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EL SEÑORÍO

DE

Aspectos bíblicos, teológicos y prácticos


EL SEÑORÍO
DE

Aspectos bíblicos, teológicos y prácticos

Benjamín Rojas y Cristian S. Gonzales


EL SEÑORÍO
DE

Aspectos bíblicos, teológicos y prácticos

Editado e impreso en la:


Universidad Peruana Unión,
Centro de Aplicación Editorial Unión
Km 19 Carretera Central, Ñaña, Lima – Perú
Teléfonos: (01) 618-6300 – 618-6301 Fax: (01) 618-6339- 618-6354
R.U.C. 20138122256

Editores:
Benjamín Rojas y Cristian S. Gonzales

Alta Dirección:
Maximina Contreras Castro, Rectora
Víctor Choroco Cárdenas, Vicerrector
Nilton Acuña Hurtado, Gerente General
Barito Lazo Rivera, Director de Bienestar Universitario

Consejo Editorial:
Maximina Contreras Castro, Dónald Jaimes Zubieta,
Alfredo Matos Chamorro, Elías Ilquimiche Sánchez

Ediciones Fondo Editorial de la Universidad Peruana Unión


Director: Dónald Jaimes Zubieta
Asistente: Benigna Larios Alvarado
Diseño portada: Jeff Brañez Medrano
Diseño interior: Doris Sudario Sobrado
Corrección: Edgar Larriega Vilca, Samuel Lostaunau Castro,
Ricardo Becerra Albitres

Copyright© Universidad Peruana Unión


Primera edición Junio 2016
Tiraje: 700 ejemplares

JOB 20493-16 UNIÓN


e-mail: preprensa@imprentaunion.com
Hecho el Depósito Legal en la
Biblioteca Nacional del Perú N.°

Impreso en el Perú
Printed in Peru

Junio 2016
Editores

Benjamín Rojas
Cristian S. Gonzales

Miembros del Departamento de Investigación Teológica de la


Facultad de Teología, 2016

Edgard A. Horna Santillán


Jesús Hanco Torres
Felipe R. Esteban Silva
Juan Marcelo Zanga Céspedes
Benjamín Rojas
Joel R. Turpo Chaparro
David F. Asmat Chávez
Glúder Quispe Huanca
Daniel W. Richard Pérez
Cristian S. Gonzales
CONTENIDO

Agradecimientos ........................................................................................... ix

Contribuyentes ............................................................................................... xi

Prefacio .......................................................................................................... xiii

Introducción ................................................................................................... xv

Fundamentos de la mayordomía ................................................................ 1

1. “Jesucristo es el Señor”: El concepto de señorío en las Escrituras


—Benjamín Rojas y Joel Iparraguirre ................................................... 3

2. Perspectiva teológica de la mayordomía


—David Asmat ......................................................................................... 17

Administración de los recursos ................................................................ 29

3. “Cosa dedicada a Jehová”: El diezmo como una expresión de fe


—Paul B. Petersen .................................................................................. 31

4. “La casa del tesoro”: En busca del alfolí de Dios


—Christian Varela ................................................................................... 45

5. El evangelio de la prosperidad: Breve análisis crítico


—Alberto R. Timm .................................................................................. 63

6. El cristiano y el dinero: Una perspectiva bíblica


—David Asmat y Joel Iparraguirre ...................................................... 77

7. ¡Tiempo, tiempo, tiempo!... ¿Es bien administrado por un


cristiano?
—Juan Marcelo Zanga Céspedes ....................................................... 89
8. El mayordomo y el cuidado del cuerpo
—Daniel Richard.................................................................................. 101

9. Sometiendo todo pensamiento a Cristo el Señor


—Joel R. Turpo .................................................................................... 117

10. El cristiano y la administración de los talentos


—Cristian S. Gonzales ....................................................................... 125

11. La mayordomía y su relación con el medio ambiente


—Jo Ann Davidson ............................................................................. 139

Estrategias de la mayordomía ............................................................... 159

12. La tecnología digital y la vida cristiana


—Elias Brasil de Souza ...................................................................... 161

13. La enseñanza de la mayordomía a los adolescentes


—Yván Balabarca ............................................................................... 177

Anexos.......................................................................................................... 193

“Fidelidad reavivada”: Propuesta de una mayordomía cristiana


—Herbert Boger .................................................................................. 195
AGRADECIMIENTOS

En primer lugar, deseamos dedicar esta obra a Dios porque re-


conocemos que todo lo que tenemos es por Él. En segundo lugar, ex-
presamos nuestra gratitud a la administración de la Facultad de Teo-
logía, los Mgs. Edgard Horna y Jesús Hanco. Sin la colaboración de
ellos en la ejecución y elaboración de esta obra, El señorío de Cristo y
la mayordomía cristiana, jamás hubiera visto la luz del día.
En tercer lugar, estamos en deuda con todos los docentes de la Fa-
cultad de Teología por sus contribuciones de forma directa o indirecta a
través de sus observaciones y sugerencias. Particularmente, al Mg. Joel
R. Turpo por acompañarnos en cada paso; indudablemente, sus conse-
jos fueron de gran valor. Asimismo, al comité de investigación de la Facul-
tad de Teología dirigido por el Mg. Juan Marcelo Zanga Céspedes, cuyos
miembros fueron el soporte en la elaboración de este proyecto.
En cuarto lugar, expresamos nuestra gratitud a todos los escri-
tores que dedicaron tiempo y espacio en sus apretadas agendas para
preparar sus respectivos artículos. Al Dr. Donald Jaimes, por brindar
las facilidades en la publicación de esta obra y al trabajo de todos los
que laboran en la Editorial Unión por su esfuerzo y dedicación en aten-
der este proyecto.
En quinto lugar, un reconocimiento especial a nuestros es-
tudiantes Nhilo Jaimes y Jonathan Pacheco por haber apoyado con
las revisiones de formato. Del mismo modo, a Joel Iparraguirre por
su compromiso en revisar y corregir algunos artículos de esta obra. A
Neal Pacheco y Eric E. Richter, por su excelente trabajo en la traduc-
ción de los artículos que se recibieron en inglés.
En sexto lugar, agradecemos al Pr. Herbert Boger, director del
Departamento de Mayordomía de la División Sudamericana; al Pr. Ro-
ger Mera y al Pr. Edinson Vásquez, directores de Mayordomía de la
Unión Peruana del Norte y la Unión Peruana del Sur, respectivamente.
En séptimo lugar, a nuestra alma máter, la Universidad Perua-
na Unión; y al Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación Ge-
neral (BRI, por sus siglas en inglés), por cedernos el copyright para
poder publicar el artículo del Dr. Alberto R. Timm, director asociado del
Patrimonio White.

ix
Finalmente, a ti como lector, pues tu interés en conocer profun-
damente la comprensión que tiene la Iglesia Adventista del Séptimo
Día del tema bíblico llamado mayordomía, fue la motivación que dio
origen a este importante libro.

x
CONTRIBUYENTES

Elias Brasil de Souza, Ph.D., director, Instituto de Investigación Bíblica.


Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Silver
Spring, Maryland, USA.

Alberto R. Timm, Ph.D., director asociado, Patrimonio Literario White.


Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Silver
Spring, Maryland, USA.

Paul B. Petersen, Ph.D., director, Departamento de Religión y Lenguas


Bíblicas. Universidad Andrews, Berrien Spring, Michigan, USA.

Jo Ann Davidson, Ph.D., profesora de Teología Sistemática. Universi-


dad Andrews, Berrien Spring, Michigan, USA.

Herbert Boger, Master of Leadership, director, Departamento de Mayor-


domía. División Sudamericana de los Adventistas del Séptimo
Día, Brasilia, Brasil.

Roger Mera, Bach., director, Departamento de Mayordomía. Unión Pe-


ruana del Norte de los Adventistas del Séptimo Día, Lima, Perú.

Edinson Vásquez, Bach., director, Departamento de Mayordomía. Unión


Peruana del Sur de los Adventistas del Séptimo Día, Lima, Perú.

Juan Marcelo Zanga, M.Th., director, Departamento de Investigación


Teológica y profesor de Investigación Teológica. Facultad de
Teología, Universidad Peruana Unión, Lima, Perú.

Benjamín Rojas, M.Th., profesor de Nuevo Testamento, Hermenéutica


Bíblica y Griego Koiné. Facultad de Teología, Universidad Perua-
na Unión, Lima, Perú.

Daniel Richard, DrPH, Th.D., profesor de Investigación Teológica y Sa-


lud Pública. Facultad de Teología, Universidad Peruana Unión,
Lima, Perú.

xi
Joel R. Turpo, M.Th., profesor de Lenguas Bíblicas y Teología Siste-
mática. Facultad de Teología, Universidad Peruana Unión, Lima,
Perú.

Yván M. Balabarca, M.Th., director, Proyección Social y Extensión Uni-


versitaria y profesor de Hogar Cristiano. Facultad de Teología,
Universidad Peruana Unión, Lima, Perú.

David Asmat, M.Th., profesor de Antiguo Testamento. Facultad de Teo-


logía, Universidad Peruana Unión, Lima, Perú.

Cristian S. Gonzales, Lic., consejero de la Sociedad Unionista de Honor


de Investigación Teológica y profesor de Historia de la Iglesia
Adventista. Facultad de Teología, Universidad Peruana Unión,
Lima, Perú.

Christian Varela, Lic., pastor adventista, distrito de Río Cuarto Córdoba,


Asociación Argentina Central, Argentina.

Joel Iparraguirre, traductor freelance, GEMA Editores, México. Estu-


diante de la Facultad de Teología, Universidad Peruana Unión,
Lima, Perú.

xii
PREFACIO

Esta obra, El señorío de Cristo y la mayordomía cristiana: As-


pectos bíblicos, teológicos y prácticos, es un pertinente recurso para
fortalecer la comprensión del significado de ser un discípulo que: (1)
ama a Cristo, (2) camina con Él cada día y (3 ) prepara a otros para su
encuentro.
En Mateo 22:37, 38, la mayordomía es presentada de la siguien-
te manera: “Ama al Señor tu Dios con TODO tu corazón, con TODA
tu alma y con TODA tu mente’ (NVI).1 Este es el primero y el más im-
portante de los mandamientos”. Es decir, la mayordomía cristiana es
expuesta como la entrega del “TODO de mí en respuesta al TODO de
Dios”. Este énfasis es presentado como un estilo de vida de aquel que
tiene una relación viva con Jesucristo, que acepta su señorío que anda
en compañía con Él y que actúa como su agente administrador en la
tierra. Este concepto será ampliamente cubierto en este libro.
“La Iglesia Adventista del Séptimo Día no predica la teología
de la prosperidad, sino la teología de la felicidad”, dijo Erton Köhler.
La “teología” presentada por la mayoría de las iglesias evangélicas y
pentecostales tiene que ver con autoayuda, el poder del pensamiento
positivo, la ley de la atracción, la curación por la mente. Dicho de otra
manera, la persona o el predicador es el que determina qué sucederá
en su vida. Se adquiere de acuerdo con la proporción de dinero donado,
lo que representa el tamaño de su fe.
Expresiones como “determinar”, “tomar posesión de la bendi-
ción” y “recibir la bendición”; indican una proclamación no bíblica cen-
trada en el querer humano inmaduro como si fuera un niño en el super-
mercado que le exige a su madre: “¡quiero chocolate!”
La teología bíblica de los diezmos y ofrendas es antagónica a
la “teología” (o teoría) de la prosperidad presentada arriba. El diezmo
―10% de todo lo que Dios nos da― debe ser devuelto como reconoci-
miento del señorío de Cristo en la vida. La gratitud es el remedio contra
el egoísmo. Diezmar es el reconocimiento de que es Dios quien susten-
ta la vida. La ofrenda (pacto) debe ser una respuesta en alegría de la
experiencia con Dios; debe ser proporcional y sistemática.
1
Énfasis añadido.

xiii
La teología bíblica de la prosperidad trasciende la vida aquí en la
tierra. Debe ser comprendida dentro de una dimensión divino-humana
condicional (“si”), que involucra la vida aquí y en la eternidad, donde
todos serán prosperados por igual y para siempre.

Pr. Herbert Boger


Director del Departamento de Mayordomía
División Sudamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

xiv
INTRODUCCIÓN

Aunque en muchos lugares —especialmente en iglesias evan-


gélicas— el concepto de mayordomía ha sido malentendido debido a
que “varios cristianos asocian la palabra mayordomía unicamente con
el dinero”,1 para los adventistas del séptimo día, este concepto está ex-
tensamente asociado con el cuidado del cuerpo, los dones y talentos,
los recursos y tesoros, el tiempo y el medio ambiente.2 Asimismo, se
la considera como el estilo de vida de todo aquel que acepta a Jesús
como su Creador, Sustentador y Salvador; que es demostrado cuando
el cristiano confiesa el señorío de Cristo y guarda una relación de amor
con Él a través de la adoración.3
Que la adoración juegue un papel importante en relación al con-
cepto de mayordomía cristiana, es incuestionable. Aunque la no adora-
ción empezó en el cielo, cuando Lucifer quiso ser igual a Dios y usurpar
su lugar (Eze 28:14-17), se trasladó a la tierra como el centro de todo.
Elena G. de White comenta:

Adán y Eva aseguraron a los ángeles que nunca desobedecerían los expre-
sos mandamientos de Dios, pues su mayor placer consistía en hacer su
voluntad. Los ángeles se unieron a ellos en santos acordes de música ar-
moniosa, y mientras sus himnos se elevaban a las alturas del bendito Edén,
Satanás escuchaba la melodía de gozosa adoración al Padre y al Hijo. Y al
escuchar aumentaba su envidia, su odio y su maldad. Comunicó entonces
a sus seguidores su ardiente deseo de incitarlos [a Adán y Eva] a desobe-
decer, para que de esa manera acarrearan sobre sí la ira de Dios, y trocaran
sus cantos de alabanza por el odio y por maldiciones a su Hacedor.4

1
Ekkehardt Mueller y Joel Iparraguirre, “El concepto de mayordomía en las Escrituras”, Berit
Olam 12/2 (2015): 9.
2
Ibíd., 8-31. Cf. Paul Mhlanga, “Stewardship of the Environment: An Adventist Perspective”
(Documento preparado para el 26°Seminario Internacional sobre Fe y Aprendizaje, Geoscience Re-
search Institute; Silver Spring, MD: Institute for Christian Teaching, Education Department, General
Conference of Seventh-day Adventists, 2000), 251-270.
3
Para mayor información, véase Daniel Oscar Plenc, El culto que agrada a Dios: Criterios
revelados acerca de la adoración (Buenos Aires: ACES, 2007).
4
Elena G. de White, Historia de la redención (Buenos Aires: ACES, 1992), 32. Énfasis añadido.

xv
Como iglesia, somos llamados a levantar la adoración integral
que tiene su fundamento en el llamado que Él mismo hizo: “Temed a
Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a
aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apo
14:7). Puesto que Dios busca adoradores “en espíritu y en verdad” (Juan
4:23), exige una entrega holística del ser así como el reconocimiento de
su soberanía, autoridad y gloria.
Bajo este contexto, la celebración de un simposio sobre mayor-
domía cristiana, es pertinente. Especialmente, si en base a este evento,
como suelen hacer muchas instituciones, se publica un libro que aborda
este tema desde diferentes ángulos.
En el capítulo uno, Benjamín Rojas y Joel Iparraguirre se enfo-
can en el concepto del señorío de Cristo a través del análisis de pala-
bras claves, el fundamento bíblico de este concepto y su relación con
el motivo de la salvación. En el capítulo dos, David Asmat nos presenta
la perspectiva teológica de la mayordomía, contrastando el enfoque
bíblico con el secular.
El tercer capítulo, escrito por Paul B. Petersen, está dedicado al
tema del diezmo en el Antiguo Testamento, y desde un punto de vis-
ta cristocéntrico nos invita a reflexionar en dar como una expresión de
fe y de reconocimiento a Dios como soberano. En el siguiente capítulo,
Christian Varela se centra específicamente en mostrar la teología y la
razón de ser del concepto de “llevar los diezmos al alfolí”. Le sigue un
importante capítulo escrito por Alberto R. Timm donde se analiza críti-
camente la teoría del evangelio de la prosperidad.
Se sabe que el dinero es un recurso importante, por ende, en el
capítulo seis, David Asmat y Joel Iparraguirre se unen para mostrar qué
dicen las Escrituras acerca del dinero, de las riquezas, y cuál debería ser
la actitud del cristiano hacia ellas. En el capítulo siete, Juan Marcelo Zan-
ga Céspedes desarrolla el tema de la mayordomía del tiempo. El capítulo
ocho, por Daniel Richard, se enfoca en la mayordomía del cuerpo. Más
adelante, Joel R. Turpo hace hincapié en el cuidado de la mente.
El capitulo diez escrito por Cristian S. Gonzales, evalúa la respon-
sabilidad de ser un buen mayordomo teniendo como eje central la pará-
bola de los talentos. El cuidado del medio ambiente es un concepto que
también está relacionado con la mayordomía. En efecto, un artículo que
aborde este tema no podría faltar, y Jo Ann Davidson es la responsable
en darnos a conocer tan importante tema en el capítulo once.

xvi
Elias Brasil de Souza, en el capítulo doce, reflexiona sobre el uso
de la tecnología digital y sugiere algunos puntos prácticos sobre cómo
podríamos honrar a Dios con nuestros dispositivos electrónicos. En el
capítulo trece, Yván Balabarca trata sobre la generación de adolescen-
tes X y Y, y cómo se podría hablar y enseñar la mayordomía a ese tipo
de generaciones. Finalmente y como anexo de este libro, Herbert Bo-
ger, bajo el título: “Fidelidad reavivada”: Propuesta de una mayordomía
cristiana, expone la propuesta de trabajo para este año y los próximos
del Departamento de Mayordomía de la División Sudamericana de la
Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Sin duda, estamos ante un volumen que parece ser el primero
de su clase en español, pues aborda varios puntos que están relacio-
nados al concepto de mayordomía y al señorío de Cristo. Estamos se-
guros que este material será una bendición para usted y para su iglesia
porque aclarará cualquier duda que tenga sobre este tema.
Esperamos también que un día podamos escuchar juntos aque-
llas benditas palabras de nuestro Señor Jesucristo: “Bien, buen siervo
fiel; sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de
tu Señor” (Mat 25:21); y estas otras “Venid, benditos de mi Padre, he-
redad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo”
(Mat 25:34).

Pr. Edinson Vásquez


Director de Mayordomía de la Unión Peruana del Sur

Pr. Roger Mera


Director de Mayordomía de la Unión Peruana del Norte

xvii
“Jesucristo es el Señor”: El concepto de señorío en las Escrituras 1
CAPÍTULO

“Jesucristo es el Señor”:
El concepto de señorío en
las Escrituras
Benjamín Rojas y Joel Iparraguirre

Introducción

“¿De Nazaret puede salir algo bueno?”, fue la respuesta a modo


de pregunta que Natanael le dio a Felipe, cuando este le dijo que habían
encontrado a Jesús (cf. Juan 1:46).1 “¿Quién es este?”, fue también la
pregunta que el pueblo de Jerusalén se hizo cuando Jesús entró a di-
cha ciudad (Mat 21:10, 11). Conocer o no conocer a “este”, tiene sus
consecuencias. Lo que se cree en cuanto a su identidad, a su impor-
tancia teológica en la historia y a su valor religioso para la sociedad
contemporánea, es una cuestión determinante para el destino eterno
de nuestra existencia.
Pero, ¿quién es este hombre a quien se le llama Jesús? ¿Por qué
las Escrituras lo señalan como el medio para alcanzar la vida eterna?
¿Por qué se dice que debemos confesarlo como Señor para ser sal-
vos? ¿Qué significa el título “Señor” y cómo afecta a nuestras vidas?
Con el fin de responder a cada una de estas preguntas,2 el pre-
sente estudio, en primer lugar, mostrará el concepto de señorío a tra-
1
A no ser que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas fueron tomadas de la versión
Reina-Valera revisión 1960.
2
Si bien es cierto que la primera pregunta de este estudio gira en torno a saber quién es
Jesucristo; esta no será respondida porque, a pesar de los acalorados debates que giran en torno a
Él, creemos que fue un personaje real e histórico. Para más información, véase Roberto Pereyra, “Yo

3
2
CAPÍTULO

Perspectiva teológica de la
mayordomía

David Asmat

Introducción

Los enfoque modernos de la mayordomía se caracterizan por


ser materialistas y desprovistos de identidad. Este artículo tiene como
propósito evaluar el uso de la palabra oikonomía en referencias del An-
tiguo y Nuevo Testamento, con la finalidad de extraer lecciones prácti-
cas y aspectos teológicos que acentúan el concepto de la mayordomía
como un estilo de vida del ser humano; también las consecuencias
que tiene un enfoque errático de la mayordomía en el cumplimiento de
la misión de la iglesia.

Verdades bíblicas: base teológica para la mayordomía

El énfasis moderno de la mayordomía, que coloca nuestra mira


sólo en las posesiones,1 puede oscurecer la verdadera perspectiva de
la mayordomía.2 Según Fisher, la verdadera mayordomía enfatiza el
evangelio, la vida entera (nuestro ser bio-psico-socio-eco-espiritual) y
también los tesoros. Desde esta perspectiva, la mayordomía se torna
1
Athena E. Gorospe, “Evangelicals and the Environment: Going Beyond Stewardship”, Evan-
gelical Review of Theology 37/3 (2013): 256-266.
2
F. L. Fisher, “Mayordomía”, en Diccionario de Teología, eds., E. F. Harrison, G. W. Bromiley, y
C. F. H. Henry (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2006), 383.

17
3
CAPÍTULO

“Cosa dedicada a Jehová”:


El diezmo como una
expresión de fe
Paul B. Petersen

Antecedentes y propósito

El diezmo desempeñó un papel importante en la economía de


las sociedades desde el antiguo Israel hasta los días de la moderna
Europa. Tradicionalmente, los defensores del uso del diezmo, al soste-
ner y justificar el principio, han subrayado el aspecto de la ley. Diezmar
es una obligación, un deber ante una entidad jurídica. Este enfoque ha
sido tomado como natural, en parte, a causa de su enorme importan-
cia práctica para la sociedad como para las iglesias.1
Poco se ha escrito acerca del aspecto y donde esto se ha he-
cho, el desarrollo del carácter y los beneficios en forma de bendiciones
materiales, a veces, ha sido enfatizado más que una fiel relación con
Dios.2 Reafirmar la naturaleza obligatoria del diezmo como señal de
lealtad hacia Dios y su iglesia es importante; sin embargo el propósito

1
La Iglesia Adventista del Séptimo Día pertenece a aquellas denominaciones que compren-
den que el diezmo es un principio bíblico aplicable también a la era cristiana. Sin embargo, en diver-
sos países católicos y protestantes de Europa, el diezmo fue mantenido como una ordenanza social
hasta dentro del siglo XX.
2
Ver, por ejemplo, el estudio del diezmo en Asociación Ministerial de la Asociación General
de los Adventistas del Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día (Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988), 271-277.

31
4
CAPÍTULO

“La casa del tesoro”:


En busca del alfolí de Dios

Christian Varela

“Traed todos los diezmos al alfolí” (Mal 3:10),1 o literalmente “a


la casa del tesoro”, fue la invitación dada al pueblo por el último profeta
del Antiguo Testamento.2 En muchas Iglesias Adventistas del Séptimo
Día (IASD), cada sábado se entonan las estrofas del himno 522 donde
el coro de manera enfática exclama una clara referencia a este men-
saje profético: “Oh, traedme el diezmo al granero”.3 Pero, ¿cuál es el
“alfolí”, “granero” o “casa del tesoro” donde deben ser entregados los
diezmos? ¿Es la iglesia local o la Asociación? ¿Evidencia la Biblia un
sistema centralizado de administración de diezmos como lo sostiene
la IASD? Para responder a estas cuestiones, se realizará un estudio en
las Escrituras y en Elena de White. Luego, se exhibirá el beneficio orga-
nizacional de la IASD sobre los principios encontrados como también
las ventajas del sistema de administración vigente de la IASD.

1
Para un estudio sobre el significado de este texto, véase David Asmat y Joel Iparraguirre,
“‘Traed los diezmos al alfolí’: Entendiendo Malaquías 3:10”, Berit Olam 12/2 (2015): 32-57.
2
La expresión hebrea beth ha’otsar ha sido traducida como alfolí (Reina Valera 1960), “teso-
ro del templo” (Latinoamericana 2005, Biblia de Nuestro Pueblo, Dios Habla Hoy), “fondos del templo”
(Nueva Versión Internacional), “granero del templo” (La Palabra de Dios para todos), “almacenes del
templo (Biblia la Palabra) o “tesoro” (Reina Valera Actualizada 2015).
3
“Suenen las palabras [Himno 522]”, Himnario adventista, ed. 2009 (Buenos Aires: Asocia-
ción Casa Editora Sudamericana, 2009).

45
5
CAPÍTULO

El evangelio de la
prosperidad:
Breve análisis crítico
Alberto R. Timm

Muchos predicadores pentecostales y carismáticos contempo-


ráneos se han vuelto ricos al prometer prosperidad financiera a sus do-
nantes. Basados en las bendiciones asociadas a los diezmos y ofren-
das (“Traed todo el diezmo… ponedme ahora a prueba en esto…”; (Mal
3:10)1, algunos predicadores aseguran que los dadores generosos in-
cluso pueden elegir por adelantado la clase de bendiciones que se le
pedirá a Dios. Las diferentes opciones incluyen el estilo de casa que
les gustaría poseer, la marca de automóvil que les gustaría conducir,
e incluso el balance de la cuenta bancaria que les gustaría conservar.
¡Todo esto, y mucho más, lo recibirán al ser generosos y “probando” a
Dios para que cumpla sus promesas!
Por ejemplo, Edir Macedo (1945-), el líder y fundador de la Iglesia
Universal del Reino de Dios, habla del diezmo y las ofrendas como una
inversión financiera que vale la pena. En su libro Vida com abundância
(Vida con abundancia), Macedo argumenta:

De acuerdo a la Biblia, pagar los diezmos significa ser candidato para re-
cibir bendiciones físicas, espirituales y financieras ilimitadas. Cuando le

*
Este artículo fue publicado por primera vez como “Prosperity Gospel: A Brief Critical Analy-
sis”, Reflections—A BRI Newsletter 46 (2014): 1-7. Usado con permiso.

1
A menos que se indique algo diferente, todas las citas han sido tomadas de la LBLA.

63
6
CAPÍTULO

El cristiano y el dinero:
Una perspectiva bíblica

David Asmat y Joel Iparraguirre

Introducción

De manera significativa, Vila ha mencionado que

desde prácticamente sus orígenes, el hombre fue pensando fórmulas


para valorar sus productos y manufacturas con vistas a intercambiarlos
por otros de igual precio o equivalente. Lo primero que se utilizó fue el
trueque, el mero cambio de un producto por otro que se consideraba equi-
parable, por ejemplo: cierta cantidad de vino o de trigo por una cabeza
de ganado; pieles o cerámica por un cuchillo de caza; etc. Este sistema
funcionó en el marco de ciertas sociedades, pero pronto se constató que
no resultaba del todo efectivo.1

Con el nacimiento del comercio internacional, y al ver las dificul-


tades en saber qué cantidad exacta se le daba a un objeto para que
este pueda ser cambiado por otro en distintas naciones, el hombre
empezó a usar los metales, “que por su difícil obtención, maleabilidad,
inalterabilidad, fácil fragmentación y aceptación generalizada en todas

1
Eliseo Vila Vila, “Dinero”, en Gran diccionario enciclopédico de la Biblia ed. Alfonso Ropero
Berzosa (Barcelona: Editorial Clie, 2013), 636. Para un estudio detallado sobre el dinero, véase Glyn
Davies, A History of Money: From Ancient Times to the Present Day (Cardiff: University of Wales
Press, 2002); David Hendin y Herbert Kreindler, Guide to Biblical Coins, 5ta ed. (s/l.: Whitman Pub. Co,
2010); Kenneth Bressett, Money of the Bible, 3ra ed. (s/l.: Whitman Pub. Co., 2013).

77
7
CAPÍTULO

¡Tiempo, tiempo, tiempo!...


¿Es bien administrado por
un cristiano?
Juan Marcelo Zanga Céspedes

Definición de tiempo

Muchos se han preguntado: ¿qué es el tiempo?, la respuesta es


difícil de explicar o definir. Según el diccionario de la Real Academia Es-
pañola son “las cosas sujetas a mudanza… época durante la cual vive
alguien o sucede algo”,1 esta definición toma en cuenta sujetos y obje-
tos delimitados por el elemento tiempo. El Merrian Webster Dictionary
lo define como algo calculable porque indica que es “aquello que es
medido en segundos, minutos, horas, días, años, etc”.2 Roncarolo toma
una definición más estructurada y casi filosófica y señala que el tiem-
po está relacionado con la vida. Él dice: “Tiempo es consustancial con
la existencia humana. Tiempo y existencia son uno y la misma cosa.
La vida pertenece a Dios y el tiempo es parte de la vida, por lo tanto, el
tiempo también le pertenece a Dios”.3 Debido a la relación que existe

*
Agradecimiento especial a los estudiantes del Pr. Cristian S. Gonzales del segundo año de
Teología y los hermanos Mendoza por el recojo y llenado de datos.
1
Real Academia Española, “Tiempo”, Diccionario de la Lengua Española, http://dle.rae.es/?i-
d=Zir6Ipf (consultado: 4 de mayo, 2016).
2
Merriam-Webster, “Time”, Dictionary, www.merriam-webster.com/dictionary/ time (consul-
tado: 4 de mayo, 2016).
3
Roberto R. Roncarolo, “A Strategy for the Presentation of the Principles of Christian
Stewardship to the Seventh-Day Adventist Churches in South América” (Tesis Doctoral, Andrews Uni-

89
8
CAPÍTULO

El mayordomo y el cuidado
del cuerpo

Daniel Richard

Introducción

Después que Dios creó al hombre le mostró las maravillas de


su Creación, y le dijo que todo lo que había creado era para que él lo
administrara (Gén 1:28). ¡Qué privilegio!, pero también ¡qué gran res-
ponsabilidad! La Biblia afirma que fuimos creados a imagen y seme-
janza de Dios  (Gén 1:26-27). Esto involucra la sagrada responsabili-
dad de administrar todo lo que nos rodea; el cuerpo, la vida, etc. Eso
significa que si lo maltratamos, deshonramos la imagen de Dios, es
decir, lo deshonramos a Él mismo. Sería como decirle a Dios: “Señor,
la verdad es que tú eres antipático”. ¿Puedes imaginarte a Dios obeso
o tatuado y lleno de aretes? ¡No! ¿Verdad? Aunque esto suena duro,
es exactamente lo que hacemos cada vez que practicamos algo que
dará como resultado, tarde o temprano, el deterioro de nuestra salud.
Recordemos que Dios nos dio este cuerpo no para deleite propio, sino
para su gloria: “… para gloria mía los he creado, los formé y los hice” (Isa
43:7). La gloria de Dios no solo se manifestará ante los seres caídos de
este mundo, sino también ante el universo entero. A esto se refiere el
apóstol Pablo cuando dijo: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo
del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que
no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad,

101
9
CAPÍTULO

Sometiendo todo
pensamiento a Cristo el
Señor
Joel R.Turpo

Nuestros pensamientos son de mucho valor y están por encima


de las cosas materiales. Es más, siendo que lo único que llevaremos
al cielo será un carácter formado a la semejanza divina,1 y teniendo en
cuenta que el carácter está conformado por la clase de pensamientos
que se albergan,2 es pues prioritario cuidar escrupulosamente la mente.
Satanás lo sabe muy bien y por ello trata de esclavizar al hom-
bre bajo su poder mediante pensamientos impuros. Elena G. de Whi-
te menciona que

“la obra especial de Satanás, en estos últimos días, es posesionarse de


la mente…, corromper los pensamientos e inflamar las pasiones; porque
sabe que, al hacer esto, puede guiarlos a acciones impuras y así se deni-
grarán todas las nobles facultades de la mente, y puede dominarlos de
acuerdo con sus propios propósitos”.3

1
Elena G. de White, Palabras de vida del Gran Maestro (Buenos Aires: ACES, 1944), 303.
2
Elena G. de White comenta sobre la persona: “cuál es su pensamiento en su corazón, tal es
el (Pr 23:7). Muchos pensamientos forman la historia no escrita de un solo día, y tienen mucho que
ver con la formación del carácter. Debemos vigilar estrictamente nuestros pensamientos, pues un
pensamiento impuro deja profunda impresión en el alma…” véase Elena G. de White, Mente, carácter
y personalidad, tomo 2 (Buenos Aires: ACES, 1990), 123.
3
Elena G. de White, Conducción del niño (Buenos Aires: ACES, 2008), 412, 413. Énfasis aña-
dido.

117
10
CAPÍTULO

El cristiano y la
administración de los
talentos
Cristian S. Gonzales

La parábola de los talentos1 es una de las últimas enseñadas por


Jesucristo y está registrada en Mateo 25:14-30. Esta comienza con la
conjunción causal porque (v. 14), indicando su relación con la parábola
de las diez vírgenes.2 Considerando que esta parábola fue enseñada
y predicada desde diferentes perspectivas, el presente estudio será
abordado desde la perspectiva relacional entre los siervos y el dueño,
enfatizando la confianza y la fidelidad como elementos esenciales en
la mayordomía y el reconocimiento del señorío. En efecto, será analiza-
da sobre las siguientes consideraciones: (1) la relación entre el dueño
y sus siervos, (2) los efectos de una correcta y (3) errada mayordomía;
y, (4) la perspectiva del señorío de Dios.

Consideraciones sobre el dueño y sus siervos

La parábola describe a una persona que tiene mucho dinero,


que decidió confiar parte de sus bienes a sus siervos para que ellos
1
Esta parábola es semejante a la de las diez minas (Luc 19:11–27), de modo que muchos
opinan que son dos versiones de la misma parábola. Sin embargo, las circunstancias son distintas,
como también varios detalles importantes, llevando a la conclusión de que son dos relatos distintos.
William Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio Según San Lucas (Grand Rapids,
MI: Libros Desafío, 2002), 798–799.
2
Daniel Carro et al., Comentario bíblico mundo hispano: Mateo, 1ra ed. (El Paso, TX: Editorial
Mundo Hispano, 1993), 318–320.

125
11
CAPÍTULO

La mayordomía y su
relación con el medio
ambiente
Jo Ann Davidson

Los adventistas del séptimo día creen que el mundo ha exaltado


la realidad de la creación divina, aunque no siempre conocen, cómo
los parámetros bíblicos de la mayordomía, incluyen la totalidad de la
realidad creada y no solo el dinero. Por lo tanto, nuestra definición de
mayordomía necesita llegar a ser más global, ya que desde el primer
capítulo de la Escritura, hasta el último, uno encuentra un fuerte énfa-
sis en la mayordomía—teología—de la vida.

El Antiguo Testamento

Al inicio del Génesis, Dios declara a cada día: “bueno/muy bue-


no”—en múltiples repeticiones de su gozo personal sobre la obra de
sus manos. Ambos, animales y humanos, son creados con Dios cuan-
do Él pone sus manos sobre la tierra—el “polvo de la tierra”.1 A ambos
les es dada bendiciones idénticas para “ser fructífero y multiplicar-
se”—a las aves y los peces en el quinto día, cuando “Dios les manda”
¡antes de que los seres humanos estén alrededor para escuchar! (Gén
1:22). Al día siguiente Dios le da las mismas instrucciones a los nue-
vos humanos, poniéndolos en un mundo abundante de criaturas vivas
1
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento
de vida… Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos…” (Gén
2:7,19).

139
12
CAPÍTULO

La tecnología digital y la
vida cristiana

Elias Brasil de Souza

Este ensayo ofrece algunos pensamientos sobre la tecnología


digital y argumenta que deberíamos llevar nuestra vida digital bajo el
señorío de Jesucristo. La tecnología digital hace que la vida sea más
cómoda y placentera en muchas maneras. El Internet, nuestros dispo-
sitivos digitales como computadoras personales, notebooks, tablets,
celulares inteligentes, etc., nos conectan fácilmente entre nosotros y
nos dan acceso a la información en todas partes. Solamente el Fa-
cebook tiene 1.400 millones de usuarios.1 Si fuera un país,2 sería el
más grande del mundo. De hecho, la era digital ha traído muchos pri-
vilegios; hace que vastas cantidades de información sean fácilmente
accesibles, además interconectando a las personas en maneras que
eran inimaginables en el pasado y hace que la realización de muchas
tareas sean más fáciles que nunca antes. En varias maneras es un
privilegio vivir en esta era digital y disfrutar los beneficios que trae a
todas las áreas de nuestra vida. Estos beneficios, sin embargo, tienen
un precio, porque la combinación de dispositivos sofisticados con los
tentáculos de la World Wide Web está moldeando el mundo y las rela-
ciones. Por esta razón surge nuestra reflexión con el fin de disfrutar las
1
The Statistics Portal, consultado el 1 de junio de 2015, http://www.statista.com/statis-
tics/272014/global-social-networks-ranked-by-number-of-users/
2
Le debo esta analogía a Jonathan Morrow, Think Christianly: Looking at the Intersection of
Faith and Culture (Grand Rapids, MI: Zondervan, 2011), 188.

161
13
CAPÍTULO

La enseñanza de la
mayordomía a los
adolescentes
Yván Balabarca

En el afán de querer brindar corrección y orientación a los


adolescentes, se han desarrollado diversos argumentos correctivos,
hasta llegar a colocarlos en un nivel inalcanzable de perfección que
los alejan de ello, más aun en la iglesia.1 ¡Cuánta razón tenían los
adultos de tiempos pasados cuando decían a otro adulto: “Ya te olvi-
daste que fuiste ternero”!
Lo cierto es que para poder administrar a la nueva generación se
debe ver a la mayordomía adventista como un todo único, y no como
partes que integran un todo, esto es muy importante y debe ser enten-
dido. Los adolescentes de hoy aprenden y valoran los eventos y fenó-
menos de una forma diferente a como se hacía en tiempos pasados.
La mayordomía debe dejar de ser un concepto, ya que los adoles-
centes esperan modelos a seguir, tales como gente libre de paradigmas
humanos, que vivan en libertad pero con límites claros dados por Cristo.
Es mejor decir: “hace un año ya no consumo carne” y explicar el
“cómo” lograrlo, a mencionar “es bueno dejar de comer carne” como
parte de una invitación. Es mejor “ver” correr a una persona y escuchar
palabras de aliento: “¡Vamos a correr!”, a que escuchen decir: “Corran
muchachos”. Es mejor que vean a una persona erguida y segura; a es-

1
Yordi Rosado, S.O.S Adolescentes fuera de control en la era digital (México DF: Grupo Edi-
torial México, 2013), s/p.

177
“Fidelidad reavivada”: Propuesta de
una mayordomía cristiana
Herbert Boger

“Aquellas iglesias que son más sistemáticas y generosas en


sostener la causa de Dios, son las más prósperas espiritualmente. La
verdadera generosidad del que sigue a Cristo identifica su interés con
el Maestro”.1
“Una iglesia es responsable de las promesas hechas por sus
miembros individualmente. Si ve que algún hermano descuida el cum-
plimiento de sus votos, debe trabajar con él bondadosa pero abierta-
mente. Si está en circunstancias tales que le resulta imposible pagarlo,
si es un miembro digno, de corazón voluntario, entonces ayúdele com-
pasivamente la iglesia. Así pueden sus miembros salvar la dificultad y
recibir ellos mismos una bendición”.2

La propuesta de trabajo para este año y los siguientes, está en-


marcado en:

Hacer discípulos fieles a través de:

+ COMUNIÓN: Estimular a los miembros y amigos de la iglesia


a colocar #PrimeroDios en su vida y familia al comienzo y a lo largo
de cada día, orando, meditando y reflexionando en la Palabra de Dios
(Aumentar en un 10% el número de lecciones de la Escuela Sabática).

+ RELACIONAMIENTO: Aumentar el porcentaje de miembros


fieles y sistemáticos en la adoración a Dios, a través del plan de visita-
ción y pastoreo (Fidelizar un 10% de los diezmantes irregulares).

1
White, Testimonios para la Iglesia (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana,
2008), 3:404, 405.
2
White, Consejos para la Iglesia (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana,
1995), 508.

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