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“¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?

“Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,


“y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos.
“Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.
“Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.
“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra
de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18:1-6).

Jesús amaba a esos pequeñitos que hacía tan poco tiempo habían dejado la vida premortal para venir a la tierra.

La mayoría de estos pequeños vienen a padres que los esperan ansiosamente y que se regocijan de tomar parte en el milagro que
llamamos nacimiento. Ningún sacrificio es demasiado, ningún dolor muy grande, ninguna espera demasiado larga.

‘’…una niña recién nacida, que encontraron en un tarro de basura, envuelta en una bolsa de papel, estaba en observación en el
hospital. Su estado físico era bueno. La policía informó que unos hombres que recogían la basura vaciaron el tarro en un camión y
notaron que algo se movía entre los desperdicios.
El presidente Monson dijo: Tenemos el solemne deber, el privilegio preciado, si, la sagrada oportunidad, de recibir con
amor en nuestro hogar y nuestro corazón a los niños, que hacen nuestra vida mejor.

Nuestros niños tienen tres salas de clase en las que aprender; me refiero a la sala de clase de la escuela, a la de la Iglesia y
a la que llamamos el hogar.

Algunos padres se disculpan por los errores que han cometido en el hogar, afirmando que la razón de ello es que no hay una escuela
para padres. En realidad, esa escuela existe y puede ser la mejor de todas. Esa escuela se llama hogar.
Allí es donde se forman la actitud, las creencias más arraigadas, y donde se fomenta o se destruye la esperanza.
Nuestro hogar es el laboratorio de nuestra vida; lo que hagamos allí determinara el curso que sigamos al irnos de casa.
Un hogar feliz es como un cielo más temprano en la tierra. El presidente George Albert Smith dijo: “¿Queremos tener hogares
felices? Si es así, deben reinar en ellos la oración y la gratitud”.

Elder L. Tom Perry: 5 cosas que los padres pueden hacer para crear culturas familiares más fuertes:

- Primero, los padres pueden orar con fervor para pedirle a nuestro Padre Eterno que los ayude a amar, comprender
y guiar a los hijos que Él les ha enviado.
- Segundo, llevar a cabo la oración familiar, el estudio de las Escrituras, las noches de hogar, y comer juntos con
tanta frecuencia como sea posible.
- Tercero, los padres pueden beneficiarse plenamente al comunicarse con aquellos que han sido llamados y apartados
para trabajar con sus hijos, los padres pueden proporcionar un conocimiento fundamental de las necesidades especiales
y específicas del niño.
- Cuarto, los padres pueden compartir su testimonio con sus hijos, hacer que se comprometan a guardar los
mandamientos de Dios, y prometerles las bendiciones que nuestro Padre Celestial promete a Sus hijos fieles.
- Quinto, organizar a nuestras familia basándonos en reglas y expectativas, en tradiciones familiares sanas, donde los
hijos tengan responsabilidades en el hogar y ganen cierta cantidad de dinero a fin de que aprendan a hacer un
presupuesto, a ahorrar y a pagar el diezmo del dinero que ganen.

Al tratar con niños diariamente, descubrimos que son muy perceptivos y a veces expresan verdades profundas.

El presidente Thomas S Monson dijo: Si todos los niños pudieran contar con padres cariñosos, un hogar estable y buenos amigos,
¡que maravilloso sería su mundo! Lamentablemente, hay muchos que no tienen esa bendición. Hay muchos que son testigos de los
golpes brutales que da el padre a la madre, mientras que otros reciben ellos mismos esos golpes. ¡Que cobardía, que depravación,
qué vergüenza!

No hay un relato más conmovedor de Su amor que la experiencia que se cuenta en 3 Nefi.
“[Jesús] tomó a sus niños pequeños, uno por uno, y les bendijo, y rogó al Padre por ellos.
“Y cuando hubo hecho esto, lloró de nuevo;
“y habló a la multitud, y les dijo Mirad a vuestros pequeñitos.
“Y he aquí, al levantar la vista para ver, dirigieron la mirada al cielo, y vieron abrirse los cielos, y vieron ángeles que descendían del
cielo cual si fuera en medio de fuego… y los ángeles los ministraron” (3 Nefi 17:21-24).

Los niños son muy vulnerables. Los niños necesitan que otros hablen por ellos, y necesitan personas que tomen decisiones poniendo
el bienestar de ellos por delante de los intereses egoístas de los adultos.
Es de suma importancia para el bienestar de los hijos si sus padres se han casado, la naturaleza y la duración del matrimonio.

Elder Dallin H. Oaks dijo: Muchos hijos podrían haber tenido la bendición de ser criados por ambos padres, si tan sólo los padres
hubieran seguido esta enseñanza inspirada en la proclamación sobre la familia: “El esposo y la esposa tienen la solemne
responsabilidad de amarse y de cuidarse el uno al otro, así como a sus hijos…. Los padres tienen el deber sagrado de criar a sus
hijos con amor y rectitud, de proveer para sus necesidades físicas y espirituales, y de enseñarles a amarse y a servirse el uno al
otro”. La enseñanza más poderosa a los hijos se da mediante el ejemplo de sus padres.

El Presidente Boyd K Packer relato: Nuestros padres sirvieron fielmente en su llamamiento más importante, el ser padres. Nuestro
padre dirigió nuestro hogar en rectitud, nunca con enojo ni con miedo; y el poderoso ejemplo de nuestro padre fue magnificado por
el tierno consejo de nuestra madre.

El Presidente Henry B. Eyring dijo: Ayudamos mejor a los hijos de Dios al proporcionarles maneras de edificar su fe en Jesucristo
y Su evangelio restaurado mientras son jóvenes. Y luego debemos ayudar a reavivar esa fe rápidamente, antes de que se debilite
al desviarse del sendero.

Nuestras asignaciones más importantes y poderosas están en la familia; son importantes porque la familia tiene la oportunidad, al
comienzo de la vida de un niño, de poner sus pies firmemente en el sendero de regreso al hogar. Los padres, hermanos, abuelos y
tíos se convierten en guías más poderosos por los lazos de amor que constituyen la naturaleza misma de la familia.

La familia tiene una ventaja en los primeros ocho años de la vida de un niño. En esos años de protección, debido a la expiación
de Jesucristo, se bloquea el uso que hace Satanás de los vapores de tinieblas para esconder el camino de regreso al hogar.
En esos preciados años, el Señor ayuda a las familias al llamar a personas a trabajar en la Primaria para que ayuden a fortalecer a
los niños espiritualmente.
Si los niños son fortalecidos con fe y un testimonio, tendrán menores probabilidades de que necesiten rescate como adolescentes.,
con un fuerte cimiento espiritual puede tener un impacto positivo para toda la vida.
Todos podemos ayudar. Las abuelas, los abuelos y todos los miembros que conozcan a los niños pueden ayudar. No hay que tener
un llamamiento formal en la Primaria ni hay límites de edad.

NUESTROS QUERIDOS NIÑOS SON UN REGALO DE DIOS

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