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LA HUELGA

L a huelga puede definirse como toda perturbación producida en el


proceso productivo y principalmente la cesación temporal del
trabajo, acordado por los trabajadores, para la defensa y
promoción de un
objetivo laboral o
socioeconómico.
Este concepto no es
el que impera en
nuestro
ordenamiento. El art.
72 del D.L. 25593
sobre relaciones
laborales entiende
que el ejercicio del
derecho de huelga
habrá de realizar
mediante suspensión
del trabajo acordado mayoritariamente y realizada en forma voluntaria
y pacífica por los trabajadores y sin ocupación por los mismos del centro
de trabajo o de cualquiera de sus dependencias. Aunque en el Perú
actual, como en el del pasado o del futuro, no es sino una "metáfora"
de mal gusto esto de "voluntaria y pacífica". Más precisamente,
Cabanillas escribe:
"La huelga es una coacción, un castigo, una represalia que ejercen los
trabajadores en relación a los patrones que se niegan a aceptar las
pretensiones de aquéllos. Como señalaba Unsain, la huelga lleva
siempre potencialmente en su entraña una violencia, aún cuando su
proceso se desarrolle en forma y por medios pacíficos.
En todo caso la huelga es el recurso final que asiste a los trabajadores
para defender sus derechos cuando han fracasado las conversaciones
de conciliación en todo entendimiento en los empresarios.

Caracterìsticas Del Derecho De Huelga


Se trata de una medida de conflicto colectivo: constituye la principal
medida de auto tutela que tienen los trabajadores. Es ejercida cuando
existe un conflicto colectivo de cualquier clase en la relación
empresario - trabajador.
No toda perturbación en la relación laboral es huelga, sólo la cesación
temporal de prestación de trabajo constituye huelga en nuestro
ordenamiento en nuestro sistema (las huelgas de celo en principio están
prohibidas en nuestro ordenamiento).
El derecho de huelga debe ser acordado por los trabajadores, es
concertada a través de la Asamblea de Trabajadores, Sindicatos o
representantes de los trabajadores.

¿Por qué se convoca una huelga laboral?

La huelga es una modalidad de protesta, es decir, las personas que


deciden manifestarse a través de una huelga quieren expresar un
conflicto colectivo laboral y por ello quieren ejercer presión social
acerca de alguna cuestión determinada y defender sus intereses. Si el
colectivo de personas llega a la huelga laboral es porque antes habrá
agotado todas las opciones de negociación con la empresa.

¿Qué consecuencias tiene una huelga?


Al ser un derecho de los trabajadores, en ningún caso éstos podrán ser
despedidos o sancionados por la empresa, no obstante, si los contratos
de los trabajadores que acudan a la huelga se considerarán en
suspenso y, por consiguiente, el trabajador no tendrá derecho a
ninguna prestación salarial durante el tiempo que esté de huelga.
Además, los empresarios no podrán tomar ninguna decisión o medida
que vaya en contra del derecho de huelga. La economía del país en
que se desarrolle la huelga también se verá afectada, ya que se
reducirá la producción y los servicios públicos en el país durante el
tiempo de duración de esta manifestación y esto supondrá grandes
pérdidas económicas.
¿Afecta a la Seguridad Social? Mientras el trabajador esté
manifestándose en una huelga seguirá estando de alta en la seguridad
social, sin embargo, se encontrará en situación especial.
¿Qué sucede con los trabajadores no huelguistas? Las personas que no
acudan a la huelga no se verán afectados por estas consecuencias y,
por lo tanto, su contrato laboral continúa en vigor.
Lo cierto es
que la huelga
es un derecho
reconocido a
nivel
internacional,
de manera
que, según la
ley, los
trabajadores
de cada lugar
tienen el
derecho de realizar las huelgas y defender sus ideas e intereses.

La OIT y el carácter pacífico de la huelga


La Organización Internacional del
Trabajo (OIT), a través de su
Comité de Libertad Sindical, se ha
manifestado a favor de considerar
a las manifestaciones antes
descritas como modalidades de
huelga, señalando como único
límite válido al ejercicio del citado
derecho, el empleo de violencia.
Es así como el citado órgano
descalifica y priva de protección
a aquella modalidad u a toda
acción gremial cuando pierde su carácter pacífico

La opinión del Comité es absolutamente compartida por nosotros, en


tanto, la huelga no puede suponer en ningún caso, la autorización de
causar daños materiales directos sobre los bienes de la empresa o
bienes particulares, y mucho menos daños personales sobre los
trabajadores que no acataron el paro, los dirigentes o incluso terceros.
LA HUELGA EN EL PERU

E l Perú, como la mayoría de países de Latinoamérica, adolece de


graves deficiencias dentro de los servicios prestados por el Estado
que se constituyen en Derechos Fundamentales, es decir aquellos que
la Constitución garantiza dentro del conocido “Cote Protegido”; a pesar
de que muchos de estos países han venido evolucionando y mejorando
las políticas sociales y del acceso a estas; pues un aspecto que muchas
veces se deja de lado es que el cumplimiento y no vulneración de un
Derecho Fundamental no se reduce a un mero concepto de presencia;
vale decir, en el caso de, por ejemplo, el Derecho a la Educación, que
este sea de naturaleza pública y gratuita, sino que también se garantice
el acceso y la calidad del mismo. En el caso peruano, refiriéndonos al
Sistema Educativo Básico, encontramos más de una evidente
deficiencia en diferentes niveles, así por ejemplo nos encontramos con
uno de los presupuestos destinados a la educación (Dentro del PBI) más
bajos, no solo a nivel del continente, sino también a nivel mundial.

Con un presupuesto de solo 3,7% resulta bastante lógico que se surjan


problemas como el que hoy presenciamos; esta afirmación no resulta
para nada gratuita pues al contar con un reducido presupuesto, las
limitaciones de la aplicación del Sistema Educativo, sobre todo en un
país que cuenta con aspectos tan particulares como su accidentada
geografía y su diversa multiculturalidad, se convierten en algo más bien,
para nuestro pesar, esperado. Vemos así que el Derecho a la Educación
ya de por sí, por lo menos en opinión del autor, sufre carencias
indudables en nuestro contexto. Tema para investigación aparte resulta
el carácter conservador y casi escolástico que nuestro país aún
mantiene a pesar de ser, por lo menos en Teoría, un Estado Laico.

Por otra parte, siendo también un pilar de la satisfacción del Derecho a


la Educación, tenemos a los educadores, quienes reclaman hoy otro
Derecho de Vital Importancia: Un sueldo digno a través de la Huelga. En
concatenación con el paupérrimo presupuesto destinado a la
educación, no es de extrañar que tengamos también de los peores
sueldos docentes del globo.

Por el aspecto descrito en el párrafo anterior, los docentes se


encuentran en huelga desde hace varias semanas, reclamando
principalmente de esta manera, un aumento progresivo del sueldo que
hoy perciben. (Logrando hasta ahora que el sueldo base aumente a
2,000 soles a partir del mes de noviembre
La Huelga Como Derecho Constitucional

La Constitución garantiza, dentro de la gama de Derechos


Constitucionales relacionados con el ámbito laboral, el Derecho a la
Huelga (más específicamente dentro del artículo 28 de la Carta
Magna). Este resulta el Derecho más polémico, en cuento al aspecto
del trabajo se refiere; sobre todo porque al día de hoy se encuentra
culturalmente condicionado a un rechazo por la mayor parte de la
población; más aún, como en el caso docente, cuando este derecho
se ejerce en concatenación de otro Derecho Constitucional, la
protesta. En el ámbito meramente conceptual, la Huelga consiste en el
cese ordenado de las labores de un sector determinado de
trabajadores (a diferentes niveles), en la situación que estamos
analizando, por el sector
conformado por el Sindicato
Único de Trabajadores de
Educación del Perú, en otras
palabras, los docentes. En
una estrecha relación entre
los Derechos
Constitucionales a la Huelga
y la Protesta, estos van a
perseguir un fin
socioeconómico (el aspecto
económico tiene un
carácter neurálgico en el
Derecho a la Huelga).

La Constitución va a prescribir también los límites a los cuales el Derecho


a la Huelga está sujeto, no obstante lo hace de una manera bastante
somera ya que solo menciona que este Derecho deberá ser aplicado
en armonía con la estabilidad social; estas limitaciones han sido
desarrolladas tanto por leyes especiales como por jurisprudencia
vinculante del Tribunal Constitucional; aunque, a pesar de los esfuerzos
descritos, siegue siendo un aspecto oscuro dentro de la legislación
nacional en cuanto a definiciones y preceptos. Es importante
mencionar que la doctrina en esta problemática tampoco tiene una
naturaleza totalmente uniforme.

Para este caso en particular, existe una delegada línea entre si se


afecta o no la armonía social en cuanto al desarrollo del año escolar; la
posición por parte del Sindicato de Trabajadores de Educación del Perú
es poder recuperar los días de clase, reajustando los días de la semana
en el que se dicta clase, así como las horas diarias. Por parte del Estado,
la negatoria y represión docente constituye, sobre todo desde su
posición de ente garantizador; constituyen decisiones que lejos de
solucionar la crisis, aporta a agudizarla.
La Huelga Docente y la Crisis del Sistema Educativo.

Tal como hemos desarrollado en líneas anteriores, actualmente el Perú


está atravesando por una crisis del Sistema Educativo y no precisamente
debido a la Huelga Docente, sino que más bien esta huelga es
resultado de la crisis que la educación peruana arrastra desde fines de
los años noventa y la entrada de un Sistema Socio Económico
Neoliberal que puso en segundo plano a diversos Derechos
Fundamentales con una naturaleza eminentemente social, la
educación entre ellos claro está.

Es así que las relaciones


sociales y de poder
político, dentro del
concepto de
Modernidad, han ido
esbozando cómo se van
a desarrollar los distintos
aspectos sociales públicos
del Estado, llevando estas
decisiones programáticas
a una reducción, en más
de un apartado, mermada y por tanto a una crisis que se ve expresada
principalmente el resultado de posicionar a nuestro país en un nivel tan
decadente (Cifras de PBI, Posiciones en comprensión lectora, etc.) pues,
a criterio del autor, se trata de implementar, tal como se hace en
sistema jurídico, instituciones importadas de otra realidad que en vez de
fomentar el desarrollo educativo juegan un papel en contra de este
desarrollo, sobre todo considerando la ya mencionada multiculturalidad
presente en nuestro país; multiculturalidad que se expresa en idiomas y
costumbres que van a resultar incompatibles con el Sistema Educativo
de carácter único en inflexible que hoy por hoy impera. Aquí se centra
una de las funciones más infravaloradas y desconocidas del docente
peruano, pues va a ser este quien va a intentar, mediante sus propios
recursos, subsanar las fallas del Sistema Educativo; así por ejemplo, la
mayoría de textos educativos básicos son impresos en español (Recién
en los últimos años se ha observado el avance en poder distribuir
materiales didácticos en idiomas diferentes al español pero que
mantienen una importante presencia demográfica, no obstante estos
esfuerzos no han resultado suficientes) por lo que el docente que labora
en zonas en las cuales los educandos están ligados a un idioma o
dialecto distinto, debe por sí mismo, aprender este idioma para poder
cumplir su función de educador de una manera óptima, la misma
lógica sigue los esfuerzos por parte de los docentes a la adaptación de
las diferentes cosmovisiones presentes y que, bajo un sencillo
razonamiento, podemos inferir que van a condicionar e incluso cambiar
el método de enseñanza, como es obvio estos métodos nuevamente
difieren (pero de manera acertada) del Sistema Educativo “Formal”.

Dentro de un aspecto más formal, es decir sin considerar las


implicancias, sociales (Aunque importantes sin duda alguna), podemos
mencionar que la accidentada geografía de nuestras regiones dificulta
el acceso, hablando ya físicamente, de tanto los educadores como
educandos a los centros educativos, además que va dificultar, en
cuanto a los educandos, un pleno desarrollo biológico y psicológico
necesario para la correcta asimilación de los conocimientos. Desarrollo
aparte merece también el condicionamiento económico de los “Niños
del Perú”, como nos mencionaría el pedagogo Carlos Castillo Ríos y la
conocida teoría de la “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire y
estudios afines en la Pedagogía y Lucha de Clases que nos mencionan
que el nivel socioeconómico va a delimitar casi directamente el nivel
educativo en potencia (Tanto para educandos como educadores en
retroalimentación).

La Huelga Docente y su Implicancias en la Estructura


Social.

A pesar de que este punto ya se ha ido desarrollando a través del


presente trabajo, el objetivo de este apartado e fungir como
conclusiones.

Siguiendo la organización de un Estado Neoliberal y los conceptos


dialécticos de Estructura Social (y conciencia social también) podemos
observar que la aplicación de derechos de tanta relevancia social
como la Huelga o la Protesta van afectar el status quo de la Estructura
Social, consecuencia que no es negativa por sí misma, ya después de
todo los derechos laborales han sido conseguidos históricamente a base
Huelgas y Protestas que han llegado a dimensiones mucho mayores.
Esta afectación del status quo va a traer consigo en la mayoría de los
casos que el Ente Estatal intente restablecerlo mediante la modificación
de la estructura formal; en este caso de ciertos aspectos del Sistema
Educativo que resultan, como ya hemos descrito, deficientes.

No obstante, el Ente Estatal puede también tomar acciones negativas,


social y hasta jurídicamente hablando; y han sido este tipo de acciones
las que hemos venido observando; citando como ejemplo desde la
manipulación por parte de los medios de comunicación (Véase el
hecho de difundir la idea que el sector docente en huelga busca
mediante esta, no solo el aumento salarial, sino también el examen de
suficiencia; afirmación a todas luces sesgada ya que, como se ha
aclarado en reiteradas ocasiones que lo que se busca es adaptar esta
evaluación al contexto en el que los docentes laboran en realidad)
hasta la represión policial.

Como conclusión y concatenación final, ha resultado evidente que la


aplicación y satisfacción de los Derechos Fundamentales van más allá
de su mera presencia en el etéreo, sino que necesitan ser garantizados
por un conjunto programático que incluye el acceso al Derecho
Fundamental, la calidad óptima en su satisfacción y su
retroalimentación con el contexto social en específico.
La huelga profesional

Se trata de la huelga por excelencia, y está destinada a la discusión de


temas vinculados a asuntos estrictamente profesionales o económicos.
Está dirigida contra el empleador, con el fin de discutir temas
directamente ligados a la situación de los trabajadores en la empresa.
De esta manera, forman parte de la discusión comprendida en este tipo
de huelga los términos económicos (beneficios, remuneraciones) y
demás condiciones de trabajo (horarios, vacaciones, entrega de
uniformes, entre otros).

La huelga política
Sobre la huelga política podemos encontrar dos problemas: el primero,
está relacionado a su definición, mientras el segundo, (directamente
ligado al primero) está referido a su admisión en los ordenamientos
jurídicos.

La definición de huelga política no es unánime, pero tienen como factor


común el exceder el plano netamente profesional del reclamo, el
mismo que ya no estará dirigido contra el empleador (pese a que sufre
las consecuencias del acto sindical) sino contra el Estado.

De esta manera, la huelga política, trasciende a las obligaciones


contenidas en el contrato de trabajo y a la esfera de la organización

empresarial. Las corrientes conservadoras niegan la posibilidad de


amparar bajo la protección del derecho de huelga a actos cuya
motivación exceda los intereses profesionales de los trabajadores, y por
tanto, no están dirigidas contra el empleador. De esta manera, las
legislaciones que acogen dichas corrientes consideran ilícita a la huelga
política.

Es importante determinar entonces hasta qué punto la licitud o ilicitud


de la huelga política está sujeta a la dosis de extra profesionalismo que
existe en el reclamo. Ojeda Avilés señala, con relación a la legislación
española, que "el móvil político ha de impregnar completamente la
huelga para provocar su ilicitud, penal o laboral. El margen de validez
que, de acuerdo a la Constitución y las resoluciones del Comité de
Libertad Sindical, se otorga a las huelgas político - profesionales,
encuentra el rechazo de un sector doctrinal en atención a la posición
de privilegio otorgada así a los trabajadores en el campo político,
dotados del derecho al voto y del derecho de huelga"

Los diversos niveles de contenido político que se puede encontrar en


este tipo de huelgas ha llevado a clasificarlas de la siguiente manera

a. Insurrecciona!
Aquella que cuestiona y pretende el poder mismo; careciendo de
sentido la calificación jurídica, pues el derecho cede el paso a la
correlación de fuerzas como consecuencia de la nueva situación.

b. Pura
Aquella que tiene motivaciones extra laborales o ajenas a los
trabajadores, en cuanto a sus condiciones económicas y sociales.

c. Mixta o de Imposición Económica Política


Aquella que persigue finalidades de carácter laboral, destinadas a exigir
a los poderes del Estado la adopción de medidas vinculadas a las
condiciones socio-económicas de los trabajadores.

De acuerdo a dicha calificación, es discutible si la modalidad


insurrecciona! puede ser calificada como huelga. La doctrina se ha
inclinado hacia una respuesta negativa. En tal sentido, el verdadero
problema se encuentra en la admisión de las otras dos clases (pura y
mixta) dentro de la calificación de huelga, siendo discutible su admisión
en cada ordenamiento.

Para la posición tradicional, cualquier clase de huelga política se


encuentra excluida de protección legal. Para la posición moderna, el
derecho de huelga debe abarcar las huelgas políticas mixtas, en la
medida que a través de ellas se hace uso de medios de presión para la
defensa y promoción de sus intereses laborales directos, persiguiendo
reivindicaciones económicas y sociales. En ese mismo sentido, Miguel
Canessa señala, comentando la jurisprudencia

española, que "hay evidencias claras de que los ordenamientos jurídicos


nacionales e internacionales reconocen que las huelgas políticas, que
no buscan subvertir los sistemas normativos, deberían forman parte del
patrimonio jurídico de los trabajadores"

Coincidimos con esta última posición en tanto es evidente la relación


entre las condiciones económicas de los trabajadores y las decisiones
políticas que tome el Estado. Así pues, "se admite que el interés
profesional de los trabajadores no se reduce sólo a la relación con su
empleador, sino que también existen elementos externos que afectan la
relación laboral; ejemplo de ellos es la política laboral económica que
implemente el Estado"

El Comité de Libertad Sindical de la OIT admite que la huelga puede


tener una connotación política, sin embargo, deja sentado que siempre
debe tener un fundamento económico profesional o estar vinculada
con las pretensiones económicas de los trabajadores, lo que podría
vincularse también al aspecto social. Por tanto, el citado órgano parece
negar la posibilidad que se admita una huelga por motivos
exclusivamente políticos, es decir, no relacionada con las pretensiones
económicas de los trabajadores. En consecuencia, admitiría la huelga
política mixta y negaría la huelga política pura

Ahora bien, lo expuesto resulta aceptable en el plano teórico, sin


embargo, su utilidad práctica es discutible, y depende en mucho de lo
acertada que resulte la legislación al regular los fines de la huelga.

La huelga de solidaridad
La ilicitud de este tipo de huelga, considerada como aquella realizada
con el fin de apoyar reivindicaciones ajenas a los trabajadores en
conflicto, se ha apoyado en diversos fundamentos como la injusticia de
hacer soportar a los empleadores consecuencias de un conflicto ajeno
a su responsabilidad y cuya solución no está a su alcance, así como la
inexistencia de un interés directo de los trabajadores que participan en
ella.

De esta manera, las legislaciones suelen limitar el derecho de huelga en


relación a esta manifestación, a pesar de tratarse de "la más genuina
expresión de los intereses unitarios de clase y de la solidaridad
trabajadora" Es otros casos se ha optado por admitir la misma siempre
que los trabajadores que la ejecutan se beneficien con ella, para lo que
debe existir un vínculo entre los intereses de éstos y los trabajadores
apoyados

En cualquier caso, debemos tener presente la licitud de este tipo de


huelga, como sucede con la huelga política, implica realizar una
valoración a partir del interés de los trabajadores y no del de los
empleadores, quienes "solo perderán una pequeña parte de los
sustanciosos beneficios económicos que habitualmente percibe"

Sobre el particular, el Comité de Libertad Sindical se ha limitado a


sostener que la legitimidad de la huelga de solidaridad, depende de la
legitimidad del conflicto principal, no del conflicto en que participan los
trabajadores solidarios.
A nuestro entender, lo manifestado por el Comité es cierto pero
insuficiente. Consideramos que, en tanto la huelga tiene una naturaleza
gremial, la solidaridad puede ejercerse siempre que la misma pueda
incidir en el resultado de la huelga a la que pretenden apoyar. Para ello
deberá existir un nexo entre los empleadores a quienes afectan las
huelgas realizadas (principal y solidaria). Así, procederá éste tipo de
huelga cuando se trate de dos empresas de un mismo grupo
económico, como, por ejemplo, el Banco de Crédito y Pacífico Peruano
Suiza (miembros del Grupo Credicorp). En este caso es obvio que el
nexo entre ambos empleadores puede llevar a encontrar una solución
al conflicto. Es discutible si el mismo razonamiento es aplicable a dos
empresas totalmente desvinculadas, como sería el caso de Minera
Yanacocha y Telefónica del Perú, aún peor si aplicáramos el citado
criterio a dos empleadores de distinto sector como pueden ser un
Ministerio y una empresa privada de transportes.

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