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19/04/2012
El texto explica que “la sociedad moderna líquida es aquella en que las condiciones
de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se
consoliden en unos hábitos y en unas rutinas determinadas.” En la sociedad líquida
las cosas cambian tan rápidamente que nada que consigamos puede durar porque
desaparece. La vida se resume a una sucesión de nuevos comienzos y sobre todo
finales, con los que tenemos que lidiar. El éxito en este tipo de sociedad radicaría
entonces en la rapidez con la que desechemos las cosas para volver a empezar
otras nuevas. Los individuos que sean capaces de desechar cosas rápidamente sin
que les cree incertidumbre o temor, a los que les guste la novedad y sean volátiles
son los que tendrán éxito. Sin embargo, aquellos otros a los que les cueste más el
desprendimiento de cosas para empezar con otras nuevas tendrán que adaptarse
ya que pertenecen a esta sociedad de una forma innegociable. Para los dos tipos de
individuos de la sociedad líquida el problema reside en la identidad. Para los
primeros consiste en elegir un modelo de identidad de todos los que se ofrecen que
se adhiera totalmente a ellos y encajar las piezas para que no queden muy sueltas,
sin embargo para los segundos es más bien coger una identidad disponible para
aferrarse a ella e intentar que no se rompa recomponiendo sus pedazos una y otra
vez. En esta sociedad, ya que las cosas cambian con tanta velocidad, lo importante
es el presente, lo inmediato. No importa la duración de las cosas como antes. La
eternidad es marginada pero no el infinito. El presente en el que viven los individuos
puede estirarse, el tiempo no es eterno pero las posibilidades que tenemos en él sí,
por lo tanto no importa la duración, si no la velocidad con la que empezamos cosas
y las terminamos.
Esta sociedad adquiere un carácter devorador, en el que tanto los individuos como
las cosas adquieren el papel de objetos de consumo, es decir, objetos que usamos
en el momento que necesitamos y que después desechamos y que tienen una vida
útil muy corta. Los mismos individuos que consumen objetos pueden ser a su vez
esos mismos objetos, de manera a menudo momentánea pero sin que lo puedan
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evitar. Bauman dice que los objetos de consumo y los desechos de estos son los
productos básicos de la sociedad líquida moderna, y que su existencia nos lleva a
dos problemas: el primero es la eliminación de esos desechos y el segundo es que
esos mismos desechos se reviertan hacia los individuos.
2. PARTICIPACIÓN POLÍTICA
De esta definición podemos sacar algunas preguntas para intentar entender mejor
qué es la participación política, entre ellas: ¿quién participa?, ¿por qué?, ¿de qué
forma?, ¿con qué frecuencia?, ¿qué consecuencias tiene esa participación?
Podemos decir que hay muchas formas diferentes de participación política, y por
tanto diferentes tipos de personas que participan en ella, y no todos de igual forma.
Esto se debe a que hay diferentes motivaciones para ello, diferentes tipos de
personas, con factores que influyen en su participación como la edad, el sexo, los
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Hacer una aproximación hacia quién participa es difícil pero daré la visión de
algunos autores. Milbrath hace tres divisiones de gente que participa: apáticos,
espectadores y gladiadores. Los apáticos son los que no están nada interesados en
la política, los espectadores son los que no se implican directamente pero sí están
en contacto con la política y los gladiadores son los que siempre están activos.
Depende del contexto histórico, las sociedades tendrán mayoría de unos u otros, en
las democracias occidentales como la española, la mayoría de la población es
espectadora, pero estos pueden convertirse en gladiadores si pasa algo importante.
Esta división ha sido muy criticada por simplista, por eso otros autores propusieron
más tipos de participantes, como Barnes y Kaase, que dividían a los individuos entre
inactivos, conformistas, contestatarios, reformistas y activistas.
Hay tres variables que marcan diferencias entre las diferentes formas de
participación, y son la intensidad, la frecuencia y la iniciativa de esa participación. La
intensidad puede ser muy fuerte, no es lo mismo la participación en política del
militante de un partido que la de una persona mayor sin interés en la política. La
intensidad influye también en la frecuencia y la iniciativa, ya que el conjunto de las
tres puede llevar a diferentes niveles y formas de participación, por ejemplo,
participar a nivel individual o en grupo.
Muchas veces se tiende a relacionar la participación política con el voto o con la
pertenencia a partidos, sindicatos, asistencia a manifestaciones, etc., pero no es
totalmente así, hay muchos tipos de participación política menos evidentes. Algunos
ejemplos de ellos son el asociacionismo (la pertenencia a asociaciones culturales, a
cofradías o a peñas de fútbol pueden ser formas de participación política menos
directas), también hay formas de participación individual en la política a través de las
redes sociales como Twitter o Facebook, mediante las cuales damos nuestras
opiniones. También se participa políticamente al tener conversaciones sobre temas
políticos con familiares, amigos o desconocidos, al estar al día de la actualidad
leyendo un periódico, al ver un debate o las noticias en televisión, etc.
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Confiamos en algunos para que lleven nuestras ideas a la práctica, sin involucrarnos
demasiado. Sólo reaccionamos cuando las decisiones de los que están en el poder
afectan a nuestros intereses particulares. Aquí puede observarse el individualismo
de la sociedad. Por lo tanto el compromiso particular con la política depende mucho
del contexto institucional, político, y en el caso que estamos viviendo en la
actualidad, el económico.
La crisis y las últimas medidas tomadas por el gobierno han hecho que alguna gente
empiece a interesarse y participar más políticamente, porque esas medidas están
afectándoles a su vida personal, a sus objetivos, a su supervivencia. Sin embargo,
en otros períodos de bonanza, quizás su participación política era menor. No digo
que sea el caso de todo el mundo, pero sí de la mayoría, que somos espectadores,
pero nos convertimos en gladiadores (según Milbrath) cuando nos tocan lo que no
queremos perder. Desde que estalló la crisis hemos podido observar que aunque la
participación y el interés siguen siendo bajos, hay más movilización en la sociedad.
Por ejemplo, el movimiento 15M es un gran reflejo de esta sociedad líquida en la
que vivimos. La mayoría de la gente, decepcionada con la política, no salía ni se
quejaba, asumía como normal todo lo que hacían los políticos que les
decepcionaba. En general había mucho descontento y conformismo. Hasta que
algunos “gladiadores” empezaron a movilizar a alguna gente, y viendo la
repercusión que tenía el movimiento en los medios de comunicación, el descontento
general y que las medidas que proponían los que movilizaban eran de carácter muy
general, la gente empezó a unirse al movimiento. Este se hizo cada vez más grande
y con más repercusión, nacional e internacional, pero poco a poco fue perdiendo
fuerza, ya que la gente fue concentrándose de nuevo en sus problemas personales
o en sus vidas. De nuevo el individualismo hizo mella en lo que parecía ser el
despertar de la conciencia colectiva.
Este mismo ejemplo han vivido otras revueltas, como las últimas de Grecia, en las
que la situación económica insostenible ha sacado a la gente a la calle durante
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varios días en varias ocasiones, pero después siempre pasa lo mismo, todo se
normaliza, volvemos a nuestras vidas.
Otro ejemplo en el que profundizaré más tarde y en el que también se puede ver
muy claro el reflejo de la sociedad líquida es en las redes sociales. En redes
sociales como Twitter o Facebook se puede ver claramente como los individuos que
forman parte de ellas participan políticamente, dan su opinión acerca de temas de
actualidad política, comparten enlaces con el resto de la red, etc. pero lo hacen a
un nivel individual y en su ambiente íntimo, cuando se trata de traspasar esos
pensamientos al lado más práctico, no saben o tienen otras cosas que hacer.
En la página anterior podemos observar tres gráficos del GETS, Encuestas sobre
Tendencias Sociales. En el primero se observa el interés de los jóvenes por las
cuestiones políticas después de responder a la pregunta: “¿A usted las cuestiones
políticas le interesan, mucho, bastante, regular, poco o nada?”, en el segundo los
jóvenes afiliados a un partido y en el tercero se hace un resumen de la pertenencia
de jóvenes a partidos políticos y sindicatos desde 1995 hasta 2008. En los tres
gráficos se puede ver que la participación política de los jóvenes es muy baja en
España.
En este estudio se manifiesta que el interés que los jóvenes tienen por la política es
claramente inferior al de los adultos y esto nos lleva a la conclusión de que en el
sentimiento subjetivo de implicación en la vida pública hay una clara influencia del
ciclo vital de los individuos, de modo que el paso de la adolescencia a la edad adulta
coincide con la adquisición de los derechos civiles y políticos, y por tanto se
empieza a mostrar más interés en el ámbito político.
Por último paso a comentar un poco lo que me parece que refleja muy bien la teoría
de la sociedad líquida de Bauman y la participación política de los jóvenes, y son las
redes sociales. Yo, como joven que forma parte de redes sociales, he observado
que en ellas se habla de temas de actualidad política, y que la gente en general los
comenta, comparte enlaces sobre noticias de periódicos, etc. La información en
ellas se expande muy rápido y es muy útil por ejemplo utilizar las redes sociales
para convocar manifestaciones o para organizar movimientos como el 15-M, pero
me parece que esos nodos de gente, participan sólo a nivel individual en una
realidad paralela, que es la red social. A veces, al llevarlo al terreno más práctico se
pierden muchas actitudes que sí que se muestran en el mundo de la red, y vuelven
al individualismo, a preocuparse solo por las cosas de su vida personal. Ejemplo de
ello es por ejemplo el mundo de Twitter, en el que se ve muy bien con los “temas del
momento” de lo que habla mayoritariamente la gente en España, y la mayoría de los
días, en cuanto sale una noticia política o hay algún cambio institucional, la gente
habla mucho de él y se expande, pero este poco a poco se desvanece.
5. BIBLIOGRAFÍA
“De la vida en un mundo moderno líquido” Bauman
http://www.injuve.es/contenidos.downloadatt.action?id=1352706234
http://www.injuve.es/contenidos.downloadatt.action?id=138704052
http://www.injuve.es/contenidos.downloadatt.action?id=1696137036
http://digital.csic.es/bitstream/10261/1672/1/dt-0613.pdf
http://www.scielo.org.ar/pdf/anuinv/v17/v17a20.pdf
http://www.ucm.es/info/nomadas/19/avrocca2.pdf