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Nota:

El artículo Economía Capitalista y Desastres Naturales, de


nuestro compañero César Risso, publicado en la edición de abril del
Blog CREACIÓN HEROICA, plantea que los intereses individuales de la
burguesía son ajenos a los intereses sociales en la medida que las
actividades económicas no garantizan las utilidades que los
burgueses reclaman, y que en consecuencia, las labores de
prevención, y hasta de reconstrucción, están sometidas, para la
posibilidad de su realización, a la ley del valor, esto es, a la anarquía
de la producción.

02.04.2017

COMITÉ DE RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI


(CRJCM)

¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda


tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!

Economía Capitalista y
Desastres Naturales
César Risso

EN EL CAPITALISMO LA PLANIFICACIÓN es un contrasentido. Tarde o


temprano la anarquía se impone. Temporalmente, alguien puede
dirigir de forma organizada los negocios de la burguesía a nivel
nacional, sobre todo la pequeña burguesía embriagada de
nacionalismo, pero la competencia está siempre presente, aunque
aparentemente subordinada. El reconocimiento del mercado es
precisamente la expresión de que la anarquía es la regla de conducta,
y que en este marco se da la ley del valor.

Pero este libre mercado, está subordinado en la actualidad al


dominio del monopolio, y en consecuencia a la competencia
monopolista. Es lo que los teóricos llaman posición de dominio,
situación en la cual los monopolios dominan el mercado, controlando
el precio y la cantidad.
La burguesía necesita de los medios de transporte, de una red
vial, y de los medios que permitan reponer la salud de los
trabajadores, para poder explotarlos, etc. Sin trabajadores en
condiciones de laborar y de reproducir su clase, la burguesía no
tendría a quien explotar. Pero esto no le interesa a la burguesía como
burgués individual. Por ello el Estado como representante de la clase
burguesa en su conjunto, vela por sus intereses y, en consecuencia,
trata de generar a través de la inversión pública los medios que
permitan, y faciliten, la explotación del trabajador asalariado.

Mientras los pobladores afectados por los fenómenos naturales


tratan de salvar sus vidas, y de recuperar en la medida de lo posible
lo que han perdido, la burguesía calcula el valor de lo perdido para
ver cuánto van a recibir de beneficios por realizar las obras. Así se
transforma el desastre de cientos y miles de familias en el bienestar
de determinados sectores de la burguesía.

Aunque envuelto en gestos de solidaridad y apoyo a los


damnificados, la burguesía está calculando el daño y por lo tanto
cuánto debe invertir el Estado para restaurar la infraestructura
afectada. Así, Macroconsult ha calculado en 3124 millones de dólares
los daños. Esta es la cifra que como mínimo debe recibir la empresa
privada que se agencie de las obras.

En el mismo sentido, Julio Velarde, Presidente del BCR, calcula


en 12400 millones de soles el costo de la reconstrucción de los
puentes y carreteras afectados por el fenómeno del Niño.

La tasa promedio de plusvalía entre los años 2007 y 2015 fue


de 125%. Esto quiere decir que por cada sol que la burguesía invierta
en trabajadores asalariados, la burguesía recibirá como utilidad un sol
con veinticinco céntimos. Es decir, que si se requieren 20 mil
trabajadores, con un sueldo promedio de 850 soles al mes, la
burguesía obtendrá 21 millones 250 mil soles al mes, lo que al año da
como resultado utilidades de 255 millones de soles. Esta es la
plusvalía que va a extraer la burguesía en estos negocios que los
desastres naturales y, sobre todo, el sistema capitalista con sus
políticos a la cabeza, han provocado.

Si calculamos la plusvalía total por la reconstrucción según los


datos del BCR (12400 millones de soles), entonces la burguesía
obtendrá cerca de 7 mil millones de soles.
La desgracia de unos es la ganancia de otros, pues nada se
puede hacer en el sistema capitalista, sin que genere ganancias para
los burgueses.

Los mismos gestos de solidaridad de la población generan el


aumento de las compras, y estas significan el aumento de las ventas
de las mercancías que son propiedad de las empresas capitalistas;
mercancías que contienen tanto el trabajo remunerado como el
trabajo no remunerado, es decir, la plusvalía, que en lenguaje
burgués se expresa como ganancia. Es decir, además de las
ganancias que la burguesía va a recibir por la reconstrucción de las
zonas afectadas por los desastres naturales, están las ganancias que
obtienen por los gestos de solidaridad para con los damnificados.

Esto es inevitable. En una sociedad donde los propietarios de


los medios de producción someten al trabajo asalariado, la
producción es producción de mercancías, y la ganancia es trabajo no
remunerado.

Esto no nos debe sorprender, puesto que las armas que se


producen por el complejo industrial militar mundial, tienen por
finalidad generar plusvalía para los propietarios de estas empresas,
para lo cual necesitan de las guerras, en las cuales mueren millones
de seres humanos, para mantener repletas las arcas de la burguesía.
De modo que aquello de la solidaridad, puede eventualmente calmar
por un instante el alma del burgués, pero no hará que deje de
explotar a los trabajadores, y provocar todos los males que genera su
dominación económica y política como clase.

La solidaridad, no puede venir de la burguesía, puesto que lo


que realmente sucede es que temporalmente, y a su antojo, se
desprende de una ínfima parte de la plusvalía que les ha extraído a
sus trabajadores, para aparecer ante el público con un halo de
bondad.

La explotación de los trabajadores al extraerles plusvalía, el


hacerlos trabajar más de las horas establecidas legalmente, la
remuneración que les pagan que como se sabe es inferior a la
canasta básica familiar, las condiciones en los que los hacen trabajar,
la subordinación a los que los tienen sometidos, haciéndolos sentirse
como seres inferiores que dependen del propietario de los medios de
producción; todo esto es parte del sistema de explotación capitalista.
La prevención, al igual que la producción de mercancías en
general, está sometida a la ley del valor. Lo que genera más ganancia
atrae el interés de la burguesía, y lo que no, genera su desinterés.

Aparte, los políticos burgueses tienen sus mecanismos de


decisión. Todos sabemos que cuando están próximas las elecciones,
los gobiernos locales comienzan a invertir en obras. En su mente este
es un mensaje para sus electores de que están trabajando. Así puede
llegar a la reelección (Nos referimos a años anteriores cuando había
reelección inmediata). Además de esta demostración, difícilmente
pueda haber obra pública sin coima.

La “planificación” burguesa es la anarquía de la producción. Es


decir, que esta es la forma que tiene la burguesía de asignar los
recursos de la sociedad. Forma que consiste en la ley del valor. En la
medida que hay actividades (negocios) que no son rentables, o que
son menos rentables que otros, entonces se dejan temporalmente de
lado; en tanto que otras actividades (negocios) que son rentables, o
más rentables que otros, se realizan.

Como se puede ver, esta forma de ordenar las actividades de la


sociedad pasa por el interés privado del burgués. Pero resulta que
este interés privado está cada vez más lejos y hasta en contra del
interés social. Así pues, el progreso de la burguesía no equivale al
progreso de la sociedad, pues su forma particular de resolver los
problemas sociales ha demostrado que la explotación, la pobreza, la
desigualdad, la destrucción masiva de seres humanos por medio de
las guerras y de las crisis, son consustanciales al sistema capitalista.

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