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CRITICA Y CRISIS
CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
1
ia por vez P • _ _.11nen taci ón; P �,
época del Sturm und Drang. Este problem
a se a 1ª c 0 ncep c10n absolutista del Estado- la ilegalidad del po-
tre los exponentes sociales de la nueva burg gudizó al n _.c..jd.,-o decto. 1� dependientemente de que los profetas del momento
uesía, en la SOci 4,ll indire-segun su, propia actitud religiosa- los «altos puestos se
cre�a 1. E? la polémi�a a_ cerca de las órdene
, s secretas, en la t..1 an
pen_od1st1ca que fue liquidada por la persecució a a los ·¡ esuitas' a los librepensadores o a los calvi-
ª. d e I m asonen n afirmar con decisión que la soe1. ed ad secreta
.....;..,...
n de los J/l ,..
Bav1era, hallaron forma por vez primera c u ,n; to d o se
ampos político
s co.lO c1d en . ,
por la conciencia de hallarse inmersos en una
situ a ción decisiv
. wye «c on sus· ¡·efes un Estado dentro del Est ado o, m e¡or aun,
Protestantes y católicos2, funcionarios absol O . or en
c1ma de los Estados soberanos»6. y 1 a conci·enci·a de 1
organización estamental, se agruparon en un
utistas y defensoª 1111 Esta d mPinante estaba aún ligada para todos ellos, de m anera tan
bloque: todos el)o d
c,rden °n eI concepto de la soberanía absol uta, que 1 a const1tuc10 · · , n de
en la sociedad se creta un enemigo
común, que amenazaba la s . co . ' .
1
asimismo común del orden exist
ente. _,.,ir .de otrO ge'nero, extra y supraestata , equ1va 1a a surrur en un
l
1lfl 1-""""� · e1 m1s- ·
La mutua exigencia de exclusividad que Le
ssing planteó a 1 futuro 10c1
erto n0 so'lo la soberanía absoluta del monarca, smo
trados y a sus oponentes en el campo religios d I E tado. Mi tr s qu os m so s subr ya ·
precisamente
o comenzó a d
en a e l a ne a n
en Alemania, como venía h a ino 0rde.d J m:ral' y en consecuencia la posibilidad política, de una
ciéndolo en Francia desde much la ne � ª ce
atrás, los perfiles de la vida polít tal, a cuya realización se sienten llamados por su
ica : «Así, tanto el uno como el __r...ra01a upraesta , .
o
c�mvertido a su contrincante en un verdade --'rrer puro1, los defensores del Estado cargan el acento, en deme nto
-
ro monstruo, con el �-· • • de qui·enes mvoc ·
an 1 a
sito de declararlo, al menos, fuera de la ley,
si les resultaba im ..._ lo moral' sobre las pretensiones. ,de dom1mo , . ,
derrotarlo abiertamente»3 • 111"' ra1 co mo fundamento de su acc10n. Los propos1tos moral es y pac1-
ino . ' "
La dialéctica de moral y política comunicó a
la lucha un radi
de I os masones son interpretados de modo «m.aqm avel1co»: «L a
que no correspondía aún, en modo alguno, rileza maligna de los librepen _ sadores filosofi' cos ha imagi.nad? una ar-
al peso específico . ra encadenar al enerrugo, al que, por sus fuerzas propi as, no se
la burguesía alemana en su
conjunto. De este modo, la org
secreta de los Illuminaten halló brusco fin por
obra de la incon
:i:::n condiciones de vencer. Levantan por doquier la �andera de !ª
superioridad del poder estatal. Los Illuminate . bogan por la tolerancia y la concordia... »; mas, precisamente ba¡o
n, que llevaban a
discriminación moral de los déspotas, «en b��;tección de esta tolerancia que ellos i�vocan! pr�paran el «plan_ �e
los cuales se encierra
ne�edad y tanta inmoralidad»,
y les reprochaban pol íticamente q u conquista». Este plan se propone en pnmer term�o la destru�c1on
gu1esen reclamando para sí un poder usurpa
do durante tanto tie de la Iglesias, para, seguidamente, «de entre las cemzas de la dilecta
fueron perseguidos como blasfemos y abom tolerancia hacer brotar un fuego de guerra tan horroroso que sus lla
inabl
dos del país, encarcelados y, por último, conm es rebeldes, d mas no podrán ser apagadas ant es de que hay�n alcanza_do a las l�y�s
inados a cesar para fundamentales del Imperio»8 • De esta pretens10n contraria de ?omm10
pre en su tarea bajo la amenaza de pena de mu
erte5 • Pese a los desi
medios de que disponían los contendientes entre el Estado y la socieda d surgen los pronósticos de revolución, que
y que hacían imposi pronto hallarían cumplimiento, :i ?ien ª tr�vés del r_odeo de la Revolu
e:"iste�cia de una verdadera am
enaz a para el Estado, surgiero .
s1tuac1ón una serie de pronósticos que anticip n en ción francesa. Este y otros pronosticos simil ares derivan pues del p apel
aban el derrocamien político que las sociedades secretas hubier?n forzos�i:nente de dese 1!'1-
orden existente. Dichos pronósticos no se re
fieren al poder de peñar dentro de los Estados, y que consistió en d�b1htar la soberama.
de las asociaciones secretas, sino al papel polít
ico indirecto que Y in embargo, ¿qué es lo que llevó a los �ronosticado;es, aunque l?�
desempeñado dichas sociedade . Junto a los
argum ento de la i
lid ad y hostilidad hacia la rel igió
n, utilizados de modo preferen
ma ones poseyesen tan sólo escaso poder directo -segun se reconoc10
entonces en la polémica contra la francmasone te por e llos expressis verbis-, a deducir una total su?versión de la �;Il ena
ría, comienza de p za y de los ataques contra la soberanía, y a predecu esta subvers10n que
a prevalecer una consideración
nueva y puramente pol ítica, que
iguió a la «peripecia» como una verdadera «catástrofe»9 ? ¿Cuál era
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ORIA
CRITICA Y CRISIS FILOSOFIA DE LA HIST
CRISIS y
1
la Il ustración; y fue a la vez la amenaza, porque en ella tam b ·
luego se expondr á, vieron claramente los atacados el plan de �� la a b·Idu d; tal y como es, era el mej or de los mundos ; para 1os
mu sólo cuando el��s
El hecho de que el espacio moral interno, ine rme de por s� l,tibniz, el m:nd� es el mej or de todos los mundos
realmente el dominio, no aparecía suficientemente garantizad¿ nes, el
pa rtan de él me
diante el secreto, para gobernarlo Y dm
y a ac10 · mo ral
burgués a través de la estricta moral. El hiato existente entre la renra os d de la recóndita y silenci. osa estanci· a de1 esp
. n
d ví t ógi y i n al, surge
IT.1oral y el dominio pretendido pareció superado, al menos en ;r sU p e 1 ;eodicea de Leibniz, to
a ca rac o
ombre, del
a a eol
c1a, por el puente de la Filosofía de la historia. ...re r. D ac�, · ! y filosófico -hi ó i d l n v h
ri o
•fic 10n rac10na
st r ca e ue o
, m.ca es,
El ciudadano moral se hallaba siempre cobijado, d e modo una J. U ti o. err a», que quiere guiar la historia. La Orden m. aso
,.. .
o no, en una Filosofía _de la historia, que es, inc luso por su mism �. de la adeIante, la que cuida de que l a armoru ,a del umverso reme
n
bre, un producto del siglo xvm 10 y que recogió ampliamente la de ah ora e ente en esta t.ierra.
o
nes preadánicas-, para hall ar después el hito divisorio, no en la na iniciación filosófico -h1 n . Los
f0r:ecta era al mismo tiempo u
sto ca
�1a Al _ �rru n d� t p
Augusto se expandió el arte regio hasta Britania, q ue ahora, cual ha e tablecido y a l a andadura de la h1sto
• c e zo es a re
uego
18
m n� m g� _; � g l
Mistress of the Earth 13, debe llevar a todos los pueblos de la tierra el domina, como en Rousseau, el esta?? d ,
1a te al 1 ue
or ult1mo, s� m1c1a la mo ral
e oce
de la paz. La economía cristiana de la salvación, con su correlato · el período de dominación y opres10n y, p
or las sociedades secret as,
rico, fue relegada in tencionadam ente por un pasado de nueva y p
que ya enseñó Jesús y que fue transmitida p
creación, que por su parte h abía de legitimar la actual p lanificación
la moral que enseñ a a superar el dualism?
Y su época. Los co�ceptos
n de ser fenomenos
Internacional masónica. La necesidad y la evidencia de la pl anifi de «arriba» y «abaj o», e «inte rior» y «exterior», cesa
a lo d l a moral desaparece
misma fueron tomadas, por el contrario, de la imagen newtoniana hi tórico , porque con el progresivo d 19 , e
, el decurso de l_a
es rrol
mundo. L a arm onía de la naturaleza, construida de manera mate todo dominio' y con él también l E d A , p
·, n- el c':1m P h-
• s1 ues
· ·
o
·
sta
hi toria es para los Illuminaten -merced a su m1c1ac1o
e
y mecánica, se infiltró en el espacio de l a historia humana a través
ban ehmm . ar el
arm onía moral de l os m asones, muy versados en geometría 14. miento de su plan secreto, de acuerdo con el cual ��pera
Estado. El decurso dirigido y gobernado de la 10n secr e ta � n� ue
smos de
acc
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HISTORIA
FILOSOFIA DE LA
CRITICA Y CRISIS CRISIS y
no con m_ engua �el Estado, declara ahora a éste como su propia encubrimiento de la tensión política
alidad . De este modo, los
Illuminaten
.
ra, que piensa e hID1nar20 • Solame nte la voluntad de apartar a un 00 hacía sino agudizarla en la actu de s� Fil fí la h_i�tor ia,
prot taron olemnemente, sobre la base mmado a la abso rc1on del
oso a de
Esta_do, de derrocar el dominio, garantizaba también el éxito n
que ellos -pe e a su trabajo secreto e
ca
la Filosofía de la historia, porque en el acto volit ivo de la plani que, po r ello mismo, no
do- no eran en modo algu no rebeldes y
los hermanos alcanzaban la certeza de que el Esta do caería o de subversión, al tiempo
podía hablarse en modo alguno de un peligr
hecho . L� e_s�ontaneida? del acontecer corresponde a su política · la historia aspiraban a
que en la conciencia de la misma Filo sofía de
ta, Y los m1C1ados pred1een la caída del Estado co n la misma in n el éxito de su acción .
eliminar el Estado y veían asegurado de antema o
Y ce�teza morales con que intentan hacer desaparecer dicho Estado
las arma duali tas con que luchaban los Illum inate n, y que resultaban
med10s ab solutamente exentos de violencia . El verdadero co n ·
harto eficaces para agudizar moral men te l a bata l l a y para ocultarla polí
que es �¡ Estado dominante, se considera eliminado como tal con Filo ofía d e la
ticamente; habían sido forj adas e n el taller secreto de su
t: med1a� te el reasegu ramiento fil osófico-histórico . Desapareced f t como puros
historia. Esta les confería el auténtico poder que les al aba
si �ol?, sm_ que los planificadores morales se propong an siquiera
elaboradores teóricos de planes que eran. La Fil oso fí a de l a histori a era
o b¡�t1vo directo esta desaparición21 • C on ello, la decisión a la el poder político indirecto por antonomas ia .
aspir a, Y que todavía no se da e n el p re sente, esto es, la eliminad
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CRITICA Y CRISIS
CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
Los «enmascaramientos» filosófico-históricos, que en plena eguridad, pero cuyo co rru enzo º? puedo preci a� » .
cubrían la El pronóstico político de la revolución, y su encubnm_1.�nto filos,ofi-
secuencia política de la socie dad se
creta, se abrirán camino una y co-hi tó rico, son dos aspectos del mismo fenómeno: la cns1s.
vez. Por una parte, Gochhausen parafrasea los plan
es utópicos de
«calmucos de la ciudadanía universal» que -como ha La crisis no había alcanzado en Alemania el plano de la cone1. en�.i_a
ce decir al v general. Antes al contrario , fue encubierta precisament� como tal cnsis
ble Gran Maestre- sólo conducirían a «liberar a la Hum
anidad a por medio de la Filosofía del progreso. Mientras los cmdad�nos f�vo
tituirla en sus derechos originarios de una libertad into
cable y � rables al p rogreso , mediante su impetuosa crítica y un moralis�o rigu
da, y a resta urar la Edad de Oro univer sal»; pero añad
e seguidam
«iGuárdennos de tal cosa Dios, nuestros príncipes y... roso, exigían una de cisión política y, simul_táne�me�te -mediante l a
sus cañones ! utópica identificación de sus planes con la h1stona rrusma-, estaban Y_ª
Aparentem ente es la razón la que «abre un ilimitado esp
acio y la era guros de la decisión que habría de recaer, lo que hacían era e_nc�bnr
la sobriedad intelectual, física y política», hecha re alida
d en un «país directamente la crisis. Pero precisamente a través de este encubnmient?
fría abstracción»; pero, e n la práctica, sólo se dan «dos
situaciones agudizaron indirectamente la crisis, y la confirmaron. Otra fue la acti
tud de los defensores del orden existente; para ellos, al menos en parte,
a. [Weltbürger].
el re verso político de la planificación utópica se y ergue amenazadora
b.
mente ante su vista. Vieron que esta decisión provocada moralmente
[Staatsbürger].
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oFIA DE LA HISTORIA
y FIL os
CRITICA Y CRISIS CRISIS
re en Sí , pero nun
ca al hombre indivi-
r al hom b
implicaba una cuestión política de vida o muerte y -con n o c e . , censor mora1 . Invo· ,1 un-
'1do co got entró en acc10n política un
la sociedad- tuvieron plena conciencia de la total incertid tu r e en el terreno . de.l,a I ¡ ustrac10n •y
futuro, esto es, de la crisis. E speraban una catástro fe política. . on e en contraba con un pi 1tuac10n se ev1' denc1a
s do .. L a fragilidad de
a la decisión política , se vio alcanz ada y sobrepasada p nt ,en el d E e l . ' n o duplicidad de su persona, que , en
esta s
e
or e l
c_.a oUºe en la forz ada es.c1, s101 e hubiese arrojado hasta las fronteras
t a
miento de la Revolución francesa .
,
E n Francia, la situación se había agudiz ado hasta tal pu 1 Revoluc10n al'1sta. ,.
a ya de ªedi. a s.1 no hubiese sido un verdadero mor
c
los añ os setenta, que la crisis latente ya no podía permanecer rd e la trag ípic o l lite
t acque
Turgot es un representa
e
siquiera para los propios ciudadanos. Pero la crisis se agudi
a
er al E sta-
de
r _b
t
e - b
nte
o
e-R b -J�taba �n alianz a con el p í cip
más a través de la dialéctic a, oculta a todos lo s coetáneos, entre te � de la
/lJlfl que in rec - Tur o t fue, preci amente , el precomz ado
zó r n e a sor
ont�ab p í
una moral rigurosa . E ste hombre procede del grupo de los fisi do ya d e que
que enc ud1osªdS:sus aftos juveniles se h abía percata
a s
constante situac1 n c
d' viven en una . .
o on t a l est
ú b dent pas religieusement la ¡ustice
lt ,ort des hommes loi9fondamentale fal es l a con dición de lo� h�n:i
i,erano y tto, d, es 'ils ne rega r
[ mente la ¡ust tc1a
¡,e,,,elle c no observan religiosa
m e leu r
ome to e que
o m
e m
II
de sd e � ;ntal] escribe en 1753, marchant entre l'op
como le! f�n ª-T usurpent mutuellement les uns sur les autres
l
La investigación relativa a Turgot nos lleva fuera del limitado eeerna te, i s
República de las Letras y de las logia . Turgot, desde luego, _;:on et la,.revo,
r- m arch ando entre la opresión y .
la rev. uelta ,
mbiante ¡u.e, go
la
sie mpre e strecho co ntacto con los enciclopedi stas, t uvo a d,s droits [
d erechos que no tienen]36_ E l ca
qu tls n o nt pa s
n m u ru amente. »
Marmontel y se reunió con miembros de las logias masónicas usu rp a
F ranc_1a e ntr e las m ed
idas absolutistas de 1 a «opres1on
salones. Pero no vivió en e l aislamiento de la sociedad pura. en r l i ign ific -
vadas ue ese a su
«re belio nes» _ s1empre renol
pc: ra nt e an
bl r
un
contrario, fue también un espl éndido especialista de la Admi h
ns
as s
ea
luci ón mmm
del puesto clave de ministro de Finanz as, para dedicarse por ar a en e d 1 e ovimientos antiestata
les fue con
la ciencia tras su destit ución. No obstante, la menta lidad de este d
rela c1o m . , n �el E:r:d� :�stente con los m principio como una amena
d u
'derada y senti?� por Tur!��i d�C: ; que ya e�tá dado , con todas
nistrador y estadista había crecido totalmente en el suelo nu · ·
la nueva sociedad. La mirada d el saga císimo pol ítico esta ba g zadora guerra �•vil. rª cr
� l
a e n
una guer ra civil pe r ten
ece � las
principalmente por las c ategorías que le había s umini strado la consecuencias, e esta . i y stadist a ;
tv1'dad c om
te de
_ � m d� i
Véri le instó en muchas ocasiones a ser más conciliador, más «po ·empr e adopto e la revolu ción .
%� un est allido abierto d
das la
autoritaria co ndición de no poder ver nunca un determinado co ri ta que debía garantiz ar a os cm �. p n am lia aspi-
obj etivo en c uanto tal; sin consi deración a lguna a las personas, juego adecuado a sus exigencias; y con v�s10n ; ��t: ;ir asfdecir, la
t
evitar ª '
n unciaba seca y br us c amente u n juicio detrás de otro33ª . Y Cond ró a lograr este estado de cosas , p ara
ra
lanz ando una mirada retrospectiva, contaba acerca de su m aestro amarga déc ada de 1789 a 1799 ·
38
a. •33• / 1959, 1969, 1973 y reimp.: •32a». a. «34» / 1959, 1969, 1973 Y reimp.: •32b•.
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oFIA DE LA HISTORIA
y FIL os
CRITICA Y CRISIS CRISIS
1
q H b mstanc1as
monarca, su intención final se enderezó -sobre la base de s
u a tal d
eaba e¡im m
. ar todos los privilegios y las
o
· ' las
e
del Estado, de carácter iusnaturalista- contra ambos simul o . D _ o s · d e ra_c10n
ilu erad aruraleza estamental para, sin tener en
es
sobre
n 1
.
c
La vinculación, tan propia de la situación imperante, de la n n lí i mt n
. u�- de ig . o s alcanzar al fin un E stado po
o
sp1· de
a
,
co u
4s. En_ la cu
t
con el monarca absoluto -Turgot no veía en el soberano a un r e r t l l y
ncia al � a� de todos los ciudadanos an
-on>
e
de la igu de?1.,a hallarse un monarca fuerte, que retuviese
e a e
un Maftre, sino, en e l mej or de los casos, a un chef 9- no p n sus
ñar acerca de la real formación de los frentes, aun cuando º E sta do . Turgot acept ó plenam ,
ele diehel po der ?�buco, d decisión46 d po lítica de decisión por � arte
ent e com o
va ociedad en tra_nce e
o
sassiner les rois. Voila, Sire, un grand sujet de méditation que les
u los de una nor
doivent avoir sans cesse présent a la pensée [co locando, alternativ
defen or de la soC1eda
d, e1 erci siempre, con los mód crítica contra
te, el puñ al en manos de los rey es para degollar a l pueblo, y en f Y_ �oral, una despiadada
de los pueblos para asesinar a los rey es. H e aquí, sire, un ex marividad supraestatal' natura mismo E stado procur
ó
el Estado existente_; en cua
nt mi?1stro fi i áti
motivo de meditación que los pr íncipe s no deben apartar en 1?.
mo, ��i:;e f
o
q e a r ig ba su c �ltlc�.
cas, a la crisis en la di ferencia entre
no se doblega a las exigencias de una tolerancia religiosa. Por otra onciencia reflexiva la
r a a
s c
u
¿cómo llev ó T g h t
te, pone en guardia al monar ca contra cualquier debilidad frente a tadista burgués, encarnaba e� s�
u
1
e
un de recho ateo, y a que n o es sino un mero
derecho del más • a la s oci edªd o si -se gún l a vol unt ad del príncipe- r esulta
pur� y escueto P?der. _Ciertam ente, es posibl� insta -:� E d ne por tanto en ev 'd 1 enc1a · d'onde radica 1 a ver-
el t
m ediante el cambiante J uego de las fuerzas en ltza, e urar un PP.�uente �e�d�r:cho
f
' . Le droi/ n'est pas plus opposé au droit que
quil
útil y exigible por igual a l os diversos intereses; pero ibrio que ,¡,;té a la ver , t.té [El derecho no se opone al derecho en mayor grado
violencia la injusticia puede convertirse en derecho, sobre la opone a l a verdad]54. El criterio para distinguir l o just o
m a del derecho se evidencia com o sustancialmente inj con ello
y la erdad e d'ca ya en el absolut o poder imp · erativ · o de1 prmc , ·1pe,
ra
del poder, de l a violencia, que se declara a sí mism sta. La ' lo jnj us to noc1.enc1�a humana. Tout ce qui blesse la société est soumis au
en 1ª co n
u
,
cho, es un systeme immoral et foncierement impie [un [Todo l o que les. .
1�na 1.ª soc1ed ad es�a som�-
l e la conscience...
a confonne
el .
t cern a d id eas de H obbes en su co ntrafigura opuesta.
e
. . .
pues, Turgot enfrenta entre sí a un derecho m o ral, p ue Turgot no sólo qmso eltmmar 1 os restos f eudo- estame n-
a mirada
,
pendiente del poder del Estad o y de sus intereses, y que del l e no' del Estado absolutista, sino que al mism o tiempo -con
supraestatal
, . ema políttc .o
h ombres vinculándose del mismo m odo, y un d erecho liga a 111uuuuccw n d la l e gitimid a d m ora l- q ue br a nto e 1 sist
·
e
de la fu
fico de este mismo Estado. En el _Es:a�o absol_ ut 1sta 1 a dec1_· s1· 0, n
__ ,1 · ,
--con claras a lusiones al sistem a absolutista- era para
él la .
jurídica de l orden político imperante. polfnca deI p ri'ncipe poseía pl•ena fuerza 1und 1ca e n vtrtud de su mtsma
Bajo el imperativo implacable de l a guerra civil, H obbe .'ón· el oberano había sido alepd · o consci· entem ente de toda ms- ·
tan desparej a la vinculación entre pod er y derech o, que s .
IIPOª mor ' al, c n obi' e to de inst r n rd n, d m ne
.10, n de poder en e1 representante m'axi-
au ar u o e e a ra pu r a ment e
·
o
jurídica a aquel poder capaz de poner fin a la guerra civil.
otorgó
l · ca m e di a nt e l a c o nc e nt rac
aunq ue h a bía a vizor ado la inminencia d
Para po inde l ,E seado51 • Aquí radicaba el punt o cardinal del Estado absolutista
e la guerr a civil y aunq mo
.. ¡
práctica, aceptaba plename nte un soberano absoluto, se tal como e había desarrollado a partir de las guer�as c1v1 1 es re ·1g·10 _ as.
unidad. Fue, incluso, mucho más allá qu
resqueb punto cardinal fue interpretado en el ordenamtento ya establecido
e su maestro y dechado
Locke, por cuanto que pol arizó tajantem ente poder y derecho mo e n nuestro caso por Turgot- com o una fisura o l aguna, una
cho de l a équité es el derecho postul ado de la sociedad; frent . El ;a en el sistema político, que de�ía ser, cu?ierta �e f orma natural,
e a él
el derecho impera nte del Estado a bso lutist racional O bien, como aq uí, m or al58 • S1 el prmc 1pe ac_tua en contr� de l a
a : l a arbitrariedad, la
¿cómo se comportan entre sí las dos formas jurídicas po moral, comete un crime, y no so l amente ante D10 , smo ante el tnbunal
por Turg ot? L a cosa se plantea c on toda claridad c uando moral de la ociedad.
La moral priva a la decisión del príncipe de s� cará_cter polít!c . o. N o
moral y el derech o político entran en conflicto; caso que Locke
el
,
parte, en su enfrentamiento de un derecho social y un derecho
, se presta obediencia al poder que otorga pr otecc10n, smo tan sol� � un
no había captado en absoluto52, pero q ue se convirtió, desde
po soberano que se somete a las e xigencias de l a moral. Sólo �� l��1�u�a�
problem a -esto es, en síntoma de la crecie nte crisis- con motivo
lu ción moral convierte al m onarca en v erdadero soberano: Lzllegztzmzte
diferenciación imperante en un Estado absolutista. d'IUI abus du pouvoir n'empeche pas que /'exercice de ce pouvoir réduit
Para el caso conflictivo entre deber m oral de conciencia y ii ses ;ustes bornes ne soit légitime [Lo ilegíti1!1o de un_ abuso d� poder
,
soberano, Turgot afirma de mod o ple nam ente racionalist a, lo no impide que el ejercicio de ese poder, sometido a sus Justos límites, no
que H obbes, q ue tal pugna h a de ser necesariamente imposible sea legítimo]5 • La legitimidad del m onarca no se basa en una supuesta
9
ámbito estructura do y ordenado jurídicam ente, a causa preci equidad de su poder derivada de Dios o fundam en�ada en l a person:1
mi ma del rey, sino que su poder sólo puede ser considerado com o leg 1-
128
129
CRITICA Y CRISIS CRISIS y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
timo cuando el monarca se mueve dentro de los límites u oncreta relativa a dónde y cómo coinciden el derecho
un derecho derivado directamente de la moral. Hay pri� � �e p regun;a c o es, la cuestión de la configuración política de un
La º er
est
les 9ue, con plena in��pendencia. d�l orden político-estataf�• �I P o es �atal moral, es aludida por la escisión dualista de moral
�ostienen una pretens10n de domm10 y que, lo mismo que la �, � n rada en cuanto cuestión política decisiva. Considerado
e n
ilustrada, exigen de modo totalmente apolítico su propia s �tica e ,g ¡° debe imperar en nombre de la moral, esto es, de la
e ey
monarca absolutista se convierte en ejecutor de una equicbd _.i_m ente :on ello no se ha dicho, ni puede decirse en modo algu
d; pe ?
mente moral, como subrayó siempre Turgot frente al rey en l derado políticamente, la sociedad quiera dictar sus leyes
1
r
de ministros y ante el Parlamento. No es el monarca quien¡ que, co� ya que la sociedad es de carácter puramente moral.
e \ rey
rar, sino la justicia en él y a través de él60 • Con esta interpre di p0nt�� p:lític� relativa al titular de la soberanía, resuelta ya moral
00
de las tareas políticas del rey, el poder soberano se ve privad � cu � este modo. Y así se torna también comprensible por
e e u dida de
libertad política de decisión, esto es, de su soberanía a bsoluta. -"• e afirmó acerca de Turgot: Il est le premier parmi nous qui
sólo esto; es que, además, es objeto de un veredicto con den at La H��� actes de l'autorité souveraine en ouvrages de raisonnement
Una vez que el derecho queda fijado de modo purament ,;,cJ,ang u esion [Es el primero que, entre nosotros, convirtió los actos
e
fuera de la esfera de la política, así como la sociedad sabe dii ,tde pers �berano en obras de razonamiento y persuasión] • Mediante
e 64
por su parte del Estado, todas las transgresiones del derech o cid intel·ectual de una pregunta que, objetivament e, es una
la di,ere nc iación
er
�
· , ·
correspondan con la moral constituyen actos de pur a violencia: m aber: c m q e � 1mper � _ r ea 1 me nte e� no� b re d e I a mo P.
distinction du P_ouvoir et du droit [de ahí la,�istinción entre p la mi a, a oso sentl d o po ü t1co de 1 as exigencias . b urguesas.
� Í
e
encubre el r igur
recho)61 • Mas s1 prevalece tal derecho apohtico, la decisión po · 0 detentador de la soberama , permanece anommo , .
soberano pierde su carácter jurídico, en tanto en cuanto éste b autén.,:ndo por el rodeo de _la ausencia de la nuev� él_ite, t?_dos l�s
su s1gmficac1on poli
libertad de decisión del soberano, que es política y, al mismo ti e to en los que ésta hab1a pensado ganaron
rídica. La fuente absolutista del derecho, la sede de la soberanía �opia. l E secreto político de la Ilustración consistía en que todos
tiva se convierte, así, en ámbito del poder puro. Si este poder !nceptos -de modo análogo a la toma indirecta del poder- eran
el sentido de la moral, se regirá de acuerdo con criterios extra de modo invisible. En el anonimato político de la razón, de la
y suprapoüticos, de validez perenne, y su juridicidad no será ya
apolítico
mor al, de la naturalez a, etc.� �adicaba_ n su sing�aridad y su eficienci_ a
en el sentido del poder soberano de decisión, sino precisamente cara cterí ricas. Su valor poltttco consiste, precisamen te, en ser apoli-
Pero si el poder es utilizado en contra de las reglas válidas de la
También la soberanía se disuelve en conceptos puramente extraesta-
tica.
entonces será político en el sentido tradicional o usual del término
cuanto decisión soberana del monarca-; pero según su nueva tal y upraestatales, sin concretarlos nunca: así la moral, la conciencia,
entendida también de modo nuevo, será antijurídico, pura viol el pueblo, la naturaleza y otros muchos semejantes. On ne peut jamais
bien, considerado moralmente, inmoral62• di,t qu'ils [les princes] aient droit en général d'ordoriner et de juger sans
La invocación a la conciencia humana, la postulada subor acune exception Uamás puede afirmarse que ellos [los príncipes] ten
de la política a la moral, invierte los fundamentos del Estado absol gan derecho de ordenar y juzgar in excepción alguna], afumaba Turgot,
pero -y aquí radica el secreto de la polarización de un derecho ttdu moment que l'on suppose l'ordre injuste, c'est le cas de l'exception
y de un derecho del poder- sin poner aparentemente en tela de ( desde el momento en que se da el supuesto de una orden injusta, se
la estructura externa de poder propia del Estado. Sólo «las leyes anee el caso excepcional) 65• El poder estatal del orden permanece,
imperar. La normatividad moral constituye la armazón política · desde luego, en manos del príncipe, pero no es éste quien decide, sino
por la que la sociedad ha trepado como por una rama de hiedra: que « e» decide --esto es, decide el sujeto anónimo- lo que es justo
poder actualizar una influencia política, esta normatividad se ve a y adecuado y lo que no lo es. Y aunque decida siempre el monarca, se
da al Estado absolutista como su verdadera y auténtica legitimad decide cuándo y en qué momento no tiene él que decidir. La conciencia
poder del príncipe es despojado de su carácter representativo y determina los casos de excepción. El punto de convergencia entre las
no, pero al mismo tiempo se deja intacto el poder en cuanto leye morale , eternamente válidas, que impregnan la conciencia con
porque, en efecto, debe convertirse en una función de la soci su validez, y los portadores de esta conciencia, socialmente palpables
Apolítica de modo directo, la sociedad quiere, sin embargo, im Y concretos, queda inexpresado, y la cuestión que posee, en rigor, ple
modo indirecto, mediante una moralización de la política. na relevancia política, se evapora en un anónimo «se». Aparentemente,
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CRITICA Y CRISIS FIA DE LA HISTORIA
CRISIS y FILOSO
Turgot permanece sobre el terreno del Estado, del mism nné, mais qui n'a pas su distinguer ses devoirs
. . . o . n in tentio
expresar1 o, 1 o supnme al rrusmo tiempo en su estructur rnado. �
bie
se s droit s comme prince [Deplorable ceguera de un
e de
La escisión entre moral y política significa, pues _; olf
p
---,,e h<>,111": onado, pero que no ha sabido distinguir sus deberes
la fuerza ideológica de esta polarización-, retirar al Est �n e �-:. p e b1enintenci chos como ,
.
pnnc1pe ]69 . U , . cato, ¡·1co,
n prmc1pe
� sus dere
hombre de halla sometido, sin duda alguna, a la Iglesia, mais
a
s�s fundamentos políticos y al mismo tiempo encubrir e 0
c1a. Lealtad al Estado y patriotismo son, igualmente críti·
st
e Turgotm , se • , ·
ª ho rne dans les eho_ses ;1u1• mteressent sa :e1·igion, so� �alut_
me •me Prince, il est mdependant de la puissance eccles1ast1-
, cay
or den sub.s1stente. '111 com
-__,,,,,el C orr, .
En la práctica, esta ambivalencia se expresa en el h hombre en Ias cosas tocantes a su reli g10n, , a
los representantes de la sociedad burguesa podían cambiar h.º
ec
,..-;� _í_, · · teresa como es independiente del poder ecle
[pe �, e •:r onal. Como príncipe,
132 133
CRITICA Y CRISIS
DE LA HISTORIA
CRISIS Y FILOSOFIA
�
p ríncipe, en cuanto repre sentante supremo del E
s tado, se v eía Y la acr itudes realizados o adoptados en el mund? pol'1t1_c� e
a la categorí a moral del hombre
, la mi sma dialéctica ínsita e n e l vierten en tot al in j ust i ci a una vez q ue son s ome t l d os a 1 1m c 10
�oral daba como resultado el que esta categoría �: resistir el veredicto final de éste. L a totalidad moral
ti rse en una magnitud de carácte
moral pudiese � Y no ���tificación existencial a todo aquel que no se somete a
r político, aunq ue no se la 11"1".,aca l su
co
expre samen te como tal. La f unc
ión política que el príncipe os l . Un obierno inmoral es en tal caso -como f ormulo' D upont, �1
cuanto tal príncipe quedaba transferida forzosam d al tere �e Turgot- la par�i� �dvers� �e chacur: [la parte adversa�1a
ente al «hom
derec ho político de d ecisión -que hasta entonc ad ácada un o]11 • Con ello ut1hzo un. top1co. me
de . diante el cual la soc1e-
es solame nte a i i ab l g b d endo _que �ra ;' e¡ pa �tl·do
al monarca- quedó am pliad o
a hora mediante la intro ducci dad civil- b u rg ues cr t c a a o 1erno 1c1
cial de la legitimidad moral en todos los represe
ntantes de la
ón
en contra de todos» · El arranque moral de esta acti tud tildo en pnmer
en todos los hombres sin excepción. El que perma
neciese políti
lugar al poder imperante de partido, de �rup o de pode; _con «mt� · res:s
anónimo en el seno de esta genera
lidad fue, en principio, la res iale » -aquí radicaba el meol lo ob1et1vo de la critica que e1er�ia
sistema absol utista, respuesta vinculada a una situa la iedad contra el detentador y titular d el p oder estatal-, y al m1s
ción : en él, el mo tiempo d e un partido para el cual no hay l ugar alguno dentro de la
político de decisión se hallaba concentrad o de mo
do tan ine qufv totalidad cerrada moral de la socied ad. El gobierno se convierte en u ?
manos del monarca que toda int enc
ión encaminada a moralizar
ta ncia recibía ya una signifi cació
n p olítica, concretamente : una
partido en contra de todos, en un partido, por tanto, que, po� defim-
de oposición y ya en su mismo origen revol ucionar 75 óo, no puede ser un verdadero «partid�» - Tu.,en e) arry,ng�e m1s�o- de
ia • El man la Crí ti · o condenado el E stado imperante · mas aun : am�1!a-
histórico de la situación inicial, a saber, tenerse que
constituir en el
del anonimato político, provocó, sin embargo, . on ello se había extraído l a consecuencia -ap arentemente l og1ca
mediante el d
moral que correspondía a esta situación, una répli cvídente- del sistema ab sol utista. El príncipe, como representante
ca que apuntaba
allá de ésta y que ponía en tela d
e j uicio al Estad o, de manera in
,._�l.l,<..,...,,e convierte así baj o os veredictos de la C rítica niveladora,
pero tanto más radical y decisivamente. c�rtido contra todos».
D esp ués de que el burgués quedó implantado firmem Al absolutismo político, por tanto, le salió de modo entera���te
ente
posición extraestatal, se encontró en posesión, dialéctico un contrincante moral total, que le p uso en tela de 1mc1�,
precisamente aq moralme nte, de modo total. Si la soberanía existente entonces, polari
armas netament e supe riores. La
totalidad moral y la pretensión
zada hacia la moral, se vio sometida a la instancia enjuiciad ora moral,
134
135
CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
CRITICA Y CRISIS
r por vía
sión que Turgot había procurado solventa
el Estado se transformó en un campo de pretensiones de tot
ali · O"ª· La ten hasta convertir e en una pugna directa entre la bur-
s�na�ente facuh��ivas, per� morales en esencia. La bu e g avó
. . � �a y el Estado absolutista, y condujo al fin a la guerra civil.
liza�i_ on ?,e la polit1ca en el siglo XVIII vino a significar,
pol1t_izac1on total del mundo intelectual, aunque sin tornarf.
J:ada ciud
ª ªcivil este inesp
erado final del siglo de la Ilustración, esta
consideración en su condición de tal.
a
1.,a_gu7:
.
JIISPfi
mucho tiempo atr�s. La_ fuerza_ explosiva revolucio
ca _ desd� mo moral se ev1denc1a precisamente en el hecho
dualis
Tras de la abierta tensión entre moral y política ardía secr _,ia p rop•� del a la guerra civil de modo abierto, pero sí lo hace, si
latente ya, la crisis política; la cuestión relativa a si' en el fu turo gi cim
, e1 Estado o e I «espmtu»,
na
·
esto,es, 1 a sociedad. En esta situaci.• • �e �irec�ente, con tanta mayor seguridad. Incluso el mismo Tur
o
l,íell •nd Estado procuró impedirla, en
u calidad de funcionario del
, ·
sosega d a por le ,. comenzo su tarea el ministro TurgOt,
a nt1ca, ue _en pondiente actitud frente
. q no «filosófico» adoptó la corres
momento en que I a critica , mora l y su pretensión de domiIllO · dada..
guerra c1vtl.
anto CIU
act.iva y rea 1mente en e1 arn , b1to pol'ltlco, en eI momento en que
º cu
mo el único principio ordenador capaz de poner
.
bre adicto a esta moral y vinculado con el soberano lucha por • 11a . pa a el absolutis
u� orden nuevo, el rey retrocede, atemorizado78 • Muchos ilu .' ; ofocar permanentemente la guerra civil era la subordinación
política, para Turgot este mismo principio se convirtió
b1an puesto sus esperanzas en Turgot debido precisamente 1 ::•:oral a la rra.
la gue
moralismo de éste79, y por este moralismo le profetizó Galian�•su en eI final de ano actúa en contra de las leyes de la conciencia moral, en
derr�camiento.. rnrgot se ira pro?to o tendrá que marcharse, . el o ber
de la hum�nidad_, �al _c�s_a signific� se prépar�r un
tr� de los derecho�
'r. . ,
137
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CRITICA Y CRISIS
CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
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CRITICA Y CRISIS CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
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CRITICA Y CRISIS LA HISTORIA
CRISIS y FILOSOFIA DE
de ellas] 104 • Rousseau, que siempre temió la revoluc La voluntad una e incondicionada
ión que Veí de s legalidad general.
se, fue también el primero en descubrir la ficción
qu e en cerr
a la fecha �aba la decisión sobe rana del señor y príncipe abso
d. ual.1smo secu 1ar. y, sm· embargo, Rousseau, aba _re
al inte la que _e ;,��a por Rousseau en favor de la sociedad. El resultado
ilustrada y el Estado, preparó como ningún otro pe ntar aunar la i
nsa lilfO re v � • , érale la voluntad común absoluta, que se da las leyes
cepc10n · ' de 1 Estad?, �1 �ammo de 1a revolución. Tamb dor, con
·
la va/onte fe:Obera�o visible, condenado a la corrupción en cuanto
ién él
enredado en la d1alect1ca �e la Ilustración
, que proporcio� mi ma. E oder es destronado, pero se conse rva la voluntad sobe
p_roceso de desenmascaramiento se oscurece en su s de(tfltador d I
enti
c1samente Rousseau, con toda su lucidez y penetraci do po'lf.tlco. �ipio �olítico de decisión. Esta voluntad es transferida a
ón p l1 r,P' co�o ��m en cuanto tal sociedad, no dispone en modo alguno
supo demostrar cumplidamente-, sucumbió a la pna socied a que
ficción°ut:� Paca rque la' sum
a de individuos volitivos no puede desplegar una
había:1 Jlf:-l'&t�ido los ilustrados en su estadio hipocrít
ico. ele ella, po n eral en mane ra alguna, del mismo modo que la adición
oussea e planteó la pregunta por el o d ge
. · e5ta tunt� tereses particulares no da como re, sultado un interés común y
d te cual todo homb , re está vinculado. con 1 demás - .i.. lo i . 1a volonte, genera , le es em:inac1on . , de una
109 Antes al contrano,
~-,;_ i,.:. u,.
n
o'l� se obede�e mo ermanec1en además tan'SIQ
.;::,ai
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CRITICA Y CRISIS
FILOSOFIA DE LA HISTORIA
CRISIS y
1
Rou seau la extst
º
veredictos fallad os hasta entonces con mayor seriedad o derru rnbamiento de todas las relac10nes · de propie · dad, um'd o ne-
m orales mismos; en efecto, él ha perpetuado baj o el �ue los • ente a convulsiones de todo tip · o y a imprevisi
· · '61es deso' rde_ne�;
estigma de
cios sus juicios en permanente proceso de superación. �en cuanto crisis política de tod o el Estado, en fin, no const1tu1a
La po
ser pensada y deseada por parte de una voluntad gener sib. co': odo alguno la significación central del conce�t? en el que �e h1:1-
al .
tiene la razón de su parte, una vez dada como existente, que dirnentado la conciencia burguesa de la cnsis. Esta concien�ta
forzosamente el terror y la ideología -las armas de la trae seolu cionaria de la crisis se alimenta más bien del género de crítica
o bjeto de corregir la auténtica y verda
perturbadoramente. Con ello se eleva a la categ oría de
dictadur
dera realidad, que se abre
principio
co el método de la crítica progresista: considerar l o postulad
:ro,
�: específica de la burguesía en el Estado absolutista. Est o se torna
igualmente, si se siguen los pa�os de R?usseau hasta llegar � su
pronó tico de la crisis, esto es, el cammo seguido por el pe�s�dor �1?e
o brino en la comprensión y f ormulación del concepto �e c�isis pohttca.
mente como la verdadera realidad, ante la cual desaparece
el p Rousseau antes de profetizar el -para hablar c on terminos de H ob
Ininterrumpidamente, se giran contra el futuro letras en
de bcs- retroce�o de los Estados actuales al primitivo estado de naturale
En persecución de la ficción de una realidad planificada racio
la revolución se lanzará hacia adelante en la misma medid za, del cual proceden to dos ellos, se remite expr�samente al temor ante
a en que la muerte, que -al igual que en H obbes- domma en los h_ombre�. La
o rigen una y otra vez a la dictadura, para
rescatar las letras de naturaleza impulsa a l os hombres a emplear todos los med10s posibles
giradas en descubierto.
En este aspecto, es Rousseau el primer ejecutor histórico de con tal de poder escapar mediante ellos a la muerte 127• De este manda
la miento de la naturaleza, surgido del temor ante la muerte, Rousseau_�o
tración que ha dominado a la generación intelectual joven
en la deduce ya, como había hecho H obbes, el deber de buscar 1� �alvac10n
ra misma de la Revolución. Rousseau endureció las ficciones
poi en el eno del Estado, sino que, por el contrario, afirma decididamente
convirtiéndolas en realidad política, y el hecho de que se
le que la amenaza mortífera proviene de este mismo Estado 128•
este engañ o encubierto n o hace sin o dar testimonio del
poder Rou seau potenció al máximo, de modo radical, la valoració? del
utopía, que se despliega precisamente cuand o se estima y compr
sí misma como utopía política. estado de naturaleza verificada bajo la protección del ordenamiento
cstatal1 29; el estado d� naturaleza no es ya para él una guerra civil, sino
146 147
CRITICA Y CRISIS
CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
del Estado e�sten_te a la sazón. De�de el puntoinhumanicb fo ma de u a Co stitució - a las leyes eternas e
n t 0 o en
moral, se evidencia con plena dan dad que es de vista de la
ª
r n n n
�b 1e que la sociedad descubre y p redica. �� nueva e'lite .1rr m1:ipe
el que i_mpi_de a l_o� hombres :je r_citar li_breme justamente campo de las pugn as potítrcas con e1 Estado 1m-
nte su virtu o ula d s en el
que les 1mp1de «v1v1 r», y esto s1 mfica, dicho d P in , r em6°argo' la posición moral ga ran tizadora de supe rio ridad
polémicament te-
constriñ_e a �mplear todos los medios posibles co . encia no fue abandon ada en modo algun, o, smo ., que se
Y de inoc ración y fortalecimie
g
n el fin des:¡ . n to. La d.1syun c1o . ent re
su propia vida y, con ello, derrocar la domin . ue 1 bo . cn trca
ación tiránica e · 16
n
dad natural y el campo de la política estatal, declara-
De este modo se abandon a el puro dualismo rei. n o de la 6ª on de esta escisión como remo
po del dualismo político. La enemistad contra moral y se p ro b ra y acia · de 1 a pu ra v10 ·
· 1 enc1a,
el
barazada de su relación indirecta. La sociedad Estado rcsu) lo pa gr an d a d a y agudizada .' ahora sirve para defen der la in ocencia de
gr
ilustrada co e
la sobe ranía política como inmoral, pero ella
misma se es · �ib le agresión. Hasta el presen te -se afirm� en un_ :scn· to di
Rousseau_ avanz� un paso I"?ás: n o sólo es inmora 134_ las fuerzas en liza se habían manter1;1do equt1 I 6 r, ad �s en
l la Í 0
78
ella es qmen obliga a la sociedad, y al homb re mism s oberanía, ic-nria -la burguesía, dicho sea de paso, se cons1d;ra ya a s1 ,mis�a
o,
Estado imperan te a la sazón corrompe al hombre. a ser in ---·factor político indepen dien te-; la ª�:ion de a1 1 orce et a1 reactzo�
0
En tal es
sas, Rousseau n o puede hace r sino exi ir abie rtame OJIIIO ¡ 1, [acción de la fue rza y la reacc1on de las volun tades] constl-
nte el derr vou°:b:Íancement des puissances [equilib rio de po_ten�ias]. La nueva
de dicho Estado. Así, pues, hizo exactamen te
g
lo que él per �.Aa d e a1za frente al ancien régime con la conc1en c1a de absoluta
no deseaba. Ejecutor de la Ilust �
ración , sucumbe a la hip o
Rousseau con jura la imagen del homb re o ri in cresía
"da d política; la voluntad hurgue a, sin emb a_rgo, s1. g_ue ocuI tando
g ario, n atural
en cuanto tal, también moral, ima en junto a la
cual se derriten panagre ivi dad bajo la capa de la necesida� y la 1�ocenc1a de la m_era
pa recen la sociedad existen te y el gEstado impe r reacción. El fermen to revolucion ario de la 1deologia burguesa co��1ste
an te. Esta visión
del homme isolé [homb re aislado], atravesado por ·samente en que se conside ra a sí misma como _mer� «reacc�on».
la originaria· �ue Ja inocencia obliga -y en es_te punto se anunc�a la mfluen c1a ?e
cia de su o rigen ext raestatal, es el hilo conductor
ficticio a lo Rousscau, que se añadió a la de los ilust rados pro�res1stas y puso_ a �hs
cual se despliega el pron óstico de Rousseau. Aun
que haya ente posición de la pugn a política las fue rzas del corazon y d�, los sent1m1en-
man era estrictamen te política el concepto de crisis
, el
de su profecía de la crisis se a emejan a la invocació tono y el junto con la volonté générale-,_ fuerza a la revoluc10n a _ presen tar
mo ral de sen ten cia. Seño res y sie rvos son i uales;
n de una ·
. La guerra civil n o amen aza median te los descontentos e _ ilust rados,�
en la crisis, t 511 amenaza se presen ta más bien en la figu ra del hombr: _virtuoso. Su
homb res se ven retrotraídos a su estado o ri in ario,
g
son exam· vere dic to moral n o perman ece ya en el campo de lo pol1t1camen te fa
te rio r y exteriormente, y sólo el hombre ve rgdadero,
el hombre cultativo y no vinculan te, sino que le obliga al mismo tiempo_ a llevarlo
el homb re trabajador, saldrá airoso de esta prueba 131•
La crisis política del Estado, con tra la que p revi a la realidad. Car la vertu s'aigrit et s'indigne jusqu'a l'atrocité. Catan
n o una y
Rousseau en sus escritos sobre problemas actuales 32 tt Brutus étoient vertueux· ils n'eurent a choisir qu'entre deux grands
1 , fue conjurada
él como crisis moral a partir del état d'homme [co attentats, le suicide ou la rr:ort de César [Pues la virtud se irrita e i n di gna
n dición de h
inocente. Y con ello dio expresión a lo que sus con
temporáneos
compren de r y, en definitiva, escuchar.
a. [Verfassung].
148
149
CRITICA Y CRISIS LA HISTORIA
CRISIS y FILOSOFIA DE
150 151
CRITICA Y CRISIS
CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
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153
/ CRITICA Y CRISIS CRISIS Y FILOSOFfA DE LA HISTORIA
.out est changé et doit changer encore [Todo ha carn b· dir e de encima el yugo de los déspotas del otro lado de los ma
1e cambiar]; con estas palabras abre Rayna1 su obra u.s ¡,ors;:; its a opter entre l'esclavage et la guerre [Forzados a optar entre
• \u d y la guerra]161, acabarán por echar mano a las armas, y la
;ions passées et ce/les qui doivent suivre, ont-el/es été · 1 av
elle!> Jtre utiles a la nature humaine? [Pero las revoluciones� � e _ �aerá, con toda certeza, del lado de la inocencia americana. La
Y1ct� a de los virtuosos colonos americanos será
las que deben venir, ¿han sido, pueden ser útiles a la naturale r au tonomía política
n
nanen e ceso h
. , ·
1stoncamente obturado y, en real1dad, mora1 ,
pro
:ft.
na?]. Es una pregunta típica de los salones de París, y es preciS:
º
•no de un
p..-·
154 155
CRITICA Y CRISIS CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
par �
fatal catástrofe que habrá de separar un mundo del otro. Ya estt guerra civil, que Raynal confiaba en poder esquivar, llevado de
parada la mina en los fundamentos de los imperios tambalean zada fe en el progreso, fue legitimada por él abiertamente
materiales para su ruina se amontonan y ensamblan a partir de la su _Pera n reducción moral de las circunstancias imperantes a dos
d
e 1 n ce su
persión de nuestras leyes, del choque y fermentación de las opini m 1-:iones radicales. Les partís extremes et les moyens violents [Las
del trastocamiento de nuestros derechos, alimento de nuestro c o 0
� ·
ones extremas y los medios violentos] -carentes en sí de justifi
del odio irreconciliable entre hombres disolutos que poseen t p<>S_I��- se tornan justos por obra de la inmoralidad del soberano 169•
riquezas, y hombres íntegros, incluso virtuosos, que no tienen nada
perder excepto la propia vida] 165•
�d ali mo moral, que hasta el momento presente había dirigido una
� indirecta del poder, siempre dentro del marco del Estado existen
Dos mundos se separan entre sí. En la misma medida en que �;� había hec�o �osib)e una cr_ítica I?editada, justifica a�tomáticam��-
sible evidenciar el dualismo moral en la polaridad geográfica, con te la guerra civil si la virtud qmere pisar el terreno propio de la acc10n
pulcritud, resulta insalvable en el ámbito del mundo social. En a lítica. La guerra civil es un evento inocente; conduce, sí, a violencias
contradicción con las condiciones existentes de hecho tanto en F � crímenes sinnúmero, pero su esencia íntima está determ�nad� por
como en América, hay sólo dos clases: ricos y pobres, propi.. ..,Qll.,. la crítica política. Con la condena moral del Estado, con la identifica
despo eídos, c'est a dire les maftres et les esclaves [es decir, señ ció n entre Estado y violencia pura, dada junto con la escisión dualista
esclavos] 166 • Los estratos o clases sociales, de acuerdo con la · de la realidad, con su estigmatización como amo cruel de esclavos, la
dualista del mundo de los potentados carentes de poder político, se rebelión contra esta soberanía estatal injusta se convierte en un enjui
envueltos en la crisis que posibilita a aquellos que pertenecen al ciamiento moral. La guerra civil es para el Estado una crisis, pero ésta a
de los virtuosos carentes de poder vencer al cabo lo mismo que los 511 vez e para los «ciudadanos» un tribunal. La garantía interna de que
ricanos. Las divergencias son insalvables, como el océano Atlántico, en el amenazador estado de inseguridad la crisis política hallará al fin
separa la virtud de la maldad. En vain... d'établir un traité de paix un término favorable, yace ya en la inocencia política de una Filosofía de
ces deux conditions [Superfluo... establecer un tratado de paz entre la hi toria que no conjura e invoca esta cri is como guerra civil, sino la
dos condiciones] 167• Intentar atemperar la tensión o suprimirla del guerra civil como tribunal moral.
es una quimera vana; dicha tensión sólo puede ser suprimida m El decurso de la subversión profetizada por Raynal obtuvo muy
una decisión radical. pronto la confirmación de eada por obra de los acontecimientos his
El tribunal moral, invocado por Raynal a través del rodeo de tórico americanos. Thoma Paine acompañó todos los sucesos que se
filosofía universal de la historia, válida para todo el planeta, no es desarrollaron entre 1776 y 1783 con sus comentarios periodísticos, que
en esta concreta situación -y en este punto no permite él la defendían con agresividad radical la posición de la libertad. Paine eligió
duda- que éste: la guerra civil. Gardons nous en effet de confi para u revista el título The Crisis. Con la seguridad instintiva de un
résistance que les colonies Angloises devroient opposer a leur m divulgador propagandista -lo que, a su modo, era también Raynal en
avec la fureur d'un peuple soulevé contre son souverain par l'exdstl Francia 17º- comprimió en esta palabra el doble sentido de una guerra
longue oppression. Des qu'une fois l'esclave du despotisme auroit civil que al mismo tiempo era la ejecución de un enjuiciamiento moral
sa chafne, auroit commis son sort a la décision du glaive, il seroit que, con la misma seguridad con que se separan entre sí dos continen
de massacrer son tyran, d'en exterminer la race et la postérité, de ........_I!'. t conduce al cabo a la victoria de la inocencia y de la libertad. Con la
la forme du gouvernement dont il auroit été la victime depuis da guerra de la Independencia se inicia la época en la cual virtud y vicio se
eles. S'il osoit moins, il seroit tot ou tard puni de n'avoir eu qu'un paran entre sí, porque los corazones humanos son medidos y sopesa
courage... [Guardémonos de confundir la resistencia que las co dos. These are the times that try men's souls [Éstos son los tiempos que
inglesas habrían de oponer a su metrópolis con el furor de un ponen a prueba el temple de los hombres] 171• La guerra civil entre los
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CRISIS Y FILOSOFIA DE LA HISTORIA
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un lado necesariamente al hombre en cuanto tal, si quería salva . ncia extrapolítica y suprapolítica, que -si bien sólo había sido
su propia forma. El súbdito fue privatizado en cuanto hombre CO11c1e. c1'pio una rep , 1·tea, cond'1c10na
· ,
n da por 1a s1tuac10n,
· · a1 abso1utlsmo
·
defender y garantizar su soberanía, el Estado absolutista proCU1'6 P . , .
e11 n e- se hab'1a potenciado a s1 misma como autogarantia , , .
t utop1ca.
todos los medios crear más allá de la religión y de la política un ¡111pen;és condenado a desempeñar un papel apolítico, halla refugio
de indiferencia que defendiera al hombre de los terrores de una El bur
civil y le permitiera acudir tranquilamente a sus quehaceres y ne
El hombre en cuanto súbdito, desintegrado, se agrupa al fin · ..
g
t11: copia. Ésta le suministró su seguridad y su poder. Ella fue, en
�va el poder político indirecto kat'exokhen, en cuyo nombre fue
de n � el Estado absolutista.
mente a través de los miembros más destacados de su inteligen.., ,·._ derrfªd
_,_ el bellum omnium contra omnes de la República de las Letras
la sociedad civil-burguesa, y procura hallar su nueva patria en el repetidamente, nuevos motivos para anticiparse previ-
apolítico y arreligioso. Pero donde la encuentra es en la moral, esto hallo, �a moral,
a la acción soberana, que carece de motivos, de razones, en
en el producto de la religión privatizada en el seno del Estado p r ent e
�roso sentido de la palabra. Esta moral hubo de vivir del cambio
y concluso en su forma. Su campo de acción es el mundo: el eI n
c e de argumentación, porque le estaba vedado, de acuerdo con
ilimitado y abierto. El sistema absolutista de Estados sucumbe
asalto indirecto de una sociedad que invocó precisamente aquella
'° 11 ant encia, el acceso al poder. Finalmente, se vio obligada a de
ropia es
su �tar al monarca. Llevada de su desesperación ante su propia inca
universal que el Estado quería eliminar, y con la cual -sin t ocar ca� a reconocer la esencia del poder, se acaba refugiando en la
a dad par
ticamente, en apariencia, el Estado absolutista- hizo saltar sin p ra vio lencia. Usurpa el poder con la mala conciencia de un moralista
dio, desde dentro, este mismo sistema. La concentración del J>Otkll!IÍIIIII
:nvencido de que el sentido y el fin de la historia son convertir el po
las manos del soberano absoluto hizo posible, al otorgar su pro
der en algo superfluo.
política, la formación de una sociedad que el absolutismo, en La utopía, en cuanto réplica dada al absolutismo, inaugura con ello
sistema político, no era capaz de integrar en su seno. El Estado en el proceso de la Edad Moderna que ha dejado tras de sí, hace ya mucho
ª
to producto, condicionado por la época, de las luchas religiosas tiempo, su situación originaria de partida. Pero la herencia de la Ilustra
sionales -cuya formalidad había mediatizado estas pugnas de ci ón es todavía omnipresente.
confesional-, se ha convertido en la víctima de su propia evi La transformación de la historia en un proceso forense provocó la
histórica. cri is en tanta mayor medida cuanto que el hombre nuevo creía poder
La disolución del absolutismo se lleva a cabo en el curso de un· uaspasar su autogarantía moral, sin el menor reparo, a la historia y a
tuoso proceso en el cual la Crítica burguesa había desgarrado el la política, esto es, cuanto que era un filósofo de la historia. La guerra
de la historia. Los veredictos del ámbito moral interno sólo reco civil, bajo cuyo signo y ley vivimos hoy todavía, fue, desde luego, re
en la realidad imperante una entidad inmoral, que provoca su conocida, pero al mismo tiempo se la minimizó, se le quitó toda gra
nación en la medida en que los jueces morales mismos son impo vedad mediante una Filosofía de la historia para la cual la decisión
para ejecutar sus propias sentencias. En idéntica medida, sin em política pretendida sólo representaba el término previsible y forzoso de
creció en la nueva élite la conciencia de encarnar el verdadero un proceso moral suprapolítico. Pero precisamente en esta minimiza
ser moral, el ser auténtico. La historia se ve desposeída de su ción radicaba la agravación, el endurecimiento de la crisis. El postulado
dad, para asentar sobre la razón a la moral burguesa. Los ciu -concebido a partir de una imagen dualista del mundo- sostenido
burgueses apolíticos, enajenados de la historicidad, consideran por los combatientes burgueses, a saber: la moralización de la política,
lo más natural del mundo el que la historia, en cuanto pecado o · era tanto más un desencadenamiento de la guerra civil cuanto que en la
de la naturaleza, deba ser desandada. La historia no puede ser subversión, en la «revolución», no se veía en modo alguno una guerra
mentada de otro modo sino filosófico-históricamente, como un p civil, sino justamente el cumplimiento de postulados morales. Encu
de la inocencia que tiene que realizarse objetivamente. De la C brimiento y agudización de la crisis son un solo y mismo suceso. En el
soberana brota, de manera aparentemente libre de trabas, la so encubrimiento se encierra ya la agudización, y viceversa.
de la sociedad. En su condición de autor, el intelectual burgués La Crítica inició este proceso; y al permanecer los jueces críticos
ser el creador de autoridad por antonomasia. La guerra civil i en una r elación indirecta con respecto a la política delimitad
a de modo
te, cuya terminación seguía siendo tan imposible de prever cuanto
todavía estaba pendiente de hecho, estaba ya decidida moralmente
el ciudadano. La certidumbre de la victoria radicaba justamente a. [Neuzeit].
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e nza z Vicén, La
ello precisa mente debido a su autocomprensión : clt F. Gora nada, 2005]·' Íd., Die
d u lis :�: ' rn
Staat und Staats-
G . Epochen der Neueren Geschichte,
o�ulta para sus actores. Velar este encubri m iento ft gang des Mtttelalters bis zur Gegenwart, 2 vols., Aarau, 1945, esp.
miento fue la función histórica de la Filosofía de I en _cua� to
m Aus
�h v o
temente, F. Hartung y R. Mousnier, en su informe «Quelques pro
a h1ston 9/ Recien
, ,
� PI'- 2
en la que había degenerado la a.
·er nant la monarchie absolue», en Storia Moderna. Relazioni del X Congresso
h·1pocres1a de ¡a hipocres1a
L..-conc . .
,
e!lo se hab1a consumado un salto cualitativo que Cr . ......- - . Je di Scienze Stonche, Firenze, 1955, rv, pp. 1-55.
.....-z,ona
. , . veda a todosi1 2· Cf.Hw.
¡¡f, Die Epochen, I, pp. 411 s.
c1pes_ la comprens10n y certidumbre de su propia cegue --�
La Crise de la Consc1ence Européenne [ed. ong. 1935; trad. esp. de
político de la Ilustración se cumple en la soberanía ¡ rª· El an 3 P. azard, conciencia europea, 1680-1715, Pegaso, Madrid, 1975; reimp.
. de ª utopía. . ·• · La crisis de la
t�onab·1·d , _Y e I caráct:r todavía abierto y pendiente
1 1_ ªd drid , 198 8], trad. alem., Die Krise des europiiischen Geistes, Hamburg, 1939,
J t.t,rtaSMa . Rocquain, I.:Esprit révolutionnaire avant la Révolution, 1715-1789,
s1_ones h1stoncamente au� futuras parecen eliminados de todas el!' PP· 7 e p. pp. 1-34.
AfianU.
. !08 ., F.
bien surgen a la luz del dia en la mala conciencia de desde en 1
aquello5 q e flrlS.4_ P. janet, Histoire de la science politique dans
ses rapports avec la mora/e, 2 vols.,
entrega_dos a ellos. Porque la relación indirecta con
la políti u ,-.s. ,1 7; F. Meinecke, Die Idee der Staatsriison, ed. de W. Hofer, München, 1957
la utop1a, 9ue desde la formación secreta de un frente (trad. esp. de F. Gonzál
ez Vicén, La idea de la razón de Estado en la Edad Moderna,
�o absolutista, co?stituido por la sociedad, aparece contrªi e CEPC, Madrid, 1997]; C. Schmitt, Die Diktatur, München, 1?28 [trad. es�. d� J. Dí_az,
2
dialéc
liza, se transformo en las manos del hombre de los nue ti L, Dictadura, Ali a nza, Madnd, 1985], y su polémica con Memecke: Archw für Soz1al
vos
un_ cap1ta· l carente de cobertura política. El pagaré fue sa tteni fmsnl5Chaft 1md Sozia/-Politik 56 (1926).
l d d0 s. Monte quieu, Esprit des lois, III, 5 [trad. esp. de D. Castro, El Espíritu de las
primera en la Revolución francesa. ª u,a, Istmo, Madrid, 2002].
6. Cf. la velada advertencia de Barclay al monarca francés: Caeterum cum virtutes
",,tia non plus ex merito aestimentur quam ex populari judicio, nihil mirum, si consue
tr,do et peccantium cloritas, atque successus nobilitaverit hanc culpam. Quam si premi
tt tripi wpis, revocanda est paulatim ad suorum natalium vilitatem. Hic autem efficies,
pmnum nominis veri dedecore; ut apud te perduellio, conjuratio, perfidia, nominetur; Non
., so/et, magnitudo animi, prudentia, societas, publici boni cura [Por lo demás, puesto
que ya no puede distinguirse entre virtudes y vicios mediante la estimación del mérito,
sino a base del juicio de la gente, no hay por qué extrañarse si las costumbres y condición
nninenre de quien peca, o sus logros, terminan ennobleciendo tal culpa. Sin embargo, si
lo que se quiere es su extirpación radical, hace falta remontarse, poco a poco, a su primer
origen. Lo cual habrá de hacerse, antes que nada, con la infamia en el preciso sentido de
la expresión, haciéndola llamar, en tu entorno, rebelión, conjura y perfidia, y no, como
tmpieza a hacerse usual, magnanimidad, prudencia y atención al bien público] Ooannis
lwdaii,Argenis, Frankfurt, 51626, p. 245).
'f
7. Cf. Dilthey, Gesammelte Schriften, Stuttgart/Gottingen, 5 1957, 11, pp. 95,
107,260 SS.
8. H. Frey er, Weltgeschichte Europas, Stuttgart, 21954, pp. 516 ss. [trad. esp. de
A. Tovar, Historia Universal de Europa, Guadarrama, Madrid, 1958]; R. Schnur, Die
franzosischen ]uristen im konfessionellen Bürgerkrieg des 16. ]ahrhunderts. Ein Beitrag zur
úrtstehungsgeschichte des modernen Staates (orig. [1957] mecanografiado) [luego publi
cado en Festgabe für Car/ Schmitt, Berlín, 1959].
9. J. Bodin, De republica libri sex [trad. esp., de la versión francesa, de G. de Añas-
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