Ruggiero Romano

Para hacer historia hay que saber leer los diarios dice Romano como apertura de su
conferencia, porque la investigación histórica consiste en ver mas allá del escrito, es ver
la intención del que escribe, que detrás del relato de un acontecimiento esta la estructura
que lo sostiene y mas allá de la espuma de la ola esta la mar de fondo. No solo está el
texto, sino el contexto del texto, por ende hay que saber criticarlo, y que los
acontecimientos no se investigan aislados sino su conjunto, develando el mecanismo que
los articula, para elegir hay que saber primero nuestra finalidad, que es reconstruir el
pasado en los términos de ese pasado y no del presente, en sus aspectos económicos,
culturales, políticos y religiosos (evitando que un compromiso político) y construir el objeto
de estudio de investigación, que significa renunciar a las leyes generales, aceptar un
pasado que es diferente al presente, reconocer el anacronismo renunciando a criterios
actuales. Los historiadores humanistas dijeron hay que volver a las fuentes, y la
importancia reside en la lectura crítica de ellas. Pero esa mirada crítica no tiene que ver
con reconstruir o decodificar, sino reconocer el porqué, el cuándo, el cómo se produjo ese
documento. Porque no siempre un documento es falso intencionalmente, sino por su
simple interpretación, puede confundirse su significado o su real intención, es decir, la
ambigüedad de un documento puede llevar a interpretaciones erróneas. Por eso hay que
analizar cada palabra y comparar textos uno con otros, analizar las palabras y finalmente
situarlas en el contexto cultural, jurídico, político, simbólico y semántico de la época en
que se escribieron. Como la historia, inevitablemente crea mitos, la investigación histórica
debe comprometerse a destruirlos, porque al estudiar temas específicos por separado
casi perdiendo su integración global, genera la consecuencia que según el éxito que cada
uno tome, se reproduzca como verdad general y eclipse al resto (a veces no solo por
masividad, sino por el intencional silencio sobre algún tema que se prefiere obviar), y en
consecuencia se pierda de vista los matices de un mismo proceso histórico, como la
esclavitud y sus variables a través del tiempo, es decir, la historia global. Siempre hay que
archivar las fuentes poniéndonos en el lugar de quienes las produjeron, es decir, pensar
como pensaban ellos y abstraernos de nuestra propia forma de pensar y concebir el
mundo. Los historiadores solo deben explicar el pasado, no hay que justificarlo, ni mucho
menos explicar el presente o el futuro en base al pasado, la disciplina histórica es solo
investigar lo que paso y nada más. Y en cuanto a la manipulación de fuentes, hay que
volver a citar fuentes antiguas, porque los últimos trabajos solo citan como fuentes
trabajos contemporáneos (tal vez es una exigencia de las editoriales para que se
publiciten sus libros) entonces, hay que volver a las fuentes y a los clásicos, y hay que
elegirlos por nuestra cuenta y no seguir la moda. Y aceptar que todo ha sido pensado y
dicho, y por ende hay que volver a pensarlo, pensar en volver a pensar.