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Entrevista a Begoña Ibarrola, psicóloga y escritora:

«Quiero cambiar el mundo a través de los cuentos, que


las personas sientan la belleza y la importancia de sentir»
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por Gestionando hijos 3 de febrero de
2015

Begoña Ibarrola es bien conocida en muchas casas de niños y niñas porque sus
cuentos ocupan un lugar importante en las librerías de muchos hogares. No es
para menos. Sus Cuentos para sentir, Cuentos para educar a niños felices y
sus Cuentos para descubrir inteligencias han conquistado el protagonismo del
momento del cuento en muchas familias gracias a historias llenas de emociones,
sentimientos e invitaciones a reconocer sentimientos y expresarlos. Begoña nos
concede esta entrevista en la que nos brinda grandes ideas para promover la
educación emocional.

¿Qué implica la educación emocional y cómo podemos las madres y padres


fomentarla?

La educación emocional es un proceso educativo, continuo y permanente que


pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del
desarrollo cognitivo. Ambos constituyen ambos los elementos esenciales del desarrollo
de la personalidad integral. En ese proceso, padres y madres tienen un papel
fundamental. Es necesario comprender que la base de la educación emocional se
forma dentro de la familia y no únicamente desde la escuela. Reconocer lo que
sienten, saber expresarlo de forma adecuada, saber lo que sienten los demás,
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asumir las responsabilidades de cada momento, saber tomar decisiones son
algunas de las habilidades que se pueden aprender en familia y que son necesarias para
nuestro bienestar y para integrase de forma positiva en la sociedad. Antes de nada, los
niños deben entender que la emotividad no es algo sorprendente e incontrolable,
sino un medio de expresión de su personalidad, y como todo medio de expresión,
puede ser educado. Por este motivo, enseñarles a identificar, reconocer, y controlar
sus emociones debería ser un objetivo prioritario en la educación de los hijos y los
padres deberían servir de modelos.

Puedo aportar algunos consejos para una buena educación emocional:

Acostumbrarse a hablar de emociones: No se trata de pasar al extremo de


“monopolizar” las conversaciones normales con sentimientos, pero sí de expresar
las emociones con mayor naturalidad en lo cotidiano.
Enseñar a identificar las emociones y ponerles nombre: Toda situación
constituye una oportunidad para enseñar a nombrar emociones así como
vincularlas a determinados gestos o rasgos no verbales.
Evitar realizar juicios acerca de las emociones del otro: Las emociones
constituyen un indicador de algo que nos ocurre internamente. Cuando
sentimos tristeza, rabia, alegría o enfado, esta sensación, que también se
acompaña de una respuesta fisiológica, nos permite tomar conciencia de que
algo nos está pasando y requiere nuestra atención.
Valorar todo tipo de emoción como una información valiosa sobre el mundo
interior de nuestros hijos.
Aprender a controlar la expresión de todas las emociones, enseñando a través
del ejemplo a regularlas de forma adecuada
Desarrollar la capacidad de los hijos de posponer la gratificación y valorar su
capacidad de esfuerzo. Hoy en día, sabemos que cuanta mayor es la habilidad de
un niño de posponer la gratificación que obtiene por la realización de una
determinada conducta, mayor es su capacidad de esfuerzo, paciencia y control
emocional.
Desarrollar la empatía hacia los hijos y ayudarles a que ellos la desarrollen según
su edad
Favorecer su destreza social y el aprendizaje de las reglas de expresión
emocional en los grupos, para que puedan tener unas relaciones interpersonales
satisfactorias.
Crear un clima emocional que favorezca una comunicación profunda y
sincera.

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¿Qué papel pueden tener los cuentos en la
educación emocional? ¿Cómo podemos
aprovechar ese momento los padres y madres
para potenciar la educación emocional?

Los cuentos favorecen el autoconocimiento y la


conciencia emocional. No sólo nos muestran lo que
somos, sino lo que podemos llegar a ser; nos abren
los ojos para mirar más allá de nuestra pequeña y
limitada vida, y nos muestran las posibilidades de
realización que se ofrecen a los seres humanos.

El cuento puede convertirse en el más precioso instrumento de liberación de la mente


humana, una inagotable fuente de estimulación creativa, un tesoro de experiencias que
enriquecen nuestra vida, pero, sobre todo, un espejo: el espejo que nos dice cómo somos en
realidad: porque al leer un cuento casi siempre nos encontramos .

Pero los cuentos también enfrentan al lector con conflictos y le ayudan a ver las
consecuencias de los actos. Toda acción tiene una consecuencia y a menudo en la vida
una expresión de emociones descontrolada tiene consecuencias muy negativas y dañan
a las personas que tenemos alrededor. La expresión adecuada de lo que sentimos
mejora la convivencia y nos convierte en personas más respetuosas, por eso la
regulación emocional es otra competencia que se aprende a través de los
cuentos. Algunos relatos ayudan a desarrollar el optimismo, pues al final siempre
acaban bien. En casi todos los relatos, los protagonistas tienen que pasar dificultades y
solo cuando son capaces de superarlas encuentran lo que buscan o solucionan sus
dificultades. Gracias a los cuentos, el lector también tiene la posibilidad de multiplicar o
expandir su experiencia a través de las vivencias de los personajes y la oportunidad
de explorar la conducta humana de un modo comprensible. Amplía la experiencia del
mundo propio, le lleva a otros tiempos, otros lugares, otras formas de vivir y soñar, le
asoma a realidades desconocidas que favorecen su empatía. No olvidemos que el
desarrollo de la empatía es uno de los elementos más importantes para la
prevención de la violencia y es una de las habilidades emocionales que ayudan a
tener unas relaciones interpersonales más satisfactorias. Por último, los cuentos
contribuyen al proceso de socialización, pues en ellos se aprenden valores de
cooperación, a conocer las normas morales y cómo son necesarias para convivir.
Contienen mensajes educativos y valores morales importantes y ayudan a los niños a
superar las dificultades con las que se encuentran a lo largo del crecimiento. De ahí que,
a veces, el niño insista en la repetición del mismo cuento, porque necesita acabar de
captar el mensaje que le transmite y la solución que ofrece a su propia problemática. Por
lo tanto los cuentos transmiten valores sin ser lecciones, enseñan, sin dar
consejos, orientan y guían al lector en este laberinto que es la vida.

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¿Cómo empezaste a escribir cuentos? ¿Con
qué objetivo?

Comencé a escribir pequeños relatos cuando era


adolescente pero de una forma más constante
durante los años que estuve trabajando como
terapeuta de niños y adolescentes con
problemas de conducta y retraso cognitivo. Ellos
eran mi inspiración y aparecían en mis cuentos
como protagonistas con los cuales se podían
identificar. En el trabajo terapéutico de forma
tradicional, y sobre todo en Oriente, siempre
se han utilizado cuentos. A mí me parecía un
recurso muy interesante porque el cuento,
Portada de «Cuentos para sentir», publicado
además de captar su atención, les permitía
por SM.
vislumbrar un final positivo, aunque el
protagonista estuviera viviendo situaciones
difíciles. Me daba cuenta de cómo les ayudaba en su proceso personal y esa era mi
única satisfacción, porque nunca pensé que se podían publicar. Hasta que un buen día,
una editora escuchó uno de mis cuentos en una conferencia y se interesó por ellos. Por
lo tanto los primeros cuentos editados por la editorial SM bajo el título Cuentos para
sentir, están dirigidos a niños con los que estuve trabajando, luego, al continuar la
colección de Padres y Maestros con un segundo volumen, me resultó muy fácil volver a
escribir porque los cuentos fluían con facilidad y conozco muy bien el alma infantil.

Cuentas que uno de los hermanos Grimm resistió una operación quirúrgica sin la
ayuda de ningún calmante gracias a un relato. ¿Tienen tanto poder los cuentos?

Cuando un niño escucha un cuento se queda absorto, su atención se focaliza en lo que


está escuchando y a nivel neurológico sabemos que un foco potente de atención puede
disminuir el número de vías nerviosas que informan del dolor. La distracción es una de
las estrategias cognitivas que se usan para el manejo del dolor en los niños en la
actualidad, de modo que no es de extrañar lo que le sucedió a Jacob Grimm. El poder de
los cuentos es inmenso y en la actualidad existen diferentes investigaciones que
demuestran que el cerebro no diferencia entre algo imaginado y una experiencia
real, por lo tanto cuando el niño escucha e imagina, en realidad está viviendo esas
experiencias.

¿Nos podrías contar ejemplos de cómo los cuentos han ayudado en la educación
emocional de los niños? ¿Qué comentarios recibes de tus cuentos y relatos?

Es muy emocionante recibir correos o mensajes en Facebook de padres y madres


dándome las gracias por mis cuentos. Muchas veces me describen situaciones muy
difíciles de los hijos y cómo un cuento ha obrado la magia de su transformación,
ayudándoles a comprender, por ejemplo, que un niño al que consideran amigo, le está
faltando al respeto y en realidad no lo es o que deben sentirse orgullosos de cómo son
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sin prestar atención a la crítica de los demás. Otras veces son los propios niños que
interiorizan un mensaje y le dan consejos a unos padres como el caso de una niña que al
ver a sus padres discutiendo, se acercó a uno de ellos y poniéndole la mano en el
hombro, le dijo: “Todos los problemas tienen solución, el caballito Quino tenía razón”,
que es el final de un cuento que trata de tomar una actitud positiva ante los problemas y
aprender a resolverlos.

Pienso que una carta puede servir de ejemplo:

“Querida Begoña, y te digo querida porque formas parte de nuestras vidas, la de mi marido,
mi hijo de 10 años y mi hija de 8. Te leemos cada día. Gracias a tus cuentos mis hijos han
aprendido a identificar y poner nombre a las cosas que les pasan. Tenemos como libros
de mesilla tus Cuentos para sentir, son un vehículo para comunicarnos y expresar nuestras
cosas y un referente para decir: “vamos a hacer como el sol…hablar tranquilos y decir
tranquilamente por qué nos sentimos enfadados” o “quiero ser como la lata y tener la
esperanza de…o “como Crisol y confiar en mí misma y en que lo voy a conseguir”, y otros
tantos ejemplos que te podría dar. Mil gracias. Tus admiradores.

¿Qué poso te gustaría que tus cuentos dejaran en los niños y en sus padres y
madres?

En primer lugar te diré que no espero nada en concreto de mis cuentos ni deseo nada.
Mi satisfacción al escribirlos y ver cómo las ventas aumentan cada año, ya son suficientes
regalos pues supone que son valiosos para las personas que los leen. Pero sí me
gustaría saber que después de su lectura, cada niño, además de divertirse, se ha sentido
un poco mejor o ha comprendido mejor a los demás o al mundo que le rodea. Yo quiero
cambiar el mundo a través de los cuentos, quiero que cada persona cambie su
corazón al leerlos, que sientan la belleza y la importancia de sentir, la maravilla
que supone el establecer relaciones de afecto con los demás pero también que
tengan estrategias para hacer frente a las situaciones difíciles y a los retos que,
con toda seguridad, tendrán que afrontar a lo largo de su vida. Espero que los
cuentos y las historias que en ellos aparecen puedan convertirse en herramientas de
crecimiento personal, tanto para los niños como para sus padres y madres.

5/5

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