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La idea es tratar el concepto de cultura en 45 minutos; dejar escrita una actividad.

La
actividad concierne a definir una cantidad de aproximadamente 25 conceptos relacionados
con la cultura; luego sistematizar esos conceptos en un mapa conceptual y finalmente
escribir un comentario sobre los conceptos que le parecieron más interesantes.

La parte expositiva apunta a establecer una primera diferencia entre cultura y sociedad. Es
importante mostrar existen múltiples definiciones de cultura como así también de sociedad.
Y en general, de cada cosa podemos encontrar múltiples definiciones. Ahora, el concepto
de cultura que vamos a tratar, y que también vamos a pensar sus posibles limitaciones, es
uno acuñado por Horton-Hunt. “la cultura es un sistema de comportamiento que comparten
los miembros de una sociedad. Y una sociedad es un grupo de personas que participa de
una cultura común”. Al leer nuevamente estas afirmaciones sobre lo que es cultura y
sociedad, podemos explicar que la característica de la primera reside en una multiplicidad
de comportamientos que comparten los miembros de una misma sociedad. Mientras que
sociedad es un concepto con el que pensamos un grupo de personas que participa de una
cultura común, o sea que participa de un mismo sistema de comportamientos.
Ahora, el concepto de cultura que estamos tratando puede ser analizado según los
siguientes conceptos: instituciones, ideas, materiales y las técnicas y tecnologías.

Las instituciones son pautas de comportamiento que poseen un carácter normativo. El


hecho de que estas posean carácter normativas significa que tales pautas imponen una serie
de normas sociales. Las normas las podemos comprender como especies de reglas de cómo
debemos comportarnos y/o cómo debemos actuar en la sociedad. Se distinguen por lo
menos tres instituciones: las costumbres que definen la forma de ser de una sociedad (que
los chilenos son de mecha corta, que no sabemos hablar, que somos bipolares, aunque
solidarios, etc.) Son costumbres también todas aquellas reglas que permiten reconocer
cuándo alguien está bien educado; o sea, cuando saluda o se despide de las personas; que
agradece cuando le hacen un favor; que pide las cosas de manera cortés y sin violencia.
Estas costumbres están ligadas a lo que se considera comúnmente el buen trato que las
personas se deben dar entre sí. Otras costumbres están relacionadas con los hábitos. Por
ejemplo, bañarse en la mañana todos los días; desayunar en la mañana, almorzar en la tarde,
tomar la once en el atardecer y cenar en la noche. Sin embargo, encontramos que estas dos
clases de costumbres: los buenos modales y los hábitos no tienen carácter obligatorio. Al
menos su obligatoriedad es de un grado menor que las llamadas normas morales. Las
normas morales son obligatorias. Llevan consigo la posibilidad de fuertes sanciones si éstas
no se cumplen. Cuando alguien dice: “si se entera mi padre, me mata” está pensando en
normas de este tipo. Ahora, cuando el incumplimiento de las normas morales implica
sanciones jurídicas, entonces estas se han convertido en leyes. La sanción legal tiene la
fuerza de exigir reparaciones a las personas que son afectadas por su incumplimiento.
Además, se puede incluir dentro de las pautas de comportamiento las modas, los estilos,
etc. En resumen, importa mencionar que las pautas de comportamiento estarían formadas
por múltiples costumbres, normas morales y leyes. Esto significaría también que las formas
en que los miembros de una sociedad se comportan dependen de las instituciones que en
ellas se han establecido. Además, generalmente se piensa que las instituciones son: la
familia, el colegio, la iglesia, los hospitales, las juntas de vecinos, las agrupaciones
culturales, los partidos políticos, las organizaciones sociales y políticas, etc. Ahora, sin
refutar que efectivamente estas son instituciones, lo que debemos observar es que en cada
una de estas coexisten una multiplicidad de pautas de comportamiento que determinan las
formas en que se comportan las personas que participan en esas instituciones. Además,
frente a estas definiciones también importa considerar si acaso no existen otros elementosa
parte de las costumbres, normas morales y leyes y que puedan determinar los
comportamientos de los miembros de una sociedad. Podríamos considerar entonces una
multiplicidad de informaciones como moldeamientos de los comportamientos que circulan
dentro de las sociedades. Pero sin desmerecer esta interpretación, nos vemos compelidos a
tratar un segundo elemento que define el fenómeno de la cultura. Estas son las ideas.
Por ideas vamos a empezar a entender los conocimientos de orden científico, las creencias
y los valores de tipo moral. Los conocimientos tienen un carácter objetivo –o al menos eso
pretenden- que tengan carácter objetivo significa que son compartidos por quienes
participan de una comunidad científica. Si bien tienen un carácter democrático en la medida
que todos pueden acceder a los conocimientos científicos, el dominio de estos queda
restringido a unas partes de las sociedades; es decir, a pequeños grupos especializados de
personas que se han esforzado para obtener y/o generar esos conocimientos. Así pues,
cuando una persona requiere mejorar alguna clase de enfermedad, recurre al médico, etc.
En cambio, las creencias no dependen de pruebas que demuestren la verdad o falsedad
sobre un asunto. Son compartidas por las mayorías. Muchas veces estas, a pesar de haberse
probado su falsedad, aún así siguen siendo útiles para que las personas funcionen en la
sociedad. Generalmente no son puestas en cuestión y se transmiten en formas de leyendas,
mitologías, ideologías, refranes. Por ejemplo, más sabe el diablo por viejo que por diablo.
Es una creencia que lo único que está afirmando es que las personas con más experiencia
saben más que los que tienen menos experiencia. Pero también aparece el carácter de
diablo. Quién es diablo, el diablo es aquel sujeto al que no se le puede engañar; el que se las
sabe todas, el que se las sabe por libro. Pero, el diablo que más sabe es el diablo viejo. Con
esto se descifra que quien tiene experiencia es el que más sabe. Finalmente, los valores de
tipo moral se refieren a expresiones de lo que en una sociedad se valoriza. Valorizar es
apreciar. Un ejemplo de un valor moral es la solidaridad. La solidaridad la comprendemos
como el valor de ayudar al próximo ya sea con acciones o con bienes que ayudan a alcanzar
este fin/bien. Bajo esta comprensión, se quiere llamar la atención al hecho de que en una
sociedad se valoriza ayudar a los demás; y esta valorización adquiere el nombre de
solidaridad. Así pues, el segundo elemento de la cultura concierne a las ideas. Los
conocimientos, las creencias y los valores. Considerando la cuestión que habíamos dejado
planteada hace un momento atrás, si acaso existen otras elementos que de alguna manera
determinan los comportamientos de los individuos; habíamos mencionado que estos
elementos pueden ser las ideas. De hecho resulta bastante razonable considerar que las
múltiples costumbres, las normas morales y las leyes, pero también las modas, los estilos,
los rituales, todas ellas que determinan cómo se deben comportar los miembros de una
sociedad; todas ellas se transmiten cómo ideas (conocemos razones por las cuales debemos
lavarnos las manos antes de comer, a veces creemos que sabemos más que los demás,
incluso más que personas que son menores a nosotros, ayudamos al próximo porque
valoramos la ayuda). De esta manera podemos comprender que muchas de las ideas que
tenemos de alguna u otra forma justifican nuestras acciones, conductas y/o
comportamientos. Sin embargo, se requiere de una cierta materialidad para comprender los
procesos de comunicación y/o transmisión de las ideas y de las pautas de comportamiento.
Los materiales culturales son objetos que ocupan un lugar en el espacio y un momento en el
tiempo. Además, son facturados por seres humanos. Así pues, habría una cultura material
concerniente a todas estos objetos. Y una cultura inmaterial que concierne a las
instituciones y a las ideas. A pesar de esta diferencia, la cultura material y la cultura
inmaterial están estrechamente vinculados. Los objetos materiales creados por una sociedad
son expresión de sus ideas; así también podemos afirmar que las ideas de una sociedad son
efecto de sus condiciones materiales. Podemos hablar de objetos culturales no tan sólo para
referirnos a los materiales, sino también para referirnos a los inmateriales. Los objetos
culturales tienen valores simbólicos. Esto significa que los objetos culturales de una
sociedad son comprendidos dentro de una sociedad desde la que fueron creados. Este
fenómeno hace más difícil que los miembros de otras sociedades puedan comprender el
significado de los objetos culturales creados por otras sociedades. En resumen: los
materiales culturales son objetos facturados por los seres humanos; que poseen espacialidad
y temporalidad. Además, están estrechamente vinculados con los objetos inmateriales de
una misma cultura. Esto se explica en el sentido de que ellos se expresan recíprocamente.
Una pirámide de Egipto expresa el mundo ideal de las sociedades egipcias de la antigüedad;
como así también, las ideas que esas sociedades expresan las condiciones materiales y/o las
formas de organización de esas sociedades. Esto último nos conduce a pensar en un cuarto
y último elemento que son las técnicas y las tecnologías.
Las técnicas y las tecnologías en conjunto dan lugar a las industrias y los oficios. Tienen
una utilidad, para el cuidado del cuerpo, la adquisición de productos, para la producción de
objetos e instrumentos, para el trasnporte, etc.
Ahora, lo que hasta aquí se muestra es una especie de fotografía de los elementos
constitutivos de las culturas actuales. Estos elementos se presentan como universales; es
decir, como elementos que se pueden reconocer en cualquier cultura humana. No hay que
dejar de notar que se trata de un marco teórico que puede variar. Ahora, no bastaría sólo con
dar cuenta de los elementos que constituyen las culturas. Además habría que motrar cómo
se construyen las culturas. La primera pista reside en reconocer que la cultura es un
producto humano. Sucede que los seres humanos somos pobres en instintos; a diferencia de
los animales cuyos comportamientos están determinados en su mayoría por instintos;
nosotros, que carecemos de instintos lo hemos tenido que inventar casi todo. Por medio de
sucesivos procesos de invención de las cosas; hemos ido adquiriendo experiencias
valorativas. Estas experiencias son de suma relevancia ya que permite hacer que nuestras
vidas sean más fáciles de vivir. Estas son resultado de numerosas tentativas; éxitos y
fracasos. Ejemplo de ello es el descubrimiento del fuego y la invención de técnicas y
tecnologías para hacer fuego y conservarlo. En la medida que al contacto directo que
nuestra piel pueda tener con el fuego se produce un daño sobre nuestro cuerpo, es posible
que los seres humanos hayan tenidos varios fracasos/daños antes de lograr controlarlo. Así,
la experiencia valorativa de controlar el fuego a diestra y siniestra; el uso que hacemos de él
para cocinar; fabricar objetos, armas, mantenernos con calor; no fueron experiencia que
hayan quedado cerradas entre aquella persona que logró por fin controlar el fuego; o entre
quienes logaron hacerlo. Estas experiencias son externalizadas. La externalización es un
proceso por el que las experiencias son transmitidas a otros miembros de la misma
comunidad y a través del tiempo se van conservando de generación en generación. Así
pues, se producen sedimentaciones de las experiencias valorativas. Sobre unas se
desarrollan otras experiencias; estas se van sofisticando y si se quiere, van evolucionando.
Con el tiempo, las técnicas de fabricación de arcos y flechas van mejorando; se aprende a
dominar mejor los materiales que las constituyen; se perfeccionan las técnicas de caza, etc.
Pero la cosa no queda allí. También se producen procesos de institucionalización. La
institucionalización se refiere a la producción de instituciones; es decir, a la fijación
definitiva de pautas de comportamiento y sanciones. Por ejemplo, se olvidan los procesos
de de producción de arcos y flechas; se olvidan las motivaciones primitivas que dieron
origen a la invención del arco y la flechas –claro sí que las podemos imaginar, pero
imaginar no es lo mismo que recordar-; pero lo que queda es la institución de la fabricación
de arcos y flechas; lo que también queda es el arte de dar caza a los animales. Incluso,
podríamos considerar que actualmente estamos cayendo en un olvido del arte de la caza de
animales con arcos y flechas. Aprendemos a comportarnos en clase; se genera así una
institucionalización; pero se nos olvida el proceso o los procesos por los que seguimos las
pautas de comportamiento en la sala de clases.
Por otra parte, siguiendo este asunto de la institucionalización, una de las razones por las
que las instituciones permanecen en nuestras sociedades es que se concibe que las
instituciones sirven para mantener el buen funcionamiento de las mismas sociedades. Por
razón, se considera que las instituciones deben ser conservadas y respetadas. Y para lograr
la conservación de las instituciones se buscan modos de legitimación. Entre estos modos
encontramos las mitologías y/o las ideologías. Según Berger y Luckmann, los mejores
modos de legitimación de las instituciones sociales son la creación de universos simbólicos.
O sea, como dije recién, la creación de mitologías e ideologías. Estas justifican la
permanencia de las instituciones.

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