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Competencia N? 748. XXXVIII.

Viejo Roble S.A. c/ Bank Boston N.A. s/


acción meramente declarativa.

Procuración General de la Nación

S u p r e m a C o r t e:

-I-
La presente contienda negativa de competencia se
suscita entre la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Conten -
cioso Administrativo Federal -Sala III- (v. fs. 97/98) y el
titular del Juzgado Nacional en lo Civil y Comercial Federal N 1
8 (v. fs. 104/105), a mbos de la Capital.
En consecuencia, corresponde a V.E. dirimirla, en
uso de las facultades que le acuerda el art. 24, inc. 7 1, del
decreto-ley 1285/58, al no tener ambos tribunales un superior
jerárquico común que pueda resolverla.

-II-
A fs. 39/50, Viej o Roble S.A, empresa agropecuaria,
promovió la presente acción meramente declarativa, con funda -
mento en el art. 322 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación, ante el Juzgado Nacional en lo Comercial N 1 20,
contra el Bank Boston N.A., a fin de qu e se fijen los alcances
de la relación jurídica que mantiene con dicha entidad
bancaria, derivada de un contrato de mutuo.
Señaló que el 26 de diciembre de 1996 celebró un
contrato de mutuo en dólares estadounidenses, pactado origi -
nalmente con el Deutsche Bank, destinado a financiar una ex -
portación, con vencimiento dentro de los 180 días, operación
que luego fue transferida al Bank Boston N.A. cuando adquirió
los activos y pasivos minoritarios de aquella entidad. Asi -
mismo, manifestó que durante seis años el capital permaneció
invariable pues abonó únicamente los intereses y que, debido
al dictado del decreto 214/02 y de las Comunicaciones "A" 3507
y 3761 del Banco Central de la República Argentina, ini ció las
gestiones necesarias para cancelar su deuda en pesos, no

-1-
obstante lo cual el banco demandado reclamó el pago en la
moneda de origen.
Por último, puso de manifiesto que el Bank Boston
N.A. debitó de su cuenta corriente el importe de dicha finan -
ciación, obrar que lesiona -a su entender- con arbitrariedad e
ilegalidad manifiesta, sus derechos reconocidos en la Cons -
titución Nacional.

-III-
A fs. 51/52, el juez a cargo del Juzgado Nacional en
lo Comercial interviniente declaró su incompetencia con
fundamento en que, si bien la relación jurídica que une a las
partes tiene naturaleza comercial, la pretensión deducida por
la actora consiste en interpretar preceptos dictados por el
Estado Nacional en ejercicio del poder de policía, por lo que
la cuestión se rige por normas de derecho público (art. 6 1 de
la ley 25.587) y la causa resulta propia del fuero en lo con -
tencioso administrativo federal.
Disconforme, aquélla apeló dicho pronunciamiento
pero la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial (Sala
E), de acuerdo con el dictamen de la Fiscal (v. fs. 70), con -
firmó la decisión del a quo por idénticos fundamentos y envió
los autos a la Justicia Nacional en lo Contencioso Adminis -
trativo Federal.
A fs. 86, la titular del Juzgado Nacional en lo
Contencioso Administrativo Federal N 1 5, en contra de la opi -
nión del Fiscal (v. fs. 85), también se declaró incompetente.
Para así decidir, sostuvo que el pleito deriva de un contrato
de mutuo celebrado entre particul ares, sometido a normas de
derecho privado, en especial, de derecho comercial y, dado que
en la Capital todos los juzgados son nacionales, decidió
remitir la causa al fuero de origen.

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Ante la nueva apelación de la actora, la Cámara


Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Fe -
deral (Sala III), en contra del criterio del Fiscal (v. fs.
95), sostuvo, en primer lugar, que la causa corresponde a la
Justicia Federal por el sujeto, en virtud de lo dispuesto en
el art. 61 de la ley 25.587, ya que se demanda a una entidad
integrante del sistema financiero. Sin embargo, se declaró
incompetente en razón de la materia, en la inteligencia de que
el fuero contencioso administrativo no se define porque en el
pleito intervenga el Estado lato sensu, sino por la subsunción
del caso al derecho administrativo, circunstancia que, a su
entender, no se presenta en autos, toda vez que se debate la
constitucionalidad de una norma que transforma en pesos una
obligación asumida en dólares por particulares, mediante la
instrumentación de un contrato de mutuo. Por ello, decidió
remitir la causa a la Justicia Nacional en lo Civil y
Comercial Federal (v. fs. 97/98).
A fs. 104/105, el titular del Juzgado Nacional en lo
Civil y Comercial Federal N 1 8 también se declaró incompe tente,
en contra de la opinión de la Fiscal (v. fs. 102). Fundó su
decisión en que, ni por la materia ni por las perso nas el
proceso corresponde a dicho fuero, según lo estableci do en el
art. 43 bis del decreto -ley 1285/58, ya q ue lo que se debate
es la cancelación de un contrato de mutuo entre particulares
que resulta propio del derecho comercial y que, como en la
Capital todos los jueces son nacionales, es la Justicia
Nacional en lo Comercial la que debe continuar en tendiendo en
las actuaciones.
En ese contexto, V.E. corre vista a este Ministerio
Público, a fs. 109.

-IV-

-3-
Ante todo, es mi parecer que, pese al defectuoso
modo en que se ha suscitado el conflicto en examen, toda vez
que no existe una atribución recíproca de compet encia entre
dos tribunales -requisito indispensable para que se trabe
correctamente la contienda - (Fallos: 307:95 y 2139; 317:916;
318:1834, entre muchos otros), razones de economía procesal
autorizan a dejar de lado reparos procedimentales y a diri -
mirla sin más trámite, dado el tipo de proceso que se trata y
para evitar con ello un dispendio jurisdiccional innecesario
(Fallos: 317:308).
Por otra parte, creo oportuno recordar que, si bien
para determinar la competencia corresponde atender de modo
principal a la exposición de los hechos que el actor hace en
la demanda, y después, sólo en la medida que se adecue a ello,
al derecho que invoca como fundamento de la acción (doctrina
de Fallos: 323:470 y 2342; 325:483), también se ha dicho que,
a tal fin, se debe indagar la naturaleza de la pretensión,
examinar su origen, así como la relación de dere cho existente
entre las partes (Fallos: 321:2917; 322:617).

-V-
Sentado lo anterior, cabe recordar que son numero sos
los conflictos de comp etencia que se han suscitado con motivo
de las normas dictadas a raíz del estado de emergencia
declarado por la ley 25.561.
A fin de poner luz en esta situación, la ley 25.587
dispuso que todos los procesos judiciales de cualquier natu -
raleza en que se dem ande al Estado Nacional, a entidades in -
tegrantes del sistema financiero, de seguros o a mutuales de
ayuda económica, en razón de los créditos, deudas, obligacio -
nes, depósitos o reprogramaciones financieras que pudieran
considerarse afectados por las disp osiciones contenidas en la

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ley 25.561 y sus reglamentarias y complementarias, correspon -


den a la competencia de la Justicia Federal (arts. 1 1 y 61).
La Corte Suprema se expidió en idéntico sentido in
re Comp. 131, XXXVIII, "Melli, Hugo A. c/ Río de la Plat a S.A.
s/ amparo y medida cautelar", sentencia del 18 de julio de
2002, de conformidad con el dictamen de este Ministerio
Público del 17 de abril de ese año.

-VI-
Sin embargo, es dable destacar que, en el ámbito de
la Capital Federal, dado que se han plan teado diversas hipó -
tesis conflictivas, a raíz de que todos los jueces son nacio -
nales -las que se examinarán en el apartado siguiente -, con-
sidero que su solución corresponderá a los distintos fueros,
de acuerdo con la materia que se debata y con los crit erios
tradicionales de delimitación de competencia entre ellos.
No empece a lo expuesto, el hecho de que las normas
cuya constitucionalidad se discuta hayan sido dictadas con
fundamento en el estado de emergencia declarado por la l ey
25.561 -o el ejercicio de autoridad que traduce su dictado -
pues, a fin de establecer el tribunal competente, lo determi -
nante es la naturaleza de las relaciones jurídicas involucra -
das y las normas que se utilizarán para resolver la contro -
versia.
En efecto, no debe pasarse por alto que aquella
circunstancia excepcional se proyecta por igual sobre rela -
ciones regidas tanto por el derecho público como por el dere -
cho privado y que la existencia de un estado de esa naturale za
-que supone el dictado de no rmas de igual carácter por parte
de los poderes estatales, a fin de conjurarlo - no otorga
automáticamente a la causa un contenido público que deba ser
resuelto por los jueces en lo contencioso administrativo

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federal.
La emergencia, así como las normas dictadas en su
consecuencia, deben ser examinadas en cada caso mediante la
aplicación de los preceptos y principios de la rama del dere -
cho que rija la relación que vincula a las partes en conflic to
y por los jueces que -por su especial idoneidad en la materia-
se encuentran en mejores condiciones para resolver la cuestión
de fondo. Ejemplo de ello encontramos en situaciones tan
antiguas como la prevista por la ley 11.741, de prórroga de
las obligaciones garantizadas con hipoteca, qu e dio lugar al
pronunciamiento de V.E. en la causa "Avico, Oscar Agustín c/
De La Pesa, Saúl s/ consignación de intereses" (Fallos:
172:21), o más recientes, como la declaración del estado de
emergencia de la actividad aseguradora del transporte de pa -
sajeros y de las empresas prestadoras de ese servicio público
(decreto 260/97, sobre cuya inconstitucionalidad se expidió el
Tribunal en Fallos: 323:1934 y Comp. 1550, XXXVII, "Castro
Sebastián Humberto c/ Presidente de la Nación s/ amparo por
mora", sentencia del 13 de noviembre del 2001, de acuerdo con
el dictamen de este Ministerio Público del 10 de septiembre de
ese año).
Así, los jueces en lo contencioso administrativo
deberán discernir su incidencia en la relaciones regidas por
el derecho público, administrativo en la especie, y los ma -
gistrados de los restantes fueros aquéllas que requieran del
conocimiento y aplicación de las normas del derecho privado.
Es que aquel estado de cosas per se no desplaza la competen cia
hacia el fuero contencio so administrativo federal, ya que ello
conduciría a que todas las causas que de alguna u otra forma
se vean afectadas por normas de emergencia deberían ser
resueltas por este fuero, situación francamente inaceptable
que provocaría, por lo demás, un colapso en el sistema de

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administración de justicia de proporciones inusitadas, rayano


a un estado de privación de justicia.
En consecuencia, si la controversia gira en torno a
una relación jurídica que involucra sustancialmente a parti -
culares con intereses cont rapuestos respecto a la forma de
cumplir el contrato que las liga, entiendo que su adecuada
solución requiere el conocimiento de normas del derecho pri -
vado, así como la intervención de tribunales especializados en
temas contractuales y bancarios, los que podrán evaluar de qué
modo las normas impugnadas inciden en el contrato que vincula
a las partes, máxime cuando -también corresponde señalarlo -
aquéllas traducen, en cierto modo, la aplicación, por vía de
una medida de carácter legislativo, de teorías p ropias de las
relaciones jurídicas particulares, tales como la teoría de la
imprevisión, la equivalencia entre las pres taciones y la forma
de cumplir las obligaciones contractua les.
Por otra parte, si bien es cierto que, en estos
casos también se solicita la declaración de inconstituciona -
lidad de tales normas, es por demás conocido que los jueces de
todos los fueros e instancias se encuentran habilitados para
ejercer el control de constitucionalidad (Fallos: 312:2494;
314:313), siempre que exista un "caso" o "causa" contencioso,
en los términos de la doctrina de la Corte (Fa llos: 307:1379 y
2384; 310:606; 317:335; 322:678; 324:2048), es decir aquellos
en los que se persigue en concreto la de terminación del
derecho entre partes adversas (art. 21 de la ley 27), requisito
indispensable para que el Poder Judicial ejerza su
jurisdicción (Fallos: 324:2315 cons. 9 1). A mayor abundamiento,
es del caso señalar que, aquellos que están especialmente
versados en la materia de fondo debatida resultan los más
aptos para efectuar tan delicada misión en los casos sometidos
a su conocimiento.

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-VII-
Desde esta perspectiva, tres son los supuestos que
se presentan en los conflictos negativos de competencia que se
encuentran a dictamen de esta Proc uración General, en los que,
mediante la vía del amparo o de la acción declarativa, los
particulares requieren la declaración de inconstituciona lidad
de las normas aquí en examen.
1.- En el primero de ellos, la pretensión se dirig e
contra el Estado Nacional exclusivamente, en su condición de
órgano emisor de las normas. En estos casos, es mi parecer que
el juez que resulte competente por la materia del pleito,
según se desprenda de la exposición de los hechos de la de -
manda y de la realidad jurídica, deberá analizar si se pre -
senta un "caso" o "causa" de carácter contencioso, toda vez
que no se da tal situación cuando se procura la declaración
general y directa de inconstitucionalidad de las normas o de
actos de otros poderes. Así, tiene dicho reiteradamente el
Tribunal que el Estado Nacional (o una Provincia en su caso)
no es parte sustancial en los procesos en los que se lo de -
manda por su actividad legislativa (doctrina de Fallos:
321:551; 325:961), en tanto éste no integra la rel ación jurí-
dica sustancial sobre la base de la cual se entabla la ac ción.
2.- En el segundo, se demanda a una de las entida des
previstas en el art. 1 1 de las ley 25.587 o a una de és tas con
el Estado Nacional -como órgano emisor de las nor mas-, en una
relación jurídica entre particulares que se rige por el
derecho privado. En estos casos, entiendo que la causa
corresponde a la competencia del fuero nacional en lo civil y
comercial federal, por aplicación de los arts. 1 1 y 61 de la
ley 25.587.
3.- En el tercero, el pleito se entabla entre par -

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ticulares (casos de mutuos hipotecarios o prendarios) o con tra


éstos y el Estado Nacional -por su actividad legislativa -
situaciones que se rigen por el derecho común. En esos casos,
al no presentarse alguno de los sujetos previstos en el art. 1 1
de la ley 25.587, considero que las causas deben tramitar, por
la materia sustancial en debate, ante la justicia ordina ria de
la Capital -que también es nacional -, en los fueros civil,
comercial, laboral, etc., según corres ponda.

-VIII-
A mi modo de ver, en el sub lite, por aplicación de
tales pautas, se presenta el segundo de esos supuestos y re -
sulta competente para entender en la causa el fuero en lo
civil y comercial federal, toda vez que, a pes ar de que no se
demande al Estado Nacional, a un ente autárquico o descentra -
lizado, ni se debata sobre el alcance de un acto administra -
tivo, la pretensión consiste en despejar la incertidumbre que
generan las normas impugnadas en un contrato celebrado en tre
dos particulares (uno de ellos una entidad financiera -art. 11
de la ley 25.587-) y sometido a las normas de derecho pri vado.

-IX-
En virtud de lo expuesto, opino que esta acción
meramente declarativa corresponde a la competencia de la Jus -
ticia Nacional en lo Civil y Comercial Federal, por medio del
Juzgado N1 8 que intervino en la contienda.
Buenos Aires, 4 de mayo de 2003.
Es Copia Nicolás Eduardo Becerra

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Buenos Aires, 30 de septiembre de 2003.
Autos y Vistos:
De conformidad con lo dictaminado por el señor Pro -
curador General, se declara que resulta competente para cono -
cer en las actuaciones el Juzgado Nacional de Primera instan -
cia en lo Civil y Comercial Federal n º 8, al que se le remi -
tirán. Hágase saber al Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Contencioso Administrativo Federal n º 5 y a la Sala III
de la Cámara Nacional de Apelaciones de dicho fuero. AUGUSTO
CESAR BELLUSCIO - ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - ANTONIO BOG-
GIANO - ADOLFO ROBERTO VAZQUEZ - JUAN CARLOS MAQUEDA.
ES COPIA

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