado pertenecía al sacerdote.
Esta carne era comida solamente por los sacerdotes en un lugar santo (cf. Lv 6,17–
19.25–26.29; 7,6–7). En Lv 6,30 se hace la aclaración de que la carne era comida
únicamente cuando la sangre del animal no se introducía en el santuario 106. Esta idea se
entiende bien en Lv 10,17 y Ex 28,38. De acuerdo con el primer texto, el pecado es
transferido al sacerdote mediante el ritual de comer la carne del sacrificio. Por otra parte,
Ex 28,38 establece de forma explícita que una de las funciones del sacerdote es “cargar
con las faltas cometidas por los hijos de Israel”. El texto se refiere directamente a “toda
clase de santas ofrendas”. Estos dos textos presentan la misma idea: que el pecado del
pueblo era transferido al animal sacrificado, y por medio de su carne al sacerdote107.
Cuando el israelita iba al santuario a ofrecer un sacrificio para expiación del pecado,
lo hacía en pecado en un estado de culpabilidad. El sacerdote hacía expiación por él y
era perdonado (Lv 5,6.10). El pecador no llevaba ya su pecado, había sido transferido al
animal sacrificado y a la persona del sacerdote. El ritual de “la imposición de manos”
trasfería el pecado al animal, que moría en lugar del pecador, y cuando el sacerdote
comía la carne del animal se hacía portador del pecado. De esta forma, el pecado
confesado era llevado hasta el santuario108.
4) La manipulación de la sangre. La manipulación de la sangre de los sacrificios es
un aspecto importante en el proceso de expiar el pecado en Levítico. La sangre debía ser
rociada109; echada en la base del altar110; puesta en los cuernos del altar111; y derramada

106
Este pasaje tiene que ver con los principios que regulaban la forma de proceder con los animales
sacrificados por el pecado. Cuando la sangre del animal sacrificado era llevada adentro del santuario,
como en los casos cuando pecaba el sacerdote ungido o toda la congregación (cf. Lv 4,1–12 y 13–21), el
cuerpo era llevado fuera del campamento y era quemado. Sin embargo, cuando la sangre no era llevada al
santuario sino puesta sobre los cuernos del altar del holocausto, como cuando pecaba un jefe o una
persona del pueblo (cf. Lv 4,22–26 y 27–35), la carne debía ser comida por los sacerdotes. La razón de
esto se explica en Lv 10,16–20).
107
Cf. Ibid., p. 187.
108
Cf. Ibid., pp. 187–188.
109
Cf. Lv 4,6.17; 5,9; 14,7.51; 16,14.15.19; Nm 19,4.
110
Cf. Lv 4,18.30; 5,9.
111
Cf. Ex 29,12; Lv 4,18.25.30.34; 16,18.
26

alrededor del altar112. El significado de rociar la sangre está claramente afirmado en Lev
16,14–15.30, donde se dice que el resultado de la sangre rociada es purificación. Los
objetos que son rociados reciben el efecto de la purificación113.
No existe duda en cuanto a la purificación producida por la sangre en Yom Kippur
(Lv 16). La pregunta que debemos hacernos es: ¿los sacrificios que se ofrecían
diariamente, a lo largo de todo el año para la expiación del pecado, producían la
purificación del santuario o del pecador? A esto respondemos que es solamente en el
caso del Día de la Expiación cuando el hecho de rociar la sangre produce el efecto de
purificación del santuario y del altar. En segundo lugar, en Lv 16 es el contexto el que
explica el resultado de la purificación de los objetos rociados con la sangre del sacrificio.
En tercer lugar, el ritual (así como los lugares donde se realiza) difiere
significativamente de los rituales de cada día114.
En Lv 4 se observa que son los individuos los que están en necesidad de purificación
(limpieza, expiación o perdón); el sacerdote (v. 3), toda la comunidad de Israel (v. 13),
un jefe (v. 22) o uno cualquiera del pueblo (v. 27). En cada uno de estos casos, el
individuo era limpiado de su pecado y la sangre del sacrificio era “portadora” de ese
pecado115. Lv 17,11 indica claramente el significado expiatorio de la sangre que
representaba la vida entregada por el pecado116. Esta identificación entre vida y sangre
explica la transferencia del pecado desde la vida de un israelita hasta el santuario por
medio de la sangre sacrificial117.
5) Transferencia y contaminación. En relación con las soluciones propuestas para la
transferencia del pecado al santuario118, debemos reconocer que la evidencia bíblica
indica que los pecados confesados de los israelitas contaminaban el santuario. Es cierto

112
Cf. Ex 29,16.20; Lv 1,5.11; 3,2.8.13; 8,19.24 y passim.
113
Cf. RODRÍGUEZ, A. M., “Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., p. 189.
114
Cf. Ibid.
115
Cf. Ibid., p. 190.
116
Es importante observar que todos los casos que se mencionan en Levítico, de rituales con sangre para la
expiación del pecado, tienen que ver con animales muertos; en ningún caso se trata de sangre obtenida de
un animal herido. La sangre utilizada ha sido derramada mediante el sacrificio de un animal al que se le ha
quitado la vida. Este hecho es profundamente significativo, pues representa la necesidad de que el pecador
muera por su pecado; no obstante, no es él el que muere sino un sustituto que, de forma simbólica en este
caso, carga con la culpa del pecador arrepentido.
117
Cf. supra.
118
Cf. las explicaciones propuestas por F. D. Kidner, F. Koch, Porter, A. Médebielle, y R. J. Thompson,
que A. M. Rodríguez presenta de forma resumida en su trabajo. No hemos considerado necesario
incluirlas en nuestro trabajo por cuanto no es el objetivo principal del mismo (cf. Ibid., pp. 192–194).
27

que no se dice de forma explícita que los sacrificios por el pecado contaminaran al
animal sacrificado, al sacerdote y al santuario; sin embargo, debemos aceptar:
a) Que si el término amej', †ämë´, “ser” o “llegar a ser impuro”, estuviera asociado a
cada sacrificio, podría crear una idea contradictoria en la mente del israelita que ofrecía
la ofrenda por el pecado. Por el contrario, el énfasis se ponía en la idea principal: que
mediante el sacrificio el pecador era reconciliado con Dios119.
b) También debemos tener en cuenta que, aunque el término †ämë´ no es usado
frecuentemente para explicar la transferencia del pecado, el ritual del Día de la
Expiación indica que por medio de los sacrificios diarios el santuario era
“contaminado”120.
c) Y además, debemos reconocer que el pecado era transferido al sacrificio y a los
sacerdotes, aunque ellos permaneciesen santos (cf. Lv 6,18.22–23). Su santidad no era
afectada. En la cultura hebrea es común el hecho de que un instrumento de expiación sea
portador de pecado al mismo tiempo que es santo121. Este hecho es comprensible en
concordancia con la noción de transferencia del pecado.
Cuando el israelita confesaba humildemente su pecado delante del Señor, pedía
perdón y traía un sacrificio, el pecado era transferido al santuario. Este pecado
contaminaba el santuario en el sentido de que estaba allí, en el santuario 122. La práctica
de transferir el pecado a la morada de Dios significa que era la voluntad de Yhwh
perdonar los pecados confesados de su pueblo, con el propósito de seguir morando entre
ellos123.

El altar de los holocaustos y el hilastērion

119
La normativa de Levítico es explícita con respecto a la purificación y al perdón de los pecadores, y
subraya el aspecto positivo de la expiación diaria de los pecados del pueblo; pero no lo hace así con el
aspecto negativo, es decir, con la explicación de que los pecados confesados eran transferidos al santuario
(cf. Ibid. p. 194).
120
Cf. Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 152–153.
121
Un claro ejemplo de esto se encuentra en el caso de la vaca roja (Nm 19,9–21). Las cenizas de la vaca
quemada mezcladas con agua eran usadas para quitar el pecado (19,9). Sin embargo, la persona que había
recogido las cenizas de la vaca debía lavar sus vestidos y era “impuro hasta la tarde” (19,10). En este rito,
la persona impura que era rociada con la mezcla de cenizas y agua era limpiada (19,17–19); pero la
persona limpia que administraba la aspersión era contaminada (19,21); (cf. RODRÍGUEZ, A. M.,
“Transfer of Sin in Leviticus”, en Op. cit., pp. 194–195).
122
Cf. Ibid., pp. 196–197.
123
Cf. Ibid., p. 197.
28

a. Expiación “continua y universal” del pecado. El servicio diario en el templo de


Jerusalén incluía el holocausto de un cordero inmaculado nacido en aquel mismo año,
dos veces al día, al amanecer y al atardecer (Ex 29,38–42; cf. Nm 28,1–8); y era llamado
`ölat Tämîd, “holocausto perenne”124, o, de forma abreviada, Tämîd, es decir, “perenne”,
“permanente”, o, en último término, “diario”125. En principio, el sacrificio matutino y
vespertino era para la nación en conjunto y no valía para una persona determinada; sin
embargo, cumplía con un propósito definido para las personas individualmente126 y
respondía a la idea de expiación continua del pecado127.
También se ofrecían diariamente los sacrificios individuales por el pecado (Lv 4 y 5;
cf. Lv 6 y 7), las oblaciones (Lv 2) y los sacrificios de paz (Lv 3), además de los
holocaustos de la mañana y de la tarde, que hacían provisión para todo pecado cometido
durante la noche o el día anterior, aunque se comprende fácilmente que algunos de los
pecados no fueran confesados (alguno posiblemente no lo fuera nunca). Es lógico pensar
que, normalmente, transcurría cierto espacio de tiempo antes de la confesión formal en
el santuario (podían ser días, semanas o meses). En todo caso, para los impenitentes o
apóstatas el tiempo de gracia concluía el Yom Kippur. Toda persona que ese día no
afligía su alma era “cortada”, es decir, quedaba fuera de la comunidad, excomulgada (cf.
Lv 23,29)128.
Que la expiación del pecado tenía (y sigue teniendo) carácter universal parece muy
evidente ya en el AT. Es muy significativo el hecho de que el altar de los holocaustos,
que se encontraba en el atrio del santuario, tuviera “cuatro cuernos”, uno en cada una de

124
El término hl'[o, `ölâ, es el que se emplea comúnmente para designar el holocausto. Significa “lo que
asciende”. Otra palabra usada a veces es Kälîl, que significa “todo” (cf. Dt 13,17; 1 S 7,9). En la mayoría
de las versiones se usa la palabra holocausto, que significa “completamente quemado”.
125
Cf. DEL VALLE, C., Op. cit., p. 1071 (Introducción a Tamid).
126
Cuando un israelita había pecado, debía traer una ofrenda al santuario y allí confesar su pecado; pero
no siempre tenía la posibilidad de hacerlo. Por razones obvias, al israelita le podía resultar difícil acudir al
santuario cada vez que tenía necesidad de ofrecer un sacrificio por el pecado. Para estos casos, el sacrificio
de la mañana y de la tarde constituía una expiación provisoria; es decir, proveía una solución transitoria
hasta el momento en que pudiera comparecer personalmente para ofrecer su ofrenda personal (cf.
ANDREASEN, M. L., Op. cit., p. 125).
127
En realidad, tal y como lo entendemos en el NT, la idea de expiación continua debe endenderse como
un ofrecimiento continuo para expiar el pecado. Dios la ofrecía continuamente en el pasado, y lo sigue
haciendo en el presente; la aceptación depende del hombre que la necesita.
128
El TM usa el término ht'r>k.nIw>, perf. nifal del v. tr;K', “cortar” (en los LXX se usa el término evxoleqreu,w,
“destruir”, “condenar a muerte”, lo cual indica que ser “cortado” de la comunidad podía equivaler a ser
apedreado).
29

sus esquinas (Ex 27,2; cf. vv. 1–8; Nm 38,1–7). Como no hemos encontrado una
explicación satisfactoria en ninguno de los autores consultados, sugerimos la siguiente
interpretación basada en las Escrituras: los “cuernos” no pueden significar otra cosa que
“poder”; y el “cuatro”, es evidente que simboliza la noción de “universalidad”.
El cuerno en la Escritura significa “poder”, “fuerza” o “potencia”, en el Antiguo y
NT. En el AT encontramos expresiones como laer"f.yI !r<q, lKo, cuyo significado literal
es: “todo el cuerno de Israel” (Lam 2,3), que se ha traducido: “toda la potencia de Israel”
(VCI)129. El término qeºren, “cuerno”, se utiliza con frecuencia para representar el
“poder” de las naciones130. En Sal 132,17 es usado para hacer referencia al “poder de
David”, y en 1 Sam 2,10, en la conclusión del Cántico de Ana, se encuentra el siguiente
paralelismo:
“Dará ‘potencia’ [`öz] a su monarca,
“Y exaltará la ‘frente’ [qeºren] de su Ungido” (VCI),
donde es clara la correspondencia entre “dará potencia” (wüyiTTen-`öz) y “exaltará la
frente” (wüyärëm qeºren), literalmente “exaltará el cuerno”, con sentido de “poderío”131.
En el NT, la expresión kai. h;geiren ke,raj swthri,aj, “y nos ha suscitado una fuerza
salvadora” (Lc 1,69, BJ)132, en el “Benedictus” de Zacarías, es interpretada de acuerdo
con el mismo criterio; la palabra kéras, “cuerno”, se entiende como símbolo de poder o
de fuerza.
La interpretación simbólica del número “cuatro” puede parecer menos fácil. Sin
embargo, algunas expresiones bíblicas, cuyo significado es bien conocido, pueden
orientarnos en su correcta interpretación. Así por ejemplo, la expresión: ta. te,ssara

129
Cf. la traducción “toute la puissance d'Israël”, en la TOB.
130
Cf. Sal 148,14; Jer 48,25; Lam 2,17; Ez 29,21; Zac 2,4.
131
De forma original la traducción de la VCI sustituye un término de significado simbólico (qeºren) por
otro que tiene un sentido semejante (“frente”). Sin embargo, es evidente que la idea que se pretende
resaltar es la del “poderío” del Ungido, como indica claramente el paralelismo del texto original. Cf. con
la siguiente traducción:
“Dará `öz, ‘poder’, a su Rey,
“Y exaltará el qeºren, ‘poderío’, de su Ungido” (RV60),
donde es igualmente clara la correspondencia entre “dará poder” (wüyiTTen-`öz) y “exaltará el poderío”
(wüyärëm qeºren), literalmente “exaltará el cuerno”.
132
Cf. la traducción “Y nos suscitó una fuerza de salvación”, en la VCI. Una traducción que explica la
interpretación del término ke,raj, “cuerno”, de una forma muy dinámica es: “Y nos levantó un poderoso
Salvador”, en la RV60.
30

gwni,ai th/j gh/j, “los cuatro ángulos de la tierra” (Ap 7,1; cf. 20,8), parece referirse a
“toda la tierra”, representando la idea de universalidad. Lo mismo ocurre con la
expresión: ta. te,ssara a;nemoi, “los cuatro vientos” (Mt 24,31; cf. Mc 13,27), donde el
contexto deja bien claro el sentido de universalidad de esa expresión. En otros textos del
AT encontramos el mismo significado133.
Por esto creemos estar en la posición correcta, si decimos que el altar de los
holocaustos, donde se hacía la expiación continuamente, con sus cuatro cuernos (uno en
cada ángulo), anunciaba el mensaje del “poder de la expiación, continua y universal del
pecado”, algo que todo el mundo debía conocer134.
b. Expiación “final e irreversible” del pecado. El proceso de la expiación del pecado
concluía anualmente el “día décimo” del “séptimo mes”, el Día de la Expiación (Lv
23,27). En este día, todo el ritual giraba en torno al objeto más importante del santuario:
la kaPPöºret, en el santo de los santos. Aquí, en el esquema levítico de la expiación, se
observa una gran diferencia entre el thysiastērion, “altar”, y el hilastērion. Por medio del
ministerio sacerdotal diario se elevaba continuamente al cielo, desde el altar de .los
holocaustos, el rêªH nîHöªH, “olor agradable”135 para Yhwh. En el ministerio anual, se
completaba el proceso con la introducción de la sangre del sacrificio en el sancta
sanctorum, que era rociada `al-haKKaPPöºret wülipnê haKKaPPöºret, “sobre el hilastērion
y delante del hilastērion” (Lv 16,15)136.
Cuando una persona llevaba su Ha††ä´t por el pecado al santuario y confesaba su
pecado, era perdonada. La declaración de perdón se encuentra repetidamente en Lv 4 y

133
Cf. Jer 49,36; Ez 37,9; Dn 7,2; 8,8; 11,4; Zac 2,10; 6,5.
134
En la sección complementaria de este trabajo, se indican más detalles relacionados con el carácter
“universal” del plan de salvación en el AT, en la esfera del plan eterno de salvación para todos los
tiempos.
135
Cf. Ex 29,18.25.41; Lv 1,9.13.17 y passim.
136
Teniendo en cuenta que el ritual del Día de la Expiación había sido ordenado por Dios, que Moisés
recibió dos tablas de piedra escritas por “el dedo de Dios” (Ex 31,18) que había colocado en el interior del
arca de la alianza, y que esto se hizo como “había ordenado Yhwh” (Dt 10,5), deberíamos pensar en la
relación existente entre la ley de Dios que denuncia toda forma de transgresión (1 Jn 3,4; cf. Rom 6,23) y
el ritual anual de la expiación del pecado, completado “sobre el hilastērion y delante del hilastērion” (Lv
16,15). Este hecho constituía la única ocasión en todo el año, en que la sangre del sacrificio, el hilastērion
y la ley estaban directamente relacionados. Y todo ello por voluntad divina.
31

5: “El sacerdote hará así expiación por él, y será perdonado” (Lv 4,31)137. En contraste,
no se encuentra ninguna declaración relacionada con el perdón en la legislación del Día
de la Expiación138. Este ritual tenía que ver con el pecado en un sentido final e
irreversible de todo el proceso de la expiación. Constituía un ritual especial para la
purificación del santuario139. El sumo sacerdote realizaba la expiación de los pecados del
pueblo con la sangre del macho cabrío por Yhwh (cf. Lv 16,5.7–10), lo cual parece
evidenciar con fuerza una referencia directa a Cristo140, ya que el macho cabrío por
Azazel era mantenido sin tener parte alguna en el ritual.
El sumo sacerdote, después de haber hecho la expiación por el santuario y por todo el
pueblo, hacía responsable de sus pecados al macho cabrío por Azazel (v. 21) para
llevarlos al desierto (v. 22). Por consiguiente, parece evidente que el ritual del Día de la
Expiación, por su posición predominante en el sistema del santuario en Levítico,
subrayado por ser el centro estructural del libro, parecía estar designado para enfocar la
atención del pueblo de Israel más allá del estado de aceptación y perdón personal, hacia
el aspecto final del plan divino para solucionar el problema del pecado141.
Así como el rito del sacrificio diario era la primera fase del proceso de la expiación,
de la misma forma, el ritual del día anual de la expiación limpiaba el santuario de los
pecados del pueblo. Este era necesariamente el objetivo y la fase final del proceso de
expiación, durante el cual, los pecados eran borrados y eliminados del santuario. El
resultado era que el santuario quedaba purificado de todos los pecados de Israel142.
Consecuentemente, este ritual del día anual de la expiación concluía de forma
137
La expresión hebrea Al xl;s.nIw> !heKoh; wyl'[' rP,kiw>, “el sacerdote hará así expiación por él y se le
perdonará” (Lv 4,31), indica claramente la idea de que se le ha perdonado el pecado a la persona que ha
sido objeto del ritual realizado (cf. también, Lv 4,20.26.35; 5,10.13.18).
138
A quien no estuviese perdonado antes de ese día (el Día de la Expìación), y se encontrara en pecado, el
Señor le hacía perecer en medio del pueblo (cf. Lv 23,27–29). Parece ser esta la razón por la que no se
encuentra ninguna declaración relacionada con el perdón durante ese día especial.
139
Cf. SHEA, W. H., “Literary Form and Theological Function in Leviticus”, en Op. cit., pp. 165–166.
140
El contraste entre los dos animales es completo. El macho cabrío de Yhwh era sacrificado; el de Azazel
no lo era. La sangre del macho cabrío de Yhwh era llevada al santuario y rociada; no así la sangre del
macho cabrío de Azazel, puesto que no era sacrificado. Siempre se quemaba sobre el altar la grosura de la
ofrenda por el pecado; así se hacía con el macho cabrío de Yhwh (Lv 16,25), pero evidentemente no se
hacía así con el macho cabrío de Azazel. La sangre del macho cabrío de Yhwh tenía poder para limpiar el
pecado (vv. 15 y 16); el macho cabrío de Azazel contaminaba (v. 26). El contraste entre los dos animales
era absoluto. El macho cabrío por Yhwh sólo podía representar a Cristo. En una breve nota a Lv 16,8, la
BJ interpreta el nombre de Azazel como “el nombre de un demonio”.
141
Cf. Ibid., p. 166.
142
Cf. HASEL, G. F., “Studies in Biblical Atonement II: the Day of Atonement”, en Ibid., p. 120.
32

irrevocable en beneficio del pecador; entonces la comunidad de creyentes estaba delante


de Dios en una condición que hacía posible la plena comunión con Yhwh143.
Podemos concluir esta breve sección afirmando que la expiación (y propiciación)144
presente ya, sin duda, en el altar de los holocaustos, adquiere un mayor relieve el
llamado Día de la Expiación145, mediante el rito de la sangre rociada “sobre el
hilastērion y delante del hilastērion” (Lv 16,15). En el esquema levítico de la expiación,
el altar de los holocaustos y el hilastērion se ven como el “principio” y el “final” de un
proceso. Sus características y funciones están claramente diferenciadas, y la tipología
que los caracteriza también; por consiguiente, sus correspondientes antitipos deben tener
características y funciones igualmente diferenciadas, en el marco escatológico del plan
de redención.

José A. Ortiz

143
Cf. Lv 16,16–19 y 33–34; cf. también, Ibid.
144
En el desarrollo de esta sección hemos ido exponiendo las explicaciones pertinentes en torno al
concepto de “expiación”. No obstante, como se explica en la sección siguiente y hemos afirmado supra,
ambos conceptos (propiciación–expiación) son parte del significado total del acto redentor, sea
considerado en su fase típica en el AT o en su fase antitípica en el NT.
145
Cf. Ibid., pp. 117–120.

You might also like